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Sí, vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.
(I Tesalonicenses 2, 20) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 2

2. NUEVA OJEADA RETROSPECTIVA (2/01-16).

La acción de gracias y la reflexión de Pablo avanza trazando círculos, sin perder de vista el fruto consolador que Dios ha hecho brotar en Tesalónica. Lo que ya se había esbozado en 1,4s se desarrolla ahora en 2,1-12, y lo que se había mencionado en 1,6-10 vuelve a considerarse en 2,13-16.

a) Energía y desinterés de los misioneros (2,1-12).

1 Bien sabéis, hermanos, que nuestra visita a vosotros no fue infructuosa. 2 Al contrario, después de haber sido maltratados e injuriados en Filipos, como sabéis, tuvimos la osadía -apoyados en nuestro Dios- de proclamar entre vosotros el Evangelio de Dios, en medio de una fuerte oposición.

Empezar a predicar de nuevo el Evangelio en Tesalónica después de las dolorosas experiencias de Filipos, no era cosa fácil. En Tesalónica, Pablo y Silvano habían sido azotados, encerrados en la cárcel y obligados después a abandonar la ciudad 12. Los tesalonicenses pudieron ver los cardenales y las cicatrices. Pero al espíritu sensible de Pablo le había dolido más el trato injurioso que los dolores corporales: «Nos metieron en la cárcel después de azotarnos públicamente, sin previo juicio, siendo como somos ciudadanos romanos» (Act_16:37). A pesar de todo, Pablo no llegó a Tesalónica descorazonado, sino al contrario, «con el Espíritu Santo y con convicción profunda» (Act_1:5), de suerte que ya en las primeras semanas consiguió frutos maravillosos 13.

¿De dónde provino esta íntima convicción? De la unión personal con Dios. Pablo se puso a orar. En 2Co_1:4 Pablo explica qué es lo que Dios puede hacernos experimentar cuando oramos ante él: «él nos consuela en toda tribulación, a fin de que nosotros, que recibimos consuelo de Dios, podamos también consolar a los que se hallen en cualquier género de tribulación.» Cuando en medio del dolor uno está íntimamente unido a Dios, de esa unión brotan valor y confianza para hacer profesión de fe y predicar; brotan también generosidad y entrega. Ningún esfuerzo es excesivo (cf. 2,9-12).

3 Realmente, nuestra apremiante llamada no procede de un error o de un motivo inconfesable, ni se funda en la astucia.

No es fácil proclamar un mensaje por encargo de Dios. ¿Dónde está la prueba de que se proclama realmente por encargo de Dios, de que el mensaje procede de Dios? He ahí a Pablo, desamparado, sin más que su afirmación de que «Dios le ha confiado el Evangelio» (2,4). A menudo se le pidió una «prueba»: ¿por qué hemos de creer que hablas por encargo de Dios? Por eso a Pablo le preocupa mucho el problema siguiente: ¿qué ha de hacer para que se acepte su palabra como lo que es, como palabra de Dios (2,13)? ¿qué ha de hacer para que no se tome su predicación por una doctrina humana? No se pone a amontonar razones para demostrar el origen divino de su mensaje; como pastor de almas, sabe qué es lo que acontece prácticamente cuando un hombre pasa a creer: experimenta la palabra de Dios como tal.

La palabra de Dios se puede experimentar como tal por dos caminos: por el poder de Dios que habita en ella (como en 1,5) o por la sinceridad del que la predica (como aquí). La sinceridad de sus móviles y la sencillez de su método legitiman a Pablo. Sus móviles son desinteresados y puros, sin ninguna clase de mixtificación egoísta. Su forma de predicar es sencilla y franca, sin segundas intenciones ocultas. Cuanto más desinteresada y abnegada es una predicación, tanto más convence. ¿Por qué? Porque, en último término, esa sinceridad desinteresada no es obra de un hombre, sino de Dios. Donde hay esa sinceridad, es evidente que actúa Dios; Dios se hace visible; Dios da testimonio de sí mismo. El desinterés y la sinceridad de los misioneros itinerantes, de los pastores de almas agobiados por el trabajo, de los testigos amenazados y despreciados, son Ios milagros silenciosos mediante los cuales Dios confirma su mensaje.

PD/ESFUERZO: También el oyente ha de ser sincero y voluntarioso, para poder percibir ese lenguaje, tan quedo, de Dios. No todos lo oyen. Pero, ¿no sucede lo mismo con todas las cosas grandes y profundas del mundo? ¿No son también ellas difíciles de entender? ¿No es necesario acercarse también a ellas empeñando todo el corazón? A ninguna verdad filosófica ni a ninguna obra humana de arte se aplica esto con mayor propiedad que a la palabra revelada de Dios. No es algo que esté en medio do la calle y que, por tanto, uno pueda encontrar por casualidad. Es sólo para aquellos que buscan perlas y están dispuestos a darlo todo con tal de conseguirlas (cf. Mat_13:45 s). Sólo estos son capaces de percibir en toda su claridad y fuerza los signos de credibilidad que Dios nos da. ¿No perdería Dios en dignidad si fuera posible encontrarle de otra forma?

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12. Cf. Act_16:16-40.

13. Cf. Act_17:1-4.

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4 Es Dios quien nos aprueba y nos confía su Evangelio, y por eso hablamos, no para complacer a los hombres, sino a Dios, que escudriña nuestros corazones.

Aquel a quien Dios ha confiado la predicación del Evangelio tiene una alta dignidad, dignidad de sacerdote en cuyas manos Dios pone lo santo. Es Dios quien debe confiarla, nadie puede atribuirsela; la predicación presupone un encargo de Dios. Dios, con confianza realmente divina, confía lo santo a un hombre, con la firmo esperanza de que lo transmitirá a otros. Dios prueba y sopesa hasta que encuentra a alguien que sea apto para ese elevado cargo, que sea digno de que so le confíe. En esa confianza de Dios hay algo grande. Confunde y obliga...

Pablo predica con plena responsabilidad ante Dios, que juzgará los corazones. Acepta el encargo de predicar con plena conciencia de su responsabilidad ante Dios y está dispuesto a responder de ese encargo ante el juez eterno. Sabe quo «si estuviera yo todavía tratando de agradar a los hombres, no sería servidor de Cristo» (Gal_1:10). El hombre no puede vivir en autonomía, sino en relación con un tú. Si no quiere vivir dependiendo de Dios, si no quiere ser teónomo, se convertirá en heterónomo. Quien no quiere ser vasallo de Dios incurre en otras servidumbres. El enviado de Dios tiene necesidad especial de ser vasallo de Dios, si lo quo quiere es predicar el mensaje de Dios y no predicarse a sí mismo.

5a Nuestras palabras jamás fueron discursos de adulación, como sabéis...

Pablo echa una ojeada a los numerosos predicadores ambulantes de aquella época; no quiere que se le confunda con ellos. Quien predica la palabra de Dios no puede anunciar a los hombres lo que se le antoja; debe predicar la palabra de Dios «a tiempo y a destiempo» (2Ti_4:2). Por esa razón la palabra del apóstol es tan incorruptible como la palabra de Dios. El apóstol no puedo dejarse apartar un ápice de aquello que Dios le ha encargado predicar. Pablo no intenta conseguir el aplauso de los hombres: ni el de una mentalidad determinada ni el de una raza o pueblo concretos; no busca agradar a los ricos ni a los pobres, a los cultos ni a los incultos. Esa firmeza incorruptible es la que da valor a la palabra de la predicación.

5b ... ni fueron nunca pretexto de ambición, Dios es testigo de ello; 6 jamás buscamos de nadie el honor: ni de vosotros ni de los demás...

Tras los discursos de adulación se ocultan, de ordinario, intenciones poco limpias. Pablo desenmascara a los aduladores de su época; saca a la luz sus motivos ocultos: lo que se esconde tras todos sus discursos es ambición. ¡Son capaces de predicar cualquier cosa, con tal de ganar dinero y poder vivir bien! Más peligroso aún es su deseo de honores. ¡Qué no serán capaces de decir o escribir con tal de conseguir el aplauso de los hombres y conservar su posición! Los cristianos deben saber discernir los espíritus, escrutar las intenciones ocultas y reconocer las fuerzas que actúan en el fondo. Así estarán inmunes contra falsos maestros.

7 ...siendo así que en nuestra condición de apóstoles de Cristo, podríamos habernos impuesto; por el contrario, adoptamos entre vosotros una actitud suave; como de una madre que cría a sus hijos, 8 tal era nuestro cariño para con vosotros, que deseábamos poner a vuestra disposición no sólo el Evangelio de Dios, sino nuestras propias vidas. Tan grande era nuestro afecto hacia vosotros.

