Ver contexto
Al que escape a la espada de Jazael lo matará Jehú, y al que escape a la espada de Jehú lo matará Eliseo. (I Reyes 19, 17) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

הָיָ֗ה‎(הָיָה)

Hebrew|hāyˈā|be

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H1961] [e.bf.aa] [491]
[היה] [GES1888] [BDB2113] [HAL2109]

הַ‎(הַ)

Hebrew|ha|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

נִּמְלָ֛ט‎(מָלַט)

Hebrew|nnimlˈāṭ|escape

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: unknown
State: absolute
Verbal tense: participle
Verbal stem: nif‘al


[H4422] [m.cc.aa] [1198]
[מלט] [GES4340] [BDB4842] [HAL4761]

מֵ‎(מִן)

Hebrew|mē|from

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4480] [m.cl.aa] [1212]
[מן] [GES4398] [BDB4898] [HAL4822]

חֶ֥רֶב‎(חֶרֶב)

Hebrew|ḥˌerev|dagger

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2719] [h.fk.ab] [732a]
[חרב] [GES2620] [BDB2941] [HAL2925]

חֲזָאֵ֖ל‎(חֲזָאֵל)

Hebrew|ḥᵃzāʔˌēl|Hazael

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2371] [h.bp.ai]
[חזאל] [GES2304] [BDB2573] [HAL2575]

יָמִ֣ית‎(מוּת)

Hebrew|yāmˈîṯ|die

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: hif‘il


[H4191] [m.be.aa] [1169]
[מות] [GES4114] [BDB4585] [HAL4514]

יֵה֑וּא‎(יֵהוּא)

Hebrew|yēhˈû|Jehu

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3058] [e.az.ag]
[יהוא] [GES2961] [BDB3304] [HAL3284]

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

הַ‎(הַ)

Hebrew|ha|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

נִּמְלָ֛ט‎(מָלַט)

Hebrew|nnimlˈāṭ|escape

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: unknown
State: absolute
Verbal tense: participle
Verbal stem: nif‘al


[H4422] [m.cc.aa] [1198]
[מלט] [GES4340] [BDB4842] [HAL4761]

מֵ‎(מִן)

Hebrew|mē|from

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4480] [m.cl.aa] [1212]
[מן] [GES4398] [BDB4898] [HAL4822]

חֶ֥רֶב‎(חֶרֶב)

Hebrew|ḥˌerev|dagger

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2719] [h.fk.ab] [732a]
[חרב] [GES2620] [BDB2941] [HAL2925]

יֵה֖וּא‎(יֵהוּא)

Hebrew|yēhˌû|Jehu

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3058] [e.az.ag]
[יהוא] [GES2961] [BDB3304] [HAL3284]

יָמִ֥ית‎(מוּת)

Hebrew|yāmˌîṯ|die

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: hif‘il


[H4191] [m.be.aa] [1169]
[מות] [GES4114] [BDB4585] [HAL4514]

אֱלִישָֽׁע‎(אֱלִישָׁע)

Hebrew|ʔᵉlîšˈāʕ|Elisha

Part-of-speech: proper noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H477] [a.dl.bh]
[אלישע] [GES457] [BDB480] [HAL499]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Camino de Horeb (19:1-7).
1 Ajab hizo saber a Jezabel lo que había hecho Elías y cómo había pasado a cuchillo a los profetas, 2 y Jezabel mandó a Elías un mensajero para decirle: Así me hagan los dioses y así me añadan si mañana a estas horas no estás tú como uno de ellos. 3 Temió, pues, Elías y se levantó y huyó para salvar su vida, y llegó a Berseba, que está en Judá; y dejando allí a su siervo, 4 siguió él por el desierto un día de camino y sentóse bajo una mata de retama; deseó morirse, y dijo: ¡Basta, Yahvé! Lleva ya mi alma, que no soy mejor que mis padres. 5 Y, echándose allí, se quedó dormido. Y he aquí que un ángel le tocó, diciéndole: Levántate y come. 6 Miró él y vio a su cabecera una torta cocida y una vasija de agua. Comió y bebió y luego volvió a acostarse; 7 pero el ángel de Yahvé vino por segunda vez y le tocó, diciendo: Levántate y come, porque te queda todavía mucho camino.

