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En el torrente de Querit.
La palabra de Yahvé llegó a Elías diciendo: (I Reyes 17, 2) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וַ‎(וְ)

Hebrew|wa|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יְהִ֥י‎(הָיָה)

Hebrew|yᵊhˌî|be

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: wayyiqtol
Verbal stem: qal


[H1961] [e.bf.aa] [491]
[היה] [GES1888] [BDB2113] [HAL2109]

דְבַר‎(דָּבָר)

Hebrew|ḏᵊvar-|word

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1697] [d.ai.ab] [399a]
[דבר] [GES1603] [BDB1811] [HAL1822]

יְהוָ֖ה‎(יהוה)

Hebrew|[yᵊhwˌāh]|YHWH

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3068] [e.az.ae] [484a]
[יהוה] [GES2969] [BDB3312] [HAL3292]

אֵלָ֥יו‎(אֶל)

Hebrew|ʔēlˌāʸw|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H413] [a.di.aa] [91]
[אל] [GES400] [BDB422] [HAL438]

לֵ‎(לְ)

Hebrew|lē|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

אמֹֽר‎(אָמַר)

Hebrew|ʔmˈōr|say

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: unknown
Person: unknown
State: absolute
Verbal tense: infinitive (construct)
Verbal stem: qal


[H559] [a.ea.aa] [118]
[אמר] [GES535] [BDB564] [HAL587]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



El ciclo de Elías (17:1-2 Re).
E n la introducción vimos que el autor sagrado utilizó diversas fuentes preexistentes para la composición de su obra. En la historia de Elías, que tuvo ante sus ojos, pueden vislumbrarse dos corrientes: una, en la que Elías desempeña el papel principal y en la que existe una hostilidad violenta contra Ajab y su familia, comprende los relatos referentes a la gran sequía (c.17-18), al viaje del profeta a Horeb (c.19), a la viña de Nabot (c.21) y a la enfermedad de Ocozías (2 Re c.1). La segunda corriente trata a Ajab con más indulgencia; en ella aparecen varios profetas (c.20 y 22). Cabe suponer que hacia finales del siglo IX se escribió una historia de Elías, a la que siguió más tarde una de Elíseo. Las dos biografías fueron refundidas, de tal suerte que el final de la vida de Elías y los comienzos de la historia de Elíseo se han perdido. El autor del libro de los Reyes ha quizá utilizado un corpus de relatos profetices compuestos en el reino del Norte 1.

Elías en la palestra (17:1-7).
1 Elías, tisbita, habitante en Galaad, dijo a Ajab: Vive Yahvé, Dios de Israel, a quien sirvo, que no habrá en estos años ni rocío ni lluvia sino por mi palabra. 2 Y dirigió Yahvé a Elías su palabra, diciendo: 3 Pártete de aquí, vete hacia el oriente y escóndete junto al torrente de Querit, al este del Jordán. 4 Beberás el agua del torrente y yo mandaré a los cuervos que te den de comer allí. 5 Hizo según la palabra de Yahvé, y fue a asentarse junto al torrente de Querit, que está al este del Jordán. 6 Los cuervos le llevaban por la mañana pan, y carne por la tarde, y bebía del agua del torrente; 7 pero al cabo de cierto tiempo se secó el torrente, pues no había caído lluvia alguna sobre la tierra.

Elías aparece de improviso en la historia del reino de Israel. Originario de Tisbe, en TransJordania, del lugar conocido hoy por Il-Istib, Lisdib, al norte del Yaboc 2, pertenecía a una familia profundamente yahvista. Su mismo nombre: Eliyahu = Yahvé es Dios, indica su fe y su misión. Aunque fuera profeta, como le llama repetidamente el texto griego, es más conocido por el hombre de Dios (17:18-24; 2Re_1:9-16). Presentóse ante Ajab, anunciándole en nombre de Yahvé que no habrá ni rocío ni lluvia sino por la palabra de Dios. La sequía será total (2Sa_1:21), porque Dios, amo y señor supremo de los elementos, quiere castigar a Israel por la introducción oficial del culto de los baales en la nación (2Sa_18:18) y asegurar el triunfo del yahvismo (2Sa_18:41). De esta sequía en tiempos de Ajab (Luc_4:25-26; Stg_5:17-18) habla también Menandro de Efeso, citado por Flavio Josefo 3. Una vez anunciado su mensaje al rey, Elías se escondió en una caverna del torrente Querit, al este del Jordán. Por voluntad divina, los cuervos le proveían de pan y carne por la mañana y de pan y carne por la tarde (texto hebreo), o, como dicen los LXX, de pan por la mañana y carne por la tarde.

