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Porque hay un solo Dios, y también un solo mediador entre Dios y los hombres , Cristo Jesús, hombre también, (I Timoteo 2, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 2

Parte segunda

PROBLEMAS DE DISCIPLINA ECLESIÁSTICA 2,1-3,16

En la segunda parte de su carta, Pablo da a su discípulo y representante Timoteo instrucciones importantes para la vida comunitaria cristiana, sobre todo en lo relativo al culto (2,1-15). El Apóstol exige que la oración de los cristianos incluya a todos los hombres, especialmente a las autoridades (2,1-7). Le preocupa especialmente el buen comportamiento de los hombres y de las mujeres en los actos de culto y en la oración (2,8-15). De gran importancia para la comunidad es además el nombramiento de ministros (3,1-13). Se ponen en conocimiento de Timoteo los requisitos necesarios para el cargo de «obispo» (3,1-7) y de diácono (3,8-13). En un himno cristológico se alude a la grandeza del misterio confiado a la Iglesia como fundamento de estos preceptos (3,14-16).

1. EL CULTO (2/01-15).

a) Oración por todos, especialmente por las autoridades 2, 1-7).

1 Lo primero que te recomiendo es que se hagan peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres: 2 por los reyes y por todos los que están en la cumbre, para que podamos llevar una vida tranquila y pacífica con toda piedad y dignidad.

La preocupación por los actos de culto que se celebran en la comunidad ocupa el primer lugar en las instrucciones que Pablo da a su representante. Sabemos que en los comienzos de las primeras comunidades cristianas el culto estaba en íntima relación con la tradición de la sinagoga judía y se servía de las formas, estrictamente reglamentadas, de ésta. Pero sabemos también que en los territorios misionados por san Pablo se concedía un amplio margen en los actos de culto a la actividad carismática de los cristianos dotados del Espíritu, manifestada en el hablar en lenguas y en la profecía (Cf. 1Co_14:26-33). Por razón de algunos inconvenientes, que Pablo intentaba superar (Cf. 1Cor 11; 12; 14), y a causa de la disminución del número de cristianos dotados del Espíritu, surgió la necesidad de establecer un orden, «pues Dios no es un Dios de desorden, sino de paz» (1Co_14:33).

Pablo pide que en la asamblea de la comunidad, en la que los cristianos se reúnen en comunión fraterna para el culto de la palabra, se hagan oraciones públicas en común, que sean expresión de la vida cristiana palpitante de la comunidad. Probablemente esas oraciones seguían a la lectura de las Escrituras y a su interpretación. Las cuatro formas de designar la oración -peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias- no quieren ser una enumeración de diversos tipos de oración, sino describir la oración cristiana bajo todos sus aspectos. Significan que hay que hacer oraciones de todas clases. Esta oración comunitaria -y en esto es en lo que insiste- se extiende a todos los hombres sin excepción ni barreras. Igual que el amor del cristiano se extiende a todos los hombres, sin conocer fronteras ni límite, su oración debe abarcarlos también a todos. No puede prescindir de nadie, y mucho menos excluir a alguien de su oración. La bondad paterna de Dios abarca a todos los hombres, «hace salir su sol sobre malos y buenos, y deja llover sobre justos e injustos» (Mat_5:45). Si quiere ser hijo de este Padre que está en el cielo, el cristiano debe orar por todos los hombres.

Se especifica un grupo de hombres por los que hay que orar públicamente: los reyes, los emperadores romanos, Nerón en aqueI entonces, y las autoridades, los altos funcionarios romanos, especialmente los gobernantes de las distintas provincias. Junto al deber de obedecer a la autoridad constituida por Dios (Cf. Rom_13:1-7; 1Pe_2:13-17) está el deber de orar por ella. Esta obligación es válida para todos los tiempos, sin tener en cuenta a qué religión pertenezca el gobernante.

En la indicación: para que podamos llevar una vida tranquila y pacífica, deben encontrar los cristianos el fundamento y la razón de ser de estas oraciones. Saben que ]a comunidad cristiana está tan alta ante los ojos de Dios y es tan querida por él que Dios, al dirigir la historia universal, tiene en cuenta su prosperidad. Saben que la protección y la bendición de Dios son prenda de la prosperidad.

De esta instrucción se deduce claramente cuál es la posición de la comunidad cristiana frente al Estado y la autoridad. La oración cristiana por la obra de Dios substituye a la adoración y a la divinización paganas del emperador y a la oración judía por la prosperidad externa del emperador. Esta obligación de orar que tiene la comunidad es independiente de la situación momentánea del cristiano y de la autoridad estatal. Este precepto de orar por las autoridades sigue siendo válido aun cuando el que ejerce la autoridad es un impío, pues, como Pablo dirá en seguida, la voluntad salvadora de Dios se extiende también a los impíos.

3 Esta oración es buena y agradable a nuestro Salvador, 4 que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Pablo afirma insistentemente que esta oración, que abarca a todos los hombres, incluida la autoridad civil, es agradable a Dios. Dios es eI «Salvador, que quiere que todos los hombres se salven» antes de que caiga sobre ellos el castigo de Dios. Aquí está, según él Apóstol, el fundamento último de la obligación de orar por todos: la voluntad salvífica universal de Dios, que quiere conducir a todos los hombres desde el pecado, la muerte y el juicio al conocimiento de la verdad (*) de la revelación divina, a la conversión y, por ella, a la salvación. El amor divino y la voluntad salvadora divina no tienen fronteras ni límites, tampoco la oración de la comunidad cristiana debe tener fronteras ni límites.

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* La misma expresión para designar la conversión al cristianismo se encuentra en 2Ti_2:25; 2Ti_3:7; Tit_1:1; Heb_10:26.

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5 Porque hay un solo Dios, y uno solo es también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, 6 que se entregó él mismo como rescate para todos: tal es el testimonio dado a su debido tiempo.

Esta voluntad salvífica de Dios se expone, en forma de tríptico, con las palabras de una fórmula cristiana primitiva de profesión de fe. El Dios único es creador de todos los hombres, vela como Padre por todas sus criaturas y quiere la salvación de todos los hombres. Entre Dios y la humanidad sólo hay un mediador, que anuncia a los hombres la voluntad de Dios, los reconcilia con Dios y establece la paz entre Dios y los hombres: «el hombre Cristo Jesús». Puede ser mediador porque, como Hijo de Dios, tiene poder para desempeñar este papel de mediador y, como hombre, pertenece al género humano y puede, por tanto, mediar (Cf. Hab_8:6; Hab_9:15; Hab_12:24).

