Ver contexto
Dijo entonces José al pueblo: «Veis que os he adquirido hoy para el faraón a vosotros y vuestras tierras. Ahí tenéis simiente: sembrad la tierra, (Genesis 47, 23) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וַ‎(וְ)

Hebrew|wa|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יֹּ֤אמֶר‎(אָמַר)

Hebrew|yyˈōmer|say

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: wayyiqtol
Verbal stem: qal


[H559] [a.ea.aa] [118]
[אמר] [GES535] [BDB564] [HAL587]

יֹוסֵף֙‎(יֹוסֵף)

Hebrew|yôsˌēf|Joseph

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3130] [j.bz.ab]
[יוסף] [GES3022] [BDB3372] [HAL3348]

אֶל‎(אֶל)

Hebrew|ʔel-|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H413] [a.di.aa] [91]
[אל] [GES400] [BDB422] [HAL438]

הָ‎(הַ)

Hebrew|hā|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

עָ֔ם‎(עַם)

Hebrew|ʕˈām|people

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H5971] [p.di.ab] [1640a]
[עם] [GES5904] [BDB6526] [HAL6449]

הֵן֩‎(הֵן)

Hebrew|hˌēn|behold

Part-of-speech: interjection
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2005] [e.bz.aa] [510]
[הן] [GES1941] [BDB2165] [HAL2162]

קָנִ֨יתִי‎(קָנָה)

Hebrew|qānˌîṯî|buy

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: singular
Person: first person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H7069] [s.cb.aa] [2039]
[קנה] [GES7028] [BDB7726] [HAL7660]

אֶתְכֶ֥ם‎(אֵת)

Hebrew|ʔeṯᵊḵˌem|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

הַ‎(הַ)

Hebrew|ha|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

יֹּ֛ום‎(יֹום)

Hebrew|yyˈôm|day

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3117] [j.ay.aa] [852]
[יום] [GES3012] [BDB3361] [HAL3338]

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

אֶת‎(אֵת)

Hebrew|ʔeṯ-|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

אַדְמַתְכֶ֖ם‎(אֲדָמָה)

Hebrew|ʔaḏmaṯᵊḵˌem|soil

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H127] [a.bc.ac] [25b]
[אדמה] [GES127] [BDB138] [HAL139]

לְ‎(לְ)

Hebrew|lᵊ|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

פַרְעֹ֑ה‎(פַּרְעֹה)

Hebrew|farʕˈō|pharaoh

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H6547] [q.dh.ab] [1825]
[פרעה] [GES6480] [BDB7142] [HAL7080]

הֵֽא‎(הֵא)

Hebrew|hˈē-|behold

Part-of-speech: interjection
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1887] [e.ad.aa] [461]
[הא] [GES1805] [BDB2022] [HAL2032]

לָכֶ֣ם‎(לְ)

Hebrew|lāḵˈem|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

זֶ֔רַע‎(זֶרַע)

Hebrew|zˈeraʕ|seed

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2233] [g.cl.ab] [582a]
[זרע] [GES2174] [BDB2422] [HAL2429]

וּ‎(וְ)

Hebrew|û|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

זְרַעְתֶּ֖ם‎(זָרַע)

Hebrew|zᵊraʕtˌem|sow

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: plural
Person: second person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H2232] [g.cl.aa] [582]
[זרע] [GES2175] [BDB2423] [HAL2427]

אֶת‎(אֵת)

Hebrew|ʔeṯ-|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

הָ‎(הַ)

Hebrew|hā|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

אֲדָמָֽה‎(אֲדָמָה)

Hebrew|ʔᵃḏāmˈā|soil

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H127] [a.bc.ac] [25b]
[אדמה] [GES127] [BDB138] [HAL139]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



47. Jacob en Egipto.

La audiencia del faraón (1-6).

