Comentario de Santo Toms de Aquino
Lección 2: 1Co 4,6-13
Valiéndose de la ironía, da San Pablo una enjabonada a la hinchazón con que los Corintios menospreciaban a los ministros de Cristo.6. En lo demás, hermanos, todo esto que acabo de decir lo he presentado en persona mía y en la de Apolo, por amor vuestro; a fin de que aprendais, por medio de nosotros, a no entonaros uno contra otro a favor de un tercero mas alla de lo que va escrito.7. Porque ¿quién es el que te da la ventaja sobre nosotros? O ¿qué cosa tienes tu que no la hayas recibido de Dios? Y, si todo lo que tienes lo has recibido dé El, ¿de qué te jactas como si no lo hubieses recibido?8. He aquí que vosotros estáis ya satisfechos, heos aquí hechos ya ricos; sin nosotros estáis reinando, y plegué a Dios que en efecto reinéis para que así nosotros reinemos también con vosotros.9. Pues yo, para mi, tengo que Dios a nosotros, los apostoles, nos trata como a los últimos hombres, como a los condenados a muerte, haciéndonos servir de espectáculo al mundo, a los ángeles y a los hombres.10. Nosotros somos reputados como unos necios por amor dé Cristo; mas vosotros sois los prudentes en Cristo; nosotros flacos, vosotros fuertes; vosotros sois honrados; nosotros viles y despreciados.11. Hasta la hora presente andamos sufriendo el hambre, la sed, la desnudez, los malos tratamientos, y no tenemos donde fijar nuestro domicilio.12. Y nos afanamos trabajando con nuestras propias manos; nos maldicen y bendecimos; padecemos persecución, y Ja sufrimos con paciencia;13. nos ultrajan, y retornamos suplicas; somos, en fin, tratados hasta el presente como la basura del mundo, como la escoria de todos.Luego de haber censurado el Apóstol en los Corintios su temeridad por juzgar a los ministros de Cristo, aquí les va a la mano en la hinchada soberbia con que a los mismos despreciaban; acerca de lo cual, propone primero su intento, señala el porqué, mofase, en fin, ironicamente de su menosprecio, diciendo: "he aquí que estáis ya satisfechos". Es de advertir, cuanto a lo primero, que el Apóstol, en su afan de aplacar las contiendas de los Corintios por razón de los ministros, se había valido de los nombres de los buenos, diciendo antes: cada uno de vosotros dice: yo soy de Pablo, yo de Apolo, pero yo de Cefas; y también: ya sea Pablo, ya Apolo, ya Cefas; siendo así que ni el gloriarse, ni el pelearse era por los buenos ministros de Cristo, sino por los seudoapostoles, a quienes no quiso nombrar, no fuese a parecer que contra ellos hablaba por odio o envidia; sino que en lugar de ellos había puesto su nombre y el de otros buenos predicadores, que es lo que dice "todo esto, hermanos, es a saber, lo que dije de los ministros, sobre quienes traiáis vuestros pleitos y vanaglorias, lo he transfigurado, esto es, lo he trasladado, hablando figuradamente, en persona mia y en la deApolo (
Pr 1), y esto, por amor vuestro, por vuestro provecho (
2Co 4), a fin de que aprendais, por medio ¿& nosotros, a no entonaros uno contra otro, esto es, a no ensoberbeceros contra vuestro prójimo, en favor de un tercero, es a saber, de cualquier ministro de Cristo,. mas allá de lo que va escrito, quiere decir, excediéndoos en la forma propuesta anteriormente; pues dice la Sabiduría que a éstos tales "hinchados de orgullo hará Dios que revienten por medio, sin que osen abrir su boca" (Sab 4,19).Al decir después: "porque ¿quién es el que te da la ventaja sobre nosotros?", indica por qué no ha de endionarse uno contra otro; y primero pone la razón diciendo: "porque ¿quién es el que te discierne?" que puede entenderse de dos maneras: a) pues ¿quién hace diferencia entre ti y la masa de los hombres perdidos?Tu no puedes hacer esa diferencia; luego no tienes en qué fundarte para ensoberbecerte contra otro. De este discernimiento dice el Salmo 42: "hazme justicia, ¡oh Dios!, y distingue de mi causa la de la gente no santa".b) haciéndote superior a tu prójimo, cosa que no puedes tu hacer; luego no debes ensoberbecerte contra él. Y de este discernimiento dice el Eclesiastico: "los distinguio el Señor con su gran sabiduría, y diferencio sus condiciones y estados" (33,1 1). Pero entre los hombres en cuanto fieles de Cristo, no hay diferencia, porque, como se dice en Romanos: "aunque seamos muchos, formamos en; Cristo un solo cuerpo" (12,5); y San Pedro: "ni ha hecho diferencia entre ellos (los gentiles) y nosotros, habiendo purificado con la fe sus corazónes" (