El milagro de la harina y del aceite (Stg_17:8-16).
8 Entonces le dirigió Yahvé su palabra, diciendo: 9 Levántate y vete a Sarepta, de Sidón, y mora allí. Yo he dado orden a una mujer viuda para que te mantenga. 10 Levantóse y fuese a Sarepta. Al llegar a la entrada de la ciudad, vio a una mujer viuda que recogía serojos; la llamó y le dijo: Vete a buscarme, por favor, un poco de agua en un vaso para que beba; 11 y ella fue a buscarla. Llamóla de nuevo cuando iba a traérselo, y le dijo: Tráeme también, por favor, un bocado de pan; 12 pero ella le contestó: Vive Yahvé, tu Dios, que no tengo nada de pan cocido y que no me queda más que un puñado de harina en la tinaja y un poco de aceite en la vasija; precisamente estaba ahora tomando unos serojos para ir a preparar esto para mí y para mi hijo; lo comeremos y nos dejaremos morir. 13 y me dijo: No temas; ve y haz lo que has dicho; pero prepárame para mí antes una tortita cocida en el rescoldo y tráemela, y luego ya harás para ti y para tu hijo; 14 pues he aquí lo que dice Yahvé: No faltará la harina que tienes en la tinaja ni disminuirá el aceite en la vasija hasta el día en que Yahvé haga caer la lluvia sobre la haz de la tierra. 15 Fue ella e hizo lo que le había dicho Elías, y durante mucho tiempo tuvieron que comer ella y su familia y Elías, 16 sin que faltase la harina de la tinaja ni disminuyese el aceite de la vasija, según lo que había dicho Yahvé por Elías.

El torrente Querit se secó al cabo de un tiempo; entonces indicó Dios a Elías que se trasladara a Sarepta, al mediodía de Sidón, en el lugar llamado hoy Sarfend, Sarafand, entre Tiro y Sidón. Un wely guarda todavía el recuerdo de la permanencia allí del gran profeta Elías. Al pedirle pan, le responde la mujer fenicia, poniendo a Yahvé por testigo, que no dispone de pan cocido, o sea, de pan plano, redondo y cocido bajo la ceniza. Parece que la viuda solamente tenía un hijo de corta edad.

Resurrección del hijo de la viuda (Stg_17:17-24).
17 Después de esto enfermó el hijo de la mujer dueña de la casa; y su enfermedad era tan violenta, que no podía resollar. 18 La mujer dijo entonces a Elías: ¿Qué hay entre ti y mí, hombre de Dios? ¿Has venido por ventura a mi casa para traer a la memoria mis pecados y hacer morir a mi hijo? 19 El le respondió: Dame acá tu hijo. El le tomó del regazo de su madre, le subió a la habitación donde él dormía y le puso en su cama, 20e invocó a Yahvé, diciendo: jOh Yahvé, mi Dios! ¿Vas a afligir a la viuda que en su casa me ha hospedado, matando a su hijo? 21 Tendióse tres veces sobre el niño, invocando a Yahvé y diciendo: Yahvé, Dios mío! Que vuelva, te ruego, el alma de este niño a entrar en él. 22 Yahvé oyó la voz de Elías, y volvió dentro del niño su alma y revivió. 23 Tomó entonces al niño Elías, bajó y entrególo a su madre, diciendo: Mira, tu hijo vive. 24 La mujer dijo a Elías: Ahora conozco que eres hombre de Dios y que es verdad en tu boca la palabra de Yahvé.

Al cabo de un tiempo enfermó el hijo de la viuda, quedando sin respiración (neshama). Por razones literarias, por la forma con que se introduce el relato, por no tener éste relación con lo que precede, ya que la mujer parece ignorar el milagro de la harina y del aceite, y, finalmente, por su analogía con lo de la mujer sunamita (2Re_4:8ss), se sospecha que el presente episodio fue añadido al texto de Elías por los discípulos de Elíseo 4. La mujer le echa en cara el haberse entrometido en su vida, atrayendo sobre ella la atención divina, que le castiga por los pecados pasados. Tres veces se tendió el profeta sobre el niño muerto, como hizo más tarde Elíseo (2Re_4:34) y San Pablo (Hec_20:10). Parece como un rito esencial, por el cual se establecía una corriente de vida entre ambos cuerpos (Landersdorfer). Pero Dios obra el milagro a ruegos de Elías.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XVII.