1Fue José a anunciar al faraón: Mi padre y mis hermanos, con sus ovejas y sus bueyes y todo cuanto tienen, han venido de la tierra de Canaán y están en la tierra de Gosén. 2Habiendo llevado consigo a cinco de sus hermanos, se los presentó al faraón; 3y el faraón les preguntó: ¿Cuál es vuestra ocupación? Ellos respondieron: Nosotros, tus siervos, somos ganaderos desde nuestra infancia hasta ahora, y lo mismo fueron nuestros padres. 4Dijéronle también: Hemos venido para habitar en esta tierra, pues no tenemos pasto para nuestros rebaños, por ser grande el hambre en la tierra de Canaán. Permite, pues, que habiten tus siervos en la tierra de Gosén. 5Y el faraón dijo a José: Tu padre y tus hermanos han venido a ti. 6Tienes a tu disposición toda la tierra de Egipto; establece a tu padre y a tus hermanos en lo mejor de la tierra; que habiten en la tierra de Gosén, y si sabes que hay entre ellos hombres capaces, hazlos mayorales de mis ganados.

Una vez recibido su padre con el cariño que es de suponer, José va a dar parte al soberano para obtener de él la aprobación del proyecto, ya anunciado desde el primer momento. Para mejor lograrlo, lleva consigo a cinco de sus hermanos, con las convenientes instrucciones de lo que han de decir. En efecto, interrogados por faraón de sus ocupaciones, le declaran que son ganaderos, y no de poco tiempo acá, sino de antiguo, pues también lo fueron sus padres y abuelos1. El rey consiente y hasta encarga a José encomendar a sus hermanos el cuidado de los rebaños del rey. Una nueva señal de la acogida que encuentran en Egipto y una prueba más de cómo Dios vela sobre ellos2.

Jacob Ante el Faraón (7-12).
7José hizo venir a su padre y le presentó al faraón. Jacob saludó al faraón, 8y éste le preguntó: ¿Cuántos años tienes? 9Jacob contestó: Ciento treinta son los años de mi peregrinación. Corta y mala ha sido mi vida, y no llega al tiempo de la peregrinación de mis padres. 10Jacob saludó de nuevo al faraón y se retiró de su presencia. 11José estableció a su padre y a sus hermanos, asignándoles una propiedad en la tierra de Egipto, en la mejor parte de la tierra, en el distrito de Rameses, como lo había mandado el faraón, 12y proveyó de pan a su padre y a sus hermanos y a toda la casa de su padre, según el número de las familias.

Según esta versión no son cinco hermanos presentados al faraón, sino sólo Jacob. Tampoco se le instala en Gosén, sino en Rameses (v.11). En la perícopa anterior, el faraón concede la tierra de Gosén para los rebaños de la familia de Jacob e insinúa que a los más capaces los ponga sobre los rebaños del faraón 3; aquí los hechos se narran de modo más seco y esquemático. Jacob saluda ceremoniosamente al faraón, y éste, según costumbre, le pregunta por sus años. La respuesta del patriarca es muy característica: sólo tiene ciento treinta años, pocos y malos, en comparación con los de su padre Isaac (ciento ochenta años) y su abuelo Abraham (ciento setenta y cinco años). Por su memoria pasan los duros años de servidumbre a Labán en Siria, de fugitivo en Canaán, y los más amargos en que se ve privado de su hijo predilecto José. Después se despidió cortésmente (lit. en heb. bendijo al faraón, en el sentido de desear bendiciones, la barakah), y se marchó. Por indicación de José se estableció en la mejor parte de la tierra, en el distrito de Rameses (v.11), designación que, según los LXX en 46:28, equivale a Gosén. El nombre de Rameses es anacrónico, ya que esa denominación se da en tiempos de Ramsés II (1292-1225) a una ciudad construida por él, llamada Pi-Rameses (ciudad de Ramsés), en la que trabajarán los hebreos como esclavos4. Aunque los egiptólogos no están concordes en su localización exacta, convienen en que estaba al nordeste del Delta, en la región de Gosén5.

