Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Los pleitos ante tribunales paganos, 6:1-11.
1
¿Y osa alguno de vosotros que tiene un litigio con otro acudir en juicio ante los injustos, y no ante los santos? 2
¿Acaso no sabéis que los santos han de juzgar al mundo? Y si habéis de juzgar al mundo, ¿seréis incapaces de juzgar esas otras causas más pequeñas? 3
¿No sabéis que hemos de juzgar aun a los ángeles? Pues mucho más las naderías de esta vida. 4 Guando tengáis diferencias sobre estas monadas de la vida, poned por jueces a los más despreciables de la iglesia. 5
Para vuestra confusión os hablo de este modo. ¿No hay entre vosotros ningún prudente, capaz de ser juez entre hermanos? 6
En vez de esto, ¿pleitea el hermano con el hermano, y esto ante los infieles? 7
Ya es una mengua que tengáis pleitos unos con otros. ¿Por qué no preferís sufrir la injusticia? ¿Por qué no el ser despojados? 8
Y en vez de esto sois vosotros los que hacéis injusticias y cometéis fraudes, y esto con hermanos. 9
¿No sabéis que los injustos no poseerán el reino de Dios? No os engañéis: ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los sodomitas, 10 ni los ladrones, ni los avaros, ni los ebrios, ni los maldicientes, ni los rapaces poseerán el reino de Dios. 11 Y algunos esto erais, pero habéis sido lavados; habéis sido santificados; habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesucristo y por el Espíritu de nuestro Dios. Alude aquí San Pablo a un nuevo abuso que se daba entre los cristianos de Corinto: el andar en pleitos entre sí y llevar sus causas a los tribunales ordinarios, en vez de resolverlas dentro de casa. Esto último era lo que solían hacer los judíos de la diáspora, que incluso tenían tribunales propios, siendo en esto muy tolerante la ley romana. No hay duda que con ello evitaban, al menos en gran parte, el que trascendieran sus cosas fuera. Algo parecido quería San Pablo que se hiciese también entre los cristianos. Además es lógico que los paganos
no siempre pudieron juzgar con equidad las diferencias surgidas entre los cristianos, porque las relaciones entre éstos deben ser regidas por principios superiores que se les escapan a ellos.
Primeramente afirma el hecho, y lo hace en forma interrogativa, como admirándose de que así rebajen su dignidad de cristianos (v.1). El que el Apóstol llame injustos (?????? ) a los gentiles no quiere decir que todos los tribunales paganos fuesen malos o injustos, pues en otras ocasiones el mismo Apóstol muestra su confianza en la ley romana (cf.
Rom_13:3;
Hec_25:11); tampoco el que llame santos (????? ) a los cristianos quiere decir que lo fuesen todos en el sentido que hoy damos a esta palabra (cf. v.8). Esas expresiones: injustos., santos, tienen sentido más bien colectivo, en cuanto que el cristiano pertenece a un pueblo santo y goza por ello de cierta santidad objetiva, que está pidiendo la de cada uno (cf. 1:2;
Rom_1:7;
Efe_1:15), mientras que el gentil
pertenece a un pueblo todavía en tinieblas, privado de la justicia o gracia divina (cf. v.11;
Rom_1:18;
Rom_3:26;
Flp_3:9;
Col_1:13). Hay, pues, una especie de contradicción y el Apóstol se goza en este como juego de palabras en que los cristianos o justos vayan a pedir
justicia a los gentiles o injustos.
Para reforzar su argumentación, el Apóstol recuerda a los Corintios que los cristianos serán jueces del mundo, sin que de este juicio queden excluidos ni siquiera los ángeles. ¿Cómo, pues, rebajar su dignidad de esa manera, yendo a pedir justicia a los tribunales de los infieles? (v.2-3). Evidentemente el término mundo no tiene aquí sentido peyorativo, sino que indica simplemente todo el conjunto creado; también el término ángeles parece ser general, incluyendo no sólo los ángeles malos, sino también los buenos. Ya Jesucristo, a quien fue dado todo poder de juzgar (cf.