Y, ¿qué hizo este mediador? Entregó su vida, como representante, para expiar por todo el género humano, que había incurrido en la muerte. «El Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos» (Mar_10:45). La muerte de Jesucristo en la cruz por todos los hombres es el testimonio que Dios da de que ha llegado el tiempo establecido -«cuando llegó la plenitud del tiempo» (Gal_4:4)- para el cumplimiento de sus promesas; es el mensaje que el mismo Dios manifestó a los hombres. En esta fe en el único Dios y en el único mediador Jesucristo radica el fundamento de la obligación que la comunidad cristiana tiene de hacer oración por todos los hombres, sin límites. Ahí está también el fundamento último de la esperanza y de la audaz confianza de los cristianos, que incluyen a todos los hombres en su oración para que «lleguen al conocimiento de la verdad».

7 De este testimonio he sido yo constituido heraldo y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de gentiles en la fe y la verdad.

Pablo es el «heraldo» (*) de esta buena nueva de la voluntad salvífica universal de Dios y debe anunciarla por todas partes. Es el «apóstol», el enviado de Dios, encargado de manifestar a los gentiles la revelación de la voluntad de Dios y de la obra redentora del mediador Jesucristo, y de conducirlos a la fe en la verdad divina. Con una afirmación semejante a un juramento -«digo la verdad, no miento»- afirma su misión divina y da fuerza a sus palabras para rechazar todos los ataques de los falsos maestros, que ponían en duda su autoridad. Estas palabras del Apóstol, que muestran la grandeza del cargo que le ha sido confiado y la de toda predicación eclesiástica, denotan una mezcla de orgullo y alegría y, a la vez, echan sobre los cristianos una gran responsabilidad: la de escuchar con corazón bien dispuesto y abierto el mensaje que se les predica.

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* Una designación semejante de Pablo en 2Ti_1:11.

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b) Comportamiento en los actos de culto (2Ti_2:8-15).

8 Quiero, por tanto, que los hombres oren en todas partes, levantando unas manos puras, sin ira ni altercados.

El Apóstol está especialmente interesado por el modo auténtico de orar de los cristianos. Empieza dando instrucciones para la oración de los hombres. Los hombres deben orar con «unas manos puras». «Manos puras» es una metáfora para expresar el corazón sin pecado, moralmente limpio, puro, del que debe ascender la oración. Los hombres, en la oración, deben abstenerse de «ira y altercados»; deben vivir sin disputas, en paz con sus hermanos. Jesús dice en el sermón de la montaña: «Si al ir a presentar tu ofrenda ante el altar, recuerdas allí que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano; y entonces vuelve a presentar tu ofrenda» (Mat_5:23 s). ¿Cómo puede un hombre pedir a Dios que le perdone si él tiene odio en su corazón y no quiere perdonar? De ahí la exhortación de Jesús: «Cuando estéis en oración, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestros pecados» (Mar_11:25). Pablo conoce el corazón de los hombres. Sabe que la ira y las disputas son los pecados que más entorpecen a los hombres en la oración y en el culto divino. De ahí su exhortación a que oren con corazón puro, sin odio ni ira: «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores» (Mat_6:12).

9 Por su parte, las mujeres asistan a la asamblea con traje decoroso, arregladas modesta y sobriamente, sin peinados complicados, sin oro, sin joyas y sin vestidos suntuosos, 10 sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que hacen profesión de religiosidad.

También para las mujeres hay peligros específicos en las asambleas cultuales. Tal vez fueron inconvenientes que se produjeron en las comunidades cristianas los que motivaron estas instrucciones de Pablo. La mujer tiende fácilmente a turbar la dignidad de la celebración cultual adornándose excesivamente. Por eso señala el Apóstol que el adorno más precioso de una mujer temerosa de Dios no consiste en un atavío suntuoso, sino en una vida religiosa y moral y en obras que están de acuerdo con esa vida. El adorno de la mujer no ha de ser «el exterior, cabellos trenzados, anillos de oro, o los que os ponéis, sino el hombre oculto del corazón en la incorruptibilidad de su espíritu suave y tranquilo. Esto es lo precioso ante Dios» (1Pe_3:3 s).

11 La mujer debe aprender en silencio con toda sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre: debe mantenerse en silencio.

Pablo prohíbe además a la mujer que se levante, enseñe y hable en las funciones religiosas. En las comunidades paulinas, por ejemplo en Corinto, había surgido la costumbre de que las mujeres que tenían el don de profecía tomaran la palabra durante los actos de culto (Cf. 1Co_11:5). Esta costumbre había tenido consecuencias peligrosas. Esas profetisas despreciaban fácilmente las faenas caseras, y probablemente surgieron tentativas de dejar de lado la sumisión al varón y colocarse por encima de él. Pablo exige que las mujeres se callen en la asamblea cultual, que no se levanten para enseñar públicamente, sino que aprendan en silencio. En las asambleas sólo el varón puede enseñar; la mujer debe dejarse enseñar. Tal vez también en este punto fueron algunos disturbios que se produjeron en la comunidad los que motivaron estas prescripciones.

13 Pues Adán fue el primero en ser creado; después Eva. 14 Y no fue Adán el seducido, sino la mujer, que, una vez seducida, incurrió en la transgresión.

Pablo ve en la tendencia de algunas mujeres a colocarse por encima del varón un atentado al orden de la creación, pues la mujer, para el Apóstol, tal como se encuentra expresado en las Escrituras del Antiguo Testamento, está subordinada al marido. Dos hechos, tal como los narra el Antiguo, Testamento (Cf. 1Co_11:3-16), le dan pie para esta afirmación. Adán, según narra la Escritura, fue creado antes que la mujer (Gen_2:22). Por eso, según la mentalidad semítica, el hombre es el más viejo, la mujer, como más joven, debe estar sometida a él. Fue a Eva además a quien la serpiente sedujo directamente, y Adán siguió a su mujer, consintiendo (Gen_3:6.17). Estos dos hechos muestran al Apóstol que hay una jerarquía en la comunidad de marido y mujer. Ciertamente el hombre y la mujer tienen la misma dignidad ante Dios como seres humanos y participan por igual de la gracia de Cristo. En eso no hay ninguna diferencia. Tampoco se puede falsear esta jerarquía poniendo un dominio absoluto del hombre sobre la mujer, que se opondría a la voluntad de Dios; antes bien, los hombres deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo (E£ 5,28). La sentencia de Dios después de la caída muestra que, en diversos aspectos, se dio al hombre un señorío sobre la mujer, pero muestra también que ése no fue el orden primitivo querido por Dios (Gen_3:16).

