Ver contexto
Sabed que nuestro hermano Timoteo se ha marchado. Si viene pronto, iré con él a veros. (Hebreos 13, 23) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Apéndice.

Recomendaciones Particulares, 13:1-19.
1 Permanezca entre vosotros la fraternidad, 2 no os olvidéis de la hospitalidad, pues por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles. 3 Acordaos de los presos, como si vosotros estuvierais presos con ellos, y de los que sufren malos tratos, como si estuvierais en su cuerpo. 4 El matrimonio sea tenido por todos en honor; el lecho conyugal sea sin mancha, porque Dios ha de juzgar a los fornicarios y a los adúlteros. 5 Sea vuestra vida exenta de avaricia, contentándoos con lo que tengáis, porque el mismo Dios ha dicho: No te dejaré ni te desampararé. 6 De manera que animosos podemos decir: El Señor es mi ayuda, no temeré; ¿qué podrá hacerme el hombre? 7 Acordaos de vuestros pastores, que os predicaron la palabra de Dios, y, considerando el fin de su vida, imitad su fe. 8 Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. 9 No os dejéis llevar de doctrinas varias y extrañas; porque es mejor fortalecer el corazón con la gracia que con viandas de las que, ningún provecho sacaron los que a ellas se apegaron. 10 Nosotros tenemos un altar, del que no tienen facultad de comer los que sirven el tabernáculo. 11 Los cuerpos de aquellos animales cuya sangre, ofrecida por los pecados, es introducida en el santuario por el pontífice, son quemados fuera del campamento. 12 Por lo cual también Jesús, a fin de santificar con su propia sangre al pueblo, padeció fuera de la puerta. 13 Salgamos, pues, a El, fuera del campamento, cargados con su oprobio, 14 que no tenemos aquí ciudad permanente, antes buscamos la futura. 15 Por El ofrezcamos de continuo a Dios sacrificio de alabanza, esto es, el fruto de los labios que bendicen su nombre. 16 De la beneficencia y de la mutua asistencia no os olvidéis, que en tales sacrificios se complace Dios. 17 Obedeced a vuestros pastores y estadles sujetos, que ellos velan sobre vuestras almas, como quien ha de dar cuenta de ellas, para que lo hagan con alegría y sin gemidos, que esto sería para vosotros poco venturoso.18 Orad por nosotros. Confiados en que tenemos buena conciencia y que queremos proceder rectamente en todo. !9 Sobre todo os ruego que hagáis oración para que yo os sea pronto restituido.

Este último capítulo, compuesto de recomendaciones particulares y saludos, es lo que sobre todo da carácter de carta a la epístola a los Hebreos, cuyos comienzos son más bien los de un tratado doctrinal.
Se recomienda primeramente la caridad fraterna, mencionando de modo particular la hospitalidad y la participación en las penas de presos y desvalidos (v.1-3; cf. Jua_13:34; Rom_12:10; 1Te_4:9). Esa virtud de la hospitalidad, siempre laudable y necesaria, lo era mucho más en tiempos antiguos, cuando los viajes eran lentos y difíciles; de ahí la insistencia en ella de la Sagrada Escritura (cf. Job_31:32; Sab_19:13; Mat_25:35; Rom_12:13; 1Ti_3:2; Tit_1:8), y el que aquí, para más encomiarla, se haga esa alusión a los ángeles (v.2; cf. Gen 18:1-19:22; Jue_13:10-16). Sigue luego la exhortación a comportarse honestamente en el matrimonio, pues Dios no dejará de castigar a fornicarios y adúlteros (v.4; cf. Mat_19:10; 1Co_6:9; 1Co_7:1-11; 1Te_4:4-6; 1Ti_5:14); y la exhortación al desprendimiento, con plena confianza en la Providencia divina, en apoyo de lo cual se traen a colación dos textos de la Escritura adaptados al respecto (v.5-y; cf. Jos_1:5; Sal_118:6).
A continuación se habla, sin especificar, de los pastores o jefes de la comunidad, cuya fe los destinatarios deben imitar (v.7). Se hace referencia especial al fin de su vida, como fin digno de una vida digna; es probable que tal modo de hablar sea una alusión al martirio o muerte por la fe. En ese caso podríamos ver aludidos aquí el martirio de Esteban (cf. Hec_7:59-60) y el de Santiago el Mayor (cf. Hec_12:1-3), así como el más reciente de Santiago el Menor, muerto por los judíos, según sabemos por Josefo, hacia el año 62. La mención aquí de Jesucristo en calidad de siempre el mismo ayer y hoy y por los siglos (v.8), parece tratar de significar que los pastores o jefes de la comunidad, por respetables que sean, van desapareciendo; pero Cristo, objeto central de nuestra fe, permanece para siempre. Es posible, como creen algunos autores, que con esta expresión, más que aludir a la inmutabilidad de la naturaleza divina de Cristo, se aluda a la permanencia del único sacrificio, en armonía con el una sola vez constantemente repetido (cf. 7:27; 9:12; 10:10). A ese Jesucristo, siempre el mismo, debemos nosotros permanecer siempre adheridos, sin dejarnos llevar de doctrinas extrañas, especulando sobre alimentos, si lícitos o no lícitos, de que ningún provecho sacaron los que van por ese camino (v.9; cf. 9:9-10). Es ésta una alusión evidente al judaismo y a sus prácticas, de las que el autor quiere apartar totalmente a los destinatarios.
Insistiendo en esa idea de permanencia en la fe, sin mezclas de judaismo, afirma resueltamente que los cristianos tenemos un altar y un sacrificio, de que no pueden participar los judíos, y ese altar y ese sacrificio nos exigen romper totalmente con la sinagoga para seguir decididamente a Cristo (v. 10-15). Tal creemos ser la idea fundamental de esta historia, cuya interpretación concreta, sin embargo, de cada una de las frases no siempre es fácil. Una de las mayores dificultades está en la palabra altar (???????????? ), del que se dice que no pueden comer los que viven del tabernáculo (v.10). ¿Hay aquí una alusión a la eucaristía? Así lo creen muchos, insistiendo sobre todo en que no sólo se habla de altar, sino de altar del que no pueden comer los judíos. Pues bien, los cristianos no tenemos otra comida litúrgica o sacrificial que la eucaristía. Sin embargo, es posible, y así opinan gran número de autores, que el término altar aluda simplemente a la inmolación en la cruz, que es de lo que se ha venido hablando en la carta, como contraposición a los sacrificios mosaicos (cf. 9:14.26; 10:10.14; 12:24). Ese sacrificio de Cristo en la cruz es el que los cristianos debemos seguir presentando continuamente a Dios en nuestras plegarias (v. 15; cf. Sal_50:14-23; Ose_14:3). Ni se ve dificultad en tomar el término comer en sentido metafórico, con referencia a la participación en los frutos de ese sacrificio único de la cruz, frutos que a los cristianos nos bastan, sin tener necesidad de ir a buscar nada fuera. En cuanto a la expresión padeció fuera de la puerta (v.12), se trata de uno de tantos simbolismos a que nos tiene acostumbrados el autor de esta carta. Sabemos, en efecto, que en la fiesta del Kippur o de la Expiación, a la que se ha aludido repetidas veces (cf. 9:7.25; 10:1.3), los cuerpos de los animales sacrificados, cuya sangre servía al sumo sacerdote para poder entrar en el Santísimo, eran quemados fuera del campamento (v.11; cf. Lev_16:27), Y posteriormente fuera de la ciudad. Pues bien, Jesucristo, la verdadera víctima expiatoria, ha querido realizar en sí aquella prefiguración, siendo crucificado fuera de los muros de Jerusalén 444. Consecuencia moral: A su ejemplo, salgamos también nosotros fuera del campamento (? .13), es decir, rompamos toda atadura con el judaismo, pensando que nuestra verdadera ciudad no es el judaismo, sino la Iglesia o Jerusalén celestial (v.14; cf. 12:22-24).
Hechas estas reflexiones en torno al sacrificio de la cruz, el autor añade que tampoco se olviden de las obras de beneficencia y ayuda mutua, sacrificios (en sentido metafórico) muy agradables a Dios (v.16; cf. Flp_4:18). Asimismo, que obedezcan dócilmente a sus pastores (v.17), y que rueguen por él, siempre deseoso de ayudarles honrada y desinteresadamente (v. 18-19; cf· Rom_15:31).

Salados y bendición final,Rom_13:20-25.
20 El Dios de la paz, que sacó de entre los muertos, por la sangre de la alianza eterna, al gran Pastor de las ovejas, nuestro Señor Jesús, 21 os haga perfectos en todo bien, para hacer su voluntad, cumpliendo en nosotros lo que es grato en su presencia, por Jesucristo, a quien sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 22 Os ruego, hermanos, que llevéis con paciencia este discurso de exhortación, porque en verdad os he escrito brevemente. 23 Sabe que ha sido puesto en libertad nuestro hermano Timoteo, en cuya compañía, si viniere pronto, os he de ver. 24 Saludad a todos vuestros pastores y a todos los santos. Os saludan los de Italia. 25 La gracia sea con todos vosotros. Amén.

La carta ha llegado a su fin. Ante todo, una oración a Dios por los destinatarios, en forma de augurio, deseándoles la ayuda divina que les haga aptos para todo bien en el cumplimiento de su voluntad (v.20-21). Es de notar la expresión gran Pastor, aplicada a Jesucristo (v.20), de modo parecido a como lo hace también San Pedro (1Pe_5:4; cf. Eze_37:24; Jua_10:11).
Vienen luego una recomendación a que reciban bien su carta (v.22) y una noticia sobre Timoteo (v.23), el conocido compañero y colaborador de San Pablo. De esta prisión de Timoteo, a que aquí parece aludirse, no tenemos el más ligero indicio en ninguna otra parte. En caso de que se trate de verdadera prisión, ésa debió de ser muy breve, pues de ello no quedó huella alguna en la tradición.
En cuanto a los saludos (v.24), se ha discutido mucho el sentido de la frase los de Italia (?? ??? ??? ??????? ). Creen algunos que se trata de cristianos oriundos de Italia, que vivían en el lugar desde donde se escribía la carta, por supuesto fuera de Italia. Sin embargo, la frase puede también interpretarse en sentido de judío-cristianos residentes en Italia, desde donde se escribía la carta. Gramaticalmente nada hay que se oponga a esta interpretación, que ha sido la tradicional ya desde los Padres, y única aceptable, de no suponer que los destinatarios de la carta están en Italia.
Por fin viene la bendición o saludo final (v.25), idéntico al de muchas otras cartas paulinas (cf. 1Co_16:23; Col_4:18; 2Te_3:18; Tit_3:15). La gracia que se augura a los destinatarios no es simplemente la gracia santificante, sino algo más general, síntesis de todos los favores divinos. Permítasenos que también nosotros, al final de este comentario, auguremos eso mismo para todos nuestros lectores.