Quiso vénganse Jezabel de Elías por haber hecho matar a todos los profetas que alimentaba la reina. Con un juramento hecho en nombre de sus dioses decide Jezabel desquitarse (20:10). Elías huyó a Horeb, nombre del monte Sinaí en los relatos elohistas del Pentateuco. Teniendo como misión establecer la doctrina de la alianza en toda su pureza, marcha al lugar donde Dios e Israel sellaron el pacto de la alianza y en donde Yahvé tiene preferentemente su asiento (Jue_5:2-4). Del Carmelo se dirige hacia el sur, andando de noche y durmiendo de día en alguna caverna que encontraba al paso o recostado al pie de un árbol. Las mismas precauciones tuvo que tomar en el reino de Judá por reinar allí Josafat, emparentado con el rey de Israel. Finalmente, llegó al viejo santuario de Bersabé, en el límite meridional de Palestina (Gen_21:31; Gen_26:23; Gen_41:1-4; 2Sa_17:11). Allí dejó en libertad a su siervo para adentrarse solo en las inmensidades del tórrido desierto, teniendo como meta el Sinaí. Detrás de sí deja al pueblo infiel, que claudica de un lado y de otro (2Sa_18:21), para refugiarse en el santuario de Yahvé. Todo el día caminó bajo el implacable sol del desierto, llegando al anochecer a un sitio donde se erguía una retama (hebreo: rothem; árabe: retem), arbusto característico del Negueb, lo suficientemente desarrollado para dar cobijo a Elías. En aquellos momentos de cansancio, perseguido por los de su pueblo, devorado por el hambre y la sed, deseóse la muerte (Jon_4:8; Job_31:30). Mejores que él eran sus padres, y, sin embargo, murieron; ¿por qué Yahvé alarga su vida? Más que el reposo de una noche en la soledad acogedora del desierto, anhela la muerte: Lleva ya mi alma; en el sheol piensa encontrar la paz y el reposo que los hombres le niegan. Servido antes por los cuervos (Job_17:4-5), manda ahora Yahvé a su ángel para que lo conforte (2Re_1:2). Repuesto del cansancio, el mismo ángel le invitó a que comiera de nuevo, cobrando fuerzas para el gran viaje que le esperaba. Recuperado con aquel alimento, emprendió el camino hacia el monte Horeb, andando cuarenta días y cuarenta noches; caminaba de noche y descansaba durante el día, con etapas cortas, a fin de prepararse, como Moisés (Exo_24:12-18; Deu_9:9-11), con cuarenta días de penitencia, ayuno y oración (,Mat_4:2; Luc_4:2). Es el número cuarenta uno de los que, según San Agustín, no deben tomarse a la letra. Elías se acercaba por etapas a la montaña de Dios (Exo_3:1; Exo_4:27; Exo_18:5), Horeb-Sinaí.