Jua_5:22-27), había dicho esto denlos apóstoles (cf.
Mat_19:28;
Luc_22:30); ahora San Pablo lo afirma de todos los cristianos, en cuanto incorporados a Cristo y partícipes de su misma vida y prerrogativas (cf.
Rom_6:6;
Gal_2:20;
Efe_2:5-6;
Rev_20:4;
2Pe_2:4),
A vista de todo esto, les dice el Apóstol con ironía: antes que llevar vuestras querellas a los tribunales de los infieles, poned por jueces a los más ruines de la comunidad (v.4). ¿Es que no tenéis entre vosotros, les dice ya en serio, ninguno con la debida prudencia para poder ser juez entre hermanos? (v.5-6). Y aún sería mejor, añade, que no tuvierais pleitos, cediendo cada uno de sus derechos a favor del hermano (v.7-8; cf.
Mat_5:39-41).
Estas injusticias y discordias entre los fieles de Corinto dan ocasión al Apóstol para presentar una lista de pecados, que dice excluyen del reino de Dios, y que, a juzgar por la manera como se expresa (¿no sabéis.?; no os engañéis.), parece debían ser bastante frecuentes en la comunidad (v.9-10). Semejantes listas encontramos también en otros lugares (cf.
Rom_1:26-31;
Gal_5:19-21;
1Ti_1:9-10). La expresión
reino de Dios se refiere a su etapa final o escatológica; pues, aunque todos los cristianos pertenecen al reino de Dios y tienen derecho a la
herencia prometida a los hijos de Dios (cf.
Rom_8:17;
Gal_4:7;
Efe_1:11), pueden, de hecho, ser desheredados a causa de sus pecados (cf.
Gal_5:21;
Efe_5:5;
Rev_21:8).
Termina el Apóstol haciendo resaltar la grandeza a que nos eleva el bautismo (v.11). Ninguna consideración mejor para mover a los corintios a que no se dejen dominar de nuevo por los vicios de su anterior vida de paganos. Los tres verbos: habéis sido lavados., santificados., justificados, no son sino expresiones de la misma idea de justificación cristiana recibida en el bautismo, mirada bajo diversos aspectos (cf.
Tit_3:5;
Efe_2:5;
Rom_3:26). Al mencionar, junto a Jesucristo,
también al Espíritu y al Padre (Dios), es probable que San Pablo esté aludiendo a la fórmula trinitaria del bautismo (cf.
Mat_28:19).
El pecado de fornicación,Mat_6:12-20.
12
Todo me es lícito, pero no todo conviene. Todo me es lícito, pero yo no me dejaré dominar de nada 13 Los manjares para el vientre y el vientre para los manjares; pero Dios destruirá el uno y los otros. El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo; 14
y Dios, que resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros por su poder, 15 ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Y voy a tomar yo los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una meretriz? ¡No lo quiera Dios! 16
¿No sabéis que quién se allega a una meretriz se hace un cuerpo con ella? Porque serán dos, dice, en una carne. 17
Pero el que se allega al Señor se hace un espíritu con El. 18
Huid la fornicación. Cualquier pecado que cometa un hombre, fuera de su cuerpo queda; pero el que fornica peca contra su propio cuerpo. 19
¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que está en vosotros y habéis recibido de Dios, y que, por tanto, no os pertenecéis? 20
Habéis sido comprados a precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo. Aunque ya se aludió antes al pecado de fornicación, enumerándolo entre los que excluyen del reino de Dios (cf. v.9), el Apóstol insiste ahora en él de una manera especial, dado que entre los gentiles la fornicación era considerada generalmente como algo indiferente y lícito (cf.