Administración Agraria de José (13-26).
13Ya no había pan en toda aquella tierra, pues el hambre era muy grande, y Egipto y la tierra de Canaán estaban exhaustos por el hambre. 14José llegó a recoger, a cambio de trigo, todo cuanto dinero había en el país de Egipto y en la tierra de Canaán, e hizo entrar el dinero en la casa del faraón, 15Cuando se acabó el dinero en la tierra de Egipto y en la tierra de Canaán, venían todos los egipcios a José, diciéndole: Danos pan. ¿Vamos a morir en tu presencia? Mira que ya nos falta dinero. 16José les dijo: Puesto que os falta dinero, traedme vuestros ganados y os daré pan a cambio de ellos. 17Trajeron sus ganados, y José les dio pan a cambio de caballos, rebaños de ovejas y de bueyes y de asnos. Aquel año los proveyó de trigo a cambio de todos sus ganados. 18Pasado éste, vinieron al siguiente, y le dijeron: No se le oculta a nuestro señor que se nos ha acabado el dinero y que le hemos dado nuestros ganados, ni a nuestro señor se le oculta que nos no queda más que nuestro cuerpo y nuestras tierras. 19¿Vamos a perecer ante ti nosotros y nuestras tierras? Cómpranos y compra nuestras tierras por pan: seremos nosotros y nuestras tierras esclavos del faraón; danos para sembrar, para que podamos vivir y no muramos y no se queden yermas nuestras tierras. 20José adquirió para el faraón todas las tierras de Egipto, pues los egipcios, obligados por el hambre, vendieron cada uno su campo, y la tierra vino a ser propiedad del faraón, 21 y sometió a la servidumbre del faraón tierras y pueblos desde el uno al otro extremo de la tierra de Egipto. 22Sólo dejó de comprar las tierras a los sacerdotes, porque éstos recibían del faraón una porción y no tuvieron que vender sus tierras. 23Y dijo José al pueblo: Hoy os he comprado para el faraón a vosotros y a vuestras tierras. Ahí tenéis para sembrar; sembrad vuestras tierras. 24Al tiempo de la recolección, daréis el quinto al faraón, y las otras cuatro partes serán para vosotros, para sembrar y para manteneros vosotros, los de vuestra casa y vuestras familias. 25Ellos le dijeron: Nos das la vida. Que hallemos gracia a los ojos de nuestro señor, y seremos siervos del faraón. 26Dio José una ley, que todavía hoy subsiste, por la cual pertenece al faraón el quinto del producto de las tierras de Egipto. Sólo las tierras de los sacerdotes no son del faraón.