Encuentro con Dios en Horeb (Exo_19:8-18).
8 Levantóse, pues; comió y bebió, y anduvo con la fuerza de aquella comida cuarenta días y cuarenta noches hasta el monte de Dios, Horeb. 9 Allí metióse en una cueva, donde pasó la noche, y le dirigió Yahvé su palabra, diciendo: ¿Qué haces aquí, Elías? 10 El respondió: He sentido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los que sólo he quedado yo, y me están buscando para quitarme la vida. 11 Díjole Yahvé: Sal afuera y ponte en el monte ante Yahvé. Y he aquí que va a pasar Yahvé. Y delante de él pasó un viento fuerte y poderoso que rompía los montes y quebraba las peñas, pero no estaba Yahvé en el viento. Y vino tras el viento un terremoto, pero no estaba Yahvé en el terremoto. 12 Vino tras el terremoto un fuego, pero no estaba Yahvé en el fuego Tras el fuego vino un Iigero y blando susurro. Cuando lo oyó Elías, cubrióse el rostro con su manto, y, saliendo, se puso de piec a la entrada de la caverna y oyó una voz que le dirigía estas palabras: ¿Qué haces aquí, Elías? 14 Y él respondió: He sentido vivo celo por Yahvé Sebaot, porque los hijos de Israel han roto tu alianza, han derribado tus altares y han pasado a cuchillo a tus profetas, de los que sólo quedo yo, y me buscan para quitarme la vida. 15 Díjole entonces Yahvé: Vete; vuélvete por tu camino, por el desierto de Damasco, y, cuando llegues, unge a Jazael por rey de Siria, 16 y a Jehú, hijo de Nimsi, le unges por rey de Israel. A Elíseo, hijo de Safat, de Abel Mejola, le ungirás para que sea profeta en lugar tuyo. 17 Al que escapare de la espada de Jazael le matará Jehú, y al que escapare de la espada de Jehú le matará Elíseo. 18 Voy a dejar con vida en Israel a siete mil cuyas rodillas no se han doblado ante Baal y cuyos labios no le han besado.

En una cueva muy conocida (Exo_33:21) busca refugio Elías para descansar y resguardarse después del largo viaje por el desierto. Dios le sacó de la misma revelándosele, como hizo cinco siglos antes con Moisés (Exo_19:16-21; Exo_33:2135). Por orden de Yahvé sale fuera de la caverna; Dios se le manifiesta, no en el viento fuerte y poderoso ni en el terremoto, sino en el ligero y blando susurro. Cuando creyó Elías que Yahvé estaba presente, por respeto (Exo_3:6) o por creer que nadie puede sobrevivir después de ver a Dios Que 6:22-23), cubrióse su rostro con el manto. ¿Cuál es el significado de esta visión? Según algunos, quiso Dios condenar el celo excesivo desplegado por el profeta al exterminar a los videntes de Baal, dándole a entender la conveniencia de emplear métodos más humanos y mitigados. Otros creen que la manera suave y misteriosa con que se hace sentir la presencia de Yahvé representa la espiritualidad de Dios. Los más potentes elementos materiales: vientos, relámpagos, terremotos, anuncian la visita, pero no constituyen la misma. La presencia divina es algo imperceptible (Vac-Cari).
Tres son los mensajes que el profeta recibe de Dios: unción de Jazael por rey de Siria, de Jehú por rey de Israel y de Elíseo para que sea profeta en su lugar. Estos tres personajes serán los que vengarán el honor de Dios y del profeta. Como deja entrever el texto, se encuentra Elías al fin de su carrera mortal; empezó él la campaña contra la idolatría; otros que él ha preparado para el combate conseguirán la victoria. En contra de lo dicho en v. 15-16, nada se dice en los textos que siguen del cumplimiento de esta triple misión por parte de Elías. Jazael ocupó el trono de Siria aupado por Elíseo (2Re_8:7). Jehú es ungido por un discípulo de Elíseo (2Re_9:1). En lo que se refiere a Elíseo, Elías le llama a su servicio (v. 19-21), entregándole más tarde como herencia su espíritu (2Re_2:9). Estas anomalías del texto se explican por la composíción literaria de toda la sección referente al ciclo de Elías. Como veremos más tarde (2Re_8:7-15), Jazael sucedió a Ben Hadad en el trono de Siria 1.

