Ver contexto
También a Set le nació un hijo, al que puso por nombre Enós. Éste fue el primero en invocar el nombre de Yahvé.
(Genesis 4, 26) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וּ‎(וְ)

Hebrew|û|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

לְ‎(לְ)

Hebrew|lᵊ|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

שֵׁ֤ת‎(שֵׁת)

Hebrew|šˈēṯ|Seth

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8352] [v.cx.ac]
[שת] [GES8314] [BDB9154] [HAL9078]

גַּם‎(גַּם)

Hebrew|gam-|even

Part-of-speech: adverb
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1571] [c.ck.ab] [361a]
[גם] [GES1466] [BDB1671] [HAL1690]

הוּא֙‎(הוּא)

Hebrew|hû|he

Part-of-speech: personal pronoun
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1931] [e.aw.aa] [480]
[הוא] [GES1856] [BDB2078] [HAL2078]

יֻלַּד‎(יָלַד)

Hebrew|yullaḏ-|bear

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pu“al


[H3205] [j.bn.aa] [867]
[ילד] [GES3096] [BDB3459] [HAL3434]

בֵּ֔ן‎(בֵּן)

Hebrew|bˈēn|son

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1121] [b.ca.aa] [254]
[בן] [GES1052] [BDB1189] [HAL1201]

וַ‎(וְ)

Hebrew|wa|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יִּקְרָ֥א‎(קָרָא)

Hebrew|yyiqrˌā|call

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: wayyiqtol
Verbal stem: qal


[H7121] [s.cy.aa] [2063]
[קרא] [GES7087] [BDB7790] [HAL7719]

אֶת‎(אֵת)

Hebrew|ʔeṯ-|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

שְׁמֹ֖ו‎(שֵׁם)

Hebrew|šᵊmˌô|name

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8034] [v.dv.ab] [2405]
[שם] [GES7989] [BDB8787] [HAL8726]

אֱנֹ֑ושׁ‎(אֱנֹושׁ)

Hebrew|ʔᵉnˈôš|Enosh

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H583] [a.ep.ac]
[אנוש] [GES562] [BDB591] [HAL612]

אָ֣ז‎(אָז)

Hebrew|ʔˈāz|then

Part-of-speech: adverb
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H227] [a.ce.ac] [54]
[אז] [GES222] [BDB238] [HAL250]

הוּחַ֔ל‎(חָלַל)

Hebrew|hûḥˈal|defile

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: hof‘al


[H2490] [h.ct.aa] [661]
[חלל] [GES2424] [BDB2707] [HAL2703]

לִ‎(לְ)

Hebrew|li|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

קְרֹ֖א‎(קָרָא)

Hebrew|qᵊrˌō|call

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: unknown
Person: unknown
State: absolute
Verbal tense: infinitive (construct)
Verbal stem: qal


[H7121] [s.cy.aa] [2063]
[קרא] [GES7087] [BDB7790] [HAL7719]

בְּ‎(בְּ)

Hebrew|bᵊ|in

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[b.ab.aa] [193]
[ב] [GES855] [BDB923] [HAL939]

שֵׁ֥ם‎(שֵׁם)

Hebrew|šˌēm|name

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H8034] [v.dv.ab] [2405]
[שם] [GES7989] [BDB8787] [HAL8726]

יְהוָֽה‎(יהוה)

Hebrew|[yᵊhwˈāh]|YHWH

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3068] [e.az.ae] [484a]
[יהוה] [GES2969] [BDB3312] [HAL3292]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



4. Introducción Prehistórica.
E l mundo, que antes se creía creado en seis días, hoy se da por demostrado haber sido formado en una serie de siglos difícil de calcular. Por lo que toca a la tierra, lleva en las capas de su corteza los datos de su historia y de la historia de los animales que la pueblan. Los geólogos hallan en la misma superficie de la tierra pruebas de varios períodos glaciares, en que los hielos del norte invadieron las regiones meridionales. Estos períodos estuvieron interrumpidos por otros períodos durante los cuales esos glaciares se retiraron, devolviendo a las latitudes meridionales su clima propio. La duración de estos períodos glaciares y de sus intermedios tampoco es fácil de calcular, y los cálculos de los especialistas están lejos de ser concordes.
Entre los dos últimos períodos glaciares se han hallado las primeras señales de la existencia del hombre, los restos de su industria, que son piedras duras, talladas groseramente al principio (período paleolítico), más finamente después (período neolítico), para servir de instrumentos de caza o pesca, para preparar las pieles que les servían de vestido y para otros usos que no podemos precisar. A la elaboración de la piedra se añadió la del hueso y del marfil, conque fabricaban flechas, agujas, arpones, etc. Pronto se revela los instintos artísticos del hombre en la pintura y en obras de escultura, realizados en hueso, marfil y piedra.
En este tiempo parece que el hombre vivía, como los pueblos primitivos de hoy, de la caza y de la pesca, que eran abundantes; pero luego comenzaron a domesticar los animales y a cultivar la tierra, para obtener por este medio elementos menos eventuales de sustento. Todo esto pertenece a la prehistoria humana, cuya cronología es asimismo difícil de calcular. La invención de los metales no aparece sino en los tiempos plenamente históricos, primero el bronce, luego el hierro.
Por otra parte, los mismos yacimientos que nos suministran estos restos de la industria y del arte humanos ofrecen también restos de los mismos hombres que los fabricaron, esqueletos más o menos íntegros, en mayor o menor número, que, estudiados diligentemente y comparados con los del hombre actual y con los de los animales superiores, dan fundamento para establecer una escala progresiva en su desarrollo orgánico. De todos, los que ocupan el grado inferior de la escala son los numerosos esqueletos hallados cerca de Pekín. Siguen los restos encontrados en varios lugares del centro de Europa, los cuales muestran caracteres comunes, revelan un tipo particular, apellidado Homo neanderthalensis, del lugar de Neanderthal, cerca de Düsseldorf, en Alemania. Otro tipo superior a éste es el apellidado de Cro-Magnon, que sería el Homo sapiens verdadero. Un lugar intermedio entre estos dos últimos tipos parece ocupar el Homo palestinensis, cuyos restos fueron hallados en el monte Carmelo. La cronología de esta parte de la prehistoria está ligada a la precedente y es, como ella, muy oscura.
Los antiguos teólogos daban por asegurado que Dios había creado al hombre perfecto y dotado de virtud y ciencia para poder desarrollar su vida. La conclusión, sin ser, ni mucho menos, doctrina de fe, es muy razonable, pues no se concibe que Dios haya lanzado al hombre en medio de la tierra desprovisto de los medios necesarios para luchar por la vida, puesto que a los animales no les niega lo necesario para la suya. Sin embargo, los datos de la prehistoria, sin llegar a darnos plena claridad sobre la vida del hombre en estos largos años de su existencia, parece probarnos un desarrollo notable en su organismo y otro mayor en la cultura material. Si lo primero revela una superioridad sobre los animales más perfectos, lo segundo nos demuestra una inteligencia que no tiene nada que ver con el instinto animal. Pero sobre todo está la perfección moral y religiosa, de la que nada puede decir la prehistoria, y que es la principal y la raíz de todo el progreso humano. Precisamente en estos últimos decenios, para confusión de los que defendían, en esta parte, la evolución materialista del hombre, se han presentado muchos pueblos primitivos, que viven de la caza y de la pesca, que desconocen la ganadería y la agricultura, pero que creen en un Padre soberano, que mora en los cielos, y tienen una moral perfecta, como que esperan el juicio de ese Padre, que les dará luego la retribución o el castigo, según se hayan mostrado buenos o malos1.