1 Elijah hauing prophecied against Ahab, is sent to Cherith, where the rauens feed him. 8 He is sent to the widow of Zarephath. 17 Hee raiseth the widowes sonne. 24 The woman beleeueth him.
1 And [ Hebrew:Eliiahu.Luk_4:25 .he is called Elias.] Eliiah the Tishbite, who was of the inhabitants of Gilead, said vnto Ahab, [ Sir_48:3; Jam_5:17.] As the Lord God of Israel liueth, before whome I stand, there shall not be deaw nor raine these yeres, but according to my word.
2 And the worde of the Lord came vnto him, saying,
3 Get thee hence, and turne thee Eastward, and hide thy selfe by the brooke Cherith, that is before Iordane.
4 And it shall bee, that thou shalt drinke of the brooke, and I haue commanded the rauens to feed thee there.
5 So hee went, and did according vnto the word of the Lord: for hee went and dwelt by the brooke Cherith, that is before Iordane.
6 And the rauens brought him bread and flesh in the morning, and bread and flesh in the euening: and hee dranke of the brooke.

[Elijah fed by a widow.]

7 And it came to passe [ Hebrew:at the end of dayes.] after a while, that the brooke dryed vp, because there had beene no raine in the land.
8 And the word of the Lord came vnto him, saying,
9 Arise, get thee to [ Luk_4:26 .called Sarepta.] Zarephath, which belongeth to Zidon, and dwell there: behold, I haue commaunded a widow woman there to sustaine thee.
20 So he arose, and went to Zarephath: and when he came to the gate of the citie, behold, the widow woman was there gathering of stickes: and he called to her, and said, Fetch me, I pray thee, a little water in a vessell, that I may drinke.
11 And as shee was going to fetch it, he called to her, and said, Bring mee, I pray thee, a morsell of bread in thine hand.
12 And she said, As the Lord thy God liueth, I haue not a cake, but an handfull of meale in a barrell, and a little oyle in a cruse: and behold, I am gathering two stickes, that I may goe in, and dresse it for me and my sonne, that we may eate it, and die.
13 And Eliiah said vnto her, Feare not, goe, and doe as thou hast said: but make mee thereof a little cake first, and bring it vnto mee, and after make for thee, and for thy sonne.
14 For thus saith the Lord God of Israel, The barrell of meale shall not waste, neither shall the cruse of oile faile, vntill the day that the Lord [ Hebrew:giueth.] sendeth raine vpon the earth.
15 And shee went, and did according to the saying of Eliiah: and she, and he, and her house did eate [ Or, a full yeere.] many dayes.
16 And the barrell of meale wasted not, neither did the cruse of oyle faile, according to the word of the Lord, which he spake [ Hebrew:by the hand of.] by Eliiah.
17 And it came to passe after these things, that the sonne of the woman, the mistresse of the house, fell sicke, and his sickenesse was so sore, that there was no breath left in him.
18 And shee sayd vnto Eliiah, What haue I to doe with thee? O thou man of God! Art thou come vnto me to call my sinne to remembrance, and to slay my sonne?
19 And he said vnto her, Giue me thy sonne. And he tooke him out of her bosome, and caried him vp into a loft, where he abode, and laide him vpon his owne bed.

[He goeth, and meeteth Ahab.]

20 And hee cried vnto the Lord, and said, O Lord my God, hast thou also brought euill vpon the widow, with whom I soiourne, by slaying her sonne?
21 And he [ Hebrew:measured.] stretched himselfe vpon the child three times, and cried vnto the Lord, and said; O Lord my God, I pray thee, let this childes soule come [ Hebrew:into his inward parts.] into him againe.
22 And the Lord heard the voice of Eliiah, and the soule of the child came into him againe, and he reuiued.
23 And Eliiah tooke the childe, and brought him downe out of the chamber into the house, and deliuered him vnto his mother: and Eliiah said, See, thy sonne liueth.
24 And the woman said to Eliiah, Now by this I know, that thou art a man of God, and that the word of the Lord in thy mouth is trueth.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Elías en el exilio. Las prácticas horrorosas del reinado de Acab recibieron su desafío profético. Elías, quien se destaca en el resto del relato del reinado de Acab, entra de repente en la historia. Sin que nos diga que es un profeta ni que la palabra del Señor había venido a él lo encontramos confrontando a Acab con un mensaje de mal agüero. Es por el estilo del mensaje que nos damos cuenta de que Elías es un hombre que actúa y habla con la autoridad divina. Las palabras de Elías son introducidas y reforzadas con un juramento que sirve para identificarlo: este es un siervo de Jehovah, el Dios de Israel. Las palabras también indican qué es lo que estaba en cuestión. En contra de lo que Acab aparentemente creía, Jehovah era el Dios de Israel, y no Baal. El retener la lluvia no fue solo el castigo divino sino también la primera movida en una contienda que terminaría mostrando la fuerza de Jehovah y la impotencia de Baal.

