Ver contexto
no tiranizando a los que os ha tocado cuidar, sino siendo modelos de la grey. (I Pedro 5, 3) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 5

2. EXHORTACIÓN A LOS PASTORES DE LA GREY DE DlOS (5,1-5)

a) Exhortaciones a los ancianos (5/01-04).

1 Así pues, a los ancianos que están entre vosotros, exhorto yo, anciano como ellos, con ellos testigo de los padecimientos de Cristo y con ellos participante de la gloria que se ha de revelar:...

La carta va dirigida a las comunidades en cuanto tales, a todos sus miembros. Esto se muestra aquí por el hecho de que con el aditamento «entre vosotros» se destaca la categoría de los dirigentes. Pedro se dirige a los ancianos y él mismo se designa, en unión fraternal, como uno de los ancianos, como ellos. «Anciano» es un cargo y designa un sacerdocio especial distinto del sacerdocio común, del «sacerdocio santo» (2,5), que forman todos los cristianos.

La exhortación a los ancianos se introduce con las palabras así pues. Hemos acabado de oír hablar del cumplimiento del deber en la vida cotidiana -pese a los sufrimientos-, y antes se habló todavía de la conexión entre sufrimiento y gloria (4,13). Empalmando con ello dice el apóstol: También los ancianos -y ellos muy especialmente- tendrán necesidad de practicar el bien en el cumplimiento diario del deber, y con la esperanza en la gloria eterna deberán asociar la convicción de la necesidad de la cruz.

2a Apacentad el rebaño de Dios que está entre vosotros...

La primera palabra es significativa tocante al espíritu de esta sección: Apacentad. Pedro mismo recibió del Señor este encargo: «Apacienta mis ovejas» (Joh_21:16). En el Antiguo Testamento se hallan ideas semejantes: «Apacentar» implica soberanía de rey y guía comprensiva 63. El que apaciente tiene que cuidarse del pasto y del agua. Proporcionará a su rebaño alimento espiritual, como Jesús, que se compadecía de las multitudes y las instruía, pues se hallaban «como ovejas sin pastor» (Mar_6:34). Pero con especial solicitud se cuidará de los pequeños y de los débiles y buscará a los extraviados. Más aún, a ejemplo de Cristo ha de estar dispuesto a dar su vida por sus ovejas. El pastor es el jefe del rebaño, del que depende su prosperidad. Un pastor sin rebaño se pierde. Por ello es tanto más significativo el requerimiento de «apacentar» que se hace a los ancianos. Pedro parece ser consciente de su posición privilegiada. ¿En este «apacentad» no se encierra ya algo de la futura estructura jerárquica de la Iglesia?

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63. Cf. Isa_44:28; Zec_11:4-7; Ez 3-Zec_4:13; Joh_10:4.

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2b ...vigilando, no obligados por la fuerza, sino de buen grado, según Dios;...

El encargo general de apacentar el rebaño de Dios se desarrolla en tres exhortaciones particulares. Cada vez se contrapone la imagen del buen pastor a la del malo. La primera instrucción presupone la institución oficial de los ancianos. Con toda seguridad no se les impuso su cargo a la fuerza. Pero a lo largo de los años de servicio se daba la posibilidad de sentir este cargo como una carga. Con las palabras de buen grado se indica un cumplimiento gozoso del deber, su desempeño voluntario y espontáneo. Tal opción voluntaria es «según Dios», conforme a Dios, cuando hay sumisión a su voluntad, aceptación de su voluntad, unión con ella. El Hijo de Dios dio voluntariamente «su vida por las ovejas» (Joh_10:11).

2c ,..y no por sórdida ganancia, sino con generosidad;...

«No por sórdida ganancia» podría quizá expresarse mejor, aunque menos literalmente, por «no para aprovecharse». Ya en aquel tiempo parece haber sido un abuso del clero el sacar provecho a costa de la comunidad. La exhortación presupone que los ancianos -a los que quizá pudiéramos compararlos con nuestros párrocos- recibían un sueldo o donaciones voluntarias de los fieles, conforme a la norma del Señor: «El obrero merece su sustento» (Mat_10:10). Pedro no rechaza la remuneración de los ancianos por la comunidad. Lo que reprueba es la avidez de lucro, la codicia de las clérigos. Cuando los miembros de la comunidad solicitan servicios de anuncio de la palabra o administración de sacramentos, deben prestarse con generosidad, sin dejar de oír ni una palabra de compensación o de honorarios.

3 ...no como poseedores de un lote, sino siendo modelos para el rebaño.

Pedro presenta aquí un tercer aspecto de la misión del pastor: «Apacentad». Los ancianos no deben dominar como dictadores sobre su lote. Esta palabra designa en el Antiguo Testamento la parcela de tierra, la propiedad que tocó en suerte como patrimonio a las tribus de Israel. Pero también Israel se entendía como «el pueblo y la heredad» de Dios. Así el apóstol pone en guardia a los ancianos contra el dominio despótico sobre las comunidades, ya que éstas no son patrimonio de los ancianos, sino propiedad y heredad de Dios.

Un segundo significado se percibe todavía en esta palabra, a saber, el de «grado jerárquico». Se quiere dar a entender el puesto en la jerarquía de la comunidad, clérigos y laicos, que a cada uno se confirió real o sólo figurativamente mediante la asignación de un puesto. En este sentido, se trata de una advertencia contra la modificación o colación arbitraria de los cargos en las comunidades. Al rebaño de Dios no se le debe inquietar sin necesidad.

Los ancianos deben dar a la comunidad ejemplo de fiel cumplimiento del deber. Deben, ir por delante como Cristo (Mat_2:21) y dejar al rebaño su ejemplo, sus «huellas» (Mat_2:21) como la mejor exhortación. Para guiar a los súbditos con el ejemplo se requiere el cumplimiento de los deberes cotidianos con toda humildad y teniendo ante los ojos la admonición de Jesús: «El que quiera ser entre vosotros primero, sea esclavo de todos» (Mar_10:44).

4a y cuando se manifieste el mayoral de los pastores...

El título de mayoral designa una profesión. El mayoral recibe sus encargos de un señor rico que posee grandes rebaños. En el ejercicio de su función le ayudan otros pastores que están bajo su vigilancia. Cuando Pedro designa a Cristo como mayoral o pastor supremo, esto quiere decir que Cristo es pastor juntamente con los ancianos, pero como su cabeza. A ellos, que son sus pastores auxiliares o sus lugartenientes, les dará encargos y les otorgará su recompensa conforme a su solicitud por el rebaño.

Tienen que apacentar el rebaño de Dios, que es a su vez el rebaño de Cristo 64. A su retorno examinará Cristo si ha crecido su rebaño, qué rendimiento ha dado, cuántas reses se han perdido. En la imagen del pastor supremo, al que el Padre dio las ovejas (Joh_10:29), pero que dio a otros el encargo de apacentarlas con él y como sus representantes (Joh_21:16), asoma el misterio de la sucesión apostólica. Lo que a nosotros más nos asombra en el orden salvífico de Dios no parece ser siquiera el hecho de que el oficio pastoral pasara de los apóstoles a las manos de otros, sino el que el Padre confiara a Cristo el cuidado del rebaño de Dios y el que Cristo lo confiara a hombres débiles.

4b ...conseguiréis la gloriosa corona de amaranto.

El apóstol no se detiene en la imagen escueta de un mayoral que paga el sueldo a sus pastores auxiliares, sino que pasa a la imagen regia de la coronación. Aquí confluyen todas las representaciones de alegría, de triunfo y de realeza. Pedro propone a los pastores que se hayan hallado fieles una corona de inmarcesible amaranto 65. Esta corona de flores de un rojo oscuro es símbolo de la gloria imperecedera de Dios, de la que ellos mismos serán partícipes. Gloria eterna será su recompensa y el premio de su victoria. Así, la exhortación a los pastores y ancianos termina en esta carta pastoral con una mirada dirigida al triunfo eterno. Todos los defectos del clero de que se hablaba en 5,2s. parecen olvidados, e irrumpe la elevación de ánimo, fundada en el poder de la redención de Cristo.

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64. Cf. Joh_10:27-30; 7Mat_25:31-46; Hab_13:20

65. El amaranto es una conocida planta de jardín: una mata baja, con flores oscuras, que cuelgan muy largo. En España es conocida la variedad llamada «moco de pavo».

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b) Exhortación a los jóvenes (5/05).

5a Igualmente vosotros, jóvenes, someteos a los ancianos.

