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Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar elevando hacia el cielo unas manos piadosas, sin ira ni discusiones. (I Timoteo 2, 8) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 2

Parte segunda

PROBLEMAS DE DISCIPLINA ECLESIÁSTICA 2,1-3,16

En la segunda parte de su carta, Pablo da a su discípulo y representante Timoteo instrucciones importantes para la vida comunitaria cristiana, sobre todo en lo relativo al culto (2,1-15). El Apóstol exige que la oración de los cristianos incluya a todos los hombres, especialmente a las autoridades (2,1-7). Le preocupa especialmente el buen comportamiento de los hombres y de las mujeres en los actos de culto y en la oración (2,8-15). De gran importancia para la comunidad es además el nombramiento de ministros (3,1-13). Se ponen en conocimiento de Timoteo los requisitos necesarios para el cargo de «obispo» (3,1-7) y de diácono (3,8-13). En un himno cristológico se alude a la grandeza del misterio confiado a la Iglesia como fundamento de estos preceptos (3,14-16).

1. EL CULTO (2/01-15).

a) Oración por todos, especialmente por las autoridades 2, 1-7).

1 Lo primero que te recomiendo es que se hagan peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres: 2 por los reyes y por todos los que están en la cumbre, para que podamos llevar una vida tranquila y pacífica con toda piedad y dignidad.

La preocupación por los actos de culto que se celebran en la comunidad ocupa el primer lugar en las instrucciones que Pablo da a su representante. Sabemos que en los comienzos de las primeras comunidades cristianas el culto estaba en íntima relación con la tradición de la sinagoga judía y se servía de las formas, estrictamente reglamentadas, de ésta. Pero sabemos también que en los territorios misionados por san Pablo se concedía un amplio margen en los actos de culto a la actividad carismática de los cristianos dotados del Espíritu, manifestada en el hablar en lenguas y en la profecía (Cf. 1Co_14:26-33). Por razón de algunos inconvenientes, que Pablo intentaba superar (Cf. 1Cor 11; 12; 14), y a causa de la disminución del número de cristianos dotados del Espíritu, surgió la necesidad de establecer un orden, «pues Dios no es un Dios de desorden, sino de paz» (1Co_14:33).

Pablo pide que en la asamblea de la comunidad, en la que los cristianos se reúnen en comunión fraterna para el culto de la palabra, se hagan oraciones públicas en común, que sean expresión de la vida cristiana palpitante de la comunidad. Probablemente esas oraciones seguían a la lectura de las Escrituras y a su interpretación. Las cuatro formas de designar la oración -peticiones, oraciones, súplicas, acciones de gracias- no quieren ser una enumeración de diversos tipos de oración, sino describir la oración cristiana bajo todos sus aspectos. Significan que hay que hacer oraciones de todas clases. Esta oración comunitaria -y en esto es en lo que insiste- se extiende a todos los hombres sin excepción ni barreras. Igual que el amor del cristiano se extiende a todos los hombres, sin conocer fronteras ni límite, su oración debe abarcarlos también a todos. No puede prescindir de nadie, y mucho menos excluir a alguien de su oración. La bondad paterna de Dios abarca a todos los hombres, «hace salir su sol sobre malos y buenos, y deja llover sobre justos e injustos» (Mat_5:45). Si quiere ser hijo de este Padre que está en el cielo, el cristiano debe orar por todos los hombres.

Se especifica un grupo de hombres por los que hay que orar públicamente: los reyes, los emperadores romanos, Nerón en aqueI entonces, y las autoridades, los altos funcionarios romanos, especialmente los gobernantes de las distintas provincias. Junto al deber de obedecer a la autoridad constituida por Dios (Cf. Rom_13:1-7; 1Pe_2:13-17) está el deber de orar por ella. Esta obligación es válida para todos los tiempos, sin tener en cuenta a qué religión pertenezca el gobernante.

En la indicación: para que podamos llevar una vida tranquila y pacífica, deben encontrar los cristianos el fundamento y la razón de ser de estas oraciones. Saben que ]a comunidad cristiana está tan alta ante los ojos de Dios y es tan querida por él que Dios, al dirigir la historia universal, tiene en cuenta su prosperidad. Saben que la protección y la bendición de Dios son prenda de la prosperidad.

De esta instrucción se deduce claramente cuál es la posición de la comunidad cristiana frente al Estado y la autoridad. La oración cristiana por la obra de Dios substituye a la adoración y a la divinización paganas del emperador y a la oración judía por la prosperidad externa del emperador. Esta obligación de orar que tiene la comunidad es independiente de la situación momentánea del cristiano y de la autoridad estatal. Este precepto de orar por las autoridades sigue siendo válido aun cuando el que ejerce la autoridad es un impío, pues, como Pablo dirá en seguida, la voluntad salvadora de Dios se extiende también a los impíos.

