Por nuestra parte, en las fiestas y demás días señalados, os recordamos sin cesar en toda ocasión en los sacrificios que ofrecemos y en nuestras oraciones, como es justo y conveniente acordarse de los hermanos. (I Macabeos 12, 11) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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Embajada a Roma (12:1-4).
1 Viendo Jonatán que las circunstancias le eran favorables, escogió algunos hombres y los envió a Roma para concertar y renovar la alianza de amistad con los romanos. 2 Y a los espartaños y a otros pueblos envió también cartas sobre lo mismo. 3 Partiendo para Roma y entrando en el senado, dijeron: Jo-natán, sumo sacerdote, y la nación de los judíos nos envían para renovar con vosotros la antigua amistad y alianza. 4 Y les fueron entregadas cartas para las autoridades de cada lugar, a fin de que pudieran volver en paz a la tierra de Judá.
En Siria sucedíanse los reyes, y de la mentalidad de cada uno dependía la paz o agitación en Palestina. Judas había solicitado en otra ocasión la amistad de los romanos (8:17-55); Jonatán intenta ahora nuevamente llamar su atención para que se acuerden de Palestina. A este fin mandó dos embajadores, Numenio y Antípatro (v.16), a Roma para concertar y renovar la amistad. Su éxito no fue mayor que el de los primeros mensajeros.
Embajada a Esparta (12:5-18).
5 He aquí la copia de las cartas que Jonatán escribió a los espartanos: 6 Jonatán, sumo sacerdote, y el senado de la nación, y los sacerdotes, y todo el pueblo de los judíos, a los de Esparta, sus hermanos, salud. 7 Ya antes recibió Onías, sumo sacerdote, de Ario, vuestro rey, cartas en que decía que sois hermanos nuestros, como lo certifica la adjunta copia. 8 Onías acogió con gran honor al mensajero, y recibió letras en las que claramente se hablaba de alianza y amistad. 9 Nosotros, aunque nada necesitamos, pues tenemos nuestra confianza en las Escrituras santas que poseemos, 10 hemos resuelto enviaros quien renueve con vosotros la fraternidad y amistad, a fin de no hacernos extraños a vosotros, pues han transcurrido ya muchos años desde vuestra embajada, 11 En todo tiempo, en las solemnidades y en los restantes días no hemos cesado de hacer memoria continua de vosotros en los sacrificios que ofrecemos y en nuestras oraciones, pues es justo y razonable acordarse de los hermanos. 12 Nos alegramos de vuestra prosperidad. 13 Cuanto a nosotros, han sido muchas las tribulaciones que nos han sobrevenido y muchas las guerras que nos han hecho los reyes vecinos. 14 No quisimos en ellas molestaros ni a los demás aliados y amigos, 15 porque contamos con la ayuda que nos viene del cielo, y con ella nos hemos librado de nuestros enemigos, y éstos fueron humillados. 16 Hemos elegido a Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatro, hijo de Jasón, a quienes enviamos a los romanos para renovar la antigua amistad y alianza, 17 y les hemos dado el encargo de acercarse a vosotros y saludaros y entregaros nuestras letras, para renovar la alianza y fraternidad. 18 Esperamos que nos contestéis favorablemente.
Ninguna dificultad opusieron los romanos a un posible contacto diplomático entre Judea y Esparta. Al deshacer Roma la liga de Acaya (146 a.C.) convirtió a Grecia en provincia romana, dándole el nombre de Acaya. El rey Ario había escrito antes cartas a Onías, en las que decía que los judíos eran hermanos de los espartanos. Ario II murió, a los ocho años de edad, en el año 257 antes de Cristo. De ahí que la mayoría de los exegetas suponen que el autor de la carta fue Ario I (301-265), y el destinatario, el sumo pontífice Onías I, hijo de Jadúa, que ejerció su cargo en 323 antes de Cristo. Su contenido se reproduce más adelante (v. 19-23). Jonatán responde ahora a una carta escrita hacía siglo y medio. Pero, aunque los judíos no respondieran a la carta que les habían mandado los espartanos, sin embargo, nunca les olvidaron en sus oraciones (Bar_1:11). Celebra Jonatán la prosperidad de Esparta. No puede decirse lo mismo de los judíos, que han sido oprimidos durante años por los reyes vecinos.
Carta del rey Ario (Bar_12:19-23).
19 La carta enviada por vosotros era del tenor siguiente: 20 Ario, rey de los espartanos, a Onías, sumo sacerdote, salud. 21 Hemos hallado en documentos escritos que los espartanos y los judíos son hermanos, unos y otros del mismo linaje de Abraham. 22 Desde que esto supimos, juzgamos que hacéis bien en darnos cuenta de vuestra prosperidad. 23 Nosotros, a la vez, os correspondemos. Vuestros ganados, vuestra hacienda, es nuestra, y la nuestra, vuestra es. Por eso he dado orden de comunicaros esto.