Como mensajero de Cristo, como enviado de un rey tan grande, Pablo podría haberse presentado con pompa, podría haber apelado a su dignidad y haber exigido respeto y honores. Pero prefiere adoptar una actitud suave, de servicio sacrificado y sin egoísmo. Como una madre; más aún: como una madre que amamanta a su hijo; y aún más: como una madre que no sólo da a su hijo la leche, sino que, olvidándose de sí misma, le da todo el afecto de su corazón. Pablo es capaz de sufrir «dolores de parto» por sus hijos espirituales, hasta que Cristo «sea formado en vosotros» (cf. Gal_4:19). Esa actitud benigna, afectuosa, ese sacrificarse por los demás, ese amor abnegado producen cosas grandes; deberían ser norma de todas nuestras palabras y acciones.

Los neófitos, como «niños recién nacidos», necesitan la «leche pura espiritual» (cf. 1Pe_2:2). Pablo no puede darles «alimentos sólidos», como tampoco, más tarde, a los corintios (cf. 1Co_3:2; Heb_5:12). Si se quiere dar la palabra de Dios a los pequeños y a los débiles como leche nutritiva y no como pan duro, es necesaria una entrega de todo corazón y una actitud maternal. Sólo el amor hace esto posible. Por esa razón el magisterio eclesiástico se nos presenta bajo la figura de pastor. El maestro de la Iglesia se presenta como pastor de almas. Todo aquel que quiera transmitir la palabra de Dios debe hacerlo con gran amor. El amor le enseñará cómo ha de hablar.

9 Recordad, si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas: día y noche trabajando para no ser una carga para nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios. 10 Vosotros sois testigos -y el mismo Dios lo es- de lo religiosa, seria e irreprochable que fue nuestra conducta para con vosotros, los creyentes.

Arrastrado por la alegría del recuerdo, Pablo pasa casi sin darse cuenta de la fundación de la comunidad a las primeras semanas y meses de su vida. Era aquélla una época constructiva, de preocupación pastoral por cada uno en concreto. Pablo, el apóstol incansable, trabaja incesantemente fundando y edificando nuevas comunidades, pero lo hace mediante contacto de hombre a hombre. El amor pastoral busca siempre al individuo, en concreto.

Pablo no exagera cuando habla de su trabajo nocturno, ya que, de ordinario, sólo podía iniciar su trabajo pastoral después de la cena, porque durante el día debía ganarse el pan trabajando manualmente, quizás, como en Corinto, en su profesión de fabricante de tiendas de campaña 14. «Plata, ni oro, ni vestidos de nadie codicié», puede decir en Act_20:33 s; «vosotros mismos sabéis que a mis necesidades y a las de aquellos que estaban conmigo, suministraron estas manos» 15. La necesidad de ganarse la vida incrementaba notablemente la dureza de la misión. Pero la actividad misionera, tal como él la entendía, se lo exigía; debía esforzarse por alejar de la predicación toda impresión de utilidad personal (cf. 2,3.5), para que su mensaje fuera digno de fe. Por esa misma razón no permite que los tesalonicenses le mantengan. Es cierto que accediendo a ello hubiera ahorrado mucho tiempo y muchas fuerzas para dedicarlas a la actividad pastoral, tan necesaria; pero Pablo, hombre progresista, presta una atención sorprendente a este problema temporal, se preocupa porque su predicación aparezca en toda su pureza. Poca actividad pastoral, llevada a cabo con espíritu de desprendimiento apostólico, consigue más fruto que una actividad pastoral ininterrumpida que no es capaz de hacer aparecer la palabra de Dios en toda su pureza. La luz de la predicación luce siempre con todo su esplendor cuando brilla sobre el candelero de la pobreza apostólica. Quien vive desapegado de sí mismo deja transparentar la luz de Dios.

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14. Cf. Act_18:3.

15. Cf. también 1Co_4:18; 9.6-18; 2Th_3:8.

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11 Como bien sabéis, tratábamos con vosotros uno a uno, como un padre con sus hijos, 12 exhortándoos y animándoos insistentemente a llevar una conducta digna del Dios, que nos llama a su reino y a su gloria.

Pablo es consciente de que por ser pastor de almas ha de ser como una madre (2Th_2:7 s), pero sabe también que en virtud de su magisterio ha de ser como un padre. A los tesalonicenses, igual que a los corintios (cf. 1Co_4:15 ss), los engendró en Cristo Jesús por la proclamación del Evangelio. Un padre tiene derecho a exhortar. Pablo no tiene miedo a pecar de importuno, porque es el amor paterno el que le impulsa. Al amor se le toleran muchas cosas. Sólo cuando uno ama y hace sentir su amor puede lanzarse a exhortar, animar e insistir.

Cuando el Apóstol los llamó por primera vez a la conversión los invitó a reflexionar cómo podrían comparecer ante el juicio de Dios y asir la mano salvadora de Cristo (cf. 1,9s). Después de la conversión y del bautismo lo que importa es que respondamos a Dios, que nos llama personalmente a cada uno, que nos ha llamado ya en Cristo, que nos llamará a su gloria esplendorosa y que ahora, en este momento decisivo, en los últimos tiempos, nos llama actual e insistentemente. Aunque nuestros pensamientos se remonten hacia el pasado o hacia el futuro, o aunque queramos centrarlos en el presente, siempre nos descubrimos como llamados, siempre encontramos a Dios, que nos llama. Es, pues, muy importante caer en la cuenta de que Dios me llama ahora, en este momento, insistentemente...

Mostraos dignos de Dios, que os llama; pensad en lo que le debéis. Estas son las exhortaciones de Pablo. La vocación de Dios es, sin duda, una gran gracia. A Pablo le parece más útil mostrarnos la gracia de Dios que recordarnos el juicio futuro, pues la gracia obliga. Corresponder, agradecidos, al amor de Dios: ésta ha de ser la música de fondo de nuestra vida. Dios quiere una respuesta agradecida y amorosa.

Dios nos llama a su reino, a su mundo propio, bienaventurado; un mundo que es síntesis de toda la felicidad. Lo que nos espera en el reino de Dios queda expresado en una sola palabra: la resplandeciente gloria de Dios nos rodeará, nos transformará y nos hará bienaventurados. Con ese objetivo ante los ojos, nuestra vida cambia de sentido: muchas cosas que antes nos parecían deseables e imprescindibles parecen ahora insignificantes... Con ese objetivo ante los ojos el hombre es capaz de soportar muchas penalidades y muchos males...

b) Acogida al mensaje (2,13-16).

De nuevo, como en 1,6-10, el pensamiento de Pablo pasa de su actividad misionera a un acontecimiento gozoso: los tesalonicenses se han convertido y han recibido la fe.

13 Por todo esto estamos continuamente dando gracias a Dios, porque habiendo recibido vosotros la palabra de Dios predicada por nosotros, la acogisteis, no como palabra de hombres, sino -como es en realidad- como palabra de Dios que ejerce su acción en vosotros los creyentes.

No sólo son los fieles, que han sido llamados, quienes deben dar gracias; también los misioneros deben darlas, por razón de su mismo cargo. Dios ha realizado grandes cosas por medio de ellos. Pablo está dando gracias continuamente. Al hombre, por sí solo, no le es posible estar dando gracias sin cesar. Es el Espíritu de Cristo el que da gracias continuamente en Pablo y el que hace de esta acción de gracias una actitud fundamental. Esta acción de gracias apostólica no ha cesado en la Iglesia desde los días del Apóstol: sigue resonando en la celebración de la eucaristía y en el breviario. La Iglesia da gracias continuamente por la gracia que Dios nos dio. Lo que Dios ha obrado en nosotros es tan grande que tiene que ser fuente de una alegría continua, que abarque todo el mundo. Los tesalonicenses han reconocido que la palabra de Pablo es palabra de Dios: «la palabra de Dios predicada por nosotros», «la palabra de Dios de nuestro mensaje», como Pablo dice desmañadamente. Pablo no se habría dado por contento sólo con que los tesalonicenses admitiesen su doctrina como razonable, juiciosa y aceptable; también la palabra de los hombres puede ser razonable y juiciosa. La palabra de Dios se distingue de todas las filosofías e ideologías y de toda la sabiduría de este mundo en que es un mensaje que procede de Dios. A eso se debe precisamente que el mensaje de la predicación se reciba como palabra que procede de Dios, como palabra revelada. Quien escucha la predicación debe partir de este presupuesto: es Dios mismo quien habla. Quien no ha entendido esto no ha entendido nada.