La huida de Elías a un barranco aislado sugiere que su vida estaba en peligro, pero es hasta 18:4 que descubrimos qué clase de peligro es: Jezabel se había propuesto exterminar sistemáticamente a todos los profetas de Jehovah. El lugar donde Elías se escondió quedaba en el territorio de Israel al este del Jordán (una región que se supone que Elías conocía bien, dado que él era de Galaad; 1). La segunda parte del v. 4 se podría leer de esta manera: ... yo he mandado a los árabes que te sustenten allí. Eso sería consecuente con la mujer fenicia que cuidó de Elías más adelante en el capítulo. Sin embargo, puede ser que cuervos sea la expresión adecuada porque un tema a través de la narrativa (caps. 17-18) es que Dios controla todos los aspectos de la naturaleza.

Cuando el arroyo de Elías se secó Dios le dio más instrucciones y lo envió completamente afuera del territorio de Israel, a Sarepta, una aldea fenicia. ¡Qué ironía que cuando Elías huye del promotor de un dios fenicio, halla refugio en Fenicia! La viuda que conoció estaba dispuesta a alcanzarle un vaso de agua, pero cuando por encima de eso le pidió pan, ella tuvo que admitir la pobreza en la que vivía y cuánta hambre pasaba. Parece que ella se dio cuenta de que él era un profeta del Dios de Israel. (¿Habría algo diferente en la apariencia de los profetas de Jehovah en el tiempo de Elías? Ver sobre 20:41 y 2 Rey. 2:23-25.) Elías le aseguró que ella estaba en condiciones de ofrecerle hospitalidad porque Dios había prometido que los escasos víveres que le quedaban -harina y aceite- le durarían hasta que se acabara la sequía. (Así nos enteramos de que la sequía anunciada por Elías abarcaba no sólo a Israel sino hasta Fenicia.) La mujer le confió y obedeció (quizá porque reconoció que el extranjero era un profeta), y la verdad de las palabras de Elías se realizó.

Un poco después, el hijo de la viuda enfermó gravemente y parecía que iba a morir; si en realidad murió o no, no está muy claro. La primera reacción de la viuda fue pensar que Elías, el hombre de Dios, había causado esta tragedia como castigo por sus pecados (18). Era una suposición corriente relacionar de esta manera el sufrimiento con el pecado. Los amigos de Job dedujeron que tendría que haber pecado para estar sufriendo así (Job 8:4; 11:6, etc.) y los discípulos de Jesús saltaron a la conclusión de que la ceguera de un hombre era el resultado de su pecado (Juan 9:1-3). El que sufre hoy en día se pregunta: ¿Qué habré hecho para merecer esto?, lo cual expresa la misma idea que las palabras de la viuda en v. 18. Debemos recordar que el libro de Job rechaza la manera de pensar de los amigos de Job, que Jesús rechazó la lógica de sus discípulos y que la viuda en la historia actual estaba equivocada. La Biblia no presume que haya una conexión inevitable de causa y efecto entre el pecado y el sufrimiento (o entre rectitud y bendición), sino que deja lugar para el sufrimiento que no se merece y que, desde el punto de vista humano, no se puede explicar. El mismo Elías no tenía idea por qué había venido esta tragedia. Su oración en el v. 20 muestra cuán desconcertado y enojado estaba. Luego oró para que el joven fuese restaurado. No es clara la razón por la cual se tendió sobre él; quizás estaba tratando simplemente de compartir el calor de su cuerpo con el del niño para animarlo a que volviera a la vida. Pero la restauración del joven fue la acción de Dios, en respuesta a la oración de Elías (22).

La exclamación de la viuda en el v. 24 contiene una exquisita ironía: Una mujer fenicia se dio cuenta de que Elías hablaba la palabra de Jehovah mientras que el rey israelita, adorando a sus dioses fenicios, se negaba a reconocerlo. Jesús mencionó la historia de Elías en Sarepta para respaldar su comentario de que al profeta no lo aceptan en su propia tierra, para mucho disgusto de los que lo escuchaban (Luc. 4:24-30).