La Historia Humana a Través de la Primitiva Literatura del Arte Orientales.
Los datos de la prehistoria que acabamos de resumir son datos materiales y objetivos en los que sólo cabe el error de la interpretación, que no es poco.
A éstos se viene a agregar otra ayuda para la interpretación del Génesis, la literatura y el arte orientales, sacados a luz de entre los escombros de las antiguas ciudades. Una y otro son un producto del genio oriental. Autores modernos han querido ver en estos documentos datos auténticos de historia humana, los cuales vendrían a confirmar ciertas interpretaciones históricas de los primeros capítulos del Génesis. Pero, a la verdad, tales documentos, que sólo remontan a unos milenios antes de Jesucristo, no pueden ser considerados como testimonios históricos de sucesos que acaecieron incalculables milenios antes. Además de esto, los pueblos que nos han transmitido esos documentos son pueblos recientes, mientras que los sucesos de que se trata ocurrieron mucho antes, cuando estaba aún lejos la invención de la escritura y del arte. Sin embargo, no dejan de tener valor tales documentos, como expresión de tradiciones antiguas, como testimonios del modo de concebir ciertas ideas que los antiguos y los modernos llevan impresas en el alma. Los autores sagrados han podido utilizar, si no los documentos mismos, las ideas en ellos contenidas, y se han podido servir de ellas para dar expresión a otras más altas, que ellos habían recibido del cielo y que deseaban transmitir a sus coetáneos. Si no como documentos históricos, tienen grande valor como documentos literarios, para declararnos el modo de concebir y expresar sus enseñanzas los autores sagrados.
Se refieren estos documentos primeramente al origen de las cosas. Sobre esto poseemos, además de algunos fragmentos fenicios, diversas cosmogonías egipcias y caldeas. En ellas hay que distinguir la substancia de su contenido, que nada tiene que ver con la Biblia y la forma literaria en que la Biblia y estas cosmogonías pueden en algo concordar. Ambas cosas son dignas de notar, la primera para apreciar, por el contraste, el valor de la doctrina bíblica, y la segunda para darnos razón de su forma literaria.
También poseemos muchas tradiciones y narraciones escritas sobre la inundación del diluvio. Entre todas ocupa un lugar especial la narración caldea transmitida por Beroso y descubierta luego en el poema de Guilgamés. Esta narración es notable por la semejanza que tiene con la bíblica, no precisamente en su parte teológica, que es politeísta, pero sí en la literaria.
El Génesis nos da una cronología del período ante y postdiluviano, que desde el principio ha preocupado a los lectores y estudiosos de la Biblia. Longevidades de novecientos años y aun de mucho menos no las conocemos por la historia; de donde la dificultad de las genealogías del Génesis y de otros documentos cronológicos. Pero un conocido fragmento de Beroso, hallado modernamente en su original, y otros a éste semejantes, nos ofrecen longevidades todavía mayores que las bíblicas. No es de creer que los caldeos tomasen a la letra esas edades de los reyes prediluvianos, que exceden a veces los setenta mil años. Como asimismo pensamos que los primitivos hebreos, que leían las genealogías del Génesis, no pensaban que Adán hubiera vivido novecientos treinta años y que Noé hubiera engendrado a sus hijos a la edad de quinientos años. Prueba de esto sería la libertad con que vemos tratados esos textos, en la época posterior, por los traductores y copistas. Pero ¿qué significaban para los antiguos esas cifras? Porque no cabe duda que algo querían expresar con ellas. Eso es lo que hasta ahora no se ha podido averiguar. Pero ya constituyen un dato de grande interés esas listas de diez o de ocho reyes que viven tan largos años. Son un nuevo género literario, que hasta ahora desconocíamos. A la literatura es preciso añadir los otros monumentos, como la glíptica y la escultura, en que los antiguos nos han transmitido también su modo de pensar2.

La Familia de Adán y Eva.
Según Gen_1:28, Dios dio su bendición a la primera pareja humana que acababa de crear, diciendo: Creced, multiplicaos y llenad la tierra. Según el relato Deu_2:18-23, Dios dio a Adán una ayuda semejante a él, a la que éste reconoce por compañera, carne de su carne y hueso de sus huesos. Era el complemento sexual que exigía su naturaleza y la compañía digna que anhelaba su espíritu, pues en medio de los animales se sentía solo. Según este relato, el hombre y la mujer están destinados a formar una sola carne. Es el origen del matrimonio. En Gen_3:20 se dice que Adán puso por nombre a su mujer Eva (Jawwah = vida), porque ella será madre de todos los vivientes. Después de leer estos textos, resulta absurda la opinión de ciertos expositores modernos, que quieren ver en el pecado de los primeros padres la cópula conyugal, que habría sido un acto prohibido antes de perder el estado de inocencia.
El autor sagrado, después de mostrar cómo el pecado, el mal físico y moral hicieron irrupción en la historia, empieza relatando las consecuencias trágicas de la nueva situación, ya que el hombre se va alejando poco a poco de Dios, entregándose al egoísmo y a los vicios. Y el primer fruto amargo del pecado es el primer homicidio. Por otra parte, el hagiógrafo, al relatar de modo popular los orígenes de la humanidad, destaca cómo la civilización y progreso material van en proporción inversa al espíritu de religiosidad del hombre.
El capítulo se divide en tres partes: a) asesinato de Abel por su hermano Caín (v.1-16); b) la descendencia de Caín (17-24); c) la descendencia de Set (25-26).

Caín y Abel (1-16).
1 Conoció Adán a su mujer, que concibió y parió a Caín, diciendo: He adquirido de Yahvé un varón. 2 Volvió a parir y tuvo a Abel, su hermano. Fue Abel pastor, y Caín labrador. 3 Y al cabo de tiempo hizo Caín ofrenda a Yahvé de los frutos de la tierra, 4 y se lo hizo también Abel de los primogénitos de sus ganados, de lo mejor de ellos; agradóse Yahvé de Abel y su ofrenda, 5 pero no de Caín y de la suya. Se enfureció Caín y andaba cabizbajo; 6 y Yahvé le dijo: ¿Por qué estás enfurecido y por qué andas cabizbajo? 7¿No es verdad que, si obraras bien, andarías erguido, mientras que, si no obras bien, estará el pecado a la puerta? Y siente apego a ti, y tú debes dominarle. 8 Dijo Caín a Abel, su hermano: Vamos al campo. Y, cuando estuvieron en el campo, se alzó Caín contra Abel, su hermano, y le mató. 9 Preguntó Yahvé a Caín: ¿Dónde está Abel, tu hermano? Contestóle: No sé; ¿soy acaso el guardián de mi hermano? 10¿Qué has hecho? le dijo él . La voz de la sangre de tu hermano está clamando a mí desde la tierra. 11 Ahora, pues, maldito serás de la tierra, que abrió su boca para recibir de mano tuya la sangre de tu hermano. 12 Cuando la labres, te negará sus frutos y andarás por ella fugitivo y errante. 13 Dijo Caín a Yahvé: Insoportablemente grande es mi castigo. 14 Ahora me arrojas de esta tierra; oculto a tu rostro habré de andar fugitivo y errante por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará, 15 Pero Yahvé le dijo: No será así. Si alguien matare a Caín, sería éste siete veces vengado. Puso, pues, Yahvé a Caín una señal, para que nadie que le encontrase, le matara. 16 Caín, alejándose de la presencia del Señor, habitó la tierra de Nod, al oriente de Edén.