Pablo concibe la palabra de Dios como si se tratase de una persona autónoma: ejerce su acción independientemente del predicador, incluso cuando hace ya tiempo que éste ha partido. En eso se distingue la palabra de Dios de la palabra de los hombres: en que tiene actividad propia y es eficaz. «La palabra de Dios es viva, y eficaz, y más penetrante que una espada de dos filos» (Heb_4:12).

14 Realmente vosotros, hermanos, habéis seguido los pasos de las Iglesias de Dios, congregadas en el nombre de Cristo Jesús, que hay en Judea: también vosotros habéis recibido de vuestros compatriotas los mismos golpes que ellos recibieron de los judíos.

La eficacia de la palabra de Dios se muestra sobre todo en el hecho de que da fuerza para soportar el sufrimiento, capacita para hacer profesión de fe y para soportar el martirio. La palabra de los hombres no puede hacer nada semejante. La palabra de Dios está en relación estrecha con la cruz.

El destino de Cristo pasó a ser destino de la Iglesia. Los tesalonicenses han sido partícipes del destino común de toda la Iglesia. Las primeras fundaciones etnicocristianas experimentan ahora vivencialmente lo que las comunidades judeocristianas hubieron de experimentar desde el principio. En todas partes se evidencia que la Iglesia es Iglesia de mártires. Hay un signo que es característico, desde el principio, de las comunidades cristianas, y que garantiza que en Tesalónica la palabra de Dios ha sido eficaz y que allí existe realmente Iglesia; el signo es éste: padecer persecución. Desde sus comienzos la Iglesia es consciente de que está expuesta a sufrir persecuciones, y esta conciencia la prepara para resistirlas y le da firmeza.

Según una antigua profecía (Mic_7:6) una de las características del tiempo escatológico es que, por causa de Dios surgirán enemistades dentro del propio pueblo e incluso dentro de la propia familia 16. Por causa de Dios puede el cristiano llegar a sentirse muy solo, dolorosamente alejado incluso de aquellos a quienes ama.

15 Estos mataron al Señor Jesús y a los profetas, y nos persiguieron a nosotros, perdiendo con todo ello el favor de Dios y enfrentándose con todo el mundo, 16a llegando hasta impedirnos predicar a los gentiles para que se salven.

Tal vez esté pensando Pablo que fueron maquinaciones judías las que motivaron en Tesalónica las persecuciones por parte de los paganos 17 y las causantes de que a él le persiguieran incluso en Berea 18 y de que no le dejaran en paz en ninguna parte. Los judíos se volvían contra los cristianos creyendo de buena fe que así prestaban servicio a Dios (Joh_16:2). Las persecuciones por motivos religiosos son siempre especialmente peligrosas; se llega en ellas a extremismos que sólo son posibles cuando uno se apoya en una revelación mal interpretada.

La medida no estaba aún colmada con la crucifixión de Cristo, pues la voluntad salvadora de Dios -Pablo siente esto con mayor viveza que ninguno de los que le precedieron- es salvar también a los gentiles en la última hora, llevar el Evangelio a todos los pueblos paganos antes de que llegue el fin 19; sólo entonces llegará el fin (cf. Mar_13:10). Al querer la salvación de los gentiles, Dios quiere la misión. A quien es consciente de cuál es la voluntad salvadora de Dios, el afán misionero ya no le deja descansar un solo instante.

Ya los antiguos paganos habían caído en la cuenta de que los judíos, que creían en un solo Dios, eran distintos de ellos. Esto, junto con otras causas, llevaba ya en la antigüedad a enemistad y antisemitismo. Pablo parece hacerse eco de este reproche injusto al decir que los judíos se enfrentan con todo el mundo, pero, en realidad, lo entiende en forma distinta, totalmente nueva. Desearía ser anatema, ser separado de Cristo, en lugar de sus «hermanos», de sus «parientes según Ia carne» (Rom_9:3): tanto es lo que les ama. Pero, en el caso que nos ocupa, no hay duda de que hay cierta razón para hacerles este duro reproche, ya que ponen obstáculos a la misión de Pablo entre los gentiles. Ponen obstáculos a la misericordia de Dios, que quiere la salvación de todos los hombres, incluso la de los gentiles.

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16. Cf. Mat_10:34 ss; Mar_13:12.

17. Cf. Act_17:5-9.

18. Cf. Act_17:15.

19. Cf. Act_26:17 s (Act_9:15; Act_22:15); Gal_1:16 y también Gal_2:7 ss..

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16b Así mantienen siempre llena la medida de sus pecados, a lo que pondrá fin la ira que les ha sobrevenido.

Se podría pensar que los asesinos de los profetas (Mat_23:32) habrían colmado ya la medida de sus pecados cuando, al final, asesinaron también al «Hijo» 20. Esta fue la acusación de Esteban, el primer mártir (Act_7:52): «¿A quién de entre los profetas no persiguieron vuestros padres? Dieron muerte a los que preanunciaban la venida del Justo, que vosotros ahora habéis entregado y os habéis hecho sus

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20. Cf. Mat_21:38 s.

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II. PREOCUPACIÓN DEL APÓSTOL POR LA COMUNIDAD (,11).

Después de muchas reflexiones y acciones de gracias, Pablo empieza a llegar ahora a un auténtico contacto personal. Se pone a hablar del tiempo transcurrido desde que se separó de ellos, de lo mucho que echa de menos a la comunidad y de su preocupación pastoral por ella, aun estando ausente. Pablo ha estado hondamente preocupado por saber si la comunidad recién fundada se ha mantenido firme en medio de las dificultades. Timoteo le ha traído buenas noticias y Pablo, como al principio, vuelve a dar gracias y a interceder por la comunidad (Mat_3:7-11.12s). Antes (Mat_1:2-2, 16) Pablo daba gracias por la gracia que se había derramado sobre la comunidad en sus comienzos; ahora debe volver a darlas, porque Dios ha conservado a la comunidad (,11). Cuando Pablo piensa en la comunidad, en las maravillas que Dios ha obrado en ella, no puede por menos de dar gracias continuamente. Sus palabras brotan de lo más íntimo de su ser. que está impregnado por la presencia de Dios y que es fuente incesante de oración.

1. PABLO SIENTE NOSTALGIA DE LA COMUNIDAD Y ENVÍA A TIMOTEO (,5).

a) Nostalgia de Pablo (2/01-16).

17 En cuanto a nosotros, hermanos, separados de vosotros -material, no espiritualmente- por un poco de tiempo, redoblamos nuestros esfuerzos para realizar nuestro ardiente deseo de visitaros. 18a Ciertamente, estábamos empeñados en haceros esta visita, al menos yo, Pablo, una y otra vez.

Al ser expulsado, Pablo dejó tras sí una nueva comunidad, aún inestable y necesitada de ayuda No es sólo la conciencia de su deber de apóstol sino un amor auténtico, lo que le empuja a desear volver junto a ella. Como un padre (2,11), como una madre (2,7s), Pablo ha sido separado de sus hijos y ahora suspira por la comunidad con gran afecto y con tierno amor. El amor pastoral despierta en los corazones sentimientos paternos, maternos, fraternos; pone en movimiento todo el corazón humano. Es todo el hombre quien se convierte en pastor de almas.

18b Pero se ha interpuesto Satán.

Pablo no cree que valga la pena mencionar los obstáculos terrenos que le impidieron volver a Tesalónica; sabe quién es el que se lo impide propiamente. Esta escueta frase, en medio de sus palabras llenas de amor, nos muestra, como un relámpago, la dureza de la situación. Por un breve instante podemos lanzar una ojeada al campo de trabajo en que se mueven la misión y la cura de almas: es un campo de batalla, en el que luchan Dios y Satán. Si uno actúa como pastor de almas enviado por Dios, choca en seguida con el enemigo de Dios y cae en la cuenta de que éste es también su verdadero enemigo. Hay que ser realista: tras el telón de todo el acontecer terreno se desarrolla la batalla entre Dios y su enemigo.

19 Después de todo, ¿qué otra mejor esperanza, o alegría, o corona de gloria pudiéramos desear, sino vosotros mismos ante nuestro Señor Jesús en su advenimiento? Sí, vosotros sois nuestra gloria y nuestra alegría.