La presente perícopa pretende explicarnos el origen del régimen tributario de Egipto, que ha debido de ser sustancialmente el mismo, pues depende de la naturaleza del suelo. Su fertilidad, que es muy grande, proviene del Nilo, que exige grandes trabajos de presas para elevar las aguas, de canalización para distribuirlas, obras que sólo el Gobierno puede ejecutar. Esto impuso un régimen especial en la propiedad agrícola de Egipto, manifestada en la prestación personal, en la requisa de ganados y en la propiedad limitada de la tierra. En el antiguo Imperio parece que eran los señores feudales los que ejercían este alto dominio sobre la tierra, como consecuencia de ser ellos los que atendían a estas labores de riego; luego pasó a los faraones, y en las manos suyas y de sus sucesores persistió, en una u otra forma, hasta el siglo XIX d. C. Diodoro de Sicilia dice que en Egipto la tierra pertenece al rey, a los sacerdotes y a los militares6. Sin duda que el autor sagrado, conocedor del régimen de propiedad que regía en Egipto, distinto del que regía en Canaán, quiso explicárnoslo, atribuyéndolo, sin duda apoyado en la tradición, a José. Se da por cierto que los reyes que por este tiempo reinaban en Egipto eran los asiáticos hicsos, de distinta cultura que los egipcios; pero al llegar a Egipto tendrían que amoldarse a las costumbres de sus subditos, y más en cosa que dependía tanto de la naturaleza del suelo. Al ser expulsados los hicsos y volver la tierra al dominio de los faraones egipcios, las cosas quedaron en la misma forma en que estaban.
Si hubiéramos de tomar el relato como suena, habría poco que alabar en la conducta de José, la cual más parece la de un usurero, que se aprovecha de la triste situación del pueblo, que la de un gobernante consciente de su deber, que es mirar por el bien del pueblo. Pero en todo esto hemos de mirar el término de la narración, que es explicar un hecho social: que en Egipto el rey poseía el alto dominio sobre la tierra, en virtud del cual podía exigir de su pueblo una contribución, que a un morador de Palestina le parecería excesiva, pero que en Egipto no lo era. De esta ley estaban exentos los sacerdotes, que gozaban de una situación privilegiada. Los dioses y sus santuarios poseían grandes extensiones de terreno, que los sacerdotes usufructuaban, aparte de que los reyes hacían grandes donaciones a los templos7. Para entender todo esto, no debemos perder de vista que, según los egipcios, al faraón pertenecía por derecho divino toda la tierra de Egipto. El faraón era hijo de Ra, y así tenía alto dominio sobre todo el territorio. José, aprovechándose de esta mentalidad y en atención a las circunstancias anormales, centralizó más la administración, y el pueblo quedó más vinculado a la casa real. El autor sagrado no da juicio moral sobre la conducta de José y quiere resaltar su fidelidad al faraón en la administración y su sabio cálculo en la distribución de los bienes. Para los israelitas quedaba así el grato recuerdo de uno de su raza que tuvo dominio total sobre los bienes y personas de Egipto, y todo por especial providencia divina.

últimos Días de Jacob (27-31).
27Habitó Israel en la tierra de Egipto, en la región de Gosén, y adquirieron allí posesiones, creciendo y multiplicándose grandemente. 28Vivió Jacob en la tierra de Egipto diecisiete años, siendo todos los días de su vida ciento cuarenta y siete años. 29Cuando los días de Israel se acercaban a su fin, llamó a su hijo José y le dijo: Si he hallado gracia a tus ojos, pon, te ruego, la mano bajo mi muslo y haz conmigo favor y fidelidad. No me sepultes en Egipto. 30Cuando me duerma con mis padres, sácame de Egipto y sepúltame en su sepulcro. José le respondió: Haré lo que me dices. 31Júramelo, dijo Jacob. José se lo juró, e Israel se postró sobre la cabecera del lecho.

Por fin se acerca el fin de la vida del patriarca. Había llegado a Egipto cuando contaba ciento treinta años. Ahora tiene ciento cuarenta y siete. Con él termina la longevidad patriarcal, y en adelante será la edad de los hombres la misma que gozamos ahora. José, Moisés y Josué serán como eslabones intermedios entre las dos épocas de la historia. Lo más difícil de conservar en la tradición es la cronología, y así se comprende que los autores sagrados, al recoger y enlazar tradiciones, tuvieron que recurrir a una cronología un tanto artificial para poner algún orden en el material histórico, a la vez que se servían de esa cronología para dar expresión a una idea religiosa. Sabido es que una de las bendiciones prometidas a los justos en la antigua Ley es la longevidad. Pues la de los patriarcas venía a corresponder a su justicia y familiaridad con Dios.
El anciano patriarca llama a su hijo y le pide juramento en la misma forma en que Abraham había hecho jurar a su siervo Eliécer8. Aquí muslo es un eufemismo para expresar el vigor generador9. Su primer encargo es que no le sepulten en Egipto, que es para él tierra extraña. Ha de llevarle a la tierra en que está el panteón familiar, la tierra de las promesas divinas. Con esto no sólo expresa su fe en el cumplimiento de las mismas, sino que amonesta a sus hijos a no olvidar la tierra en que descansan sus padres y a aspirar siempre a la posesión de la misma. Obtenido de su hijo lo que deseaba, el patriarca se postra y da gracias a Dios. Así también David, al recibir la noticia de la entronización de Salomón, se postra en el lecho, dando gracias a Dios de que le haya cumplido la promesa de que un hijo suyo se sentaría sobre su trono10. En la epístola a los Hebreos se recomienda esta fe de los patriarcas en las promesas divinas.