15 Pero, por su tarea maternal, se salvará, si persevera con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad.

El orden de la creación (Gen_4:16) muestra también la tarea que Dios impuso a la mujer casada: cumplir con sus deberes de madre. Pablo señala expresamente que la mujer alcanzará la salvación cumpliendo sus deberes de madre porque se adapta así al plan de Dios. Sin duda alguna es también necesario que posea las virtudes fundamentales de la vida cristiana: fe y caridad, y que, además se esfuerce por santificar su vida y se ejercite en la modestia cristiana. Probablemente, en este pasaje (Gen_2:11-15), Pablo se define contra los falsos maestros de la comunidad, que rechazaban el matrimonio (Gen_4:3) y concebían falsamente la posición de la mujer en la comunidad cristiana (Cf. 2Ti_3:6). Al Apóstol le interesa mantener el matrimonio cristiano, probar que las obligaciones, queridas por Dios, de la mujer cristiana están ante todo en su casa, en el círculo de la familia, no en tomar la palabra en las asambleas cultuales.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



En las asambleas litúrgicas: oración por todos los hombres, 2:1-7.
1 Ante todo te ruego que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, 2 por los reyes y por todos los constituidos en dignidad, a fin de que gocemos de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad. 3 Esto es bueno y grato ante Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad. 5 Porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, 6 que se dio a sí mismo como rescate por todos; testimonio dado a su tiempo, 7 para cuya promulgación he sido yo hecho heraldo y apóstol digo verdad en Cristo, no miento , maestro de los gentiles en la fe y en la verdad.

Hasta aquí Pablo se había mantenido en recomendaciones de carácter general sobre defensa de la verdadera doctrina contra los que la desfiguraban; ahora comienzan los avisos de tipo más particular. Y, primeramente, con relación a la oración pública.
Manda el Apóstol que se hagan oraciones por todos los seres humanos (v.1), y en especial por los constituidos en dignidad, comenzando por los reyes (v.2). La razón de esta mención especial de las personas constituidas en dignidad es porque su conducta implica graves consecuencias para el bien de los demás, dependiendo de ellos en gran parte el que podamos gozar de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad (v.2). Nótese que el emperador 347 era entonces Nerón y que es casi seguro que ya había tenido lugar el incendio de Roma del 64 y la subsiguiente persecución contra los cristianos, a pesar de lo cual Pablo no cambia en nada sus ideas de respeto hacia la autoridad expresadas siete u ocho años antes en Rom_13:1-7. Sin embargo, es posible que las palabras a fin de que gocemos de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad sean reflejo de temores para el futuro.
La expresión con toda piedad y honestidad viene a ser equivalente a la fórmula hebrea en santidad y justicia (cf. Luc_1:75), en la que está resumido todo el ideal religioso de Israel.
A fin de dar más autoridad a su recomendación, Pablo añade que esto, es decir, el que reguemos por todos y en especial por los constituidos en dignidad, es bueno y grato ante Dios nuestro Salvador (v.3). Y da la razón: porque Dios quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad (v.4). Es obvio, pues, que si quiere que todos se salven, nosotros, rogando por todos, hacemos una cosa grata a Dios. Enseñanza importante sobre el deber y la eficacia de la oración para cooperar a la voluntad de Dios. Es la oración algo que se introduce entre Dios y la voluntad libre del hombre, a fin de atraer sobre ésta gracias de luz y de fuerza por parte de Dios, que libremente la dobleguen a sus planes salvadores. La expresión conocimiento de la verdad viene a equivaler aquí a conocimiento de la verdadera religión, y más que concebir la verdad en un orden especulativo, al estilo de la filosofía griega, es concebida en un orden práctico, como orientación vital de toda la personalidad. Es la concepción que suele encontrarse en el Antiguo Testamento 348.
El razonamiento de San Pablo todavía no se detiene aquí. El Apóstol sigue encadenando verdades, y ahora va a explicar el porqué de esa voluntad salvífica universal de Dios 349. Dice que no puede ser de otra manera, pues Dios es uno, y uno también el mediador entre Dios y los nombres, el hombre Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate por todos (v.5-6). Lo que equivale a decir que son dos las razones del universalismo: la unicidad de Dios, primer principio y último fin de todos, y, una vez roto el orden de la creación por el pecado, la unicidad del Mediador, Dios y hombre a la vez, que por todos se dio a sí mismo en rescate 350. El que San Pablo hable de único mediador, que es Jesucristo, no excluye la mediación de los ángeles y santos, y singularmente la de la Virgen María, conforme ha sostenido siempre la Iglesia, pues esa mediación de los santos supone la mediación de Jesucristo, y en ella se funda y de ella recibe toda su fuerza. El término mediador, aparte este lugar, se aplica también a Jesucristo en Heb_8:6 y 9:15. La idea, sin embargo, es muy frecuente: por El tenemos acceso al Padre (Efe_2:18), la paz (Rom_5:1), la victoria ( 1Co_15:57), etc. La misma concepción de Cristo como nuevo Adán (cf. Rom_5:12-21) contiene implícitamente la idea de la mediación. Llama la atención el relieve que, al hablar de Cristo Jesús, da el Apóstol a la palabra hombre (v.5). Creen algunos que esa afirmación está enderezada contra las primeras manifestaciones del docetismo, el cual sostenía que Cristo había tomado sólo un cuerpo aparente y no era verdadero hombre. Sin embargo, también puede ser que se trate simplemente de hacer resaltar que Jesucristo ejerce ese poder de mediador precisamente en cuanto hombre, pues es en cuanto hombre como va a la muerte y paga a Dios el precio de nuestro rescate. Claro que, en realidad, solamente porque también era Dios pudo dar a su muerte un valor infinito, y, por tanto, es en su condición de hombre-Dios como le compete el título de mediador único.
San Pablo termina su razonamiento diciendo que la redención del mundo por la pasión y muerte de Cristo fue un testimonio o prueba manifiesta de la voluntad salvífica universal del Padre, escondida durante siglos y manifestada ahora en el tiempo por El prefijado (v.ób; cf. Gal_4:4; Efe_3:9; Col_1:26). Para promulgar o extender por el mundo ese testimonio, Pablo ha sido elegido heraldo y apóstol (v.7; cf. Gal_1:15-16; Efe_3:7-8; 2Ti_1:11).

Modo de orar,2Ti_2:8-15.
8 Así, pues, quiero que los hombres oren en todo lugar, levantando puras las manos, sin ira ni discusiones* 9 Asimismo, que las mujeres se presenten en hábito honesto, con recato y modestia, sin rizado de cabellos, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, 10 sino con obras buenas, cual conviene a mujeres que hacen profesión de piedad. 11 La mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. 12 No consiento que la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio, 13 pues el primero fue formado Adán, después Eva. 14 Y no fue Adán el seducido, sino Eva, que, seducida, incurrió en la transgresión. 15 Se salvará por la crianza de los hijos, con tal que permaneciere con modestia en la fe, la caridad y la santidad.