Pablo suspira con nostalgia por el advenimiento glorioso del Señor (cf. 1,10); será una gran fiesta (4,13-18). Pablo no llama «advenimiento» (parusía) al nacimiento de Jesús, ni llama «retorno» a su venida al final de los tiempos. La razón es que en el advenimiento o parusía ha de realizarse la salvación plena que los profetas han prometido y ha de derramarse la plenitud de la gracia. Quien suspira por la salvación plena mira adelante, hacia la parusía de Cristo, y no se limita a mirar hacia atrás, a su nacimiento. Es cierto que ya entonces se manifestó la gracia de Dios, que trae la salvación a todos los hombres (Tit_2:1 ls), pero también es cierto que la primera venida de Jesús sólo nos ha traído un anticipo de lo que se nos dará al final. Por eso nuestras ansias tienden hacia eI futuro.

A las puertas de Damasco Pablo recibió personalmente el encargo de predicar la buena noticia de Cristo entre los pueblos gentiles, de llamar los pueblos paganos a Cristo. Pablo se alegra porque, cuando venga el Señor en su gloria, podrá decir que ha cumplido con su encargo y podrá presentarle las comunidades que ha ganado para él, «para gloria en el día de Cristo» (Phi_2:16). Su esperanza de alcanzar la salvación depende de que haya cumplido con éxito el encargo que se le hizo. El gran día de la venida de Cristo le traerá alegría y gloRIa. Esa alegría y esa gloria esponjan ya ahora su alma y no cesa de dar graCIas «en retorno de toda esa alegría que experimentamos por vosotros ante nuestro Dios» (Phi_3:9). Esa esperanza puede tenerla quien sabe que «por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no se ha frustrado en mí» (1Co_15:10). De ahí proceden su contento y su orgullo. Quien sólo mira a los propios pecados y no a las maravillas que la gracia de Dios ha obrado en él y mediante él, incurre en falta de agradecimiento. Semejante miopía, que procede de una humildad triste, debilita la vida cristiana, pues una humildad que no cree poder ver y reconocer las maravillas que la gracia de Dios ha obrado en su vida, no procede en realidad de Dios, sino del diablo.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



I. Pablo y los Tesalonicenses, 2:1-3:13.

Cómo fue la predicación de Pablo en Tesalónica, 2:1-12
1 Bien sabéis, hermanos, que nuestra llegada a vosotros no fue vana; 2 sino que después de sufrir mucho y soportar muchas afrentas en Filipo, como sabéis, confiados en nuestro Dios, tuvimos valentía para predicaros el Evangelio de Dios en medio de mucha contrariedad. 3 Y sabéis también que nuestras exhortaciones no procedían de error, ni de concupiscencia, ni de engaño; 4 sino de que, probados por Dios, se nos había encomendado la misión de evangelizar; y así hablamos, no como quien busca agradar a los hombres, sino sólo a Dios, que prueba nuestros corazones. 5 Porque nunca, como bien sabéis, hemos usado de lisonjas ni hemos procedido con propósitos de lucro; Dios es testigo. 6 Ni hemos buscado la alabanza de los hombres, ni la vuestra, ni la de nadie; 7 y aun pudiendo hacer pesar sobre vosotros nuestra autoridad como apóstoles de Cristo, nos hicimos como pequeñuelos y como nodriza que cría a sus niños; 8 así, llevados de nuestro amor por vosotros, queríamos no sólo daros el Evangelio de Dios, sino aun nuestras propias almas: tan amados vinisteis a sernos. 9 Ya os acordaréis, hermanos, de nuestras penas y fatigas, y de cómo día y noche trabajábamos para no ser gravosos a nadie, y así os predicamos el Evangelio de Dios. 10 Vosotros y Dios sois testigos de nuestra conducta santa, justa, irreprochable para con los que creíais. 11 Sabéis que como un padre a sus hijos, así a cada uno 12 os exhortábamos y alentábamos, y os conjurábamos a andar de modo digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria.

Describe aquí San Pablo cuál fue su conducta en Tesalónica. Parece, dada la manera como se expresa, que también en Tesalónica habían surgido calumniadores que tergiversaban sus intenciones y su doctrina; de ahí que se vea obligado a hacer su propia apología, trayendo a la memoria de los tesalonicenses la realidad de los hechos. Dichas calumnias, sin embargo, debían haber conseguido poco efecto, pues el Apóstol se expresa con relativa serenidad, sin esa vehemencia que encontramos, por ejemplo, en la apología ante los corintios (cf. 2 Cor 1:2Co_12:24; 2Co_12:11).
Comienza recordando a los tesalonicenses la valentía y libertad apostólica con que les predicó el Evangelio 307, no obstante la oposición exterior y las afrentas que acababa de sufrir en Filipos (v.1-2; cf. Hec_16:22-24; Hec_17:1-10). La expresión tuvimos valentía (?????? -????????? ), ? simplemente el sustantivo valentía (???????? ), es usada con frecuencia por Pablo (cf. 2Co_3:12; 2Co_7:4; Efe_3:12; Efe_6:19-20; Flp_1:20; Col_2:15; ? Tim 3:13; Flm_1:8; Heb_3:6; Heb_4:16; Heb_10:35); también es frecuente en el libro de los Hechos para significar la libertad con que los Apóstoles proclamaban públicamente el kerygma cristiano (cf. Hec_2:29; Hec_4:13.29; Hec_9:27; Hec_13:46; Hec_14:3). Esta libertad tiene dos vertientes: confianza mirando a Dios y valor mirando a los hombres. Les dice luego (v.3) que su predicación no procedía de error (?? ??????? ) ni de concupiscencia (?? ??? 9?????? ) ni con engaño (?? ???? ). Es el lado negativo: nada de común con los charlatanes y propagadores de falsas doctrinas que entonces pululaban por el imperio (cf. Hec_17:18-21), usando de artificios y engaños para lograr adeptos 307*. A continuación viene el lado positivo: ha obrado siempre como debe obrar aquel en quien Dios ha puesto su confianza (v4). En los v.5-6 recalca lo dicho en los v.3-4; y puesto que a veces se trata de cosas internas y ocultas, pone a Dios por testigo de la verdad de sus afirmaciones (v.5).
Todavía va más lejos su desinterés y rectitud de intención. Así lo hace notar, con una bella sucesión de imágenes, en los v.7-12. Pudo, pero no quiso, hacer pesar (?? ????? ????? ) sobre los tesa-lonicenses su autoridad (v.7), exigiendo sus derechos de apóstol de Cristo, lo mismo por lo que se refiere a veneración y respeto que por lo que se refiere a ayuda económica (cf. 1Co_9:6-7). No ha querido, sin embargo, ni honores ni dinero, sino que se ha portado con ellos como pequeñuelo 308 y como nodriza (v.7-8), y ha trabajado con sus manos para no serles gravoso (v.9-10; cf. 1Co_9:12; 2Co_11:7; 2Te_3:8; Hec_20:34).
La última frase: os llamó a su reino y gloria (??? ??? ?????? / ????????? ??? ????? ), no ha de interpretarse como si San Pablo tratase de distinguir entre reino acá en la tierra y luego gloria en el cielo. Se trata del reino mesiánico, del que es inseparable la gloria, luz o esplendor que lleva consigo la presencia de Dios, habitando en medio de su pueblo, aunque no siempre sea visible, los cristianos pertenecemos ya a ese reino de gloria, aunque la manifestación plena y completa no aparecerá hasta la etapa final (cf. Rom_5:2; Rom_8:18; Col_1:12-13; Col_3:3-4).

Correspondencia por parte de los tesalonicenses,Col_2:13-16.
13 Por esto, incesantemente damos gracias a Dios de que al recibir la palabra de Dios que de nosotros oísteis, la acogisteis no como palabra de hombre, sino como palabra de Dios, cual en verdad es, y que obra eficazmente en vosotros, que creéis. 14 Pues vosotros, hermanos, os habéis hecho imitadores de las iglesias de Dios que hay en Judea, en Cristo Jesús, pues habéis padecido de vuestros conciudadanos, lo mismo que ellos de los judíos, 15 de aquellos que dieron muerte al Señor Jesús y a los profetas, y a nosotros nos persiguen, y que no agradan a Dios y están contra todos los hombres; 16 que impiden que se hable a los gentiles y se procure su salvación. Con esto van colmando la medida de sus pecados. Mas la ira viene sobre ellos y está para descargar hasta el colmo.