Vocación de Elíseo (2Re_19:19-21).
19 Partió de allí y halló a Elíseo, hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas, una de las cuales era la suya; y pasando Elías junto a él, echóle su manto; 20 y él, dejando los bueyes, se vino corriendo tras Elías y le dijo: Déjame ir a abrazar a mi padre y a mi madre, y te seguiré. Elías le respondió: Ve y vuelve, pues ya ves lo que he hecho contigo. 21 Alejóse de Elías, y, cuando volvió, cogió el par de bueyes y los ofreció en sacrificio; con el yugo y arado de los bueyes coció la carne e invitó a comer al pueblo, y, levantándose, siguió a Elías y se puso a su servicio.

De este viaje de regreso nada cuenta el texto. Acaso desde el Sinaí marchó Elías a tierras de Madián, y de allí, por TransJordania, subió hasta Galaad. Abel Mejola (1Sa_18:19; 1Re_4:12), al sur de Betsán, era la patria de Elíseo, de profesión labrador. En vez de ungirlo por profeta, lo llamó a su servicio echándole encima su manto, adquiriendo con ello un derecho sobre él. El vestido era considerado como parte de la personalidad (1Sa_18:4); el manto de Elías tenía poder sobrenatural (2Re_2:8-14). Elíseo pidió a Elías le concediera autorización para ir a su casa y abrazar a su parentela, lo que le fue concedido. Elíseo renuncia a su vida de terrateniente para enrolarse a las órdenes de Elías.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Elías, en el monte Horeb. Elías, perseguido a muerte, emprende una especie de peregrinación de vuelta, como remontando el pasado. Con él, algo de Israel vuelve al origen auténtico del pueblo. Empieza como fuga, empujado por la ira de Jezabel: deja la ciudad, el reino del norte, el reino del sur; en el límite de la cultura y del desierto, su huida se convierte en peregrinación: no es la fuerza de la reina que lo repele, sino la fuerza de Dios que lo atrae. En el límite urbano de la cultura un mensajero de Dios le hace comprender el sentido de su marcha. Antes del desierto, la huida ha querido desembocar en la muerte; a partir del desierto, una nueva comida milagrosa lo traslada a la experiencia del primer Israel. Las etapas del viaje son: la ciudad, el desierto, la montaña, el ángel, la presencia.
La marcha de Elías a través de los reinos del norte y del sur primero, y luego a través del desierto no es tanto un desplazamiento a través de una geografía cuanto un símbolo de la existencia humana, que pasa por una serie de altibajos, bien reflejados en las actitudes y sentimientos que se suceden en el ánimo de Elías a lo largo del camino: miedo, tedio, hastío, hambre, desesperación, conciencia de culpabilidad y al final, fortalecido con el alimento y la bebida, el caminar ilusionado y decidido hasta el monte donde Dios se le va a mostrar.
La pregunta del Señor (9) lo invita a tomar conciencia de su actividad, a desahogarse confiadamente. Interpelado por Dios, Elías se confiesa.
La revelación del Señor (11-13), nada más un pasar, es un momento capital que se ha de comparar con la que recibió Moisés, según Éxo_33:18-23. Huracán, terremoto y fuego son elementos ordinarios de la teofanía (entre otros muchos textos, pueden verse Sal_50:3; Sal_97:3-5): en ellos puede percibir el hombre una presencia de poder que transforma y consume lo más fuerte y estable. Viento y fuego están particularmente ligados a la vida del profeta. Pero Elías, el fogoso e impetuoso, descubre al Señor en una brisa tenue, en un susurro apenas audible. Primero ha tenido que alejarse de la urbe, cruzar el desierto, subir a la soledad de la montaña; después ha tenido que descubrir la ausencia de Dios en los elementos tumultuosos; finalmente, acallado el tumulto, la voz callada trae la presencia que sobrecoge.
Se repite el diálogo de antes, pero qué diverso suena (14). Aunque Elías sea una voz única y tenue salvada de la matanza, podrá mediar la presencia del Señor; aunque lo persigan a muerte, su vida esta henchida de la realidad de Dios.
Los profetas procedían de todos los ambientes y de todos los estratos sociales. Algunos habían nacido en la ciudad, como Isaías. Otros venían de ambientes rurales, como Amós y Miqueas. Algunos pertenecían a familias sacerdotales, como Jeremías y Ezequiel.
Eliseo fue llamado al ministerio mientras se hallaba en el campo arando. Casi todos los llamamientos proféticos están refrendados por un gesto externo, que viene a ser una especie de signo sacramental. A Isaías le purificó los labios con un carbón encendido uno de los serafines que hacían la corte al trono del Señor (cfr. Isa_6:6s). A Jeremías el Señor mismo alargó la mano y le tocó la boca, al tiempo que le comunicaba sus palabras (cfr. Jer_1:9). A Ezequiel le dio Dios a comer un libro enrollado, que le supo a mieles (cfr. Eze_3:1-3). A Eliseo le echo Elías el manto encima; es un gesto un poco enigmático, pero su sentido está claro: se trata del llamamiento al ministerio profético, ya que a partir de ese momento Eliseo lo abandonó todo y siguió a su maestro Elías.
El gesto de Eliseo de ir a despedirse de sus padres contrasta con la exigencia más tajante del evangelio en circunstancias similares (cfr. Luc_9:58-62). Es posible que haya que admitir un margen de hipérbole en el estilo evangélico; en todo caso es sabido que las exigencias de Jesús eran más urgentes y más radicales.
Con más o menos prontitud lo cierto es que Eliseo abandonó sus campos, sus yuntas y su familia y entró al servicio de Elías. Este abandono y ruptura con el pasado están bien simbolizados por el sacrificio de su pareja de bueyes, celebrado en compañía de su gente como acto de despedida.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XIX.