362 Gong. Trid. (Dz. 784) y Vatig. I (Dz. 1787). 363 Cf. sobre todo el cap. 36:1-5. 364 Cf. Epist. ad Corinth. 36:2-5. 365 Cf. Vis. 2:3:2, y 3:7:2; San Justino, Dial 33. 366 Cf. Euseb., Hist. Eccl 6:14: PG 20:549. 367 Cf. Euseb., Hist. Eccl 6:25: PG 20:584. 368 Cf. Ench. Bibl 1-7. 369 Cf. Euseb., Hí'st. Eccl 6:20: PG 20,573; San Jerónimo, De vir. ill 59: PL 23:669. 370 Cf. Tert., De pudic. 20: PL 2:1021; Greg. Elib., Tract. de lib. S. Script., ed. ba-Tiffol (cf. Rev. Bibl. 8 [1899] 278-283.) 371 Este canon fue editado por th. Mommsen en Hermes 21 (1886) 144ss, y 25 (.1090; 6-6ss. Cf. Inst. Bibl I (Roma 1933) P-194-195 n.140. 372 Cf. De doctr. christ. 2:8: PL 34:41; De civ. Dei 16:22: PL 41:500; De pecc. mentís 373 Cf. Denz. 92. En el concilio de Cartago de 419 se habla ya simplemente de Epístolas de Pablo, catorce. 374 Ad Dard. epist. 129:3: PL 22:1103. 375 Damos el texto íntegro del decreto: A las siguientes dudas propuestas, la Pontificia Comisión Bíblica decretó responder así: I. Si se debe conceder a las dudas que acerca de la inspiración divina y origen paulino de la carta a los Hebreos asaltaron los ánimos de algunos en Occidente durante los primeros siglos por abuso principalmente de los herejes tanta fuerza que, atendiendo a la perpetua, unánime y constante afirmación de los Padres orientales, a la cual se une después del siglo iv el consentimiento pleno de toda la Iglesia occidental; y consideradas las intervenciones de los Sumos Pontífices y sagrados concilios, especialmente del Tridentino, así como el perpetuo uso de la Iglesia universal; sea lícito poner en duda que dicha carta debe ser contada ciertamente no sólo entre las canónicas lo cual es de fe definida , sino también entre las genuinas del apóstol Pablo. Resp. Negativamente. II. Si los argumentos que suelen sacarse de la insólita ausencia del nombre de Pablo y de la omisión del acostumbrado exordio y saludo en la carta a los Hebreos, o bien de la pureza de su griego y de la elegancia y perfección de su lenguaje y estilo, o del modo como en ella se alega el Antiguo Testamento y se argumenta de él, o por algunas diferencias que se pretende encontrar entre la doctrina de ésta y la de las otras cartas de San Pablo, debilitan en alguna manera el origen paulino de la misma; o si más bien la perfecta concordia en la doctrina y en las expresiones, la semejanza en los consejos y exhortaciones, así como la coincidencia de expresiones y palabras reconocidas incluso por algunos acatólicos que se observan entre ella y los demás escritos del Apóstol de las Gentes, corroboran y confirman su origen paulino. Resp. Negativamente a la primera parte y afirmativamente a la segunda. III. Si de tal manera se ha de considerar el apóstol Pablo autor de esta carta, que se deba necesariamente afirmar no sólo que la escribió y expresó todo bajo la inspiración del Espíritu Santo, sino que incluso le dio la forma que hoy presenta. Resp. Negativamente, salvo el juicio ulterior de la Iglesia. 376 Cf. Saint Paul. L'építre aux Hébreux vol.i (París 1952) p.ióó. 377 Gf. Clem. Alejandrino, en euseb., Hist. Eccl. 6:14: PG 20:549; tert., Depudic, 20: PL 2:1074. 378 Entre los críticos que sostienen que los destinatarios de la carta son predominantemente étnico-cristiano o cristianos en general, prescindiendo de su origen judío o gentil, podemos mencionar a H. von Soden, J. Moffat, H. Windisch, A. Oepke. A esta opinión se inclina también el P. Dubarle, que busca los destinatarios entre las comunidades cristianas de Ga-lacia (cf. A. M. dubarle, Rédacteur et destinataires de l'építre aux Hébreux: Rev. Bibl. 48 [1939] 506-529). 379 Cf. C. Spicq., L'Epítre aux Hébreux, ApoZos, Jean-Baptiste, les Hellenistes et Qumrán: Rev. de Qumrán, 3 (1959) 365-390. 380 No queremos dejar de advertir que entre los críticos, en contra de lo que acabamos de exponer, prevalece la opinión de retrasar la composición de esta carta hasta fines de siglo. No más tarde, pues reconocen que es ya utilizada por Clemente Romano hacia el año 95. Sin embargo, no todos piensan así. Escribe, por ejemplo, Héring: Aunque la destrucción del Templo no impidió el que los Rabinos siguiesen discutiendo sobre detalles del culto, la ausencia de toda mención de esta catástrofe en nuestra carta nos hace por lo menos inclinar, junto con Reuss, Westcott, Spicq y muchos otros, hacia una fecha un poco anterior al 70 (J. héring, L'Epítre aux Hébreux [París 1954] p.ij). En efecto, no juzgamos creíble que el autor de la carta, que tanto insiste en el carácter provisorio del culto mosaico, omitiese sacar partido para su tesis del cese de ese culto en el año 70. Además, pasado el año 70, toda esa polémica sobre culto mosaico y culto cristiano parece estar sonando en el vacío, perdida toda actualidad. Es cierto que el autor de la carta, al dar detalles del culto, más que contemplar el del Templo, parece estar contemplando el del Tabernáculo mosaico, pero ello es debido probablemente no a otra razón, sino a que quiere hacer resaltar el carácter divino de esas disposiciones cultuales, no obstante ser transitorias, al igual que hace con las citas bíblicas, evitando nombrar los autores humanos (cf. 2:6; 4:4). 381 Cf. C. Spicq, art. Paul: Hébreux (Epítre aux): Dict. Bibl. Suppl. vol. VII, col. 230. 382 Cf. L. Vaganay, Le plan de ? Epítre aux Hébreux: Mem. Lagrange (París 1940). 383 Cf. A. Vanhoye, La structure litteraire de l'Epítre aux Hébreux (Bruges 1963). En Manual Bíblico, IV (Madrid 1964) p. 260-264, se transcribe detalladamente el esquema de A. Vanhoye. 384 Cf. J. Schierse, Verheisung und Heilsvollendung. Zur theol. Grundfrage des He-brderbriefes (Münchem 1955). 385 Cf. Rev. Bibl. 28 (1919) p.202, al reseñar la obra de H. windisch, Der Hebraer* brief (Tübingen 1913). 386 Cf. C. Spicq, o.c., col. 229. 387 Cf. F. V. Filson, Yesterday. A Study of Hebrews in the Light of Chapter 13 (Lon-don 1966). 388 A esta opinión se inclina /. Héring, quien concreta así su posición: A los cap. 1-12, que eran el texto de una homilía, su autor añadió después los versículos 1-21 del cap. 13, que son una especie de carta, y que fue enviada a los destinatarios junto con la homilía. En cuanto a los vv.22-25 de ese mismo c.13, parece que constituyen un post-scriptum, que puede proceder incluso de la pluma de otro autor, sin que haya nada que impida suponer que este autor sea Pablo, el cual habría aprovechado la ocasión para dar así una especie de marchamo apostólico al escrito de su amigo y discípulo Apolo (J. héring, L'épitre aux Hébreux [París 1955] p.121 y 126). 389 Cf. J. Jeremías, Der Opfertod Jesu Christi (Stuttgart 1963). 390 Cf. G. spicq, Le Philonisme de l'Epitre aux Hébreux: Rev. Bibl. 56 (1949) 542-572 Y 57 (195o) 212-242; ídem, Alesandrismes dans VEpítre aux Hébreux: Rev. Bibl. 58 (1951) 481-502. 391 Cf. J. Coppens, Les affinités qumrániennes de l'epítre aux Hébreux: Nov. Rev. theol. 84 (1962) 128-141 y 257-282; H. Braun, Qumrán und das Neue Testament (Tübingen 1966); Y. Yadin, The Sea Scrolls and the Epistle to the Hebrews: Aspects of the Dead Sea Scrolls. Scripta Hierosolimitana, IV (Jerusalem 1957) P-36-55- 392 Gf. C. spicq, L'origine johanique de la conception du Christ-préte dans l'építre aux Hébreux: Mél. M. Goguel (París 1950) p.258-269; M. Perella, De verbo manere apud Joannem: Div. Thom. (1937) 159-171; R. Gyllenberg, Die Anfange der johanneischen Tradition: Neut. St. für R. Bultmann (Berlín 1954) p. 144-147. 393 Cf. L. Pirot, art. Hébreux (L'epítre aux): Dict. Bibl. Suppl., vol. III, col. 1432-1436. 394 Parece que tampoco Jesucristo se dio nunca a sí mismo el título de sacerdote. Ello es fácilmente explicable, dado que en la concepción de sus contemporáneos el sacerdocio se transmitía hereditariamente y con sujeción a determinados ritos externos de purificación (cf. Exo_21:1-35; Lev_8:1-36), y Jesús ni era de la tribu de Leví ni se había sometido a ningún rito externo de purificación o consagración. Proclamarse sacerdote hubiera sido algo extraño e ininteligible. Y si evitó llamarse Mesías (cf, Mat_16:20; Luc_4:41), más delicado todavía hubiese sido el llamarse sacerdote. Este título habría de venirle más bien como fruto de reflexión teológica, cosa que hace precisamente el autor de la carta a los Hebreos. 395 El único texto veterotestamentario en que se alude directamente a la condición sacerdotal del Mesías es el de Sal_110:4. Este Salmo suele ser considerado como de David, aunque no faltan autores que rebajan la fecha hasta la época de los Macabeos (cf. J. alonso, Cómo y cuándo entró en la línea del mesianismo clasico el aspecto sacerdotal: Est. ecl. 25 (1966) 283-298). Parece que en los tiempos de Cristo, al menos dentro de ciertos círculos judíos, estaba extendida la creencia de un Mesías-sacerdote, como lo demuestran ciertos textos de Qumrán, que hablan del Ungido de Aarón y de Israel (G D XII, 23; XIX, 10; 125, IX, io-n), y el Testamento de los XII Patriarcas (cf. Test. Lev, ? ,? -7; 8:1-19; 17,i-n; 18:1-14; Test. Jud. 24, i-6). A veces, parece incluso que suponen dos personajes distintos: el Mesías sacerdotal, de la tribu de Leví, y el Mesías regio, de la tribu de Judá. Los mismos textos profetices podían dar pie para este desdoblamiento (cf. Jer_33:17-22; Zac 3i-4,14)· 396 Cf. E. M. Esteve, De caelesti mediatione sacerdotali Christijuxta Heb_8:3-4 (Madrid 1949); Theod. da Gastel S. Pietro, II sacerdocio celeste di Cristo nella lettera agli Ebrei: Gre-gor. 39 (1958) 319-334; A. Vanhoye, De aspectu oblationis Christi secundum epist. ad Hebr. Verb. Dom. 3? Ü959) 32-38. 397 En este sentido, escribe el P. Prat: En el momento en que Jesús expira, todo ha sido consumado: inmolación, ofrenda, aspersión de la sangre, derecho de entrar en el cielo. Los partidarios del sacrificio celeste olvidan esto (P. prat, La theologie de S. Paul, I [París 1934] 456). En la misma línea, y no sin cierto humorismo, escribe W. Leonard: El Cristo entronizado no ofrece sacrificio en el cielo, pues el estar sentado (cf. 8:1) no es postura propia de un sacerdote ministrante (W. leonard, Verb. Del. Com. a la S. Escritura IV [Barcelona 1959] 388-389). 398 Cf. M. Meinertz, Teología del Nuevo Testamento (Madrid 1963) p-499- 399 Como dice L. Sabourin, la presencia de Cristo con sus llagas gloriosas (cf. Jua_20:24-29; Rev_5:6) recuerda constantemente al Padre la obra realizada en la tierra, prolongando sus efectos hasta la eternidad (L. sabourin, Los nombres y títulos de Cristo [Salamanca 1965] 203). En el mismo sentido se expresa A. Vanhoye, refiriéndose a Heb_2:17, donde encontramos el término expiar (?????????? ) en presente durativo, no en aoristo, lo cual indica que el autor no está aludiendo al sacrificio mismo del Calvario, sino a la acción de Cristo entronizado. Cierto, añade Vanhoye, que este poder perdurable de borrar pecados pende de su sacrificio, pero <'no debe confundirse con el sacrificio, sino que es la eficacia perpetua de ese sacrificio, señalada frecuentemente en la carta:Heb_7:25; Heb_9:14.24; Heb_10:19.21 (A. vanhoye, Thema sacerdotii praeparatus in Hebr. 1:1-2:18: Verb. Dom. 47, 1969, 296). 400 cf. C. Spicq, La theologie de deux Alliances dans Vépítre aux Hébreux: Rev. des Se. phlí. et theol. 33 (1949) 15-30. 401 últimamente el P. C. de Villapadierna ha propuesto una interpretación con que cree evitar esos inconvenientes de cambios de significado en una misma palabra dentro del mismo contexto. Dice que, de modo parecido a Gal_3:15-17, se trataría simplemente de una comparación, no de afirmar que esa alianza nueva, de que se viene hablando, sea un testamento. La idea sería ésta: Así como un testamento presupone la muerte del testador para entrar en la posesión de la herencia, del mismo modo la nueva economía religiosa implica la muerte del mediador para participar de los bienes prometidos a su acción sacerdotal y sacrificial (cf. C. de Villapadierna, La diatheque en Hebr. 9:16-17. Intento de solución: Natur. y grac. 10, 1963, p.57-80). Sin embargo, todo en el contexto bíblico da la impresión de que el autor no trata de comparar, sino de argüir: Porque. es preciso. pues. por donde., lo que nos lleva a decir que es a esa misma alianza a la que llama testamento. Sobre el significado de ??????? , particularmente en el mundo bíblico, cf. L. G. da fonseca, Diazeke, foedus an testamentum?: Bibl. 8 (1927) p.31-so.161-181.290-319.418-441; 9 (1928) p. 6-40.143-160. Digamos, en general, que diazeke es el término griego por el que los LXX tradujeron el hebreo berith (= alianza), a pesar de que en el griego helenístico este término de diazeke significa más bien testamento. No es fácil saber por qué los LXX tradujeron el hebreo berith por el griego diazeke (= testamento), y no por ??????? que era el término griego usual para indicar un pacto o alianza. Quizás se deba a que trataban de atenuar el carácter de bilateralidad que indicaba el término sunzeke, y así hacer resaltar que la alianza de Dios con Israel, más que un pacto entre dos, era obra gratuita de Dios, de mcdo parecido a como son obra gratuita los bienes de un testamento. De las 30 veces que aparece diazeke en el Nuevo Testamento, lo normal es que tenga también sentido de alianza, igual que en los LXX (cf. Hec_7:8; Rom_11:27; 2Co_3:6; Heb_8:8.); pero a veces, como en Heb_9:16-17, tiene más bien sentido de testamento, es decir, sentido que pudiéramos llamar profano, en contraposición al sentido de alianza, que pudiéramos llamar bíblico. 