Ver contexto
La gente de la ciudad se dividió: unos a favor de los judíos y otros a favor de los apóstoles. (Hechos 14, 4) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 14

4. EN ICONIO: éXITo Y FUGA (Hch/14/01-07).

1 En Iconio entraron igualmente en las sinagogas y hablaron de manera que abrazó la fe una gran muchedumbre, tanto judíos como griegos. 2 Pero los judíos recalcitrantes excitaron y enconaron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. 3 Con todo, permanecieron bastante tiempo hablando con valentía sobre el Señor, que daba testimonio en favor de la palabra de la gracia concediendo que se efectuaran señales y prodigios por mano de ellos.

Iconio, situada en la transitada vía Sebaste o vía del emperador, tenía, como todas las plazas económicamente importantes, una colonia judía. Aquí se repite el cuadro de Antioquía de Pisidia. La palabra del Apóstol cae en buena tierra. Al mismo tiempo se enardecían el odio y la oposición por parte de los judíos. A éstos se los llama «recalcitrantes», porque en su tradición petrificada se hacen refractarios al mensaje de la salvación. De nuevo, como en Antioquía, con mala saña formaron un frente hostil contra los mensajeros de la nueva doctrina. ¡Cuántas veces este método de instigación y discriminación dio resultado contra la acción de Pablo, y cuántas veces en todos los tiempos ha favorecido a los adversarios del Evangelio!

Aunque es verdad -y nuestro libro tiene interés en repetirlo constantemente- que la persecución no puede nada cuando tropieza con la fe y la confianza, con la gracia y la fuerza del Espíritu. Los apóstoles predicaban «con valentía», con confianza en el Señor. Estaba el Señor presente en «la fuerza del Espíritu» (1,8), que mostraba su presencia y daba «testimonio en favor de la palabra de la gracia». «Palabra de la gracia», fórmula breve, que designa la verdadera esencia del Evangelio.

Y una vez más observamos cuánto dependía la primera misión de «señales y prodigios», que dan eficacia a la palabra de los testigos humanos y la hacen irresistible para todos los que buscan con buena voluntad. Cuando sólo la razón humana quiere adueñarse de la revelación, cuando el hombre trata de captar el misterio e interpretarlo sólo con crítica y fuerza de especulación, hay peligro de que se le escape de entre las manos y el hombre mismo se encuentre sólo con el vacío. Hoy día, en la actual crisis de la fe, ¿no tendremos más que nunca necesidad de «señales» que, como auténtico testimonio del Espíritu Santo estén al servicio de nuestro mensaje? Esto no tiene nada que ver con un milagrismo ávido de sensación.

4 Se dividió la gente de la ciudad, y unos estaban con los judíos y otros con los apóstoles. 5 Cuando, por fin, comenzó a formarse una manifestación de gentiles y judíos con sus cabecillas al frente, que pretendían maltratarlos y apedrearlos, 6 percatándose de ello, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a sus alrededores. 7 Y allí andaban anunciando el Evangelio.

A los apóstoles les amenaza la lapidación. Entre los judíos era éste el castigo por la blasfemia. Es de notar cómo crece la corriente de hostilidad. Las gentes de Antioquía se habían contentado con expulsar a los apóstoles. Pronto se llegará a la lapidación en toda regla (14,19). Los perseguidos logran hurtar el cuerpo. Según Luk_10:8 ss, Jesús había aconsejado a sus mensajeros: «En cualquier ciudad donde entréis y os reciban, comed de lo que os presenten, curad los enfermos que haya en ella y decidles: Está cerca de vosotros el reino de Dios. Pero en cualquier ciudad donde entréis y no quieran recibiros, salid a la plaza y decid: Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos pegó a los pies, lo sacudimos sobre vosotros. Sin embargo, sabedlo bien: ¡el reino de Dios está cerca!»

5. EN LISTRA (Luk_14:8-20).

a) Pablo apedreado (Hch/14/08-18).

8 En Listra yacía sentado un hombre, inválido de los pies, cojo desde el seno de su madre, y que nunca había podido andar. 9 Este hombre escuchaba a Pablo, quien, fijándose en él y viendo que tenía fe para ser curado, 10 dijo en alta voz: «Ponte derecho sobre tus pies.» Dio él un salto y echó a andar.

El relato de la curación del lisiado en Listra está primeramente marcado una vez más por el interés de los Hechos de los apóstoles en equilibrar y poner en paralelo las obras de Pablo con las de Pedro. Este relato nos recuerda la extensa narración de la curación del paralítico de nacimiento en 3,1-10, seguida de la instrucción sobre la proveniencia de la curación, como también la curación del paralítico en Lida (9,32-35). Esta clara tendencia a establecer un paralelismo entre los relatos de Pedro y de Pablo no significa que los relatos no estén basados en hechos históricos. Aunque esto no excluye que en el hecho de destacar tal o cual rasgo particular influyera también el motivo de la armonización, como, por ejemplo, en la caracterización de la enfermedad y del comportamiento del enfermo curado.