1 Eliiah threatned by Iezebel, fleeth to Beersheba, 4 In the wildernesse being wearie of his life, is comforted by an Angel. 9 At Horeb God appeareth vnto him, sending him to anoint Hazael, Iehu, and Elisha. 19 Elisha taking leaue of his friends, followeth Elijah.
1 And Ahab told Iezebel all that Eliiah had done, and withall, how hee had slaine all the Prophets with the sword.
2 Then Iezebel sent a messenger vnto Eliiah, saying; So let the gods do to me, and more also, if I make not thy life as the life of one of them, by to morrow about this time.
3 And when he saw that, hee arose, and went for his life, and came to Beersheba, which belongeth to Iudah, and left his seruant there.
4 But he himselfe went a dayes iourney into the wildernesse, and came and sate downe vnder a Iuniper tree: and hee requested [ Hebrew: for his life.] for himselfe that hee might die, and sayd, It is enough, now O Lord, take away my life: for I am not better then my fathers.
5 And as hee lay and slept vnder a Iuniper tree, behold then, an Angel touched him, and sayd vnto him, Arise, and eate.
6 And he looked, and behold, there was a cake baken on the coales, and a cruse of water at his [ Hebrew: bolster.] head: and hee did eate and drinke, and laide him downe againe.
7 And the Angel of the Lord came againe the second time, and touched him, and sayd, Arise, and eate, because the iourney is too great for thee.
8 And hee arose, and did eate and

[He talketh with God.]