3 Esta oración es buena y agradable a nuestro Salvador, 4 que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Pablo afirma insistentemente que esta oración, que abarca a todos los hombres, incluida la autoridad civil, es agradable a Dios. Dios es eI «Salvador, que quiere que todos los hombres se salven» antes de que caiga sobre ellos el castigo de Dios. Aquí está, según él Apóstol, el fundamento último de la obligación de orar por todos: la voluntad salvífica universal de Dios, que quiere conducir a todos los hombres desde el pecado, la muerte y el juicio al conocimiento de la verdad (*) de la revelación divina, a la conversión y, por ella, a la salvación. El amor divino y la voluntad salvadora divina no tienen fronteras ni límites, tampoco la oración de la comunidad cristiana debe tener fronteras ni límites.

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* La misma expresión para designar la conversión al cristianismo se encuentra en 2Ti_2:25; 2Ti_3:7; Tit_1:1; Heb_10:26.

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5 Porque hay un solo Dios, y uno solo es también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, 6 que se entregó él mismo como rescate para todos: tal es el testimonio dado a su debido tiempo.

Esta voluntad salvífica de Dios se expone, en forma de tríptico, con las palabras de una fórmula cristiana primitiva de profesión de fe. El Dios único es creador de todos los hombres, vela como Padre por todas sus criaturas y quiere la salvación de todos los hombres. Entre Dios y la humanidad sólo hay un mediador, que anuncia a los hombres la voluntad de Dios, los reconcilia con Dios y establece la paz entre Dios y los hombres: «el hombre Cristo Jesús». Puede ser mediador porque, como Hijo de Dios, tiene poder para desempeñar este papel de mediador y, como hombre, pertenece al género humano y puede, por tanto, mediar (Cf. Hab_8:6; Hab_9:15; Hab_12:24).

Y, ¿qué hizo este mediador? Entregó su vida, como representante, para expiar por todo el género humano, que había incurrido en la muerte. «El Hijo del hombre no vino a ser servido, sino a servir y a dar su vida en rescate por muchos» (Mar_10:45). La muerte de Jesucristo en la cruz por todos los hombres es el testimonio que Dios da de que ha llegado el tiempo establecido -«cuando llegó la plenitud del tiempo» (Gal_4:4)- para el cumplimiento de sus promesas; es el mensaje que el mismo Dios manifestó a los hombres. En esta fe en el único Dios y en el único mediador Jesucristo radica el fundamento de la obligación que la comunidad cristiana tiene de hacer oración por todos los hombres, sin límites. Ahí está también el fundamento último de la esperanza y de la audaz confianza de los cristianos, que incluyen a todos los hombres en su oración para que «lleguen al conocimiento de la verdad».

7 De este testimonio he sido yo constituido heraldo y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de gentiles en la fe y la verdad.

Pablo es el «heraldo» (*) de esta buena nueva de la voluntad salvífica universal de Dios y debe anunciarla por todas partes. Es el «apóstol», el enviado de Dios, encargado de manifestar a los gentiles la revelación de la voluntad de Dios y de la obra redentora del mediador Jesucristo, y de conducirlos a la fe en la verdad divina. Con una afirmación semejante a un juramento -«digo la verdad, no miento»- afirma su misión divina y da fuerza a sus palabras para rechazar todos los ataques de los falsos maestros, que ponían en duda su autoridad. Estas palabras del Apóstol, que muestran la grandeza del cargo que le ha sido confiado y la de toda predicación eclesiástica, denotan una mezcla de orgullo y alegría y, a la vez, echan sobre los cristianos una gran responsabilidad: la de escuchar con corazón bien dispuesto y abierto el mensaje que se les predica.

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* Una designación semejante de Pablo en 2Ti_1:11.

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b) Comportamiento en los actos de culto (2Ti_2:8-15).

8 Quiero, por tanto, que los hombres oren en todas partes, levantando unas manos puras, sin ira ni altercados.

El Apóstol está especialmente interesado por el modo auténtico de orar de los cristianos. Empieza dando instrucciones para la oración de los hombres. Los hombres deben orar con «unas manos puras». «Manos puras» es una metáfora para expresar el corazón sin pecado, moralmente limpio, puro, del que debe ascender la oración. Los hombres, en la oración, deben abstenerse de «ira y altercados»; deben vivir sin disputas, en paz con sus hermanos. Jesús dice en el sermón de la montaña: «Si al ir a presentar tu ofrenda ante el altar, recuerdas allí que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano; y entonces vuelve a presentar tu ofrenda» (Mat_5:23 s). ¿Cómo puede un hombre pedir a Dios que le perdone si él tiene odio en su corazón y no quiere perdonar? De ahí la exhortación de Jesús: «Cuando estéis en oración, si tenéis algo contra alguien, perdonadlo, para que también vuestro Padre que está en los cielos os perdone vuestros pecados» (Mar_11:25). Pablo conoce el corazón de los hombres. Sabe que la ira y las disputas son los pecados que más entorpecen a los hombres en la oración y en el culto divino. De ahí su exhortación a que oren con corazón puro, sin odio ni ira: «Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores» (Mat_6:12).