1 En la traducción del v.5 hemos seguido al TM; los LXX son más prolijos y cambian algo el orden: 5 El faraón dijo a José: Que habiten en el país de Gosén, y si tú conoces entre ellos a hombres capaces, colócalos a la cabeza de mis rebaños. Jacob y sus hijos vinieron a Egipto junto a José; el faraón, rey de Egipto, lo supo, y dijo a José: Tu padre y tus hermanos han venido hacia ti; el país de Egipto está a tu disposición; haz habitar a tu padre y a tus hermanos, en la mejor tierra del país. 2 Tenemos en los textos egipcios ejemplos de tribus asiáticas que se establecen con sus rebaños en esta zona nordeste del Delta, en los confines del desierto. Así, un papiro del tiempo de Merneptah nos cuenta lo siguiente: Un oficial de fronteras escribe a uno de sus jefes: Hemos terminado de hacer pasar la fortaleza de Teku a las tribus de Sasu de Edom hacia el pantano de Pitom... para hacerles vivir a ellos y a sus rebaños; sobre el gran ka del faraón, Vida, Santidad, Fuerza, el buen Sol de toda la tierra. Los escribas detallan el número de hombres, mujeres y animales que pasan por la fortaleza. En la tumba de Horemheb (en el museo de Leide) aparecen asiáticos con barba, mujeres, niños, ante un alto funcionario. Son beduinos expulsados por otras tribus que piden asilo al faraón. Así, el rey dio este decreto: Un grupo de beduinos, no sabiendo de qué vivir, han venido, conforme al uso de los padres de vuestros padres... Reconocidos, los beduinos se postran en tierra a los pies del rey.(Montet, Le drame. d'Avaris [París 1940] 83-84). 3 El faraón tenía muchos rebaños de su propiedad, y en las inscripciones egipcias es corriente el título de jefe de la oficina del registro de rebaños. Cf. Drioton Y Vandier, L' Egypte 295. 4 Cf. Exo_1:11. 5 Véase com. a Exo_1:11. 6 Diodoro de Sicilia, I 73s; véase herodoto, II 168. 7 Véase un decreto de Nefer-iraka-Re, en el siglo XXVI a.C., en el que se exime de impuestos al personal del templo de Osiris en Abydos (Pritchard, Ancient Near Eastern Texis 212). Véase A. Clamer, o.c., p.196. La centralización en favor del faraón se acentuó en el Imperio Nuevo (1580-1090) al confiscar el faraón los bienes de los nobles que habían colaborado con los hicsos. 8 Gen_24:2. 9 Gen_46:26; Exo_1:5. 10 1Re_1:1-47. 11 Heb_11:8s.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XLVII.

1 Ioseph presenteth fiue of his brethren, 7 and his father, before Pharaoh. 11 Hee giueth them habitation and maintenance. 13 He getteth all the Egyptians money, 16 their cattell, 18 their lands to Pharaoh. 22 The Priestes land was not bought. 23 Hee letteth the land to them for a fift part. 28 Iacobs age. 29 Hee sweareth Ioseph to burie him with his fathers.
1 Then Ioseph came and tolde Pharaoh, and saide, My father and my brethren, and their flockes, and their heards, and all that they haue, are come out of the land of Canaan: and behold, they are in the land of Goshen.
2 And hee tooke some of his brethren, euen fiue men, & presented them vnto Pharaoh.
3 And Pharaoh said vnto his brethren, What is your occupation? And they said vnto Pharaoh, Thy seruants are shepheards, both wee and also our fathers.