Después de hablar de su conducta con los tesalonicenses, el Apóstol pasa ahora a hablar de la correspondencia por parte de éstos, haciendo de ellos un cálido elogio.
Alaba primeramente el que recibieran su predicación no como palabra de hombre, sino como palabra de Dios, cual en verdad es (v.13). Es muy de notar la expresión palabra de Dios que de nosotros oísteis (????? ????? ???? ' ???? ??? ???? ), fórmula concentrada de la doctrina sobre la tradición apostólica. En efecto, la palabra de Dios o revelación divina llega ante todo a los hombres por el oído (cf. Rom_10:17; Gal_3:2), y los tesalonicenses reconocen que Dios habla a través de su enviado. Esa palabra de Dios obra eficazmente (?????????? ) en ellos, es decir, les da fuerza y energía en la consecución del objetivo (cf. Efe_6:17; Heb_4:12): creer y obrar, recepción y actividad. En realidad es Dios quien obra a través de esa palabra; de ahí que en otro lugar (cf. Rom_1:16) Pablo llame al Evangelio poder de Dios.
En las penalidades y persecuciones sufridas por los tesalonicenses (cf. 1:6; Hec_17:5-8) ve San Pablo la fuerza de la palabra de Dios actuando en ellos (v.14). Esas persecuciones le recuerdan las sufridas por las iglesias de Palestina, las iglesias madres en la fe (cf. Hec_4:3; Hec_8:1; Hec_12:1), con cuya ocasión hace un recuento doloroso de los crímenes de los judíos, que mataron a Cristo y persiguen a su Iglesia y están contra todos los hombres309, con lo que van colmando la medida de sus pecados, estando para descargar sobre ellos la ira de Dios (v. 15-16). Con estas últimas expresiones da a entender San Pablo que en los designios de Dios todo está previsto, y los crímenes de los judíos tendrán un límite, llegado el cual vendrá sobre ellos el castigo. No dice expresamente de qué castigo se trata. Probablemente es una alusión velada a la destrucción de Jerusalén y de la nación judía en el año 70, predicha ya por Jesucristo (cf. Mat_23:37-38; Luc_19:41-44), cuyos vaticinios Pablo no ignoraba. Sin embargo, también es posible, conforme interpretan algunos autores (Lemonnyer, Amiot, Rigaux), que, más que a la destrucción futura de Jerusalén, se aluda al endurecimiento obstinado de los judíos, como aparecía ya entonces, enemigos declarados del Evangelio y excluidos, en cuanto pueblo, del reino mesiánico; disposiciones todas que estaban presagiando la reprobación final. En la carta a los Romanos (c.q-ii) San Pablo abordará directamente este problema de la incredulidad judía, haciendo una amplia exposición de los planes providenciales de Dios referente a los judíos, el pueblo de las promesas, cuya obstinación tanto dolor le causa (cf. 9:3) y cuya futura conversión predice (cf. 11:26). Aquí, en esta carta a los tesalonicenses, se trata de una simple alusión, motivada por las persecuciones que le están haciendo. La expresión hasta el colmo (??? ????? ), a la que en nuestra traducción damos valor intensivo, podría también ser traducida hasta el fin o para siempre, con valor temporal. Es posible que en este contexto entren ambos matices, el intensivo y el temporal.

Vivo deseo de volver
? verles, 2:17-20.
17 Hermanos, privados por el momento de vuestra vista, no de vuestro afecto, quisimos ardientemente volver a veros cuanto antes, 18 y pretendimos ir, al menos yo, Pablo, una y otra vez; pero Satanás nos lo estorbó. 19 Pues ¿cuál ha de ser nuestra esperanza, nuestro gozo, nuestra corona de gloria ante nuestro Señor Jesucristo a su venida ? ¿No sois vosotros ? 20 Cierto, vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.

Con gran variedad de expresiones muestra San Pablo su amor a los tesalonicenses y su vivo deseo de volver a verles. Es éste uno de los pasajes de sus cartas en que aparece más al vivo la ternura de su corazón, aunque siempre en un plano sobrenatural.
Dice que una y otra vez intentó volver a Tesalónica, pero Satanás se lo estorbó (v. 17-18). No concreta cómo se lo estorbó. Desde luego, no es necesario, aunque tampoco se excluye suponer intervención extraordinaria o milagrosa; bastan obstáculos naturales, de orden físico o moral, en los que Pablo ve la mano del demonio. El está firmemente convencido, muy al contrario de lo que prácticamente a veces nos pasa a nosotros, de la acción funesta del demonio, cuyo triste papel es oponerse a los intereses de Dios (cf. Rom_16:20; 1Co_7:5; 2Co_2:11; Efe_6:11; 1Ti_3:7). El inciso al menos yo, Pablo (v.18), parece ser una aclaración al plural quisimos., pretendimos, que no sería simplemente un plural literario, sino inclusivo también de sus compañeros de apostolado en Tesalónica (cf. 1:1).
En los ? . 19-20 da la razón de esa su preocupación por los tesalonicenses. Quiere que en el momento de la cuenta, cuando tenga lugar la parusia o segunda venida de Cristo, él pueda presentarse ante el Señor acompañado de sus queridos tesalonicenses, que constituirán como su corona de gloria, igual que la de un vencedor en el estadio, o la de aquellos acompañantes a los soberanos helénicos en sus parusías.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)