Después de aconsejar que se hagan oraciones por todos y en especial por los constituidos en dignidad, San Pablo indica ahora el modo de orar, distinguiendo entre hombres (v.8) y mujeres (v.9-15)·
Por lo que respecta a los hombres, dice que oren en todo lugar, y que lo hagan levantando puras las manos, sin ira ni discusiones (v.8). Se trata, como aparece del contexto, de las oraciones públicas. Ese en todo lugar no ha de tomarse, pues, en sentido absoluto, sino en todo lugar donde se reúnan las asambleas cristianas (cf. Rom_16:5; Gol 4:15; Hec_2:46; Hec_20:7). La costumbre de orar con las manos levantadas hacia el cielo era la ordinaria entre los judíos (cf. Exo_9:29; 1Re_8:38; Isa_1:15; Sal_134:2), y también entre los paganos, como vemos en multitud de monumentos egipcios, asirios, etc. San Pablo quiere que ésa siga siendo la costumbre entre los cristianos; pero que lo hagan con las manos puras (pureza moral) y sin ira ni discusiones, es decir, plenamente dispuestos para la oración (cf. Mat_5:23-24
Es interesante, a este respecto, la observación de Tertuliano, quien afirma que, a diferencia de los paganos que elevaban los brazos verticalmente, los cristianos los extienden a lo ancho, a imagen de Cristo crucificado 351.
En cuanto a las mujeres, que no vayan a la oración como a una exhibición de modas (v.9; cf. 1Pe_3:3), sino cual conviene a mujeres cristianas (v.10). Conoce muy bien el Apóstol la debilidad humana y la tentación que puede sentir la mujer, incluso al ir a las asambleas litúrgicas, de buscar llamar la atención con sus trajes, peinados y joyas. Y que no traten de dirigir y dar instrucciones, pues eso corresponde a los hombres (v.11-12; cf. 1Co_14:34-35). En apoyo de lo que les dice y cómo la mujer debe estar sujeta al ser humano, recurre San Pablo a la narración del Génesis, donde claramente aparece la prioridad del hombre en la creación, siendo la mujer, que vino después, ocasión de su caída (v.13-14; cf. Gen_2:7-22; Gen_3:2-6). De la misma narración del Génesis se valió también, para una argumentación semejante, en 1Co_11:7-12. A estas argumentaciones sacadas de la Biblia, muy en uso entre los judíos, no siempre se les pretendía dar carácter de estricta demostración, sino más bien de ilustración (cf. Gal_3:16), como quizás sea también en el caso presente 352.
Por su parte, las mujeres deben mostrar sus propias virtudes femeninas, y San Pablo destaca en particular la maternidad con todo lo que ella entraña de sacrificio y de expiación, como vía normal en la mujer para conseguir la salvación (v.15). Es posible que esta mención especial de la maternidad, como medio de santificación en la mujer, tenga su parte de intención contra los falsos doctores que proscribían el matrimonio (cf. 4:3). Desde luego, el que exalte la maternidad como medio de santificación no significa que aconseje que todas las mujeres sigan ese camino; hay otro, el de la virginidad por Dios, que está por encima (cf. 1Co_7:25-35). Pero eso es un don de Dios, no la vía normal (cf. 1Co_7:7). Lo que sí añade San Pablo es que esa maternidad y crianza de los hijos ha de ir acompañada de fe, caridad, santidad (?? ??????? ??? ????? ??? ??????? ), sin lo cual de nada valdría en orden a la vida eterna 353.
Exige, pues, el Apóstol como condición la perseverancia en la fe, una fe verdadera que fructifique en obras de caridad (cf. Gal_5:6) y de santidad (cf. 1Te_4:3-7).

Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 1: 1 Timoteo 2,1-6Con qué pureza de alma se ha de orar para que nuestras peticiones se hagan manifiestas ante Dios, y con qué piadoso afecto ama Dios a los hombres.1. Obsecro igitur primum omnium fieri obsecraliones, orationes, postulationes, gratiarum actiones pro ómnibus hominibus;2. pro regibus et ómnibus qui in sublimitate constituti sunt, ut quietam et tranquillam vitam agamus in omni pietate et castitate;3. Hoc enim bonum est et acceptum coram Salvatore nostro Deo;4. Qui omnes homines vult salvos fieri et ad agnitionem veritatis venire.5. Unus enim Deus, unus et mediator Dei et hominum, homo Christus 1esus;6. Qui dedit redemptionem semetipsum pro ómnibus.En lo arriba dicho enseñó a Timoteo cómo reducir un pueblo a la forma de la verdadera fe, aquí trata de lo que pertenece al culto de la fe, a saber, de las oraciones y obsequios. Pone la doctrina de la oración en común, desciende a determinadas condiciones de hombres, distingue diversos modos de oración, indica por quiénes hay que orar: por todos, y da la razón: pues esto es bueno.Dice pues: porque tal es el motivo de haber venido Cristo a salvar a los pecadores. -"Recomiendo, pues, ante todas cosas... "; con lo cual declara abiertamente que entre todos los requisitos para la vida cristiana el principal es la oración, que sirve para defenderse de los peligros de las tentaciones y para aprovechar en el bien. "Mucho vale la oración perseverante del justo" (Sant. 5,16). Distingue, pues, la oración en 4 especies, a saber, en súplicas, oraciones, rogativas, acciones de gracias, de las que las 3 primeras pertenecen a la impetración de los beneficios y la última a los beneficios recibidos.Tres cosas necesarias para alcanzar beneficios:l que el que pide señale la causa por la que debe concedérsele;2 que muestre que la causa es racional;3 concluya la petición.Y como hacen los retóricos, así también debemos hacer nosotros cuando oramos. Pensar primero la causa por la que debe concedérsenos, que no son nuestros méritos, sino la misericordia divina. "Te presentamos nuestros ruegos, confiando, no en nuestra justicia, sino en tu grandísima misericordia" (Daniel 9,18). Y para esto es la súplica, que es una atestación por las cosas sagradas, como: por tu cruz y pasión, líbranos, Señor. Pensada esta causa, es necesario meditemos que esta cosa sagrada es causa de la salud; por tanto, es indispensable la oración, que es una subida de la mente a Dios. "Mas mi oración sube a Ti, Señor". Y dícese oración, como si dijéramos oris ratio: razón de la boca; pues las persuasiones de los retóricos dícense oraciones porque persuaden. Mas de otra manera entiéndese ahí que para con Dios; pues no pretendemos doblegar la voluntad de Dios, siempre dispuesto a lo bueno, sino que nuestro corazón esté en la oración elevado a Dios.Tercero, las rogativas. "Pero pida con fe, sin sombra de duda" (Sant. 1,6). Asimismo el hacimiento de gracias por los dones recibidos. "Mas en todo presentad a Dios vuestras peticiones por medio de la oración y de las plegarias, acompañadas de hacimiento de gracias" (Fil 4,6). De donde este modo de orar en la 1glesia de Dios: Omnipotente y sempiterno Dios -he aquí la subida de la mente, que es la oración-, que concediste a tu 1glesia tal beneficio -he aquí el hacimiento de gracias-; concédenos, te pedimos -he aquí la rogativa-, por Nuestro Señor -he aquí la súplica.De modo semejante en la Misa está la súplica hasta la consagración del Cuerpo y de la Sangre, porque en ellos se conmemoran las cosas sagradas, de donde resulta la confianza de alcanzar lo pedido. En el misterio de la consagración está la oración, porque es la meditación de lo que Cristo hizo. En las otras partes hasta la comunión está la rogativa por los vivos y los muertos y por sí; y al fin la acción de gracias. O estas 4 especies de oración se refieren a 4 cosas que queremos obtener de manera que la súplica se encamine a alcanzar lo dificultoso, como la conversión de los impíos, la oración para implorar por los ya convertidos la gracia de aprovechar; la rogativa para que a proporción de sus méritos se les dé el premio, y el nacimiento de gracias para pagar con el agradecimiento los beneficios recibidos.-"Por todos", quiere decir por quiénes hay que orar.-"a fin de que tengamos una vida quieta", señala el fruto de la oración. Hay que orar "por todos los hombres", porque la oración es la intérprete de nuestro deseo; ya que orando pedimos lo que deseamos. Ahora bien la caridad demanda que deseemos el bien a todos cuantos engloba en sí. "Orad los unos por los otros para que seáis salvos" (Santiago 5,16). Mas ¿por quiénes especialmente?-"por los reyes". "Rogad por la vida de Nabucodonosor, rey de Babilonia, y por la vida de Baltasar, su hijo" (Baruc 1,2). Y el Apóstol dice: "toda persona esté sujeta a las potestades" (Rm 13 1). "Estad sumisos a toda humana criatura, y esto por respeto a Dios: ya sea al rey, puesto que está sobre todos; ya a los gobernadores, como puestos por él" (1Pe ,2,13); porque es conveniente que los subditos hagan la costa de sus oficios en provecho de sus señores, no sin que por eso procuremos nuestro provecho y utilidad; porque en la paz suya está la nuestra. De donde dice: "a fin de que tengamos una vida quieta y tranquila". Sobre estos 2 pilares estriba la paz del mundo. Porque la 1glesia tiene su propia paz, de que al mundo no cabe parte, pues no hay paz para los impíos.Pero hay una cierta paz común a entrambos, y de ésta necesita la 1glesia. "Procurad la paz de la ciudad a donde os trasladé" (Jr 29,7). La paz terrena algunas veces se ve perturbada de fuera, otras de dentro: "Combates por de fuera, por dentro temores" (2Co 7,5).-"a fin de que tengamos una vida quieta y tranquila". Y aunque la paz terrena sea común a buenos y a malos, de muy distinta guisa se aprovechan de ella; pues los malos la empleaban entonces para dar culto al demonio, atribuyendo erradamente a los falsos dioses esa prosperidad y haciéndola instrumento de su lascivia, ya que en tiempo de paz abundaban los vicios carnales."Viviendo sumamente combatidos de su ignorancia, a un sinnúmero de muy grandes males les dan el nombre de paz" (Sg 14,22). Los santos, por el contrario, sírvense de ella para el culto del verdadero Dios y el ejercicio de la castidad. Por eso dice: "en el ejercicio de toda piedad y honestidad". "Vivamos sobria, justa y religiosamente en este siglo" (Tito 2,12).-"porque ésta es una cosa buena". Pone la razón de la oración y prueba cierto propósito: "porque uno es Dios". También señala la razón por la especie de obra y por parte de Dios: agradable. Da pues la razón por la especie de obra; porque, cuando una cosa es buena en sí, debemos hacerla; mas de esta especie es orar por otros, porque es un acto de caridad; por eso dice: "esta es una cosa buena"; "porque es bueno delante de tus santos" (Sal 51,2). También de parte deDios, porque "es agradable a los ojos de Dios". "Entonces aceptarás el sacrificio" (Sal L,21). Lo cual no sería si no fuese ofrecido en caridad. Y dice Salvador, porque sólo Dios salva. "No hay otro Salvador que Yo" (Is 43,1 1). Y prueba que sea una cosa agradable, porque dice: "el cual quiere que todos los h. se salven"; y Pedro 2,3,9: "no quiere que ninguno perezca, sino que todos se conviertan a penitencia".Pero al contrario: todo lo que quiso hizo; luego a todos salva. Mas si opones que no, porque el hombre no quiere, parece disonante que el Todopoderoso se vea impedido por la voluntad de un ser no todopoderoso. Respondo: pónese algunas veces el querer por la voluntad de beneplácito, otras por la voluntad de signo. Con voluntad de signo quiere salvar a todos, porque a todos propuso para salvarse mandamientos, consejos y remedios. Lo de la voluntad de beneplácito puede exponerse de 4 modos:1º que sea una locución causal, como cuando se dice que Dios hace algo porque hace que otros lo hagan, como en Rm 8,26: "el mismo Espíritu hace nuestras peticiones", es decir, hace que pidamos. Así quiere pues Dios, porque hace que sus santos quieran que todos se salven; pues este querer deben tenerlo los santos, que no saben quiénes están predestinados y quiénes no;2° que sea una distribución acomodada, esto es, todos los que se salvarán, porque nadie se salva sino por su voluntad (de El); así como en una escuela el maestro enseña a todos los niños de esta ciudad, porque nadie es enseñado sino por él;3º que sea una distribución según los géneros de cada uno, no según cada uno de los géneros, es decir, no excluye de la salvación ningún género o raza de hombres; porque antiguamente a sólo los judíos, ahora a todos se ofrece. Y esto está más de acuerdo con Ja intención del Apóstol;4º que se entienda, según Damasceno, de la voluntad antecedente, no de la consecuente; porque, aunque en la voluntad divina no haya primero ni postrero, antes ni después, dícese con todo antecedente y consecuente.Asimismo, según el orden de las cosas queridas, puede considerarse la voluntad en universal o absolutamente, y según algunas circunstancias y en particular. Y primero es la consideración absoluta y de manera universal que en particular y comparada. Por eso la voluntad absoluta es como antecedente, y la voluntad de alguna cosa en particular como consecuente.Por ejemplo, el mercader que quiere absolutamente salvar todas sus mercancías, y esto con voluntad antecedente; mas si considera su salvación, no quiere salvarlas todas en comparación de otras cosas, a saber, si caso que las salvara se siguiese el naufragio. Y esta voluntad es consecuente. Así en Dios la salvación de todos los hombres en sí considerada tiene razón para ser querida; y el Apóstol así habla aquí, y así su voluntad es antecedente. Mas si se considera el bien de la justicia y el castigo de los pecados, entonces ya no quiere; y ésta es la voluntad consecuente. Añade: "y vengan en conocimiento de la verdad"; porque no hay salvación sino por el conocimiento de la verdad. "Conoceréis la verdad, y la verdad os hará ubres" (Jn 8,32).Luego, cuando dice: Uno, prueba lo que había dicho por razón y da 3 pruebas: una de parte de Dios, otra de parte del hombre Cristo, y 3a. de parte de los testigos de Cristo. Dice, por tanto, que Dios quiere que todos se salven. Claro es, porque uno es Dios de todos, que salva. "¿Es por ventura Dios de los judíos solamente? ¿No es también Dios de los gentiles? Sí por cierto, de los gentiles también; porque uno es realmente el Dios que justifica" (Rm 3,29). Pónese entonces la razón de parte del hombre Cristo: "y uno también el Mediador"; donde prueba el intento y da una señal: "que se dio a Sí mismo en rescate por todos".Dice pues: el Hombre Cristo Jesús es Mediador de Dios y los hombres, no cualesquiera, sino entre Dios y todos los hombres; y esto no fuera así si no quisiese salvarlos a todos. Y puede decirse que Cristo mediador es semejante a los dos extremos, a saber, a Dios y al hombre en cuanto Dios y en cuanto hombre, porque el medio debe participar de los dos extremos, y éstos son el hombre y Dios. Mas como el medio es distinto de ambos extremos, y el Hijo no es un Dios distinto del Padre, mejor es decir que es mediador cuanto hombre; pues así comunica con ambos extremos. Porque en Dios hay 2 cosas: a saber, la justicia y la inmortalidad; y en los hombres la injusticia y la mortalidad.Los medios pues son 2: uno en que está la justicia y la inmortalidad; otro en que la injusticia y la mortalidad; y ambos son medio, pero uno conviene a Cristo, otro al demonio; por eso el demonio es el medio que establece la división, porque por su injusticia nos aparta de la divina justicia; pero Cristo es el medio que nos júnta, porque es justo y mortal y por su muerte nos coaduna con la justicia de Dios. "El mismo es la víctima de propiciación por nuestros pecados" (Jn 2,2), para algunos eficazmente, mas por todos suficientemente, porque el precio de su Sangre es suficiente para la salvación de todos, mas no tiene eficacia, por el estorbo que ponen, sino en los elegidos.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