[Iacob and Pharaoh.]

4 They said moreouer vnto Pharaoh, For to soiourne in the land are we come: for thy seruants haue no pasture for their flockes, for the famine is sore in the land of Canaan: now therefore we pray thee, let thy seruants dwel in the land of Goshen.
5 And Pharaoh spake vnto Ioseph, saying, Thy father and thy brethren are come vnto thee.
6 The land of Egypt is before thee: in the best of the land make thy father and brethren to dwell, in the lande of Goshen let them dwell: and if thou knowest any man of actiuitie amongst them, then make them rulers ouer my cattell.
7 And Ioseph brought in Iacob his father, and set him before Pharaoh: and Iacob blessed Pharaoh.
8 And Pharaoh said vnto Iacob, [ Hebrew: how many are the dayes of the yeeres of thy life?] How old art thou?
9 And Iacob said vnto Pharaoh, [ Heb_11:9 ; Heb_11:13 .] The dayes of the yeeres of my pilgrimage are an hundred & thirtie yeres: few and euill haue the dayes of the yeeres of my life bene, and haue not attained vnto the dayes of the yeeres of the life of my fathers, in the dayes of their pilgrimage.
10 And Iacob blessed Pharaoh, and went out from before Pharaoh.
11 And Ioseph placed his father, and his brethren, and gaue them a possession in the land of Egypt, in the best of the land, in the land of Rameses, as Pharaoh had commanded.
12 And Ioseph nourished his father and his brethren, and all his fathers houshold with bread, [ Or, as a litle childe is nourished. Hebrew: according to the little ones .] according to their families.
13 And there was no bread in all the land: for the famine was very sore, so that the land of Egypt and all the land of Canaan fainted by reason of the famine.
14 And Ioseph gathered vp all the money that was found in the land of Egypt, and in the land of Canaan, for the corne which they bought: and Ioseph brought the money into Pharaohs house.
15 And when money failed in the land of Egypt, and in the land of Canaan, all the Egyptians came vnto Ioseph, and said, Giue vs bread: for why should we die in thy presence? for the money faileth.
16 And Ioseph said, Giue your cattell:

[Lands sold.]

and I will giue you for your catell, if money faile.
17 And they brought their cattel vnto Ioseph: and Ioseph gaue them bread in exchange for horses, and for the flockes, and for the cattell of the heards, and for the asses, and [ Hebrew: led them.] he fed them with bread, for all their cattel, for that yeere.
18 When that yeere was ended, they came vnto him the second yeere, and said vnto him, We will not hide it from my lord, how that our money is spent, my lord also had our heards of cattell: there is not ought left in the sight of my lord, but our bodies, and our lands.
19 Wherfore shall we die before thine eyes, both we, and our land? buy vs and our land for bread, and we and our land will be seruants vnto Pharaoh: and giue vs seede that we may liue and not die, that the land be not desolate.
20 And Ioseph bought all the land of Egypt for Pharaoh: for the Egyptians sold euery man his field, because the famine preuailed ouer them: so the land became Pharaohs.
21 And as for the people, he remoued them to cities from one end of the borders of Egypt, euen to the other ende thereof.
22 Onely the land of the [ Or, Princes.] Priests bought he not: for the priests had a portion assigned them of Pharaoh, and did eate their portion which Pharaoh gaue them: wherefore they solde not their lands.
23 Then Ioseph said vnto the people, Behold, I haue bought you this day, and your land for Pharaoh: Loe, here is seed for you, and ye shall sow the land.
24 And it shall come to passe in the increase, that you shall giue the fift part vnto Pharaoh, and foure parts shall be your owne, for seed of the field, and for your food, and for them of your households, and for food for your litle ones.
25 And they said, Thou hast saued our liues: let vs find grace in the sight of my lord, and we will be Pharaohs seruants.
26 And Ioseph made it a law ouer the land of Egypt vnto this day, that Pharaoh should haue the fift part: except the land of the [ Or, Princes.] priests onely, which became not Pharaohs.
27 And Israel dwelt in the land of Egypt in the countrey of Goshen, and they had possessions therein, and