La curación se otorga a un hombre que «tenía fe para ser curado». En la palabra griega que significa «curar» se encierra, seguramente con intención, un doble sentido. La palabra no significa sólo la salud en sentido corporal, sino al mismo tiempo y preferentemente la salud o «salvación» en sentido religioso. La «fe» del enfermo podía estar encaminada, según el contexto, primeramente a la curación de su dolencia, pero Pablo la refirió a la salud o salvación en sentido del Evangelio. No sin razón se resalta que el enfermo «escuchaba» lo que decía Pablo. Sólo cuando el hombre está dispuesto a escuchar lo que llega a sus oídos como mensaje de salvación, se efectúa algo que es más que un mero «tener por cierto». Implica una confianza incondicional y da origen a esa actitud que, más allá del pensamiento en la miseria corporal, está sostenida por la entrega creyente al eficaz poder de salvación de Dios.

11 La multitud, cuando vio lo que había hecho Pablo, levantó la voz gritando, en licaónico: Los dioses, en forma humana, han bajado a nosotros. 12 Y llamaban a Bernabé, Zeus, y a Pablo, Hermes, porque era el portavoz. 13 Y el sacerdote del santuario de Zeus que hay a la entrada de la ciudad trajo toros con guirnaldas junto a las puertas y, de acuerdo con la multitud, se disponía a ofrecer un sacrificio.

Hoy día se pueden ver todavía exiguos restos del templo de Zeus del que se hace mención en el impresionante y conmovedor relato de nuestro texto. Tales restos son testigos de una fe religiosa a su manera, sobre la que no deberíamos sonreír con la autosuficiencia inspirada por el progreso del pensamiento. Al fin y al cabo, la idea de que los dioses pueden asumir figura humana revela la manera reverente de pensar sobre el más allá, siquiera sea en forma mítica. Además, la región de Listra era la patria de la delicada leyenda que narra que los dioses Zeus y Hermes, disfrazados de caminantes, habían sido acogidos con hospitalidad por los pobres cónyuges Filemón y Baucis, por lo cual éstos habían sido milagrosamente recompensados por los dioses. En tales historias no habría que ver únicamente lo que tienen de ingenuo e infantil, sino sentir el barrunto y anhelo oculto que en ellas se expresa.

14 Al oír esto los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestiduras y se lanzaron a la multitud, 15 diciendo a gritos: «¿Por qué hacéis esto? También nosotros somos hombres, sujetos a las mismas miserias que vosotros, y os traemos la buena noticia de que debéis convertiros de estas vanidades al Dios viviente que hizo el cielo, la tierra, el mar y todo cuanto hay en ellos. 16 En las pasadas generaciones permitió que cada pueblo siguiera su propio camino. 17 Sin embargo, no se quedó sin testimonio en su favor, haciendo el bien, enviándoos desde el cielo las lluvias y las estaciones fructíferas, colmando de sustento y de alegría vuestros corazones.» 18 Y con esto que dijeron, a duras penas lograron detener a la multitud para que no les ofreciera sacrificio.

Es éste un discurso al que se ha prestado mucha atención. Es la primera vez que en los Hechos de los apóstoles habla Pablo ante un auditorio exclusivamente de gentiles. También aquí la contrapartida paulina del discurso pronunciado por Pedro ante el círculo del centurión romano Cornelio (10,34-43). Aunque no se debe pasar por alto que en el discurso de Pedro se trata de la obra salvífica de Jesús más por extenso y más expresamente que en el de Pablo. En efecto, llama la atención el hecho de que en Listra se refiera Pablo exclusivamente a la experiencia religiosa de los gentiles, sin tocar con una sola palabra el verdadero mensaje del Evangelio. Sin embargo, no se debe olvidar que, según 14,7.9, antes de esta escena intermedia había hablado ya Pablo al pueblo de Listra y que estas palabras tienen aquí sólo por objeto retraer las gentes de su error tocante a los mensajeros de la fe.

También aquí es instructivo ver cómo la predicación apostólica -y esto parece aplicarse a la manera especial de Pablo- aprovechaba los elementos del pensamiento pagano que podían servir de punto de partida. Si la predicación ante los judíos procuraba utilizar como testimonio en favor del Evangelio sobre todos los enunciados de la Escritura veterotestamentaria, era obvio que al hablar a los paganos se tratase de interesar a sus concepciones y experiencias. En todo tiempo deberá poner empeño el mensaje cristiano en familiarizarse con la situación intelectual de los hombres y tomarla razonablemente en cuenta en los términos y en los argumentos para instruir sobre la salvación.

b) Nuevamente agredido por los judíos (/Hch/14/19-20).

19 Pero llegaron de Antioquía a Iconio unos judíos que persuadieron a la multitud y, después de apedrear a Pablo, lo arrastraron fuera de la ciudad, dándolo par muerto. 20 Rodeado de los discípulos, se levantó y entró en la ciudad. Al día siguiente partió con Bernabé para Derbe.

Hay que leer la impresionante confesión del Apóstol en 2Co_11:16-33 para ver cuán digna de fe es esta noticia sobre su lapidación. Un cambio de escena casi incomprensible... Primero se le rinde homenaje como a un dios, y luego yace magullado bajo las piedras. Es el destino de los mensajeros de Cristo. «Yo le mostraré cuántas cosas deberá padecer por mi nombre», había dicho el Señor con respecto a Pablo (2Co_9:16).