402 Gf. vat. II, Gonst. Lumen gentium, n.io-ii. 403 La razón de esta insistencia del cristianismo primitivo en hacer notar la superioridad de Cristo sobre los ángeles, parece ser debida a la enorme importancia que se atribuye a los ángeles en las concepciones religiosas de aquel tiempo, ? faltando quienes incluso les daban culto (cf. Gol 2:18). Nótese que se dice hecho tanto mayor., es decir, no se trata simplemente de que Cristo pasa de la tierra al cielo, una vez realizada la purificación de los pecados (v-3), sino que se incluye cierta transformación en la persona misma del realizador de esa purificación. Es la transformación que lleva consigo la resurrección, al dejar Cristo su condición humilde y pasar a la esfera divina. 404 En el texto hebreo no parece que haya alusión a los ángeles, espíritus celestiales, sino simplemente a los vientos y relámpagos, que son considerados como mensajeros de Yahvé. La traducción sería: Tienes por mensajeros a los vientos, y por servidores llamas de fuego. Los LXX tradujeron el hebreo male akim (~ mensajeros) por ??????? en sentido, a lo que parece, de espíritus celestiales. Es el sentido en que se toma en la carta a los Hebreos. 405 Tratándose, pues, de Jesucristo, el término Dios puede con todo derecho tomarse en su sentido obvio y natural (cf. v.3); en cambio, tratándose del personaje directamente aludido, más bien habrá de tomarse en sentido amplio e hiperbólico, como en otras ocasiones (cf. Exo_7:1; 1Sa_28:13; Sal_8:6; Sal_58:2). También el texto hebreo del salmo usa la palabra Elohim; ni vemos razón (cf. Isa_9:5) para suprimir esa palabra en el v.7 y sustituirla por Yahvé en el v.8, conforme hacen no pocos críticos modernos, movidos en gran parte por la preocupación de excluir el título de Dios como atributo del Mesías. 406 El verbo irocpappéco, que traducimos por deslizar se emplea con frecuencia en la literatura griega profana hablando de naves que, empujadas por los vientos, no logran alcanzar el puerto en el que estaban a punto de entrar. En el Nuevo Testamento sólo aparece en este lugar. El empleo es metafórico, y se aludiría al peligro de perder el camino de entrada en el puerto de salud. Ese camino es la fe. 407 Es curiosa, com , ya hicimos notar en la introducción, la manera de citar la Escritura: Ya lo testificó alguien en cierto lugar. La misma fórmula encontramos luego en 4:4. 408 El término ángeles es de la versión de los LXX, que es de donde está tomada la cita. En el texto hebreo se Ise Elohim (= Dios). En el fondo, el sentido no cambia. 409 En lugar de gracia de Dios (?????? ???? ), algunos códices y escritores antiguos, particularmente entre los nestorianos, leen xcopis ???? (sin Dios). Probablemente se trata de una glosa, que luego entró en el texto, con la que se pretendía advertir al lector sobre la impasibilidad de Cristo como Dios, quizá con alusión al grito de Cristo en la cruz quejándose del abandono por parte de Dios (cf. Me 15:34). 410 El término autor corresponde al griego ??????? , que también podría traducirse por guía o caudillo. Aquí, igual que en Hec_3:15, a cuyo comentario remitimos, preferimos la traducción de autor. 411 La primera cita pertenece al salmo 22, del que también los evangelistas toman expresiones que aplican a Jesucristo (cf. Mat_27:46; Jua_19:28). Creen algunos autores que se trata de textos directamente mesiánicos. Parece, sin embargo, a poco que nos fijemos en el contexto, que el salmista no se refiere al Mesías, sino en general al justo perseguido, concretado muchas veces en la persona del mismo salmista. Es el mismo caso de los salmos 69 y 109, citados en Hch_1:20. Con todo, no por eso, como entonces explicamos, ha de excluirse todo sentido mesiánico. Esas frases del salmista, aunque dirigidas al justo perseguido en general y a sus numerosos enemigos, van en la intención de Dios hasta el Mesías y sus también numerosos enemigos. De ahí que a veces, como en el salmo 21, haya expresiones que en toda su amplitud difícilmente podrán aplicarse a otro que no sea el Mesías. Mayor dificultad presenta, en cuanto a su sentido mesiánico, la cita de Isaías. En el contexto del pasaje profetice vienen esas palabras, después de habernos pintado el profeta con los más vivos colores la próxima invasión asiría. El Señor había mandado a Isaías que pusiera a sus dos hijos los nombres de Sear-Jasub y Maher-salal-jas-baz, nombres simbólicos con referencia a esa próxima invasión. El pueblo no hacía caso de estas amenazas de Yahyé y, más que de ellas, se preocupaba de buscar alianzas y de consultar adivinos. En ese ambiente o estado de cosas, Isaías dice que seguirá esperando en Yahvé, y que él y los dos hijos que le dio el Señor, como presagio de lo que había de acaecer a Israel, seguirán a vista del pueblo, y así sabrán todos la suerte que les espera. ¿Qué tiene que ver todo esto con la aplicación a Jesucristo, que hace la carta a los Hebreos? Realmente, la cita es desconcertante. Quizá sea la mejor solución, suponer que en la intención de Dios esa situación de Isaías era como tipo o figura de la del Mesías. También éste, rodeado de un pueblo que no hace caso de sus palabras, pone su confianza en el Padre y presenta ante el mundo a los discípulos que le dio, a quienes no tiene inconveniente en llamar hijos (cf. Jn 13:33-17:26). 412 Esto es lo que significa la expresión sangre y carne (v.14), de frecuente uso en la Escritura (cf. Mat_16:17; 1Co_15:50; Gal_1:16; Efe_6:12). 413 Omitimos recoger la idea del v.16, pues en realidad no añade nada sustancial al razonamiento de la perícopa, y es además un versículo de difícil interpretación. El término griego ????????????? (coger sobre sí), que, apoyados en el contexto, hemos traducido por socorrió, por otros es traducido asumió, con referencia a que Jesucristo no tomó la naturaleza angélica, sino la humana. Y aún hay otra tercera interpretación, que es la de una versión siríaca: la muerte (v.15) no dominó sobre los ángeles, quienes, por tanto, no la temen, como hacen los hombres., sino sobre la descendencia de Abraham. En cuanto a la expresión descendencia de Abraham (????????? ?????? ), notemos también su dificultad; pues parece obvio suponer que el autor de la carta intenta incluir a todos los hombres. Claro que, con la segunda de las interpretaciones aludidas, desaparecería en gran parte la dificultad, pues Cristo es de raza judía (cf. Mat_1:1; Rom_9:5). Quizá la maneía de salvar la expresión descendencia de Abraham, incluso en las otras interpretaciones, sea dándole el sentido amplio que tiene en Rom_4:16 y Gal_3:29. 414 Con esos dos títulos misericordioso y fiel el autor anuncia ya con anticipación lo que va luego a desarrollar en 4:15-5:19 y 3:11-4:16. Es uno de sus procedimientos o técnicas de composición, que suele usar en la carta (cf. 5:9 10; 10:38-39; 12:14). 415 Cf. Eneida 1:630: Non ignara mali miseris succurrere disco*. 416 Es de advertir que es éste el único lugar del Nuevo Testamento en que se da a Cristo el título de apóstol. La idea, sin embargo, no tiene nada de extraño, pues es normal hablar de que ha sido enviado por el Padre para llevar a cabo la obra de nuestra salud (cf. 1:2; Rom_8:3; Gal_4:4; Mat_10:40; Jua_3:17). En cuanto al título de pontífice, es título que se le da frecuentemente en esta carta (cf. 2:17; 4:14; 5:5; 6:20; 7:26; 8:1; 9:11; 10:21). Juntando ambos títulos en una misma persona, claramente se da a entender que Cristo concentra en sí dos oficios, el de Moisés y Aarón, que en la antigua alianza existían separados. Notemos también las expresiones hermanos santos y vocación celeste, a las que conviene añadir alguna explicación. El apelativo hermanos santos, para designar a los cristianos, es exclusivo de este lugar (y una variante en 1Te_5:27) en todo el Nuevo Testamento. Sin embargo, por separado, hermanos o santos, era designación muy corriente (cf. Hec_9:13; Hec_11:26). Con la expresión vocación celeste se alude, sin duda, a la vocación o llamada a la fe; llamada que muy bien puede decirse celeste (?????????? ), pues viene del cielo y conduce al cielo (cf. Efe_1:3; Flp_3:14; Jua_6:44). La profesión que todos hacemos de una misma fe es llamada nuestra confesión (v.1). 417 La cita, como de costumbre, está hecha conforme a la versión griega de los LXX. Es sabido que dicha versión, y consiguientemente también la cita de esta carta (cf. v.8), en lugar de los nombres propios Meribah y Massah. como están en el texto hebreo, da su traducción etimológica (rebelión y tentación respectivamente), cual si fueran nombres comunes. El sentido, para lo que ahora interesa en la carta, no queda afectado. Notemos también que en el v.10 la cita está hecha con cierta libertad, cambiando la puntuación y añadiendo un por lo cual, sin duda para que resalte más que Dios fue justo en su ira y en su castigo. Tampoco aquí el sentido queda afectado sustancialmente. 418 Esta manera de hablar no supone que el autor de la carta admita la distinción sustancial entre alma (???? ) y espíritu ??????? términos que ya hemos explicado en otras ocasiones (cf. 1Te_5:23); es simplemente un modo de decir para indicar que penetra hasta lo más íntimo del ser humano, sin que haya nada que pueda escaparse a su influjo. La misma idea se expresa con la comparación siguiente: hasta las coyunturas y la medula, que es lo más interno y sutil del compuesto corpóreo. 419 Advirtamos que, aunque era personalmente impecable, no por eso era extraño a los pecados de los hombres, de los cuales aparece como revestido y responsable. Las expresiones de San Pablo a este respecto no pueden ser más atrevidas: le hizo pecado por nosotros., haciéndose por nosotros maldición (2Co_5:21; Gal_3:13). 420 Cf. E. Rasco, lí oración sacerdotal de Cristo en la tierra según Heb_5:7 : Greg. 43 (1962) 723-755· 421 En el Nuevo Testamento, el significado ordinario de ???????? , de donde el adjetivo ??????? , es el de precaución para no peca',, respeto religioso, temor de Dios, piedad (cf. 11:7; 12:28; Lev_2:25; Hec_2:5; Hec_8:2; Hec_22:12). La palabra, de suyo, puede también significar temor o miedo, que es el significado que los autores arriba aludidos quieren darle en este pasaje de la carta a los Hebreos, suponiendo que la frase es elíptica: escuchado (y liberado) del temor. Sin embargo, nada hay que aconseje esa elipsis; tanto más, que en ningún otro lugar del Nuevo Testamento la palabra aparece con el significado de temor. 422 Es impresionante ese recuento de experiencias y dones con que es favorecido el cristiano: iluminación, con probable alusión al bautismo, pasando del reino de las tinieblas al de la luz (cf. Efe_5:8-14); don celestial, delicias y seguridades de la vida de gracia, probablemente con alusión especial a la eucaristía, que es pan bajado del cielo (cf. Jua_6:33) y del que gustamos todos (cf. 1Co_10:17); participación del Espíritu Santo, tanto en sus clones habituales (cf. Hec_2:38; Hec_8:17, Rom_5:5) como a veces en los extraordinarios (cf. 1 Cor 12, ii; Gal_3:5); hermosura de la palabra de Dios, la buena nueva del Evangelio, con sus promesas y_sus consuelos; prodigios del siglo venidero, serie de milagros que acompañaban la predicación del Evangelio y que afianzaban la verdad de la nueva economía (cf. 2:4), es decir, la economía venidera o mesiánica (cf. 2:5).La expresión crucificando para sí mismos al Hijo de Dios y poniéndole en ludibrio (??????? ;??????? ??????? ??? ???? ??? ???? ??? ?????????????????? ) parece significar que los apóstatas muestran con su proceder que, en lo que está de su parte, consienten con los que le crucificaron. 423 Esta es la explicación que juzgamos más fundada. Sin embargo, es de notar que bastantes Padres, y modernamente todavía algunos autores, dan otra interpretación muy distinta: se trataría de imposibilidad para recibir un segundo bautismo, que para los cristianos es único y no puede repetirse. Desde luego, esto es verdad; pero nada hay en el texto que aconseje esa interpretación, ni vemos por qué el autor iba a insistir en una cosa que a buen seguro era de todos conocida. 424 La expresión detrás del velo, que aquí tiene sentido figurado, está tomada de la disposición de las cosas en el santuario mosaico (cf. Exo_26:33), símbolo del santuario celeste (cf. 9:23-24). 425 Unánimemente se admite hoy que Salem, de donde era rey Melquisedec, se identifica con Jerusalén, llamada Uru-salim en los documentos de El-Amarna (s.xiv a. C.). La identificación con Salim (cf. Jua_3:23), propuesta por San Jerónimo y algunos otros autores antiguos, ha sido abandonada. 426 El título Dios altísimo es empleado en la Biblia para designar al verdadero Dios, tanto de los hebreos (cf. 2Sa_22:14) como de los gentiles (cf. Num_24:16); ese ser que es infinitamente superior a todas las cosas creadas. 427 Es sabido que en torno a la figura de Melquisedec se formaron luego muchas leyendas, lo mismo entre los judíos que entre los cristianos. No faltaron sectas herejes que le consideraron como un ser supraterreno, manifestación sea del Logos, sea del Espíritu Santo. 