Se leyeron en Jerusalén ante la asamblea.
(I Macabeos 14, 19) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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Demetrio en una cárcel persa (14:1-3).
1 El año ciento setenta y dos reunió el rey Demetrio sus tropas y se puso en marcha hacia la Media, en busca de recursos para hacer la guerra a Trifón. 2 Sabido por Arsaces, rey de Persia y de Media, que Demetrio había invadido su territorio, mandó a su encuentro a uno de sus generales con el encargo de cogerle vivo. 3 Partió éste y derrotó a Demetrio, haciéndole prisionero y llevándole a Arsaces, que le encarceló.
El autor sagrado menciona solamente uno de los motivos que tuvo Demetrio para ir a tierras de Oriente. La razón principal estaba en que los partos amenazaban seriamente la integridad del imperio en el límite oriental. Mitrídates I (171-138 a.C.), fundador del reino de los partos, había entrado triunfalmente en Seleucia, junto al Tigris, capital de la provincia de Babilonia, en los primeros días de julio de 141 antes de Cristo. Ante la crueldad de los partos, griegos, macedonios e indígenas, pidieron ayuda a Demetrio. Corrió éste a su demanda, y, con la ayuda de persas, elamitas y de gente de Babilonia, creyó haberlos sometido. Al año siguiente quiso Demetrio penetrar en la meseta persa, donde ganó muchos combates; pero cayó prisionero con ocasión de negociar la paz con Mitrídates 1. Fue después internado en Hircania. Mitrídates le rodeó de atenciones, prometiéndole restablecerle en el trono, y le asignó como esposa a su hija Radoguna. Arsaces era un nombre común a los reyes partos y significa rey 2.
Oda a Simón (14:4-15).
4 Y disfrutó de paz la tierra de Judá toda la vida de Simón, que procuró la prosperidad de su pueblo; a todos fue grato su gobierno, y gozó de fama todos los días de su vida, 5 Y añadió a esta gloria la toma de Jope para puerto, teniendo así entrada a las islas del mar. 6 Extendió los términos de su nación y mantuvo el dominio de su tierra. 7 Redimió muchos cautivos, se adueñó de Gazer y Betsur y de la ciudadela. Quitó de ella las impurezas y no hubo quien le resistiera. 8 Cultivaban en paz la tierra, y la tierra daba sus cosechas, y los árboles del campo sus frutos. 9 Los ancianos se sentaban en las plazas, todos hablaban de las prosperidades de la tierra, y los jóvenes vestían como traje de honor el traje de guerra. 10 Abasteció las ciudades y las puso en estado de defensa. Llegó la fama de su nombre hasta los extremos confines de la tierra. 11 Hizo reinar la paz en toda la tierra, y gozó Israel de gran bienestar. 12 Cada uno se sentaba bajo su parra y su higuera, y nada había que les causara temor. 13 Desapareció de la tierra el que les hacía la guerra, y en sus días fueron vencidos reyes. 14 Dio seguridad a los humildes de su pueblo, tuvo celo por la Ley y desterró a todos los impíos y malvados. 15 Restauró la gloria del santuario y aumentó los vasos sagrados.
Aunque su autor recurra a veces a hipérboles, sin embargo, todo el mundo reconocía que los tiempos actuales, en comparación de otros anteriores, marcaban una era de paz y de prosperidad. Simón dio a Israel un puerto de mar con la anexión definitiva de Jope (13:11); extendió las fronteras del reino (12:38); se adueñó de Gazer (13:43-47), de Betsur (11:65-66) y del Acra (13:49-51). La seguridad en las fronteras favoreció el desarrollo de la agricultura (2Ma_12:1), cultivando la tierra que manaba leche y miel (Lev_26:4; Deu_8:8; 1Sa_8:14). Los ancianos tomaban el sol o el fresco, según las estaciones, en las plazas públicas (Zac_8:4), comentando favorablemente los acontecimientos.