Como en el caso de los ancianos, tampoco en el de los jóvenes se trata en primer lugar de edad, sino de categoría en el orden eclesial, de un título. Estos jóvenes deben seguramente entenderse como auxiliares y cooperadores de los prepósitos de las comunidades y pueden considerarse como un grado preparatorio de los clérigos inferiores. En los Hechos de los apóstoles aparece por primera vez tal servicio auxiliar en la administración de las comunidades, desempeñado por jóvenes: «jóvenes» son los que llevan a enterrar a Ananías (Act_5:6).

La subordinación de los jóvenes a los ancianos, tan difícil en todos los tiempos, la ve Pedro con los ojos de la fe. Así no es una humillación, sino una posibilidad de poner en práctica el primer y supremo mandato, el del amor de Dios.

c) Exhortación a todos.

5b Revestíos todos de humildad en servicio mutuo, porque «Dios resiste a los soberbios y da su gracia a los humildes».

La última razón por la cual san Pedro exhorta tan a menudo y con tanto empeño a la sumisión, no es para que la vida de la comunidad se deslice sin fricciones. Es decisiva la idea de que el humilde es agradable a Dios y semejante a Cristo. Está en gracia con Dios. En servicios mutuos y también precisamente en trabajos humillantes avanza el discípulo en la imitación de Cristo, que vino a dar satisfacción por la soberbia del hombre mediante un servicio de obediencia. Todos, clérigos y laicos, deben ceñirse la humildad como un cinturón.

Pedro pensaba quizás en la última noche de Jesús en el cenáculo: «...se levanta de la cena, se quita el manto y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echó agua en el lebrillo y se pone a lavar los pies a los discípulos y a secárselos con la toalla que se había ceñido» (Joh_13:4s). Tal es el ejemplo que hay que imitar, tales son las «huellas» (Joh_2:21) que han de seguir todos los cristianos.

3. EXHORTACIÓN A PERSEVERAR (5/06-11).

a) Exhortación a la confianza en Dios (Joh_5:6-7).

6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que os exalte a su tiempo.

El apóstol piensa en otra manera de humillación. ésta recibe su nota especial de la imagen de la poderosa mano de Dios. Ya ha habido persecuciones y otras están inminentes. Pedro aconseja: Dejaos humillar y doblegar por hombres que no son sino instrumentos de Dios, pues así entráis en la esfera de dominio de Dios. La omnipotencia de Dios que juzga, pero que también cuida del hombre en su «poderosa mano». La mano que es activa y eficiente es símbolo del eficaz despliegue de poder por Dios. En el Antiguo Testamento, sobre todo en relación con el éxodo de Egipto, se habla constantemente de la «mano del Señor», que es más fuerte que la «mano de los egipcios». «Aquel día libró Yahveh a Israel de las manos de los egipcios, cuyos cadáveres vio Israel en las playas del mar. Israel vio la mano potente que mostró Yahveh para con Egipto, y el pueblo temió a Yahveh» (Exo_14:30s). Bajo esta mano poderosa deben dejarse humillar los cristianos por los golpes de la fortuna. Esta mano de Dios tendrá poder para levantarlos de nuevo.

En el espíritu y con palabras de nuestra carta informa el año 177 la comunidad de Lyón a las de Frigia sobre el triunfo de los mártires, que algunos de entre ellos habían reportado con la poderosa asistencia de Dios: «Tales aflicciones hubieron de soportar las Iglesias cristianas bajo el mencionado emperador... Se habían humillado bajo la poderosa mano de Dios, por la que ahora han sido tan exaltados» 66

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66. Transmitido por EUSEBIO, Hist. Eccl. v, 2.

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7 «Echad sobre él» todas «vuestras preocupaciones», porque él cuida de vosotros.

Como quien pone un peso sobre una bestia de carga deben los cristianos descargar en el Padre celestial sus preocupaciones. El Salmista, puesto en aprieto por sus enemigos, cobró ánimos con estas palabras: «Echa sobre Yahveh tu cuidado, porque él te sostendrá» (Sal 55 [54], 23) 67. En medio de todos los sufrimientos de las persecuciones no olvidará Dios a sus comunidades. Más aún, nadie se cuidará de ellas tanto como él. Cierto que no se le pueden dar prescripciones sobre cómo lo ha de hacer. Animados por la fe debemos confiarnos a Dios.

Anteriormente se ha dicho que debemos perseverar en la práctica del bien y dejar a Dios el cuidado de nuestro yo (4,19). Descargar nuestras propias preocupaciones en Dios no excluye que nosotros nos preocupemos por otras personas, ya que tratamos de hacerles bien. Así entendieron las primeras comunidades las nada fáciles palabras del Señor: «No os afanéis... Buscad primero el reino y su justicia» (cf. Mat_6:25-34). Debemos ser para con el Padre celestial como un niño pequeño, que, despreocupado del propio futuro, sólo piensa en cómo podrá dar gusto a su padre obedeciéndole (cf. 1,14).

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67. La liturgia utiliza acertadamente este texto como gradual el tercer domingo después de pascua. La epístola está tomada de nuestro texto 1Pe_5:6-11, el evangelio, de Luk_15:1-10 : el buen pastor busca la oveja perdida y la vuelve al redil sobre los hombros.

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b) Exhortación a la vigilancia (5/08-09).

8 Sed sobrios, velad. Vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar.

El versículo comienza con un doble y abrupto grito de alarma, lanzado en un apuro extremo. Los fundamentos de la fe se hallan en peligro... ¿Se hacen todos bien cargo de la situación?

Tratemos de representarnos el cuadro. Una vez que el rebaño ha sido recogido en el redil para pasar la noche, poco pueden de suyo con él las bestias feroces. El redil está protegido con un cerco de piedras y con un seto formado por una maraña de espinas. Sin embargo, en medio de la noche parece de repente retumbar la tierra: A muy poca distancia ruge un león. Un terror pánico invade a todo el rebaño. «Las ovejas corren como locas hacia el seto de espinas, las cabras gritan con fuerza, bueyes, vacas y terneros se apiñan en montones confusos lanzando fuertes mugidos de miedo, el camello trata de romper todas las cadenas para poder escapar, y los perros animosos, que no temen luchar con leopardos y hienas, dan fuertes ladridos lastimeros y corren desesperados a refugiarse cerca de su amo». El león ruge en presencia de un cercado de ganado «con la intención de hacer que el ganado allí encerrrado se escape movido ciegamente por el miedo».

En un cuadro semejante ve san Pedro los acontecimientos que se aproximan en Asia Menor. Los enemigos de la Iglesia de Cristo, tras los cuales se oculta el poder del demonio, intentarán intimidar con amenazas a los creyentes. El apóstol les grita y les conjura: ¡Sed sobrios! ¡Daos bien cuenta de la situación! El león ruge para infundiros un temor pernicioso. Sólo quiere atemorizaros, para que confusos y desconcertados abandonéis el rebaño y el redil, único que puede ofreceros protección, y huyáis. Entonces, cuando hayáis abandonado a Cristo, a su pastor y a su rebaño, seréis presa de la muerte.

9a Resistidle firmes en la fe.

Las ovejas de Cristo, en vista del león rugiente, deben mantenerse firmes sin vacilar. Mediante su fe deben participar de la firmeza de Dios. Su unión con Dios les dará fuerza para mantenerse con calma en su puesto incluso cuando parezcan desencadenarse los poderes del infierno, cuando los enemigos traten de hacerlas vacilar con amenazas y tormentos.

Sólo puede haber verdadera firmeza allí donde subsiste algo invariable e inamovible. Esto no sucede en las cosas de la tierra. La verdad, la belleza, la justicia y el amor de Dios, en cambio, no cambiarán nunca, permanecerán eternamente los mismos: para Dios, lo bueno permanecerá eternamente bueno, y lo malo será eternamente malo. A esta tranquilidad de la eternidad, a la eternidad de Dios miran los «forasteros y peregrinos» (Luk_2:11) ya desde ahora. Con valiente esperanza han echado allí su ancla espiritualmente, mientras la tempestad sigue enfurecida y amenaza con desbaratar su nave. Su fe les da fuerza para perseverar y mantenerse firmes aunque caiga sobre ellos una noche oscura y no se descubra ya la menor luz terrena que les sirva de punto de mira 69.

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69. Cf. también sobre tal constancia Luk_21:17-19; Jam_4:7.

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9b y sabed que a la comunidad de hermanos vuestros dispersa por el mundo perfeccionan estos mismos padecimientos.

