Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
43. Retorno de los Hijos de Jacob a Egipto.
Viaje de Benjamín a Egipto (1-15).
1
Pero el hambre era ya muy grande en la tierra, 2
y, cuando se acabaron las provisiones que habían traído de Egipto, les dijo su padre: Volved a comprarnos algo que comer. 3
Pero Judá le contestó: Aquel hombre nos dijo terminantemente: No me veréis si no traéis con vosotros a vuestro hermano menor. 4
Si mandas con nosotros a nuestro hermano, bajaremos y te compraremos provisiones; 5
pero, si no, no bajaremos, pues el hombre aquel nos dijo: No veréis mi rostro a no ser que vuelva con vosotros vuestro hermano. 6
Y dijo Israel: ¿Por qué me habéis hecho este mal, de dar a conocer a aquel hombre que teníais otro hermano? 7
Y le contestaron: Aquel hombre nos preguntó insistentemente sobre nosotros y sobre nuestra familia, y nos dijo: ¿Vive todavía vuestro padre? ¿Tenéis algún otro hermano? Y nosotros contestamos según las preguntas. ¿Sabíamos acaso que iba a decirnos: Traed a vuestro hermano? 8
Y Judá dijo a Israel, su padre: Deja ir al niño conmigo, para que podamos ponernos en camino y podamos vivir y no muramos nosotros, tú y nuestros pequeños. 9
Yo te respondo de él; tú le reclamarás de mi mano, y si no te lo vuelvo a traer y te lo pongo delante, seré reo ante ti para siempre. 10
Si no nos hubiéramos retrasado tanto, estaríamos ya dos veces de vuelta,11
Israel, su padre, les dijo: Si es así, haced esto: tomad de los mejores productos de esta tierra en vuestro equipaje y bajádselos al hombre aquel como presente: un poco de tragacanto, un poco de miel, astrágalo, láudano, alfósigos y almendras. 12
Tomad plata de nuevo, y lo que hallasteis en la boca de vuestro saco devolvedlo, pues quizá ha sido un error. 13
Tomad a vuestro hermano e id y volved a ver a aquel hombre. 14
Que el Dios omnipotente os haga hallar gracia ante ese hombre para que deje volver a vuestro hermano y a Benjamín. Cuanto a mí, si he de verme privado de mis hijos, sea. 15
Tomaron ellos el presente y el dinero doble y a Benjamín, y bajaron a Egipto y se presentaron a José.
En este capítulo es Judá el que insiste en volver a Egipto, en vez de Rubén 1; Jacob es llamado
Israel 2; no se alude para nada a Simeón como rehén en Egipto3.
Ante la necesidad, Jacob ordena a sus hijos que vuelvan a Egipto a buscar nuevas provisiones. No se alude para nada al hecho de que Simeón había quedado en Egipto como rehén, lo que debía motivar angustia en el padre. Sin embargo, éste sólo se preocupa de la suerte posible de Benjamín. Judá dice a su padre que es inútil bajar a Egipto sin el hermano menor, pues el
hombre jefe de Egipto dijo que no los recibiría si no le llevaban a Benjamín (v.3). Jacob les echa en cara el que hayan dicho al intendente egipcio que tenían otro hermano menor en Canaán (v.6). Judá se ofrece como garantía: si no devuelven sano a Benjamín, él es reo ante Jacob, y, por tanto, no merecerá su bendición solemne al morir (v.9). Tampoco Judá alude a Simeón, que está encarcelado en Egipto, según el documento (E) del capítulo anterior. Nos hallamos, pues, ante versiones fragmentarias de un mismo hecho según dos tradiciones diferentes, recogidas y yuxtapuestas por el hagiógrafo. Jacob al fin accede ante las seguridades que le ofrece Judá y ante la necesidad de aprovisionarse; pero su buen sentido le dice que deben llevar regalos al estilo oriental para captarse la benevolencia de aquel misterioso intendente de Egipto, y así les manda llevar productos de la tierra, como miel, pistachos y almendras, además de productos aromáticos, que solían traer de Arabia, pero que eran fácilmente asequibles de los mercaderes que pasaban por Canaán (v.11). Además, deben devolver el dinero encontrado en los sacos, no sea que haya sido puesto en ellos por error.
Y al fin les da la bendición del Dios omnipotente, el
El Saday de Abraham e Isaac, que le había dado su bendición al partir para Siria en sus mocedades4. Jacob se resignó a perder a todos sus hijos si Dios lo permitía (v.14).
José y Benjamín (16-34).