9 Por su parte, las mujeres asistan a la asamblea con traje decoroso, arregladas modesta y sobriamente, sin peinados complicados, sin oro, sin joyas y sin vestidos suntuosos, 10 sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que hacen profesión de religiosidad.

También para las mujeres hay peligros específicos en las asambleas cultuales. Tal vez fueron inconvenientes que se produjeron en las comunidades cristianas los que motivaron estas instrucciones de Pablo. La mujer tiende fácilmente a turbar la dignidad de la celebración cultual adornándose excesivamente. Por eso señala el Apóstol que el adorno más precioso de una mujer temerosa de Dios no consiste en un atavío suntuoso, sino en una vida religiosa y moral y en obras que están de acuerdo con esa vida. El adorno de la mujer no ha de ser «el exterior, cabellos trenzados, anillos de oro, o los que os ponéis, sino el hombre oculto del corazón en la incorruptibilidad de su espíritu suave y tranquilo. Esto es lo precioso ante Dios» (1Pe_3:3 s).

11 La mujer debe aprender en silencio con toda sumisión. 12 No permito que la mujer enseñe ni que ejerza autoridad sobre el hombre: debe mantenerse en silencio.

Pablo prohíbe además a la mujer que se levante, enseñe y hable en las funciones religiosas. En las comunidades paulinas, por ejemplo en Corinto, había surgido la costumbre de que las mujeres que tenían el don de profecía tomaran la palabra durante los actos de culto (Cf. 1Co_11:5). Esta costumbre había tenido consecuencias peligrosas. Esas profetisas despreciaban fácilmente las faenas caseras, y probablemente surgieron tentativas de dejar de lado la sumisión al varón y colocarse por encima de él. Pablo exige que las mujeres se callen en la asamblea cultual, que no se levanten para enseñar públicamente, sino que aprendan en silencio. En las asambleas sólo el varón puede enseñar; la mujer debe dejarse enseñar. Tal vez también en este punto fueron algunos disturbios que se produjeron en la comunidad los que motivaron estas prescripciones.

13 Pues Adán fue el primero en ser creado; después Eva. 14 Y no fue Adán el seducido, sino la mujer, que, una vez seducida, incurrió en la transgresión.

Pablo ve en la tendencia de algunas mujeres a colocarse por encima del varón un atentado al orden de la creación, pues la mujer, para el Apóstol, tal como se encuentra expresado en las Escrituras del Antiguo Testamento, está subordinada al marido. Dos hechos, tal como los narra el Antiguo, Testamento (Cf. 1Co_11:3-16), le dan pie para esta afirmación. Adán, según narra la Escritura, fue creado antes que la mujer (Gen_2:22). Por eso, según la mentalidad semítica, el hombre es el más viejo, la mujer, como más joven, debe estar sometida a él. Fue a Eva además a quien la serpiente sedujo directamente, y Adán siguió a su mujer, consintiendo (Gen_3:6.17). Estos dos hechos muestran al Apóstol que hay una jerarquía en la comunidad de marido y mujer. Ciertamente el hombre y la mujer tienen la misma dignidad ante Dios como seres humanos y participan por igual de la gracia de Cristo. En eso no hay ninguna diferencia. Tampoco se puede falsear esta jerarquía poniendo un dominio absoluto del hombre sobre la mujer, que se opondría a la voluntad de Dios; antes bien, los hombres deben amar a sus mujeres como a su propio cuerpo (E£ 5,28). La sentencia de Dios después de la caída muestra que, en diversos aspectos, se dio al hombre un señorío sobre la mujer, pero muestra también que ése no fue el orden primitivo querido por Dios (Gen_3:16).