A la exhortación sigue todavía este breve aditamento. En primer lugar ha de estimular consolando: No estáis solos, a las otras comunidades del mundo entero les sucede lo mismo. También en ellas se comienza ya por los años 63/64 a amenazar con tormentos y muerte si alguien se mantiene firme en su adhesión al cristianismo. Aparte este pensamiento consolador se deja oir, como en voz baja, que también los remitentes de esta carta en Roma, en esta «Babilonia» (Jam_5:13), tienen por lo menos tanta razón como ellos para desanimarse. Los cristianos no deben tomar demasiado en serio sus propias preocupaciones, sino verlas en el gran marco de la Iglesia universal. La mirada se extiende de las comunidades particulares a la entera Iglesia de Cristo.

Aquí no es la Iglesia el «rebaño de Dios», como tampoco la «casa de Dios» ni el «cuerpo de Cristo», sino la comunidad de hermanos. Desde un principio habían adoptado la usanza veterotestamentaria de llamarse unos a otros «hermanos» y «hermanas» 70. Se consideraba como un rasgo esencial de la Iglesia el hecho de constituir una comunidad de hermanos, que podían llamar «Padre» al mismo Señor (Jam_1:17); porque por su palabra viva se ha comunicado a todos ellos una vida nueva (Jam_1:3.23). Pero como Dios ama a sus hijos, precisamente por ello hace que sean educados, corregidos y purificados en común. Este proceso doloroso tiene que consumarse ahora en ellos: la vida cristiana se desarrolla en el tiempo final. Ya ha llegado el momento en que el juicio ha de comenzar por la casa de Dios (Jam_4:17). Los hermanos, separados en el espacio, pero unidos en espíritu, sufren en común como «sacerdocio regio».

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70. Cf. por ejemplo, Act_2:29; Act_3:17.22, 1Co_9:5. Notemos, en cambio que Cristo habla de sus «hermanos» y «hermanas» refiriéndose a los que le siguen (por ejemplo, Mar_3:33-35), pero nunca interpela a nadie como «hermano».

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c) Mirada final a la eterna gloria (5/10-11).

10 El Dios de toda gracia, el que os llamó a su eterna gloria en Cristo, después que hayáis padecido un poco, os restablecerá, confirmará, robustecerá y hará inconmovibles. 11 A él el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Una vez más se vuelve al gran asunto de la constancia y el buen ánimo. La meta es la «eterna gloria», en la que irrevocablemente, triunfalmente volverán a ponerse en pie los resucitados. Siguen cuatro verbos que pintan esta maravillosa obra corpórea y espiritual de Dios, la resurrección de la carne. Se habla de una cuádruple acción que Dios mismo -esto se subraya expresamente- emprenderá con los creyentes. Se dice en primer lugar que Dios Padre restablecerá a sus hijos. La misma palabra griega se usa para hablar de la reparación de las redes estropeadas (Mat_4:21). Con los cuerpos destrozados por las fieras en la arena del circo emprenderá Dios una labor no menos dificultosa. Reunirá los huesos, análogamente a lo que vio Ezequiel en su visión del gran campo de esqueletos 71. Además, los confirmará de modo que no puedan ya vacilar y flaquear. Lo que ahora es todavía el quehacer de Pedro, a saber, el de «confirmar» a los hermanos en la fe (Luk_22:32), lo asumirá entonces el Padre: en lugar de la fe les otorgará la visión. También los robustecerá. Les conferirá fuerza y vigor juvenil, como a luchadores fatigados y sedientos los refrigerará en las «fuentes de aguas de vida» (Rev_7:17; Rev_21:1). Y finalmente «hará inconmovible» esta «casa espiritual» formada de «piedras vivas» (Rev_2:5), esta «nueva Jerusalén» (Rev_21:2.10), fundamentándola en su amor divino. Entonces se podrá decir en verdad de estos «forasteros y peregrinos»: «Arraigados y cimentados en el amor, seáis capaces de captar, con todo el pueblo, cuál es la anchura y largura, la altura y profundidad» de Dios (Eph_3:17s).

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71. Cf. Eze_37:1-10.

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CONCLUSIÓN (5/12-14)

1. RECAPITULACIÓN DE LA CARTA (Eze_5:12).

12a Por Silvano, vuestro hermano fiel según creo, os escribo brevemente...

De esta observación final no se desprende claramente qué clase de intervención tuvo Silvano en esta carta. Se le podría designar como colaborador en la redacción de la carta o también como portador de la misma. Seguramente sería ambas cosas. Silvano no sólo es recomendado a las comunidades como hermano fiel, que como tal hará llegar fielmente la carta a su destino. También se proyecta luz sobre su carácter y además deben saber los hermanos en Asia Menor que pueden fiarse de las explicaciones orales que añada Silvano a este breve escrito73.

Sorprende el inciso según creo. Este aditamento sólo tiene sentido, caso que pueda aprovechar al portador. Sin embargo, esta observación sólo adquiere tal valor para un hombre como Silvano si los destinatarios saben quién se oculta tras esta opinión privada: una personalidad, que no obstante su modestia como de miembro que forma parte de un colegio (5,1), es consciente de su posición dirigente, y que sabe además que una opinión formulada por él, aunque sólo sea de paso, tiene su peso en las comunidades. Todo esto se supone si pensamos en Pedro «apóstol de Jesucristo» (1,1).

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73. Cf. sobre tal comentario oral Act_15:27 : el calificativo de «fiel» se da en Eph_6:21 al portador Tíquico, en 1Co_4:17, a Timoteo.

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12b ...para animaros y para testificar que ésta es la verdadera gracia de Dios, en la que os mantenéis firmes.

Con pocas palabras da Pedro una idea del contenido de toda la carta. Había escrito para «animar» y para «testificar». En primer lugar se menciona el término animar, palabra que en el texto griego original significa propiamente «llamar a voces». Pedro quería decir a las comunidades que tuviesen ánimos, quería dirigirles palabras de consuelo. Cada línea de la carta está animada por el deseo de infundir ánimos a los fieles, como un buen pastor grita a las ovejas, las atrae, les dirige buenas palabras y anima a las que fatigadas quieren quedarse atrás, recordándoles la meta que todavía deben alcanzar aquel mismo día. La segunda palabra, testificar, tiene propiamente el significado de completar un testimonio. Pedro apoya con su autoridad la predicación de los heraldos de la fe, de quienes se había hablado en 1,12: «los que os evangelizan». Confirma su ortodoxia y la rectitud de su enseñanza, en la que ocupaban un puesto central las palabras sobre la cruz y la esperanza de la resurrección. Parece que ya entonces se daba importancia a la confirmación de una doctrina por aquel apóstol que residía en Roma y al que el Señor había confiado la dirección suprema.

Finalmente, se habla por última vez de la verdadera gracia. Todo lo que a lo largo de la carta se ha dicho sobre la gracia se trae ahora a la memoria de los lectores. Sobre todo hay que pensar en aquellos pasajes en los que se habló del sufrimiento como de una gracia, es decir, una muestra de favor por parte de Dios, y a la vez de un estado (estar en gracia con Dios) 74. En esta gracia deben mantenerse los cristianos, deben tener el valor de penetrar en esta benevolencia de Dios, con frecuencia tan dolorosa en los principios, mantenerse firmemente en ella y perseverar constantes en la misma en medio de cualesquiera golpes de la fortuna. Para el tiempo incierto de la persecución envía el apóstol sus palabras normativas: Precisamente en el sufrimiento habéis de ser verdaderos «cristianos» (4,16), agradables a Dios. Sedlo, pues, con alegría (4,13).

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742Ki_2:19s; cf. 3,14-16.

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2. SALUDOS (5,13-14a).

13 Os saluda la Iglesia que está en Babilonia, elegida como vosotros, y mi hijo, Marcos. 14a Saludaos unos a otros con ósculo de amor.

La palabra «Babilonia» 75 nos hace volver con el pensamiento al saludo introductorio (1,1). Destinatarios y remitentes viven todavía igualmente en el exilio, es decir, en un país muy lejano y desterrados de la patria. La comunidad de Roma, exactamente como comunidad, como unidad espiritual y sobrenatural, envía saludos a las comunidades del Asia Menor. San Pedro añade a esto todavía una última recomendación que brota de un corazón lleno de amorosa solicitud: Las comunidades deben permanecer también unidas entre sí con verdadero amor. En muchos pasajes del Nuevo Testamento se habla del «ósculo santo», con el que deben saludarse mutuamente los cristianos 76. Sin embargo, sólo Pedro habla del ósculo de amor. Para él se trata de algo más que del ósculo de paz en la celebración de la liturgia. Estas palabras dejan percibir su solicitud pastoral y la responsabilidad que siente por la concordia y por la unidad de toda la grey, que se ha de lograr no sólo por su dirección, sino también gracias al amor mutuo. La grey está ya extendida «por todo» (kath'holon) el mundo conocido. En verdad ha venido a ser ya «católica». Sin embargo, no será suficiente que los cristianos en particular, en los más diferentes lugares, perseveren hasta la muerte en la verdadera doctrina. Lo que ha de hacer que resplandezca el verdadero ser de la Iglesia es la unidad de las comunidades y de los grupos de comunidades entre sí, atestiguada en el amor mutuo. Porque, en efecto, ha de ser una, «para que el mundo crea» (cf. Joh_17:21) que esta comunidad no es obra humana, sino un trasunto, aunque débil, del amor entre las personas divinas.

