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según el Evangelio de la gloria de Dios bienaventurado, que se me ha confiado. (I Timoteo 1, 11) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 1

Introducción

GUARDA EL DEPÓSITO QUE TE HA SIDO CONFIADO

La primera carta a Timoteo forma, junto con la segunda y con la carta a Tito, el grupo de las cartas pastorales. Todas son muy semejantes entre sí por la forma y por el contenido. Las tres van dirigidas a individuos particulares y son al mismo tiempo escritos oficiales destinados a las comunidades que Timoteo y Tito gobiernan como pastores. Las tres tratan de las obligaciones del cargo de pastor y se ajustan a un esquema semejante. Las tres presuponen una misma situación histórica y forman, por su estilo, su vocabulario y su tono, una unidad.

Estas cartas pastorales proceden del último periodo de la vida del apóstol Pablo. Después de la liberación de la primera cautividad romana, en el año 63, el Apóstol hizo probablemente un viaje a España (*), del que no poseemos noticias ciertas. Luego se dirigió de nuevo al Asia Menor y a Grecia, visitó éfeso y dejó allí a Timoteo, su colaborador, como representante suyo (1,3, 4,14) (**).

Timoteo, hijo de padre pagano y cuya madre era una piadosa cristiana de origen judío, de nombre Eunice (Act_16:1; 2Ti_1:5), y natural de Listra, en Licaonia, fue convertido por Pablo probablemente en su primer viaje misionero (Act_14:6; 1Ti_1:2); en su segundo viaje misionero a Listra, Pablo le convenció, cuando aún era joven (1Ti_4:12), para que le acompañase en su misión (Act_16:1-3). Desde entonces acompañó casi continuamente al Apóstol. En el segundo viaje misionero, el Apóstol de los gentiles lo envió de Atenas a Tesalónica con una misión importante (1Th_3:2-6); en el tercero, lo envió de éfeso a Corinto con un encargo difícil (1Co_4:17; 1Co_16:10 s; Act_19:22). Permaneció con Pablo en el viaje de regreso de Corinto a Jerusalén (Act_20:4) y durante su primera cautividad en Roma, en los años 61-63 (Phi_1:1; Phi_2:19; Col_1:1; Phm_1:1). En seis cartas se le nombra como remitente y como colaborador del Apóstol (1 Tes; 2Tes; 2Cor; Col; Flm; Flp). En la primera carta a Timoteo, que Pablo escribió hacia el año 65, poco después de su partida de éfeso y durante una breve estancia en Macedonia, recuerda a su representante lo que debe hacer en éfeso: luchar contra los falsos maestros dentro de la comunidad y velar por la organización y por la vida de la Iglesia que se le ha encomendado.

1. El mismo Pablo se había dedicado al trabajo misionero en éfeso durante tres años, desde el 54 al 57 (Act 19); ahora ha dejado a Timoteo en Efeso como representante suyo (1,2), con el encargo de oponerse a los falsos maestros que amenazaban seriamente la vida de la comunidad (1,18-20; 6,11-16). De lo que se nos dice en la carta no es posible obtener una imagen clara de estos falsos maestros. Son miembros de la comunidad cristiana (1,4; 6,4); por tanto, no se han separado totalmente de ella. Proceden del judaísmo, ya que se ocupan de fábulas judías y de genealogías (1,4; 4,7). Pretenden orgullosamente ser doctores de la ley (1,7), a pesar de que no conocen el significado de la ley. Se glorían de su agudeza al interpretar la Escritura y de su estricto legalismo (cf. Tit_1:14). Establecen severas exigencias ascéticas, extrañas al judaísmo, como la prohibición del matrimonio (Tit_4:3). Exigen además abstenerse de determinados alimentos (Tit_4:3). Todos estos rasgos muestran que se trata de una forma de falsa doctrina judaizante, que ya nos es conocida por Col_2:16-18. La razón más profunda de que estos hombres se separen de la comunidad y deserten de ella es que han abandonado «las saludables palabras» de Jesucristo y «la doctrina conforme con la piedad» (Col_6:3). Esta desviación no se debe, como los falsos maestros pretextan, a una comprensión más clara de las verdades reveladas, sino a orgullo y presunción (Col_6:4). Esta actitud desviada destruye el amor en la comunidad, desgarra la hermandad de los cristianos (Col_6:4 s). Con palabras especialmente duras fustiga el Apóstol la ambición de los falsos maestros, que de la religión hacen un negocio (Col_6:5). Contra los falsos maestros muestra Pablo el objetivo de toda predicación cristiana: la caridad (Col_1:5), y describe cuál es, según la doctrina del Evangelio, el cometido de la ley del Antiguo Testamento (Col_1:8-11). A la ambición de los falsos maestros contrapone la sobriedad de los cristianos (Col_6:7 s) y señala los peligros que amenazan a todo aquel que corre tras las riquezas (Col_6:9). Como los falsos maestros representan un gran peligro en el seno de la comunidad de Efeso, Pablo ha arrojado ya de la comunidad, con su autoridad, a dos hombres: Himeneo y Alejandro (Col_1:20). Pero el surgir de estos falsos maestros, a pesar de lo peligrosos que son para la comunidad, no debe sorprender ni a Timoteo ni a la comunidad, pues el Espíritu de Dios lo ha predicho ya (Col_4:1); también estos acontecimientos forman parte del plan salvador de Dios. Los falsos maestros no son más que instrumentos de Satán (Col_4:1); se caracterizan por una piedad hipócrita (Col_4:2) y llevan en su conciencia el estigma del pecado (Col_4:2). Sus severas exigencias ascéticas en lo relativo a la abstención del matrimonio y de determinados alimentos van contra el orden instituido por Dios en la creación (Col_4:3 s). Sus doctrinas no son más que «fábulas profanas, propias de viejas», a las que Timoteo debe oponerse decididamente, sin enredarse en discusiones con ellos (Col_4:7; Col_6:20). En vez de correr tras los bienes y el dinero, Timoteo debe perseguir las virtudes que regulan su relación con Dios y con los hombres (Col_6:11) y luchar en el buen combate de la fe (Col_6:12). Conjurándole solemnemente, el Apóstol le exige guardar la fe cristiana, viviendo una vida auténticamente cristiana, hasta el advenimiento de Jesucristo para el juicio final (Col_6:13 s). Brevemente resume Pablo al final de la carta lo que quiere de Timoteo: debe guardar fielmente la doctrina cristiana de la fe, que le ha sido confiada, y oponerse enérgicamente a los falsos maestros (Col_6:20).

2. Otra tarea de Timoteo en éfeso es la de seguir organizando la comunidad. La comunidad tiene ya tras sí los primeros años de su existencia; la división de ministros en «obispos» y diáconos está ya consagrada. Pablo establece en esta carta Ios requisitos que Timoteo debe pedir y observar al constituir «obispos» (Col_3:1-7) y diáconos (Col_3:8-13). Estas normas, según deseo del Apóstol, no deben aplicarse sólo en éfeso, sino en toda la Iglesia del Asia Menor, que forma parte de la Iglesia total, «columna y fundamento de la verdad» (3,15). En la gloria del «misterio de la piedad» confiado a la Iglesia (3,16) se encuentra la razón de las exigencias que Pablo impone a los ministros. En un magnifico himno cristológico explica el Apóstol este «misterio de la piedad» (3,14-16). Pablo da también instrucciones a su representante sobre los requisitos necesarios para otro cargo: el de viuda (5,9-16). Estas mujeres, que deben dedicarse, sobre todo, a tareas de caridad dentro de la comunidad cristiana, deben ser personas maduras, realmente probadas en la vida cristiana (5,9s). El Apóstol no quiere que se admitan viudas jóvenes a este cargo (5,11). Los peligros que se derivaban del trabajo de las viudas al servicio de la comunidad motivaron esta actitud de Pablo (5,11-13). Se añade a esto su triste experiencia de que algunas viudas jóvenes son ya presa de Satán (5,16). Su deseo es que estas viudas jóvenes se casen de nuevo y atiendan a sus obligaciones de madre (5,14).

3. Una tercera tarea de Timoteo es la de preocuparse por la vida cristiana de la comunidad de Efeso. Debe preocuparse de que la comunidad esté bien instruida. Frente a la predicación de los falsos maestros, que conduce a sutilezas, litigios y disputas, debe darse cuenta de que la instrucción cristiana tiene por objetivo la caridad, el amor auténtico y sólido, que procede de un corazón puro, de una conciencia sana y de una fe sincera (1,4s). El Apóstol tiene especial interés en que su representante se ocupe del culto (2,1-15). La oración de la comunidad cristiana debe incluir a todos los hombres, incluso a la autoridad civil (2,1-7). Sólo una oración que abarque a todos estará de acuerdo con la voluntad salvadora universal de Dios, que quiere salvar a todos los hombres (2,4). La oración de los cristianos debe brotar de un corazón puro, libre de ira y de doblez (2,8). Las mujeres cristianas no deben acudir a la oración con exceso de atavíos, sino adornadas con una vida temerosa de Dios y con buenas obras (2,9). Movido tal vez por inconvenientes surgidos en la comunidad, prohíbe el Apóstol que las mujeres intervengan públicamente en las reuniones de la comunidad y les señala sus deberes de madre, impuestos por Dios (2,12-15). La relación y la conducta de Timoteo con cada uno de los grupos y edades de los miembros de la comunidad debe estar determinada por la convicción de que la comunidad es una gran familia (5,1s).

Especialmente interesante y significativo es el hecho de que Pablo insista a su representante en que se preocupe de los más pobres de la comunidad, de las viudas (5,3-8) y de los esclavos (6,1s). Llama la atención la forma en que el Apóstol, como pastor experimentado de almas, separa los diversos grupos de viudas y se preocupa de que la ayuda caritativa y el apoyo de la comunidad se apliquen sólo a las viudas realmente necesitadas y desamparadas (5,3-5). Con gran insistencia señala la obligación seria que los cristianos tienen con sus padres y mayores (5,4-8).

Pablo conoce la pesada suerte de los numerosos esclavos que en las primeras comunidades cristianas «están sometidos al yugo» (6,1). Las instrucciones que da a su representante en éfeso se refieren a los esclavos cristianos, ya pertenezcan a un señor pagano (6,1) o cristiano (6,2). Deben preocuparse siempre, con su vida cristiana y cumpliendo fielmente sus obligaciones, de que «no se desacredite el nombre de Dios y nuestra doctrina» (6,1).

Pero la comunidad cristiana de éfeso, confiada a los cuidados pastorales de Timoteo, no está formada sólo por círculos socialmente débiles; hay también ricos en ella. Por eso es obligación de Timoteo advertir a esos cristianos ricos de los peligros de la riqueza (6,17-19). No deben poner su confianza en las posesiones y en las riquezas, sino en Dios que, en su bondad paterna, vela por todos (6,17). Deben utilizar sus riquezas para hacerse ricos en buenas obras y ser así «ricos ante Dios» (Luk_12:21).