rinke, and went in the strength of that meate fourtie dayes and fourtie nights, vnto Horeb the mount of God.
9 And he came thither vnto a caue, and lodged there, and behold, the word of the Lord came to him, and he said vnto him, What doest thou here, Eliiah?
10 And hee sayd, I haue beene very iealous for the Lord God of hostes: for the children of Israel haue forsaken thy Couenant, throwen downe thine Altars, and slaine thy Prophets with the sword: and [ Rom_11:3 .] I, euen I onely am left, and they seeke my life, to take it away.
11 And he sayd, Goe forth, and stand vpon the mount before the Lord. And beholde, the Lord passed by, and a great and strong winde rent the mountaines, and brake in pieces the rockes, before the Lord; but the Lord was not in the winde: and after the winde an earthquake, but the Lord was not in the earthquake.
12 And after the earthquake, a fire, but the Lord was not in the fire: and after the fire, a still small voice.
13 And it was so, when Eliiah heard it, that he wrapped his face in his mantle, and went out, and stood in the entring in of the caue: and behold, there came a voice vnto him, and sayd, What doest thou here, Eliiah?
14 And he sayd, I haue beene very iealous for the Lord God of hostes, because the children of Israel haue forsaken thy Couenant, throwen downe thine Altars, and slaine thy Prophets with the sword, and I, euen I onely am left, and they seeke my life, to take it away.
15 And the Lord sayd vnto him, Goe, returne on thy way to the wildernesse of Damascus: and when thou commest, anoint Hazael to be King ouer Syria.
16 And Iehu the sonne of Nimshi shalt thou anoint to bee king ouer Israel: and [ Luk_4:27 called Eliseus.] Elisha the sonne of Shaphat of Abel Meholah, shalt thou annoint to be Prophet in thy roume.
17 And [ 2Ki_9:1 ; 2Ki_9:3 ; Sir_48:8 .] it shall come to passe, that him that escapeth the sword of Hazael, shall Iehu slay: and him that escapeth from the sword of Iehu, shall Elisha slay.
18 [ Rom_11:4 .] Yet [ Or, I will leaue.] I haue left me seuen thousand in Israel, all the knees which

[Elisha is called.]

haue not bowed vnto Baal, and euery mouth which hath not kissed him.
19 So hee departed thence and found Elisha the sonne of Shaphat, who was plowing with twelue yoke of oxen before him, and hee with the twelfth: and Eliiah passed by him, and cast his mantle vpon him.
20 And he left the oxen, and ranne after Eliiah, and said, Let mee, I pray thee, kisse my father and my mother, and then I wil follow thee: and he said vnto him, [ Hebr goe returne.] Goe backe againe; for what haue I done to thee?
21 And he returned backe from him, and tooke a yoke of oxen, & slew them, and boyled their flesh with the instruments of the oxen, and gaue vnto the people, and they did eat: then he arose, and went after Eliiah, and ministred vnto him.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Elías en el monte Horeb. Aquí vemos otro aspecto del carácter de Elías, un aspecto más humano, frágil y falible. Le tuvo tanto terror a Jezabel que huyó al desierto ubicado al sur de Beerseba, que no solo quedaba fuera de la frontera de Israel sino más allá del límite sureño con Judá. Allí, en profunda depresión y desconsuelo, oró que se le dejara morir. No hay ninguna indicación de que hubiera pensado viajar más que hasta allí. La jornada que emprendió luego se hizo posible gracias a un ángel (o tal vez simplemente un mensajero) quien vino a ministrarle. El fin de la jornada era el monte Horeb, el mismo lugar donde Dios había comisionado a Moisés (Exo. 3) y luego apareció en densa nube, en fuego y en trueno para darle los Diez Mandamientos a Israel (Exo. 19-20).

En el monte Carmelo vimos a Elías, el gran líder espiritual, salvando a Israel con su fe y fidelidad. En el monte Horeb lo vemos débil, equivocado y con la necesidad de ser disciplinado. La primera pregunta de Dios muestra que aunque el mismo mensajero de Dios le ayudó a hacer el viaje, en verdad, Elías no debería haber ido. La respuesta de Elías desvalora completamente lo que aconteció en el monte Carmelo. El ignoró la victoria de Dios sobre Baal como si no hubiera logrado nada; y lo que implica es que el pueblo no valía la pena debido a su falta de fe. Prefirió olvidarse del fiel Abdías y de la posibilidad de que hubiera muchos otros como él. Tal vez interpretó la posición de Abdías en el palacio real como señal de debilidad y tolerancia al pecado. Una vez más declaró que era el único profeta de Jehovah que quedaba vivo (ver 18:22), y de esa manera desvaloraba a los 100 profetas que él sabía que Abdías había escondido en cuevas. Se supone que dado que no salieron en su defensa se les podía ignorar por ser totalmente inútiles. Lo irónico del caso es que Elías está ahora resguardándose en una cueva, y convenientemente pasa por alto el hecho que él mismo vivió escondiéndose por tres años y ya había mostrado su propia debilidad al huir.