16
Apenas vio José con ellos a Benjamín, dijo a su mayordomo: Haz entrar en casa a esas gentes, y mata mucho y prepáralo, pues esas gentes comerán conmigo al mediodía. 17
El mayordomo hizo lo que le ordenó José, e introdujo a aquellas gentes en casa. 18
Mientras los llevaba a casa de José llenos de temor, se decían: Es por lo del dinero que volvió en nuestros sacos por lo que nos traen aquí: para asaltarnos, caer sobre nosotros y hacernos esclavos con nuestros asnos, 19
Acercándose al mayordomo, le dijeron: 20
Perdone, mi señor. Nosotros vinimos ya una vez a comprar víveres. 21
Al llegar al lugar donde a la vuelta pasamos la noche, abrimos los sacos y vimos que el dinero de cada uno de nosotros estaba justo a la boca de nuestros sacos. 22
Hemos vuelto a traerlo con nosotros, y traemos al mismo tiempo otra cantidad para comprar provisiones. Nosotros no sabemos quién puso nuestro dinero en los sacos. 23
Que sea la paz con vosotros les dijo el mayordomo; no temáis. Ha sido vuestro Dios, el Dios de vuestro padre, el que os puso ese tesoro en los sacos. Yo recibí vuestro dinero. Y les sacó a Simeón. 24
Después de hacerlos entrar en la casa, les dio agua para que se lavaran los pies, y dio también pienso a los asnos. 25
Ellos prepararon su presente, esperando que viniera José a mediodía, pues habían sido advertidos de que comerían allí. 26
Vino José a casa, y le presentaron el regalo que habían traído con ellos, postrándose ante él rostro a tierra. 27
El les preguntó si estaban buenos y les dijo: Vuestro anciano padre, de quien me hablasteis, ¿vive todavía? 28
Ellos le respondieron: Tu siervo, nuestro padre, está bien, vive todavía, y se inclinaron profundamente. 29
José alzó los ojos y vio a Benjamín, su hermano, hijo de su madre, y dijo: ¿Es este vuestro hermano pequeño, de quien me habéis hablado?; y añadió: Que Dios te bendiga, hijo mío. 30
Apresuróse José a buscar dónde llorar, pues se conmovieron sus entrañas a la vista de su hermano; entró en su cámara y allí lloró. 31
Salió después de haberse lavado la cara, y, haciendo esfuerzos por contenerse, dijo: Servid la comida. 32
Sirvieron a José aparte, aparte a sus hermanos y aparte también a los egipcios que comían con él, pues los egipcios no pueden comer con los hebreos, por ser esto para ellos cosa abominable. 33
Pusieron a los hermanos de José frente a él: el primogénito según su primogenitura, y el más joven según su edad, y se miraban atónitos unos a otros. 34
Cuando les pusieron delante las porciones, la de Benjamín era cinco veces mayor que la de cada uno de los otros, y bebieron y estuvieron muy alegres en compañía suya.
Por fin, José tuvo la satisfacción de ver con sus ojos a su hermano uterino, y, lleno de satisfacción, ordenó que se introdujera a todos en su casa para comer con ellos. Los hijos de Jacob se inquietan por el recibimiento y creen que van a ser encarcelados por lo del dinero encontrado en sus sacos (v.18). Por eso presentan excusas, diciendo que traen el dinero encontrado5. El mayordomo, sin duda aleccionado por José, los tranquiliza, pues él recibió el dinero de la compra. Sin duda que su Dios lo devolvió a sus sacos. Después apareció José, el cual los trata con toda benevolencia, preguntando por el estado de salud de su padre, y, al ver a Benjamín, al que cariñosamente llama
hijo mío (v.29),
se emociona, y se retira para desahogar sus lágrimas. Vuelve de nuevo, sin declararse, pues quiere someterlos a otra prueba. Al comer, José estuvo aparte, los hijos de Jacob aparte, y los egipcios también aparte, pues los egipcios aborrecen comer con los extranjeros (v.32)6. José da una muestra de especial cariño a los hebreos al enviarles porciones reservadas a él, y particularmente a Benjamín, al que le envía una porción cinco veces mayor (v.34). Era costumbre en la antigüedad ofrecer al huésped preferido una porción especial de comida7. Y entre los egipcios era costumbre escanciar mucha bebida:
y bebieron y estuvieron alegres en compañía suya (v.34) 8 Los hijos de Jacob olvidaron por un momento todas las inquietudes y comieron alegremente.
1 Cf.
Gen_43:3s.8s. 2 43:6; 8; 11. 3 El v.23 es considerado como adición. 4
Gen_28:3. 5 Aquí se dice que, al pernoctar la primera noche de vuelta, encontraron todo el dinero en el saco, mientras en v.27.28 del capítulo anterior se dice que sólo uno lo encontró, y en 42:35 se dice que lo encontraron al abrir los sacos ya en Canaán. 6 Herodoto dice que los egipcios no quieren comer con los griegos ni servirse de sus utensilios (II 41). 7
Samuel envía a Saúl una espalda:
1Sa_9:23-24. Véase Ilíada VII 321-322;
Odisea XIV 437. 8 Cf. Montet, La vie quotidienne en Egypte 101-102.