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75. El nombre simbólico de Babilonia procede del Antiguo Testamento. Babilonia en el Eufrates era enemigo hereditario de Israel y se consideraba entre los judíos como arquetipo de impiedad y corrupción pagana. Entre los judíos y cristianos de los tiempos de san Pedro se ha convertido, ya mucho después de su destrucción, en encarnación del poder político que domina el mundo, y así se aplicó este nombre a Roma, que era entonces la metrópoli de la potencia mundial pagana.

76. Cf. Rom_16:16; 1Co_16:20; 2Co_13:12; 1Th_5:26. El ósculo era en la antigüedad la forma normal del saludo; cf. Luk_7:45.

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3. DESPEDIDA (Luk_5:14b).

14b Paz a todos vosotros los que estáis en Cristo.

En este saludo final leemos la más bella calificación de la Iglesia. Es la comunidad de los hombres que están en Cristo, la comunidad de todos los que sufren y triunfan en unión con Cristo. En estas palabras finales de saludo (escritas seguramente como firma por la mano del apóstol) se piensa en dos grupos de destinatarios; la mirada se dilata mientras todavía está escribiendo Pedro. Quiere desear la paz a un círculo más extenso que las comunidades a que se había dirigido hasta ahora. No dice solamente: Paz a todos vosotros en Cristo, sino: a todos vosotros los que estáis en Cristo. Con un corazón abierto de par en par abraza también a las otras muchas comunidades de las que no tiene noticias concretas, pero que sabe que tienen que sostener la misma lucha, puesto que siguen a Cristo. ¿Es que presiente que su carta no tardará en extenderse en copias por todo el imperio romano?

Después de que en la parte final, desde 4,12, se había vuelto a recordar un tema tras otro, después de que la palabra «paz» ha evocado de nuevo la introducción (1,2), escribe Pedro como última palabra dejada expresamente para el fin, y que domina la carta entera: Cristo. El deseo de serle semejante, la mirada a su modelo, a sus huellas, el pensamiento de sus sufrimientos terrenos y de su muerte, de su victoria sobre los poderes, de su resurrección y de su estar sentado a la derecha del Padre, son las fuerzas que en esta carta, versículo tras versículo, habían inducido a un desarrollo más amplio, que le habían dado su plenitud de vida, su vigor entusiástico y ese tono que con frecuencia afectaba personalmente a los lectores. Esta palabra, escrita aquí por una mano torpe de pescador, es quizá la más bella expresión de esa misteriosa unidad de amor que existe entre Cristo, su vicario y la grey, desde que un día, en la ribera oriental del lago fueron cambiadas aquellas palabras: «Simón, hijo de Juan, ¿me amas?»-«Sí, Señor, tú sabes que te quiero.» «Apacienta mis ovejas» (Joh_21:16).



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Capitulo 5.



Advertencias a los Diversos Miembros de la Comunidad, 5:1-11.
San Pedro, después de haber exhortado a todos los fieles que sufren por el hecho de ser cristianos, se dirige especialmente a los pastores de la comunidad cristiana. Inculca a los pastores el deber de apacentar el rebaño con celo y buen ejemplo (v.1-4), y a continuación habla de los deberes comunes a los jóvenes y a todos los cristianos, recomendando la humildad, la sobriedad, la vigilancia y la confianza en Dios (v.5-11).



Advertencias dirigidas a los presbíteros, 5:1-4.
1 A los presbíteros que hay entre vosotros los exhorto yo, copresbítero, testigo de los sufrimientos de Cristo y participante de la gloria que ha de revelarse: 2 Apacentad el rebaño de Dios que os ha sido confiado, no por fuerza, sino con blandura, según Dios; ni por sórdido lucro, sino con prontitud de ánimo; 3 no como dominadores sobre la heredad, sino sirviendo de ejemplo al rebaño. 4 Así, al aparecer el Pastor soberano, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

El apóstol, tomando pie de lo que acaba de enseñar en la sección anterior 1, recuerda a los presbíteros cómo el pensamiento del juicio ha de incitarlos a cumplir con la mayor exactitud sus deberes pastorales. En cuanto al término ðñåóâýôåñïé podemos observar que no designa la edad en oposición a los jóvenes, sino el oficio. Aquí, además, parece tener el mismo sentido que åðßóêïðïé. Ambos términos pueden considerarse en muchos lugares del Nuevo Testamento como sinónimos. La razón de esto debe de ser que ambos términos están tomados en el sentido etimológico de inspectores, vigilantes, y no según el significado jerárquico de obispos. La terminología de la jerarquía eclesiástica es todavía imprecisa. Pero la organización eclesiástica que presupone aquí San Pedro es semejante a la de los Hechos de los Apóstoles 2 y de las epístolas pastorales 3. En estas epístolas los presbíteros son identificados con los obispos 4. Por los Hechos de los Apóstoles sabemos que San Pablo y San Bernabé habían constituido en las Iglesias del Asia Menor jefes jerárquicos llamados ðñåóâýôåñïé 5. Durante el tercer viaje apostólico de San Pablo, éste reunió en Mileto a los presbíteros de Efeso, y en su exhortación les decía: Mirad por vosotros y por todo el rebaño, sobre el cual el Espíritu Santo os ha constituido obispos (åðßóêïðïõò), para apacentar la Iglesia de Dios.6 Tanto en este discurso de San Pablo como en nuestra epístola, los presbíteros y obispos son identificados. En los tiempos apostólicos parece que todavía no existía distinción entre obispo y presbítero, aunque había jerarcas de orden superior, que correspondían a nuestros obispos como Tito, Timoteo , y jerarcas de orden inferior, que debían de asemejarse a nuestros simples sacerdotes7.
San Pedro quiere exhortar a esos presbíteros, y con afectuosa delicadeza les recuerda los títulos que le dan derecho a intervenir para amonestarles (v.1). En primer lugar, les dice con gran humildad que es su copresbítero; es decir, su compañero y hermano en el sacerdocio. En segundo lugar, que ha sido testigo de los sufrimientos de Cristo desde Getsemaní hasta que murió en la cruz. Y, finalmente, que ha sido llamado a participar de la gloria de Jesucristo, que se manifestará en el día de la parusía; pero que ya se refleja, desde este mundo, sobre los que sufren por el nombre de Cristo. Tal vez San Pedro aluda al hecho de haber participado como testigo en la transfiguración de Jesucristo en el Tabor 8.
Pedro recuerda a los presbíteros que su misión es, ante todo, pastoral y está ordenada al bien del rebaño que les ha sido confiado (v.2). La imagen de pastor es aplicada frecuentemente a Yahvé en el Antiguo Testamento: Yahvé va delante del rebaño 9, lo conduce a los buenos pastos 10, lo defiende con el cayado 11, reúne a las ovejas extraviadas 12 y lleva en su seno a las débiles 13. También es aplicada dicha imagen a los jefes del pueblo israelita, y especialmente al Mesías 14. En el Evangelio es el mismo Cristo el que se da a sí mismo el título de Buen Pastor 15. Y San Pedro les exhorta a ser buenos pastores y no mercenarios. Han de apacentar el rebaño de Dios que les ha sido confiado, vigilándolo 17 no por fuerza, como mercenarios que esperan recibir un salario, sino de buen grado por amor de Dios. Ni tampoco con fines lucrativos, sino con amorosa abnegación y con intención sobrenatural. No con el fin de ejercer dominio sobre los demás, sino para darles ejemplo de caridad y abnegación (v.3). Por eso, Jesús enseñó a sus discípulos a no imitar a los príncipes de la tierra que tiranizan a los subditos 18. La exhortación que hace San Pedro a no tiranizar parece suponer que los presbíteros ejercían autoridad sobre la comunidad y que podían abusar de ella.
San Pablo también recomienda con frecuencia el buen ejemplo 19 como el mejor medio de exhortar a los fieles a la virtud y al bien. El término êëÞñïò heredad (Vulgata: dominantes in cleris) no designa al clero propiamente dicho, como afirman algunos autores antiguos, sino que significa suerte, porción que le cae en suerte a uno, heredad. En nuestro texto designa la porción de fieles que había sido confiada al cuidado de cada pastor, es decir, lo equivalente hoy a parroquias.
El premio que aguarda a los pastores fieles en el día de la parusía, cuando aparezca el Pastor soberano para juzgar a los vivos y a los muertos, será la corona inmarcesible de la gloria (v.4), es decir, la vida eterna en la gloria del cielo 20. La corona simboliza aquí el premio eterno por los méritos adquiridos en este mundo. Como el griego lleva el artículo, indica que la promesa de una tal corona era conocida de los destinatarios de la epístola 21. El título de Pastor soberano tal vez haya sido sugerido por Jua_10:14 22.



