Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
La mujer de Jeroboam en Silo (14:1-9).
l Enfermó por entonces Abiya, hijo de Jeroboam; 2
Jeroboam dijo a su mujer: Anda, levántate y disfrázate de modo que nadie sepa que eres la mujer de Jeroboam, y vete a Silo. Allí está Ajías, profeta, el que me anunció que sería rey de este pueblo. 3
Coge contigo diez panes, tortas y una vasija de miel, y entra en su casa, y él te dirá lo que va a ser del niño. 4
Hízolo así la mujer de Jeroboam. Se levantó, fue a Silo y entró en la casa de Ajías. Ajías no veía ya, pues por la vejez se le habían quedado fijos los ojos; 5
pero Yahvé había dicho a Ajías: La mujer de Jeroboam va a venir a consultarte acerca de su hijo, que está enfermo; y esto le dirás. Cuando llegó, quiso hacerse pasar por otra. 6
Así que oyó Ajías el ruido de sus pasos en el momento en que trasponía la puerta, dijo: Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué te finges otra? Estoy encargado de anunciarte cosas muy duras. 7
Ve y dile a Jeroboam: Así habla Yahvé, Dios de Israel: Yo te alcé de en medio del pueblo y te hice jefe de mi pueblo, Israel, 8
rompiendo el reino de la casa de David y dándotelo a ti. Pero tú no has sido como mi siervo David, que guardó mis mandamientos y me siguió de todo su corazón, no haciendo más que lo recto a mis ojos; 9
antes hiciste el mal, más que cuantos han sido antes de ti, haciéndote otros dioses y fundiendo imágenes para irritarme, echándome tras de tus espaldas.
El profeta Ajías anunció a Jeroboam su elevación al trono de Israel (11:29-39). No sabemos en qué año del reinado de Jeroboam aconteció el hecho que aquí se narra. Por una parte, di cese que Ajías era ya anciano (v.4), señalando los LXX una edad rayana a los sesenta años; por otra, el hijo era pequeño, no habiendo ejercido todavía cargo alguno político (? .13). Ajías habíase alejado de Jeroboam a causa de su conducta religiosa. Desde Silo había seguido los acontecimientos del nuevo reino, demostrando con su aislamiento voluntario el juicio desfavorable que le merecía la política religiosa de Jeroboam.
Le recrimina haberse hecho otros dioses, frase con la cual quiere expresar que el becerro fundido para representar a Yahvé es el primer paso que conducirá al pueblo de Israel a la idolatría. Yahvé no puede ser representado por imagen alguna (12:26-32; 13:33); Por lo mismo,
el becerro es como una sustitución de Yahvé, que queda en segundo plano, preterido 1.
Anuncio del castigo (14:10-20).
10
Por eso voy a hacer venir el mal sobre la casa de Jeroboam, y exterminaré a todos cuantos a Jeroboam pertenecen, al esclavo y al libre en Israel, y barreré a la casa de Jeroboam, como se barren las basuras, hasta que del todo desaparezca. 11
El que de la casa de Jeroboam muera en la ciudad será devorado de los perros, y el que muera en el campo será comido por las aves del cielo. Porque ha hablado Yahvé. 12
Y tú álzate y vete a tu casa. En cuanto tus pies entren en la ciudad, morirá el niño; 13
todo Israel le llorará y será sepultado, pues será el único de la casa de Jeroboam que será sepultado, por ser el único de la casa de Jeroboam en quien se ha hallado algo de bueno a los ojos de Yahvé, Dios de Israel. 14
Yahvé alzará sobre Israel un rey, que exterminará en su día la casa de Jeroboam. 15
Yahvé sacudirá a Israel como en el agua se agita una caña, y arrancará a Israel de esta buena tierra que dio a sus padres y le dispersará al otro lado del río por haberse hecho ídolos, irritando a Yahvé. 16
Entregará a Israel por los pecados que ha cometido Jeroboam y los que ha hecho cometer a Israel. 17
Levantóse la mujer de Jeroboam y se fue. Llegó a Tirsa, y cuando tocaba con sus pies el umbral de la puerta, murió el niño. 18
Se le enterró, y todo Israel le lloró, según la palabra que Yahvé había dicho por su siervo Ajías, profeta. 19
Lo demás de los hechos de Jeroboam, de las guerras que hizo y de cómo reinó, todo ello está escrito en las crónicas de los reyes de Israel. 20
Reino veintidós años y se durmió con sus padres. Le sucedió Nadab, su hijo. Ajías predice la desaparición de todos los varones de la casa de Jeroboam (literalmente: Los
que mean en la pared;
1Sa_25:22-34), tanto esclavos como libres, es decir, todos sin excepción (
Deu_32:36). En cuanto al hijo, morirá, sin que la madre pueda verlo todavía vivo; pero, por ser inocente,
se le concederá el honor de la sepultura.
Su muerte prematura es una gracia que Dios le concede (
Sab_4:10), ahorrándole con ello la suerte que correrán sus familiares. Basa fue el instrumento de que se valió Dios para llevar a término este castigo (15.27-30). La mujer se levantó y se fue. El texto de los LXX afirma que marchó a Sereda (
Sab_11:26), ciudad natal de Jeroboam, adonde había sido trasladado el niño con urgencia. Sin embargo, no hay razón suficiente para renunciar a la lección del texto masorético. Tirsa (
Jos_15:24), quizá la actual
Talluzah (Fernández),
Tell el-Farah (Albright, De Vaux) o
Teli Abu Zarad, a quince kilómetros al sur de Naplusa, fue la capital del reino del Norte hasta el advenimiento de Omri (
Jos_16:24), Que 1a trasladó a Samaría. Desde el año 1946, la Escuela Bíblica de Jerusalén ha practicado sendas excavaciones en
Teli el-Farah, a unos doce kilómetros al nordeste de Naplusa 2.