Una vez más fueron las gentes de su propio pueblo las que fueron impulsadas a ir a Listra movidas por el odio. No tenemos la menor razón de ver en tales noticias meras señales de la hostilidad de Lucas contra los judíos. Las cartas del Apóstol, confirman, en efecto, claramente el odio que le profesaban los judíos. En 2Co_11:24 s, dice: «De los judíos recibí cinco veces los cuarenta azotes menos uno. Tres veces apaleado; una fui apedreado.» Y en 11,26 menciona, junto con los «peligros de bandoleros», expresamente los «peligros de parte de mis compatriotas». Se refiere a esos compatriotas, a ese pueblo del que en Rom_9:2 s, «con gran tristeza y profundo dolor incesante en mi corazón», dice: «Desearía yo mismo ser anatema, ser separado de Cristo en bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne.»

Pablo, dado por muerto, se levanta de en medio de las piedras que le habían arrojado. Dice, en efecto, en 2Co_4:16 : «Por eso no desfallecemos; por el contrario, aun cuando nuestro hombre exterior se va desmoronando, nuestro hombre interior, sin embargo, se va renovando día tras día.» Y tenemos también ante los ojos la otra confesión de la misma carta (2Co_6:4 ss), donde dice: «Nos acreditamos en toda ocasión como servidores de Dios, con mucha constancia, en tribulaciones, en necesidades, en aprietos, en palizas, en cárceles, en tumultos... como si fuéramos moribundos, aunque seguimos viviendo, como castigados, aunque todavía no muertos... »

6. REGRESO A ANTIOQUÍA (/Hch/14/21-28).

21 Evangelizada aquella ciudad y hechos numerosos discípulos, se volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, 22 confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándolos a permanecer en la fe y diciéndoles que por muchas tribulaciones tenemos que pasar para entrar en el reino de Dios. 23 Para éstos designaron presbíteros en cada Iglesia, y acompañando la oración con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído.

¿Por qué los misioneros, tras un trabajo fructuoso en Derbe, emprendieron el camino de regreso y no continuaron, como era de esperar, en dirección hacia la tierra natal de Pablo? El texto no lo dice. Tenían interés en volver a visitar las cristiandades anteriormente conquistadas, que, debido a las persecuciones, no habían podido organizar plenamente, y en «confirmar los ánimos» y asegurar una organización duradera. Para ello estaba indicada, ante todo, la designación de «presbíteros». No existe motivo alguno serio para poner en duda la historicidad de esta noticia. En efecto, la naturaleza misma de la cosa sugería dar a los fieles una cohesión segura y consiguientemente una constitución en regla, de igual modo que, según el modelo de las comunidades judías, también la lglesia judeocristiana de Jerusalén tenía ya sus «presbíteros» (o ancianos) (2Co_11:30).

Si esta designación debe considerarse como transmisión del ministerio en el sentido de una ordenación sacramental, es cosa que no se puede afirmar con seguridad. Podría suponerse así, si es que la referencia a «oración con ayunos» debe entenderse como algo que forma parte de esta transmisión del ministerio, como ya en 13,2, en la circunstancia de la misión de Bernabé y de Pablo. En realidad, tal como reza el texto, parece que «oración con ayunos» se refiere a la respectiva comunidad, que de esta manera fue «encomendada al Señor». Sea cual fuere el sentido de estas palabras, en todo caso, en este acto de ordenar y asegurar las comunidades vemos el comienzo de constitución de la Iglesia, que se hace patente en la posición y función de los presbíteros.

24 Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia: 25 y después de predicar la palabra en Perge, bajaron a Atalía; 26 desde allí navegaron a Antioquía, de donde habían partido encomendados a la gracia de Dios para la obra que acababan de realizar. 27 Llegados y congregada la Iglesia, referían lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. 28 Y permanecieron bastante tiempo con los discípulos.

Aun en medio de los áridos datos estadísticos, se descubre la mirada del evangelista. Habla de la «gracia de Dios». A ésta habían sido «encomendados» los mensajeros de la salvación en Antioquía. La «obra» que habían llevado a cabo los dos hombres es algo distinto de la realización de unos comerciantes o unos investigadores. De ello eran conscientes cuando contaban a la comunidad que los había enviado, «lo que Dios había hecho con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe». Esto suena como un eco de aquella frase con que se cierra el relato de Pedro sobre el bautismo del centurión Cornelio en 11,18: «Según esto, Dios ha dado también a los gentiles la conversión que conduce a la vida.» En tales palabras se muestra un motivo fundamental de nuestro libro acerca del camino de la Iglesia.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Pablo y Bernabé en Iconio, 14:1-7.
1 Igualmente en Iconio entraron en la sinagoga de los judíos, donde hablaron de modo que creyó una numerosa multitud de judíos y griegos. 2 Pero los judíos incrédulos excitaron y exacerbaron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. 3 Con todo, moraron allí bastante tiempo, predicando con gran libertad al Señor, que confirmaba la palabra de su gracia realizando por su mano señales y prodigios. 4 Al fin se dividió la muchedumbre de la ciudad y unos estaban por los judíos y otros por los apóstoles. 5 Y como se produjese un tumulto de gentiles y judíos con sus jefes, pretendiendo ultrajar y apedrear a los apóstoles, 6 dándose éstos cuenta de ello, huyeron a las ciudades de Licaonia, Listra y Derbe, y a las regiones vecinas, 7 donde predicaron el Evangelio.