17 2,1-12. Confesión autobiográfica de Pablo. El texto gr. del v. 1 recapitula parte de la terminología del cap. 1, mostrando con ello el estrecho vínculo existente entre esta sección y el capítulo precedente. La tendencia de la exégesis anterior al abordar este pasaje era considerarlo una apología, como si Pablo tu(-)viera necesidad de defenderse (v. 2). W. Marxsen (Der erste Brief 43) considera que el pasaje es una apología del evangelio. Las semejanzas entre la presentación que Pablo hace de sí mis(-)mo en esta perícopa y las descripciones que al(-)gunos filósofos helenísticos daban de sí mis(-)mos hacen preferible considerar los vv. 1-12 como una «confesión autobiográfica», seme(-)jante en algunos aspectos a las confesiones de Jeremías.
18 1. sabéis: Pablo reflexiona sobre su presencia entre los tesalonicenses (1,9a) y se(-)ñala, utilizando una litotes y un tiempo pf., que la evangelización de aquella comunidad continúa produciendo su efecto. Apela a su propia experiencia como prueba de la fecundi(-)dad de su proclamación del evangelio. 2. pade(-)cimos: La mención del sufrimiento físico y mo(-)ral de los apóstoles en Filipos (Hch 16,19-40) no sirve sólo para recordar a los tesalonicenses las circunstancias que llevaron hasta ellos a los apóstoles, sino también para subrayar la ante(-)rior afirmación de Pablo de que el poder del evangelio es de Dios (1,5). entre mucha oposi(-)ción: Primer uso de imágenes tomadas por Pa(-)blo del atletismo (véase 1 Cor 9,24-27) para describir la difusión del evangelio. El motivo del agón (o de la lucha) recuerda un uso pare(-)cido entre los filósofos estoicos y cínicos, que comparaban la exposición filosófica con la lu(-)cha de un gladiador, valentía: Parrhésia, según las categorías de la retórica gr., habitualmente indica la libertad de expresión dentro de las asambleas democráticas. En el NT, parrhésia connota audacia profética. Indica el don he(-)cho por Dios a figuras proféticas, don median(-)te el cual éstas proclaman el mensaje divino con libertad interior y valentía exterior (Hch 4,13.29.31; Mt 10,20.26; cf. S. B. Marrow, CBQ 44 [1982] 431-46).
19 3-4. Pablo utiliza dos veces una contradictio («no esto, sino eso») para hacer hin(-)capié en su punto de vista, a saber, la integri(-)dad del evangelio que él y sus compañeros han proclamado. Sus palabras ofrecen una expli(-)cación de su audacia, nuestra exhortación: El mensaje proclamado se describe como paraklésis, palabra por lo general utilizada en la primitiva literatura cristiana con referencia a la predicación cristiana (2 Cor. 5,20; Hch 2,40), probablemente en dependencia del anuncio de consolación para Israel hecho por el Dt-Is (el vb. parakaleó se utiliza en Is 40,1). error: Pablo afirma que su mensaje de consolación no se vio corrompido por el error ni quedó compro(-)metido por motivos viles. Puesto que el voca(-)bulario de Pablo es comparable al de la litera(-)tura estoico-cínica, lo que está haciendo el apóstol es comparar implícitamente su procla(-)mación del evangelio con las predicaciones de los filósofos itinerantes, evangelio: Lo singular de la proclamación de Pablo y sus compañeros -continúa empleando el pl es que a ellos se les ha confiado el evangelio. El lenguaje de Pablo recuerda el de las instituciones políticas atenienses. En ellas, los funcionarios públicos son primero examinados, antes de que se les confíe responsabilidad política alguna. De ma(-)nera parecida, Pablo y sus compañeros fueron examinados por Dios antes de que se les con(-)fiara la misión de proclamar el evangelio. El lenguaje utilizado indica que los apóstoles son asistentes de confianza de Dios, agradar: Pa(-)blo, de hecho, afirma la lealtad de todos ellos a Dios. No buscan agradar a los hombres, sino a Dios. Una alusión a Jr 11,20 indica que el pa(-)pel de los apóstoles es semejante al de los pro(-)fetas bíblicos.
20 5-8. Una sola y complicada sentencia gr. centra la atención en la relación existente entre los apóstoles y los cristianos tesalonicen(-)ses. En los w. 3-4 Pablo explicaba lo que signi(-)ficaba para él y sus compañeros el ser apósto(-)les, haber sido enviados por Dios. En los w. 5-8 Pablo describe las consecuencias del apostola(-)do para aquellos a quienes son enviados los apóstoles. Utiliza un juramento suave para ha(-)cer hincapié en la verdad de lo que se está di(-)ciendo. 5. adulación: Pablo rechaza la idea de que los apóstoles hubieran adulado a los tesa(-)lonicenses o de que estuvieran buscando dine(-)ro o gloria. Aunque Pablo afirma los derechos de los apóstoles a ser mantenidos (1 Cor 9,4-15), ellos no buscaron apoyo financiero en los tesalonicenses. 6. gloria: En este contexto, do(-)xa puede referirse al dinero (1 Tim 5,17). 7. apóstoles: Apostoloi aparece en el texto gr., pe(-)ro en muchas trads. modernas en el v. 6; como nombre pl. describe a Pablo, Silvano y Timo(-)teo. 8. nuestras propias vidas: En vez de ser una carga para los tesalonicenses, los apósto(-)les estaban dispuestos a compartir con ellos, no sólo su mensaje, sino también sus propias vidas. Tal era la intensidad del amor de los apóstoles por los tesalonicenses. En el v. 7 Pa(-)blo emplea una metáfora mixta para describir la situación de los apóstoles entre los tesaloni(-)censes. Pablo utiliza la imagen de la nodriza. Algunos mss. gr. leen al comienzo del versícu(-)lo epioi, «benévolos»; otros leen népioi, «niños pequeños». En cualquiera de las dos lecturas, lo que se indica es que los tesalonicenses no fueron coaccionados por los apóstoles.
21 9. recordad: El uso del motivo del re(-)cuerdo invita a los tesalonicenses a considerar de modo realista la conducta de los apóstoles entre ellos. Pablo les recuerda que los apósto(-)les se mantuvieron a sí mismos. En el judais(-)mo, los rabís debían ejercer un oficio, pero Pa(-)blo probablemente hizo uso del taller de fabricación de lona (Hch. 18,3) como un lugar para proclamar su evangelio (R. Hock). el evangelio de Dios: Esto es, el evangelio que pro(-)cede de Dios y que proclama lo que Dios ha he(-)cho. 10. y Dios lo es también: Otro juramento suave apoya la afirmación de la integridad per(-)sonal de los apóstoles, limpia, justa e irrepro(-)chable: Prácticamente sinónimos. El uso de tal repetición sinonímica es característico de un estilo oratorio encontrado a menudo en 1 Tes. (p.ej., 1,5; 2,3). 11 .padre: Otra imagen destaca la naturaleza de la relación de los apóstoles con los tesalonicenses. Las nodrizas alimentan (v. 7); los padres instruyen. 12. llevar una vida digna: La instrucción del padre tiene que ver con el comportamiento (peripatein, «caminar», refleja el halak hebr. como descripción de la conducta) de sus hijos (4,1-2). El propósito de esta instrucción es que los tesalonicenses pue(-)dan responder fielmente a la llamada de Dios a entrar en su reino y su gloria. Basileia se usa muy raramente en Pablo, pero es frecuente en los sinópticos. Tanto «reino» como «gloria» ha(-)cen referencia al reinado escatológico de Dios.
22 (B) Segundo período de la acción de gracias (2,13-3,13). 13. La acción de gra(-)cias de Pablo repite fundamentalmente las ideas de 1,2-10. al recibirla palabra de Dios que os anunciamos: En el griego, una expresión complicada emplea un término técnico, paralabontes, «recibir», aplicado a la aceptación de doctrina tradicional (1 Cor 15,1-3), para desta(-)car el hecho de que el evangelio («la palabra de Dios», Rom 9,6; 1 Cor 14,36; 2 Cor 2,17;-
4,2) viene de Dios mediante un mensaje que se escucha (lit., «palabra de escucha»; véase Rom 10,14-17; -«Teología paulina, 82:31-36.109).
23 14. imitadores: Lo mismo que las Igle(-)sias de Macedonia y Acaya imitaron a la Igle(-)sia tesalonicense (1,7), así la Iglesia tesaloni(-)cense imitó a las Iglesias de Dios de Judea. El movimiento del evangelio se lleva a cabo por la palabra y el ejemplo. Iglesia de Dios: Esta ex(-)presión, que quizás refleja la bíblica qéhal yhwh, «asamblea de Yahvé», originariamente designaba a la comunidad judeocristiana de Jerusalén (1 Cor 15,9; Gál 1,13). Por extensión se aplicó también a otras Iglesias, especial(-)mente a las de Judea. habéis padecido... lo mis(-)mo que ellos: La aceptación y proclamación de la palabra de Dios entraña la posibilidad real de persecución (Mt 5,11-12; Jn 15,20). En Ju(-)dea, la persecución de los cristianos procedía de los judíos (Hch. 8,1-3; 9,1-2; 12,1-4), lo mis(-)mo que en Tesalónica (Hch. 17,5.13).
En un pasaje que muchos especialistas no consideran auténtico (vv. 13-16), Pablo enu(-)mera una serie de quejas contra los judíos: mataron a Jesús y a los profetas, persiguen a Pablo y sus compañeros, son desobedientes a Dios, desagradan a los hombres, impiden que el evangelio llegue hasta los gentiles para que éstos se salven. Algunas de estas quejas son parecidas a las expresadas incluso por algunos judíos (cf. Lc 11,49; 1QS 1,21-26; 1QH 4,30; CD 20,29), y también por algunos escritores paganos (p.ej., Tácito, Hist. 5.5; Filóstrato, Vi(-)da de Apol. 5.33). Este es el único lugar de los escritos de Pablo donde la muerte de Jesús se atribuye a los judíos (cf. 1 Cor 2,8). 15. Señor: Este título pone de relieve la gravedad de los hechos. 16. están colmando... la medida de sus pecados: Terminología judía (Dn 8,23; 2 Mac 6,13-16) que expresa una visión concreta de la historia; Dios ha señalado unos momentos pa(-)ra el castigo de los pecados y otros para la re(-)compensa de la conducta justa. El retraso del castigo es signo evidente del desagrado divino. El lenguaje de Pablo refleja una perspectiva apocalíptica, ira: La ira escatológica de Dios (véase el comentario a 1,10). El uso de len(-)guaje apocalíptico hace imposible afirmar que se haga referencia a un acontecimiento histó(-)rico concreto (p.ej., a cualquiera de los diver(-)sos acontecimientos tumultuosos que se pro(-)dujeron en torno al año 49 d.C.: la hambruna, el edicto por el que Claudio expulsó a los ju(-)díos de Roma, la masacre en los patios del templo durante la pascua). Quienes interpre(-)tan los w. 13-16 como una interpolación iden(-)tifican frecuentemente la destrucción de Jeru(-)salén con el acontecimiento manifestador de la ira divina, hasta el final: La expresión eis te(-)los se traduce a veces por «al final» o «final(-)mente» y a veces «plenamente» o «de manera definitiva». Cf. Rom. 9-11 para otra visión pau(-)lina sobre Israel; en 2,13-16 los pensamientos del apóstol se centran en los judíos que han obstaculizado la difusión del evangelio, no en todos los judíos.
24 La parusía apostólica (2,17-3,13). Una de las funciones de la carta helenística era ex(-)presar el deseo de su autor de estar presente entre los destinatarios de la carta. Pablo relativiza el tema de la presencia indicando que quiere estar presente en su función apostólica. Una segunda relativización se produce al final de la perícopa, donde la presencia del apóstol queda trascendida por la presencia (parusía) de Cristo.
25 17-20. Pablo reanuda su repaso de la relación de los apóstoles con los tesalonicen(-)ses. 17. alejados físicamente de vosotros: Los apóstoles se sienten como unos padres que han perdido a sus hijos. El número de pala(-)bras acumuladas subraya la intensidad de sus emociones. 18. yo: Pablo pone de relieve su deseo personal de visitar a los tesalonicen(-)ses, distinguiéndolo del de Silvano y Timoteo, quizás debido a la decisión de enviar a Timo(-)teo a Tesalónica (3,1-5). Satanás me lo impi(-)dió: Desconocemos la verdadera naturaleza de lo que obstaculizó el cumplimiento del de(-)seo de Pablo; él lo atribuye a Satanás, fuerza hostil que en la teología judía tardía llegó a personificarse. 19-20. Las preguntas retóri(-)cas de Pablo expresan el orgullo que siente por sus convertidos (3,9), su corona y su go(-)zo (Flp. 4,1). 19. corona de gloria: otra metá(-)fora tomada del atletismo (2,2; véanse Gál 2,2; 1 Cor 9,25). Estos versículos aportan un co(-)mentario a los w. 17-18 poniendo de relieve un aspecto subyacente del deseo de los apóstoles.

Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 2: Tesalonicenses 2,13-20
Da gracias a Dios por la fe de los Tesalonicenses, que mantuvieron con firmeza, sin ceder a la adversidad.13 De aquí es que no cesamos de dar gracias al Señor, porque cuando recibisteis la palabra de Dios, oyéndola de nosotros, la recibisteis, no como palabra de hombre, sino (según es verdaderamente) como palabra de Dios, que fructifica en nosotros, que habéis creído;14 porque vosotros, hermanos, habéis imitado a las iglesias de Dios que hay en Judea reunidas en Jesucristo; siendo así que habéis sufrido de los de vuestra propia nación las mismas persecuciones que aquéllas kan sufrido de los judíos;15 los cuales también mataron al Señor Jesús, y a los profetas, y a nosotros nos han perseguido, y desagradan a Dios, y son enemigos de todos los hombres;16 prohibiéndonos el predicar a los gentiles a fin de que se salven, para ir siempre ellos llenando la medida de sus pecados, por lo que la ira de Dios ha caído sobre su cabeza y durará hasta el fin.17 Pero cuanto a nosotros, hermanos míos, después de haber estado por un poco de tiempo separados de vosotros con el cuerpo, no con el corazón, hemos deseado con tanto más ardor y empeño volveros a ver,18 y por eso mismo quisimos pasar a visitaros y, en particular, yo, Pablo, he estado resuelto a ello más de una vez, pero Satanás nos lo ha estorbado.19 En efecto, ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo y la corona que formará nuestra gloria? ¿No sois vosotros, delante de Nuestro Señor Jesucristo, para el día de su advenimiento?20 Sí, vosotros sois nuestra gloria y nuestro gozo.Arriba mostró el Apóstol cómo fue su entrada en Tesalónica, aquí cómo se convirtieron, a saber, de todo punto, con una fe robusta, que les hizo resistir, a pie firme, la marejada de las tribulaciones. Reseña, pues, ese caudal de bienes, por los que da gracias a Dios y explica por qué. Dice pues: "de aquí es que", por haberos predicado con ahinco, como un padre a sus hijos, doy gracias, como un padre por los beneficios que sus hijos han recibido. "Reputo por la mayor gracia de todas el oír que mis hijos andan por el camino de la verdad" (Jn 2); "con nacimiento de gracias" (Fil 4). Pero ¿de qué? "porque cuando recibisteis la palabra de Dios, oyéndola de nosotros". Gracias debe dar el predicador cuando su palabra fructifica en los oyentes. Y dice la palabra de Dios de nosotros, esto es, por medio de nosotros (S. 84; Rm X), "la recibisteis", esto es, la retuvisteis firmemente en el corazón, "no como palabra de hombre", cuyos vocablos vanos son (2Co 13; 2 Pedro 1). Mas ¿por qué dais gracias? porque "el hecho mismo de haber creído Dios lo ha obrado en vosotros" (Rl. 2,13; Is 26).Luego, al decir: "porque vosotros habéis imitado a las iglesias de Dios que hay en Judea", muestra con cuánta fortaleza se mantuvieron en las tribulaciones, reseñando esas mismas tribulaciones y diciendo qué remedio pensaba aplicar. Asimismo elogia su paciencia en las adversidades, y reprende a los que sembraron cizaña. Dice pues: recibisteis mis palabras, no como si las dijese un hombre, "sino como en realidad son, palabras de Dios", porque por ellas os habéis arriesgado a peligrosa muerte; que el hecho de morir por Cristo es un testimonio de que las palabras de la fe son de Dios; por eso mártires y testigos son la misma cosa. "En Judea", donde se anunció por primera vez la fe de Cristo (Is 2) y donde estalló la primera persecución (Hch 8). "Traed a la memoria aquellos primeros días cuando, después de haber sido iluminados, sufristeis con valor admirable un gran combate de persecuciones" (He 10,32). Y éstos sufrieron parecidas persecuciones; por eso dice: "habéis sufrido de los de vuestra propia nación las mismas persecuciones", esto es, de los mismos Tesa 1on icenses (Mateo X).-"los cuales también mataron al Señor Jesús". Moteja a los judíos, por quienes dio principio la persecución, de asesinos; y trae a la memoria su culpa y la razón de su culpa. Cuanto a lo primero establece un parangón de la culpa respecto de los ministros de Dios, de sí mismo, de todo el género humano. Los ministros de Dios son los predicadores, y el principal de ellos es Cristo, en figura los profetas, ejecutivamente los Apóstoles. Contra todos la emprendieron los judíos. Y primero habla de Cristo: "que mataron al Señor Jesús" (Mateo 21). -Que los Gentiles le hayan dado muerte no les quita un adarme de culpa, ya que con sus mismas voces pidiéronle a Pilato lo sentenciara a muerte (Jr 12). Luego de los profetas: ¿"A qué profeta no persiguieron vuestros padres? Ellos son los que mataron a los que anunciaban la venida del Justo, que vosotros acabáis de entregar, y del cual habéis sido homicidas" (Hch 7,52). En pos de los Apóstoles: "y a nosotros nos han perseguido" (Mateo X).En segundo lugar enjuicia su culpa en comparación con Dios, aunque creyesen que con esto le prestaban un gran servicio (Jn 16). Mas porque tienen un celo no gobernado por la discreción, por eso no agradan a Dios, ya que no lo hacen con recta fe, sin la cual es imposible agradar a Dios (He XI). En tercer lugar, respecto de todo el género humano, al decir: "y son enemigos de todos los hombres" (Gen. 16). Y en esto consiste su enemiga: en prohibir e impedir la predicación y conversión de los Gentiles. Así en Hechos XI repréndesele a Pedro el haber ido a visitar a Cornelio. Lo mismo en Lucas XV túrbase el hijo mayor, a saber, el pueblo de los Judíos, porque el menor, esto es, el pueblo de los Gentiles, es recibido por su padre (Is 45; Num XI). Y la razón de esta culpa hay que buscarla en la divina permisión, por la que quiere que llenen la medida de sus pecados; pues todas las cosas, ya que nada es infinito, tienen su límite y una cierta determinada medida, que está en la preciencia de Dios: la de los buenos en su preparación, "ya que a cada uno de nosotros se nos ha dado la gracia según la medida de la donación de Cristo" (Ef 4); la de los malos, en cambio, en la permisión; porque los malos no lo son cuanto quisieran, sino cuanto Dios les permite. Por tanto, su vida está circunscrita a esos límites de la permisión de Dios. "Acabad pues de llenar la medida de vuestros padres" (Mateo 23,32). Por eso dice: "para que vayan siempre llenando"; pues Dios dio a los judíos, después de la Pasión de Cristo, por espacio de 40 años, un plazo para que hicieran penitencia; mas no por eso se convirtieron, sino que añadían pecados a pecados, y por eso Dios ya no les franqueó más campo a sus licencias. De donde dice: "por lo que la ira de Dios ha caído sobre su cabeza" (IV Reyes 22; Lc 21). Y no creáis que esta ira durará cien años, sino "hasta el fin" del mundo, "hasta tanto que los tiempos de las naciones acaben de cumplirse" (Lc 21,24).-"Pero cuanto a nosotros". Refiérese al remedio que se propuso emplear, a saber, el ir personalmente a ellos. Signifícales el propósito de su visita, el impedimento, la causa por la que quería ir. Dice pues: "pero cuanto a nosotros, después de haber estado por un poco de tiempo separados de vosotros", o por vuestras tribulaciones, nos hemos visto privados ore, esto es, de vuestra conversación y de vuestro aspecto o vista; y por estas dos cosas es necesaria la presencia del amigo, que engendra consuelo. Mas si hemos estado separados con el cuerpo, no con el corazón, porque con él estamos presentes. (1Co 5).-"hemos deseado con tanto más ardor y empeño volveros a ver", para que, como con el corazón, así con el cuerpo estuviese presente (Rm XV). -"nos dimos prisa". Habla en plural, porque escribe a nombre de 3 personas, a saber, de la suya, de la de Silvano y Timoteo. Por eso también "quisimos venir a vosotros", todos quizá una vez; pero yo, Pablo "una y otra vez", esto es, lo intenté dos veces, "pero Satanás nos lo ha estorbado", esto es, procuró impedirlo, acaso por tempestades de la atmósfera (Ap 7).Muestra luego la causa de su propósito, al decir: "en efecto, ¿cuál es nuestra esperanza, nuestro gozo y la corona que formará nuestra gloria?", primero cuanto a lo futuro, segundo cuanto a lo presente. Dice pues: deseo veros, y doy gracias por los bienes de que abundáis, que son nuestra esperanza; porque por elos esperamos de Dios el premio, cuando viniere a darle a cada uno según sus obras; ya que al predicador le está reservada la máxima recompensa por aquellos que convirtió. O el gozo; porque el gozo de ellos es el gozo del Apóstol; como su bien lo es del Apóstol; pues el bien del efecto redúcese al bien de la causa. O corona de gloria, porque por los combates que sostuvieron ellos, es coronado también el que los llevó a la batalla; pues corónase al capitán que llevó a los soldados a combatir (Sir 30).Mes esta esperanza, ¿cuál es? "¿No lo sois vosotros?" Más aún, en el siglo futuro, delante de Nuestro Señor Jesucristo, para el día de su advenimiento; pero también en el presente, vosotros sois, delante de todos ios fieles, nuestra gloria (1Co 1X): "y nuestro gozo", con que me alegro, al presente, de vuestros bienes.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Ministerio de Pablo en Tesalónica. Recordando emocionado su actividad misionera entre los tesalonicenses, las palabras de Pablo tienen algo de autodefensa y apología de su ministerio y mucho de manifestación de afecto. Reitera expresiones como «saben, conocen, son testigos», en una especie de amable complicidad: aunque ya lo saben... yo les digo. El conjunto es una especie de autobiografía apostólica, escrita por Pablo en un momento de cierta ansiedad o aprehensión con respecto a la comunidad. En realidad, tuvo que marchar muy pronto de Tesalónica (cfr. Hch_17:1-8), sin haber podido regresar a visitar a sus fieles, y teme que algunos le hayan podido confundir por un charlatán de tantos que abundaban en aquella época. Esta autodefensa, como veremos, resultó innecesaria.
Pablo habla de su vocación de apóstol, confirmada por sus sufrimientos en Filipos (cfr. Hch_16:16-40); describe sus sanas intenciones en la predicación, sobre todo su desinterés -los charlatanes itinerantes de la época lo hacían por dinero-, y también la buena acogida que los tesalonicenses le dispensaron y el éxito de su trabajo misionero entre ellos. Su actitud ha sido de entrega, como de una nodriza, como de un padre, como de alguien dispuesto a dar la vida. En cuanto a su método de predicación, lo suyo ha sido «proponer» más que «imponer». Y algo muy importante, Pablo sabe que el anuncio evangélico tiene que ir respaldado por una vida intachable, y así menciona su trabajo manual para no ser gravoso a sus evangelizados que frecuentemente eran pobres. Quizás se refiera a su oficio de tejedor de tiendas de campaña, tal como nos narra Hch_18:3. En el ambiente griego, el trabajo manual era considerado humillante, cosa de esclavos (cfr. 2Co_11:7), pero Pablo está dispuesto a todo por el bien del Evangelio.
Retoma la acción de gracias (2Co_1:5s) para exponer en concreto la tribulación sufrida. Pero antes completa y enriquece la doctrina sobre la palabra del Evangelio a que se ha referido antes (2Co_1:5). La palabra del predicador del Evangelio es palabra humana, pronunciada por Pablo; pero es también «Palabra de Dios» y, como tal, activa por sí, independiente de cualquier resorte humano de persuasión. En cuanto a las penalidades sufridas, éstas vinieron de los paganos que ponían trabas e incluso perseguían a sus paisanos conversos. Pero a Pablo parece dolerle más la hostilidad de los judíos (cfr. Sal_55:14s). Las duras expresiones que usa se han de entender a la luz de los acontecimientos narrados en Hch 17 que ocasionaron su huida precipitada de Tesalónica. Se refiere a aquellos judíos que se resisten a aceptar el Evangelio y luchan contra su difusión. Ellos, a quienes equipara a Satanás, le están impidiendo regresar a la ciudad. Pero aunque esté separado físicamente de los tesalonicenses, los lleva en el corazón y esta comunión mutua se manifestará como su gloria y su corona el día de la venida del Señor.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