31 (III) Culto y liderazgo en la Iglesia (2,1-3,13).
(A) La conducta de la comunidad en el culto (2,1-15).
(a) Intenciones de la oración (2,1-7). En esta sección, el acento se pone en el deseo de Dios de salvar a todo ser humano (véanse tam(-)bién 1 Tim 4,10; Tit 2,11; 3,2.8), Los vv. 5-6 aportan a esta insistencia el razonamiento teo(-)lógico, y el v. 7 indica que Pablo aceptó expre(-)samente esta misión. 1. recomiendo: Todo ser humano ha de estar incluido en las intencio(-)nes de la oración de intercesión y acción de gracias de la comunidad. 2. por los reyes: Co(-)mo los judíos, los cristianos no participaban en el culto cívico a los dioses, y por esa razón eran sospechosos. En parte para compensar tal sospecha, ambos grupos dejaban claro que oraban por el bienestar del emperador y de las demás autoridades cívicas. El autor de las pas(-)torales, sin embargo, no recomienda tal ora(-)ción por una cuestión de mero patriotismo, sino por un deseo de que esas autoridades per(-)mitan que los cristianos vivan en paz («para que podamos vivir una vida tranquila y apaci(-)ble» [v. 2]) v por una esperanza (implícita) de que dichas autoridades lleguen a un «conoci(-)miento pleno de la verdad» (w. 3-4). piedad: Véase Tit. 1,1. 4. conocimiento pleno de la ver(-)dad: Véase Tit. 1,1. 5-6. Buena parte de estos versículos, si no su totalidad, parece ser una fórmula tradicional, un solo Dios: Si Dios es uno solo, debe ocuparse de todos los pueblos, no sólo de este o aquel grupo o nación, y tam(-)bién un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también: La repetición de la expresión «uno solo» vincula a Cristo con Dios. Sin embargo, en este punto se hace hin(-)capié en su humanidad de dos maneras: mediante el uso de la palabra anthrópos, «ser humano», y mediante la designación de «me(-)diador» (aplicada a Moisés en Gál 3,19-20; cf. Filón, De vita Mos. 2.166). 6. como rescate por todos: cf. Mc 10,45. De nuevo se hace hincapié en la universalidad de la obra de Cristo, el tes(-)timonio dado en los momentos oportunos: El «testimonio» de Cristo ciertamente hace refe(-)rencia a su muerte (véase 2 Tim. 1,8), pero pro(-)bablemente también, dada la formulación plu(-)ral, «momentos oportunos», al conjunto de su actividad. Lo que Cristo hizo da testimonio del cumplimiento de la promesa de Dios (véanse Tit. 1,2-3; 2 Tim. 1,1). 7. digo la verdad, no mien(-)to: El papel esencial de Pablo en el plan de sal(-)vación de Dios (Tit. 1,3; 2 Tim. 1,11) queda re(-)calcado en el texto mediante esta fórmula de aseveración sacada de Rom. 9,1.
32 (b) Cómo han de actuar los varones (2,8). en todo lugar: Expresión formularia uti(-)lizada en la legislación cultual (cf. también Did 14.3) y sacada de Mal. 1,11. elevando... unas manos piadosas: En el primitivo arte cristiano, ésta es la postura normal de una persona en oración: de pie, con las manos extendidas y con las palmas vueltas hacia el cielo, para in(-)dicar receptividad respecto a los dones de Dios, sin ira ni discusiones: cf. Flp. 2,14. Según el autor de las pastorales, los falsos maestros se caracterizan por fomentar los debates y las discusiones (1 Tim. 6,4; 2 Tim. 2,14.23).
33 (c) Cómo han de actuar las mujeres (2,9-15). Como en 1 Cor. 11,5, se supone que tie(-)nen derecho a rezar en voz alta en el culto cris(-)tiano. Pero está claro que al autor le preocupa la conducta de las mujeres, pues algunas de ellas parecen haber ejercitado un papel de do(-)cencia y predicación (véase 1 Tim 5,13). En las Iglesias paulinas, las mujeres ocupaban pues(-)tos de responsabilidad (p.ej. Febe [Rom. 16,1-2], Prisca [Rom. 16,3; 1 Cor. 16,19], Junia. [? Rom. 16,7]) y se dice que predican (1 Cor. 11,5) y en(-)señan (Hch. 18,26; cf. HchPyT). 9-10. La preo(-)cupación por un atavío demasiado rico y artifi(-)cioso es un tópico de la filosofía grecorromana. No obstante, es de suponer que la comunidad de las pastorales contaba con miembros más ri(-)cos que podían permitirse lucir perlas, oro, jo(-)yas, etc. 11-12. 1 Cor. 14,33b-35, probablemen(-)te una antigua adición al texto original de 1 Cor. se acerca a este texto por lo que a su len(-)guaje y sentir respecta. El autor de las pastora(-)les sólo habla explícitamente de la conducta de las mujeres en el culto cristiano, pero tal vez tu(-)viera en mente una aplicación más general, ni que tenga autoridad sobre un hombre: En opi(-)nión del autor, tal cosa iría contra Gn. 3,16. 13-14. Adán: Argumento escriturístico sacado de Gn 2-3 LXX y que utiliza su lenguaje. Se afir(-)man dos cosas: el varón tiene prioridad porque fue creado primero; y, como en Gn 3,13, donde el «engaño» se predica explícitamente de la mu(-)jer, pero no del varón, es más probable que las mujeres sean llevadas por mal camino y por eso no conviene que sean maestras (véase también Eclo 25,24). Pablo como tal prefiere atribuir la culpa a Adán (como homólogo de Cristo, véan(-)se Rom. 5,12-21; 1 Cor 15,45-49; - Romanos, 51:53). 15. se salvará por su maternidad: No es un parecer puramente machista, sino que se debe leer a la luz de 1 Tim. 4,3-5: los falsos ma(-)estros prohíben el matrimonio, pero la fe ver(-)dadera insiste en la bondad de la sexualidad humana como algo creado por Dios. ¡Las mu(-)jeres se van a salvar, dice el autor de las pasto(-)rales, precisamente por eso mismo que los fal(-)sos maestros rechazan!