Mientras Elías estaba de pie a la entrada de la cueva, Dios pasaba. Viento, terremoto y fuego se manifestaron en sucesión, pero se dice que Dios no estaba en ninguno de ellos. Después sucedió un fenómeno distinto. La traducción un sonido apacible y delicado no hace justicia a la expresión heb. enigmática que tal vez se debería traducir un corto sonido de silencio. Aunque el texto no lo dice explícitamente, sí sugiere que al fin Dios pasaba en el silencio que seguía a la tormenta.

Estos acontecimientos demuestran vívidamente que Dios no siempre trabaja en manera visible y dramática; puede elegir estar presente silenciosamente. Esto pone en tela de juicio el diagnóstico de la situación que Elías había dejado, porque Dios puede obrar en maneras que ni sus siervos pueden detectar.

Sin embargo, cuando Dios repitió la primera pregunta, Elías respondió de la misma manera. Dios no repitió la lección sino que le dio a Elías instrucciones de ungir a tres personas quienes, en diferentes maneras, llevarían a cabo la obra de purificar a Israel. ¡Las instrucciones concluyeron con la información que Dios tenía no menos de 7.000 seguidores fieles en Israel (18)! La lección del silencio se impuso por la reprimenda final. Elías había desechado la fe de todos excepto la de él mismo; no había querido apreciar la manera en que Dios estaba obrando. Esta es una actitud que frecuentemente lleva a una arrogancia divisiva y aun fanatismo entre el pueblo de Dios en la actualidad.

Con frecuencia se sugiere que Elías sufría de depresión. La depresión puede tener varias causas distintas (desde la ira reprimida hasta una deficiencia de vitaminas) y no debemos asumir que cuando estamos deprimidos nuestro problema es el mismo que el de Elías, o que el de él es el mismo que el nuestro. En su caso, la depresión y el desánimo parecen haberse originado en la perspectiva errada que tenía. El subestimó sus propios éxitos y también menospreció la contribución de los demás. La solución, al menos en parte, fue que él pudiera vislumbrar la situación desde el punto de vista de Dios. Lo mismo vale para nosotros cuando enfrentamos desalientos en la vida cristiana.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Reina-Valera 1995 Notes:



[1] 19.2 La versión griega (LXX) añade aquí la frase: Si tú eres Elías, yo soy Jezabel. Esta frase no aparece en el texto hebreo. Acerca del significado de estos nombres, véase 1 R 17.1 nota b.

[2] 19.3 Beerseba: ciudad situada en el extremo meridional de Judá, a 210 km al sur de Jezreel.

[3] 19.4 El enebro (o retama) es el arbusto de mayor tamaño en las regiones desérticas de Palestina y Arabia; ofrece una sombra muy apreciada por los viajeros (cf. Job 30.4; Sal 120.4).

[4] 19.4 Cf. Nm 11.14; Job 7.15; Jon 4.3,8.

[5] 19.8 Horeb: más conocido como Sinaí. Véase Ex 3.1 n. Elías va hacia el monte de Dios, donde Jehová se había revelado a Moisés y había establecido su pacto con Israel. Este retorno a los orígenes manifiesta su propósito de restaurar la fe de Israel en toda su pureza.