Pablo da después importantes instrucciones a su representante en relación a los presbíteros que, como colegio, están al frente de la comunidad (Luk_5:17-25). Le encarga preocuparse de la paga de los presbíteros, que presiden la comunidad y «trabajan en la predicación y en la enseñanza» (Luk_5:17), y establece la obligación que la comunidad tiene de sostener a esos hombres (Luk_5:18). Intenta proteger su honra contra las acusaciones y sospechas infundadas (Luk_5:19). Da disposiciones sobre disciplina eclesiástica (Luk_5:20) y desea que a los presbíteros que falten se les someta a un juicio imparcial y justo (Luk_5:21): Con especial insistencia recuerda a Timoteo que la elección y consagración de un presbítero debe ser ocasión de reflexión y examen serio y maduro (Luk_5:22.24s), si no quiere hacerse culpable de pecados ajenos (Luk_5:22).

Cuanto más ejemplar es la vida del pastor, más floreciente es la vida de la comunidad. Por eso Timoteo, a pesar de su juventud (Luk_4:12), debe mostrarse en toda su vida como «buen servidor de Cristo Jesús», guiándose siempre por las «palabras de la fe» y por la «buena doctrina» (Luk_4:6-12). Dejando de lado las severas exigencias ascéticas de los falsos maestros, debe ejercitarse en la religión, a la que está prometida la vida eterna como don saludable (Luk_4:8). Debe preocuparse también de su salud, que es débil (Luk_5:23). Hasta la llegada de Pablo debe dedicarse «a la lectura, a la exhortación y a la enseñanza» (Luk_4:13). A1 ser constituido en su cargo, le ha sido dada una gracia especial para desempeñarlo, que no puede desperdiciar. Su fidelidad a la doctrina cristiana de fe y su vida ejemplar será lo que le conducirá, a él y a su comunidad, a la salvación (Luk_4:15 s).

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* Cf. Rom_15:23 s.28; Carta de Clemente 5.5-7.

** No todos admiten esta cronología de las cartas pastorales de san Pablo. Otra interpretación las coloca unos veinte años más tarde y niega que Pablo las haya escrito personalmente. Quien quiera orientarse en estas cuestiones, que no podemos plantear aquí, puede leer A. WIKENHAUSER, Introducción al Nuevo Testamento, Herder, Barcelona 2 1966.

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ENCABEZAMIENTO 1/01-02

1. REMITENTE Y DESTINATARIO (Rom_1:1-2a).

1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios, nuestro salvador, y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, 2a a Timoteo, su verdadero hijo en la fe.

Aunque la carta está dirigida a Timoteo, colaborador y discípulo suyo durante años, Pablo insiste enérgicamente en su dignidad y en su cargo de apóstol. Es «apóstol», enviado plenipotenciario de Cristo Jesús, y lo es por mandato de Dios. ¿Por qué esta alusión a sus plenos poderes, a su misión? No se trata de una carta privada, dirigida sólo a Timoteo. Es un escrito oficial, una palabra del Apóstol, válida ante todo para Timoteo, pero también para toda la comunidad de éfeso. Tras Timoteo está el Apóstol de los gentiles con toda su autoridad; tras Pablo están el mismo Cristo y Dios. Hay que comunicar algo a la comunidad de parte de Dios y por eso se les pide que presten gran atención.

Con esta carta, Pablo quiere robustecer la posición de su colaborador y actual representante en el seno de la comunidad; quiere darle el apoyo necesario en todos los problemas relativos a la lucha contra la falsa doctrina, a la organización y a la vida de la comunidad. Frente al mensaje de la carta es necesaria, además de la atención, la obediencia, pues este mensaje que Pablo nos comunica «proviene de Dios, nuestro Salvador», nuestro liberador. La salvación de los hombres, su redención, tiene su último fundamento en Dios. «Quiso él salvar a los creyentes mediante la predicación de la locura» (1Cor,21). Si, por la redención, los cristianos han llegado a ser una «nueva creación» (2Co_5:17), se lo deben a Dios, «que nos ha reconciliado consigo por medio de Cristo» (2Co_5:18). «Por la gracia habéis sido salvados... y esto... es don de Dios» (E£ 2,8). Pablo escribe «por mandato... de Cristo Jesús, nuestra esperanza». Jesucristo es la esperanza de los cristianos para esta vida y sobre todo para la eternidad, porque llevó a cabo, en la cruz, la acción redentora y con ella ganó todas las gracias para los hombres. Su acción redentora es la causa y el fundamento de toda salvación para los hombres. Sin Cristo, los cristianos serían como los paganos, «que no tienen esperanza» (1Th_4:13).

El destinatario de la carta es Timoteo, «su verdadero hijo en la fe». Era hijo de padre pagano y su madre era una piadosa cristiana de origen judío. Fue convertido por Pablo a la verdadera fe en Listra, probablemente en el primer viaje misionero (Cf.Act 14,6; 16,1). Por eso le llama «hijo querido y fiel en el Señor» (1Co_4:17); tiene los mismos sentimientos que Pablo, su padre espiritual. En la carta a los filipenses le elogia así: «Pues no tengo otro que participe de mi disposición de alma, como para ocuparse con tanta sinceridad de vuestras cosas... Pero de él ya sabéis las pruebas que ha dado, ya que, como un hijo al lado de su padre, ha estado conmigo al servicio del Evangelio» (Phi_2:20-22). ¡Qué semejante tiene que haber llegado a ser el discípulo al maestro, cómo tiene que parecerse el hijo al padre, qué unido tiene que estar con él en fidelidad y amor, para que Pablo llegue a decir estas palabras magníficas de Timoteo!

2. SALUDO (Phi_1:2b).

2b Gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor.

En vez de emplear el saludo griego («alegría») o judío («paz»), Pablo desea al destinatario gracia, misericordia y paz. Eleva el saludo ordinario, entonces usual, a un plano superior, cristiano, y desea lo que le parece más importante: «gracia», la benevolencia total, inagotable; «misericordia», tan necesaria al hombre pecador, y «paz», que podríamos calificar, mejor, como salvación. Fuente de estos dones sólo pueden ser Dios y Jesucristo, que como Hijo de Dios y Señor ensalzado es equiparado al Padre. Dios, como «Padre» nuestro, y Jesucristo, como «Señor» nuestro, garantizan que este saludo no será un deseo vano, sino eficaz, y que a Timoteo se le comunicará toda la plenitud de la benevolencia, de la misericordia y de la salvación.

Parte primera

LUCHA CONTRA LA FALSA DOCTRINA 1,3-20

En la mayor parte de las cartas del apóstol Pablo podemos distinguir dos partes: primero recuerda el Apóstol lo que Dios ha obrado, y muestra así la acción salvadora de Dios. Después, en una segunda parte, saca las consecuencias que esa acción salvadora tiene para la vida cristiana 5. La primera carta a Timoteo presenta otro esquema, más independiente. Da instrucciones para luchar contra el error y para resolver los problemas de organización y de vida de la comunidad, sin ajustarse a un esquema riguroso. Con esta carta, Pablo quiere animar a Timoteo a mostrarse decidido y firme en la lucha contra los falsos maestros que surgen en éfeso y robustecer su posición como representante del Apóstol y responsable de la comunidad, apoyándole con la fuerza de su palabra apostólica. Por eso traza en la primera parte de la carta una caracterización de los falsos maestros, que propagan una serie de fábulas judías y que pretenden ser doctores de la ley (1,3-7). Pero estos hombres tienen una concepción totalmente falsa de la ley, como enseña el Evangelio (1,8-11). La alusión al Evangelio que le ha sido confiado lleva a Pablo a dar gracias por haber sido elegido para proclamar la buena nueva (1,12-17). A continuación insta de nuevo a Timoteo a luchar contra la falsificación de la buena nueva, que los falsos maestros intentan hacer (1,18-20).

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5. Cf. ITes; 2Tes; Gá; Rom; Col; Ef.

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1. CARACTERES DE LOS FALSOS MAESTROS (1/03-07).

3 Cuando estaba a punto de partir para Macedonia, te rogué encarecidamente que te quedaras en éfeso. Así podrías exhortar a ciertas personas a que no enseñaran doctrinas extrañas...

Pablo, después de la primera cautividad romana (61-63), en un viaje misionero del que no conservamos ninguna noticia, había dejado a Timoteo en éfeso como representante suyo y responsable de la comunidad cristiana allí establecida, y había proseguido su viaje hacia Macedonia. él mismo se había dedicado personalmente al trabajo misionero en éfeso durante tres años, desde el 54 al 57 (Act 19) y luego, al despedirse de los ancianos de la comunidad de éfeso, en Mileto, antes de salir hacia Jerusalén, les había insistido en que vigilaran (Act_20:31). En esa ocasión les había predicho ya que después de su partida surgirían en medio de ellos «hombres que enseñarán cosas perversas para arrastrar a los discípulos en pos de sí» (Act_20:30). Al partir había exhortado a Timoteo a actuar con decisión contra «ciertas personas», los falsos maestros. Le escribe esta carta para recordárselo y para que cuente con un escrito apostólico oficial que le acredite ante la comunidad.

Pablo ya no puede estar presente en todos sus antiguos puestos de misión; ya no puede velar personalmente por las comunidades cristianas. Por eso deja como representantes suyos a sus discípulos y colaboradores y los hace responsables de las comunidades (*). Timoteo es aún imprescindible en éfeso y por eso no puede seguir viaje en compañía de Pablo. Ha sucedido lo que el Apóstol les había predicho a los ancianos en Mileto, al despedirse de ellos. En la comunidad han surgido ciertos señores que hablan «cosas perversas». Estos falsos maestros constituyen una seria amenaza, porque, aunque es cierto que siguen perteneciendo aún a la comunidad cristiana, han entrado por los senderos del error; representan un gran peligro para toda la comunidad. Ha crecido la cizaña que el enemigo sembró entre el trigo. En el curso de la historia de la Iglesia se repetirá continuamente lo que el Señor había dicho un día a sus discípulos en la parábola de la cizaña sembrada entre el trigo (Mat_13:24-30). El Señor ha sembrado la buena semilla en el campo, después llegará el enemigo y sembrará la cizaña entre el trigo. Cuando la semilla crezca y eche fruto, aparecerá también la cizaña.

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* Cf. la situación semejante de Tito en Creta: Tit_1:5.

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4 ...ni se preocuparan de fábulas y genealogías interminables, que sólo suscitan especulaciones, en vez de fomentar los designios de Dios, fundados en la fe.