Hec_15:29), y no era fácil a los recién convertidos despojarse de esa vieja mentalidad. Tres son las afirmaciones fundamentales del Apóstol: la fornicación no es cosa indiferente (v.12-14), es un ultraje a Cristo (v.15-17), es un ultraje al Espíritu Santo (? . 18-20). Imposible razonar con más profundidad y elevación. Todo era necesario para imponer una moral totalmente ignorada en el paganismo.
La exposición comienza con una especie de diálogo, recogiendo frases que parece usaban los mismos corintios: todo me es lícito.; los manjares para el vientre., y que luego apostilla el Apóstol: pero no todo.; pero Dios destruirá. (v.12-15). No sabemos si esa frase todo me es lícito (v.12; cf. 10:23) 1a tomaban los corintios del mismo Pablo, con referencia a las prescripciones mosaicas (cf.
Rom_6:15;
Rom_14:20;
Gal_2:14), y cuyo sentido ampliaban a su favor, o era una frase que tenía origen en ellos mismos, igual que la siguiente: los manjares para el vientre y el vientre para los manjares (v.13). Mas sea de eso lo que sea, lo que sí parece claro es que algunos de los fieles de Corinto seguían teniendo la fornicación por algo moralmente indiferente, considerándola como una satisfacción legítima del cuerpo, lo mismo que el comer y el beber. Es probable que esto no sucediese sólo entre los corintios (cf.
Gal_5:13).
La réplica de Pablo es tajante. A lo de todo me es lícito responde que a condición de que sea conveniente al bien total del hombre, sin lesionar el derecho de nadie (v.12); cosa que no sucede con la fornicación, como luego expondrá ampliamente (v. 15-20). Y aún añade (v.12) otra razón, la de que el hombre fornicario se convierte en esclavo de la carne, y la esclavitud no es ningún ideal. Hay aquí indudablemente una alusión, con su parte de ironía, a esa superioridad y autosuficiencia de que se gloriaban los corintios (cf. 4:8), como diciéndoles: vosotros, tan sabios, por encima de las contingencias terrenas., y ahora resulta que os dejáis dominar de las cosas 160. Gran habilidad la de San Pablo, combatiendo al adversario con sus propias armas. En cuanto a eso de que los manjares para el vientre y el vientre para los manjares, niega que sea el mismo caso que el de cuerpo y fornicación; pues vientre y manjares están llamados a perecer, de que no tendremos necesidad en la vida futura (v.13), mientras que el cuerpo como tal permanecerá para siempre y está destinado a fines más altos que la nutrición o generación, perteneciendo a Cristo, a quien hemos sido incorporados en el bautismo (v.13; cf.
Rom_6:3-5), Y habiendo de resucitar glorioso a su debido tiempo como parte integrante de nuestra personalidad (v.14; cf. 15:52;
Rom_8:11;
Flp_3:21). En virtud de este valor imperecedero y eterno del cuerpo, Pablo condena la fornicación.
Sigue ahora, más en detalle, la explicación de esa nuestra pertenencia a Cristo, con lo que se pone más aún de manifiesto la monstruosidad que en sí mismo incluye el pecado de fornicación. Cometemos, dice el Apóstol, un grave ultraje a Cristo, del que somos miembros, cuyos derechos sobre nosotros violamos al prostituirnos a una meretriz, formando un cuerpo con ella los que formábamos
un espíritu con Cristo (v.15-17). La cita (v.16) de
Gen_2:24 tiene como punto de mira la unión matrimonial (cf.
Efe_5:31), aunque San Pablo la emplea aquí para designar la unión fuera del matrimonio, dado que la base fisiológica es la misma. E! que diga que formamos un espíritu con Cristo (v.17), no excluye lo de que formamos un cuerpo con El; si habla de espíritu es para hacer resaltar que no se trata de una unión en el plano natural y desordenado, como la del fornicario con la prostituta, sino de una unión en el plano sobrenatural y divino, que se realiza principalmente en el espíritu, aunque con derivaciones también en el cuerpo, que sirve de instrumento al espíritu. La frase huid la fornicación (v.18) es probable que pertenezca todavía al pensamiento anterior, y sea como la conclusión.