Empieza a cumplirse el dicho anterior de que Eva será la madre de los vivientes. En el Génesis es ordinario que la madre ponga el nombre a sus hijos3. Eva reconoce aquí que el hijo es un don de Dios (v.1). El verbo empleado en la Biblia para designar las relaciones íntimas sexuales es conocer, en el sentido de experimentar y gustar. La exclamación de Eva: he adquirido de Yahvé un varón, está en relación con la etimología popular de Caín (de qanah, adquirir, comprar). En realidad parece que el nombre de Caín hay que relacionarlo con el Qain árabe, que significa herrero. Veremos cómo se atribuye a los descendientes de Caín la industria de los metales. Y se ha relacionado la tribu de los Qenitas especialistas en la forja de los metales con su epónimo Caín.
Del segundo hijo, Abel, no se da etimología alguna. Se le ha relacionado con el asirio ablû o aplû (hijo), o con el hebreo Hebel, que evocaría la idea de soplo o existencia precaria del segundo hijo de Adán. El hagiógrafo no menciona más que estos dos hijos de Adán y después a Set. En realidad sabemos que engendró hijos e hijas después de haber engendrado a éste4. Pero el hagiógrafo sólo señala los personajes que le interesan para su esquema histórico, que prepara la historia de Israel, que a su vez es presentada como historia de salvación para la humanidad. Hemos de tener en cuenta, pues, que la historia es fragmentaria y que el autor sagrado no pretende dar una lección completa de historia primitiva, sino recoger las tradiciones relativas a personajes que constituyen los primeros jalones de la historia de la salvación. Nos hallamos en plena prehistoria y, por tanto, las tradiciones históricas están diluidas en una masa nebulosa no pocas veces legendaria. Las leyendas etiológicas y populares abundan para dar explicación del origen de los pueblos. Por otra parte, el redactor que ha recopilado estas tradiciones antiguas, por falta de sentido estricto histórico, traslada formas de vida de su tiempo a las primeras etapas prehistóricas de la humanidad. Así, presenta a los dos primeros hijos de Adán como encarnando los dos modos de vida de su época: la agrícola y la pastoril (v.2). De hecho, sabemos que la agricultura no aparece en la prehistoria hasta los tiempos del neolítico, pues en los tiempos paleolíticos el hombre vivía de la caza. El hagiógrafo, al presentar a los dos hijos de Adán como representantes de la vida agrícola y de la vida pastoril, parece que tiene preferencias por esta última, sin duda porque la vida nómada, por su sencillez, se presta más a vivir de la Providencia divina. Las poblaciones sedentarias de Canaán eran más corrompidas, y los profetas siempre han añorado los tiempos nomádicos del desierto5. El autor sagrado hace notar que las ofrendas de Caín, hechas a base de productos agrícolas, no agradaron a Yahvé, mientras que la ofrenda de los ganados de Abel fue de sumo agrado a Dios. En el culto mosaico, los sacrificios de animales eran la parte central, mientras que las ofrendas de frutos o productos agrícolas tenían el carácter de complemento6. Quizá en la narración haya un eco de esta apreciación. No debemos perder de vista que en las narraciones bíblicas se quiere ante todo destacar ideas religiosas, morales o cultuales. Esto tiene aplicación sobre todo en estos primeros capítulos, relativos a la historia primitiva de la humanidad. Los orígenes de la humanidad quedaban muy lejos cuando se redactaron las tradiciones orales recibidas desde antiguo. Dios, que reveló a los hombres las verdades fundamentales tocantes al origen de las cosas y del género humano desde el punto de vista religioso como criaturas de Dios, no ha querido darnos a conocer las incidencias de la historia de la humanidad.
Según los datos de la paleoantropología y de la prehistoria, el hombre vivió al principio de la caza, de la pesca y de las frutas de los árboles y productos que el campo espontáneamente producía. Es el género de vida de las tribus actuales aborígenes. Sólo en la edad neolítica, cuando el hombre ya había progresado y la alimentación empezó a escasear, surgió la agricultura y la cría organizada de animales o pastoreo, que supone la domesticación de los animales. El autor sagrado traslada a la aurora de la humanidad estas dos formas de dominar la tierra y los animales, que son las que estaban en uso en el pueblo israelita, ya establecido en Canaán. El sacrificio, por el que el hombre reconoce la soberanía de Dios e invoca su bondad, es una forma espontánea de culto 7, y ha debido de ser practicado desde los orígenes, ofrendando a Dios las cosas mismas de que vivía y que le eran más caras, es decir, parte de su caza, de su pesca o de los frutos de la tierra, como hacen hoy día las tribus aborígenes.
Además, como hemos indicado antes, al presentarnos a Caín y Abel, como labrador uno y pastor el otro, tal vez nos quiera poner la vida de los patriarcas-pastores por encima, en el orden moral, de la vida de los agricultores. Así dice que las ofrendas de Caín no agradaron a Dios, mientras que las de Abel fueron particularmente bien recibidas. San Pablo da testimonio de la fe de Abel, con que agradó a Dios 8; pero el autor sagrado no declara por qué unas ofrendas fueron gratas a Dios y otras no, y cómo manifestó su benevolencia especial hacia Abel. La Ley repite con frecuencia que Dios bendecirá los trabajos de los que le sirvan, y, al contrario, negará su bendición a los que no se cuidan de su servicio9. Sin duda que Caín, al ver la prosperidad de los ganados de su hermano y compararla con la penuria de sus productos, sintió la envidia en su corazón, que se declaró en el amargor y tristeza reflejada en su rostro; actitud que le llevó a perpetrar el primer homicidio. En este proceso, Dios le habló al corazón; el hagiógrafo finge un hermoso coloquio íntimo de Dios con Caín, invitándole a cambiar de sentimientos y a no dejarse llevar de pensamientos siniestros criminales. Las palabras puestas en boca de Dios por el hagiógrafo reflejan sentimientos de benevolencia y comprensión para con el hombre abatido y reflejan la lucha psicológica de la tentación en un ánimo especialmente preparado para caer: ¿Por qué andas cabizbajo? ¿No es verdad que, si obraras bien, andarías erguido, mientras que, si no obras bien, estará el pecado a la puerta, pues él siente apego a ti, y tú debes dominarle a él? 10 Esta hermosa observación psicológica, puesta en boca de Dios, es la voz de la conciencia del hombre, que a su vez es la voz de Dios. Cuando el hombre se halla preparando algo contra la ley de Dios, oye la voz preventiva de la conciencia enseñándole el buen camino que debe seguir. Si obra bien, puede estar orgulloso de sus acciones, mientras que, en caso contrario, si tiene malas disposiciones, el pecado está a su puerta, es decir, se halla como una fiera dispuesta a entrar y caer sobre la presa. Sin duda que aquí el pecado alude al homicidio que va a perpetrar. Las disposiciones actuales de Caín, con su complejo de amargor y derrotado, son el campo más abonado para que el crimen tenga acceso a su alma.