[6] 19.9 Este encuentro de Jehová con Elías tiene como escenario el monte donde el mismo Señor, varios siglos antes, había establecido su pacto con Israel (cf. Ex! 9; 24; 33--34). Hay, sin embargo, una notable diferencia en el modo de la revelación divina: según Ex! 9, Jehová manifestó su presencia en el huracán, el terremoto y el fuego; aquí, en cambio, esos fenómenos son las señales que preceden al silbo apacible y delicado (v. 12) en el cual se hace presente el Señor. Esta nueva manera de experimentar la presencia divina acentúa el contraste entre Jehová, Dios de Israel, y Baal, que en tiempos de Elías era conocido como dios de las tormentas, del rayo y de los fenómenos meteorológicos. Véase 1 R 18.24 n.

[7] 19.13 Se cubrió el rostro con el manto: Véase Ex 3.6 nota f.

[8] 19.14 Ro 11.3; (cf. 1 R 19.10).

[9] 19.15 2 R 8.7-13.

[10] 19.16 Hijo: Cf. 2 R 9.2,14.

[11] 19.16 A Jehú... rey de Israel: Cf. 2 R 9.1-2.

[12] 19.16 Ungirás: Llama la atención esta orden de consagrar a un profeta, ya que habitualmente solo los reyes y los sacerdotes recibían la unción con el aceite sagrado. Véanse 1 R 1.34 n.; Sal 2.2 n.; cf. Lv 8.12.

[13] 19.18 Siete mil: Esta cantidad es un múltiplo del número siete, considerado el número perfecto. Véase Gn 4.23-24 n.

[14] 19.18 Ro 11.4.

[15] 19.18 Besaron : Cf. Os 13.2. En Ro 11.5, Pablo comenta este v. en referencia a la idea del resto o remanente fiel, es decir, de ese pequeño grupo elegido por Dios para llevar a cabo sus designios, a pesar de la infidelidad o el pecado de la mayoría. Cf. Am 5.15; Is 4.2-6; 10.20; 11.11.

[16] 19.19 La cantidad de yuntas de bueyes indica que Eliseo pertenecía a una familia campesina de buena posición económica.

[17] 19.19 Echó sobre él su manto: En el antiguo Israel, esta acción equivalía a una toma de posesión y a la adquisición de un derecho (véase Rt 3.9 n.). Este gesto es aquí una especie de investidura para el ministerio profético, ya que Eliseo, al quedar en posesión del manto de Elías, recibió también el espíritu y el poder que lo capacitaban para continuar la misión de su maestro. Cf. 2 R 2.13-15.

[18] 19.20 Cf. Lc 9.61.

[19] 19.21 El gesto simbólico de sacrificar los bueyes y de romper el yugo, elementos con los que estaba identificada la vida campesina de Eliseo, señala la ruptura total con el pasado para el desempeño de una misión nueva.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*19:1-18 Como nuevo Moisés, Elías emprende una peregrinación al Horeb, la montaña de la teofanía en el Sinaí (Éxo 3:1-22; Éxo 4:1-31; Éxo 33:18-23; Éxo 34:1-8). Es también una huida ante la persecución de Ajab y Jezabel. Dadas las quejas del profeta, el rey y el pueblo parecen haber olvidado la manifestación del Señor en el Carmelo y la propia confesión de fe yahvista. Debido a esta persecución, Elías está a punto de renunciar a su misión cuando Dios se le muestra en una teofanía que parece abolir las formas anteriores de manifestación divina a través del huracán, del terremoto o del fuego, características todas ellas de las religiones baalistas. La presencia misteriosa del Señor toma forma a través de una suave brisa en el silencio del desierto.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



8. "Horeb" es otro nombre del Sinaí, la "montaña de Dios" donde el Señor reveló su Nombre a Moisés (Éx. 3) y estableció su Alianza con Israel ( Exo_19:3-9). La peregrinación de Elías al monte Sinaí constituye un verdadero "retorno a las fuentes".

Torres Amat (1825)



[3] Dios lo deja a sus propias fuerzas.

[4] Eclo 30, 17.

[17] Armado de celo contra mis enemigos.