428 Entre los judíos era axiomática la grandeza de Abraham, y tenían como máxima gloría el ser hijos de Abraham (cf. Jua_8:33; Rom_4:1). 429 No todos los descendientes de Leví eran sacerdotes, sino sólo los que procedían de la rama de Aarón; los otros, llamados levitas, estaban destinados a servicios subalternos del templo (cf. Exo_28:1-3; Num_3:1-39). 430 La frase griega ??? ?? ???????? , que nosotros, con la generalidad de los autores modernos, hemos traducido por el adverbio perfectamente, otros la traducen por para siempre. Es el sentido en que la toma la Vulgata (in perpetuum) y las versiones coptas y siríaca; se aludiría a la salud eterna de la gloria. Sin embargo, preferimos la traducción de perfectamente, en contraposición al poder del sacerdocio levítico y de la Ley, que nada podían llevar a la perfección (cf. v. 11.19). Cristo, al contrario, puede llevarnos hasta una salud perfecta, es decir, íntegra y completa; salud, por lo demás, que difícilmente podría denominarse perfecta, si no fuese eterna. Ambos sentidos, pues, sustancialmente coinciden. 431 La expresión más alto que los cielos (?????????? ??? ??????? ????????? ) la interpretan muchos con referencia a su ascensión a los cielos, donde se sentó a la diestra del Padre (cf. 1:3; 4:14)· Incluso interpretan también en ese sentido la expresión apartado de los pecadores (???????????? ??? ??? ????????? ), pues fue en la ascensión al cielo cuando rompió todo contacto y quedó totalmente separado de este mundo de pecados. Sin embargo, parece que el contexto está pidiendo separación o distanciamiento en el orden espiritual, igual que con los adjetivos santo, inocente, inmaculado. Con todo, eso no excluye que, particularmente en la expresión más alto que los cielos, el autor no tenga ante la vista la escena de la ascensión, a la que daría cierto valor simbólico, considerándola como expresión sensible de la distancia entre Jesucristo, el sumo sacerdote de la nueva alianza, y los pecadores. 432 Esta alusión que el autor hace a los pontífices (????????? ) de la antigua Ley plantea una dificultad, a la que queremos aludir. En efecto, sabemos que entre los judíos se ofrecían cada día sacrificios, conforme estaba preceptuado en la Ley (cf. Exo_29:38-42; 1Cr_16:40; Esdr 3:3); pero estos sacrificios cotidianos no solía hacerlos personalmente el sumo sacerdote, sino otros sacerdotes, para lo que estaban divididos en varias clases o turnos (cf. Lev_1:8-10). Además, tales sacrificios no se ofrecían específicamente por los pecados del sumo sacerdote, como aquí manifiesta el autor. Todo da la impresión de que el autor de la carta a los Hebreos se está refiriendo a los sacrificios que el sumo sacerdote judío debía ofrecer en el gran día del Kippur o Expiación, primero por los propios pecados y luego por los del pueblo (cf. 9:7; Lev_16:6-16). Pero la dificultad está en que estos sacrificios se ofrecían sólo una vez al año; ¿cómo, pues, explicar la expresión cada día? La respuesta no es fácil, y se han propuesto muchas soluciones. Lo más probable es que ese cada día tenga sentido genérico y venga a equivaler más o menos a continuamente, con incesantes repeticiones. Tanto más que los mismos sacrificios de los otros días, fuera del Kippur, eran como reflejo y prolongación de los del Kippur, los más solemnes de todos, y estaban como señalando la necesidad de repeticiones. 433 Algunos autores, siguiendo a San Cirilo de Alejandría, interpretan este santuario celeste, donde Cristo ejerce sus funciones de sacerdote, no de los cielos, sino de la Iglesia en general, la Jerusalén de arriba (cf. Gal_4:26), considerada como algo que está fuera de la esfera terrestre del mosaísmo. No vemos apoyo alguno sólido a esta interpretación. 434 Este santuario es denominado verdadero (???????? , v.a), como dando a entender que es el realmente auténtico y genuino, al que todos los demás deben de una u otra manera hacer referencia (cf. Jua_1:9). La razón alegada, de por qué no puede estar en la tierra (v.4), se refiere a que Jesucristo pertenecía a la tribu de Judá, no a la de Leví (cf. 7:13-14), y Dios había instituido un sacerdocio reservado a los descendientes de Leví. No había por qué crear uno distinto. Ya había quienes ofreciesen sacrificios según la Ley. 435 Llama la atención que el autor de la carta a los Hebreos ponga el altar de los perfumes, no en el Santo, como dan claramente a entender los textos del Pentateuco, sino en el Santísimo (v.4). Se han dado diversas explicaciones. Algunos autores creen que se trata sencillamente de que el autor de la carta a los Hebreos sigue una tradición litúrgica diferente. Algo parecido a lo que sucedería con algunos textos del discurso de San Esteban (cf. Hch_7:4.6.16). Otros creen que lo que se trata de indicar no es que el altar de los perfumes estuviese en el Santísimo, sino que litúrgicamente pertenecía al Santísimo, aunque estuviese en el Santo, pues estaba íntimamente ligado a la liturgia del día del Kippur. que se desarrollaba en el Santísimo (cf. Exo_30:10). Por fin, otros suponen que se trata, no del altar de los perfumes, sino del incensario que el sumo sacerdote tenía en la mano cuando entraba en el Santísimo en el solemne día del Kippur (cf. Lev_16:12). Dejamos al lector que siga la opinión que juzgue más acertada. 436 Parece que el arca, lo más solemne del santuario mosaico, desapareció en la destrucción de Jerusalén por Nabucodonosor en 586 a. G. Piadosas tradiciones judías retenían que había sido escondida (cf. 2Ma_2:4-7). Sabemos que, cuando Pompeyo entró en Jerusalén en el año 63 a. G., penetró audazmente hasta el Santísimo y sólo halló vacuam sedem et inania arcana (Tác., Hist. 5:9). Según la Mishna (Joma 5:2), en el lugar donde antes había estado el arca, existía una piedra de tres dedos de alta, sobre la que el sumo sacerdote colocaba el incensario cuando entraba allí en el solemne día del Kippur. Sobre qué es lo que contenía el arca, el autor de la carta a los Hebreos pone tres cosas: maná, vara de Aarón, tablas de la alianza (v.4). Esto se refiere a los tiempos de Moisés; pues en la época de los reyes ya sólo contenía las tablas de la Ley (cf. 1Re_8:9). Es posible que el resto desapareciera en la agitada época de los Jueces (cf. 1Sa_4:6). 437 En este contexto, la expresión tiempo presente (v.7) alude claramente a la época de Ineconomía mosaica o de preparación, en contraste con la época mesiánica o de la sustitución (v.10), que suele ser denominada tiempo futuro (cf. 2:5; 6:5). No se trata, pues, de sentido tipológico en orden a la economía cristiana, sino de sentido parabólico en orden a los judíos de entonces, y en general a los hombres todos, sobre la naturaleza de la antigua alianza, imperfecta e ineficaz. 438 Así interpretamos, siguiendo a la mayoría de los autores modernos, la expresión a través del tabernáculo mejor y más perfecto (??? ??? ???????? ??? ??????????? ?????? ). Este tabernáculo, que corresponde teóricamente al Santo o primera estancia del santuario mosaico, serían los cielos en sus regiones inferiores, hablando al modo entonces corriente (cf. 2Co_12:2). Atravesando esas regiones, Cristo llega al cielo empíreo, donde mora Dios. Algunos autores, siguiendo a Cayetano y Cornelio a Lapide, interpretan tabernáculo como equivalente de Iglesia fundada por Cristo antes de subir al cielo. Esta Iglesia sería el verdadero Santo, que da paso para el Santísimo, es decir, para el cielo. Otros, siguiendo a San Juan Grisóstomo, creen que el término tabernáculo está aquí tomado como equivalente de cuerpo o humanidad de Cristo, dando a ??? sentido de instrumentalidad. La expresión sería prácticamente sinónima de por su sangre (v.12). últimamente el P. A. Van-hoye, precisando más la sentencia del Grisóstomo, dice que no se trata simplemente del cuerpo de Cristo, al que no sería fácil aplicar que no era de esta creación (v.1i), sino del cuerpo resucitado, entendido en toda la profundidad y extensión de su misterio. Creemos que todas estas interpretaciones carecen de apoyo sólido en el texto. 439 La expresión en virtud de un espíritu eterno (??? ????????? ??????? , ? . 14) no es clara. Algunos creen que es una alusión al Espíritu Santo, que movía a Cristo en sus acciones (cf. Mat_4:1; Mat_12:28) y que tan importante papel desempeña en la vivificación de la humanidad inaugurada en la resurrección de Cristo (cf. Rom_1:4; Rom_8:9-11). Incluso hay códices, y también la Vulgata latina, que tiene Espíritu Santo en vez de espíritu eterno. Sin embargo, parece más probable que sea una alusión a la naturaleza divina, de la cual Cristo participa, lo que da un valor infinito a su sacrificio. En cuanto a la expresión obras muertas (v.14), ya la explicamos poco ha (cf. 6:1). Aquí, en este contexto, se refiere concretamente a las manchas del alma o pecados, con un significado, por tanto, más restringido que en 6:1. 440 No es necesario advertir que, como es usual en esta carta a los Hebreos, la cita está hecha conforme al texto de los LXX. La diferencia principal con el texto hebreo está en las palabras me has preparado un cuerpo (v.6), que el hebreo lee me has dado oídos abiertos. SustanciaImente la idea no cambia, pues con ambas frases se alude a la obediencia y docilidad para secundar el querer divino. No cabe duda, sin embargo, que el texto de los LXX resultaba mucho más cómodo al autor de la carta, para poder poner esas palabras en relación con la encarnación de Jesucristo. La frase está escrito de mí en el volumen del libro (?? ???????? ??????? ???????? ???? ???? , v.?) parece debe ser concebida como un paréntesis, con que se indica la fuente por la que el salmista conoce cuál es la voluntad divina. Esa fuente es el volumen del libro, es decir, el libro mismo (genitivo epexegético), concretamente la Sagrada Escritura (cf. 2Re_22:13; Jer_36:2; Eze_2:9). La palabra ??????? (lít. = pequeña cabeza) indicaría simplemente rollo o volumen, que era antiguamente la forma de los libros. No creemos que se aluda específicamente, conforme interpretan algunos, al pomo o pequeña cabeza, que remataba la vara cilindrica, en torno a la cual se envolvía el papiro o el pergamino. ¿Cuál sería el sentido? 441 Hemos dado a las palabras ?????????? y ??????? la interpretación que nos parece más probable; pero debemos advertir que su significado exacto es muy discutido. En cuanto a úTrócrrocats (lit. = sub-stantia o lo que está debajo), su sentido primordial y obvio es el de fundamento, apoyo, sostén. Es el que nosotros le hemos dado. Pero, derivado de ese primer significado, aparece a veces el de realidad o consistencia, que es el que aquí prefieren algunos autores. La fe sería realidad o consistencia de lo que esperamos, en cuanto que, a lo que todavía no existe históricamente, v.gr., mi resurrección gloriosa, le da realidad y consistencia en mi espíritu, de modo que ya está ejerciendo influjo en mi vida de creyente. Otros prefieren^el sentido de convicción o persuasión, con que también a veces aparece la palabra ?????????? (cf. 3:14), y que deriva asimismo de aquel que dijimos primordial, de fundamento o sostén. Este término hypostasis ha tenido una historia muy movida. En el concilio Niceno se tomó como equivalente de sustancia ? esencia (cf. Heb_1:3), anatematizando a los que dijeran que el Hijo no procedía de la misma hypostasis o esencia que el Padre. Más tarde, sin embargo, el término hypostasis se tomará en sentido de persona, que es precisamente lo que el Hijo no tiene común con el Padre. Por lo que se refiere a ?????? ?, su sentido obvio y normal es el de prueba o argumento, que es el que nosotros le hemos dado. Algunos autores, sin embargo, traducen por convicción, pensando no en el medio o acción de convencer, sino en el convencimiento formal. no vemos razón para esta traducción. 442 En torno a este personaje se tejieron luego muchas leyendas, de que tenemos claro testimonio en los libros apócrifos, existiendo incluso uno que lleva el nombre de Henoc. Algo parecido sucedió con Elias, de quien también afirma la Sagrada Escritura que fue trasladado al cielo (cf. 2Re_2:11). Ha sido una creencia muy extendida la de que ambos, que no han muerto, han de volver antes de la manifestación mesiánica al fin del mundo. Sin embargo, tengamos en cuenta las palabras del divino Maestro: En verdad os digo que Elias ha venido ya, y no le reconocieron, antes hicieron con él lo que quisieron. Entonces entendieron los discípulos que les hablaba de Juan el Bautista (Mat_17:12-13). 443 últimamente, algunos autores, muy pocos, han preferido otra interpretación. Dan a ???????? el sentido de aventura o peligro, que de suyo parece que puede también tener (cf. ????????? = audaz, temerario) y se diría simplemente que Abraham recuperó a Isaac también en aquel extremo peligro. Esta opinión, más ingeniosa que fundada, probablemente hubiera caído pronto en el olvido a no haber sido recogida en su Lexicón por el P. Zorell, ? . ???????? . 444 Guando murió Jesucristo, el monte Calvario estaba ciertamente fuera de los muros de Jerusalén (cf. Jua_19:20). Más tarde, en reconstrucciones posteriores de la ciudad, quedó ya dentro de los muros.