15 Pero, por su tarea maternal, se salvará, si persevera con modestia en la fe, en la caridad y en la santidad.

El orden de la creación (Gen_4:16) muestra también la tarea que Dios impuso a la mujer casada: cumplir con sus deberes de madre. Pablo señala expresamente que la mujer alcanzará la salvación cumpliendo sus deberes de madre porque se adapta así al plan de Dios. Sin duda alguna es también necesario que posea las virtudes fundamentales de la vida cristiana: fe y caridad, y que, además se esfuerce por santificar su vida y se ejercite en la modestia cristiana. Probablemente, en este pasaje (Gen_2:11-15), Pablo se define contra los falsos maestros de la comunidad, que rechazaban el matrimonio (Gen_4:3) y concebían falsamente la posición de la mujer en la comunidad cristiana (Cf. 2Ti_3:6). Al Apóstol le interesa mantener el matrimonio cristiano, probar que las obligaciones, queridas por Dios, de la mujer cristiana están ante todo en su casa, en el círculo de la familia, no en tomar la palabra en las asambleas cultuales.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



En las asambleas litúrgicas: oración por todos los hombres, 2:1-7.
1 Ante todo te ruego que se hagan peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos los hombres, 2 por los reyes y por todos los constituidos en dignidad, a fin de que gocemos de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad. 3 Esto es bueno y grato ante Dios nuestro Salvador, 4 el cual quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad. 5 Porque uno es Dios, uno también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, 6 que se dio a sí mismo como rescate por todos; testimonio dado a su tiempo, 7 para cuya promulgación he sido yo hecho heraldo y apóstol digo verdad en Cristo, no miento , maestro de los gentiles en la fe y en la verdad.

Hasta aquí Pablo se había mantenido en recomendaciones de carácter general sobre defensa de la verdadera doctrina contra los que la desfiguraban; ahora comienzan los avisos de tipo más particular. Y, primeramente, con relación a la oración pública.
Manda el Apóstol que se hagan oraciones por todos los seres humanos (v.1), y en especial por los constituidos en dignidad, comenzando por los reyes (v.2). La razón de esta mención especial de las personas constituidas en dignidad es porque su conducta implica graves consecuencias para el bien de los demás, dependiendo de ellos en gran parte el que podamos gozar de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad (v.2). Nótese que el emperador 347 era entonces Nerón y que es casi seguro que ya había tenido lugar el incendio de Roma del 64 y la subsiguiente persecución contra los cristianos, a pesar de lo cual Pablo no cambia en nada sus ideas de respeto hacia la autoridad expresadas siete u ocho años antes en Rom_13:1-7. Sin embargo, es posible que las palabras a fin de que gocemos de vida tranquila y quieta con toda piedad y honestidad sean reflejo de temores para el futuro.
La expresión con toda piedad y honestidad viene a ser equivalente a la fórmula hebrea en santidad y justicia (cf. Luc_1:75), en la que está resumido todo el ideal religioso de Israel.
A fin de dar más autoridad a su recomendación, Pablo añade que esto, es decir, el que reguemos por todos y en especial por los constituidos en dignidad, es bueno y grato ante Dios nuestro Salvador (v.3). Y da la razón: porque Dios quiere que todos los hombres se salven y vengan al conocimiento de la verdad (v.4). Es obvio, pues, que si quiere que todos se salven, nosotros, rogando por todos, hacemos una cosa grata a Dios. Enseñanza importante sobre el deber y la eficacia de la oración para cooperar a la voluntad de Dios. Es la oración algo que se introduce entre Dios y la voluntad libre del hombre, a fin de atraer sobre ésta gracias de luz y de fuerza por parte de Dios, que libremente la dobleguen a sus planes salvadores. La expresión conocimiento de la verdad viene a equivaler aquí a conocimiento de la verdadera religión, y más que concebir la verdad en un orden especulativo, al estilo de la filosofía griega, es concebida en un orden práctico, como orientación vital de toda la personalidad. Es la concepción que suele encontrarse en el Antiguo Testamento 348.
El razonamiento de San Pablo todavía no se detiene aquí. El Apóstol sigue encadenando verdades, y ahora va a explicar el porqué de esa voluntad salvífica universal de Dios 349. Dice que no puede ser de otra manera, pues Dios es uno, y uno también el mediador entre Dios y los nombres, el hombre Cristo Jesús, que se dio a sí mismo como rescate por todos (v.5-6). Lo que equivale a decir que son dos las razones del universalismo: la unicidad de Dios, primer principio y último fin de todos, y, una vez roto el orden de la creación por el pecado, la unicidad del Mediador, Dios y hombre a la vez, que por todos se dio a sí mismo en rescate 350. El que San Pablo hable de único mediador, que es Jesucristo, no excluye la mediación de los ángeles y santos, y singularmente la de la Virgen María, conforme ha sostenido siempre la Iglesia, pues esa mediación de los santos supone la mediación de Jesucristo, y en ella se funda y de ella recibe toda su fuerza. El término mediador, aparte este lugar, se aplica también a Jesucristo en Heb_8:6 y 9:15. La idea, sin embargo, es muy frecuente: por El tenemos acceso al Padre (Efe_2:18), la paz (Rom_5:1), la victoria ( 1Co_15:57), etc. La misma concepción de Cristo como nuevo Adán (cf. Rom_5:12-21) contiene implícitamente la idea de la mediación. Llama la atención el relieve que, al hablar de Cristo Jesús, da el Apóstol a la palabra hombre (v.5). Creen algunos que esa afirmación está enderezada contra las primeras manifestaciones del docetismo, el cual sostenía que Cristo había tomado sólo un cuerpo aparente y no era verdadero hombre. Sin embargo, también puede ser que se trate simplemente de hacer resaltar que Jesucristo ejerce ese poder de mediador precisamente en cuanto hombre, pues es en cuanto hombre como va a la muerte y paga a Dios el precio de nuestro rescate. Claro que, en realidad, solamente porque también era Dios pudo dar a su muerte un valor infinito, y, por tanto, es en su condición de hombre-Dios como le compete el título de mediador único.
San Pablo termina su razonamiento diciendo que la redención del mundo por la pasión y muerte de Cristo fue un testimonio o prueba manifiesta de la voluntad salvífica universal del Padre, escondida durante siglos y manifestada ahora en el tiempo por El prefijado (v.ób; cf. Gal_4:4; Efe_3:9; Col_1:26). Para promulgar o extender por el mundo ese testimonio, Pablo ha sido elegido heraldo y apóstol (v.7; cf. Gal_1:15-16; Efe_3:7-8; 2Ti_1:11).