Da, por fin, San Pablo un último argumento: el de que nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo161, y con la fornicación profanamos ese templo (v. 18-20). No es clara la frase de que cualquier pecado que cometa el hombre, a excepción del de fornicación, queda fuera de su cuerpo (v.18), pues hay otros pecados, como, la embriaguez o el suicidio, de los que parece que podría decirse lo mismo que del de fornicación. Quizás el Apóstol hable así, tratando de dar a entender que con la fornicación se peca de modo especial contra el propio cuerpo, en cuanto que entregamos a una meretriz lo que es pertenencia de Cristo (cf. v.15).
La expresión final habéis sido comprados a precio (v.20; cf. 7:23;
Efe_1:7;
1Ti_2:6;
Tit_2:14;
Heb_9:12;
1Pe_1:19) es emocionante. No nos pertenecemos, incluso en el cuerpo, llamado también a un destino eterno. Gran dignidad la del cuerpo cristiano, al que San Pablo coloca en la misma línea de redención y elevación que todo el hombre; y decisivo golpe al falso esplritualismo griego, que rechazaba el concepto mismo de resurrección (cf. 15:12;
Hch_17:32; 23:8).
146 Cf. Eusebio, Híst. ecí. 2:25: MG 20:209. 147 Parece ser que mediante los términos ????? (filósofo griego), ?????????? (escriba abio judío) y ????????? (sofista), Pablo trata de incluir toda clase de sabios humanos. 148 Parece ser un hecho que la gran mayoría de los primitivos cristianos, no sólo en Corinto, pertenecían a las clases humildes de la sociedad. Sabemos que los gentiles echaban en cara a la Iglesia el estar formada por gentes de baja condición social (cf. Tácito, Ann. 15:44; San Justino,
Apol. II 9; Orígenes,
Contra Celsum II 79). Por lo demás, ello está muy conforme con lo que había predicho Isaías (cf.
Isa_61:1) y había enseñado Jesucristo (cf.
Mat_5:3-10;
Mat_11:5;
Luc_4:17)· 149 Discuten los autores si bajo el título Señor piensa San Pablo en Cristo o en el Padre. Algunos, como Cerfaux, creen que alude a Cristo, que es a quien los apóstoles atribuyen ordinariamente tal nombre (cf.
Hec_2:36;
Hec_11:20-23;
1Co_8:6); sin embargo, dado el contexto (cf. y.30), más bien creemos, con la mayoría de los autores (Cornely, Alio, Leal), que está refiriéndose al Padre. Claro que tampoco se excluye la gloria de Cristo, pues el Apóstol ha insistido en que todos los bienes los tenemos en Cristo. Por lo demás, la equivalencia Cristo-Yahvé es frecuente en el modo de hablar de los apóstoles (cf.
Hec_2:21;
Rom_10:13). 150 Nótese la expresión testimonio de Dios) (v.1), con que el Apóstol designa el mensaje evangélico. En realidad, el Evangelio no es sino un testimonio que nos da Dios, manifestando quién es y qué ha hecho por nosotros. En vez de testimonio de Dios, algunos códices tienen misterio de Dios, lección adoptada por Wescott-Hort y Bover. Sin embargo, parece críticamente más fundada la primera lección. 151 Cf. A. Feuillet,
L'énigme de ? Cor 2:9: Rev. Bibl. 70 (1963) 52-74- Hay autores, como Cornely, que suponen que con esta cita (v.p) Pablo está refiriéndose a la futura gloria del cielo; sin embargo, más bien parece que directamente está aludiendo al plan divino de salud, aunque sin excluir de su perspectiva la gloria celeste, a la que ese plan conduce. 152 No cabe duda que en este pasaje de Pablo (v.6-16), al menos en la terminología hay sorprendente parecido con los gnósticos, tal como los conocemos sobre todo por Ireneo y Tertuliano e Hipólito. Para los gnósticos, hay tres clases de hombres:
pneumáticos, psíquicos y terrestres, según el elemento que predomine en ellos. En los pneumáticos o espirituales ( = gnósticos) predomina el elemento divino; en los psíquicos (= cristianos ordinarios) hay equilibrio entre los elementos bueno y malo, y en los terrestres (= gentiles y judíos) predomínala materia y, por tanto, el vicio. ¿Habrá influencia gnóstica en el lenguaje y modo de razonar de Pablo? La respuesta resulta compleja, pues el gnosticismo que conocemos no se desarrolló plenamente hasta bien entrado ya el siglo n, y es posible que haya influjo de los escritos de Pablo; aunque no cabe duda que muchas ideas del gnosticismo son anteriores a Pablo. Entre los autores católicos, uno de los más inclinados a encontrar huellas gnósticas en los escritos de Pablo, es H. Schlier (cf. H. schlier,
Essais sur le Nouveau Testament [París 1968] p. 115-131). 153 Esto no obsta para que también los Apóstoles se puedan considerar como fundamento (cf.