Advertencias dirigidas a los fieles,Jua_5:5-11.
5 Igualmente vosotros, los jóvenes, vivid sumisos a los presbíteros, y todos ceñidos de humildad en el trato mutuo, porque Dios resiste a los soberbios, y a los humildes da su gracia. 6 Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que a su tiempo os ensalce. 7 Echad sobre El todos vuestros cuidados, puesto que tiene providencia de vosotros. 8 Estad alerta y velad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda rondando y busca a quién devorar, 9 al cual resistiréis firmes en la fe, considerando que los mismos padecimientos soportan vuestros hermanos dispersos por el mundo. 10 Y el Dios de toda gracia que os llamó en Cristo a su gloria eterna, después de un breve padecer, os perfeccionará y afirmará, os fortalecerá y consolidará. 11 A El la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén.

La perspectiva del juicio divino motiva (ïìïßùò = igualmente) las advertencias que siguen. Los jóvenes, a los que el apóstol recomienda estar sometidos a los presbíteros, serían, según varios autores (De Ambroggi, Felten, etc.), los ministros de grado inferior en la jerarquía de la Iglesia. Sin embargo, a nuestro parecer, indicarían más bien los simples oficios, por oposición a los pastores, llamados ancianos (presbíteros) 23; o también la gente joven, por oposición a los cristianos adultos. Sabido es que los jóvenes siempre han sido más inclinados a la independencia, y por eso necesitan que se les exhorte a la sumisión. Sin embargo, es preciso reconocer que aquí no se trata de adolescentes contrapuestos a adultos, como en Tit_2:6.
Todos los cristianos, tanto los pastores como el rebaño, han de practicar la humildad en el ejercicio de la mutua caridad, porque, como dice el libro de los Proverbios, Dios resiste a los soberbios, y a los humildes da su gracia 24. Este texto es citado también por Santiago25 en un contexto que tiene interesantes paralelos con el nuestro. La idea de la exaltación del humilde y de la humillación del soberbio es muy frecuente en el Antiguo y en el Nuevo Testamento 26. Han de revestirse, de ceñirse con la humildad. El verbo Ýãêïìâïàó3ïá significa envolverse en el Ýãêüìâùìá, que era un vestido corto propio de los esclavos, el cual se ceñía a los costados mediante un nudo (êüìâïò). Es posible que San Pedro aluda aquí al gesto de Jesús en la última cena, que, ciñéndose una toalla, se puso a lavar los pies de los discípulos 27.
El apóstol, apoyándose en el texto citado de los Proverbios, concluye de esta manera: Humillaos bajo la poderosa mano de Dios, aceptando con resignación y paciencia las tribulaciones que os quiera mandar, para que a su tiempo os ensalce (v.6). Humillarse, en nuestro texto, es aceptar humildemente los padecimientos inmerecidos, viendo en ellos la voluntad de Dios que así lo dispone. Todo está controlado por la poderosa mano de Dios, el cual hará cesar a su tiempo los sufrimientos que afligen a los cristianos. La verdadera exaltación de los humildes tendrá lugar en el día del juicio final, cuando el Señor dará a cada uno según los méritos adquiridos. Mientras tanto, San Pedro recomienda a los fieles que pongan toda su esperanza en Dios, abandonándose en sus manos (v.7). Este versículo está formado por una cita tomada del Sal_55:23, el cual dice: Echa sobre Yahvé el cuidado de ti, porque El se preocupa de los hombres 28. Los salmos invitan con frecuencia a confiar en Dios en medio de las tribulaciones. La doctrina del abandono en la Providencia divina es inculcada con fuerza por Jesús en el sermón de la Montaña 29.
Pero esta confianza constituiría una falsa seguridad si el cristiano no se mantiene vigilante. La vida austera y sobria 30 contribuirá a que el fiel no pierda el control sobre sí mismo. Para el cristiano no hay un solo momento que no sea de peligro, pues el adversario no duerme. Y si el centinela no está alerta, podrá ser sorprendido fácilmente por el enemigo, que se lanzará sobre él como león rugiente. También Jesucristo recomienda con insistencia la vigilancia 31, y otro tanto hace San Pablo 32. El enemigo del cristiano es el diablo 33, que, como león, anda rondando, buscando a quién devorar (v.8) 34. En el Apocalipsis, el demonio es presentado como el grande dragón, la antigua serpiente, llamada diablo y Satanás, que extravía a toda la redondez de la tierra., el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba delante de nuestro Dios de día y de noche. 35 En la parábola de la cizaña 36, el demonio se identifica con el enemigo, que de noche siembra la mala hierba entre el trigo bueno 37. Ante estos peligros, el cristiano ha de resistir al demonio armado con la fortaleza de la fe, que, como escudo invencible, le defenderá contra los más violentos asaltos 38. La virtud de la fe activada por la caridad 39, o sea la plena adhesión a Cristo por la fe viva, echará por tierra todos los planes del demonio.
La comparación del enemigo con un león es una imagen que ya se encuentra en el Antiguo Testamento40.
La mejor defensa contra este león rugiente, o diablo, es el resistirle permaneciendo firmes en la fe (v.9). San Pedro sabía por propia experiencia la debilidad del hombre ante los asaltos del enemigo. Por eso, recordando la exhortación que Cristo le dirigió de confirmar en la fe a sus hermanos41, y, al mismo tiempo, para infundir ánimo y confortar a los cristianos, les recuerda que los mismos padecimientos que ellos soportan los tienen que soportar sus hermanos (lit.: su fraternidad = la Iglesia) esparcidos por el mundo. El saber que todos los miembros de la Iglesia deben sufrir, lejos de ser un motivo de desaliento, constituía un motivo más para afianzarse en la fe 42. Las tribulaciones constituyen la suerte inseparable y común de todos los cristianos. Así lo han enseñado Jesús y los apóstoles en diversas ocasiones 43.
San Pedro añade todavía un motivo más para confortar a los fieles que sufren: Dios, que los llamó en Cristo a la gloria eterna, después de un breve padecer, los perfeccionara y afirmará, los fortalecerá y consolidará (v.10)44. Aunque en esta vida tengamos que sufrir siempre algo, hemos de tener confianza en que la fuerza de la gracia suplirá nuestra debilidad. Y a través de los breves padecimientos de la vida presente, llegaremos a la vida eterna 45. Además, los padecimientos de este mundo, por graves y prolongados que sean, serán bien poca cosa ante la gloria que nos espera.
El apóstol termina la epístola con una breve doxología (v.11), como en el capítulo 4:11, de entonación litúrgica, colocada antes de los saludos finales. Esta doxología va dirigida a Dios Padre, al cual pertenece la gloria y el imperio por los siglos 46.



últimos avisos y saludos, 5:12-14.
12 Por Silvano, a quien tengo por hermano fiel para con vosotros, os escribo brevemente, amonestándoos y testificándoos ser la verdadera gracia de Dios esa en que vosotros os mantenéis firmes. 13 Os saluda la Iglesia de Babilonia, partícipe de vuestra elección, y Marcos, mi hijo. 14 Saludaos mutuamente en el ósculo de la caridad. La paz a todos vosotros los que estáis en Cristo.