Modo de orar,2Ti_2:8-15.
8 Así, pues, quiero que los hombres oren en todo lugar, levantando puras las manos, sin ira ni discusiones* 9 Asimismo, que las mujeres se presenten en hábito honesto, con recato y modestia, sin rizado de cabellos, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, 10 sino con obras buenas, cual conviene a mujeres que hacen profesión de piedad. 11 La mujer aprenda en silencio, con plena sumisión. 12 No consiento que la mujer enseñe ni domine al marido, sino que se mantenga en silencio, 13 pues el primero fue formado Adán, después Eva. 14 Y no fue Adán el seducido, sino Eva, que, seducida, incurrió en la transgresión. 15 Se salvará por la crianza de los hijos, con tal que permaneciere con modestia en la fe, la caridad y la santidad.

Después de aconsejar que se hagan oraciones por todos y en especial por los constituidos en dignidad, San Pablo indica ahora el modo de orar, distinguiendo entre hombres (v.8) y mujeres (v.9-15)·
Por lo que respecta a los hombres, dice que oren en todo lugar, y que lo hagan levantando puras las manos, sin ira ni discusiones (v.8). Se trata, como aparece del contexto, de las oraciones públicas. Ese en todo lugar no ha de tomarse, pues, en sentido absoluto, sino en todo lugar donde se reúnan las asambleas cristianas (cf. Rom_16:5; Gol 4:15; Hec_2:46; Hec_20:7). La costumbre de orar con las manos levantadas hacia el cielo era la ordinaria entre los judíos (cf. Exo_9:29; 1Re_8:38; Isa_1:15; Sal_134:2), y también entre los paganos, como vemos en multitud de monumentos egipcios, asirios, etc. San Pablo quiere que ésa siga siendo la costumbre entre los cristianos; pero que lo hagan con las manos puras (pureza moral) y sin ira ni discusiones, es decir, plenamente dispuestos para la oración (cf. Mat_5:23-24
Es interesante, a este respecto, la observación de Tertuliano, quien afirma que, a diferencia de los paganos que elevaban los brazos verticalmente, los cristianos los extienden a lo ancho, a imagen de Cristo crucificado 351.
En cuanto a las mujeres, que no vayan a la oración como a una exhibición de modas (v.9; cf. 1Pe_3:3), sino cual conviene a mujeres cristianas (v.10). Conoce muy bien el Apóstol la debilidad humana y la tentación que puede sentir la mujer, incluso al ir a las asambleas litúrgicas, de buscar llamar la atención con sus trajes, peinados y joyas. Y que no traten de dirigir y dar instrucciones, pues eso corresponde a los hombres (v.11-12; cf. 1Co_14:34-35). En apoyo de lo que les dice y cómo la mujer debe estar sujeta al ser humano, recurre San Pablo a la narración del Génesis, donde claramente aparece la prioridad del hombre en la creación, siendo la mujer, que vino después, ocasión de su caída (v.13-14; cf. Gen_2:7-22; Gen_3:2-6). De la misma narración del Génesis se valió también, para una argumentación semejante, en 1Co_11:7-12. A estas argumentaciones sacadas de la Biblia, muy en uso entre los judíos, no siempre se les pretendía dar carácter de estricta demostración, sino más bien de ilustración (cf. Gal_3:16), como quizás sea también en el caso presente 352.
Por su parte, las mujeres deben mostrar sus propias virtudes femeninas, y San Pablo destaca en particular la maternidad con todo lo que ella entraña de sacrificio y de expiación, como vía normal en la mujer para conseguir la salvación (v.15). Es posible que esta mención especial de la maternidad, como medio de santificación en la mujer, tenga su parte de intención contra los falsos doctores que proscribían el matrimonio (cf. 4:3). Desde luego, el que exalte la maternidad como medio de santificación no significa que aconseje que todas las mujeres sigan ese camino; hay otro, el de la virginidad por Dios, que está por encima (cf. 1Co_7:25-35). Pero eso es un don de Dios, no la vía normal (cf. 1Co_7:7). Lo que sí añade San Pablo es que esa maternidad y crianza de los hijos ha de ir acompañada de fe, caridad, santidad (?? ??????? ??? ????? ??? ??????? ), sin lo cual de nada valdría en orden a la vida eterna 353.
Exige, pues, el Apóstol como condición la perseverancia en la fe, una fe verdadera que fructifique en obras de caridad (cf. Gal_5:6) y de santidad (cf. 1Te_4:3-7).

Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 2: 1 Timoteo 2,6-10Cómo han de vestir y adornarse las mujeres; los varones cuando oren levanten al cielo puras las manos.6. Cuius testimonium temporibus suis confirmatum est;7. 1n quo positus sum ego praedicator et Apostolus (veritatem dico, non mentior), doctor Gentium in fide et veritate;8. Voló ergo viros orare in omni loco, levantes puras manus, sine ira et disceptatione.9. Similiter et mulieres in habitu ornato, cum verecundia et sobrietate ornantes se, non in tortis crinibus, aut auro, aut margaritis, vel veste pretiosa;10. Sed quod decet mulieres piomitientes pietatem per opera bona.Dijo en el capítulo anterior que Dios quiere salvar a todos, y lo probó de parte de Dios, que de todos es el único Dios, y de parte de Cristo, que es el único mediador; prueba ahora lo mismo de parte del testimonio, trayendo otros testigos y dando él propio su testimonio: "del cuaí yo estoy constituido predicador".Dice pues: se entregó por todos:. Mas ¿por ventura de repente ocurrióseie a Dios querer salvar a todo el mundo, habiéndose propuesto salvar a sólo los judíos? Descartado esto, dice: "para testimonio dado a su tiempo". Como si dijera: esta ley no nace ahora, mas ya viene de antiguo, abonada por la Ley y los profetas. "Vosotros sois mis testigos" (Is 44,8). "DeJ mismo testifican todos los profetas" (Hch 10,43). Y este testimonio-"fue confirmado" con el cumplimiento y ostensión de los milagros y predicación de los apóstoles; "a su tiempo", en que estaba predeterminado que fuera; o en tiempos determinados fue confirmado el testimonio de los apóstoles. "Seréis mis testigos en Jerusalén y en toda Judea y Samaría y hasta el cabo del mundo" (Hch 1,8).-"del cual yo estoy constituido". Hace su deposición, mostrando su oficio, y de su oficio el uso: la verdad. Dice pues: del cual, a saber del oficio de testificar, he sido constituido por Dios. "Os he puesto para que vayáis y deis fruto y vuestro fruto permanezca" (Jn 15,16).-"predicador"; porque para esto me puso, para predicar. "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio a toda creatura" (Marcos 16,15). Mas en toda cosa artificial intervienen 2 elementos: unos que ejecutan la obra-, otros que disponen de otras personas, como los arquitectos. Pero en los oficios o ministerios de la 1glesia los que disponen son los apóstoles; por eso dice: Apóstol, como con autoridad. "Vosotros sois el sello de mi apostolado en el Señor" (1Co 9,2). El uso del oficio es predicar la verdad, y éste es el oficio de los predicadores: predicar la verdad (Pr 8; Efesios 4). Pero no hay doctrina que no contenga alguna verdad, y lo que la hace condenable es mezclar a la verdad la falsedad. Por eso dice:-"digo la verdad, no miento". Y éste es el uso que dice con mi oficio de doctor de las Gentes: predicar la verdad desnuda, sin mentiras. El doctor engendra la ciencia en el alma del discípulo; pero la ciencia no estriba en la falsedad; de donde quien enseña la falsedad no es doctor. Mas al contrario: "no queráis llamaros maestros" (Mateo 23,8). Respondo: no prohibe el ministerio de la doctrina, sino la ambición del oficio. "Es un instrumento elegido por Mí para llevar mi nombre" (Hch 9,15). "Te he puesto para luz de las gentes" (Is 49,6); y debo enseñarlas "en la fe y la verdad", porque debe enseñar la fe y las buenas costumbres. Y dice en la fe, esto es, de lo que toca al estado presente, en que vivimos según la fe, y en la verdad cuanto al estado de la gloria.-"Quiero". Desciende a las clases o grados especiales de hombres y amonesta, lo. a los varones acerca de la oración; 2o. a las mujeres. Dice pues: quiero. 3 cosas exige de los varones para orar: que la oración sea asidua, pura, quieta. Asidua, es decir, en todo tiempo y lugar. Y dice: quiero, porque es cosa buena que el hombre ore, y yo, doctor, "quiero que los hombres oren en todo lugar", no sólo en Jerusalén, como los judíos, o en el monte Sarizim, como los samaritanos. En todo lugar, espiritual y mentalmente, puede el hombre orar. "Le adorarán todos los hombres, cada uno en su nación, y todas las islas de las gentes" (Sof. 2,2).Mas ¿cómo el Señor reprende a los fariseos que oran de pie en las esquinas? Respondo: la oración mental puede hacerse en cualquier parte, mas no en todo lugar manifestarla exteriormente, no sea que por esta apariencia singular dé o pueda dar lugar a la vanagloria. Pero entonces ¿para qué se hicieron las iglesias? No porque para orar sean de entera necesidad, mas para comodidad, porque la oración exige soledad y quietud.Pura también. Por eso dice: "levantando puras las manos". Lo que hacemos exteriormente orando -dice San Agustín- lo hacemos para interiormente despertar nuestro afecto. Pues las genuflexiones, por ejemplo, no son de por sí agradables a Dios, sino porque por ellas, como demostraciones de humildad, interiormente el hombre se humilla; así como la elevación de manos significa la elevación del corazón. "Levantemos al cielo, hacia el Señor, júnto con las manos, nuestros corazones" (Tren. 3,41).