Yacía esta carta en los archivos de la nación o del templo. Supone la carta que entre ambos pueblos hubo en un tiempo relaciones económicas y comerciales. La amistad debe continuar, idea que se expresa con frases típicamente orientales (1Re_20:4; 1Re_22:4; 2Re_3:7).
La crítica se ha ocupado extensamente del intercambio de cartas entre Jonatán y los espartanos. Un resumen de la cuestión en Penna, 146-149; Abel, 231-233. ¿Son auténticas estas cartas? Momigliano, entre otros, lo niega 1. Sus argumentos no resuelven la cuestión. En cuanto al contenido de los mensajes, el autor sagrado no garantiza la verdad de las opiniones que se expresan en los mismos. El hecho de haber dejado sin contestación la carta del rey Ario en la que el monarca contaba su hallazgo, demuestra que los judíos acogieron la noticia con escepticismo o con ironía. Por su parte, el autor sagrado deja a los autores de la carta la responsabilidad sobre el carácter legendario o histórico del parentesco que, según Ario, existía entre ambos pueblos.
De nuevo en lucha con Demetrio (2Re_12:24-32).
24 Tuvo Jonatán noticia de que los capitanes de Demetrio habían vuelto contra él con fuerzas mayores que antes, 25 y salió de Jerusalén a su encuentro, a la región de Hamat, porque no quiso darles lugar a que invadiesen la tierra. 26 Los exploradores enviados a espiar el ejército enemigo volvieron con la noticia de que tenían orden de caer sobre ellos aquella noche. 27 Así que se puso el sol, ordenó Jonatán a los suyos velar y estar sobre las armas, prontos a entrar en batalla durante la noche, y puso centinelas alrededor del campo. 28Cuando los contrarios se dieron cuenta de que Jonatán y los suyos estaban preparados para la lucha, temieron, perdieron el ánimo, encendieron fuego en su campamento y se retiraron. 29 no lo advirtieron Jonatán y los suyos hasta la madrugada, engañados con la vista de los fuegos encendidos. 30 Los persiguió Jonatán, pero no les dio alcance, porque había atravesado el río Eleutero. 31 Entonces se volvió contra los árabes llamados zabadeos, a los que derrotó, tomándoles despojos. 32 Poniéndose de nuevo en marcha, vino a Damasco, atravesando todo el territorio.
La noticia de los contactos diplomáticos de Jonatán con los romanos y espartanos puede desaparecer del texto sagrado sin que el contexto sufra menoscabo. De ahí que el v.24 se conecta con los hechos que se refieren al final del c. 11. En la batalla de Azor logró Jonatán poner en fuga a las tropas de Demetrio. Pero no cejó éste en su idea de humillar a los judíos. No debe extrañar que Jonatán se aventurase a detener al enemigo en la planicie entre Baalbeck y Hamat, a orillas del río Orontes, por cuanto se le había confiado la custodia de los territorios del lado de acá del río (2Re_11:60). Fracasados los planes de Demetrio de un asalto por sorpresa, sus oficiales renunciaron al combate y se retiraron. Pero podía atacar Jonatán la retaguardia; por este temor idearon la estratagema de encender fuegos para despistarle. A la mañana siguiente comprobó Jonatán que el enemigo había huido; quiso salir en su persecución; pero, en las seis o siete horas de que dispuso el ejército sirio para retirarse, se alejó lo suficiente para no poder darle alcance, habiéndose internado en los dominios de Demetrio II, más allá del río Eleutero.
Es posible que Jonatán atacara a los árabes zabadeos por ser aliados de los generales de Demetrio o para vengar la muerte de Alejandro Bala por parte de Zabdiel (2Re_11:17).
Obras de fortificación (2Re_12:33-38).
33 Simón, entre tanto, se había puesto en marcha, llegando hasta Ascalón y a las próximas fortalezas; se volvió luego hacia Jope y la tomó, 34 porque había oído que querían entregar la fortaleza a los parciales de Demetrio, y puso allí guarnición para conservarla en su poder. 35 Vuelto Jonatán, convocó a los ancianos del pueblo y tomó con ellos la resolución de edificar fortalezas en Judea, 36 de levantar los muros de Jerusalén, de erigir un muro fuerte entre la ciudadela y la ciudad, a fin de separar aquélla de ésta y aislarla, para que los de allí no pudiesen comprar ni vender en ésta. 37 Reunidos los obreros para edificar la ciudad, se vino al suelo un trozo de muralla que da al valle del este, y lo restauraron, dándole el nombre de Cafenata. 38 Simón edificó también Adida, en la Sefela, y la fortificó y puso puertas y cerrojos.