[Iacob blesseth Iosephs sonnes.]

grew, and multiplied exceedingly.
28 And Iacob liued in the land of Egypt seuenteene yeres: so [ Hebrew: the dayes of the yeeres of his life.] the whole age of Iacob was an hundred fourtie and seuen yeeres.
29 And the time drew nigh that Israel must die, and he called his sonne Ioseph, and said vnto him, If now I haue found grace in thy sight, [ Gen_24:2 .] put, I pray thee, thy hand vnder my thigh, and deale kindly and truely with mee, bury me not, I pray thee, in Egypt.
30 But I will lie with my fathers, and thou shalt carie mee out of Egypt, and bury me in their burying place: and he said, I will doe as thou hast said.
31 And he said, Sweare vnto mee: and he sware vnto him. And [ Heb_11:21 .] Israel bowed himselfe vpon the beds head.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Política agraria de José. En realidad, esta sección no forma parte del argumento de la novela sobre la vida de José; pero es, con todo, el pasaje que recoge en forma asombrosamente sintética las relaciones del imperio egipcio con los demás pueblos de la región y que ciertamente superan el nivel literario para revelarnos la realidad histórica sobre la cual se construyó el imperio egipcio y el resto de imperios que surgieron en el Cercano Oriente y, en definitiva, el modo como hoy surgen los países poderosos que absorben la vida de los más pequeños y débiles.
No por aparecer esta «política» agraria en la Biblia, ni por estar dirigida por José -cuya imagen y figura como «ministro» especialmente asistido por Dios ha quedado en nuestra conciencia y en nuestra mente-. Una lectura desde la óptica de los poderosos y opresores de este mundo encuentra ciertamente el argumento teológico y bíblico más válido para justificar el saqueo y la explotación de los bienes tangibles e intangibles de otros pueblos; sin embargo, una lectura desde los oprimidos, explotados y marginados de este mundo, esto es, una lectura en clave liberadora, inmediatamente descubre la posición crítica que establece la Biblia respecto a las relaciones económicas y comerciales de los grandes con los pequeños.
Si notamos bien, el empobrecimiento al que son sometidos los pueblos con el argumento del hambre es paulatino, lento, pero eficaz y contundente:
1. Se absorbe todo el dinero, la capacidad de adquisición (14s). Hoy se fijan unas reglas cambiarias que permiten a una moneda adquirir todo el valor frente a la cual las demás quedan completamente desvalorizadas.
2. Se absorben los bienes o las posesiones, en este caso el ganado (17s); en definitiva, los recursos naturales con que cada país cuenta para la subsistencia de sus ciudadanos. Hoy no sería tanto ganado cuanto metales, petróleo, maderas, animales exóticos, productos cultivados, manufacturas...
3. Agotado el dinero y los ganados no quedan sino las personas y los campos que acosados por el hambre se convierten en la única prenda de cambio para seguir sobreviviendo (20s); así, tanto personas como campos pasan a ser propiedad de un mismo dueño que se ha ido apoderando de todo.
Hoy, personas y campos -territorios, países- viven esta idéntica realidad: el hambre, el subdesarrollo y el alto grado de corrupción política de países pobres y ricos, han embarcado a los más débiles en lo que conocemos como la absolutamente impagable «deuda externa», cuya consecuencia inmediata es el poner a todos -personas y campos- al servicio de un mismo señor. La gran mayoría lo hace desde su propio sitio de origen; no hay que desplazarse necesariamente en calidad de siervo al país de nuestro acreedor; ese servicio y esa esclavitud la tenemos que vivir en nuestro propio suelo, soportando los ajustes y «recomendaciones» -obligaciones- de los dueños del mundo, renunciando obligadamente a los beneficios de la salud, de la educación, de la ciencia y la cultura, servicios públicos, inversión social, propiedad intelectual... en aras del servicio a la deuda externa -eterna- que ahoga lenta y paulatinamente a más de la mitad del mundo.