Con una frase estereotipada se remite al libro de las Crónicas de los reyes de Israel para una mayor información sobre el reinado de Jeroboam. Reinó aproximadamente del año 931 hasta 910. No se han conservado detalles de su muerte (
2Cr_13:20); mereció ser sepultado en el panteón familiar. La profecía de Ajías se refería a su descendencia. Anuncia la deportación del pueblo más allá del Eufrates, a tierras de Mesopotamia (
Jos_24:2-3;
2Sa_10:16). El autor sagrado enjuicia el reinado de Jeroboam exclusivamente desde el punto de vista religioso. Parece que no tuvo éxito en sus guerras contra Roboam (
2Sa_14:30).
Roboam, rey de Judo (2Sa_14:21-31).
21
Roboam, hijo de Salomón, reinó sobre Judá. Tenía cuarenta y un años cuando empezó a reinar, y reinó diecisiete años en Jerusalén, la ciudad que Yahvé se había elegido de entre todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. Su madre se llamaba Noama, amonita. 22
Roboam hizo el mal a los ojos de Yahvé, irritando su celo con los pecados que cometía, más que cuanto lo habían hecho antes sus padres. 2
3 Edificáronse altos, con cipos y aseras sobre todas las alturas y bajo todo árbol frondoso. 24
Hasta consagrados a la prostitución idolátrica hubo en la tierra. Imitaron todas las abominaciones de las gentes que Yahvé había echado de delante de los hijos de Israel. 25
El año quinto del reinado de Roboam, Sesac, rey de Egipto, subió contra Jerusalén. 26
Saqueó los tesoros de la casa de Yahvé y los tesoros de la casa del rey; todo lo saqueó, con todos los escudos de oro que había hecho Salomón. 27
El rey Roboam hizo en su lugar escudos de bronce y se los entregó a los jefes de la guardia de la entrada de la casa del rey. 28
Cuantas veces iba el rey a la casa de Yahvé, los llevaban los de la guardia y luego los volvían al cuartel de la guardia 29
El resto de los hechos de Roboam, cuanto hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 30
Siempre hubo guerra entre Roboam y Jeroboam. 31
Durmióse Roboam con sus padres y fue sepultado en la ciudad de David. Le sucedió Abiam, hijo suyo. Los primeros pasos de Roboam en la escena de la historia hacen de él un tipo repugnante. Hombre duro, imprudente, amante del lujo, despótico, fue el causante inmediato del cisma de Israel. Un profeta logró disuadirlo de que atacara a las tribus del norte, a las cuales había exasperado con el anuncio de su programa de gobierno (
2Sa_12:22-24), logrando evitar una guerra civil; a pesar de ello, hubo guerra constante entre Roboam y Jeroboam. Lo peor de su actuación fue la práctica de la idolatría, a la que se entregó él y su pueblo. Hijo de una mujer amonita (
2Sa_11:18), heredó de su madre el gusto por los ídolos. Su conducta religiosa fue peor que la de cualquiera de los reyes antes existentes. Edificáronse altos (
bamoth),
lugares de culto a estilo de los cananeos. Antes de la construcción del templo de Jerusalén sacrificaban los israelitas legítimamente en lugares altos (
1Sa_9:12-24;
1Re_3:4), pero en estos lugares no existían representaciones idolátricas de Yahvé. Fue distinto a partir de Roboam, en que tales
bamoth apenas se diferenciaban de los altos cananeos.
En las instalaciones de los
bamoth se tendía a un culto naturistico. Había allí altares para los sacrificios y libaciones; piedras (
mas-seboth)
que representaban la divinidad masculina (
1Sa_7:4), árboles o palos (
asherim),
clavados en el suelo simbolizando la divinidad femenina. Para que tales palos se conservaran verdes cambiábanse con frecuencia. Estos santuarios fueron prodigándose por todas partes, erigiéndose preferentemente en los alrededores de un manantial, en bosques frondosos, por ser dioses de la fertilidad y fecundidad 3. La corrupción fue tanta, que se llegó a practicar con descaro la prostitución sagrada de ambos sexos (
Deu_23:18-19;
1Re_15:12;
1Re_22:47;
2Re_23:7).
Durante su reinado atacó a Palestina (
2Cr_12:2-11) el rey Sesac (Shoshenq) de Egipto. Esta invasión está confirmada por una inscripción del templo de Amón en Karnac, en la que se enumeran las ciudades conquistadas. Se sabe que la acción del faraón fundador de la XXII dinastía alcanzó al reino del Norte. Por la lista cabe deducir que las tropas egipcias llegaron a Megiddo, pasaron por Sunem (
2Cr_1:3), Betsán, llegando incluso a Majanaím, en Transjorda-nia. Del reino de Judá se mencionan las ciudades de Betorón, Gui-betón. No puede darse mucho crédito a esta lista de ciudades conquistadas ni concluir de ella que Sheshonq hizo dos incursiones en Palestina, una contra el reino del Norte y otra contra los territorios del Negueb y de Edom, al sur, perdonando el reino de Judá por haberle Roboam mandado un tributo 4. Según Noth, el rey egipcio no se apoderó de Jerusalén, que no figura en la lista de ciudades conquistadas, por haberle entregado Roboam los escudos de oro, que reemplazó por otros de bronce 5. Otros datos sobre su familia y reinado se encuentran en 2 Grón 11:5; 12:16. Su reinado abarca aproximadamente los años 931-913.