In what manner the Gospel was brought and preached to the Thessalonians, and in what sort also they receiued it. 18 A reason is rendred both why Saint Paul was so long absent from them, and also why hee was so desirous to see them.
1 For your selues, brethren, knowe our entrance in vnto you, that it was not in vaine.
2 But euen after that wee had suffered before, and were shamefully entreated, as ye know, at Philippi, wee were bold in our God, to speake vnto you the Gospel of God with much contention.
3 For our exhortation was not of deceite, nor of vncleannesse, nor in guile:
4 But as we were allowed of God to bee put in trust with the Gospel, euen so wee speake, not as pleasing men, but God, which trieth our hearts.
5 For neither at any time vsed wee flattering wordes, as yee knowe, nor a cloke of couetousnesse, God is witnesse:
6 Nor of men sought we glorie, neither of you, nor yet of others, when we might haue beene [ Or, vsed authority.] burdensome, as the Apostles of Christ.
7 But wee were gentle among you, euen as a nurse cherisheth her children:
8 So being affectionately desirous of you, we were willing to haue imparted vnto you, not the Gospel of God only, but also our owne soules, because ye were deare vnto vs.
9 For yee remember, brethren, our labour and trauaile: for labourng night and day, because wee would not bee chargeable vnto any of you, wee preached vnto you the Gospel of God.

[Pauls ioy.]

10 Yee are witnesses, and God also, how holily, and iustly, and vnblameably wee behaued our selues among you that beleeue.
11 As you know, how wee exhorted and comforted, and charged euery one of you, (as a father doeth his children,)
12 That ye would walke worthy of God, who hath called you vnto his kingdome and glory.
13 For this cause also thanke wee God without ceasing, because when yee receiued the word of God, which yee heard of vs, yee receiued it not as the word of men, but (as it is in trueth) the word of God, which effectually worketh also in you that beleeue.
14 For yee, brethren, became followers of the Churches of God, which in Iudea are in Christ Iesus: for ye also haue suffered like things of your owne countreymen, euen as they haue of the Iewes:
15 Who both killed the Lord Iesus, and their owne Prophets, and haue [ Or, chased vs out.] persecuted vs: and they please not God, and are contrary to all men:
16 Forbidding vs to speake to the Gentiles, that they might bee saued, to fill vp their sinnes alway: for the wrath is come vpon them to the vttermost.
17 But wee, brethren, beeing taken from you for a short time, in presence, not in heart, endeuored the more abundantly to see your face with great desire.
18 Wherefore we would haue come vnto you (euen I Paul) once & againe: but Satan hindered vs.
19 For what is our hope, or ioy, or crowne of [ Or, glorying.] reioycing? Are not euen ye in the presence of our Lord Iesus Christ at his comming?
20 For, ye are our glory and ioy.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



4. Jer_11:20; Sal_17:3.

9. Ver nota 1Co_9:12-15.

16. Gen_15:16.

19. Pro_16:31.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

El gozo de Pablo es la fidelidad de sus destinatarios. «Gracias al maestro, el discípulo es obediente, de modo que su buen comportamiento, aprovecha al maestro; el fruto pone de manifiesto su trabajo. Por tanto, el esfuerzo del discípulo en hacer obras buenas proporciona una corona a su maestro en el juicio de Cristo» (S. Tomás de Aquino, Sup. epist. ad 1 Thess. in loc.).


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 2.2 Hch 16.19-40.

[2] 2.1-2 Hch 17.1-9.

[3] 2.9 2 Ts 3.8; cf. también Hch 18.3; 20.34; 1 Co 4.12; 2 Co 11.7.

[4] 2.14 Hch 17.5.

Torres Amat (1825)



[16] Rom 11, 26.