La sutil denuncia y condena de la Biblia a este proceso de empobrecimiento que inmediatamente se revela como contrario al plan divino la encontramos en el versículo 25, si lo leemos, claro está, en clave de justicia. Con base en los criterios de justicia que en Gn 1-11 se propone, podemos establecer que aquí hay una abierta denuncia contra el sistema empobrecedor que utilizan los grandes contra los pequeños, pues llegan hasta a pervertir el concepto de justicia haciendo ver como justo lo que es injusto, llamando «salvación» a lo que es a todas luces perjudicial y esclavizante para el ser humano y para la misma tierra. ¿No es ésa la misma suerte de miles y miles de personas que están obligadas a «agradecer» la explotación de la que son víctimas? ¿No nos muestra este pasaje la antítesis más clara del plan del Creador de los inicios del libro? ¿No es ésta la puerta de ingreso de todos los males del mundo que nos describen los relatos de Gn 3-11?
El proceso de empobrecimiento moderno de los países en vías de desarrollo conlleva el saqueo de los bienes y la negación de oportunidades reales de libertad comercial, de condiciones equitativas de intercambio, y luego se pretende aparentar ante el mundo como grandes benefactores enviando «ayudas» y «donaciones» a los países empobrecidos. La obligación moral de nuestras Iglesias y grupos comprometidos con los pueblos debería orientarse hacia una resistencia efectiva contra tales ayudas que sólo patrocinan el asistencialismo paternalista y afectan a la libertad, la dignidad y la autonomía de los pueblos; no tanta «ayuda» ni obras de «beneficencia», sino más condiciones de equidad y mayor empeño en el justo reparto de los bienes creados y mayor apoyo al libre desarrollo de los pueblos. Con este pasaje nos vamos acercando cada vez más a la constatación histórica y dolorosamente triste del extremo al que llegan la codicia y el egoísmo humanos que desde los primeros capítulos del Génesis quiere hacernos entender el redactor o los redactores del Pentateuco.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*37:2-50:26 Esta última parte del Génesis gira en torno a Jacob y sus descendientes, entre los que destacan José, Judá y Rubén. Se pueden distinguir dos componentes básicos: primero, la «Historia de José», cuyo núcleo (Gén 37:1-36 y Gén 39:1-23; Gén 40:1-23; Gén 41:1-57; Gén 42:1-38; Gén 43:1-34; Gén 44:1-34; Gén 45:1-28) constituye esencialmente una unidad literaria (Gén 38:1-30 encaja mal en su lugar actual); segundo, la «Historia de Jacob y de sus hijos» (Gén 46:1-34; Gén 47:1-31; Gén 48:1-22; Gén 49:1-33; Gén 50:1-26). Evidentemente, no cabe establecer una separación neta entre ambas; al contrario, convergen en muchos puntos. Es más, en cierto modo la historia de José no es más que un episodio de la historia de Jacob. En esta perspectiva, se comprende más fácilmente la inserción de la historia de Judá y Tamar (Gén 38:1-30).

Torres Amat (1825)



[9] Los patriarcas se consideraban extranjeros en este mundo, pues aspiraban a otra vida y patria verdadera, caminando hacia la Jerusalén celestial. Hebr 11, 13.

[13] Es una hipérbole, que quiere decir, en Egipto y países circunvecinos.

[29] Es un modo característico de jurar. Los santos padres han querido decir que el Mesías nacería del linaje de Jacob. Gen 24, 2.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 47.21 Fueron hechos esclavos: según varias versiones antiguas. Otra posible traducción: fueron trasladados a las ciudades.

[2] 47.29-30 Gn 49.29-32; 50.6.