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La adoración pública

Pablo manifiesta aquí preocupación porque se sigan los principios correctos en la adoración pública, especialmente en la oración pública. Utiliza una cantidad de palabras para denotar la oración (v. 1), pero no hay gran diferencia entre ellas. Dos consideraciones importantes que se destacan son la inclusión de acciones de gracias y el vasto alcance del tema. Pablo no solamente está ansioso por incluirlos a todos, sino que coloca especial atención en aquellos que ejercen autoridad (v. 2). Lo que es significativo es que Pablo no hace distinción entre los que son justos y los que no lo son. Considera que el deber cristiano es orar por aquellos cuyas acciones afectan a todos los ciudadanos. Pero el propósito de la oración es que los cristianos llevemos una vida tranquila y reposada en toda piedad y dignidad (v. 2). Hay muchos casos, sin embargo, donde el entorno no ha sido de ninguna manera pacífico, pero a pesar de esto se ha desarrollado una sólida vida piadosa.

Hay una inesperada interposición en los vv. 3-7 en la que Pablo hace una declaración teológica. La conexión entre una oración universal y la declaración acerca del deseo de Dios de que todos los hombres sean salvos no es clara al principio, pero el enlace parece estar en la relación de todos en el v. 1 y todos los hombres en el v. 4. ¿Acaso esta declaración apoya el universalismo? Podría pensarse que lo que Dios quiere seguramente llegará a suceder. Pero es importante recordar que tanto el AT como el NT hablan del deseo de Dios o su vo luntad en muy variadas formas, determinadas por el contexto. A veces la voluntad de Dios no puede ser distinguida de su determinación: lo que él propone que pase, pasa. En otras ocasiones la voluntad de Dios es su mandamiento (p. ej. 1 Tes. 4:3). En otras, se refiere a su posición establecida. El Dios que declara: yo no quiero la muerte del que muere ... ¡Arrepentíos y vivid! (Ez. 18:32) es también el que anhela que todas las personas sean salvas y vengan al conocimiento de la verdad.

Por supuesto, es posible colocar estas declaraciones en algún tipo de modelo contradictorio. En realidad, constituyen partes de un cuadro bíblico consistente en el cual Dios es presentado a la vez como absolutamente soberano y distintivamente personal. Poner su soberanía en contraposición a su interacción personal con nosotros que llevamos su imagen sería destruir la perspectiva bíblica de Dios. En el contexto de 1 Tim. 2 Pablo está interesado en subrayar la compasión divina hacia todas las personas sin distinción de razas, nivel social o condición. Es probable que está combatiendo una tendencia hacia el elitismo que trata de limitar la compasión de Dios en forma impropia. Lo que sea que Pablo y otros escritores del NT digan acerca de la elección, ciertamente es parte integral de la predicación de los primeros cristianos de que Dios desea que todos vengan a un conocimiento de la verdad.

Una segunda declaración de naturaleza teológica continúa inmediatamente (vv. 5, 6). La primera parte enfatiza la unidad de Dios de una manera que ganaría el apoyo tanto de judíos como de cristianos. Pero la segunda declaración es específicamente cristiana en colocar como único mediador a Jesucristo. La idea de mediador no es prominente en Pablo, pero se resalta en la carta a los Hebreos. Aquí está entrelazada con la idea de Jesús dándose a sí mismo como un rescate (v. 6), una reminiscencia de las palabras de Jesús en Mar. 10:45. La metáfora del rescate está tomada del mercado de esclavos, donde un esclavo podría obtener su libertad si alguien pagaba el precio del rescate. Presumiblemente, su debido tiempo al cual se refiere aquí es la plenitud del tiempo mencionada en Gál. 4:4. Cuando Jesús vino a traer salvación a la huma nidad, fue el punto clave de la historia del mundo.

La referencia de Pablo a su elección por Dios como un predicador (v. 7) indica su constante conciencia de la comisión especial que él había recibido. La referencia adicional a su posición como un maestro de los gentiles señala una fuerte convicción personal de su lugar especial en los planes de Dios.