Hch 15).Mas porque pudiera alguno, por llevarles ventaja en los bienes que tiene, por ejemplo, la fe, la sabiduría o cosas por el estilo, distinguirse de buenos o malos y, ror consiguiente, tenerse en mas, da de mano también el Apóstol a este motivo, diciendo: "o ¿qué cosa tienes que no la hayas recibido?", como si dijera: nada; pues de Dios vienen todos los bienes: "todas las cosas son tuyas, y las que de tu mano recibimos te las devolvimos" (2Cr 29; Salmo 103).De donde concluye: "pues, si todo lo que tienes lo has recibido, ¿de qué te jactas, como si no lo hubieses recibido?" Quien se gloria en si, y no en Dios, ése es el que se jacta de lo que tiene, como si no lo hubiese recibido de El. "Confian en su opulencia y se jactan de sus muchas riquezas" (
Sal 48,7). En esto consiste el primer género de soberbia, en que por ella dice uno que tiene de si lo que tiene, según el Salmo: "por nuestra lengua somos fuertes; nuestros labios están por nosotros; ¿quién es nuestro amo?" (XI,5).Mas quien atribuyéndolo todo a Dios, gloriase de si mismo, como esta dicho: "el que se gloria gloriese en el Señor", ése es el que se jacta de lo que tiene, como que de Dios lo ha recibido; y esta jactancia no es soberbia, sino humildad que se sujeta a Dios, a quien el hombre glorifica, como dice el Eclesiastico: "A Aquel que me dio la sabiduría tributaré yo la gloria" (51,23).Mofase luego de la soberbia de los que despreciaban a los Apostoles de Cristo, al decir: "he aquí que vosotros estáis ya satisfechos", y primero en general, luego en particular. Acerca de lo primero, burlase de su presunción desmedida y del hecho de menospreciar a los Apostoles. Su presunción consistia en atribuirse lo que no tenían, y de esto se burla de nuevo, y de lo que singularmente no tenían. ¿Y qué cosas se atribuian? abundancia de bienes de todo género, unos interiores, otros exteriores. 1nteriores, de los que dice: "ya estáis satisfechos", esto es, a vuestro parecer lo estáis, quiere decir, con refección abundante de espirituales dulzuras "Me saciaré, al manifestarse tu gloria" (
Sal 16,15). Mas podria decirseles, con toda verdad, que si, ya estaban satisfechos, pero no de hartura, sino de tedio, según aquello: "el que esta bien comido aun de la miel hace ascos" (
Pr 27,7). Otros son bienes exteriores, de los que dice: "ya estáis ricos", a vuestro parecer, con riquezas espirituales, "la sabiduría y la ciencia" (
Is 33), o, como dice el Apocalipsis: "soy rico, y nado en la abundancia y nada me falta". Mas contra esto parece estar lo que dijo al principio: "doy gracias porque en El habéis sido enriquecidos con toda suerte de bienes espirituales, con todo lo que pertenece a los dones de la palabra y de la ciencia" (
1Co 1). Pero a esto se responde que eso que arriba dijo se refiere a los buenos que había entre ellos; y lo que aquí dice, a los presuntuosos, que andaban hinchados por lo que no tenían. Puede hacerse también esta distinción entre hartura y riquezas, de suerte que la primera se aplique al uso de la gracia, por la que uno disfruta de los bienes espirituales, y las segúndas se refierán a los habitos mismos de las gracias.Al decir, en segundo1 lugar: "ya reináis sin nosotros", se mofa de que se atribuian, en singular, lo que no tenían. De ahí que diga: "ya reináis sin nosotros", esto es, así os parece que no a nosotros, sino a vosotros toca reinar; porque éste era el engano de los seudoapostoles, el hacerles creer que la verdad de la fe, que consiste en el reino de Dios, era pertenencia suya, y que el Apóstol y sus seguidores andaban errados; contra los cuales se dice: "¿habitaréis acaso vosotros solos en medio de la tierra?" (
Is 5,8).Mas porque no parezca que esto lo dice de envidia que les tenga el Apóstol, añade: "ojala cierto fuera que ya reinais"; pues les desea la fe verdadera, según aquello: "pluguiera a Dios, como deseo, que todos cuantos me oyen llegaseis a ser hoy tales cual soy yo, salvo estas cadenas" (