¿Qué doctrinas han enseñado en éfeso estos falsos maestros? Pablo no las describe a fondo. Dice sólo que se preocupan de «fábulas y genealogías interminables». Alude a fábulas rabínicas que carecen de verdad y de fundamento real. Se trata, con toda probabilidad, de narraciones fantásticas y de especulaciones sobre genealogías del Antiguo Testamento, que, con sus series de estirpes inmensamente largas, dan impresión de profundidad. Estas falsas doctrinas muestran así su origen judío (*), pero dejan ver también huellas de un error posterior muy peligroso: el gnosticismo (**). Más importante que la descripción exacta de este error, que Timoteo ya conoce, son para el Apóstol las consecuencias que aparecen en la comunidad. Los falsos maestros suscitan especulaciones, discordias y disputas por cosas sin importancia, en vez de presentar el plan salvífico de Dios, fundado en la fe verdadera y no mixtificada. Toda doctrina que se oponga a la doctrina revelada, tal como la Iglesia la enuncia por su magisterio, conducirá siempre a estas desastrosas consecuencias y destruirá en la comunidad, de una forma o de otra, el amor y la paz. Una doctrina opuesta a la doctrina revelada no puede contribuir al plan salvífico de Dios, que se funda en la fe; no logra su objetivo.

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* Cf. Tit_1:10.14s; Tit_3:9.

** Cf 1Ti_4:3; 1Ti_6:20; 2Ti_2:18; Tit_1:6

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5 El fin de la exhortación es la caridad, que procede de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera, 6 de las que, por haberse desviado, algunos se han perdido en vana palabrería.

Frente a estos falsos maestros muestra Pablo cuál ha de ser el objetivo de la exhortación auténtica y de la predicación: la caridad, el amor a Dios y a los demás hombres. Mas, para que este amor sea auténtico y verdadero, son necesarias tres cosas: debe brotar de un corazón «puro», íntegro, libre de todo egoísmo y de toda pasión mala; de una «buena conciencia», que se sabe ligada a Dios en todas sus acciones y deseos, y de una «fe sincera», libre de hipocresía, fundada en una convicción auténtica, y no en una exhibición brillante de especulaciones teológicas, como hacen los falsos maestros. Los falsos maestros no han tenido en cuenta este objetivo de la exhortación y de la predicación auténticas. Han descuidado los tres requisitos necesarios para que haya auténtica caridad cristiana. Por eso su exhortación se ha convertido en una «vana palabrería». Dicen muchas palabras, pero pasan por encima del núcleo del mensaje cristiano, sin tocarlo. Todas sus consideraciones prolijas, que parecen tan profundas, semejan «una campana que toca o un címbalo que resuena» (1Co_13:1). Su predicación es charlatanería inútil. Es duro el juicio que el Apóstol emite sobre la predicación de los falsos maestros. Si en la comunidad cristiana la exhortación no va dirigida a su objetivo propio y último, el amor verdadero y auténtico, se convierte siempre en una maraña de palabras hueras.

7 Pretenden ser doctores de la ley, siendo así que no comprenden ni lo que dicen ni aquello sobre lo que dogmatizan.

El Apóstol hace aún otro reproche a estos falsos maestros. Alegan la orgullosa pretensión de ser «doctores de la ley», pero no conocen con claridad qué significa la ley. Se atribuyen un conocimiento que no poseen de la ley del Antiguo Testamento y de su significación para la comunidad de los salvados del Nuevo Testamento. Pretenden gloriarse de la agudeza de sus interpretaciones de la Escritura, de su rígido legalismo y de las severas exigencias ascéticas que imponen a la comunidad (1Co_4:3). Tal actitud, que pone la mera ciencia humana en lugar de la fe y la prestación legal en lugar del amor, muestra que estos falsos maestros no han entendido el Evangelio ni el Antiguo Testamento. La predicación de los falsos maestros, según el juicio del Apóstol, no es sino «vana palabrería». Por eso el Apóstol no tiene más remedio que exponer, frente a esta concepción falsa, el verdadero papel y la verdadera función de la ley antigua.

2. LA LEY SEGÚN EL EVANGELIO (1/08-11).

En cartas anteriores, Pablo había tratado ampliamente de la relación que existe entre la ley del Antiguo Testamento y la caridad cristiana, por ejemplo en la carta a los Gálatas, de carácter combativo, y, con mayor amplitud y serenidad, en la carta a los Romanos: Sin discrepar un ápice de lo que dice en esos escritos, expone ahora, en breves rasgos, cuál es la auténtica posición cristiana frente a la ley del Antiguo Testamento.

8 Ya sabemos que la ley es una cosa excelente, si realmente se hace de ella el uso que como tal ley le corresponde: 9 o sea, teniendo en cuenta que la ley no está ahí para el hombre honrado, sino para prevaricadores y rebeldes, para impíos y pecadores, para profanadores y sacrílegos, para parricidas y matricidas, para homicidas, 10 para adúlteros, para sodomitas, para traficantes de seres humanos, para embusteros, para perjuros y para cualquier otra cosa que se oponga a la sana doctrina...

Pablo, que se considera un cristiano más, empieza diciendo que la ley es una cosa excelente. ¿Por qué? Porque procede de Dios, el Señor 9, y tiene un fin que cumplir, querido por Dios: preparar el orden cristiano de salvación. Es «el ayo que nos ha conducido a Cristo» (Gal_3:24). Pero con Cristo ha llegado el «fin de la ley» (Rom_10:4). Ahora la ley es buena sólo si se usa como tal ley, si se aplica según el sentido que tiene, sin ir más allá de su objetivo, si se entiende en el espíritu del Evangelio 10.

Por eso, para los justos, para los que han sido llamados del pecado por la gracia de Dios y separados así del «mundo» pecador, para los hombres llamados por Dios y llenos con nueva vida en Cristo, ya no hay ninguna ley que irrumpa desde fuera. Quien ha sido liberado por Cristo del pecado está libre de la ley; vive por la fe y no por la ley 11. El contenido auténtico de la ley ha pasado a ser posesión interna del cristiano y conforma toda su vida y su personalidad. Para el cristiano, la ley ha perdido su carácter de sancionadora.

Como elemento conductor, como ley que dirige al hombre desde fuera, vale sólo para aquellos hombres que han incurrido en el pecado, para los «prevaricadores», como los llama Pablo en el catálogo de vicios 12 que pone a continuación. A la doctrina del Evangelio, a la que se oponen todos estos vicios, la llama «sana doctrina». Es la expresión plena de la salud espiritual y moral y produce una vida sana, moralmente pura. Por eso lo que se opone a la doctrina de la buena nueva no es cosa sana, contiene gérmenes del mal y conduce a la inmoralidad. Para aquellos hombres que se dejan guiar por esa doctrina caduca, sigue siendo válida la ley.

Con esta concepción de la ley veterotestamentaria supera el Apóstol la posición de obediencia a la ley de la antigua alianza y llega a la idea de libertad cristiana. En la libertad de los hijos de Dios está superado todo legalismo que irrumpa desde fuera. Como redimidos, los cristianos están conformados por la gracia de Cristo y deben dar forma a su vida a partir de este nuevo principio de vida.

¡Cuán grande es la dignidad del hombre cristiano que predica el Apóstol! El cristiano, que sigue la sana doctrina de la buena nueva y que ha sido justificado por Cristo, se deja guiar en su vida por el amor que Dios le ha dado y que habita en él, que se ha convertido ahora para él en la única ley.

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9. Cf. Rom_7:12.14.16; 2Ti_3:15-17.

10. Cf. 2Co_3:14-16.

11. Cf. Gal_3:11; Gal_5:18; Rom_1:17; Rom_10:4.

12. Catálogos semejantes de vicios en Rom_1:29-31; Rom_13:13; Ciro 5,10s; 6,9s; 2Co_12:20; Gal_5:19-21; Eph_4:31; Eph_5:3 s; Col_3:5-8; 2Ti_3:2-5.

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11...Según la buena nueva de gloria del Dios bienaventurado, que me ha sido encomendada.

La proclamación de esta libertad de la ley antigua es el contenido y la enseñanza del evangelio encomendado al Apóstol. Este Evangelio revela la gloria final de Dios que, en su eternidad y continuidad, posee la suma bienaventuranza. Con justificado orgullo e insistencia añade Pablo que fue precisamente a él a quien Dios eligió para proclamar esa buena nueva y a quien le fue encomendada. En la misma medida en que es consciente de su indignidad ante Dios, sabe que ha sido elegido por Dios. Lleno de agradecimiento a Dios contempla las maravillas que la gracia de Dios ha hecho en él y por él: «Por la gracia de Dios soy lo que soy» (1Co_15:10).

3. ACCIÓN DE GRACIAS POR HABER SIDO ELEGIDO PARA PREDICAR LA BUENA NUEVA (1/12-17).

12 Doy gracias al que me ha capacitado, Cristo Jesús nuestro Señor: él me ha creído fiel y me ha encomendado este servicio...

Pablo se ha referido al encargo recibido de predicar la buena nueva y a su consiguiente autoridad apostólica frente a los falsos maestros. Este hecho le trae a la mente el día de gracia, de Damasco. Haber sido elegido como Apóstol lo debe, en último término, a la bondad misericordiosa de su Señor, Jesucristo. No puede concebirlo; le parece un milagro que el Señor le haya llamado a su servicio, que le haya considerado fiel para esa tarea y se la haya confiado. En la primera carta a los Corintios dice que en los «servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios», lo que se busca es que «sean fieles» (1Co_4:2). A él Cristo le ha hecho capaz de esta fidelidad y de merecer esa confianza. Pablo da gracias por este amor misericordioso e incomprensible de su Señor. Su corazón está totalmente lleno de agradecimiento y no cesa de instar a los cristianos a dar gracias. Los cristianos se distinguen de los paganos en que dan gracias siempre y en todas partes, para que surja «una abundante acción de gracias para la gloria de Dios» (2Co_4:15).

13...a mí, que antes había sido blasfemo, perseguidor y ultrajador; pero fui tratado con misericordia, porque actué con ignorancia cuando aún no tenía fe.

Para describir esta maravilla de la misericordia de Dios, expone con toda crudeza el contraste entre su vida pasada y su vida actual, entre los dos grandes períodos de su vida: el período anterior a la hora de Damasco y el período posterior a aquella hora. En su vida anterior era un «blasfemo», que injuriaba el nombre de Cristo y toda su obra, que perseguía a la Iglesia con odio y con encarnizamiento. él mismo describe su odio contra los cristianos en su discurso ante Agripa: «A muchos de los santos yo encerré en la cárcel... y cuando se les daba muerte, yo daba mi voto contra ellos; por todas las sinagogas, muchas veces a fuerza de castigos, los obligaba a blasfemar y, enfurecido hasta el extremo, los perseguía incluso en las ciudades extranjeras» (Act_26:10 s). Y reconoce también: «Perseguía a la Iglesia de Dios con encarnizamiento, y pretendía destruirla» (Gal_1:13). Pablo no cesa 13 de recordar su antiguo odio contra Cristo, contra su doctrina y sus discípulos. ¿Cómo pudo Dios, a pesar de esto, elegirlo para apóstol suyo? Sólo ve una explicación para este milagro de la gracia: fui tratado con misericordia. Fue tratado por Dios con un amor misericordioso, incomprensible, del que él, «blasfemo, perseguidor y ultrajador», no era digno. El hecho de que Pablo obrara «con ignorancia, cuando aún no tenía fe» , sin entender absolutamente el misterio de Cristo, no cambia en nada su culpa, pero explica cómo fue posible la misericordia de Dios. Le alcanzó aquel amor incomprensible, perdonador y misericordioso del Señor, que dijo en la cruz: «Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen» (Luk_23:34).