-"alzando", esto es, orando con devoción del corazón. "Si tú recurres solícito a Dios, y humilde ruegas alTodopoderoso, si procedes con inocencia y rectitud, al punto volverá a ti los olos y restituirá la paz y felicidad a la morada de tu inocencia" (Jb 8,5).Asimismo quieta; por eso dice: "exentos de todo encono y disensión", porque la ira, con el cuidado de inferir un daño al prójimo, inquieta y turba el ánimo. "Un hombre conserva encono contra otro hombre y ¿pide a Dios la salud?" (Sir 28,3). Exentos también de disensión, que puede entenderse de 2 maneras: una según la Glosa, que no disputemos contra Dios, incrédulos a sus palabras, y murmurando contra su ordenación. "¿Quién eres tú, oh hombre, para reconvenir a Dios?" (Rm 9,20). Ofra, contra el prójimo, para no romper la paz con él, como se hace por los altercados, porque la paz es necesaria al que ora. "Si dos de vosotros se unieren entre sí sobre la tierra para pedir algo, sea lo que fuere, les será otorgado por mi Padre" (Mateo 18,20).-"asimismo las mujeres". Pénelas en orden cuanto a la oración y cuanto a la doctrina: "las mujeres en silencio". Todos los requisitos que para el hombre que ora son menester también para la mujer; por eso dice: "asimismo las mujeres", como si dijera: guarden todo lo susodicho. Pero añade 2 cosas: "en traje decente, ataviándose con recato"; y la razón es que, siendo las mujeres de cuerpo más muelle, natural cosa es tengan más flaca razón; y es propio de la razón ordenar los actos y efectos de cada cosa. Ahora bien el ornato consiste en la debida ordenación y disposición. Así en el aderezo interior, si no va todo ordenado con una racional disposición, carece de belleza espiritual. Y porque las mujeres son menguadas de entendimiento acógense al ornamento. Lo mismo de una acción torpe se sigue la vergüenza, y por eso es laudable en los que de ligero suelen deslizarse a torpezas, como los jóvenes y las mujeres, no así los ancianos y perfectos; y esto es lo que en ellos se alaba: "Gracia es sobre gracia la mujer santa y vergonzosa" (Sir 26,1.9). Demanda también modestia:-"y con modestia" o sobriedad; porque, como las mujeres son flacas de entendimiento, y la sobriedad conserva en su vigor la razón, por eso es mayormente reprensible la embriaguez en ellas. De donde antiguamente, entre los romanos, no les daban vino.-"no con los cabellos rizados ni con oro". Expone lo que había dicho del adorno y de la vergüenza. -"sino como corresponde". Lo que dije del traje adornado, no lo entiendo del exterior, porque "no con cabellos rizados", esto es, no con la cabeza adornada o con todo el cuerpo. Mas lo que con mayor solicitud adornan las mujeres es la cabeza, cosa natural en ellas, como se dice en 1Co XI. Por eso llevan en ella toda una jarcia de aderezos.Pero en la cabeza hay 2 velos: uno natural, los cabellos; otro artificial, y con ambos se adornan, porque rizan los cabellos. Por eso dice: no enrizados, esto es, encrespados (Is 3,24). Prohibe también los artificiales cuando dice: "ni con oro o con perlas"; o, como dice San Pedro 1,3,3: "el adorno de las cuales no ha de ser por de fuera con los rizos del cabello, ni con dijes de oro, ni gala de vestidos". O no con los cabellos rizados y oro, esto es, sin tener los cabellos rizados, retorcidos con oro o con perlas. Y cuanto a todo el cuerpo dice: o costosos adornos; porque esto lo condena aquí el Apóstol e Is en su capítulo 3.Mas ¿acaso es esto pecado? Respondo: según San Agustín, en el atavío mujeril hay que considerar el simple ornato o el afeitado y compuesto. En el sencillo adorno en vestido, aderezos de oro o de otro metal, puede haber pecado: a) si se usa con mala intención, de ostentación, por ejemplo, encendimiento de la concupiscencia o vanagloria; como la ramera "apercibida con sus atavíos para cazar almas" (Pr 7,10);b) si es contra la costumbre del país, de diferente manera; porque, si excede el modo acostumbrado, atribuyase a ligereza;c) si sobrepasa la condición de su estado. Mas no es pecado si se tiene recta intención, se guarda la usanza patria y se ajusta uno a la condición de su estado.El afeitado en cambio siempre es pecado; pues a las mujeres no les está permitido aderezarse de galas y adornos sino para agradar a sus maridos, y los maridos no quieren se les dé gato por liebre de suerte que con los jalbegues y afeites sus mujeres parezcan otras de lo que son.No se use pues tal ornato, "sino el que corresponde a mujeres que hacen profesión de piedad"; porque las obras exteriores del hombre son como una cierta profesión del hombre interior, así como los religiosos para eso llevan el hábito, y también los clérigos. De donde, si no concuerda con lo interior lo exterior, es fingimiento. Dígase lo mismo de otras obras interiores; porque infernamente debemos fomentar la piedad, esto es, rendir culto a Dios, mas por fuera profesar y ejecutar, por las buenas obras, lo que concuerda con la piedad; e igualmente tener adentro lo que mostramos por fuera. -O digamos que deben adornarse, no exteriormente, sino según lo que corresponde a las que hacen profesión, esto es, que deben profesar piedad por las buenas obras. "El modo de vestir, de reír y de andar, dicen del hombre lo que es" (Sir 19,27).