Iconio, al sudeste de Antioquía, distaba de esta ciudad unos 130 kilómetros. Llama la atención el que Lucas, tan cuidadoso para decirnos que Perge estaba en Panfilia (13:12), Antioquía en Pisidia (13:14), Listra y Derbe en Licaonia (14:6), no dé indicación alguna geográfica respecto de Iconio. Probablemente ello es intencionado, debido a que, en un principio, esta ciudad perteneció a Frigia 124, pero posteriormente fue agregada al distrito administrativo de Licaonia 125, aunque sus habitantes seguían considerándose como frigios, cuya lengua hablaban, no el licaonio. Por eso, Lucas, acomodándose al modo popular de hablar, no la considera como de Licaonia, al decir que de Iconio huyeron a las ciudades de Licaonia, Listra y Derbe (v.6); pero tampoco quiere poner explícitamente que fuera una ciudad de Frigia.
Los hechos se desarrollaron más o menos como en Antioquía de Pisidia: se comienza por predicar en la sinagoga (v.1), sigue una gran oposición por parte de los judíos (v.2; cf. 18:6; 19:9; 28:24), y, al fin, después de haber morado bastante tiempo en la ciudad (v.3), los dos predicadores, explícitamente designados con el nombre de apóstoles (v.4:14), hubieron de salir de allí, dirigiéndose a las ciudades de Licaonia, Listra y Derbe (v.4-7) 125 126.
Es de notar la expresión la palabra de su gracia (v.3) para designar la predicación evangélica. Con ello se da a entender que la salud que ofrece el cristianismo es puro don de Dios (cf. 15:11; 20:24.32). Se nos dice que se convirtió gran número de judíos y griegos (v.1). De suyo el término griegos, en contraposición a judíos, designa simplemente los gentiles (cf. 21:28; Rom_1:16); sin embargo, dado que se trata de conversión en la sinagoga, es probable que se esté aludiendo a prosélitos o adoradores de Dios igual que en 13:43.
Durante la estancia en Iconio habría tenido lugar la conversión de Tecla, célebre personaje de la literatura cristiana primitiva, del que se habla extensamente en el apócrifo del siglo n Hechos de Pablo y Tecla. Se trata de una joven rica, convertida al cristianismo por San Pablo, a cuya conversión se oponen su madre y el futuro marido, dando esto lugar a graves persecuciones contra el apóstol y a otras muchas complicaciones y peripecias. Es probable que en toda esta narración, llena evidentemente de detalles legendarios, haya algún fondo histórico, aunque muy difícil de concretar.

Evangelización de Listra y Derbe, 14:8-20.
8 En Listra vieron a un hombre inválido de los pies, paralítico desde el seno de su madre y que nunca había podido andar. 9 Escuchaba éste a Pablo, que, fijando en él los ojos y viendo que tenía fe para ser salvo, 10le dijo en alta voz: Levántate, ponte de pie. El, dando un salto, echó a andar. 11 La muchedumbre, al ver lo que había hecho Pablo, levantó la voz diciendo en licaonio: Dioses en forma humana han descendido a nosotros, 12 y llamaban a Bernabé Zeus y a Pablo Hermes, porque éste era el que llevaba la palabra. 13 El sacerdote del templo de Zeus, que estaba ante la puerta de la ciudad, trajo toros enguirnaldados, y acompañado de la muchedumbre quería ofrecerles un sacrificio. 14 Cuando esto oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestiduras y arrojándose entre la muchedumbre, gritaban: 15 diciendo: Hombres, ¿qué es lo que hacéis? Nosotros somos hombres iguales a vosotros, y os predicamos para convertiros de estas vanidades al Dios vivo, que hizo el cielo y la tierra, el mar y todo cuanto hay en ellos; 16 que en las pasadas generaciones permitió que todas las naciones siguieran su camino, 17 aunque no las dejó sin testimonio de sí, haciendo el bien y dispensando desde el cielo las lluvias y las estaciones fructíferas, llenando de alimento y de alegría vuestros corazones. 18 Con todo esto, a duras penas desistió la muchedumbre de sacrificarles. 19 Pero judíos venidos de Antioquía e Iconio sedujeron a las turbas, que apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad, dejándole por muerto. 20 Rodeado de los discípulos, se levantó y entró en la ciudad. Y al día siguiente salió con Bernabé camino de Derbe.