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 13

II. EXHORTACIÓN A UNA VIDA CRISTIANA (13,1-17)

1. PUREZA DE COSTUMBRES (13,1-6).

1 Que el amor fraterno permanezca. 2 No olvidéis la hospitalidad: practicándola, algunos hospedaron ángeles sin saberlo. 3 Acordaos de los presos, como si compartierais con ellos la prisión; de los torturados, como si también vosotros estuvierais dentro de su piel. 4 Téngase en alta estima el matrimonio por parte de todos; y el lecho conyugal quede incontaminado. Pues Dios condenará a fornicarios y adúlteros. 5 Comportaos sin afición al dinero, y que os baste con lo que tenéis. Pues él ha dicho: "No te dejaré ni te abandonare" (Deu_31:6.8; Jos_1:5). 6 Y así, nosotros podemos confiadamente decir: «El Señor es quien me ayuda, nada temeré. ¿Qué me podrá hacer el hombre?» (Psa_1 18:6).

El último capítulo de la carta suena como un suplemento. El tono es más sosegado, las frases aparecen más sencillas y sobrias. Pero el autor desmentiría su propia naturaleza si aun en las exhortaciones más sencillas no insinuara un profundo sentido teológico. Así dice que debe «permanecer» el amor fraterno. Seguramente no se quiere decir tan sólo que los fieles deben, como antes, señalarse en obras de caridad (cf. 6,10; 10,33). Cuando el autor habla de «permanecer», tiene siempre en la mente los bienes celestiales «permanentes» (7,3.24; 10,34; 12,27; 13,14). Ahora bien, entre estos bienes imperecederos se cuenta ante todo la caridad, el amor (cf. 1Co_13:13).

También en la exhortación a la hospitalidad se transparenta el mundo celestial. ¿No refiere el Antiguo Testamento que a veces ángeles se presentaron de incógnito como forasteros pidiendo hospedaje? 66. Así pues, cuide cada uno de no ser tan insensato que se exponga a cerrar la puerta a un enviado de Dios. La carta a los Hebreos habría podido motivar, con razones cristológicas, el deber de la hospitalidad, como se hace en la parábola evangélica del juicio (Mat_25:35). El que escoja más bien a los ángeles depende quizá del interés que a lo que parece, mostraban sus lectores por los espíritus celestiales (cf. Heb 1-2).

Las exhortaciones que siguen van contra dos vicios que en el Nuevo Testamento se mencionan con frecuencia conjuntamente: codicia y lujuria 67. Aquí llama la atención lo razonable y moderado que se muestra el autor. No exige, por ejemplo, como reacción contra el pecado, continencia absoluta y una renuncia radical. Su ideal de pureza sexual es el matrimonio ejemplar, y en lugar de elegir la pobreza voluntaria, deben los fieles contentarse con lo que tienen: actitud que no excluye por principio el disfrute de las riquezas de la tierra con contento y satisfacción. El contento juntamente con la confianza en Dios suenan como virtudes burguesas, y por cierto más de una vez se ha observado frunciendo ligeramente el entrecejo que, con estas exhortaciones, se desvía la carta, a ojos vistas, de las severas normas del sermón de la montaña. Cierto que la Iglesia de la era postapostóica no pudo mantener siempre el arranque y entusiasmo de los comienzos, pero sería un error pensar que el llamado burguesismo cristiano -que resalta todavía más marcadamente en las cartas pastorales- renunciara a imperativos esenciales del Evangelio.

...............

66. Cf. Gén 18-l9; Jue 13; Tob 5-12.

67. Cf. 1Th_4:34; 1Co_5:9.10; 1Co_6:9.10; Eph_5:5.

.............

2. FIDELIDAD (Eph_13:7-17).

7 Acordaos de vuestros dirigentes, los que os predicaron la palabra de Dios: reflexionando sobre el remate de su vida, imitad su fe. 8 Jesucristo es e! mismo ayer, hoy y siempre. 9 No os dejéis extraviar por doctrinas variadas y extrañas, porque lo bueno es que el corazón se robustezca con la gracia, no con alimentos que no aprovecharon a los que andaban en esas observancias. 10 Tenemos un altar del que no tienen derecho a comer los que ofician en el tabernáculo. 11 Porque los cuerpos de los animales «cuya sangre introduce» el sumo sacerdote «en el lugar santísimo para la expiación por el pecado, se queman fuera del campamento» (Lev_16:27). 12 Por eso, también Jesús, para santificar al pueblo con su propia sangre, padeció fuera de la puerta de la ciudad. 13 Por tanto, salgamos a su encuentro fuera del campamento, cargados con su oprobio; 14 pues no tenemos aquí ciudad permanente, sino que vamos buscando la futura. 15 Por medio de él, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre. 16 No echéis en olvido el hacer el bien y el compartir los bienes; porque éstos son los sacrificios que agradan, a Dios. 17 Fiaos de quienes os dirigen, y obedecedlos, pues ellos están velando por vuestras almas como quienes tienen que rendir cuentas. Así esto será para ellos tarea gozosa, y no llena de angustia, lo cual sería perjudicial para vosotros.

Los versículos de este pasaje se mantienen en cohesión mediante la alusión a la autoridad de magisterio de los dirigentes de la comunidad, los que ya murieron (13,7) Y los que todavía viven (13,17). La idea que sirve de enlace parece ser, pues, la firme y constante adhesión a la fe ortodoxa, tal como la enseñó y la enseña la jerarquía de la Iglesia. En los detalles nos encontramos con muy variadas exhortaciones y motivaciones, de modo que podemos preguntarnos si el autor desarrolló consecuentemente el tema central o si quizá se dejó distraer llevado por asociaciones de ideas. En vista de lo enigmático de algunas de sus aserciones, nos parece razonable limitarnos a las instrucciones claras e inequívocas, a fin de que la fuerza de la palabra de la Escritura no se vea debilitada por hipótesis inseguras.

La comunidad de la carta a los Hebreos tenía tras sí una historia bastante larga, como más de una vez lo hemos oído ya en otros pasajes (cf. 2,3; 5,12; 6,10; 10,32-34). Sus primeros misioneros y dirigentes -la carta los menciona con este título que suena muy profano hegumenoi (cf. Act_15:22; lClem 1,3; 21,6), «dirigentes» «jefes» han pasado ya a mejor vida. Del texto no se deduce con seguridad si dieron la vida como mártires. En todo caso, conservaron fielmente la fe hasta el fin, y los lectores deben tomarlos como ejemplo. Del contexto resulta obvio que en el concepto de fe no se ha de buscar sólo como hasta aquí, el elemento de la constancia, de la firmeza imperturbable, sino también el de la doctrina verdadera, genuina, sin falsificaciones. Por todos los testimonios de la era postapostólica sabemos que en las comunidades se iban abriendo camino las más variadas herejías, especulaciones, ideas y prácticas que por lo regular se designan con el calificativo bastante amplio de gnósticas. Sería sorprendente que en la comunidad de la carta a los Hebreos no se hubieran dejado notar también tales corrientes sincretistas. Con certera visión reconoce el autor lo que distingue a la verdadera fe de las «doctrinas variadas y extrañas»: la confesión de la identidad del Cristo histórico y del pneumático. Mientras que la gnosis descarta al «Jesús de ayer» y se remite únicamente a revelaciones secretas del «Cristo de hoy», del Señor exaltado que habla por el Espíritu, la verdadera fe ve en lo que Jesús enseñó, hizo y padeció, el hecho único, irrepetible y definitivo de la revelación. Más difícil es decir a qué apunta la polémica que sigue. Es probable que algunos de los cristianos influenciados por las falsas doctrinas pensaran que con comer o no comer ciertos manjares se podía lograr la «robustez del corazón». Prescripciones alimentarias fundadas en creencias ha habido en todo tiempo y en casi todas las religiones. No hay por tanto que pensar precisamente en las prescripciones judías sobre la pureza legal, pues también en círculos gnósticos existía la abstención de determinados manjares con el fin de evitar que el yo pneumático se contaminara con la materia mala (cf. 1Ti_4:3). Por el contrario, a determinados manjares se atribuía una virtud especial de alimentar la naturaleza celestial del hombre, y contra tales ideas se dirige con la mayor resolución nuestra carta. La «robustez del corazón» no la alcanza el cristiano con manjares, sino con la gracia, y esta gracia -así debemos creerlo- sólo viene de la cruz de Cristo. Así pues, que nadie piense que puede alcanzar la salvación comiendo manjares «sagrados». Quien quiera entrar en la «ciudad futura», tiene que participar en el oprobio de Cristo y estar dispuesto a abandonar este mundo.

Pero quizá se pueda ilustrar todavía mejor el trasfondo de esta polémica. La carta razona la inutilidad de los ritos religiosos alimentarios con la prescripción veterotestamentaria -interpretada en sentido cristiano-, según la cual en la gran fiesta de la expiación debían quemarse fuera del campamento los cuerpos de los animales sacrificados. Así pues, para los sacerdotes, para los que oficiaban en el tabernáculo, no había comida sacrificial. Lo mismo sucede, parece querer decir el autor, con el altar cristiano. Tampoco en él hay comida sacrificial que haga superflua la autentica participación en la cruz de Cristo y garantice la bienaventuranza únicamente mediante la comida del manjar sagrado. No se nos ocultan las dificultades de tal exégesis. En efecto, da casi la sensación de que el autor niega la existencia de un banquete eucarístico, de que considera el culto cristiano sólo como un sacrificio espiritual de alabanza y que antepone la beneficencia y el sentido comunitario -«hacer el bien», «compartir los bienes»-a todo rito litúrgico. Ahora bien, antes de rechazar sin discusión posible la interpretación antisacramental -más exacto sería decir «antisacramentalista»-, habría que reflexionar sobre si nuestra moderna devoción eucarística no ha incurrido en malentendidos análogos a los que combate la carta a los Hebreos. Pensemos, por ejemplo, en la excesiva valoración de las estadísticas de comuniones, en el descuido de la liturgia de la palabra, en el prejuicio tan arraigado de que la participación en el sacrificio eucarístico y la comunión son más meritorias y tienen más valor religioso que las obras de caridad o la imitación real de Cristo crucificado. Quien quisiera hoy -a la manera del autor de la carta a los Hebreos- hacer la crítica de concepciones y prácticas ritualistas, debería prepararse a ser mirado con malos ojos por superiores eclesiásticos. Así pues, surge hoy para el predicador, el teólogo o el laico que quiere también pensar con responsabilidad, un problema en el que seguramente no pensaba todavía el autor de nuestra carta cuando formulaba esta exhortación: «Fiaos de quienes os dirigen y obedecedles» (1Ti_13:17). ¿Hay que obedecer sin más a la autoridad eclesiástica cuando a ésta le falta objetivamente la razón? Nosotros opinamos que la obligación de obedecer se mantiene en pie siempre, exceptuando únicamente el caso de que un superior eclesiástico ordene algo pecaminoso. Pero opinamos también que las formas en que se practica la obediencia no deben inspirarse ya en los modelos anticuados de una sumisión militar o absolutista. Donde se trata de verdad o de derecho, no puede haber obediencia de cadáver u obediencia de juicio. La obediencia que debemos a la autoridad eclesiástica, no puede separarse de la obediencia a la palabra de la Escritura, al Evangelio y a la propia conciencia. Por consiguiente, nosotros aligeramos a los superiores su grave deber pastoral, del que un día han de «rendir cuentas» si -con responsabilidad, prudencia y circunspección- seguimos luchando por lograr un conocimiento lo más completo posible de la verdad sin dejarnos desanimar por malentendidos y limitaciones humanas.

CONCLUSIÓN 13,18-25

18 Orad por nosotros; pues creemos confiadamente tener buena conciencia, dado nuestro deseo de portarnos bien en todo. 19 Insisto especialmente en que hagáis esto, para que cuanto antes os sea yo devuelto. 20 Y el Dios de la paz, que levantó de entre los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran pastor de las ovejas, por la sangre de la alianza eterna, 21 os haga aptos en todo lo bueno para cumplir su voluntad, realizando en nosotros lo que él quiere por medio de Jesucristo, a quien sea rendida gloria por los siglos de los siglos. Amén. 22 Otra cosa os ruego, hermanos: soportad este discurso de exhortación. Después de todo, no me he extendido mucho. 23 Sabed que nuestro hermano Timoteo está ya fuera de la cárcel. Con él iré a veros, si es que llega pronto. 24 Saludad a todos vuestros dirigentes y a todo el pueblo santo. Os saludan los de Italia. 25 La gracia sea con todos vosotros.