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13. Cf. Act_22:4; 1Co_15:9; Phi_3:6.

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14 La gracia de nuestro Señor sobreabundó, con la fe y con la caridad que hay en Cristo Jesús.

Cuando Pablo vuelve su mirada hacia su vida anterior a la hora de Damasco, sólo puede dar gracias, dar gracias continuamente por la misericordia incomprensible con que fue tratado. La riqueza de la gracia y de la misericordia de Dios «sobreabundó» en él. Pero la benevolencia de Dios fue aún más lejos: juntamente con esa misericordia le fue dada aquella fe y aquella caridad que tienen su fundamento y su centro en Jesucristo. Desde su conversión posee una vida nueva, la vida en comunión con Cristo. Esta comunión le da fuerza para creer en su Señor y amar a los hermanos. Así, la misericordia inconcebible e incomprensible de Dios continúa actuando siempre en él.

15 He aquí una sentencia veraz y digna de toda aceptación: Cristo Jesús vino al mundo para salvar pecadores, el primero de los cuales soy yo.

Pablo vuelve sobre lo dicho y lo resume introduciéndolo con una fórmula que era usual en los escritos judíos (*). Probablemente elige para esto un modelo de profesión de fe conocido por los cristianos y usual entre ellos: «Cristo Jesús vino al mundo para salvar pecadores.» Jesucristo, el Hijo unigénito de Dios, el que desde la eternidad estaba, como Hijo, junto al Padre, vino a este mundo cuando llegó la fecha señalada. El fin de su encarnación es la salvación de los pecadores, la redención de los hombres que, por el pecado, estaban separados de Dios y perdidos, y habían incurrido en la ira de Dios. Jesús había dicho a Zaqueo, el recaudador: «El Hijo del hombre ha venido a buscar y salvar lo que estaba perdido» (Luk_19:10).

Pablo, en su conversión, ha experimentado en sí mismo cuál es el fin de la encarnación de Jesucristo: la salvación de los pecadores. Su conversión, su vocación y su elección son un caso particular de la obra redentora realizada por Jesucristo en favor de los pecadores. Estaba en el número de los «perdidos», de aquellos sobre quienes Dios, con justicia, iba a dejar caer su castigo; era uno de los principales de ellos, era el primero de ellos. Es cierto que ahora su culpa ha sido borrada, pero sigue siendo para él motivo continuo de humildad y agradecimiento. Es consciente de su total dependencia del Dios santísimo y de la misericordia infinita de Dios, que lo llamó y lo constituyó apóstol, a pesar de que se encarnizó contra Cristo y persiguió a sus discípulos. Por eso se llama a sí mismo «el menor de los apóstoles, que no es digno de llamarse apóstol, porque persiguió a la Iglesia de Dios» (1Co_15:9), «el menor de todos los santos» (Eph_3:8). Pablo ha experimentado la sobreabundancia de la gracia de Dios. Cuanto más profundiza en el amor y en la benevolencia incomprensibles de Dios, tanto más crece en humildad ante Dios y tanto mayor es su agradecimiento.

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* Con frecuencia en las cartas pastorales: 1Ti_3:1; 1Ti_4:9; 2Ti_2:11; Tit_3:8.

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16 Pero yo fui tratado con misericordia precisamente para que fuera yo el primero en quien Jesucristo demostrara toda su paciencia para ejemplo de los que han de tener fe en él en orden a la vida eterna.

Llegamos ahora a lo más importante: Pablo sabe por qué ha sido tratado con misericordia. En el plan salvador de Dios su conversión y su elección tenían una razón especial de ser. Cuando el primero entre los pecadores se convirtió en el primero entre los que tienen la gracia, cuando Jesucristo derramó sobre Pablo toda la plenitud de su misericordia y de su benevolencia, Pablo se convirtió en ejemplo del cauce que había de seguir en el futuro la misericordia de Dios. En él se manifestó a todo el mundo cómo alcanzarían la vida y la salvación eternas todos aquellos que creyeran en Cristo y le pusieran como fundamento para construir el edificio de su vida. Su conversión y su elección debían ser prototipo de todas las sucesivas misericordias de Dios y mostrar la comprensión infinita de Jesucristo. Igual que él, otros hombres, por el amor misericordioso de Dios, pueden y deben llegar a la fe y a la salvación desde el abismo profundo de sus pecados y de su error. Pablo es el testimonio irrefutable de que ningún hombre está tan perdido ante Dios que no puedan alcanzarle la misericordia incomprensible y el amor inconcebible de Cristo, que vino para «buscar y salvar lo que estaba perdido» (Luk_19:10).

17 Al rey de los siglos, incorruptible e invisible, al Dios único, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amen.

Las palabras de Pablo desembocan espontáneamente en una oración de acción de gracias. El recuerdo de su elección y de la bondad de Dios que se manifestó en ella obliga a Pablo a ponerse de rodillas para alabar a Dios. Encuentra la formulación conveniente en una oración litúrgica que se recitaba a menudo en el culto de la comunidad primitiva y que fue acogida más tarde en el breviario de la Iglesia (en la hora de prima). Se debe adorar al rey de los siglos, que hace que una era suceda a otra hasta que, con la segunda venida de Cristo, los tiempos lleguen a su plenitud, que está por encima de todos los tiempos y de toda criatura, que permanece igual en medio de todos los cambios y cuyos años no terminan nunca. Es el Dios «incorruptible», que es fuente de la vida y da toda vida. Es el Dios «invisible», que vive en la plenitud de la luz y al que ningún hombre puede ver jamás (Cf. Joh_1:18). Es el Dios «único», que está por encima de toda la creación. A este Dios, que con amor y misericordia quiere la salvación de los pecadores, se le deben honor y gloria por los siglos de los siglos. ¿Se puede adorar, alabar y ensalzar a Dios con palabras mejores que éstas, que han pasado de esta carta al breviario de la Iglesia?

4. NUEVA EXHORTACIÓN A LUCHAR CONTRA LOS FALSOS MAESTROS (1/18-20).

Después de esta breve mirada retrospectiva a su propia vocación (Joh_1:12-17), Pablo vuelve de nuevo a su propósito. Insta otra vez a su discípulo y representante a luchar contra la falsificación de la buena nueva que hacen los falsos maestros.

18a Te dirijo esta exhortación, hijo mío Timoteo, según las profecías un tiempo pronunciadas sobre ti...

En una alocución personal se dirige el Apóstol a Timoteo, su «hijo», que al convertirse a la fe cristiana en orden a la vida eterna ha demostrado tener los mismos sentimientos que Pablo, su padre espiritual. Confiando en esa estrecha unión que existe entre ellos, Pablo insiste en los puntos de su predicación y de su catequesis que ya antes ha tocado (Joh_1:3-11). Le recuerda a Timoteo antiguas profecías que se referían a él, sobre cuyo contenido, por desgracia, no sabemos nada. Seguramente predecían una actuación generosa de Timoteo en pro de la verdad de la buena nueva ¿Cómo podemos suponer que se pronunciaron esas profecías? Con toda probabilidad se trataba de actuaciones extraordinarias del Espíritu, de palabras y profecías pronunciadas bajo el influjo del Espíritu Santo por hombres dotados del don de profecía, que señalaron a Timoteo cuando Pablo, al partir de éfeso, buscaba un vicario. Tenemos un precedente en la vida del mismo Pablo, cuando por indicación del Espíritu Santo, manifestada por un profeta, fue destinado, junto con Bernabé, a la labor misional (Act_13:2 s).

No fueron, pues, consideraciones meramente humanas las que llevaron a Pablo a dejar al joven Timoteo como representante suyo en éfeso, sino indicaciones del Espíritu Santo. El Espíritu de Dios vela sobre las comunidades y señala aquellos hombres que deben tomar sobre sí la pesada carga de suceder al Apóstol de los gentiles. Así sucedió entonces en éfeso y así sigue sucediendo siempre en la Iglesia, aunque la voluntad de Dios no se manifieste siempre con profecías expresas. Ya el Señor había prometido a sus discípulos: «Y mirad: yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo» (Mat_28:20).

18b ... para que, apoyado en ellas, luches en el buen combate, 19a con fe y buena conciencia.

Las profecías pronunciadas sobre Timoteo debían darle fuerza para llevar la responsabilidad que se le da en éfeso y para luchar en el buen combate, sobre todo en el combate contra la falsificación de la buena nueva. A Pablo le gusta comparar la vida del cristiano, y sobre toda la vida y misión del que tiene un cargo en la comunidad, con el servicio militar (*). Como guerrero de Jesucristo, el ministro debe estar armado para el combate y para el sufrimiento. Por eso insta a Timoteo a «luchar en el buen combate», como buen soldado de Cristo, apoyado en las profecías que a él se refieren. Las armas más importantes para ese combate son la fe y la buena conciencia. La fe y la buena conciencia están íntimamente unidas y le dan fuerza para vencer al error. Quien va al combate con fe débil, vacilante y con conciencia manchada e impura perecerá sin remedio. En el combate por la buena nueva, Timoteo debe mantenerse firme en su fe y dejarse guiar en su conducta por la voz de la buena conciencia y, mediante ella, por la voz de Dios. La vida cristiana es como una milicia por el Señor; por eso exige lucha continua. Quien quiera vencer debe tener una fe firme y una conciencia buena.

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* Cf. 1Co_9:7; 2Co_10:3; Phi_2:25; 2Ti_2:3 s.

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19b por haberse sacudido esta conciencia algunos naufragaron en la fe: 20 entre ellos están Himeneo y Alejandro, que yo entregué a Satán, para que aprendan a no blasfemar.

El destino de esos hombres, de los que Pablo menciona a dos por sus nombres como ejemplo estremecedor, muestra la seriedad del combate. ¿Cómo empezó su perdición? Se sacudieron de encima la buena conciencia. Rechazaron, como una carga incómoda, las obligaciones que les imponía su conciencia. Su perdición comenzó con una vida libertina e inmoral. Fueron juego de sus pasiones y por eso «naufragaron en la fe». A menudo el camino que aquí muestra el Apóstol conduce los cristianos a la deserción. Se empieza por ser débil en lo moral, por perder el dominio de sí mismo y esclavizarse a las pasiones, y se llega a desertar de la fe.