Listra y Derbe eran dos ciudades de Licaonia, pertenecientes políticamente a la provincia romana de Galacia. Estaban al sudeste de Iconio. Listra distaba de Iconio unos 40 kilómetros, y Derbe distaba de Listra unos 50. Listra fue la ciudad natal de Timoteo, a quien San Pablo conoció ya durante esta su primera visita a la ciudad (cf. 16:1-2; 2Ti_1:5).
Referente a la estancia en Derbe nada sabemos en detalle, sino que fue evangelizada e hicieron muchos discípulos (v.21). Al contrario, por lo que se refiere a la estancia en Listra, la información es más abundante. Aquí tuvo lugar la curación de un tullido de nacimiento, que motivó un gran revuelo entre la muchedumbre, hasta el punto de considerar a Pablo y Bernabé como dioses en forma humana y pretender ofrecerles sacrificios (v.8-13). A Pablo, que era el que llevaba la palabra (v.12), llamaban Hermes (Mercurio de los latinos, considerado como portavoz o mensajero de los dioses); a Bernabé, que parece había guardado un majestuoso silencio, llamaban Zeus (Júpiter de los latinos). Había una leyenda muy extendida en el mundo greco-romano, según la cual, dos pastores frigios, Filemón y Baucis, habían sido recompensados con la inmortalidad por haber dado hospedaje en su cabana a Zeus y a Hermes, que se presentaban como simples viandantes y habían sido rechazados en todas partes 126. Algo semejante debieron pensar de Pablo y Bernabé los habitantes de Listra.
Al principio, Pablo y Bernabé no se dieron cuenta de que les estaban tomando por dioses, pues el pueblo se expresaba en licao-nio (v.11); mas no tardaron en enterarse, sobre todo al ver que se preparaban a ofrecerles sacrificios. Entonces, con un gesto usual entre los judíos (cf. Mat_26:65), rasgaron sus vestiduras en señal de disgusto e indignación ante aquella manifestación idolátrica (v.14.), y exhortaban a la multitud a que, dejados los ídolos, se convirtiesen al Dios vivo, autor y proveedor de todas las cosas visibles, a través de las cuales puede ser conocido (v.15-17; cf. 17:24-31; Rom_1:19-20). Breve discurso, que constituye una teodicea en síntesis, en que se atiende sobre todo al argumento físico de orden y causalidad, como más fácil de entender por el pueblo rudo. Aparece aquí, en sus rasgos esenciales, el Dios de la revelación cristiana: un Dios viviente, que tiene en sí mismo la vida y la comunica a este universo que El ha creado; un Dios solícito de la salvación de todos los seres humanos, y no sólo de un pueblo aislado; y que, si permitió que los gentiles siguiesen su camino, no es porque los abandonase a su suerte, como pensaban los judíos, sino porque esperaba el momento señalado en su providencia y sabiduría.
Este discurso parece que obtuvo su efecto y dejaron a los dos misioneros que prosiguieran su evangelización sin ser molestados. No sabemos cuánto duraría este tiempo de paz; pero judíos venidos de Antioquía e Iconio logran producir alboroto también en Listra contra la predicación de Pablo, quien, después de apedreado y dejado por muerto, sale con Bernabé camino de Derbe (v. 19-20).
De la predicación en Derbe, como ya hicimos notar antes, nada sabemos en detalle. Parece que debió desarrollarse con normalidad, sin especiales hostilidades ni persecuciones; pues, cuando más tarde Pablo recuerda las persecuciones padecidas en Antioquía, Iconio y Listra (2Ti_3:11), nada dice de Derbe.

Regreso a Antioquía de Siria,2Ti_14:21-28.
21 Evangelizada aquella ciudad, donde hicieron muchos discípulos, se volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, 22 confirmando las almas de los discípulos y exhortándolos a permanecer en la fe, diciéndoles que por muchas tribulaciones nos es preciso entrar en el reino de Dios. 23 Les constituyeron presbíteros en cada iglesia por la imposición de las manos, orando y ayunando, y los encomendaron al Señor, en quien habían creído. 24 Y atravesando la Pisidia, llegaron a Panfilia, 25 y, habiendo predicado la palabra en Perge, bajaron a Atalía, 26 y de allí navegaron hasta Antioquía, de donde habían salido, encomendados a la gracia de Dios, para la obra que habían realizado. 27 Llegados, reunieron la iglesia y contaron cuanto había hecho Dios con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. 28 Y moraron con los discípulos bastante tiempo.

Terminada la evangelización de Derbe, Pablo y Bernabé determinan regresar a Antioquía de Siria, iglesia que había sido escenario de sus primeros trabajos apostólicos (cf. 11:22-26), y de la que habían partido para este su primer gran viaje misional (cf. 13, 1-3).
El regreso va a hacerse siguiendo el mismo camino que habían traído, pero en sentido inverso: Derbe-Listra-Iconio-Antioquía de Pisidia-Perge (v.21-25). De allí bajarán a Atalía, puerto principal de la región, embarcando para Siria, y llegando a Antioquía (v.25-26). Parece que estamos a fines del año 48 o principios del 49. El viaje había comenzado, según todas las probabilidades, en el año 45.
La razón de que eligieran este camino de regreso es manifiesta. Podían haber hecho el viaje mucho más directamente atravesando la cordillera del Taurus por las Ciliciae portae y bajando luego a Siria, como vemos que hará Pablo al comenzar su segundo viaje (cf. 15:41); pero evidentemente querían volver a pasar por las comunidades recientemente fundadas para fortalecerlas en la fe (v.22; cf. 15:32.41; 16:5; 18:23) Y completar su organización. En este sentido tenemos el dato importantísimo de que, al pasar por estas comunidades, constituían presbíteros en cada iglesia por la imposición de las manos (v.23) De quiénes sean y qué signifique este nombre de presbíteros ya hablamos al comentar 11:30. Quizás a alguno extrañe que se atrevan a volver por las mismas ciudades, siendo así que de muchas de ellas hubieron de salir huyendo; pero téngase en cuenta que el verdadero apóstol no rehuye el peligro cuando lo pide el bien de las almas, y que más que predicar públicamente es probable que se limitasen a la organización de las comunidades, por lo que podían pasar casi inadvertidos en la ciudad. Llegados a Antioquía, reúnen a la iglesia y cuentan cuánto había hecho Dios con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe (v.27). La noticia era de enorme trascendencia y debió llenar de contento a la iglesia de Antioquía, compuesta en gran parte de gentiles (cf. 11:20-26). No todos, sin embargo, participaban del mismo entusiasmo. Algunos judío-cristianos, demasiado apegados aún al judaísmo, no compartían esas alegrías. Los incidentes narrados en el capítulo siguiente, que dieron lugar al concilio de Jerusalén, son buena prueba de ello.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