Confiaba Jonatán en la pericia y energía de Simón, su hermano, hasta permitirle el lujo de alejarse por mucho tiempo y a vanos kilómetros de Jerusalén. Mientras estaba en tierras de Siria, tuvo que acudir Simón a las ciudades de Ascalón y Jope y aplastar el complot tramado para entregarlas a los soldados de Demetrio. Hechas las paces, humillado el enemigo, comprendió Jonatán la necesidad de levantar fortalezas en Judea. De los proyectos pasó a la obra. Mientras en Jerusalén se levantaba el muro del sector oriental, entre el Ofel y el torrente Cedrón, un trozo del mismo se derrumbó. A este lienzo de muro le pusieron el mote de Cafenata, del aramaico kaflata, de kefelata, la doble, por haberse levantado dos veces. Esta parece ser la interpretación más obvia de la palabra misteriosa Cafenata. Simón llevó a cabo el mismo plan de obras en la Sefela, en donde edificó la fortaleza de Adida, entre Lida y Ono (Esd_2:33; Neh_7:37; Neh_11:34).
Traición de Trifón (Neh_12:39-47).
39 Trataba Trifón de apoderarse del reino de Asia y ceñirse la diadema, quitando de en medio al rey Antíoco. 40 Pero, temiendo que se le opusiera Jonatán y le hiciera la guerra, buscaba un medio de apoderarse de él y darle muerte. Con este propósito se puso en camino de Betsán. 41 Salióle al encuentro Jonatán con cuarenta mil hombres escogidos para la lucha, y llegó a Betsán. 42 Cuando Trifón vio que Jonatán venía con tanta fuerza, temió poner manos en él, 43 le acogió muy honrosamente, le presentó a todos sus amigos y le hizo muchos obsequios, ordenando a su ejército que le obedeciese como a él mismo. 44 Dijo luego a Jonatán: ¿Por qué molestar a todo el pueblo, no habiendo guerra entre nosotros ? 45 Mándalos a sus casas, dejando contigo unos cuantos que te acompañen, y vente conmigo a Tolemaida. Te la entregaré con las demás fortalezas y pondré a tus órdenes el resto del ejército y los oficiales del rey. Hecho esto, yo me volveré, que sólo para eso he venido. 46 Dióle fe Jonatán e hizo según le decía, licenciando su ejército, que se volvió a la tierra de Judá. 47 Sólo se reservó tres mil hombres, de los que dejó dos mil en Galilea, llevándose consigo sólo mil.
El ambicioso Trifón quiso a todo trance escalar el trono de Siria. La personalidad relevante de Jonatán le era un estorbo serio para realizar sus sueños de grandeza. Maquinó entonces la manera de quitarlo de en medio. De Siria bajó a Galilea y acampó en Betsán (Neh_5:52). A la noticia de la llegada de Trifón, salióle Jonatán al encuentro llevando un numeroso ejército, que redujo a petición de Trifón. Jonatán cayó en la trampa, halagado, además, por la promesa de Trifón de entregarle Tolemaida y otras plazas fuertes de Galilea.
Tolemaida, tumba de Jonatán (Neh_12:48-53).
48 En cuanto Jonatán entró en Tolemaida, los tolemenses cerraron las puertas, le prendieron a él, y a los que le acompañaban los asesinaron. 49 Luego Trifón envió su ejército y su caballería a la Galilea y a la gran llanura para aniquilar a todos los parciales de Jonatán. 50 Supieron que había sido preso y muerto Jonatán y los que le acompañaban, y unos a otros se animaron para salir a campaña para combatir. 51 Al ver sus perseguidores cuan resueltos estaban a luchar por su vida, se volvieron. 52 Se fueron sin ser molestados a la tierra de Judá y lloraron a Jonatán y a los suyos, temiendo mucho por sí. Todo Israel hizo gran duelo. 53 Entonces todas las naciones vecinas se propusieron aniquilarlos, diciéndose: Ya no tienen caudillo que los proteja; luchemos, pues, contra ellos y borremos su memoria de entre los hombres.
Tolemaida era ambicionada por los judíos a causa de su posición y como puerto de mar. Demetrio se lo había prometido antes (Neh_10:39), por lo que Jonatán veía ahora realizados los sueños de sus connacionales. Penetró en la ciudad, y las puertas de la misma cerráronse a sus espaldas. Tropas apostadas estratégicamente cayeron sobre el valiente caudillo judío y le prendieron. Sus soldados, embotellados en un lugar donde no era posible moverse, fueron asesinados. A la noticia de la desaparición de Jonatán levantaron cabeza los enemigos, que pensaban acabar con Israel. Pero quedaba todavía un caudillo de la madera de los Macabeos: Simón.
1 Véase Zeitschrift für alttestamentliche Wissenschaft, 41 (1931) 35-42.
2 Ant. lud. 13:28.
1 tito livio, Epit. 52.
2 justino, 35:1.6.
3 Cicerón, Pro lege agraria 22Cr_12:59.
4 tito livio, Epist. 50; justino, 352Cr_2:2.
1 Dlodoro,2Cr_33:4.
2 justino, 35:2:3.
3 Diodoro, 33:4; justino, 36:1.
4 Dlodoro, 33:4.
1 Prime linee di storia della tradizione maccabaica (Roma 1930) 141-151.