En la oración de conclusión (v. 8) Pablo regresa al tema de la oración pública, llamando la atención a tres importantes asuntos. Primero, el levantar manos piadosas sugiere un acercamiento de los cre yentes, verdadera santidad alcanzable sólo a través de la justicia de Cristo. Segundo, la verdadera oración no puede coexistir con la ira. Tercero, la oración y las contiendas no pueden ir juntas. Nues tra actitud hacia otros ciertamente afecta nuestro acercamiento a Dios.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

1 That it is meete to pray and giue thanks for all men, and the reason why. 9 How women should be attired. 12 They are not permitted to teach. 15 They shalbe saued, notwithstanding the testimonies of Gods wrath, in childbirth, if they continue in faith.

[Prayers for all men.]

1 [ Or, desire.] I exhort therefore, that first of all, supplications, prayers, intercessions, and giuing of thanks be made for all men:
2 For Kings, and for all that are in [ Or, eminent place.] authoritie, that we may leade a quiet and peaceable life in all godlinesse and honestie.
3 For this is good and acceptable in the sight of God our Sauiour,
4 Who will haue all men to bee saued, and to come vnto the knowledge of the trueth.
5 For there is one God, and one Mediatour betweene God and men, the man Christ Iesus,
6 Who gaue himselfe a ransome for all, [ Or, a testimony.] to be testified in due time.
7 Whereunto I am ordained a preacher, and an Apostle (I speake the trueth in Christ, and lie not) a teacher of the Gentiles in faith and veritie.
8 I will therefore that men pray euery where, lifting vp holy handes without wrath, and doubting.
9 In like maner also, that women adorne themselues in modest apparell, with shamefastnesse and sobrietie, not with [ Or, plaited.] broided haire, or gold, or pearles, or costly aray,
10 But (which becommeth women professing godlines) with good works.
11 Let the woman learne in silence with all subiection:
12 But I suffer not a woman to teach, nor to vsurpe authoritie ouer the man, but to be in silence.
13 For Adam was first formed, then Eue:
14 And Adam was not deceiued, but the woman being deceiued was in the transgression:
15 Notwithstanding she shall be saued in child-bearing, if they continue in faith and charitie, and holinesse, with sobrietie.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Sobre la oración. La segunda preocupación de las cartas pastorales es dictar normas concretas para la ordenación y buen funcionamiento de las comunidades locales. Y entre los deberes de la comunidad, la oración ocupa el primer puesto. Es interesante conocer, a través de los consejos del autor de la carta, cuánto, cómo y por quién rezaban aquellos cristianos. Lo primero que aparece es la espontaneidad e intensidad carismática de su oración: «súplicas, peticiones, intercesiones, acciones de gracias» (1). Lo segundo, su carácter misionero y universal: «por todas las personas» (1), para «que todos los hombres se salven y lleguen a conocer la verdad» (4), pues esta voluntad salvadora de Dios, abraza a todos, paganos y cristianos, en el único mediador de la salvación, «Cristo Jesús, hombre él también» (5).
Se mencionan especialmente «soberanos y autoridades» (2; cfr. Rom_13:1-8). No se pide para ellos el castigo, sino la conversión, y un primer paso es que sean agentes de paz. Los cristianos de entonces, aunque constituidos ya en comunidades sólidas a través del imperio, seguían siendo una minoría de clase humilde entre la mayoría pagana. Habían superado ya algunas persecuciones, pero vivían pendientes de la honradez y buena voluntad de sus señores civiles, pues no parece que tuvieran acceso a cargos de gobierno. Por otra parte, la oración pública por las autoridades era un testimonio de buen comportamiento ciudadano contra la acusación y sospecha que provocaba la vida alternativa de los cristianos: la de ser elementos antisociales.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

San Pablo manda que se rece por todos los hombres, no sólo por los amigos o bienhechores, ni sólo por los cristianos. La Iglesia facilita a todos los fieles el cumplimiento de este consejo con la «oración universal» o «de los fieles» de la Santa Misa, donde «el pueblo, ejercitando su oficio sacerdotal, ruega por todos los hombres» (Ord. Gral. Misal Romano 45).

La voluntad salvífica universal es un tema frecuente en las cartas Pastorales, de modo que en muchas ocasiones el titulo dado a Dios es el de «Salvador». El «conocimiento de la verdad» (v. 4) es el conocimiento de Cristo (cfr Jn 14,6; 1 Jn 5,20) y de la predicación evangélica. Pero no es un mero conocimiento teórico, sino que ha de reflejarse en la vida.

Los vv. 5-6 constituyen una confesión de fe, un resumen del contenido fundamental del mensaje evangélico, la verdad que es necesario conocer para salvarse: Jesucristo es el mediador perfecto y único entre Dios y los hombres, porque siendo verdadero Dios y verdadero Hombre ha ofrecido un sacrificio de valor infinito -su propia muerte- para reconciliar a los hombres con Dios.


Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_8:6+

[2] Heb_8:6+

NOTAS

2:5 Lit.: «(un) hombre, Cristo Jesús». Jesús es mediador en su cualidad de hombre, que le permite ser Salvador de todos, v. 1Ti_2:4, por su muerte como precio de ellos, v. 1Ti_2:6. Ver Heb_2:14-17+.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_8:6+

[2] Heb_8:6+

NOTAS

2:5 Lit.: «(un) hombre, Cristo Jesús». Jesús es mediador en su cualidad de hombre, que le permite ser Salvador de todos, v. 1Ti_2:4, por su muerte como precio de ellos, v. 1Ti_2:6. Ver Heb_2:14-17+.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a 1Co 8:6; Gál 3:20;b Heb 8:6; Heb 9:15;c Mat 1:1; Rom 1:3

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1-2. Ver Rom_13:1-7; Tit_3:1; 1Pe_2:13-17.

11-15. Ver nota 1Co_14:34.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Rom 3:30; Heb 8:6; Heb 12:24.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



UNO TAMBIÉN EL MEDIADOR DE DIOS: sólo Jesu-Cristo, por derecho propio, es el Mediador entre Dios y los hombres; los santos, y singularmente la Virgen María, lo son en cuanto son asociados a la mediación única de Jesu-Cristo.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 2.4 Cf. Jon 4.11; Jn 3.17; 2 P 3.9.

[2] 2.6 Rescate: Véase Ro 3.24 nota m.

[3] 2.11-12 1 Co 11.2-16; 14.34-35.

[4] 2.13 Gn 2.7,21-22; 1 Co 11.8-12.

[5] 2.14 Gn 3.1-6; cf. 2 Co 11.3.

iNT-CEVALLOS+ Interlineal Académico Del Nuevo Testamento Por Cevallos, Juan Carlos

[I εἷς I] hay un

[I ἀνθρώπων I] de los seres humanos.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

Pues... Es decir, para todos los hombres hay...