Himeneo y Alejandro tal vez eran ambos colaboradores de Pablo y de Timoteo en Efeso; en todo caso, Timoteo los conocía (*). Ambos entregó Pablo a Satán, tal vez al marchar de éfeso, porque con su vida y su doctrina representaban un peligro para toda la comunidad y amenazaban destruirla. No sabemos cómo se produjo exactamente esa entrega a Satán. Quizás Pablo hizo algo semejante a cuando entregó a Satán los incestuosos de Corinto (1Co_5:5). Probablemente el Apóstol alejó a ambos falsos maestros de la comunidad de la Iglesia y, por tanto, también de la celebración de la eucaristía. Eso les serviría para aprender, para volver en sí y poder retornar a la comunidad de la Iglesia.

Esta exclusión de la comunidad de éfeso, que el Apóstol realiza, es un acto de disciplina eclesiástica; no se debe, pues, a motivos personales. Se hace por el bien de la comunidad, porque su vida religiosa corre peligro de ser destruida, y por bien de los pecadores, para que no se hundan más en el pecado. La intención de Pablo al «entregarlos a Satán» no era excluirlos definitivamente de la comunidad, sino llevarlos, por medio de esta dura medida, a mejorar su vida, sometiéndose a la disciplina que se les impone. Pablo se preocupa por la comunidad que le ha sido confiada como una madre que amamanta a su hijo y le da todo el amor de su corazón (1Th_2:7 s); como una madre, sufre dolores de parto por los cristianos a él confiados (Gal_4:19). Pero es consciente también de que Cristo le ha dado plenos poderes, y entre ellos el poder de «atar y desatar» (**). Ese mismo amor y esa misma autoridad pastoral se delegan en la Iglesia a los sucesores de los apóstoles: los obispos.

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* Himeneo podría ser aquel a quien en 2Ti_2:17 s se llama negador de la resurrección. No está claro si Alejandro es el herrero Alejandro a que alude 2Ti_4:14, contra el que se advierte especialmente a Timoteo.

** Cf. Mat_18:18; 1Co 5,2s.

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Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Saludo epistolar, 1:1-2.
1 Pablo, apóstol de Cristo Jesús por el mandato de Dios nuestro Salvador y de Cristo Jesús, nuestra esperanza, 2 a Timoteo, verdadero hijo en la fe: gracia, misericordia, paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, nuestro Señor.

Esta fórmula de saludo, en sus líneas fundamentales, es la misma que hemos visto ya en cartas anteriores (cf. Rom_1:1-7; 1Co_1:1-3; Efe_1:1-2).
Hay, sin embargo, algunos términos nuevos, y son los siguientes: Primeramente el apelativo Salvador aplicado al Padre (v.1). En las otras cartas encontramos ese nombre aplicado a Cristo (cf. Efe_5:23; Flp_3:20), pero en las pastorales lo encontramos no sólo aplicado a Cristo (cf. 2Ti_1:10; Tit_1:4; Tit_2:13; Tit_3:6), sino también al Padre (1Ti_1:1; 1Ti_2:3; 1Ti_4:10; Tit_1:3; Tit_2:10; Tit_3:4), que nos ha salvado por medio de Cristo (cf. 1Co_1:21; 2Co_5:18; Efe_2:8). Nuevo es también el que, en la fórmula misma de saludo, se hable de Cristo nuestra esperanza (v.1), como tratando de hacer resaltar ya desde el principio que sólo en Cristo, no en la Ley ni en otra parte alguna, hemos de poner el objeto y fundamento de nuestra esperanza (cf. Col_1:27). Igualmente es nuevo el término misericordia (v.2), añadido a los usuales gracia y paz (cf.JRom 1:7); quizás el Apóstol trate de hacer resaltar nuestra extrema indigencia, indicando, además, la fuente de que provienen esa gracia y esa paz.
Notemos también el adjetivo verdadero (?????? ), aplicado a Timoteo como hijo de Pablo en la fe (v.2). El mismo término se aplica luego a Tito (cf. Tit_1:4). Probablemente ambos habían sido bautizados por Pablo, y eran sus hijos espirituales; pero, aparte de eso, ambos habían demostrado en la práctica ser genuinos hijos espiritualmente de Pablo, al contrario de otros que se habían mostrado hijos o secuaces indignos, como Himeneo y Alejandro (cf. v. 19-20).

El peligro de los falsos doctores,Tit_1:3-11.
3 Te rogué, al partir para Macedonia, que te quedaras en Efeso, para que requirieses a algunos que no enseñasen doctrinas extrañas, 4 ni se ocupasen en fábulas y genealogías inacabables, más a propósito para engendrar disputas que para el plan de salud de Dios, mediante la fe. 5 El fin del requerimiento es la caridad que procede de un corazón puro, de una conciencia buena y de una fe sincera, 6 de cuya línea algunos se desvían, viniendo a dar en vaciedades, 7 alardeando de doctores de la Ley, sin entender lo que dicen ni lo que afirman. 8 Pues sabemos que la Ley es buena para quien use de ella convenientemente, 9 teniendo en cuenta que la Ley no es para los justos, sino para los inicuos, para los rebeldes, para los impíos y pecadores, para los que carecen de religión y piedad, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, 10 para los prostituios y sodomitas, ladrones de esclavos, embusteros, perjuros y si algún otro hay que se oponga a la sana doctrina. 11 conforme al Evangelio glorioso del bienaventurado Dios, que me ha sido encomendado.

Toda la carta, tan acertadamente resumida luego al final (cf. 6:20), es una recomendación a Timoteo a que sea fiel transmisor del mensaje de Cristo. No todos interpretaban bien ese mensaje, y en Efeso concretamente habían surgido falsos predicadores que lo desfiguraban, enseñando doctrinas extrañas (???????????????? ) y ocupándose en fábulas (????? ) y genealogías inacabables (??????????? ????????? ), más a propósito para sembrar discordias entre los fieles que para favorecer el plan de bendición de Dios mediante la fe; contra todo eso había de luchar Timoteo, y a ese fin lo había dejado Pablo en Efeso (v.3-4).
¿Cuáles eran concretamente esas doctrinas extrañas que el Apóstol trata de proscribir y a las que, de una u otra manera, alude varias veces (cf. 4:3; 6:4; Tit_1:14; Tit_3:9) en estas cartas pastorales? Se ha hablado de las doctrinas gnósticas del siglo II, con sus interminables discusiones sobre emanaciones y genealogías de eones, siendo ésta precisamente una de las principales razones en que se apoyan muchos críticos para negar la autenticidad paulina de estas cartas. Sin embargo, como ya expusimos en la introducción, nada hay en los textos que nos autorice a suponer esa identificación. Creemos que se trata de los mismos agitadores combatidos ya, hacía dos o tres años, en la carta a los Colosenses (cf. Col_2:4 :23). Eran de procedencia judía y tenían en gran aprecio la Ley (cf. v.7), pero su judaismo era mucho menos cerrado que el de las escuelas rabínicas de Jerusalén, mezclando elementos helenistas con elementos judíos. Parece pertenecían, como ya indicamos en la introducción a la carta a los Colosenses, a la misma corriente esenia que encontramos en Qumrán. Las fábulas y genealogías (v.4), más que alusión a las generaciones de eones, cosa por esas fechas todavía poco en boga, serían una alusión a las especulaciones sobre genealogías de los patriarcas y demás héroes bíblicos, cosa de que entonces gustaban mucho los judíos, como es buena prueba el Libro de los jubileos.
De todo eso, San Pablo dice que era más a propósito para engendrar disputas que para el plan de salud de Dios mediante la fe (v.4), y encarga a Timoteo que requiera (??? ??????????? )? ) a los que enseñan tales doctrinas que no lo hagan (v.3). Lo que añade en el v.? , diciendo que el fin del requerimiento (?? ?? ????? ??? ???????????? ) es la caridad no es del todo claro. Parece que el Apóstol trata de hacer notar no que él hace ese encargo movido de la caridad o que Timoteo debe proceder con caridad, sino que la naturaleza y como esencia del mensaje cristiano es la caridad (cf. Rom_13:10; 1Co_13:1-13; Gal_5:6-14). Para la vida y desarrollo de esa caridad, Pablo habla de tres condiciones: corazón puro, conciencia buena y fe sincera (v.s). Precisamente por no tener eso en cuenta vienen esas desviaciones de los falsos doctores, que ponen todo su empeño en los preceptos de la Ley y se quedan en vaciedades (v.6-7).
A continuación, el Apóstol describe el verdadero papel de la Ley (v.8-11). De este punto ya trató ampliamente en la carta a los Romanos y en la de los Gálatas (cf. Rom_4:13-16; Rom_7:7-12; Gal_3:19-25). Aquí prácticamente se limita a considerarla bajo el aspecto penal, y en ese sentido puede decirse que no es para los justos, sino para los inicuos (v.g). En realidad los cristianos no están bajo la Ley ni necesitan de Ley, pues su vida está inspirada y dirigida desde dentro por el Espíritu (cf. Gal_5:18.23). En la enumeración de pecados (v.9-10), San Pablo va siguiendo el orden del Decálogo, que los prohibe (cf. Exo_20:3-17). Semejantes listas de pecados encontramos también en otros lugares (cf. Rom_13:13; 1Co_6:9-10; Gal_5:19-21; Efe_5:3-5; 2Ti_3:2-5). La expresión sana doctrina (v.10), recalcando que hay un cuerpo de verdades que deben ser aceptadas y guardadas, es característica de estas cartas pastorales (cf. 6:3; 2Ti_1:13; Tit_1:9.13; Tit_2:1.8). En sentido medicinal del término, esa doctrina es el antídoto de las doctrinas erróneas que propagan los falsos doctores.

Digresión personal y amonestación a Timoteo,Tit_1:12-20.
12 Gracias doy a nuestro Señor Cristo Jesús, que me fortaleció, de haberme juzgado fiel al confiarme el ministerio, 13 a mí, que primero fui blasfemo y perseguidor violento, mas fui recibido a misericordia porque lo hacía por ignorancia en mi incredulidad; 14y sobreabundó la gracia de nuestro Señor con la fe y la caridad en Cristo Jesús. 15 Verdadero es el dicho y digno de ser por todos recibido, que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. 16 Mas por esto conseguí la misericordia, para que en mí primeramente mostrase Jesucristo toda su longanimidad y sirviera de ejemplo a los que habían de creer en El para la vida eterna. i? Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, el honor y la gloria por los siglos de los siglos. Amén. 18 Este es el requerimiento que yo te confío, hijo mío Timoteo, conforme a las profecías de ti hechas anteriomente, a fin de que, puestos en ellas los ojos, sostengas el buen combate 19 con fe y buena conciencia. Algunos que la perdieron naufragaron en la fe; 20 entre ellos, Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendan a no blasfemar.