Hch 26,29); y para darles ejemplos de humildad añade estotro: "para que en vuestro reinado reinemos también nosotros", como si dijera: si alguna prenda tenéis, no nos desdenamos de seguiros, muy al contrario de como lo hacéis vosotros, en contra de lo que esta escrito: "sed en todo tiempo celosos amantes del bien" (
Ga 4,18).Y es de advertir que aquí toca el Apóstol 4 especies de soberbia, la primera de las cuales consiste en juzgar que lo que uno tiene no es porque Dios se lo dio; y a esta se refiere, al decir: "¿de qué te jactas, como si lo que tienes no lo hubieses recibido?" La segunda puede reducirse a la primera, pues consiste en atribuir a sus propios méritos lo recibido. La tercera en jactarse de tener lo que no tiene, como él dice: "ya estáis satisfechos, ya sois ricos". La cuarta cuando, con desprecio de los demás, quiers uno singularizarse y parecer mirlo blanco. A eso alude: "ya reináis sin nosotros".-"Pues yo, para mi, tengo que Dios...". Burlase ahora del desprecio con que miraban a los Apostoles de Cristo, desprecio que, escarneciéndolos, pone primero, y la causa de él: "porque hemos venido a convertirnos en un espectaculo". Dice, pues, lo primero: ya dije que reináis sin nosotros, pues pienso, esto es, al parecer lo pensáis vosotros, que Dios nos trata a los Apostoles como a los ultimos hombres", no obstante decir abajo que Dios puso en su 1glesia en primer lugar a los Apostoles (fCo 12); que así se cumple lo que dice San Mateo: "los primeros serán los ultimos, y los ultimos los primeros" (20). Y pone un ejemplo: "como a condenados a muerte"; pues a éstos se les trata, por indignos de la vida, como a los seres mas menguados, y en tal concepto tienen a los Apostoles los mundanos, "como ovejas destinadas al matadero" (Sal 43,l2) -"haciéndonos servir de espectaculo...". 1ndica con esto por qué los despreciaban; acerca de lo cual es de considerar que, cuando hay condenados a muerte, juntanse los hombres, como a un espectaculo, a presenciar su ejecución; y mayormente entonces con los que echaban a las fieras; y porque a los Apostoles los tenían en ese concepto, de condenados, añade: "porque hemos venido a parar en un espectaculo para el mundo", quiere decir, como si todo el mundo concurriese a presenciar nuestra ejecución, según el Salmo: "nos has hecho el oprobio de nuestros vecinos" (43,14). Y explica qué entiende por mundo, al anadir: "a los angeles y a los hombres", es a saber, buenos y malos; que entre la concurrencia los angeles buenos estaban para dar esfuerzo, los malos para llevar la contra; los hombres buenos para compadecer y tomar ejemplo de paciencia, y los malos para perseguir y escarnecer.Burlase luego de ellos de modo especial, al decir: "nosotros somos reputados por unos necios..." porque despreciaban a los Apostoles; y hace chunga de ese desprecio en tenerse a si por optimos, y a los Apostoles por pésimos; y primero en cuanto a la perfección del entendimiento, acerca de lo cual dice: "nosotros somos reputados como unos necios por amor de Cristo", esto es, nos tienen por unos idiotas, por predicar la cruz de Cristo (1Co !), y porque por amor a Cristo soportamos oprobios y menosprecios, según aquello: "¡Insensatos de nosotros Su tenor de vida nos parecia una necedad" (5,4); o como dijo Festo: "desvarias, Pablo; las muchas letras te han trastornado el juicio" (
Hch 26,25). Vosotros, en cambio, así os parece, "sois prudentes en Cristo", es a saber, porque ni os atrevéis a confesar en publico su cruz, ni sufris persecución por causa suya (
Pr 26).Segundo, en cuanto al poder de acción, al decir: "nos tienen por flacos o débiles", en lo exterior, por las aflicciones que padecemos (II.Co 12); "vosotros, en cambio, según la balanza con que os pesais, sois fuertes", esto es, en lo temporal, pues lleváis una vida tranquila, sin tribulaciones. Pero "¡ay de vosotros, los que os levantáis de manana a emborracharos y a beber con exceso hasta la) noche, hasta que os abrasa el vino" (
Is 5,2).-"Vosotros nobles, a vuestro juicio, esto es, sois dignos de honra, ya que por fuera no padecéis contumelias (
Is 19); nosotros, en cambio, sin nobleza", en opinión vuestra y de otros, ya que nos tienen por gente vil (
1Co 1), siendo así que lo contrario es la verdad; pues despreciables solo aquéllos lo son que tienen a Dios en menosprecio, según aquello: "pero los que me despreciaren serán deshonrados" (