Terminada la carta, San Pedro dirige los saludos finales a sus lectores, deseándoles la paz en la caridad. Silvano 47, probablemente, es el mismo que Silas, compañero de San Pablo en su segundo viaje apostólico, cuando fueron fundadas varias Iglesias del Asia Menor 48. Colaboró de una manera especial con San Pablo en la evangelización de Corinto 49. Es recordado también en las epístolas a los Tesalonicenses 50, escritas desde Corinto en el segundo viaje misionero. Después ya no vuelve a ser mencionado en la historia de San Pablo. Pudo entonces unirse a San Pedro. Probablemente Silvano no sólo fue el portador de la epístola, sino el amanuense de ella. Así lo han entendido los mejores comentaristas.
Silvano es presentado como el hermano fiel, al cual conocen perfectamente los lectores. Es el hermano de confianza, por ser bien conocido y estimado en las comunidades cristianas del Asia Menor, a cuya fundación había contribuido. El autor sagrado afirma que su carta es breve. Y lo es, en efecto, si se considera la importancia de los temas tratados. Sin embargo, esta frase tal vez sea pura fórmula, sin referencia alguna a la extensión verdadera de la carta 51.
Les ha escrito para exhortarlos y recordarles la gracia de Dios, es decir, la fe cristiana, que nos obtendrá la gloria del cielo y la esperanza, que ya nos da en este mundo un gozo anticipado del cielo por medio de la fe. El contenido de la epístola de San Pedro se puede resumir en dos ideas: exhortación a permanecer en la fe y consolación en medio de las tribulaciones de la vida presente.
La misión principal del apóstol es la de ser testigo de Jesucristo 52. Y aquí San Pedro les asegura y garantiza que la fe cristiana, en la cual permanecen firmes y que han recibido en el bautismo, es la que les asegurará el cielo.
El saludo final es dado en nombre de la Iglesia de Babilonia 53, elegida con vosotros (v.13). La elegida es la Iglesia particular desde la cual escribe Pedro, y que, según la costumbre, saluda a las otras Iglesias 54. Algunos autores, sobre todo protestantes, ven en esta elegida a la mujer de San Pedro. Si bien San Pedro estaba casado 55, no es probable que aquí aluda a su esposa. La verdadera interpretación de la epístola se opone a este modo de ver. Al comienzo de la epístola, San Pedro llamaba a los cristianos elegidos. Aquí, siguiendo la misma idea, llama elegida a la fraternidad, es decir, al conjunto de los cristianos, a la Iglesia. San Juan también llama elegida a la Iglesia a la cual se dirige 56. Además, casi todos los autores antiguos y la mayor parte de los modernos ven designada en esta expresión a la Iglesia de Roma, elegida como las Iglesias de los destinatarios. El nombre de Babilonia era de uso corriente entre los judíos cristianos para designar la Roma pagana. Así es llamada en el Apocalipsis 57, en los libros apócrifos 58 y en la literatura rabínica 59. La Babilonia del Eufrates, que en tiempo de San Pedro era un montón de ruinas. La Babilonia de Egipto es otra posibilidad.
También San Pedro envía los saludos a su hijo Marcos. Nadie hoy sostiene que se trate de un hijo físico de San Pedro, sino de un hijo espiritual62, por haber sido regenerado por el apóstol a la vida sobrenatural mediante el bautismo. Parece que se trata de Marcos el evangelista. La casa de su madre en Jerusalén fue donde se refugió San Pedro al ser liberado por un ángel de la cárcel63.
Acompañó a San Pablo y a San Bernabé, del cual era primo64; pero los abandonó pronto 65. Alrededor del año 6o se encontraba en Roma con San Pablo66. Papías nos dice que acompañó a San Pedro y que fue su intérprete 67.
El beso de caridad (v.14) era el símbolo del amor sobrenatural que debía unir a los cristianos. Es mencionado por San Pablo en cuatro de sus epístolas 68. Este beso de caridad es puesto en conexión con las oraciones de la liturgia cristiana por los autores antiguos 69. Por eso, este final de las epístolas de San Pablo y de San Pedro insinúa que las cartas de los apóstoles eran leídas durante una función litúrgica70.
Y, finalmente, el apóstol les desea la paz, siguiendo el ejemplo y las enseñanzas de Cristo71. La paz que desea San Pedro es el complejo de todos los bienes mesiánicos. Los judíos también solían saludar deseando la paz = salom.

1 La partícula griega ïýí == por lo tanto, une la advertencia que sigue con lo que precede. 2 Hec_14:23; Hec_20:17. 3 Tit 1:5. 4 1Ti_3:1-7; 1Ti_3:5J7-19; Tit_1:5-7. 5 Hec_14:22-23. 6 Hec_20:28. 7 De Ambroggi, o.c. p.149s; L. Marchal, Evéques: DBS 2:1297-1333; E. Ruffini, La gerarchia della Chiesa negli Atti degli Apostoli e nelle lettere di S. Paolo (Roma 1921). 8 Mat_17:1-9; 2Pe_1:16ss. 9 Sal_68:8. 10 Sal_23:15. 11 Sal 23:4. 12 Is 56:8; Zac_10:8. 13 Isa_40:11. 14 Eze_34:12-31. 15 Jua_10:155. 16 Jua_21:1555; Mat_16:16ss. 17 ¸ôðóêïôôïûíôåò, que falta en los códices BS, 33, 323; pero se lee en los demás. Generalmente es considerado por los críticos como una adición posterior. Sin embargo, Beare y otros la consideran como auténtica. 18 Me 10:42-45; Mat_20:25; Lev_22:25. 19 1Co_4:16; Flp_3:17; 1Ti_4:12; Tit_2:7. 20 Cf. 1Co_9:25; 2Ti_4:8; Stg_1:12. 21 Stg_1:12; 2Ti_4:8. 22 Gf. 1Pe_2:25; Heb_13:20. 23 Cf. 1Jn_2:12-14. 24 Pro_3:34 según los LXX, cambiando Señor por Dios, como en Stg_4:6. 25 Stg_4:6-7. 26 2Sa_22:28; Job_5:11; Eco_10:17; Luc_1:51s; 1Co_3:19. 27 Jua_13:43. 28 Cf. Sab_12:13; Mat_6:32. 29 Mat_6:25-34; cf. Flp_4:6. 30 Nácar-Colunga, en lugar de sed sobrios, traduce: estad alerta. Las versiones siríacas y latinas, con algunos Mss griegos, añaden üôé = quia, después de ãñçãïñÞóáôå. 31 Mat_24:42; 25:13- 32 1Te_5:6; 1Co_16:13; 2Ti_4:5. 33 Adversario (áíôßäéêïò) ï diablo, en hebreo Satán, que primeramente significó acusador en un juicio (Job_1:6; Sal_109:6; Zac 3,is), pero que después pasó a designar al acusador por excelencia, al diablo (1Cr_21:1). Cf. R. scharf, Die Gestalt des Satán im AT (Zü-nch 1948). 34 San Cipriano (De zelo et livore 2: PL 4:639b) dice: Circuit ille nos singulos et tam-iam hostis clausos obsidens muros explorat et tentat, an sit pars aliqua membrorum (mu- rorum) minus stabilis., cuius aditu ad interiora penetratur. 35 Rev_12:9-10; cf. Job_1:7; Job_2:2. 36 Mat_13:24-30. 37 Cf. Mat_13:1-9.13-23. 38 Cf. Efe_6:16; 2Co_1:24. 39 Gal_5:6. 40 Sal_22:14; Sal_17:12; Job_10:16. 41 Lc22 : 31ss . 42Jn_1:16 :33; Flp_1:295; 2Ti_3:12. 43 Mt 10:22; Jua_15:19; Hec_14:22; 2Ti_3:12. 44 Estos cuatro verbos implican la idea de solidez contra los peligros de todas clases. El último èåìåëéþóåé = consolidará, falta en los cód. Âá ø, en algunos minúsculos, en algunos Mss de la Vetus latina, en la Vulgata y en la versión etiópica. 45 Cf. 1Pe_1:6s; 1Pe_4:13; 1Pe_5:1-4. 46 La Vulgata, con varios códices griegos SL, 33, añade: «gloria et» ante «imperium». Sin embargo, falta en los códices BA, 2298, y es omitido por Nestle í otros críticos. 47 Silvanas es la forma latinizada de la helenística Silas, que correspondería al hebreo Sa'uí í al arampo Se'iía. 48 Hec_15:22.32.40. 49 Hec_18:5; 2Co_1:18. 50 1Te_1:1; 2Te_1:1. 51 Gf. San Ignacio Mártir, Ad Polyc. 7:3; San Epifanio, Haer. 33:7.10 52 Hec_1:8. 53 La Vulgata añade ecclesia, lo mismo que algunos códices antiguos, como S, y las versiones Vetus latina, Pesitta y Armena. Sin embargo, parece ser una glosa que interpreta rectamente y precisa más el sentido. 54 Gf. 2Jn_1:1.13; 1Co_16:19. Cf. San Ignacio Mártir, Ad Magn. 15; Ad Trall. 13:1; AdPhil. ii,2. 55 Mat_8:14. 56 2Jn_1:1 :13. 57 Rev_14:8; Rev_16:19; Rev_17:5; Rev_18:2.10. 58 Oráculos sibilinos 5:143.159-160; 4 Esd_3:1; Ap. de Baruc (siríaco) n,i. 59 Cf. Strack-Billerbeck, o.c. 3 p.516. 60 Isa_47:1.5.8; Jer_51:13; cf. Rev_17:1.15.18. 61 Jer 50:29. 62 Cf. Hec_12:12. 63 Hec_12:12-13. 64 Hec_13:5; Gol 4:10. 65 Hec_13:13. 66 Gol 4:10; Flm_1:24; cf. 2Ti_4:11. 67 En Eusebio, Hist. Eccl 3:39:15. 68 Rom, 1 Cor, 2 Cor, 1 Tes. 69 Cf. San Justino, Apol. I 65:2. Lo asocia con la liturgia eucarística. Cf. J. A. Jungmann, El sacrificio de la misa (BAC, Madrid 1959) 101955. 70 A. Charue, o.c. p.474. 71 Mt 5:9; Luc_10:5; Luc_24:36; Jua_20:19-21.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Ejercer el liderazgo