Las últimas palabras de la perícopa anterior mencionando el Evangelio a él encomendado (v.11; cf. Gal i,n), llevan a Pablo a introducir una breve digresión personal (v.12-17), para volver luego al tema central del capítulo, recomendando a Timoteo que defienda con valentía la sana doctrina contra los que tratan de desfigurarla (v. 18-20).
La digresión es como un desahogo del Apóstol, manifestando a Dios su agradecimiento por todo cuanto ha hecho con él. De modo parecido se expresa en 1Co_15:9-10 y Gal_1:13-16. La excusa de que obraba por ignorancia (? .13) es la misma alegada ya por Pedro en favor de los judíos en general (cf. Hec_3:17), y por Jesucristo en favor de los que lo crucificaban (cf. Lev_23:34). Ello no significa que se niegue toda culpabilidad, como ya explicamos al comentar Hec_3:17. Es muy de notar la fórmula verdadero es el dicho (?????? ? ????? ), característica de las pastorales (cf. 3:1; 4:9; 2Ti_2:11; Tit_3:8), con que el Apóstol trata de recalcar la verdad o seguridad de una afirmación que se debe tomar muy en serio. Probablemente está tomada del uso vivo de la catequesis oral. Nótese también el interés que pone en hacer ver que lo hecho con él por Jesucristo es para que sirva de estímulo a los demás, por pecadores que sean, y que nadie debe desesperar (v.16). La solemne doxología con que termina la digresión (v.17) es posible que esté tomada del uso litúrgico de las asambleas cristianas, o al menos inspirada en él. Por lo demás, tales doxologías eran frecuentes entre los judíos, y también en San Pablo (cf. Rom_11:36; Rom_16:25-27; Efe_3:20-21; Flp_4:20).
En cuanto a la amonestación o requerimiento a Timoteo (v.18-20), no es sino una repetición en forma más solemne de lo que ya le había encargado en los v.3-4. El Apóstol parece poner estrecha relación entre rectitud moral o buena conciencia y ortodoxia de la fe (v.19), y es que, con frecuencia, el error religioso tiene sus raíces en el terreno moral más que en el intelectual. No está claro cuáles sean esas profecías a que se alude (v.18). Es posible que se trate simplemente de los augurios que hacían a Pablo los fieles de Listra y de Iconio al recomendarle a Timoteo, ponderando sus buenas cualidades y las esperanzas que ofrecía (cf. Hec_16:2). Por lo demás, las manifestaciones carismaticas eran entonces frecuentes en la Iglesia (cf. Hec_10:44; Hec_11:28; Hec_13:2; Hec_19:6; 1Co_14:26), y de esta clase pueden también haber sido las profecías aludidas aquí por Pablo (cf. 4:14). Por lo que respecta a Himeneo y Alejandro (v.20), ambos nombres vuelven a aparecer en la carta segunda a Timoteo (cf. 2:17; 4:14), y probablemente se trata de los mismos personajes. Pablo toma contra ellos la determinación de entregarlos a Satanás (v.20), especie de excomunión en el sentido ya explicado al comentar 1Co_5:5.

Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 3: 1 Timoteo 1,6-12Por el peligro, que amenaza, de error, no apartarse de las virtudes.6. A quibus quídam aberrantes, conversi sunt in vaniloquium.7. Volentes esse le gis doctores, non intelligentes ñeque quae loquuntur, ñeque de quibus affirmant.8. Scimus autem quia bona est le10, si quis ea legitime utatur.9. Scientes hoc, quia lex iusto non est posita, sed iniustis et non subditis, impiis et peccatoribus, sceleratis et contaminatis, patricidis et matricidis, homicidis.10. Fornicariis, masculorum concubitoribus, plagiariis, mendacibus et periuris, et si quid aliud sanae doctrinae adversatur.11. Quae est secundum Evangelium gloriae beati Dei, quod creditum est mihi.12. Gratias ago ei qui me conjortavit in Christo lesu Domino nostro, quia fidelem me existimavit ponens in ministerio.Demostrada ya la dignidad y utilidad de las virtudes, declárase aquí su necesidad, porque quienquiera se aparte de ellas da en el peligro de la falsa doctrina. lo. pénese la falsedad de la doctrina en que caen; 2o. la falsa condición de los que enseñan; porque "queriendo hacer de doctores de la ley, han venido a dar en charlatanería, sin entender lo que hablan ni lo que aseguran".Dice pues: "el fin de los mandamientos es la caridad que nace de un corazón puro, de una buena conciencia y de fe no fingida". Y éstas son las cosas principales de la ley de que algunos se apartan. Y advierte tú que el apartamiento de la caridad es la causa de la errada doctrina, porque los que no aman la caridad caen en la mentira. "Que no creyeron a ía verdad, sino que se complacieron en la maldad" (2Th 2,12).De modo parecido los que dan de mano a la pureza de corazón; porque teniéndolo inficionado con las pasiones, según su afición a ellas así es su juicio, y no según Dios. "El hombre animal no puede hacerse capaz de ias cosas que son del espíritu de Dios" (1Co 2,14).Asimismo los de mala conciencia, pues que no pueden sosegar en la verdad, y buscan en cambio la falsedad para hallar su descanso en ella.De semejante modo quien tiene una fe fingida. "El que es fementido obra como fementido" (Isaías 21,2).-"Queriendo hacer de doctores de la ley". Pónese la errada condición de los que enseñan: su desordenada ambición y sus defectos. "Aman los primeros asientos en los banquetes y que los hombres les den el título de maestros" (Mateo 23,7). "No saben ni entienden, andan a oscuras".-"Sin entender lo que hablan", por autoridades que no entienden; "ni lo que aseguran", a saber, sacando conclusiones.-"Ya sabemos que la ley es buena". Establece la condición de la ley cuanto a su bondad y cuanto al fin e intención del legislador.Dice pues: sabemos, por medio de la certeza, "que la ley es buena", no mala, como dicen los herejes. "La Ley del Señor es inmaculada" (Sal 1 18). "De manera que ia Ley es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno"(Rm 17,12). Pero acontece que alguno del bien usa mal. Siendo pues la ley buena, menester es que el hombre use bien de ella; por eso dice: "para el que usa bien de ella"; de otra suerte se le torna muerte (Rm 8,13); porque la Ley tiene ciertas cosas ceremoniales y ciertas morales. Diose lo ceremonial en figura de Cristo y de su 1glesia, pero es necesario se entienda no sólo carnalmente, sino también espiritualmente; y como figura de lo venidero y para que sepas que no es de perpetua observancia, sino que cesa al advenimiento de la verdad."Haré una nueva alianza con ia casa de 1srael y con la casa de Judá; no como aquella que contraje con sus padres" (Jr 31,31). Así lo expone la Glosa. Mas el Apóstol parece moverse en el terreno moral, porque añade que la ley fue puesta por los pecados, y sobre éstos versan los preceptos morales. Su legítimo uso consiste en que el hombre no les dé más valor que el que realmente tienen. Diose la ley para que se conozca el pecado; porque "si la ley no dijera: no codiciarás, no hubiera advertido la concupiscencia mía" (Rm 7,7), como se dice en el Decálogo. No está, pues, la esperanza de la justificación en ellos, sino en la sola fe. "Así que concluimos ser justificado el hombre por la fe sin las obras de la ley" (Rm 3).-"Reconociendo que no se puso la ley, o sus penas, para el justo". 1ndícase con esto la condición de la ley cuanto a la intención del legislador: la que nos figuramos o la verdadera. La figurada se descarta al decir: para el justo, donde podría inferirse, de 2 maneras, una falsa inteligencia. Una, que el justo no guarda la ley, lo cual es falso; porque, si no la guardase cuanto a lo moral, no sería justo. Por eso Cristo se sometió a la ley. Otra, que el justo no está obligado a los preceptos de la ley y no pecaría si obrase contra ellos. Pero es verdadero el siguiente sentido, suponiendo que lo que se le impone a uno se le impone como carga; pues a ios justos no se les impone la ley como una carga, porque su modo habitual interior de proceder los inclina a lo que la ley; por tanto para ellos no es carga. "Son para sí mismos ley viva" (Rm 2,14). O, de otro modo: la ley no ha sido puesta para los justos, mas para los injustos; como si dijera: si todos fuesen justos, no habría necesidad de dar ley, porque todos se fuesen a sí mismos ley. La intención de los buenos debe ser inducir a otros a la virtud; y algunos de por sí están bien dispuestos; otros tienen bien dispuesto el ánimo, mas por medio de otra persona, y a éstos bástales un paternal tironcÜlo de orejas; otros en cambio ni por sí ni por otros entran en vereda, y para éstos del todo es necesaria la ley, como es patente en Etica.-"Sino para los injustos". Aquí pone la verdadera intención y describe: lo. en general los que han menester la ley; 2o. en especial: los parricidas... Es de saber que, como se dice en 1 Juan,3, "todo pecado es injustícia"; por consiguiente opónese a algún derecho; mas siendo éste doble, a saber, natural y positivo, repugna al natural lo que de por sí es malo, y al positivo lo que es malo porque está prohibido.Cuanto a lo primero dice: "sino para los injustos", a saber, los que obran contra el derecho natural, "pues han quebrantado las leyes, han alterado el derecho, rompieron la alianza sempiterna" (Isaías 24,5).Cuanto a lo segundo: "no sujetos", es decir, al precepto humano. "Desobedientes a sus padres" (Rm 1). Y estas 2 cosas apuntan como blanco la razón del pecado. Enumera otras que se toman comparativamente por alusión al pecado, y éste es o contra Dios, o contra el prójimo, o contra sí mismo.Contra Dios se llama impiedad, porque la piedad es respecto al culto de Dios. Por eso pone los impíos. Contra el prójimo dice: los pecadores. Pero, según San Agustín, los pecados se distinguen en espirituales (facinora), y carnales (flagitia). Por eso dice: los facinerosos, cuanto a los pecados espirituales; y cuanto a los carnales: contaminados.Enumera luego los pecados en especial y hace un haz de otros en general. Pone primero los pecados de obra, después los de palabra: los embusteros. Cuanto a lo primero en primer lugar lo que llaman facinora: hazañas, proezas, tomadas en mala parte, fechorías, que redundan en perjuicio del prójimo. Y cuanto el prójimo tiene mayor parentesco, tanto es más grave el pecado, por ser mayor la obligación con él. Por eso antes que a la madre se refiere al padre: "Honra a tu padre y a tu madre" (Éxodo XX). "Quien hiriere a su padre o su madre muera sin remedio". Prosigue luego con los homicidios de ofros prójimos: "Quien hiriere a un hombre matándole voluntariamente muera sin remisión".A continuación lo que suena en latín flagitia: (de flagitium: crimen o delito enorme) carnalidades, torpezas, deshonestidades, y primero las que son según la naturaleza: los fornicarios (y adúlteros, a quienes juzgará Dios. Hebreos 13,4). Segundo, las que son contra la naturaleza: los sodomitas (que no poseerán el reino de Dios. 1 Cor,6,10). En seguida los daños de palabra, y lo. cuanto a la simple mentira: los mentirosos. 2o. cuanto al juramento: los perjuros. Recoge a la postre otros en general: y cuantos son enemigos de la sana doctrina,-"la cual es conforme al Evangelio", porque el Evangelio comunica la sana doctrina, que describe, a) por el fin: de la gloria; b) por el autor de la gloria: de Dios bendito; c) por el ministerio: que se me ha encomendado."Gracias doy". Prueba, por experiencia en carne propia, qué fue de él en tiempo de la ley y qué logró en el de la gracia; a saber, qué le fue dado en la ley y qué en el Evangelio; y da la razón: palabra fiel. Pone también la dignidad que consiguió en el Evangelio, y los pecados a quienes, pecho por tierra, rindió vasallaje en el estado de la ley, como él dice: "poniéndome en el ministerio a mí, que fui antes blasfemo y perseguidor y opresor"; finalmente cómo se vio libre de su esclavitud y tiranía: "pero alcancé misericordia".Mas para que uno sea ministro del Evangelio se requieren 3 cosas:1. el encargo; porque "¿cómo predicarán si no se les envía?";2. la idoneidad, esto es, que sea fiel. "Entre los dispensadores de la palabra de Dios lo que se requiere es que sean halíados fieles";3. asimismo que tenga fortaleza para proseguir en el empeño. Y pone estas cosas por orden inverso: "que me ha confortado, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio". "Siervo fiel y prudente constituido por su señor mayordomo sobre su familia" (Mateo 24,45). Y esto porque buscaba solamente los intereses de Dios.Mas ¿qué tal era en el estado de la ley? Pecador. Y primero contra Dios. "Fui antes blasfemo", es decir, del nombre de Cristo. Y la pena que le estaba reservada era la del blasfemo: "échenlo del campamento... y apedréelo todo el puebío" (Lv 24,14). También contra el prójimo: "y perseguidor". "No merezco ser llamado Apóstol, pues perseguí a ia 1glesia de Dios" (1Co 15,9). -Y además: "opresor", de palabra y de obra.-"Pero alcancé misericordia". Cómo alcanzó la libertad por Cristo lo demuestra poniendo la misericordia libertadora, sacándose a vistas sobreabundantemente repleto de bienes. "Ha sobreabundado en mí la gracia de Nuestro Señor".Cuanto a lo primero, hay alguna excusa de parte de mi pecado, "por haber procedido con ignorancia". Mássignifica de lo que menos dice, porque una cosa es obrar con ignorancia, y otra por ignorancia. Obra con ignorancia el que no sabe lo que hace; con todo, si lo supiera, no dejaría de hacerlo; como quien creyendo matar una fiera da muerte a su enemigo, a quien hasta mataría con más gusto si supiese que él era. Mas obra por ignorancia el que hace lo que no hiciese si supiese lo que hace; como el que mata a su padre, a quien no matara si supiese era su padre; mátalo, sin embargo de eso, por juzgarlo enemigo. Mas Pablo lo hizo por ignorancia, pues si hubiese sabido que Cristo era Hijo de Dios, no lo hubiese hecho. Por el contrario, no mataron a Cristo por ignorancia los Judíos, mas con ignorancia, porque si hubiesen sabido que era el Cristo, de mayor grado hubiésenle dado la muerte.Cuanto a lo 2o.: "ha sobreabundado en mí... ", así es efectivamente. "Donde abundó el delito sobreabundó la gracia" (Rm 5,20). -"Con la fe y caridad"; porque por la caridad operante hizo allí efecto la fe; "que es en Cristo Jesús", "a fin de que por medio de la fe recibamos la promesa del Espíritu Santo" (Gal. 3,14).