1S 2,30 ).Indica después el por qué del menosprecio, al decir: "hasta la hora presente... "; y primero la falta de los bienes temporales, y en cosas necesarias, como en la comida. De ahí que diga: "hasta la hora presente", esto es, desde mi conversión hasta el presente, andamos sufriendo el hambre, la sed (2Co 11). En el vestido, la desnudez, esto es, por escasez de vestidos, porque algunas veces los dejaban desnudos robandose los vestidos (Job 24); aunque el Salmo 36 dice lo contrario: "no he visto al justo desamparado ni a sus hijos mendigando de puerta en puerta". Pero a esto se responde que las privaciones de los Apostoles no llegaban a tanto que quedasen desamparados de la mano de Dios; pues la Divina Providencia atemperaba en ellos la abundancia y la escasez dandoles del pan y del palo no mas de cuanto era necesario para ejercitar la virtud. De ahí que diga el Apóstol: "todo lo he probado y estoy ya hecho a todo: a tener hartura, y a sufrir hambre; a tener abundancia, y a padecer necesidad; todo lo puedo en Aquel que me conforta".Pone, en segundo lugar, la falta de aquellas cosas necesarias para llevar una vida decorosa, la primera de las cuales es el respeto que le tienen a uno los hombres; contra lo cual dice: "nos dan de bofetadas", maltratamiento que se da mas para afrentar que para castigar a una persona. De donde leemos que a Cristo "le escupieron en la cara y le dieron de bofetadas" (
Mt 26,67).*Otra cosa es la estancia fija en un lugar, contra lo cual dice: "y no tenemos donde fijar nuestro domicilio", ya porque los perseguidores los expulsaban de uno y otro lugar (Mt X), ya porque por razón de su oficio andaban de aquí para alla (Jn XV).Tercera, la falta de quién les ayudara, contra lo cual dice: "¿y nos afanamos trabajando con nuestras propias manos?", sea porque a veces nadie les facilitaba como sustentarse, sea porque buscaban su comida trabajando con sus manos, ya para no ser gravosos a los fieles, o para rechazar a los seudoapostoles, que si predicaban era porque ganaban (
2Co 12), ya también para poner a los holgazanes la muestra (
2Th 3). De ahí que diga Pablo: "cuanto ha sido menester para mi, y para mis companeros, todo me lo han suministrado esfas manos" (
Hch 20,34).Ahora toca los males que padecian los Apostoles, y primero de palabra, al decir: "nos maldicen", esto es, hablan mal de nosotros, o para quitarnos la buena fama, o para afrentarnos con contumelias, o aun para desearnos males (
Jr 15); "y bendecimos", esto es, devolvemos bien por mal, según aquello de San Pedro: "no volviendo mal por mal, ni maldición por maldición; antes, al contrario, bendiciones" (I,3,9).Segundo, de obra: -"Padecemos persecucion", no solo cuanto a andar fugitivos de un lugar a otro, que es lo que propiamente se llama persecución, sino cuanto a las multiples tribulaciones con que nos afligen (
Sal 1 Sal 18); "y la sopjortamos", esto es, todo lo sufrimos con paciencia, por amor a Cristo (
Si 1).Toca, en tercer lugar, la causa de por qué los maltrataban de palabra y de obra, al decir: "blasfeman de nosotros", o nos tienen por blasfemos, y por tal causa nos cargan la mano, en tanto que nos llaman magos, o malhechores, y nos considerán como enemigos de Dios, a tenor de lo que dice San Juan: "va a venir tiempo en que quien os matare se persuada hacer un obsequio a Dios" (16,2;
Rm 3,8). Eso no obstante, retornamos el mal con suplicas que hacemos a Dios por los que nos persiguen y ultrajan, como dice San Mateo: "rogad por los que us persiguen... ".En fin, como conclusión de todo lo dicho, "somos tratados hasta el presente como la basura del mundo", esto es, judíos y gentiles nos tienen en tal concepto que, para no apestar al mundo, sera menester que nos maten para que, por el contrario, se purifique; como si fuésemos "la escoria de todos". Llamase peripsema cualquier suciedad, o de fruta, o de comida, o de otra cosa. Y esto "hasta el presente", porque es el pan de cada dia; mas noj hay plazo que no se llegue, ni mal que dure cien anos, como por boca de los impios lo dice la Sabiduría: "Estos son los que en otro tiempo fueron el blanco de nuestros escarnios, y a quienes proponiamos como un ejemplar de oprobio"; mas "mirad como son contados en el numero de los hijos de Dios, y como su suerte es estar con los santos" (5,3).