Pero Caín no quiso oír la voz de Dios, reflejada en la de su conciencia, que le prevenía contra el pecado o crimen, y se decide a lo peor. Llama a su hermano para salir juntos al campo. Pero ¿es que habitaban ya en ciudades cuando no existían más que ellos solos y sus padres? De nuevo vemos aquí reflejado el ambiente de la época del redactor trasladada inconscientemente a la vida prehistórica. Esto mismo se refleja en la frase del v.14: Cualquiera que me encuentre, me matará. En los días de Caín aún no existían los prójimos vengadores (goel) encargados de vengar la sangre de Abel. Así, pues, vemos cómo el ambiente social de la época del redactor se desplaza a los tiempos prediluvianos. Es una falta de perspectiva histórica muy corriente en los escritores de la antigüedad, cuando para la historia no existía el criterio de exigencia en materia de exactitud de los hechos. Como los artistas del Quatrocento pintan las escenas de la vida de Jesús teniendo en cuenta las indumentarias y módulos arquitectónicos del tiempo del artista, así los hagiógrafos, al redactar tradiciones antiguas nebulosas sin contornos claros históricos, trasladan su Weltanschaung a los tiempos de los personajes de sus relatos.
Caín, por fin, perpetró el temible crimen. Es el primer homicidio de la historia, y el autor sagrado ha querido encarecer su gravedad apelando al llamamiento de la conciencia al bien antes de que se perpetrara tal enormidad. Dios no puede ahora dejar impune tal acción, y por eso pide cuentas al propio Caín. Es sentencia divina de que quien derramare la sangre del hombre, su sangre será derramada, porque a imagen de Dios ha sido hecho el hombre. 11 Por esto la sangre de Abel clama al cielo desde la tierra en que fue derramada, y pide justicia a la venganza divina. El homicida, atormentado por su propia conciencia, se ve forzado a huir de aquellos lugares, que le recuerdan a su hermano y el crimen en él cometido. Y huye, sin poder detenerse, perseguido por la sombra de su víctima y la acusación de su conciencia, temiendo que una mano vengadora descargue sobre él un golpe mortal. Pero ¿de quién podía temer la venganza, si no existía más que Caín? Pero el autor sagrado, al describir a Caín errante, piensa en la suerte del homicida de su tiempo que tiene que andar errante huyendo de su go'el, o vengador de la sangre. Entre las tribus beduínas, donde no existe policía organizada, cuando hay un homicidio, un pariente de la víctima debe comprometerse a buscar al asesino y a darle muerte. Esta concepción es la que aparece reflejada en el caso de Caín. La sangre de la víctima inocente clama venganza al cielo. Por eso se solía cubrir con tierra, como esperando ahogar su grito mudo ante Dios12. La sangre es el símbolo de la vida, y sólo Dios puede quitarla. Según el texto bíblico, Caín en adelante será como maldito de la misma tierra que ha recibido la sangre del inocente. En adelante tendrá que luchar contra ella, pues ésta le negará sus frutos; es el castigo divino al homicida. Por ello, Caín es condenado a andar vagabundo por el mundo, huyendo del vengador de su hermano y de los lugares que le recuerdan a Abel. En todos estos detalles hay observaciones psicológicas muy finas. El estilo es descriptivo. Es el capítulo anterior, en el que abundan los diálogos para expresar ideas teológicas y observaciones psicológicas. El homicida reconoce su crimen: insoportablemente grande es mi castigo13. Por ello llega a desear la muerte de manos del primero que le encuentre (v.14). Y así quiere huir hacia la estepa, donde no hay protección familiar alguna. Pero Dios no quiere que la venganza se ejerza ciegamente, y por eso dice que el que se vengue de Caín será siete veces vengado. Es la condenación de la práctica de la ley de venganza de la sangre llevada a cabo sin control. Y para destacar esta idea de protección sobre Caín, el hagiógrafo dice que le puso a éste una señal para que se le distinguiera y no se le matara. Según San Jerónimo, esa señal impuesta por Dios a Caín es el temblor de su cuerpo y la agitación de su mente. En realidad no sabemos en qué consistió. Pero lo que el autor sagrado quiere destacar es la protección de Dios sobre él para que no se ejerza la venganza, que pudiera ser principio de una cadena interminable de crímenes, como lo denuncia el fiero hijo de Caín, Lamec: Si Caín sería vengado siete veces, Lamec lo será setenta veces siete.14
Parece que el hagiógrafo quiere condenar aquí los abusos del derecho de venganza que se daban en su tiempo. Dios se encargará de hacer justicia, y, en el caso de Caín, el castigo será el remordimiento y el verse obligado a andar errante sin encontrar tranquilidad. Por otra parte, el autor sagrado destaca la misericordia y benevolencia divinas, que invitan al pecador al arrepentimiento. Vemos aquí una noción muy elevada de Dios y de la religión y altas lecciones morales: primero el horror de Yahvé por el pecado, señalado por el castigo infligido al culpable, y, sin embargo, a pesar de la severidad del castigo, hay lugar junto a la justicia para la piedad y la misericordia, que tienden una mano al pecador, intentando llevarle a mejores sentimientos. Igualmente, de la aceptación diversa hecha a la ofrenda de los dos hermanos se deduce que las oblaciones y los sacrificios no bastan por sí mismos para captar la benevolencia divina; ésta dependerá de las disposiciones del corazón, y si Yahvé no vuelve sus miradas hacia Caín como hacia Abel, es porque el estado del alma de Caín no es de la calidad de la de Abel. Es la idea que los profetas intentarán inculcar al pueblo de Israel, siempre inclinado a darse por satisfecho con un culto externo, sin preocuparse de los sentimientos internos del alma, que deben ser los de una vida justa o de sincero arrepentimiento.15
Después el hagiógrafo consigna que Caín se apartó de Yahvé, que habitaba en Edén, y se marchó a habitar a la tierra de Nod, al oriente de Edén. No podemos localizar el lugar de morada de Caín, pero nod en hebreo significa andar errante; así que el nombre de esa región parece buscado para expresar que Caín se dirigió hacia tierras deshabitadas para continuar su vida errante y fugitiva. No pocos autores consideran a Caín como el antepasado epónimo de la tribu de los qenitas, tribu nómada de las estepas del Sinaí, que se agregó al pueblo hebreo 16; y la señal de Caín sería una explicación popular de los tatuajes (wasm) de estas gentes despreciadas de la estepa. En 5:12 se habla de un nieto de Set llamado Cainán, cuyo nombre puede relacionarse también con la tribu de los qenitas o cineos.