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)


26 (I) Dirección y saludo (1,1-2). 1. Por mandato de: Al usar kat epitagón, el autor se(-)ñala la revelación divina como opuesta al or(-)denamiento humano (1 Cor. 7,6.25; cf. tam(-)bién Rom. 16,26). Dios nuestro Salvador y... Cristo Jesús nuestra esperanza: Ambos títulos retoman el tema de la salvación, que tan des(-)tacado es en Tit. (cf. Tit. 1,1-4). 2. a Timoteo, verdadero hijo mío: Como Tito, también Timo(-)teo es verdadero heredero de Pablo (cf. Tit. 1,4). gracia, misericordia y paz: Sólo en este ca(-)so y en 2 Tim 1,2 aparece «misericordia» en la fórmula inicial de una carta paulina (?Cartas del NT, 45:8A).
27 (II) Introducción: principales temas de la carta (1,3-20).
(A) La orden de Pablo a Timoteo (1,3-5).
3. como te rogué... Macedonia: La oración gr. no tiene vb. principal, pero el kathós introduc(-)torio, «como», puede indicar un mandato im(-)plícito («Haz como te rogué» [BAGD 391]). Sobre los movimientos geográficos de Pablo, ? 5 supra. para que mandaras a algunos: El vb. gr. parangelló, «enseñar», «ordenar», «exhor(-)tar», y su sustantivo afín, parangelia, «manda(-)to», «precepto», «instrucción», son palabras clave en 1 Tim. (vb.: 1,3; 4,11; 5,7; 6,13.17; sus(-)tantivo: 1,5.18), pero no aparecen en 2 Tim ni en Tit. El v. 5 determina la finalidad de tal mandato. 4. fábulas y genealogías intermina(-)bles: Sobre «fábulas», véase el comentario a Tit. 1,14; sobre «genealogías», véase el comen(-)tario a Tit. 3,9. Es muy posible que se trate de acusaciones típicas, más que de descripciones de una herejía concreta, más para promover disputas que para realizar el plan de Dios: Las pastorales insisten en que una teología cristia(-)na válida debe afectar a la conducta en el mundo real (p.ej. Tit. 1,1). El «plan de Dios» es literalmente el «modo de administrar la casa de Dios» (oikonomia theou). 1 Tim pretende exponer la conducta oportuna que se ha de se(-)guir en «la casa de Dios» (3,15). 5. el fin de es(-)te mandato es la caridad que procede de un co(-)razón limpio, de una conciencia recta y de una fe sincera: Resumen de la finalidad del manda(-)to ético cristiano. La expresión «un corazón limpio» probablemente procede de Sal. 51,10 (donde un corazón así se considera un don de Dios). Siguen dos expresiones sinónimas: la de «una conciencia recta», que es más helenística (véase Tit. 1,15; 2 Tim 1,3; 2,22); y la referencia a «una fe sincera», esto es, una fe vivida en la práctica.
28 (B) Los adversarios como falsos maestros (1 Tim. 1,6-11). 7. maestros de la ley: El contexto indica que se trata de cristianos judíos («desviados», a saber, de la verdad del cristianismo) y éste es el modo en que se des(-)criben a sí mismos... En opinión del autor, no son tal cosa, pues carecen totalmente de ver(-)dadero conocimiento. 8. sabemos que la ley es buena: Combinación de Rom. 7,14 y 16. Sin embargo, lo que se dice en este caso es dife(-)rente, a saber, que los buenos no necesitan una ley que guíe su conciencia (así también Gál. 5,18). Sólo los malhechores tienen tal necesi(-)dad. 9-10. La lista de vicios se basa casi con seguridad en los mandamientos, aunque en al(-)gunas ocasiones sirven de ejemplo casos ex(-)tremos. Los cuatro pares que terminan con «parricidas y matricidas» ilustran la primera «tabla» de los mandamientos (cf. Filón, De Dec. 51). No se mencionan los dos últimos mandamientos (véase N. McEleney, CBQ 36 [1974] 204-10). 11. Pablo es presentado aquí, lo mismo que en las pastorales en general, co(-)mo alguien con una responsabilidad única en lo tocante a la transmisión del evangelio (véa(-)se Tit. 1,3).
29 (C) Pablo como el verdadero maes(-)tro (1,12-17). Una construcción concéntrica formada por las dos (cuasi-)doxologías (vv 12 y 17) y la afirmación repetida «pero encontré misericordia» (vv13 y 16) sirven para centrar la atención en la «afirmación cierta y digna de ser aceptada» sobre la obra salvadora de Cris(-)to (v. 15). El esquema «entonces-ahora» (véase Tit. 3,3-8) se aplica en este caso a Pablo. El nunca describió su conversión en términos tan descarnados (véanse Gál. 1,11-16; Flp. 3,4-8; pe(-)ro cf. Hch. 9,1-19). 13. blasfemo: Pablo era lo que los herejes son ahora (v. 20). A diferencia de ellos, sin embargo, la «ignorancia» (v. 13) le servía entonces a Pablo de excusa (cf. Hch. 3,17; 17,30). Sin embargo, la comparación apunta a la esperanza de que aquéllos se con(-)viertan, expresada en el v. 20. 15. Cristo Jesús vino al mundo a salvar a los pecadores: Entre las variantes evangélicas de esta «afirmación cierta» se encuentran Jn. 3,17; Lc. 19,10; Mt. 9,13 par. 16. sirviera de ejemplo a los que ha(-)bían de creer: Pablo es «el primero» (v. 15) en ser liberado por Cristo; su conversión es un modelo para todos los creyentes que vengan tras él (véase también 2 Tim 1,13). 17. Se po(-)ne de relieve la trascendencia de Dios.
30 (D) Resumen (1,18-20). La tarea del «mandato» (véase el v. 5) es ahora «confiada» (paratithemai; para el sustantivo afín parathéké, «depósito», véanse 1 Tim. 6,20; 2 Tim 1,12.14) formalmente por Pablo a Timoteo (v. 18). A és(-)te se le recuerda la necesidad de «la fe y la con(-)ciencia recta» (v. 19; cf. v. 5). Los esfuerzos de Timoteo van a estar en marcado contraste con los de los falsos maestros. 18. de acuerdo con las profecías pronunciadas sobre ti anteriormen(-)te: Referencia a la ordenación de Timoteo (1 Tim. 4,14). 20. Himeneo y Alejandro, a quienes entregué a Satanás para que aprendiesen: Hime(-)neo va emparejado con Fileto en 2 Tim. 2,17 co(-)mo falso maestro. El mismo Alejandro (proba(-)blemente) es presentado en 2 Tim. 4,14 como enemigo y acusador de Pablo. Sobre el proce(-)dimiento de «entregar a Satanás», véase 1 Cor. 5,4-5; en ambos casos se espera que de ahí se derive la salvación del individuo.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Falsos maestros. Saltándose la acostumbrada «acción de gracias», Pablo entra de lleno en la polémica. La primera tarea de Timoteo será la de enfrentarse con los falsos maestros que difunden doctrinas heréticas opuestas a la sana tradición, y que no son sino fábulas, mitos, «genealogías interminables» (4), productos todos de la fantasía de los charlatanes de turno. No sabemos en concreto a qué desviaciones doctrinales se refiere. Reuniendo datos de las tres cartas pastorales que forman un conjunto epistolar, es probable que se trate del gnosticismo -la «gnosis» se podría traducir como «sabiduría arcana», la «Nueva Era» de aquel entonces- con su mezcla vaga y heterogénea de prácticas ascéticas no convencionales y de conocimientos esotéricos que fascinaban a los iniciados con el señuelo de una salvación al alcance de la mano, como si el mensaje salvador de Jesucristo no fuera claro o suficiente. Todo esto, viene a decir el autor, lo único que hace es perturbar la armonía de la comunidad con controversias interminables. Así pues, el primer gran encargo que encomienda a Timoteo es el de exhortar a los creyentes a ser fieles al «plan de Dios, basado en la fe» (4), es decir, a vivir una praxis de concordia y amor mutuo que solo puede brotar de esa fe sincera que limpia el corazón y produce una buena conciencia.
Entre las falsas doctrinas, están las propuestas por los que pretenden pasarse como doctores de la ley. No sabemos en concreto si lo que enseñaban estos individuos era una versión «gnóstica» de la Ley mosaica o alguna interpretación heterodoxa de la misma, lo cierto es que ni ellos sabían «lo que enseñan con tanta seguridad» (7). En la polémica que entabla con esos falsos doctores (9s), el autor hace eco de la enseñanza de Pablo sobre la bondad de la Ley, su verdadera función, para quiénes fue promulgada y la cesación de la misma ante la «ley de la fe» (cfr. Rom_7:12-16; Rom_3:27). Ésta fue y es la sana doctrina, la que se ajusta a la tradición evangélica que Pablo enseñó con su autoridad apostólica y que, con la misma autoridad, debe exponerla ahora Timoteo como líder de la comunidad.
La «sana doctrina» es uno de los temas fundamentales de las cartas pastorales (cfr. 2Ti_4:3; Tit_1:9; Tit_2:1). Si los líderes de la primera generación de la Iglesia -los apóstoles, los profetas, los predicadores itinerantes-, dedicaron todas sus preocupaciones a la difusión del mensaje evangélico más allá de toda frontera, los responsables de las siguientes generaciones comienzan progresivamente a dar más prioridad a la vida interna de la comunidad de creyentes. De la figura del «evangelizador» se va pasando poco a poco a la del «pastor», bajo cuya responsabilidad está, sobre todo, la fidelidad a la «tradición apostólica» -la «memoria de Jesús»- que hay que mantener como un sagrado depósito (cfr. 1Ti_1:11; 2Ti_1:10-14; Tit_1:3) contra toda desviación del tipo que sea. Y así, los ministerios «itinerantes» de la Iglesia primitiva van desapareciendo para dejar paso a ministerios «sedentarios» que comienzan a institucionalizarse alrededor de la figura del obispo (cfr. 1Ti_3:1-13; 1Ti_5:17; Tit_1:5-9) y que miran más al gobierno y a la buena marcha interna de las Iglesias locales. Así mismo, la comunidad cristiana no es ya solamente la que nace del anuncio del mensaje evangélico sino, sobre todo, la que posee y vive la verdad del mismo, o sea la «sana doctrina».