En los versículos de la conclusión sale el autor un tanto del anonimato. Sin embargo, los datos no bastan para esclarecer la oscuridad en que está envuelto el origen de la carta. De todos modos, más que las cuestiones históricas sobre cuándo, dónde, por quién y a quién o a quiénes fue escrita la carta, importan para una lectura espiritual de la Escritura las declaraciones e instrucciones que se pueden realizar en nuestra vida. Tenemos en primer lugar la petición de oraciones que el autor dirige a los lectores u oyentes de la carta. No sabemos qué motivo especial tenía tal petición, si es que el que escribía la carta se veía perseguido, mirado como sospechoso o se hallaba incluso en prisión. En todo caso desea volver a ver pronto a los destinatarios, para lo cual deben ayudarle las oraciones. Se trata, por tanto, de un asunto completamente humano y personal, lo que, naturalmente, no excluye que la comunidad ore también por el progreso espiritual, por la salud del alma de su pastor. La idea de que los fieles están obligados a orar por sus apóstoles, por sus misioneros, por sus predicadores y maestros es tan antigua como la Iglesia misma y se basa en la oración de Jesús por sus discípulos 68 Nosotros creemos que una unión de oraciones entre las comunidades y los pastores de almas, aparte su inmediato sentido religioso práctico, puede contribuir además a promover la debida comprensión del ministerio eclesiástico. En efecto, el sacerdote cristiano no es sólo un mediador e intercesor en favor de la comunidad instituido (y pagado) oficialmente, deber, que, por lo demás, no se tomará nunca suficientemente en serio, sino que también él mismo tiene necesidad de la oración de los fieles, del «orad hermanos» a fin de que su ministerio sea agradable a Dios. Esta dependencia de la oración de la comunidad debería preservar a los sacerdotes de toda arrogancia clerical y vanidad de clase.

El autor formula luego, en cierto modo como contrapartida de su petición de oraciones por sus asuntos personales, una solemne oración en favor de la comunidad. El texto, que termina con una breve doxología litúrgica, vuelve a traer todavía a la memoria la obra salvífica de Dios que triunfa de la muerte. El «Dios de la paz» 69 «levantó de entre los muertos» al «gran pastor de las ovejas» (cf. Isa_63:11-13), imagen de gran efecto, que hace pensar en el sumo sacerdote, «promotor» (Isa_12:2), a lo que todavía aluden las palabras «por la sangre de la alianza eterna». Esta es la primera y única vez que en la carta se habla de la resurrección de Jesús; también el objeto de la bendición tiene un acento muy paulino: que Dios realice en nosotros lo que él quiere por medio de Jesucristo 79. Así pues, nosotros no podemos «cumplir» en modo alguno la «voluntad de Dios» (cf. 10,7.9.36), si Dios mismo no nos «hace aptos» para ello. En el texto griego se halla aquí la misma palabra (katarsisai) que en 10,5, donde, apoyándose en el Psa_40:7, hablaba el autor de la «preparación» del cuerpo de Cristo por Dios. También allí se trataba de «cumplir la voluntad de Dios» (Psa_10:7).

En la última recomendación ruega el autor a los lectores que soporten el sermón, el «discurso de exhortación» de la carta. Como para excusarse añade que después de todo «no se ha extendido mucho», ha sido breve (cf., en cambio,Psa_5:11). Seguramente que ya en la antigüedad eran muy variadas las opiniones sobre lo que se ha de entender por un sermón breve o largo. En todo caso, para nuestro gusto de hoy, los 13 capítulos de la carta leídos de una vez en público, habrían sido de una extensión insoportable. Pero probablemente no se trata aquí de la brevedad o extensión de la carta. El autor no ha escatimado censuras, reproches y palabras conminatorias, por lo cual tiene razón de temer que algunos miembros de la comunidad, que se sienten aludidos más en particular, no estén muy conformes y desestimen todo su escrito. Además hay en la carta, como lo sabe muy bien el autor mismo, razonamientos bastante difíciles. Así pues, se necesita efectivamente «constancia» y un empeño muy serio para acoger fructuosamente el mensaje de la carta. Este «soportar», «retener» y hacer fructificar con paciencia la palabra de Dios (cf. Luk_8:15) parece haber representado un verdadero problema en la era postapostólica. No se quiere ya «soportar la enseñanza sana, sino que llevados del propio capricho, se rodean de maestros para que les halaguen el oído» (2Ti_4:3).

¿Es muy distinta hoy día la situación? A pesar del movimiento bíblico y del entusiasmo, que hoy está de moda, por la Biblia, también a nosotros nos falta con frecuencia la paciencia necesaria para hacer que crezca y madure en nosotros la palabra de Dios que exhorta, consuela y pone en guardia. Los unos querrían fijar el sentido de la Escritura como a priori y en una forma que se imponga de una vez para siempre, temen la fatiga y el riesgo de comprometerse a vida y muerte con la palabra de Dios, «más tajante que espada de dos filos» (cf. 4,12); otros proclaman día tras día sus nuevas ideas como la última palabra de la sabiduría, sin tener tampoco paciencia para aguardar a que Dios mismo revele los secretos de su palabra al espíritu que escudriña y ora humildemente. Ahora bien, si Dios tiene tanta paciencia con nosotros, si nos soporta a pesar de nuestras debilidades y de nuestra malicia, ¿no deberíamos también nosotros soportar con más paciencia su palabra, que con frecuencia nos suena tan enigmática y extraña.

................