77
(d) Diferentes acogidas en la zona CENTRAL DE ASIA MENOR (14,1-20).
(i) Iconio (14,1-7). 1. del mismo modo: kata to auto podría significar «juntos», pero, dado que el modelo de misión establecido en Antio(-)quía, bajo la regla de 13,46, es un pilar funda(-)mental de la composición lucana, se aclararía mejor la intención de la frase si expresase la «semejante» prioridad de la sinagoga de Ico(-)nio en la agenda de la misión. Se repite tam(-)bién aquí la rápida secuencia de éxito y recha(-)zo (v. 2). 2-3. La gramática y la lógica nos sugieren que el orden de estas oraciones po(-)dría haber sido el contrario al que tienen en el texto actual. Notemos el elemento de conti(-)nuidad de la autentificación mediante «signos y prodigios» (2,43; 6,8). 4. los judíos: Tras el cisma de Antioquía, los antagonistas principa(-)les de la misión están mucho más cohesiona(-)dos. los apóstoles: Probablemente, se deja per(-)cibir en este dato la tradición que subyace a Lucas (también en el v. 14), puesto que en otras partes reserva este título para los Doce (cf. comentario sobre 1,21).
78 (ii) Listra y Derbe (14,8-20). Al escaso hilo narrativo del itinerario, añade Lucas un relato de milagro (vv. 8-15a), que en su mayor parte procede de la tradición, y un brevísimo discurso (vv. 15b-17), en donde nos ofrece su propia versión de un esquema que había here(-)dado (Wilckens, Missionsreden 81-91). El mila(-)gro es un paralelo cercano a la curación reali(-)zada por Pedro en el templo (3,1-11), y el discurso es un ensayo tour de forcé que tendrá lugar en Atenas (17,22-31); ambos sirven al es(-)quema de referencias cruzadas que es propio de la pedagogía de Lucas. 8-11. El relato de la curación posee los elementos clásicos del gé(-)nero (cf. comentario sobre 3,1-11). De nuevo Pablo toma la iniciativa como hombre de Dios carismático y discierne la disposición del en(-)fermo mediante el escrutinio pneumático. 8. Listra: Ciudad situada a 40 km al sudoeste de Iconio; por las monedas que se han encontra(-)do, sabemos que fue fundada como colonia ro(-)mana por Augusto (Colonia Iulia Félix Gemina Lustra). La variación entre las formas en pl. (v. 8) y en sing. (v. 6) del nombre se repite en 16,1-2. 12. dioses: La leyenda anatólica de Filemón y Bauco (Ovidio, Metamorph. 8,611-28) com(-)parte con nuestra historia los nombres helenizados de las divinidades, el milagro entendido como epifanía y la conclusiva escena litúrgica (v. 13). En cualquier caso, Hermes es el nom(-)bre que se ajusta a Pablo, según la opinión lu(-)cana, como «portavoz de los dioses». 14. Ber(-)nabé y Pablo: Este procedimiento, abandonado en 13,46 y posteriormente, se justifica en este punto por lo que se había dicho en el v. 12. 15. hombres: cf. comentario sobre 10,26. 15b-17. El breve discurso contiene la invitación a con(-)vertirse de la ignorante idolatría al Creador que se autorrevela en la naturaleza, una idea que los primeros predicadores cristianos ha(-)bían heredado de sus homólogos judeohelenistas (cf. 1 Tes 1,9); pero no hay aquí ninguna conclusión cristológica (como en 17,30-31; 1 Tes 9,10), quizá porque la conversión monote(-)ísta era aún deficiente entre los habitantes de Listra (v. 18). En cualquier caso, este pasaje no es sino un preview del kerigma destinado a los gentiles que se oirá en el escenario central del Areópago (cap. 17). 19. judíos: Ya no se trata solamente de unos posibles recusantes de la misión, sino de agresivos enemigos que están al acecho. Es difícil dar crédito a este dato so(-)bre el viaje que hicieron desde regiones limí(-)trofes para hacer causa común con los paga(-)nos supersticiosos. Cf. comentario sobre 7,58. 20. Derbe: Estaba situada a unos 96 km al este de Listra; no aparece en 2 Tim 3,11. Probable(-)mente, a esta ciudad se le mencionaba de paso en las notas de los viajes de Pablo que Lucas utilizó.