La Descendencia de Caín (17-24).
17 Conoció Caín a su mujer, que concibió y parió a Enoc. Púsose aquél a edificar una ciudad, a la que dio el nombre de Enoc, su hijo. 18 A Enoc le nació Irad, e Irad engendró a Mejuyael; Mejuyael a Matusael, y Matusael a Lamec. 19 Lamec tomó dos mujeres, una de nombre Ada, otra de nombre Sela. 20 Ada parió a Yabel, que fue el padre de los que habitan tiendas y pastorean. 21 El nombre de su hermano fue Yubal, el padre de cuantos tocan la cítara y la flauta. 22 También Sela tuvo un hijo, Tubalcaín, forjador de instrumentos de bronce y de hierro. Hermana de Tubalcaín fue Naamah. 23 Dijo, pues, Lamec a sus mujeres:
Ada y Sela, oíd mi voz;
mujeres de Lamec, dad oídos a mis palabras:
Por una herida mataré a un hombre,
y a un joven por un rasguño.
24 Si Caín sería vengado siete veces,
Lamec lo será setenta veces siete.

Caín, alejándose de la presencia del Señor, que veía ligada a la morada primera de la humanidad, vino a habitar a la tierra de Nod o del destierro. Allí fijó su morada, y allí nos describe el autor sagrado el desarrollo de su descendencia. La prehistoria nos da a conocer los pasos lentos de la humanidad en la conquista de aquellos elementos, que constituyen la cultura material, a partir de la piedra tallada hasta la edad de hierro, que en Palestina parece coincidir con el siglo XII a.C. El autor, sin pretender darnos una lección de prehistoria, nos cuenta, haciéndose eco de tradiciones folklóricas y populares, los orígenes de la cultura humana, vinculada, en cuanto al progreso material, a la descendencia de Caín. En ello hay, sin duda, un sentido irónico, pues, para el autor sagrado, el progreso material y la vida sedentaria fomentan el vicio y el apartamiento de Dios, mientras que la simplicidad de costumbres de la vida nómada favorece el espíritu de religiosidad. Sin duda que el redactor sagrado, al hablar de la civilización material, pensaba en la corrupción de las ciudades cananeas, donde reinaba el vicio y el materialismo más craso.
Aquí encontramos otro anacronismo histórico, pues, aparte de que no nos dice nada de dónde provenía la esposa de Caín (no se han mencionado hasta ahora hermanas de él, hijas de Adán y Eva), nos le presenta edificando una ciudad y poniéndole el nombre de su hijo Enoc (v.17). Aquí ciudad tendrá el sentido de morada familiar, pues no da a entender que existieran más habitantes en la tierra. Sin duda que lo que quiere destacar el hagiógrafo es que la vida sedentaria en conjuntos ciudadanos lugares propicios al vicio y a la ociosidad proviene del hijo pecador de Adán.
Sabemos que, en las primeras edades, los hombres habitaban en grutas naturales, en las que han dejado restos de su industria y de su vida, y en éstos algo de historia. En las grutas buscaban abrigo contra los elementos, contra las fieras y tal vez contra los otros hombres. En climas más templados y en parajes escogidos hacen cabañas en la tierra o en los lagos, o bien fabrican tiendas con las pieles de los mismos animales que matan para su sustento. Las agrupaciones de estas moradas protegidas por lo escabroso de los lugares, por las aguas, por las empalizadas o por los muros de adobes o piedras gruesas, formaban lo que hoy llamamos un poblado, y que en la antigüedad se honraban fácilmente con el nombre de ciudad. Tal sería la atribuida a Caín para seguridad suya y de la familia. El nombre de su primer hijo, Enoc, que en hebreo significa dedicación, sin duda está relacionado con el ceremonial religioso que en la antigüedad se usaba en la fundación de las ciudades. Vemos, pues, cómo el autor sagrado traspone costumbres ambientales de su época a los primeros tiempos de la humanidad.
La lista de los descendientes de Caín enumerados contiene siete nombres. Sin duda que hay en el número algo de convencional, por ser el siete número perfecto. Por eso la palabra engendró hay que tomarla en sentido amplio, de descendencia carnal. Los nombres varían en la grafía del TM y de los LXX17. Sólo de uno de ellos detalla una particularidad, porque introdujo una nueva degeneración en la humanidad: la poligamia. En los orígenes formó Dios una sola mujer para un solo varón, y así se constituyó la primera sociedad familiar, aumentada luego con los hijos. Pero en la ciudad de Caín nació el primer vicio que vino a herir la institución divina, la poligamia. Notemos este origen viciado, que la Sagrada Escritura pone de relieve siempre que tiene ocasión, haciendo resaltar la falta de concordia en la familia poligámica18. Los nombres de los personajes son hebreos o hebraizados19. Yabel es el padre de los que viven en tiendas y llevan vida pastoril. Es cosa singular que de los cainitas, fundadores de la primera ciudad, hayan salido los pastores nómadas, que viven en tiendas, y que en las regiones esteparias de Palestina y Transjordania perduran todavía. Yubal es el padre de los músicos, que tocan la cítara y la flauta. El nombre parece relacionarse con la palabra hebrea yô'bel, que significa carnero y cuerno de carnero, y después trompeta20. Otro antepasado famoso fue Tubal-Cain, forjador de metales. El autor sagrado parece asociar los tres géneros de vida: nómada, músico y herrero, justamente el modo de vivir de ciertas tribus trashumantes que van con sus rebaños de un lado para otro, y al mismo tiempo tocan instrumentos músicos, y se dedican a la artesanía metalúrgica, ofreciendo sus servicios por los poblados a la manera de los gitanos o húngaros de nuestro tiempo. Ya hemos indicado que Caín significaba en árabe herrero21. En las inscripciones asirias aparece un pueblo, forjador de metales, llamado Tabal, que habitaba al norte de Ugarit, en la Alta Siria22. El autor sagrado recalca con ironía cómo estas tribus que cultivan la industria y el progreso material son las que viven apartadas del temor de Dios. En lo que sigue respecto de Lamec se confirma este juicio peyorativo. Los hombres suelen utilizar el progreso material y los inventos para la guerra. Los más antiguos objetos hallados en la época de los metales, del bronce y del hierro, son armas, espadas, lanzas, puñales. Aquí, Lamec, el primer bígamo de la historia, engreído con los trabajos de su hijo Tubal-Caín, se muestra feroz y pronuncia lo que podemos llamar el primer canto de la espada: Por una herida mataré un hombre, y a un joven por un rasguño. Caín sería vengado siete veces, Lamec lo será setenta veces siete (v.23). Esta sección poética es el primer trozo lírico de la Biblia, compuesto según la métrica hebraica: un tríptico en el que los miembros de cada verso están en paralelismo sinónimo23. Es la glorificación de la fuerza bruta. Se siente orgulloso de los inventos de su hijo herrero, y sabe y proclama que los de su familia serán vengados inmediatamente con la espada. Es la ley de la venganza salvaje y el abuso de la fuerza bruta. Por un rasguño devolverá la venganza exterminadora. En este supuesto, la ley del talión es un progreso humanitario, ya que limita la venganza24. El autor sagrado presenta a Lamec, descendiente de Caín, como el prototipo del criminal insolente, que no tiene escrúpulos morales y se gloría de sus crímenes y atropellos. La doctrina de Jesús será todo lo contrario: perdonar setenta veces siete.25
Aquí termina el relato de la descendencia de Caín, que representa, en la concepción de Agustín de Hipona, la ciudad del mundo, opuesta a la ciudad de Dios, representada en la descendencia de Set, que no se preocupa del progreso material, de inventar la industria y el arte, como la música y la metalurgia, sino que se preocupa sobre todo de dar culto a Dios y seguir sus mandamientos.

Set y su Descendencia (25-26).
25 Conoció de nuevo Adán a su mujer, que parió un hijo, a quien puso por nombre Set, diciendo: Hame dado Dios otro descendiente por Abel, a quien mató Caín. 26 También a Set le nació un hijo, al que llamó Enós; entonces comenzó a invocar el nombre de Yahvé.

