Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
El ciclo de Elías (17:1-2 Re).
E n la introducción vimos que el autor sagrado utilizó
diversas fuentes preexistentes para la composición de su obra. En la historia de Elías, que tuvo ante sus ojos, pueden vislumbrarse dos corrientes:
una, en la que Elías desempeña el papel principal y en la que existe una hostilidad violenta contra Ajab y su familia, comprende los relatos referentes a la gran sequía (c.17-18), al viaje del profeta a Horeb (c.19), a la viña de Nabot (c.21) y a la enfermedad de Ocozías (2 Re c.1). La segunda corriente trata a Ajab con más indulgencia; en ella aparecen varios profetas (c.20 y 22). Cabe suponer que hacia finales del siglo IX se escribió una historia de Elías, a la que siguió más tarde una de Elíseo. Las dos biografías fueron refundidas, de tal suerte que el final de la vida de Elías y los comienzos de la historia de Elíseo se han perdido. El autor del libro de los Reyes ha quizá utilizado un
corpus de relatos profetices compuestos en el reino del Norte 1.
Elías en la palestra (17:1-7).
1
Elías, tisbita, habitante en Galaad, dijo a Ajab: Vive Yahvé, Dios de Israel, a quien sirvo, que no habrá en estos años ni rocío ni lluvia sino por mi palabra. 2
Y dirigió Yahvé a Elías su palabra, diciendo: 3
Pártete de aquí, vete hacia el oriente y escóndete junto al torrente de Querit, al este del Jordán. 4
Beberás el agua del torrente y yo mandaré a los cuervos que te den de comer allí. 5
Hizo según la palabra de Yahvé, y fue a asentarse junto al torrente de Querit, que está al este del Jordán. 6
Los cuervos le llevaban por la mañana pan, y carne por la tarde, y bebía del agua del torrente; 7
pero al cabo de cierto tiempo se secó el torrente, pues no había caído lluvia alguna sobre la tierra.
Elías aparece de improviso en la historia del reino de Israel. Originario de Tisbe, en TransJordania, del lugar conocido hoy por
Il-Istib, Lisdib, al norte del Yaboc 2, pertenecía a una familia profundamente
yahvista. Su mismo nombre:
Eliyahu = Yahvé es Dios, indica su fe y su misión. Aunque fuera profeta, como le llama repetidamente el texto griego, es más conocido por el hombre de Dios (17:18-24;
2Re_1:9-16). Presentóse ante Ajab, anunciándole en nombre de Yahvé que no habrá ni rocío ni lluvia sino por la palabra de Dios. La sequía será total (
2Sa_1:21),
porque Dios, amo y señor supremo de los elementos, quiere castigar a Israel por la introducción oficial del culto de los baales en la nación (
2Sa_18:18) y asegurar el triunfo del yahvismo (
2Sa_18:41). De esta sequía en tiempos de Ajab (
Luc_4:25-26;
Stg_5:17-18) habla también Menandro de Efeso, citado por Flavio Josefo 3. Una vez anunciado su mensaje al rey, Elías se escondió en una caverna del torrente Querit, al este del Jordán. Por voluntad divina, los cuervos le proveían de pan y carne por la mañana y de pan y carne por la tarde (texto hebreo), o, como dicen los LXX, de pan por la mañana y carne por la tarde.
El milagro de la harina y del aceite (Stg_17:8-16).
8
Entonces le dirigió Yahvé su palabra, diciendo: 9
Levántate y vete a Sarepta, de Sidón, y mora allí. Yo he dado orden a una mujer viuda para que te mantenga. 10
Levantóse y fuese a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una mujer viuda que recogía serojos; la llamó y le dijo: Vete a buscarme, por favor, un poco de agua en un vaso para que beba; 11
y ella fue a buscarla. Llamóla de nuevo cuando iba a traérselo, y le dijo: Tráeme también, por favor, un bocado de pan; 12
pero ella le contestó: Vive Yahvé, tu Dios, que no tengo nada de pan cocido y que no me queda más que un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija; precisamente estaba ahora tomando unos serojos para ir a preparar esto para mí y para mi hijo; lo comeremos y nos dejaremos morir. 13
y me dijo: No temas; ve y haz lo que has dicho; pero prepárame para mí antes una tortita cocida en el rescoldo y tráemela, y luego ya harás para ti y para tu hijo; 14
pues he aquí lo que dice Yahvé: No faltará la harina que tienes en la tinaja ni disminuirá el aceite en la vasija hasta el día en que Yahvé haga caer la lluvia sobre la haz de la tierra. 15
Fue ella e hizo lo que le había dicho Elías, y durante mucho tiempo tuvieron que comer ella y su familia y Elías, 16
sin que faltase la harina de la tinaja ni disminuyese el aceite de la vasija, según lo que había dicho Yahvé por Elías.
El torrente Querit se secó al cabo de un tiempo; entonces indicó Dios a Elías que se trasladara a Sarepta, al mediodía de Sidón, en el lugar llamado hoy
Sarfend, Sarafand, entre Tiro y Sidón. Un
wely guarda todavía el recuerdo de la permanencia allí del gran profeta Elías. Al pedirle pan, le responde la mujer fenicia, poniendo a Yahvé por testigo, que no dispone de pan cocido, o sea, de pan plano, redondo y cocido bajo la ceniza. Parece que la viuda solamente tenía un hijo de corta edad.
Resurrección del hijo de la viuda (Stg_17:17-24).
17
Después de esto enfermó el hijo de la mujer dueña de la casa; y su enfermedad era tan violenta, que no podía resollar. 18
La mujer dijo entonces a Elías: ¿Qué hay entre ti y mí, hombre de Dios? ¿Has venido por ventura a mi casa para traer a la memoria mis pecados y hacer morir a mi hijo? 19
El le respondió: Dame acá tu hijo. El le tomó del regazo de su madre, le subió a la habitación donde él dormía y le puso en su cama, 20
e invocó a Yahvé, diciendo: jOh Yahvé, mi Dios! ¿Vas a afligir a la viuda que en su casa me ha hospedado, matando a su hijo? 21
Tendióse tres veces sobre el niño, invocando a Yahvé y diciendo: Yahvé, Dios mío! Que vuelva, te ruego, el alma de este niño a entrar en él. 22
Yahvé oyó la voz de Elías, y volvió dentro del niño su alma y revivió. 23
Tomó entonces al niño Elías, bajó y entrególo a su madre, diciendo: Mira, tu hijo vive. 24
La mujer dijo a Elías: Ahora conozco que eres hombre de Dios y que es verdad en tu boca la palabra de Yahvé. Al cabo de un tiempo enfermó el hijo de la viuda, quedando sin respiración (
neshama).
Por razones literarias, por la forma con que se introduce el relato, por no tener éste relación con lo que precede, ya que la mujer parece ignorar el milagro de la harina y del aceite, y, finalmente, por su analogía con lo de la mujer sunamita (
2Re_4:8ss), se sospecha que el presente episodio fue añadido al texto de Elías por los discípulos de Elíseo 4. La mujer le echa en cara el haberse entrometido en su vida, atrayendo sobre ella la atención divina, que le castiga por los pecados pasados. Tres veces se tendió el profeta sobre el niño muerto, como hizo más tarde Elíseo (
2Re_4:34) y San Pablo (
Hec_20:10). Parece como un rito esencial, por el cual se establecía una corriente de vida entre ambos cuerpos (Landersdorfer).
Pero Dios obra el milagro a ruegos de Elías.