Renovación de la alianza con Roma y Esparta. (Zac_14:16-24)
16 Había llegado a Roma y Esparta la noticia de la muerte de Jonatán, de la que se dolieron mucho. 17 Pero al saber que Simón, su hermano, le había sucedido en el sumo sacerdocio y que mandaba en la tierra y en sus ciudades, 18 le escribieron la renovación de la amistad y la alianza antes hecha con Judas y Jonatán, sus hermanos, en placas de bronce, 19 que fueron leídas en Jerusalén en la asamblea del pueblo. He aquí la copia de las letras enviadas por los espartanos: 20 Los príncipes y la ciudad de Esparta, a Simón, sumo sacerdote, y a los ancianos, y a los sacerdotes, y a todo el pueblo de los judíos, sus hermanos, salud. 21 Los mensajeros que habéis mandado a nuestro pueblo nos han dado noticias de vuestra gloria y honor, y de ello nos alegramos sobremanera. 22 Hemos registrado en las deliberaciones del pueblo lo siguiente: Numenio, hijo de Antíoco, y Antípatro, hijo de Jasón, legados de los judíos, han llegado a nosotros para renovar la antigua amistad. 23 El pueblo resolvió recibir honrosamente a los mensajeros y depositar una copia de su discurso entre los documentos públicos para que el pueblo espartano guarde memoria de ello. Y hemos enviado una copia de esto a Simón, sumo sacerdote. 24 Después de estos sucesos envió Simón a Numenio a Roma, para renovar la alianza con los romanos, mandando por él, como presente, un escudo de oro de mil minas de peso.
El autor sagrado, gran entusiasta de su héroe, emplea una frase vaga y estereotipada para señalar el pesar que romanos y espartanos sintieron por la muerte de Jonatán. No siendo las relaciones con estos pueblos de estrecha amistad, no dieron ellos demasiada importancia a la noticia triste que llegó de Palestina. Por el v.iy se desprende que fueron los romanos los que se adelantaron a renovar una alianza que hasta entonces había repercutido muy poco en la vida práctica de Palestina.
Un elogio grabado en bronce (Zac_14:25-45).
25 Cuando el pueblo oyó tales cosas, se dijeron: ¿Qué gracias podemos dar a Simón y a sus hijos? 26 Porque valerosamente han combatido contra los enemigos de Israel, tanto él como sus hermanos y toda su familia, y han afianzado nuestra libertad. Y grabaron en placa de bronce, que colgaron de columnas en el monte de Sión, 27la siguiente escritura: El día dieciocho del mes de Elul del año ciento setenta y dos, el año tercero del sumo sacerdote Simón, en Asaramel, 28 en la asamblea general de los sacerdotes y del pueblo, de los príncipes y ancianos de la nación, se hizo saber esto: En las muchas guerras que ha habido en nuestras tierras, 29 Simón, hijo de Matatías, de los hijos de Joarib, así como sus hermanos, se expusieron al peligro e hicieron frente a los adversarios de su nación por la conservación del santuario y de la Ley, y ganaron grande gloria para su pueblo. 30 Jonatán los congregó y fue sacerdote hasta que se reunió con sus padres. 3i Resolvieron entonces los enemigos invadir la tierra, devastarla y hacerse dueños del santuario; 32 pero se levantó Simón y salió a la defensa de su pueblo, y con grandes expensas suyas armó a los valientes de su nación y les pagó la soldada. 33 Fortificó las ciudades de Judea y a Betsur en sus confines, donde antes dominaban las armas de los enemigos. Puso allí guarnición judía, 34 fortificó a Jope, junto al mar, y a Gazer, en los confines de Azoto, en la que antes habitaban los enemigos, e instaló en ellas judíos y los proveyó de cuanto era necesario para su defensa. 