El autor sagrado, que nos ha contado la muerte de Abel y después el desarrollo de la descendencia de Caín, ligando a éste los primeros avances de la cultura material, termina su narración mencionando el nacimiento de otro hijo, que vino a ocupar el lugar del inocente Abel. Es también la madre la que impone el nombre, según el uso del matriarcado. El nombre Set (de sath: ha puesto, ha dado) alude a la convicción de Eva de que el nuevo hijo es también un don de Dios. De Set nació Enós, que significa hombre, varón. A su memoria va ligado un acontecimiento importante, no de orden material, como los pasados, sino de orden espiritual y religioso: la invocación del nombre de Yahvé. Caín y Abel habían ofrecido sacrificios a Dios. Aquí debe de tratarse de algo más solemne, como se puede colegir de Gen_12:9; Gen_13:4; Gen_26:25; Gen_33:20 : de la erección de un altar fijo en que ofrecer ritualmente sacrificios a Dios. Parece que con esto sólo ha querido el autor sagrado mostrar la diferencia ético-religiosa entre las dos líneas, la de Caín y la de Set, sustituto del inocente Abel. Invocar el nombre de Yahvé equivale a dar culto a Dios. Yahvé puede ser una anticipación literaria del autor, que con toda naturalidad denomina la divinidad con el nombre de Yahvé, que en realidad es misteriosa y solemnemente revelado por primera vez a Moisés26.
El relato del crimen de Caín encierra una lección moral: después de la insurrección del hombre contra Dios (pecado del paraíso) viene la lucha del hombre contra el hombre, a la que se opondrá el doble mandamiento que resume la Ley, el amor de Dios y del prójimo27. El reino del mal, inaugurado por la primera desobediencia, se afirma por un primer crimen, y la muerte hace su entrada violenta en el mundo. El inocente es vengado; el culpable, castigado; no obstante, Dios advirtió paternalmente al pecador antes de la falta, y permanece misericordioso en la aplicación de la pena.28 Aparte de esta lección religiosa y moral, encontramos en los detalles del relato ciertos anacronismos en cuanto que se trasladan a los albores de la humanidad situaciones sociales y concepciones de la época del redactor inspirado. En la misma narración hay diversidad de ingredientes, que indican yuxtaposición de tradiciones en cuanto a los detalles. Como veremos más tarde, el hagiógrafo ante todo busca la historia de la salvación de la humanidad en los designios divinos, y todos los hechos anteriores a Abraham constituyen la prehistoria del pueblo de Israel. En estos tiempos prehistóricos, los contornos están muy difuminados, y sólo aparecen ciertos jalones o piedras miliarias en medio de un fondo de tradiciones populares, en las que no faltan leyendas y explicaciones folklóricas.
Por efecto de esa trasposición y proyección a los tiempos primitivos de las condiciones de vida existentes en tiempos del redactor bíblico o del compilador de estas antiguas tradiciones populares religiosas, aparecen los nombres de los primeros padres y de sus próximos descendientes en lengua hebrea o hebraizada, cuando la lengua hebrea es un dialecto cananeo de formación reciente dentro de las lenguas semíticas. Por otra parte, se supone la vida agrícola y pastoril en los tiempos de los dos primeros descendientes de Adán y Eva, y sabemos que este estadio de civilización aparece por primera vez en los tiempos neolíticos, cuando habían discurrido más de cien mil años de la aparición del hombre en el paleolítico. Esta anomalía cronológica aparece más clara en la atribución de la invención de la industria metalúrgica a un bisnieto de Caín (Tubal-Caín), cuando sabemos que la industria del bronce no empezó antes del tercer milenio a.C., y el hierro no aparece en la historia hasta el siglo XII a.C. De estos hechos debemos deducir que la historicidad de estas narraciones ha de tomarse en un sentido muy amplio: Teniendo en cuenta el carácter artificial (del relato) y la ausencia de indicaciones cronológicas y geográficas respecto de estos primeros hombres, se puede concluir que esta historia de los orígenes de la civilización y del asesinato de Abel por Caín no han de entenderse en sentido de historia propiamente dicha.29 Nos hallamos ante un esquema de historia religiosa a base de tradiciones populares nebulosas. El autor sagrado ha querido mostrar cómo, en efecto, el hombre, después del pecado, quiso determinar su rumbo, y, en esta encrucijada, la humanidad se dividió en dos partes: una mala, que se apartó de Dios y de su ley moral, preocupándose sólo de desarrollar la civilización material para gozar de la vida; es la descendencia de Caín; otra buena, que, lejos de cultivar el progreso material, se preocupó de vincularse a Dios viviendo según su ley; es la descendencia de Set, que, a su vez, es el sustituto del inocente Abel, víctima de la envidia y egoísmo de la parte mala de la humanidad. Nos hallamos, pues, ante un esquema histórico muy sencillo, ya que la humanidad es considerada sólo según permanezca fiel a su Dios o se aparte de él. El hagiógrafo es un historiador religioso, y considera a los hombres y al mundo únicamente en sus relaciones con Dios; todo lo demás es accidental, y en la historia bíblica aparece como mero relleno literario.
En las historias primitivas de los pueblos paganos son los dioses los que enseñaron al hombre los fundamentos de las artes, de las letras y aun la construcción de las ciudades. Así, Marduk aparece levantando las primeras ciudades, cuyos habitantes han de darle culto. En la historia bíblica, en cambio, la civilización material es producto del hombre, de su ingenio y aun de su maldad, ya que con el progreso material trata de arreglarse la vida apartado de sus deberes religiosos y de su Dios. La consecuencia de este olvido del Hacedor será el castigo de la humanidad por el diluvio.


1 Jesús Carballo, Prehistoria Universal Y Especial De España (Madrid 1924); Instituto Gallach, Las Razas Humanas (Barcelona 1927); G. Goury, Origine Et évolution De L'homme (París 1927); Rob. Koppel, S. I., Ultimae Investigationes De Aetate Gén.eris Humani: Bíblica (1927); H. Obermaier, Urgeschichte Der Menschheit (Munich 1931); L. Pericot Y J. De C. Serra, La Cultura Primitiva: Hist. Univ. Del Instituto Gallach (Barcelona 1937); F. M. Bergourioux Et A. Glory, Les Premiers Hommes (París 1943); Gagnebin, Le Transformisme Et I'origine De L'homme (Lausana 1943); L. Joleaud Et H. Alimen, Les Temps Préhistori-Ques (París 1945); H. Obermaier, El Hombre Fósil (Madrid 1944); M. Boule, Les Hommes Ossils (París 1946); Obermaier-García Bellido, El Hombre Prehistórico Y Los Orígenes De La Humanidad (Madrid 1944); Th. Mainage, Les Religions Et La Préhistoire. L'dge Paléolithique (París 1921); G. Goury, L'homme Des Cites Lacustres (París 1932); W. Schmidt, Origine Et Fozution De La Religión. Trad. De Lemonnier (París 1931). 2 Gallach, Historia Universal 1.1 P. 116ss (Barcelona); P. Dhorme, Choix De Textcs Rehgieux Assyro-Babyloniens (París 1907); J. Charles, Le Milieu Biblique T.2 (París 1923); J-Plessis, Babylon Et La Bible: Dict. Bibl., T.I; A. Condamin, S. I., Babylon Et La Bible: Yict. Apolog. De La Foi Catholique, T.I; J. Le Guen, La Création Dans La Bible Et Les Inscrip-S°£S Accadiennes Et Sumeriennes (Angers 1925); G. Conteneau, L'épopée De Gilgames, Poéme Oabylonien (París 1931); N. Perrot, Les Représentations De L'arbre Sacre Sur Les Monuments Te Mésopotamie Et d'Elam (París 1937); James B. Pritchard, Ancient Near Eastern Texis Jeíoímg To The Old Testament (Princenton University Press, 1950); G. Conteneau, Le Déluge Et 1 Lour De Babel: Vivre Et Penser, T.2. 3 En el documento sacerdotal es el padre el que pone el nombre al hijo, mientras que en el yahvista y elohista es la madre. 4 Gen_5:4. 5 Cf. Jer 35:1-n, donde se alaba la vida simple y nomádica de los recabitas. Cf. Ose_2:16. 6 Cf. Lev 3:9-11:14-16. 7 Cf. Tomás de Aquino, 2-2 q.85 a.I. 8 Heb_11:4; cf. 1Jn_3:12. 9 Lev_26:3s; Dt 28:1s. 10 Esta versión está ceñida, lo más posible, al TM, pero es un tanto extraña. En realidad, el texto parece está corrompido, por lo menos en la segunda parte. Según nuestra traducción, el pecado está personificado en una fiera salvaje, que está sentada a la puerta, dispuesta a dar el asalto al dueño en cuanto la abra. Se ha hecho notar el parecido del part. heb. robes y el rabtsu (acurrucado) de los textos cuneiformes, que es una especie de demonio. En los textos de Tell Amarna, rabisu designa al inspector o centinela que está sobre los príncipes cananeos. Así, rabisu se entiende como espía que está al acecho de su presa en el camino. Cf. E. Dhorme, Les religions de Babylonie et d'Assyrie (1949) 261. Los LXX traducen el pasaje de un modo muy diferente: No es verdad que, si tú ofreces el bien, pero no lo divides, tú pecas? Estáte tranquilo; porque él te volverá y tú le dominarás. Otras versiones: Bibl. de Jér.: Si tú no estás bien dispuesto, el pecado, ¿no está a la puerta, como fiera agazapada que te desea y tú debes dominar? Cantera: Si mal obras, ¿no acechará a la puerta el pecado, que hacia ti tenderá, aun cuando podrás dominarlo ?Pueden verse los artículos de G. E. glosen, Der Damon Sünde (Gen_4:7): Bi 16 (1935) 431-442; Ch. Jean, Le Démon de la portedans un verset de la Genése, Rev. Apologétique, 63 (1936) 113-117; David Maeso, Una nueva solución de Gén. 4:7b: CT 85 (1958) 53-58. 11 Gen_9:6. 12 Cf. Job_16:18; Isa_26:21; Eze_24:7-8. 13 El TM dice mi culpa ('awon), y así lo entienden los LXX. Pero la palabra heb. puede tener también el sentido de castigo por la culpa. Y así encaja mejor en el contexto. La Bibl. de Jér. traduce por mi pena... 14 Gen_4:24. 15 J. Chaine, Le livre de la Genése p.79. 16 Cf. Núm_10:29; Jue_4:11; Jue_4:17; 1Sa_16:6. Los recabitas pertenecían a esta tribu nómada: 1Cr_2:55. 17 Así, en vez de Irad, los LXX leen ÃáúäÜä, y en vez de Mejuyael leen ÌáëåëåÞë. 18 Cf. Gen_21:8s; 29,31s; I Sam 1,6. 19 Metusael es relacionado con el acadio Mutu-sa-ilu. Ada y Sela en heb. significan, respectivamente, adorno y aderezo. 20 Cf. Ex 19-I3; Jos_6:5. 21 Los LXX traducen cain por martillador. 22 Cf. Scaefer (Rev. des Sc. Rel. (1952) 181). Algunos autores creen que este Tubal-Caín (herrero) es el mismo Caín hermano de Abel, y Yabel, padre de los pastores, sería el propio Abel (yabal significa conducir, en este caso los rebaños). Cf. J. chaine, o.c., p.81. 23 A. Clamer, o.c., p.163. 24 cf. Exo_21:23-25. 25 Mat_18:22. No pocos autores creen que este canto de la espada puesto en boca de Lamec pertenece a un fondo épico popular de la historia de Israel, que ha sido intercalado por el yahvista para destacar el espíritu belicoso de los descendientes de Caín. Cf. J. chaine, o.c., p.82. 26 Cf. Exo_3:14. 27 Mat_22:40. 28 R. De Vaux, Genése (La Bible de Jérusalem) 48-50. 29 A. Clamer, o.c., p.165.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter IIII.