68. Cf. Luk_22:32; Joh_17:9-19; Mat_9:38; 1Th_5:22; Rom_15:30-32;

69. Cf. 1Th_5:23; 2Co_13:11; Rom_15:33; Rom_16:20.

70. Cf. 1Th_2:13; Phi_2:13; Eph_2:10.



Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 3: Hebreos 13,17-25
Enséñales cómo han de portarse con los prelados que aún viven, desea rueguen por él y, poniendo como firma la gracia, concluye la carta.17 Obedeced a vuestros prelados, y estudies sumisos, ya que ellos velan, como que han de dar cuenta de vuestras almas, para que lo hagan con alegría, y no penando, cosa que no os sería provechosa.18 Orad por nosotros, porque seguros estamos de que en ninguna cosa nos acusa la conciencia, deseando portarnos bien en todo.19 Ahora mayormente os suplico que lo hagáis, a fin de que cuanto antes me vuelva Dios a vosotros.20 Y el Dios de la paz, que resucitó de entre los muertos al gran pastor de Las ovejas, Jesucristo Señor Nuestro, por la virtud y mérito de la sangre del eterno testamento,21 os haga aptos para todo bien, a fin de que hagáis siempre su voluntad, obrando El en vosotros lo que sea agradable a sus ojos por los méritos de Jesucristo, al cual sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén.22 Ahora, hermanos, os ruego que llevéis a bien todo lo dicho para exhortaros y consolaros, aunque os he escrito brevemente.23 Sabed que está ya en libertad nuestro hermano Timoteo, con el cual -si viene presto- iré a veros.24 Saludad a todos vuestros prelados, y a todos los santos. Los hermanos de 1talia os saludan.25 La gracia sea con todos vosotros. Amén.En la Lección anterior les enseñó el Apóstol cómo han de portarse con los prelados muertos, es a saber, para permanecer en la fe de ellos; aquí les enseña cómo han de portarse con los vivos, y primero con los otros, luego con el mismo Pablo.Dice, pues: "obedeced a vuestros prelados"; donde es de considerar que a los prelados debemos dos cosas, es a saber: obediencia, para cumplir sus mandatos, y reverenda, para honrarlos como a padres y soportar que nos corrijan. De ahí que diga: "obedeced" (I Reyes XV) y "estadles sumisos" (1Pe 2; Rm 13). Y la razón de estarles sujetos es la que añade diciendo: "ya que ellos velan". Precisamente porque corren el riesgo y sobre ellos recae el trabajo, por eso hemos de obedecer a los prelados y estarles sumisos. De donde, por lo que mira al afán con que se desvelan, por razón del gobierno de sus subditos, dice: "ya que ellos velan" (pervígilant), esto es, cada uno es todo ojos y orejas (Rm 12), pues velar sobre la grey es incumbencia de los prelados; razón por la cual se dice en San Lucas: "unos pastores, por los cuales represéntanse los prelados, estaban velando y haciendo centinela de noche sobre su grey"; porque, cuando los hombres están dormidos, como dice San Mateo, el hombre enemigo sobresiembra cizaña en medio del trigo.En lo tocante al riesgo que corren, dice: "como que han de dar cuenta de vuestras almas"; que el rendir estrecha cuenta de lo que el prójimo hace, quien por sí no satisface, es riesgo el más formidable (por su peso incomportable). "Guarda a ese hombre; que si le dejas escapar, tu vida responderá por la suya" (3 Reyes,20,39); porque en el día del juicio los prelados darán cuenta de sus subditos, cuando se les haga esa pregunta: "¿dónde está la grey que se te confió, tu rebaño esclarecido? ¿Qué responderás cuando te tomen residencia? pues tú los adoctrinaste en contra tuya, es a saber, hablando bien y obrando mal, y los educaste para desgracia tuya, por tus malos ejemplos".Dice San Gregorio: deben saber los prelados que a tantas muertes se hacen acreedores cuantos ejemplos de perdición dan a sus subditos. "Hi¡o mío, si incautamente saliste por fiador de tu amigo, y has ligado tu), mano con un extraño, tú te has enlazado mediante las palabras de tu boca, y ellas han sido el lazo en que has quedado preso. Haz, pues, hijo mío, lo que te digo y líbrate a ti mismo, ya que has caído en manos de tu prójimo; corre de una a otra parte, apresúrate, despierta a tu amigo, no concedas sueño a tus ojos, ni dejes que se cierren tus párpados; sálvate como el gamo que escapa de la trampa, y como el pájaro de las manos del cazador" (Pr. 6,1-5). Este texto se aplica at prelado, porque con su mano, esto es, con el ejemplo de sus buenas obras, y con la boca, es a saber, con la predicación, sale con Cristo por fiador de sus subditos; y llámase a Cristo extraño, porque, como dice San Bernardo, es amigo al entrar en concierto, pero extraño al exigir cuentas.Mas no parece que alguno tenga obligación de rendir cuentas sino sólo por sí, según aquello: "es for* zoso que todos comparezcamos ante el! tribunal de Cristo para que cada uno reciba el pago debido a las buenas o malas acciones que habrá hecho mientras ha estado revestido de su cuerpo" (2Co 5,10). -Respondo: cierto, cada uno ha de dar cuenta principalmente de sus propias acciones; pero, tanto cuanto éstas tienen que ver con otras, también de las ajenas. Ahora bien, las acciones de los prelados tienen mucho que ver con los subditos, conforme a lo que dice Ezequiel: "hijo de hombre, Yo te he puesto por centinela en la casa de 1srael, y de mi boca oirás mis palabras, y se las anunciarás a ellos de mi parte" (3,17). De donde se sigue que si el prelado -entendido aquí por centinela- no le intima al impío que morirá sin remedio, aquel impío morirá en su pecado, pero a| centinela se le exigirá cuenta de su sangre. De modo que si ellos se desvelan y no pegan los ojos, como que han de dar cuenta de nuestras almas, justo es que nosotros hagamos lo que nos toca, esto es, obedecer y no rebelarnos, "para que lo hagan con alegría, y no penando", arrostren con gozo, y no gimiendo, el peligro y el trabajo; porque mucho se alegra el buen prelado cuando mira a sus subditos fructificar en buenas obras, ya que entonces no ha trabajado de balde. "En ninguna cosa tengo mayor gusto que cuando entiendo que mis hijos van por el camino de la verdad" (3 Jn 4); "por tanto, hermanos míos carísimos y amabilísimos, que sois mi gozo y mi corona, perseverad así firmes en el Señor, queridos míos" (Fil 4,1).Por el contrario, andan gimiendo cuando os rebeláis. "Hijitos míos, por quienes segunda vez padezco dolores de parto, hasta formar a Cristo en vosotros" (Ga 4,19); "¿quién dará agua a mi cabeza, y hará de mis ojos dos fuentes de lágrimas para llorar día y noche la muerte que se ha dado a tantos moradores de la hija de mi pueblo?" (Jr 9,1) Gimen también de compasión, cuando, por la rebelión, se sigue la frustración del fruto de sus trabajos, que es fruto de herencia eterna. "Pero he aquí que desde afuera gritarán los que vean venir a los enemigos; llorarán amargamente los ángeles o embajadores encargados de la paz" (Is 33,7).Y la razón que da, por la cual debemos obedecerlos es porque "no sería provechoso para vosotros" que ellos gimieran por vuestra rebelión, pues Dios los vengaría. "Envidiaron a Moisés en los campamentos, y a Aarón, el santo del Señor. Se abrió la tierra y se tragó a Datan y cubrió a la caterva de Abirón" (Sal 105,16); "mas ellos le provocaron a ira y contristaron el espíritu de su santo, y el Señor se les convirtió en enemigo, y El mismo los derrotó" (Is 63,10). Pero advertid lo que dice: "no os sería provechoso", pues no dice: no les sería provechoso, siéndoles de tanto provecho a los prelados sollozar por los pecados de sus subditos. Así Samuel henchía el aire de gemidos por la reprobación de Saúl.-"Orad por nosotros". Les enseña el Apóstol cómo han de portarse con él, ya que les pide que rueguen por él. Algo parecido dice en Romanos 15,30: "entretanto, hermanos, os suplico por nuestro Señor Jesucristo, y por la caridad del Espíritu Santo, que me ayudéis con las oraciones que hagáis a Dios por mí"; porque, como dice la Glosa, es muy difícil que las oraciones de muchos no sean oídas. "Si dos de vosotros se unieren entre sí sobre la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, les será otorgado por mi Padre, que está en los cielos" (Mt 18,19). Con lo cual el Apóstol, que estaba cierto de ser agradable a Dios y, eso no obstante, pedía oraran por él, tilda de soberbios a algunos que, según dice la Glosa, se desdeñan de pedir que otros rueguen por ellos.Indica el porqué de su petición, diciendo: "porque seguros estamos...", que puede entenderse de dos maneras: de una, respecto de ellos mismos, cuyas oraciones pide: pues no habiéndoles predicado a los judíos, sino sólo a los gentiles, al parecer no les caía bien y, por consiguiente, podían excusarse de no dar oídos a sus ruegos; en razón de lo cual, como excusándose, dice que no tiene conciencia de haberles deseado sino bien. De ahí que diga: "porque seguros estamos de que en ninguna cosa nos acusa la conciencia, deseando que también vosotros os portéis bien en todo"; con lo que les da a entender su deseo de ayudarles en lo posible; mas ya que el bien de la conciencia procede de solo Dios, por eso lo atribuye a la confianza que tiene en El.O puede referirse al mismo Apóstol, pues no habiendo predicado a los judíos, no parecía digno de que por él se hiciesen oraciones, porque el Señor no los oiría, ya que parecía enemigo de su fe, como se dice en Jeremías 7,16: "así pues, no tienes tú que interceder por este pueblo, ni te empeñes por ellos en cantar mis alabanzas, y rogarme; ni te me opongas, porque no he de escucharte". Esta idea les quita de la cabeza, diciendo: "rogad por nosotros, pues no tenemos conciencia de algún pecado o de haber hecho algo malo, sino que confiamos..." ni dice: estamos ciertos, pues ¿hay alguno que tenga un concepto cabal de lo que son los delitos? "No sabe el hombre si es digno de amor o de odio" (Eccle. 1X); "porque, si bien no me remuerde la conciencia de cosa alguna, no por eso me tengo por justificado" (1Co 4,4). Así que porque "tenemos la conciencia tranquila y queremos portarnos bien en todo", por eso no se me atraviesa que vuestras oraciones no me sean provechosas.-"Ahora mayormente os suplico..." 1ndica otra razón por la que deben orar por él; de donde dice: "mayormente, esto es, por otro motivo os suplico que lo hagáis, a fin de que cuanto antes me vuelva Dios a vosotros", restitución que os será provechosa. "Tengo muchos deseos de veros, a fin de comunicaros alguna gracia espiritual" (Rm 1,2). Ahora bien, el Apóstol, que en todo lo que hace de tal modo recurre a la oración, nos da a entender que todos sus pasos y sus hechos los ordenaba según la disposición de Dios. "Van las nubes girando por todas partes, doquiera que las guía la voluntad del que las gobierna" (Jb 37,12). Por las nubes entiéndense los predicadores y los apóstoles. "¿Quiénes son estos que como nubes vuelan?" (Is 69).-"Y el Dios de la paz..." Ruega el Apóstol por ellos; y primero ora, luego, pidiéndoles algo, se excusa. Cuanto a ¡o primero, describe antes a aquel a quien ora, diciendo: "el Dios de la paz", pues propio efecto de Dios es hacer la paz; que no es Dios de discordia,, sino de paz (1Co 4). "Tened paz, y el Dios de la paz y del amor estará con vosotros" (2Co 13), ya que la paz no es otra cosa que la unidad de afectos o los afectos unidos; cuya unión es propia únicamente de Dios, puesto que los corazones úñense por la caridad, que de soloDios procede, y Dios sabe júntar y unir, porque Dios es caridad, y la caridad es el vínculo de la perfección; de donde hace que habiten en una misma casa los que tienen un mismo corazón, y entre Dios y el hombre concertó la paz por el misterio de Cristo. Por eso dice: "que resucitó de entre los muertos al gran pastor de las ovejas".Ahora bien, unas veces dícese Cristo resucitado por el poder del Padre: -"y si el espíritu de aquel Dios, que resucitó a Jesús de la muerte" (Rm 8,1 1)-; otras, que El mismo se resucitó: "me dormí y me íevanté" (Sal 3,6). Pero ambas afirmaciones no son contrarias, porque resucitó por el poder de Dios, que es común, por la unidad de las tres divinas personas, al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Lo sacó, pues, de entre los muertos, esto es, del sepulcro, que es el lugar de los muertos. "Así como Cristo resucitó de muerte a vida para gloria del Padre, así también procedamos nosotros con nuevo tenor de vida" (Rm 6,4).Y llámase Cristo gran pastor de las ovejas, esto es, de los fieles y de los humildes (Jn X), porque ovejas son los que obedecen a Dios: "mis ovejas oyen mi voz" (Jn X). Llámase a Sí mismo gran pastor, porque todos los demás son vicarios suyos, ya que El apacienta sus propias ovejas; los otros, en cambio, las ovejas de Cristo: "Cuando se deje ver el príncipe de los pastores, Cristo, recibiréis una corona inmarcesible de gloria" (1Pe 5; Jn 22).Y lo resucitó "por la virtud y mérito de la sangre del eterno testamento", esto es, por virtud de la sangre de Cristo, por la que se confirma o cobra fuerza el Nuevo Testamento, en el cual, a diferencia del Antiguo, se prometen cosas eternas; pues Cristo llama a su sangre la sangre del Nuevo Testamento, que el Apóstol llama eterno; y por eso en la consagración de la sangre, en la forma, se ponen las dos cosas (nuevo y eterno testamento); y el mismo Cristo por su pasión mereció para Sí y para nosotros la gloria de la resurrección; por lo cual dice que "resucitó de entre los muertos a nuestro Señor Jesucristo, por la virtud y mérito de la sangre del eterno testamento" (Fil 2; Zc. 1X).Por consiguiente, añade su petición, al decir: "os haga aptos para todo bien"; pues ia voluntad humana, siendo una cierta inclinación de la razón, es el principio de los actos humanos; así como la gravedad es el principio del movimiento hacia abajo de las cosas pesadas. De ahí que a los actos racionales diga la misma relación que la inclinación natural a los actos naturales. Así también el hombre, cuando le viene en gana hacer una obra buena, dícese que es apto para ella. Lo mismo Dios, cuando infunde en el hombre una voluntad buena, lo habilita, esto es, lo hace apto. Por eso dice: "os haga aptos para todo bien a fin de que hagáis siempre su voluntad", esto es, haga que queráis todo bien (Pr. XI); porque ésta es la voluntad de Dios, es a saber, lo que Dios quiere que queramos; de otra suerte no es buena nuestra voluntad, pero la voluntad de Dios ciertamente es nuestro bien (1Th 4; Rm 12).Ahora bien, el hombre hácese apto para bien obrar de dos maneras: de una, con la acción exterior; y así un hombre hace apto a otro persuadiéndolo o amenazándolo. De otra, mostrándole algo por dentro, y de este modo sólo Dios, que puede mudarla, hace apta la voluntad (Pr. 21). De ahí que diga: "obrando El en vosotros" (Fil 2); ¿pero qué? "lo que sea agradable a sus ojos", esto es, hará que queráis lo que es de su agrado, conviene a saber, la fe, la mansedumbre y el temor del Señor (Eccl. 1; Salmo 32); y esto se logra "por los méritos de Jesucristo", pues nada se consigue del Padre sino por medio del Hijo (Jn X). Por eso dice: "por Jesucristo" (2Pe 1; Rm 3), "al cual sea dada la gloria por los siglos de los siglos. Amén", esto es, la gloria eterna. "Al Rey inmortal e invisible, y solo Dios, el honor y la gloria por los siglos..."; porque esta gloria se le debe en cuanto Dios.Al decir luego: "ahora, hermanos, os ruego...", añade su petición con la cual se excusa y da fin a su carta. Acerca de lo primero, pone su excusa, recomienda al mensajero por cuyo medio les escribe y agrega algunos saludos. Dice, pues, cuanto a lo primero: "os ruego, hermanos, que llevéis a bien todo le* dicho para consolaros", esto es, llevéis en paciencia las palabras de esta carta, en la cual, si en algo os reprendí, toda ella va encaminada a consolaros (Rm XV). Y por qué motivo han de llevar en paciencia lo dicho, lo indica diciendo: "porque con poquísimas palabras, esto es, muy sucintamente, os he escrito", lo cual es verdad respecto de los misterios contenidos en ellas, ya que en esta carta están encerrados casi todos los misterios del Antiguo Testamento; y los discursos breves tienen mucha aceptación, porque, si son buenos, en adelante con más avidez se oyen, y, si malos, son poco pesados (Eccl. 5).Recomienda, por tanto, a aquel por quien les escribe, diciendo: "sabed que nuestro hermano Timoteo está ya en libertad", esto es, ha salido ya de la cárcel, en la que estaba con el Apóstol, o yo lo he despachado y enviado a predicaros el Evangelio. "Conoced", es a saber, recibidlo con gentil talante, ya por ser circunciso, como dicen los Hechos, ya porque, "si viene presto, con él iré a veros"; con lo cual muestra el amor que les tiene. Esto también lo dice, porque, aunque no hubiese ido a verlos, por haber padecido el martirio en Roma, no estaba aún seguro si lo soltarían, siquiera por algún tiempo.Consiguientemente, acaba su carta con saludos, y primero con los de los otros para ellos, diciendo: "saludad a todos vuestros prelados, esto es, a los Apóstoles que aún vivían, y a todos los santos", los otros discípulos. A éstos no les escribe, pues no era su intento escribirles, sino amonestar a los que guardaban las observancias legales. Por tanto, ya que el fin de esta carta era instruir, no pretendía instruir a los Apóstoles, que le llevaban la delantera en la fe. Los saluda, en segundo lugar, de parte de otros diciendo: "os saludan los hermanos de 1talia", porque escribe esta carta desde Roma. Concluye, en tercer lugar, según su costumbre, y como por sello pone este saludo, diciendo:, "la gracia sea con todos vosotros. Amén"; esto es, el perdón de los pecados, y todos ios otros dones de Dios, que lleva por comitiva la gracia, estén permanentemente con todos vosotros. Amén, como en confirmación de todo lo dicho, quiere decir: así sea.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Exhortaciones finales: El sacerdocio de los cristianos. En estas últimas exhortaciones de su carta, el predicador baja al detalle de lo que debe ser la vida de los cristianos entendida como culto auténtico a Dios. No se trata solamente de consejos morales que encajarían bien al final de cualquier tipo de sermón. El predicador ha estado hablando a lo largo de toda su homilía del sacerdocio único y definitivo de Cristo como entrega obediente de toda su persona a Dios hasta la muerte, en solidaridad con el pecado y sufrimiento humano, especialmente el de los más pobres y marginados. Ahora exhorta a sus oyentes nada menos que a ser sacerdotes como Jesús, es decir, a participar en su sacerdocio de entrega incondicional a Dios y a los hermanos con nuestra propia entrega personal. El culto verdadero que Dios quiere es este tipo de sacrificio: el don de la propia vida. De ahí que la espiritualidad cristiana que propone la carta sea «un amor fraterno... duradero» (1) que considere a los perseguidos y a los «presos como si ustedes estuvieran presos con ellos» (3), a los maltratados como si nos estuvieran maltratando a nosotros mismos, «como si ustedes estuvieran en sus cuerpos» (3); una hospitalidad hacia los más pobres como si estuviéramos hospedando a ángeles, «sin saberlo, hospedaron a ángeles» (2); una entrega fiel y generosa de amor en el matrimonio sin atrapar sexo para sí, es decir, «el lecho matrimonial... sin mancha» (4); una conducta honesta que nos aleje de la corrupción y del robo para medrar en la vida, pues «yo no te dejaré ni te abandonaré» (5). Por tanto, los deberes de este sacerdocio de los fieles miran a la vida más que al culto. Más adelante lo dirá con una bella frase: «no se olviden de hacer el bien y de ser solidarios: ésos son los sacrificios que agradan a Dios» (16).
Existe un pueblo permanentemente crucificado por las circunstancias que le toca vivir, excluido por razones económicas, políticas, sociales o religiosas. Son los destinados a morir antes de tiempo y que suelen estar en un permanente éxodo social, político, económico y religioso. Todos ellos se dan cita en «las afueras» de la gran ciudad. Es en medio de este pueblo donde Jesús ejerció su sacerdocio de entrega hasta la muerte.
El predicador lo explica hablando simbólicamente de tres éxodos: el éxodo de las víctimas animales que el pueblo judío sacrificaba fuera del campamento «para expiar los pecados» (11); el éxodo de Jesús que fue crucificado «fuera de las puertas» de la ciudad «para consagrar con su sangre al pueblo» (12); y el éxodo de los cristianos que, siguiendo a Jesús, debemos ir a las afueras «cargando con sus afrentas» (13), que son los oprobios de todos los crucificados de la tierra. Es, pues, un sacerdocio que se ejerce en la periferia de la marginación, del sufrimiento y de la muerte, que rompe todos los esquemas por su novedad y por su radicalidad.
El predicador viene a decir a continuación que este sacerdocio de los cristianos debe ejercerse en obediencia y sometimiento a nuestros guías (17), en alusión a los líderes de la comunidad. Éstos son ya los de la segunda generación, los que han heredado la responsabilidad de los apóstoles que «les transmitieron la Palabra de Dios» (7) y dieron ejemplo con su fe hasta su muerte. ¿Estaban entrando en la comunidad falsas doctrinas que ponían en peligro la memoria de Jesús transmitida por la tradición apostólica?
El predicador ve la obediencia a los líderes de la comunidad como fidelidad a Jesús quien, «aunque era Hijo, aprendió sufriendo lo que es obedecer» (5,8). El criterio para el ejercicio de la autoridad de los líderes y para la obediencia a éstos es la memoria de Jesús que «es el mismo ayer, hoy y por los siglos» (8). Así lo percibe el predicador cuando se refiere al «Dios de la paz, que sacó de la muerte al gran pastor del rebaño, a Jesús nuestro Señor, por la sangre de una alianza eterna» (20).
La despedida (22-25) es una especie de posdata que define a la carta como un discurso de exhortación, «palabras de aliento», aunque esté llena de reflexiones doctrinales. Sobre la prisión de Timoteo, ésta es la única noticia que tenemos.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XIII.