79(e) Regreso a Antioquía (14,21-28). 21-22. Listra e iconio: El hecho de que los viajeros volvieran a visitar las ciudades de las que ha(-)bían sido violentamente expulsados sugiere que Lucas unió, artificialmente, las conclusiones de los tres últimos episodios de acuerdo con su ti(-)pología del testigo asediado cuyo modelo era Jesús (cf. Lc 4,29-30). Este interés queda con(-)firmado por el contenido de su exhortación, que interpreta el contenido de Lc 24,26 de for(-)ma existencial. 23. designaron presbíteros: ¿Es remotamente posible que este dato sea históri(-)co (cf. 20,17), a pesar de que Pablo nunca men(-)ciona el término presbyteroi en sus cartas y de que estaba ya institucionalizado en tiempos de Lucas (cf. 1 Tim 5; Tit 1,5; 1 Pe 5,1.5)? Poruña parte, podríamos fundamentarlo en las espe(-)ciales circunstancias de esta misión primitiva, especialmente la función dirigente de Bernabé, que en breve dejaría a Pablo (15,39), y el en(-)cargo que realizaban por orden de Antioquía (así Nellesen, «Die Einsetzung» 184-85.189). Pero la mayoría de autores lo seguirá conside(-)rando como una retroproyección lucana de la estructura eclesiástica de su época (Haenchen, Conzelmann, Roloff, Weiser). 26. embarcaron para Antioquía: Es decir, para Antioquía de Si(-)ria. Este versículo señala la clausura literaria de la sección que comenzó en 13,1-3. 27. Todo lo que Dios había hecho: cf. 15,4.12; 21,19. la puerta de la fe: cf. 1 Cor 16,9; 2 Cor 2,12. Este versículo extrae la conclusión del viaje con mi(-)ras hacia el progreso de la historia lucana. 28. bastante tiempo: Un intervalo de tiempo separa el fin del viaje de los acontecimientos que se desarrollarán en Jerusalén. El primer viaje mi(-)sionero suele fecharse entre los años 46-49 d.C. (Pablo, 79:29).
(Nellesen, E., «Die Einsetzung von Presbytern durch Barnabas und Paulus», Begegnung mit dem Wort [Fest. H. Zimmermann, ed. J. Zmijewski et al., BBB 53, Bonn 1979] 175-93. Schnackenburg, R., «Lukas ais Zeuge verschiedener Gemeindestrukturen», BibLeb 12 [1971] 232-47. Zingg, Wachsen 240-45.)

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XIIII.

1 Paul and Barnabas are persecuted from Iconium. 7 At Lystra Paul healeth a creeple, wherupon they are reputed as gods. 19 Paul is stoned. 21 They passe through diuers Churches, confirming the disciples in faith and patience. 26 Returning to Antioch, they report what God had done with them.
1 And it came to passe in Iconium, that they went both together into the synagogue of the Iewes, and so spake, that a great multitude both of the Iewes, and also of the Greekes, beleeued.
2 But the vnbeleeuing Iewes stirred

[The lame healed.]

vp the Gentiles, and made their mindes euill affected against the brethren.
3 Long time therefore abode they speaking boldly in the Lord, which gaue testimonie vnto the word of his grace, and granted signes and wonders to be done by their hands.
4 But the multitude of the city was diuided: and part held with the Iewes, and part with the Apostles.
5 And when there was an assault made both of the Gentiles, and also of the Iewes, with their rulers, to vse them despitefully, and to stone them,
6 They were ware of it, and fled vnto Lystra and Derbe, cities of Lycaonia, and vnto the region that lyeth round about.
7 And there they preached the Gospell.
8 And there sate a certaine man at Lystra, impotent in his feete, being a creeple from his mothers wombe, who neuer had walked.
9 The same heard Paul speake: who stedfastly beholding him, and perceiuing that he had faith to be healed,
10 Said with a lowd voice, Stand vpright on thy feete; And he leaped and walked.
11 And when the people saw what Paul had done, they lift vp their voyces, saying in the speech of Lycaonia, The gods are come downe to vs in the likenesse of men.
12 And they called Barnabas Iupiter, and Paul Mercurius, because hee was the chiefe speaker.
13 Then the priest of Iupiter, which was before their city, brought oxen, and garlands vnto the gates, and would haue done sacrifice with the people.
14 Which when the Apostles, Barnabas and Paul heard of, they rent their clothes, and ranne in among the people, crying out,
15 And saying, Sirs, Why doe yee these things? Wee also are men of like passions with you, and preach vnto you, that ye should turne from these vanities, vnto the liuing God, [ Gen_1:1 ; Psa_146:5 ; Rev_14:7 .] which made heauen and earth, and the sea, and all things that are therein.
16 [ Psa_81:13 .] Who in times past, suffred all nations to walke in their owne wayes.
17 Neuerthelesse, he left not himselfe without witnesse, in that he did good, and gaue vs raine from heauen, and

[Paul stoned. The Apostles Councill.]