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El evangelio y sus falsificaciones

3-7 Primero, Pablo le recuerda a Timoteo la ocasión cuando lo dejó en Efeso con una tarea particular, que involucraba ordenarles a otros que no enseñaran falsas doctrinas. Las falsas doctrinas ya estaban circulando en las primeras etapas de la vida de la iglesia, y esto es un recordatorio de que en cualquier época la verdad es desafiada por falsificaciones. Hay mucho acerca de las falsas doctrinas en esta carta y en la de Tito. A pesar de ser características de esa época, arrojan luz sobre ciertos principios que aún son rele vantes para tratar con algunas clases de falsa enseñanza. Sea lo que sea el significado de fábulas e interminables genealogías (v. 4), es claro que Pablo los consideraba como lo más opuesto al contenido serio del evangelio. En vista del hecho de que en Tito 1:14 Pablo menciona los mitos judíos, es probable que tenía en mente historias míticas, como la del libro judío de los Jubileos. Nótese el contraste entre especulaciones y plan de Dios. Había una improductividad en las falsas doctrinas que era lo opuesto a la fe verdadera. Pablo presta atención a ciertas características acerca de la gente que estaba promoviendo esta enseñanza, p. ej. su falta de significado y su incompetencia para ser maestros (vv. 6, 7). Lo que nos llama la atención es la irrelevancia de su enseñanza. En el centro de este pasaje (v. 5) encontramos la declaración de Pablo acerca de la naturaleza de la tarea de Timoteo (producir amor) y su consejo acerca de cómo nutrirlo (pureza, una buena conciencia y fe). La prueba de una buena discusión no es que hayamos disfrutado una batalla verbal, sino que haya promovido una comprensión mutua y amor; sinceridad, apertura de corazón y basada en la fe.

8-11 En el v. 7 Pablo menciona el deseo de estos falsos maestros de ser maestros de la ley y esto lo conduce a discutir la naturaleza y propósito de la ley. Pablo concede aquí (como en Rom. 7:12) que la ley es buena, aunque en otro lugar deja en claro que no nos puede conducir a la salvación. La principal función de la ley es para condenar a los rebeldes (vv. 9-11). El lado negativo de la ley es más prominente. Los varios tipos de ofensores mencionados son todos aquellos contra quienes la ley puede operar, puesto que han cometido faltas específicas. Pablo individualiza ejemplos extremos, pero ninguno puede negar el argumento que presenta, eso es, que todas estas faltas son contrarias a la sana doctrina.

Aunque la ley fue desplazada por el evangelio, Pablo no niega que tiene una función continua. El ofrece una definición positiva de sana doctrina como aquello que es según el evangelio de la gloria del Dios bendito (v. 11). Esto quiere decir también que el evangelio consiste en un tema glorioso o que fue dado por un Dios glorioso. El énfasis aquí parece caer en Dios antes que en el evangelio, pero el origen divino del evangelio es innegable. Esto está en línea directa con el punto de vista del evangelio de Pablo en sus otras cartas.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter I.

[End of the Law.]

1 Timothie is put in mind of the charge which was giuen vnto him by Paul at his going to Macedonia. 5 Of the right vse and end of the Law. 11 Of Saint Pauls calling to be an Apostle, 20 and of Hymeneus & Alexander.
1 Paul an Apostle of Iesus Christ by the commaundement of God our Sauiour, & Lord Iesus Christ which is our hope,
2 Unto Timothie my own sonne in the Faith: Grace, mercie, and peace from God our Father, and Iesus Christ our Lord.
3 As I besought thee to abide still at Ephesus when I went into Macedonia, that thou mightest charge some that they teach no other doctrine,
4 Neither giue heed to fables, and endlesse genealogies, which minister questions, rather then edifying which is in faith: so doe.
5 Now the end of the commandement is charity, out of a pure heart, and of a good conscience, and of faith vnfained.
6 From which some [ Or, not aiming at.] hauing swarued, haue turned aside vnto vaine iangling,
7 Desiring to bee teachers of the Law, vnderstading neither what they say, nor whereof they affirme.
8 But we know that the Law is good, if a man vse it lawfully.
9 Knowing this, that the Law is not made for a righteous man, but for the lawlesse and disobedient, for the vngodly, and for sinners, for vnholy, and profane, for murderers of fathers, and murderers of mothers, for manslayers,
10 For whoremongers, for them that defile themselues with mankinde, for men-stealers, for liars, for periured persons, and if there be any other thing

[Why Christ came.]

that is contrary to sound doctrine,
11 According to the glorious Gospel of the blessed God, which was committed to my trust.
12 And I thanke Christ Iesus our Lord, who hath enabled mee: for that he counted me faithfull, putting me into the Ministerie,
13 Who was before a blasphemer, and a persecuter, and iniurious. But I obtained mercie, because I did it ignorantly, in vnbeliefe.
14 And the grace of our Lord was exceeding abundant, with faith, & loue, which is in Christ Iesus.
15 This is a faithfull saying, and worthy of all acceptation, that Christ Iesus came into the world to saue sinners, of whom I am chiefe.
16 Howbeit, for this cause I obtained mercy, that in me first, Iesus Christ might shew foorth all long suffering, for a paterne to them which should hereafter beleeue on him to life euerlasting.
17 Now vnto ye king eternal, immortall, inuisible, the onely wise God, be honour and glory for euer & euer. Amen.
18 This charge I commit vnto thee, sonne Timothie, according to the prophesies which went before on thee, that thou by them mightest warre a good warfare,
19 Holding faith, and a good conscience, which some hauing put away, concerning faith, haue made shipwracke.
20 Of whom is Hymeneus and Alexander, whome I haue deliuered vnto Satan, that they may learne not to blaspheme.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. Ver Hec_16:1.

9. La Ley "no fue establecida para los justos": esta expresión significa que la Ley interviene para reprimir un desorden existente (Rom. 7). El que es verdaderamente justo está animado en su interior por el amor, que es la plenitud de la Ley, y por eso obra el bien espontáneamente, sin necesidad de ser coaccionado o sancionado por ningún precepto. Ver Rom_13:8-10; Gal_5:14.

15. "Es doctrina cierta y digna de fe": expresión característica de las Cartas pastorales, que sirve para llamar la atención sobre fórmulas catequéticas o litúrgicas que deben ser retenidas cuidadosamente, porque expresan con precisión algún tema importante de la fe cristiana.

20. "A quienes entregué a Satanás": ver nota 1Co_5:5.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

1Ti 2:7; Gál 1:16; 2Ti 1:11; 2Ti 4:17; Tit 1:3.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Co_4:4; Jua_1:14+; 1Ts_2:4; Tit 1;3

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 2Co_4:4; Jua_1:14+; 1Ts_2:4; Tit 1;3

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

La ley mosaica es buena, pero insuficiente, porque da a conocer el pecado pero no proporciona los medios para vencerlo. Se dice que «la Ley no se ha dado para el justo» (v. 9), porque el hombre justo, como por ejemplo Abrahán, no necesitaba de la Ley para agradar a Dios. Actuaba movido por la fidelidad a Dios mismo.


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 1.10 Sana enseñanza: 1 Ti 6.3; 2 Ti 1.13; 4.3; Tit 1.9; 2.1.

[2] 1.13 Hch 8.3; 9.1-2,4-5; 1 Co 15.9; Gl 1.13.

[3] 1.20 Entregado a Satanás: Cf. 1 Co 5.3-5.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



El sentido exacto parece ser: conforme al Evangelio, que es muestra de la gloria de Dios, esto es, manifestación esplendorosa de su sabiduría, bondad y poder.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *2Cor 4:4