1 The birth, trade, and religion of Cain and Abel. 8 The murder of Abel. 9 The curse of Cain. 17 Enoch the first citie. 19 Lamech and his two wiues. 25 The birth of Seth, 26 and Enos.
1 And Adam knew Eue his wife, and shee conceiued, and bare Cain, and said, I haue gotten a man from the LORD.
2 And she againe bare his brother

[Abel murthered.]

[ Hebrew: Hebel.] Abel, and Abel was a [ Hebrew: a feeder.] keeper of sheep, but Cain was a tiller of the ground.
3 And [ Hebrew: at the end of dayes.] in processe of time it came to passe, that Cain brought of the fruite of the ground, an offering vnto the LORD.
4 And Abel, he also brought of the firstlings of his [ Hebrew: sheep, or goates.] flocke, and of the fat thereof: and the LORD had [ Heb_11:4 .] respect vnto Abel, and to his offering.
5 But vnto Cain, and to his offring he had not respect: and Cain was very wroth, and his countenance fell.
6 And the LORD said vnto Cain, Why art thou wroth? And why is thy countenance fallen?
7 If thou doe well, shalt thou not [ Or, haue the excellencie? ] be accepted? and if thou doest not well, sinne lieth at the doore: And [ Or, subiect vnto thee.] vnto thee shall be his desire, and thou shalt rule ouer him.
8 And Cain talked with Abel his brother: and it came to passe [ Wis_10:3 ; Mat_23:35 ; 1Jo_3:12 ; Jud_1:11 .] when they were in the field, that Cain rose vp against Abel his brother, and slew him.
9 And the LORD said vnto Cain, Where is Abel thy brother? And hee said, I know not: Am I my brothers keeper?
10 And he said, What hast thou done? the voyce of thy brothers [ Hebrew: bloods.] blood cryeth vnto me, from the ground.
11 And now art thou cursed from the earth, which hath opened her mouth to receiue thy brothers blood from thy hand.
12 When thou tillest the ground, it shall not henceforth yeeld vnto thee her strength: A fugitiue and a vagabond shalt thou be in the earth.
13 And Cain said vnto the LORD, [ Or, my iniquitie is greater, then that it may be forgiuen .] My punishment is greater, then I can beare.
14 Behold, thou hast driuen me out this day from the face of the earth, and from thy face shall I be hid, and I shall be a fugitiue, and a vagabond in the earth: and it shall come to passe, that euery one that findeth me, shall slay me.
15 And the LORD said vnto him, Therefore whosoeuer slayeth Cain, vengeance shalbe taken on him seuen fold. And the LORD set a marke vpon Cain, lest any finding him, should kill him.
16 And Cain went out from the presence of the LORD, and dwelt in the land of Nod, on the East of Eden.
17 And Cain knew his wife, and she

[The genealogie of the Patriarchs, etc.]

conceiued and bare [ Hebrew: Chanoch.] Enoch, and hee builded a City, and called the name of the City, after the name of his sonne, Enoch.
18 And vnto Enoch was borne Irad: and Irad begate Mehuiael, and Mehuiael begate Methusael, and Methusael begate [ Hebrew: Lemech.] Lamech.
19 And Lamech tooke vnto him two wiues: the name of the one was Adah, and the name of the other Zillah.
20 And Adah bare Iabal: he was the father of such as dwell in tents, and of such as haue cattell.
21 And his brothers name was Iubal: hee was the father of all such as handle the harpe and organ.
22 And Zillah, she also bare Tubal-Cain, an [ Hebrew: whetter.] instructer of euery artificer in brasse and iron: and the sister of Tubal-Cain was Naamah.
23 And Lamech sayd vnto his wiues, Adah and Zillah, Heare my voyce, yee wiues of Lamech, hearken vnto my speech: for [ Or, I would slay a man in my wound, etc .] I haue slaine a man to my wounding, and a yong man to my [ Or, in my hurt.] hurt.
24 If Cain shall bee auenged seuen fold, truely Lamech seuenty and seuen folde.
25 And Adam knew his wife againe, and she bare a sonne, & called his name [ Hebrew: Sheth.] Seth: For God, said she, hath appointed mee another seed in stead of Abel, whom Cain slew.
26 And to Seth, to him also there was borne a sonne, and he called his name [ Hebrew: Enosh.] Enos: then began men to [ Or, to call themselues by the Name of the Lord .] call vpon the Name of the LORD.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



23-24. Este canto, denominado habitualmente "canto de la espada", ha sido compuesto para gloria de Lamec, un héroe del desierto. Su presencia en este lugar atestigua la ferocidad siempre en aumento de los descendientes de Caín y muestra como el pecado va extendiendo su dominación sobre el mundo. El número "setenta y siete" indica que la venganza es ilimitada. En contraposición con esta actitud, la ley del talión (Exo_21:23-25; Lev_24:19-20; Deu_19:21), al imponer un castigo igual a la ofensa, reduce la venganza a sus justos límites. El Apóstol Pedro, en cambio, recibirá de Jesús la orden de perdonar "setenta veces siete" ( Mat_18:22).

25. "Adán", nombre propio del primer hombre, corresponde al hebreo "Adám", que significa "hombre". Ver notas 1. 26-27; 2. 7.