1 Diuers admonitions, as to Charitie, 4 To honest life, 5 To auoide couetousnes, 7 To regarde Gods preachers, 9 To take heed of strange doctrines, 10 To confesse Christ, 16 To giue almes, 17 To obey gouernors, 18 To pray for the Apostle. 20 The Conclusion.
1 Let brotherly loue continue.
2 Bee not forgetfull to entertaine strangers, for thereby some haue entertayned Angels vnawares.
3 Remember them that are in bonds, as bound with them; and them which suffer aduersitie, as being your selues also in the body.
4 Mariage is honorable in all, and the bed vndefiled: but whoremongers, and adulterers God will iudge.
5 Let your conuersation bee without couetousnesse: and be content with such things as yee haue. For hee hath said, [ Jos_1:5.] I will neuer leaue thee, nor forsake thee.
6 So that wee may boldly say, The Lord is my helper, and I will not

[Fruit of lips.]

feare what man shall doe vnto me.
7 Remember them which [ Or, are the guides.] haue the rule ouer you, who haue spoken vnto you the word of God, whose faith follow, considering the end of their conuersation.
8 Iesus Christ the same yesterday, and to day, and for euer.
9 Be not caried about with diuers and strange doctrines: for it is a good thing that the heart be established with grace, not with meates, which haue not profited them that haue beene occupied therein.
10 Wee haue an altar whereof they haue no right to eate, which serue the Tabernacle.
11 For the bodies of those beasts, whose blood is brought into the Sanctuary by the high Priest for sinne, are burnt without the campe.
12 Wherefore Iesus also, that hee might sanctifie the people with his own blood, suffered without the gate.
13 Let vs goe foorth therefore vnto him without the campe, bearing his reproch.
14 [ Mic_2:10 .] For here haue we no continuing citie, but we seeke one to come.
15 By him therefore let vs offer the sacrifice of praise to God continually, that is, the fruit of our lippes, [ Greek: confessing to.] giuing thankes to his Name.
16 But to doe good, and to communicate forget not, for with such sacrifices God is well pleased.
17 Obey them that [ Or, guide.] haue the rule ouer you, and submit your selues: for they watch for your soules, as they that must giue account, that they may doe it with ioy, and not with griefe: for that is vnprofitable for you.
18 Pray for vs: for we trust wee haue a good conscience in all things, willing to liue honestly.
19 But I beseech you the rather to doe this, that I may be restored to you the sooner.
20 Now the God of peace, that brought againe from the dead our Lord Iesus, that great shepheard of the sheepe, through the blood of the euerlasting [ Or, Testament.] Couenant,
21 Make you perfect in euery good worke to doe his will, [ Or, doing.] working in you that which is well pleasing in his sight, through Iesus Christ, to whom be glorie for euer and euer. Amen.
22 And I beseech you brethren, suffer

[Aske in faith.]

the word of exhortation, for I haue written a letter vnto you in few words.
23 Know yee, that our brother Timothie is set at libertie, with whom if he come shortly, I will see you.
24 Salute all them that haue the rule ouer you, and al the Saints. They of Italy salute you.
25 Grace be with you all. Amen.
Written to the Hebrewes, from Italy, by Timothie.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



69 (VI) Exhortación final, bendición y saludos (13,1-25). 2. Cf. Gn 18,1-8. 7-8. Los antiguos dirigentes de la comunidad, cuya fe hay que imitar, murieron, pero Jesús sigue sien(-)do para siempre el sumo sacerdote de la comu(-)nidad (cf. Filson, «Yesterday» [? 5 supra] 30-35) . 9. doctrinas diversas y extrañas: Éstas se relacionan con «alimentos», que, a diferencia de la gracia, nada aprovechan a quienes viven de ellos. En Heb, la palabra gr. broma, «alimen(-)to», sólo se usa otra vez en 9,10. G. Theissen ve ambos versículos como un menosprecio del culto sacramental cristiano; la aparente polé(-)mica antijudía de 9,9-10 es sólo una manera de reducir la eucaristía cristiana a la categoría de un rito del AT (Untersuchungen zum Hebraerbrief [SNT 2, Gütersloh 1969] 69-79). H. Koes(-)ter sostiene que «lo que aquí se ataca como bromata es la doctrina cristiana -pero heréticade la comunión directa con lo divino en el sacra(-)mento o en cualesquiera otras reglas y ritos» (HTR 55 [1962] 315). Para una crítica de estas opiniones, véase J. Thompson, Beginnings (? 3 supra) 141-51. El v. 10 indica que los «alimen(-)tos» inútiles tal vez sean las comidas sacrificia(-)les del judaismo. 10. tenemos un altar... no tie(-)nen derecho a comer: La posición enfática de las primeras palabras supone que ésta es una res(-)puesta a la acusación de que los cristianos es(-)tán en desventaja en lo tocante a sacrificios. El «altar» probablemente significa el sacrificio de Cristo, en el cual participan los creyentes. No hay ninguna razón convincente para tomar es(-)to como una referencia a la eucaristía (cf. Kuss, Auslegung [--> 8 supra] 1.326-28; R. Williamson, NTS 21 [1974-75] 300-12). Si, según parece, el autor no habla de la eucaristía ni en este ni en otro lugar, la razón tal vez sea que no la consideraba un sacrificio. Esto parece más probable que la hipótesis de que pertenecía a una comunidad que no tenía celebración eucarística alguna (Williamson, ibid. 309-10). 11. Cf. Lv 16,27. 12. Comparación bastante ine(-)xacta entre el ritual del día de la expiación y el sufrimiento de Jesús «fuera de la puerta» de Jerusalén. 20. Única referencia explícita en Heb a la resurrección; pero véase el comen(-)tario a 1,3. el gran pastor de las ovejas: cf. Is 63,11. 22-25. Estos versículos, junto con el v. 19, pueden constituir el final epistolar de Heb, añadido con ocasión del envío de la homilía a algún grupo de cristianos (--> 5 supra). 22. pa(-)labra de exhortación: --> 5 supra. Timoteo: --> Car(-)tas pastorales, 56:3. 24. los de Italia: --> 5 supra.
[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Mensajes personales y bendición final

Por primera vez el autor habla de sí mismo en primera persona del singular, señalando su propia experiencia como líder y pidiendo a los lectores que oren para que él pueda visitarlos pronto otra vez (vv. 18, 19). Una vez más suena la nota de agradar a Dios en la bendición final (vv. 20, 21). En primer lugar, se enfoca lo que ha hecho el Dios de paz al levantar de los muertos a nuestro Señor Jesús, el gran Pastor de las ovejas (cf. 1 Ped. 2:25; 5:4). El Señor Jesús exaltado es aquel que permanece para siempre como líder y guía definitivo del rebaño de Dios (cf. vv. 7, 8). La resurrección de Jesús confirma que su sangre fue efectiva para establecer el pacto eterno por medio del cual experimentamos la paz de Dios y compartimos su reino. De ese modo, podemos confiadamente pedir a Dios que nos capacite en todo lo bueno para hacer su voluntad, y depender de él para que haga en nosotros lo que es agradable delante de él por medio de Jesucristo. La adoración aceptable en toda su dimensión sólo puede ser ofrecida por medio de Jesucristo a través de la capacitación divina.

El autor ha reconocido previamente que tiene cosas que decir que son difíciles de explicar (5:11), y ahora insta a sus lectores a recibir bien lo que él les ha escrito (v. 22). Considerando la amplitud de sus temas, sólo los ha expuesto brevemente y su palabra es esencialmente una palabra de exhortación para animarlos. Las noticias de la libertad de Timoteo sugieren que pronto ambos podrían visitar a los lectores (v. 23). Este versículo indica que probablemente el autor estaba relacionado en alguna manera con Pablo y su equipo misionero, aunque no hay una base válida para sostener la tradición que lo identifica como el mismo Apóstol. El autor se une en los saludos finales con los de Italia, dando a entender que estaba acompañado por algunos cristianos de ese país, quizá estando ellos en otro país, deseando alentar a los hermanos en la fe que moraban en Italia. La gracia sea con todos vosotros es una forma convencional de despedida en las cartas del NT (p. ej. Rom. 16:20; 2 Cor. 13:13), pero es particularmente apropiada para Heb. con su continuo énfasis en la gracia de Dios que nos ha sido mostrada en nuestro Señor Jesucristo.

David Peterson

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_16:1+; 1Ts_3:2; 2Co_1:1; Col_1:1; Flm_1:1

NOTAS

13:23 El verbo griego apolyo puede significar separarse de / enviar a , ver Hch_13:3; Hch_15:30; Hch_15:33; Hch_16:35 y 1Co_4:17; Flp_2:19, o bien soltar, liberar . Para traducir liberado no tenemos ningún otro dato en el NT sobre una cautividad de Timoteo. En el primer caso - se ha marchado - la frase podría significar una recomendación de Timoteo para la misión para la que ha partido.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Hch_16:1+; 1Ts_3:2; 2Co_1:1; Col_1:1; Flm_1:1

NOTAS

13:23 El verbo griego apolyo puede significar separarse de / enviar a , ver Hch_13:3; Hch_15:30; Hch_15:33; Hch_16:35 y 1Co_4:17; Flp_2:19, o bien soltar, liberar . Para traducir liberado no tenemos ningún otro dato en el NT sobre una cautividad de Timoteo. En el primer caso - se ha marchado - la frase podría significar una recomendación de Timoteo para la misión para la que ha partido.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

La epístola termina de modo semejante a las cartas paulinas: una doxología y las palabras de despedida. Jesucristo es denominado el «gran Pastor» (v. 20; cfr 1 P 2,25). Vuelve así a insinuarse el paralelismo entre el Éxodo y la Antigua Alianza con la entrada en el Cielo.

«Los de Italia» (v. 24). Como pensaron muchos Padres y antiguos comentaristas, es probable que la carta fuera escrita en Roma. [en v. 23 parece indicar que está en libertad, dificultades inciertas le han impedido ir.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a 2Co 1:1; Col 1:1; 1Ts 3:2

Torres Amat (1825)



[5] Jos 1, 5.

[6] Sal 118 (117), 6.

[9] Las víctimas sacrificadas, según la ley de Moisés.

[10] Que es el mismo cuerpo de Jesucristo.

[11] Lev 16, 27.

[15] Y le den gracias por habernos dado a Jesús como Mediador y Salvador. Os 14, 3; Sal 50 (49), 23.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 13.2 Gn 18.1-8; 19.1-3; Tb 5.4.

[2] 13.5 Dt 31.6-8; Jos 1.5; Eclo 29.23.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

ἡμῶν WH Treg NA28 ] – RP

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



Ninguna otra noticia poseemos de la prisión de Timoteo.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. Ver Gn. 18. 1-19. 22; Tob. 5. 14-17.