Los que pasan por esas experiencias y se enfrentan con los desafíos del cap. 4 necesitarán ser pastoreados de manera sabia y habilidosa. La mayoría de las traducciones omiten un enérgico por lo tanto (BA, por tanto; Besson, pues) que vincula estos versículos con los anteriores. Con su posición y experiencia únicas, Pedro urge a los líderes de las iglesias locales a ejercer sus deberes de una mane ra pronta, entusiasta y ejemplar. Deben recordar a quien están sometidos como pastores y la recompensa que él ha prometido por un servicio fiel.

Se presentan aquí tres formas contrastantes de plantear la tarea del pastor. Primera, no como una carga, sino de buena voluntad como una libre elección; segunda, no con ambición, pensando en la recompensa, sino con corazón dispuesto ante el Señor y aquellos a quienes sirven; y, tercera, no haciendo alarde de su posición sino como ejemplo para el rebaño.

Notas. 1 Los ancianos (gr. presbyteros) eran designados desde los primeros tiempos para el cuidado espiritual de las iglesias nacientes que surgían por la expansión del evangelio (Hech. 14:23; 20:17). Hech. 15:2 muestra que la iglesia de Jerusalén tenía ancianos desde una fecha antigua. Ese papel probablemente se derivó del precedente judío (Núm. 11:16-25). Su función era primordial mente pastoral. En los tiempos primitivos de la iglesia eran llamados ancianos, lo que indicaba su posición, y también episkopoi (obispos, sobreveedores) para describir su función. Esta descripción se emplea en el v. 2, y Hech. 20:28 usa en forma intercambiada ambas palabras. Anciano también con ellos [palabra compuesta en gr.] no se encuentra en otra parte del NT, pero no es una palabra extraña al contexto, donde Pedro tiene interés en enfatizar su unidad con aquellos a quienes está alentando. El autor declara haber sido testigo de los sufrimientos de Cristo. El hecho de que las listas de aquellos que estaban presentes en la crucifixión (Mat. 27:55, 56; Mar. 15:40, 41; Luc. 29:49; Juan 19:25) mencionen sólo a las seguidoras femeninas podría sugerir que Pedro no estaba presente. Juan tampoco se menciona, pero sabemos que estaba allí (Juan 19:26, 27). Pedro también pudo haber estado sin que se hiciera una mención específica de él. En cualquier caso, ya había visto mucho de los sufrimientos de Jesús (Luc. 22:28, 54-62; Juan 18:15-27). Sobre gloria ver en 4:13.

2 Apacentad usa la misma palabra que Jesús usó cuando habló con Pedro después de la resurrección (Juan 21:16). También es el encargo de Pablo a los ancianos en Efeso (Hech. 20:28; cf. Sal. 78:70-72). Que está a vuestro cargo también podría significar de la mejor manera posible. Ambas cosas se relacionan con el contexto. Cuidándolo incluye la misma raíz que obispo en 2:25. No por la fuerza (DHH, no por obligación) sugiere un falso sentido de dignidad, una resistencia a la responsabilidad o un deseo de no hacer más de lo absolutamente necesario. Cualquiera de estas actitudes puede llevar a la falta de voluntad de asumir la tarea o de cumplirla adecuadamente. Según Dios (DHH, como Dios quiere) es una posible traducción. El gr. también puede significar como Dios lo haría, recordando la actitud del Pastor de las almas en 2:25; Sal. 23 y Juan 10:11. No por ganancias deshonestas no implica que los ancianos estaban recibiendo una retribución monetaria, sino que había muchas oportunidades para que los inescrupulosos hicieran ga nancias personales por medio del ministerio. Este espíritu también puede aplicarse al amor a la fama o la posición.

3 Teniendo señorío es con frecuencia la actitud de un superior mundano (la misma palabra se usa en Mar. 10:42). Los líderes cristianos, más bien que dominar y manipular a otros para sus propios fi nes, deben ser un ejemplo, dando lo que puedan contribuir para ellos en forma de consejo y edificación. Los que están en vuestro cargo (gr. kleroi significa porción designada); kleros, de donde pro viene nuestra palabra clero, era originalmente un trozo de tierra asignado; luego se refirió a una función asignada por suerte y aquí se refiere al rebaño asignado a un pastor en particular. Ejemplos es la palabra typoi, que indica un modelo o patrón que debe ser copiado (ver 3:21, sobre la palabra derivada antitypon). 4 Pedro había descripto previamente la segunda venida en términos de un correr del velo o una revelación de Jesucristo. Al aparecer (gr. phaneroo) presenta la consecuencia de esa revelación, o sea que Jesús será visible en su gloria a todos (ver Apoc. 1:7). De gloria se refiere a la porción en gloria que se dará al que lleva la corona, p. ej. la corona de la vida en Stg. 1:12 y Apoc. 2:10 habla de la vida eterna de que disfruta el que la lleva. Inmarchitable es el gr. amarantinon que proviene de amaranto, una flor que tomó su nombre de la palabra amaranton (usada en 1:4) porque se pensaba que nunca se marchitaba. Esto contrasta con las coronas marchitables de laurel que se daban a los vencedores de los juegos a que se alude aquí (cf. 1 Cor. 9:25; 2 Tim. 4:8; Apoc. 3:11; 4:4).