26. "El Señor": siguiendo una costumbre judía, algunas versiones antiguas y modernas de la Biblia sustituyen con esta expresión el nombre del Dios de Israel, que en el texto hebreo aparece solamente con sus cuatro consonantes: YHWH. Hacia el siglo IV a.C., los judíos dejaron de pronunciar ese nombre y lo sustituyeron por Adonai, "el Señor". De allí que sea difícil saber cómo se lo pronunciaba realmente aunque varios indicios sugieren que la pronunciación correcta es Yahvé. Según las tradiciones "elohísta" ( Exo_3:13-15) y "sacerdotal" ( Exo_6:2-3), este nombre divino fue revelado por primera vez a Moisés. En cambio, para la tradición "yahvista" -a la que pertenece este versículo- ya era conocido e invocado desde los orígenes de la humanidad. Esto último indicaría que el nombre Yahvé tiene un origen preisraelita.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Ex 3:14

[o] ORIGINES Enós fue el primero que invocó el nombre de Yavé. Este es un dato muy interesante. Se sabe que fueron varios los autores del Génesis. Para los sacerdotes que escribieron las partes más tardías, y también para los que antes que ellos habían puesto por escrito las tradiciones antiguas, el nombre de Yavé fue entregado por Dios a Moisés. Este era el nombre más íntimo de Dios que enseñó a su pueblo para que lo invocara : este nombre era tesoro propio de Israel (Ex 3,15). Los sacerdotes del siglo 5 recalcaban que este nombre no había sido revelado antes a los patriarcas (Ex 6,3). Conservaron, sin embargo, tradiciones antiguas que recordaban una deuda de Moisés a las tradiciones religiosas del pueblo madianita, la que es expresada bajo la forma de sus relaciones con Jetro, sacerdote de Madián (Ex ch. 2 y 18). Y de hecho, se han encontrado huellas de un culto a un dios llamado Yavé en ciertas partes del Sinai antes de Moisés, lo que no disminuye en nada la revelación a éste. De hecho, poco importa que el nombre haya existido antes en algún rincón, pues, solamente con Moisés pasa a ser el Dios de los dioses y el que ha escogido a Israel. El primer autor del Genesis no ignoraba la antigüedad del culto a Yavé y en toda su historia de los patriarcas, pone en boca de ellos el nombre de Yavé. Pero es en este lugar del Génesis donde sitúa explícitamente el comienzo del culto a Yavé; y el primero que lo invoca es nada menos que un nieto de Adam. Posiblemente quiere decirnos con esto que Dios estuvo presente en la historia de la humanidad desde los comienzos de ésta. Lo mismo se expresará nuevamente en el pacto de Yavé con Noé en el capítulo 8,20-22.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Los descendientes de Caín. Muchos de los descendientes de Caín (su esposa presumiblemente era una de las hijas de Adán y Eva) son acreditados con avances culturales y tecnológicos significativos: edificación de ciudades (17), vida beduina (20), música (21) y trabajos en metales (22). Que estos logros sean acreditados a los descendientes de Caín, en vez de la línea más santa de Set (cap. 5), sugiere que todo el progreso humano está en alguna manera afectado por el pecado.

Se da mayor atención a Lamec, quien es presentado con sanguinario detalle. Un esclavo de la pasión, se casó con dos hermosas mujeres, Ada (joya) y Zila (melodía). La bigamia representa otra forma de alejamiento de la monogamia establecida por Dios en el Edén. Sin embargo, es más significativa la sed de sangre que tenía Lamec, el deseo vehemente de ser vengado 77 veces, lo que muestra a un hombre que menospreció la justicia y estaba preparado para aplastar a cualquiera que se le interpusiera en su camino. La sociedad se estaba desintegrando y estaba madura para el juicio.

Los vv. 25, 26 anticipan la genealogía de Set en el cap. 5. Siempre al final de una sección en Gén. hay una clave para lo que vendrá más adelante (cf. 6:5-8 anticipando 6:9-9:17; 9:18-27 anticipando el cap. 10).

Invocar el nombre del Señor significa que la adoración a Dios también comenzó en esta era.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

4,25-5,32 Setitas. No hay que tomar al pie de la letra ninguno de los datos que nos presenta este pasaje. Algunos han lanzado diversas teorías o interpretaciones para estas cifras tan altas. Hay que ponerlas en conexión con el plan global que están explicando los sabios de Israel respecto al sentido de la historia: la interpretan en clave de fidelidad-infidelidad al plan divino, de adhesión o rechazo al proyecto de vida y justicia de Dios. No se trata, por tanto, de unos personajes que, de hecho, hayan logrado semejante longevidad. La cantidad de años es una manera de cuantificar la calidad de la vida pero, sobre todo, la consistencia de la adhesión o rechazo al plan divino. Nótese la variación irregular de las edades, cuya intención real es ambientar el relato que sigue, la historia de Noé y el diluvio.
Podríamos decir que una característica de esta lista de personajes que derivan del tronco que sustituyó al asesinado Abel es que son la estirpe de los «buenos», en contraposición al linaje de Caín, que son los «malos». Pues bien, esta descendencia buena es, a la hora de la verdad, la que va a provocar el castigo del diluvio, porque tampoco fue capaz de mantener esa alta calidad de vida que se desprende del proyecto divino sobre la justicia.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_3:14+

NOTAS

4:26 «Éste fue el primero» griego y Vulg.; «Entonces se comenzó» hebr. -Las tradiciones elohísta y sacerdotal retrasan hasta Moisés, Éxo_3:14 (ver Éxo_3:13+); Éxo_6:2 s, la revelación del nombre divino.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Éxo_3:14+

NOTAS

4:26 «Éste fue el primero» griego y Vulg.; «Entonces se comenzó» hebr. -Las tradiciones elohísta y sacerdotal retrasan hasta Moisés, Éxo_3:14 (ver Éxo_3:13+); Éxo_6:2 s, la revelación del nombre divino.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 4.1 El nombre Caín y el verbo hebreo que significa llegar a tener suenan muy parecidos.

[2] 4.7 Podrías levantar la cara: otra posible traducción: serías aceptado.

[3] 4.8 A dar un paseo: según versiones antiguas. La frase no se encuentra en el texto hebreo

[4] 4.16 Nod: región no identificada; quizá se trata de un nombre simbólico, que alude a la vida errante de Caín (nad, en hebreo, significa vagabundo; cf. vv. 12,14).

[5] 4.25 Adán: Véase 2.7 n.

[6] 4.25 El nombre Set tiene un sonido semejante al del verbo hebreo que significa ha dado.

[7] 4.26 Enós, en hebreo, quiere decir hombre, varón, aunque en algunos contextos significa lo mismo que Adán.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— Enós: Nombre hebreo que quiere decir hombre, varón, aunque en algunos contextos significa lo mismo que Adán.

— el nombre del Señor: Para el autor de este relato el nombre de YHWH -que pronunciamos Yahvé o Jehová según las distintas tradiciones, que en la presente traducción traducimos sistemáticamente por el Señor, y que es el nombre propio del Dios de Israel- ya era conocido desde los orígenes, y por tanto antes de que fuera revelado a Moisés (Éxo 3:13-14) y de que existiera Israel.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Gén 12:8; 1Re 18:24; Joe 2:32; Hch 2:21; 2Ti 2:19

Torres Amat (1825)



[5] Poniéndose triste y cabizbajo, como quien se considera afrentado o desairado. La armonía entre los hermanos comienza a romperse.

[8] El fratricidio abre la cadena de violencia entre los hombres.

[15] Quien matare a Caín será vengado siete veces, dice el Señor y coloca en él una señal protectora.

[18] Lamec, de la raza de Caín, fue el primero que dio el ejemplo de la poligamia, contra la institución de Dios.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

Enós... → §177;
se comenzó a invocar... → §177; §164.

Traducción En Lenguaje Actual Con Deuterocanonicos En Orden Alejandrino (2004)

[4] 4.26 Su nombre, es decir, Yahveh.

Jünemann (1992)


26 n. Deseó.