35 Viendo el pueblo la conducta de Simón y la gloria que se proponía dar a su nación, le hicieron su caudillo y sumo sacerdote, en premio de haber realizado todas estas proezas y de la justicia y fidelidad que ha guardado a su pueblo, procurando por todos los medios el engrandecimiento de éste. 36 En sus días todo prosperó, y los gentiles fueron exterminados de la tierra, y en la misma Jerusalén los que ocupaban la ciudad de David, que habían convertido en ciudadela, de donde hacían salidas, profanando los alrededores del santuario, con gran perjuicio de su santidad. 37 Instaló allí judíos, la fortificó para seguridad de la tierra y de la ciudad, y dio mayor altura a las murallas de Jerusalén. 38 Por todo esto, el rey Demetrio le confirió el sumo sacerdocio, 39 y le inscribió en el número de sus amigos y le otorgó grandes honores, 40 pues supo que los judíos eran tenidos por los romanos como amigos, aliados y hermanos, y habían sido acogidos con honor los legados de Simón. 41 Los judíos y sacerdotes resolvieron instituir a Simón por príncipe y sumo sacerdote por siempre, mientras no aparezca un profeta digno de fe, 42 y por su caudillo que defienda el santuario, instituya inspectores de obras, gobernadores de la tierra, capitanes de las tropas y alcaides de las fortalezas; 43 que cuide de las cosas sagradas; que sea de todos obedecido; que se inscriban en su nombre todos los documentos públicos en la tierra; vista de púrpura y lleve la fíbula de oro. 44 A nadie será lícito, ya del pueblo, ya de los sacerdotes, traspasar ninguna de estas disposiciones ni contravenir a lo que por él fuere ordenado, o convocar en la tierra asamblea sin su consentimiento, ni vestir la púrpura ni llevar la fíbula de oro. 45 El que traspasare estas disposiciones o violare alguna de ellas, incurrirá en castigo.
En la placa se hace memoria de Matatías, hijo de Joarib (Zac_2:1); se mencionan las gestas de Jonatán (Zac_9:73; Zac_10:21; Zac_11:27), desaparecido hacía muy poco, que a su calidad de jefe (Zac_9:28-31) juntó la dignidad de sumo pontífice (Zac_10:20). Las gestas de Judas no se mencionan expresamente. La figura máxima del documento es Simón. Fortificó éste las ciudades de Judea (Zac_13:33; Zac_14:5-7); gano Para la nación las ciudades de Jope y Azoto. Demetrio le confirió la dignidad de sumo sacerdote, que el pueblo confirmó para él y su descendencia, condicionada, sin embargo, a la aparición de un profeta que emita sobre el particular el veredicto definitivo. Simón rubricará todos los documentos con su nombre (Zac_13:42). El monarca seléucida habíale concedido el uso del vestido de púrpura con hebilla de oro para sujetarlo. Toda esta perícopa está concebida por una mentalidad enteramente adicta a la causa de Simón y empeñada en probar la legitimidad de los títulos religiosos, civiles y militares que ostenta.
Toma de posesión (Zac_14:46-48).
46 Todo el pueblo aprobó conferir a Simón estos poderes y honores, y convino en que él obrase conforme a ellos. 47 Acepto Simón, agradecido, el sumo sacerdocio y ser caudillo y jefe de los judíos y de los sacerdotes, ejerciendo el mando supremo. 48 Mandaron que esto se escribiera en láminas de bronce y se pusiese en el atrio del templo en lugar visible, y que una copia de lo mismo se depositase en el tesoro del templo, a disposición de Simón y de sus hijos.
Todas las dignidades que se le confieren las ejercía ya Simón, pero le faltaba la consagración de estos derechos para él y para sus descendientes por parte de toda la asamblea de Israel. Simón aceptó gustoso los tres cargos (Zac_13:42; Zac_14:41-52; Zac_15:1-2). En el texto griego se le llama etnarca, porque, aunque ejerza los poderes de un rey, es, sin embargo, vasallo del rey de Siria.