Efe_2:20;
Rev_21:14); pues, en realidad, Cristo no llega a ser fundamento hasta que es aceptado como tal, y esto sucede gracias a los que colocan el fundamento, que son los Apóstoles. Se establece, pues, una relación necesaria y cierta especie de unidad entre el colocador del fundamento y el mismo fundamento. 154 Algunos autores, rechazando toda idea de purgatorio, dicen que el verbo griego ????????? debe traducirse no por sufrir daño, sino por ser privado de premio, con alusión a que su rango en la jerarquía del Reino no será el mismo que el de los aludidos en el v.14. Sin embargo, no vemos motivo para apartarnos del significado corriente de ????????? , que es el de sufrir daño (cf.
2Co_7:9;
Flp_3:8;
Lev_9:25). 155 Cf. B. Gártner, The Temple And The Community In Qumrán And The New Testamen (London 1965). 156 Estas expresiones, cargadas de ironía, es probable que estén tomadas del lenguaje de los estoicos (cf.
Hec_17:18), quienes sostenían que el hombre se bastaba a sí mismo y que los sabios eran verdaderos reyes de la creación, por encima de las contingencias terrenas. 157 Los términos desecho (???????????? ) y estropajo (???????? ) no pueden ser más expresivos. Y más aún si atendemos a que, en bastantes ciudades griegas, eran términos consagrados por el uso para designar aquellos hombres que eran sacrificados a los dioses a fin de conjurar alguna calamidad pública. Se escogía a algún miserable que aceptase voluntariamente hacer de víctima expiatoria, y en compensación le trataban espléndidamente durante algún tiempo; pero a la hora de la inmolación era conducido a la muerte en medio de los insultos del populacho, que derramaba sobre él toda suerte de inmundicias. Inmolada la víctima, que hacía como de hechicero o mago (????????), se consideraban purificadas las maldades y conjurado el azote. Es posible que San Pablo tenga en cuenta esta costumbre cuando usa esos términos. No cabe duda que, en cierto sentido, los apóstoles son víctimas que se sacrifican y mueren por el pueblo. 158 Cf. L. Cerfaux,
Jesucristo en San Pablo (Barcelona 1963) p.131-135 Y 211-232. 159 Cf. Gaius, Jnsíit. I 63. 160 El gran principio de los estoicos era: Mihi
res, non me rebus submittere conor. 161 La presencia del Espíritu ha de ponerse principalmente en el alma, en la que radican Ja gracia y la caridad; pero secundariamente podemos ponerla también en el cuerpo, que es instrumento del alma en el ejercicio de las virtudes (cf.
Rom_8:10-13). Además, tengamos en cuenta que Pablo es semita y, cuando habla de cuerpo, más que pensar en algo contra-distinto del alma o del espíritu, piensa en el hombre todo entero, aunque en su vertiente 0 faceta corporal.