fruitful seasons, filling our hearts with food and gladnesse.
18 And with these sayings scarse restrained they the people, that they had not done sacrifice vnto them.
19 And there came thither certaine Iewes from Antioch and Iconium, who perswaded the people, [ 2Co_11:25 .] and hauing stoned Paul, drew him out of the citie, supposing he had beene dead.
20 Howbeit, as the disciples stood round about him, he rose vp, and came into the citie, and the next day he departed with Barnabas to Derbe.
21 And when they had preached the Gospel to that city, and had taught many, they returned againe to Lystra, and to Iconium, and Antioch,
22 Confirming the soules of the disciples, and exhorting them to continue in the faith, aud that we must through much tribulation enter into the kingdome of God.
23 And when they had ordeined them Elders in euery Church, and had prayed with fasting, they commended them to the Lord, on whom they beleeued.
24 And after they had passed throughout Pisidia, they came to Pamphylia.
25 And when they had preached the word in Perga, they went downe into Attalia,
26 And thence sailed to Antioch, from whence they had been recommended to the grace of God, for the worke which they fulfilled.
27 And when they were come, and had gathered the Church together, they rehearsed all that God had done with them, and how he had opened the doore of faith vnto the Gentiles.
28 And there they abode long time with the disciples.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Lucas denomina aquí «apóstoles» a Pablo y Bernabé (v. 14). Aunque Pablo no pertenece al grupo de los Doce, para quienes Lucas suele reservar el nombre de Apóstoles, es considerado y se consideraba a sí mismo Apóstol por razón de su singular vocación (cfr 1 Co 15,9; 2 Co 11,5) y su incansable predicación entre los gentiles. Cuando en los escritos de los Padres se menciona al Apóstol, y no se concreta más, el término se refiere a San Pablo, pues es el más citado y comentado, debido a sus numerosas cartas.

En este apretado resumen de la actividad en Iconio (vv. 1-7) se muestra cómo en el desarrollo de la misión apostólica se cumple a la letra cuanto se había anunciado en el Evangelio: los signos que acompañan a la predicación (v. 3: cfr Mc 16,15-18), Jesús como signo de contradicción (v. 4; cfr Lc 2,34), etc.

El relato de la actividad de Pablo en Listra (vv. 8-18) guarda ciertas semejanzas con la actividad de Pedro. También Pedro curó a un cojo (3,1-10) y también Pedro (10,26), como ahora Pablo (v. 15), tuvo que corregir a Cornelio diciéndole que era un simple hombre. Los santos Padres no dejaron de señalar el significado de este paralelismo: «Así como el hombre cojo curado por Pedro y Juan en la puerta del Templo prefigura la salvación de los judíos, también este tullido licaonio representa a los pueblos gentiles alejados de la religión de la Ley y del Templo, pero recogidos ahora por la predicación del apóstol Pablo» (S. Beda, Sup. Act. exp. in loc.).


Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Pablo y Bernabé en Iconio. El patrón que se había hecho patente en Antioquía de Pisidia se repitió en Iconio y Lucas lo repite sólo en forma resumida (ver también 17:1-11; 18:4-17; 19:8-10; 28:17-32). 1 A pesar del relato más simple de 13:46, es claro que Pablo y Bernabé no volvieron la espalda a todos los judíos para ir directamente a los gentiles, sino que permitieron que cada congregación local de judíos tomara su decisión antes de ir a los gentiles del lugar. Así fue como los apóstoles entraron juntos en la sinagoga. Pablo y Bernabé contaron las buenas nuevas con gran resultado, pero su discurso no está registrado. 3 Una vez más, los judíos que no creyeron levantaron la oposición (ver 13:50), pero señales y prodigios confirmaron el mensaje al pueblo de Iconio y los habitantes se dividieron en cuanto a los apóstoles (aquí y en el v. 14 son los únicos lugares en que Lucas usa explícitamente el término apóstoles para Pablo o Bernabé) y finalmente Pablo y Bernabé fueron forzados a huir a Listra y Derbe.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. "Iconio" es una ciudad de Asia Menor, que formaba parte de la provincia romana de Galacia.

12. En el mundo grecorromano, Júpiter era venerado como el dios supremo, y a Mercurio se lo consideraba el mensajero y portavoz de los dioses.

23. Después de evangelizar una ciudad, Pablo aseguraba la perseverancia en la fe organizando la comunidad, y en particular, constituyendo un colegio de "presbíteros" ("presbiterio"). A estos les correspondía administrar los asuntos internos de la comunidad (11. 30), controlar la doctrina (15. 2-4), orar y transmitir la gracia divina ( Stg_5:14-15) y apacentar el Rebaño de Dios ( Stg_20:28; 1Pe_5:1-3). Ver notas 11. 30; 20. 17.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*13:1-15:35 La primera sección de esta segunda parte de Hechos se centra en la misión de Bernabé y Saulo entre los gentiles -primer viaje de Pablo-, cuyo resultado fue la entrada masiva de los mismos en la Iglesia, sin circuncisión previa (Hch 13:1-52; Hch 14:1-28). El hecho provoca la protesta de un grupo de judíos, llamados judaizantes, convocándose por ello una reunión en Jerusalén, que sanciona aquella praxis (Hch 15:1-35).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

En Iconio. Aquí se repiten casi los mismos acontecimientos que en Antioquía de Pisidia. De nuevo, comienzan la predicación en la sinagoga con reacciones semejantes, aunque esta vez no serán expulsados de la ciudad, sino que se escaparon ellos ante la agresividad de los contrarios. Lucas menciona la valentía de estos misioneros y los prodigios y milagros que el Señor hacía por su medio.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

14:4 Continuación del v. Hch_14:2.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

14:4 Continuación del v. Hch_14:2.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 14.19,21 Antioquía: de Pisidia (Hch 13.14).

[2] 14.23 Ancianos: Hch 11.30 n.

[3] 14.26 Antioquía: de Siria (Hch 11.19 n.).

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Hch 17:4

Torres Amat (1825)



[11] Se da más importancia a Bernabé y se considera a Pablo portavoz de los dioses.