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



26 (b) Exhortación a los ancianos y los fieles (5,1-5). Esta adición al código de 2,13-3,7 (cf. 1 Tim 3,13; 5,4-19) pone de manifiesto una estructura eclesial relativamente poco de(-)sarrollada. ancianos: Este cargo de jefatura pastoral fue tomado del judaismo contempo(-)ráneo. co-anciano: Término acuñado por el autor para indicar la solidaridad entre el após(-)tol (véase 1,1) y ancianos semejantes a los «co(-)laboradores» de Pablo (Rom 16,3.9.21; Flp 2,25; 4,3; Flm 24; Col 4,11; 2 Cor 8,23). testigo: Quien da testimonio, no necesariamente «tes(-)tigo ocular» (cf. Lc 24,48; Hch 1,8; 22,15.20; Ap 2,13; 17,6). 2. apacentad la grey de Dios: En 5,2-3 encontramos la descripción de un pastor ideal (cf. Jn 21,15-17; Hch 20,28; Ef 4,11). Los dirigentes eclesiales recibían una paga (cf. Hch 20,33-34; 1 Cor 9,7-14; 2 Cor 12,13-18; 1 Tim 5,17-18; Mt 10,10); de ahí la advertencia contra la codicia (cf. Tit 1,7; 1 Tim 3,8). Algu(-)nos mss. añaden episkopountes, «supervisan(-)do» (cf. 2,25). 4. mayoral: cf. 2,25. Cristo llama a otros pastores a compartir su ministerio y su gloria. 5. jóvenes: «Anciano» denota a la vez edad y cargo. «Jóvenes», en este caso en con(-)traste con «ancianos», hace referencia a la edad, y no a un ministerio subordinado, reves(-)tios: La imagen subyacente a enkombósasthe, vb. gr. poco común, es la del esclavo que se po(-)ne un mandil para realizar trabajos de ínfima categoría. La cita está tomada de Prov 3,34 LXX; cf. Sant 4,6-10.
27 (c) Exhortación final: confiad en Dios, que a través del sufrimiento os lleva a la gloria (5,6-11). 6. humillaos: Palabra gan(-)cho conectada con el «humildes» de 5,5. la po(-)derosa mano de Dios: Imagen que recuerda las grandes liberaciones divinas (véanse Ex 3,19;6,1; Dt 9,26), pero en este caso más aún la disciplina que Dios impone a su pueblo (véanse Job 30,21; Sal 32,4; Ez 20,34-35). 7. Cita de Sal 55,23 LXX con un eco de Sab 12,13 (cf. Mt 6,25-34). 8. velad: cf. 1,13; 1 Tes 5,6; Mt 24,42; Lc 21,34-36; Rom 13,11-12. vuestro adversario: El gr. antidikos significa «oponente» en un plei(-)to. el diablo: En los LXX, el término gr. diabolos, «diablo», traduce el hebr. satán, «acu(-)sador» (Job 1-2), y se aplicó más tarde al cabecilla de los ángeles caídos, león rugiente: Véase Sal 22,14; como tal, el diablo instiga a los paganos en su persecución de los cristia(-)nos. 9. vuestros hermanos que están en el mun(-)do: Los cristianos afrontaban en todas partes el mismo problema de marginación y acoso. 10. el Dios de toda gracia: Este versículo compendia algunos de los principales elementos de la carta: «gracia», «ha llamado», «gloria», «sufrimientos».
28 (V) Conclusión: ésta es la verdadera gracia de Dios: perseverad en ella; despedi(-)da (5,12-14). Estos versículos bien podrían ha(-)ber sido de puño y letra de Pedro (cf. 1 Cor16,14; Gál 6,11; Col 4,18; 2 Tes 3,17). 12. Silva(-)no: El compañero de Pablo (cf. 1 Tes 1,1; 2 Tes 1,1; 2 Cor 1,19; llamado «Silas» en Hch 15,22.27.32.40; 16,19.25.29; 17,4.10.14.15;18,5) . os he escrito: En griego, «escribir por me(-)dio de alguien» puede significar «enviar una carta utilizando a alguien como correo», breve(-)mente: Esto se refiere a la composición de la carta, la verdadera gracia: La persecución es un don de Dios (cf. 2,19). perseverad en ella: Éste es el único texto de las cartas del NT donde el gr. eis significa «en», posible signo del imperfecto griego de Pedro (cf. ZBG § 99-111). 13. la que es(-)tá en Babilonia: La Iglesia de Roma (cf. 2 Jn 13). «Babilonia» era un criptograma de «Roma» (cf. Ap 14,8; 2ApBar 11,1-2; 67,7; 2 Esd 3,12.28; Or(-)Sib 5,143.159). mi hijo Marcos: Juan Marcos, originario de Jerusalén (Hch 12,12-17), relacio(-)nado más tarde con Pedro en la redacción del evangelio de Marcos (véase Eusebio, HE 3.39.15) , por lo demás conocido en el NT como colaborador de Pablo (Hch 12,25; 2 Tim 4,11). 14. beso: Véase el comentario a Rom 16,16.

[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter V.

1 He exhorteth the Elders to feede their flocks, 5 the yonger to obey, 8 and all to bee sober, watchfull, and constant in the faith: 9 to resist the cruell aduersarie the deuill.
1 The Elders which are among you I exhort, who am also an Elder, and a witnesse of the sufferings of Christ, and also a partaker of the glory that shall be reuealed.
2 Feede the flocke of God [ Or, as much as in you is.] which is among you, taking the ouersight thereof, not by constraint, but willingly: not for filthy lucre, but of a ready minde:
3 Neither as [ Or, ouerruling.] being lords ouer Gods heritage: but being ensamples to the flocke.
4 And when the chiefe shepheard shall appeare, ye shall receiue a crowne of glory that fadeth not away.
5 Likewise ye yonger, submit your selues vnto the elder: yea, all of you bee subiect one to another, and bee clothed with humilitie: for God resisteth the proud, and giueth grace to the humble.
6 Humble yourselues therefore vnder the mighty hand of God, that hee may exalt you in due time,
7 Casting all your care vpon him, for he careth for you.
8 Be sober, be vigilant: because your aduersary the deuill, as a roaring Lion walketh about, seeking whom he may deuoure.
9 Whom resist stedfast in the faith, knowing that the same afflictions are accomplished in your brethren that are in the world.
10 But the God of all grace who hath called vs into his eternall glory by Christ Iesus, after that ye haue suffered a while, make you perfect, stablish, strengthen, settle you.
11 To him bee glory and dominion for euer and euer. Amen.
12 By Syluanus a faithfull brother

[Precious faith.]

vnto you, (as I suppose) I haue written briefly, exhorting, & testifying, that this is the true grace of God wherein ye stand.
13 The Church that is at Babylon elected, together with you, saluteth you, and so doth Marcus my sonne.
14 Greete yee one another with a kisse of charity: Peace bee with you all that are in Christ Iesus. Amen.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

A los responsables. Antes de despedirse les da su testamento espiritual. El discípulo de Pedro se dirige, en primer lugar, a los «ancianos», término con que se designaba a los responsables y líderes de la comunidad -presbíteros-, no necesariamente entrados en años. Aunque se presenta con el título que le confiere su autoridad apostólica, «testigo de la pasión de Cristo» (1), los considera colegas, situando así su autoridad en el plano de la corresponsabilidad, como era corriente en la Iglesia de los primeros tiempos. Contempla el ministerio de estos líderes como la labor y el servicio de un buen pastor, en referencia siempre al Pastor Supremo, único pastor del rebaño. Sus consejos pastorales son válidos para todos los tiempos, especialmente para muchos pastores de nuestra Iglesia de hoy, quienes aún no acaban de asimilar el verdadero sentido de la autoridad apostólica. Toda la vida de un pastor debe ser entrega generosa al rebaño, guiándolo con el modelo y ejemplo de su vida, sin otros intereses espúreos.
Después se dirige a todos los miembros de la comunidad, tanto jóvenes como viejos, y les pide que sean humildes. Esta humildad, referida a la relación de los cristianos con Dios, lleva a la confianza por la que ponemos en sus manos los afanes y los sufrimientos. En una última llamada a la vigilancia, compara al enemigo supremo, el Diablo, a un león rugiente dando vueltas alrededor de su presa. Todas estas recomendaciones del discípulo evocan la realidad de una comunidad cristiana que, soportando la prueba y la persecución, vive de la esperanza de la venida liberadora del Señor, consolada por «el Dios de toda gracia que por Cristo los llamó a su gloria eterna» (10).

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. Ver notas Hec_11:30; Hec_14:23.

5. Pro_3:34.

7. Sal_55:23 (texto griego).

8. Sal_22:14.

12. "Silvano": ver nota 2Co_1:19.

13. "Babilonia" es aquí una designación despectiva de Roma, como en Apo_100:17-18.

Pedro llama a Marcos su "hijo" porque lo había iniciado en la fe cristiana. Ver nota Hec_12:12.

14. "Beso de amor fraternal": ver nota Rom_16:16.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_4:16+; Tit_2:7-8

NOTAS

5:3 Om.: «a los que os ha tocado cuidar». -Adic. (Vulg): «de buena gana». -Jesús había advertido ya a sus discípulos contra el instinto de dominacióm, Mat_20:25-28 p; Mat_23:8; ver 2Co_1:24; 2Co_4:5; 1Ts_2:7.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_4:16+; Tit_2:7-8

NOTAS

5:3 Om.: «a los que os ha tocado cuidar». -Adic. (Vulg): «de buena gana». -Jesús había advertido ya a sus discípulos contra el instinto de dominacióm, Mat_20:25-28 p; Mat_23:8; ver 2Co_1:24; 2Co_4:5; 1Ts_2:7.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Jer 12:10; Jer 23:1; Jer 50:6; Eze 34:2; Eze 34:8;b Jua 13:15

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

1Co 4:16; 1Co 11:1; 2Co 1:24; Flp 3:17; 1Ti 4:12; Tit 2:7.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Estas exhortaciones recuerdan las del Señor hablando del Buen Pastor (Jn 10,11) y las que le dirigió a Pedro tras su resurrección: «Apacienta mis corderos... Pastorea mis ovejas» (Jn 21,15-17).


Torres Amat (1825)



[1] En la segunda venida gloriosa de Jesucristo.

[3] El pueblo de Israel se llamaba clero, es decir, herencia, suerte o patrimonio de Dios.

[13] La antigüedad ha entendido en este verso por Babilonia la ciudad de Roma.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 5.1 Ancianos: los que presiden la comunidad.

[2] 5.4 Jn 10.11-16; Heb 13.20.

[3] 5.5 Pr 3.34 (gr.).

[4] 5.13 Babilonia: Roma. Cf. Ap 14.8; 17.5; 18.2.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

no enseñoreándoos... → §174;
las heredades... Es decir, los fieles en distintas congregaciones;
la grey... Esto es, la iglesia.