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Elías: la sequía. El nombre de Elías, que significa «Yahvé es mi Dios», es el mejor resumen de su vida y de su ministerio; porque Elías es, ante todo, el campeón del yahvismo. La crisis del yahvismo había llegado al límite de vida o muerte. Las causas remotas de la crisis se remontaban a los días del establecimiento del pueblo en la tierra de Canaán. El contacto con la religión cananea, sus dioses y sus cultos, tuvo consecuencias muy negativas para la fe yahvista. El advenimiento de la monarquía empeoró la situación.
En el reino del norte la crisis alcanza su momento álgido durante el reinado de Ajab-Jezabel. El matrimonio del rey de Israel con esta princesa fenicia había sido fatal para la causa yahvista. No solamente hizo construir un santuario a Baal en la propia capital del reino, Samaría, sino que llevó a cabo una política abiertamente favorable al baalismo, al tiempo que se embarcó en una ofensiva contra el yahvismo, dando muerte a sus profetas.
En este contexto dramático se encuadra la misión de Elías. Samuel protagonizó la transición del régimen tribal a la monarquía. Natán fue el encargado de canonizar la dinastía davídica. Ajías de Siló anunció la división del reino. Todos ellos marcaron momentos claves de la historia y los profetas se vieron obligados a asumir la responsabilidad. Pero a ninguno le correspondió un momento y un ministerio tan difícil como a Elías. Quizás por esa razón Elías ha sido la figura elegida para representar el profetismo, al lado de Moisés como representante de la Ley.
La sequía de suyo es un hecho bastante banal y corriente en la climatología palestinense. En sí misma no tiene gran interés y tampoco los detalles cronológicos y folklóricos que la acompañan. La sequía tiene valor de signo. Es la señal del disgusto de Dios ante la ofensiva antiyahvista que se ha desencadenado en el reino del norte, planeada y estimulada desde el poder mismo.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Reina-Valera 1995 Notes:



[1] 17.1-7 Aquí comienza el ciclo de Elías, el gran profeta que ejerció su ministerio en el reino del Norte, durante los reinados de Acab y Ocozías, es decir, entre los años 874 y 852 a.C. Los caps. relativos a Elías son 1 R 17--19; 21 y 2 R 1.1-17.

[2] 17.1 El nombre Elías significa Jehová es Dios, o Jehová es mi Dios (cf. 1 R 18.39). Nótese que los dos protagonistas de la lucha, Elías y Jezabel, llevan en sus propios nombres el de sus dioses (véase 1 R 16.31 nota i ). En ambos casos, el nombre coincide con la misión del personaje.

[3] 17.1 Tisbita: Elías era de Tisbe, localidad que se encontraba en la región de Galaad, al este del Jordán; véase Dt 2.36-37 nota u. En el AT esa localidad se menciona solamente en la historia de Elías (1 R 21.17; 2 R 1.3,8; 9.36).

[4] 17.1 Stg 5.17.

[5] 17.3 El arroyo Querit corre por una quebrada estrecha y profunda, y podía, por eso mismo, servir de excelente refugio.

[6] 17.8-24 El siguiente relato establece un contraste entre Jezabel, que siembra la muerte en Israel (cf. 1 R 18.4), y el profeta Elías, que da vida en Fenicia, la región de donde provenía aquella reina pagana.

[7] 17.9 Sarepta: localidad fenicia, situada a unos 15 km al sur de Sidón (véase Jos 11.8 n.), es decir, en una región que no estaba bajo el control del rey Acab. Cf. Lc 4.25-26. Véase Índice de mapas.

[8] 17.15 Su casa: otra posible traducción: su hijo.

[9] 17.21 Cf. 2 R 4.34-35; Hch 20.9-10.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. El profeta "Elías" aparece tan imprevistamente como será imprevista su desaparición ( 2Re_2:11). En su forma actual, la historia de Elías proviene de la tradición oral que recogió ciertos episodios y desarrolló su aspecto dramático. La sequía que Elías anuncia será el signo de que el Señor, y no Baal -el dios cananeo de la lluvia y la fertilidad-, es el que dispensa el agua necesaria para la vegetación y la vida.

9. "Sarepta", era una ciudad fenicia, situada a unos quince kilómetros al sur de Sidón. Ver Luc_4:25-26.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*17:1-22:53 El ciclo de Elías lo componen relatos que en un principio circulaban por separado, pero que forman un conjunto bien trabado, con un hilo conductor que sigue los viajes del profeta, a Transjordania primero, después al norte más allá de los límites de Israel, luego de retorno a territorio israelita, más tarde al sur, fuera también de las fronteras, hasta su regreso a Transjordania, cerrando así el círculo narrativo. Estos relatos trazan un cuadro de la vida del profeta sobre el fondo de un encarnizado enfrentamiento entre yahvismo y baalismo.

Torres Amat (1825)



[1] Num 3, 6; Deut 17, 12; Jer 15, 19.

[21] Cubriendo su pequeño cuerpo.

[22] Muestra de la fe en Dios como autor y dueño de la vida.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

Se sigue LXX.