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



31 (III) Culto y liderazgo en la Iglesia (2,1-3,13).
(A) La conducta de la comunidad en el culto (2,1-15).
(a) Intenciones de la oración (2,1-7). En esta sección, el acento se pone en el deseo de Dios de salvar a todo ser humano (véanse tam(-)bién 1 Tim 4,10; Tit 2,11; 3,2.8), Los vv. 5-6 aportan a esta insistencia el razonamiento teo(-)lógico, y el v. 7 indica que Pablo aceptó expre(-)samente esta misión. 1. recomiendo: Todo ser humano ha de estar incluido en las intencio(-)nes de la oración de intercesión y acción de gracias de la comunidad. 2. por los reyes: Co(-)mo los judíos, los cristianos no participaban en el culto cívico a los dioses, y por esa razón eran sospechosos. En parte para compensar tal sospecha, ambos grupos dejaban claro que oraban por el bienestar del emperador y de las demás autoridades cívicas. El autor de las pas(-)torales, sin embargo, no recomienda tal ora(-)ción por una cuestión de mero patriotismo, sino por un deseo de que esas autoridades per(-)mitan que los cristianos vivan en paz («para que podamos vivir una vida tranquila y apaci(-)ble» [v. 2]) v por una esperanza (implícita) de que dichas autoridades lleguen a un «conoci(-)miento pleno de la verdad» (w. 3-4). piedad: Véase Tit. 1,1. 4. conocimiento pleno de la ver(-)dad: Véase Tit. 1,1. 5-6. Buena parte de estos versículos, si no su totalidad, parece ser una fórmula tradicional, un solo Dios: Si Dios es uno solo, debe ocuparse de todos los pueblos, no sólo de este o aquel grupo o nación, y tam(-)bién un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, hombre también: La repetición de la expresión «uno solo» vincula a Cristo con Dios. Sin embargo, en este punto se hace hin(-)capié en su humanidad de dos maneras: mediante el uso de la palabra anthrópos, «ser humano», y mediante la designación de «me(-)diador» (aplicada a Moisés en Gál 3,19-20; cf. Filón, De vita Mos. 2.166). 6. como rescate por todos: cf. Mc 10,45. De nuevo se hace hincapié en la universalidad de la obra de Cristo, el tes(-)timonio dado en los momentos oportunos: El «testimonio» de Cristo ciertamente hace refe(-)rencia a su muerte (véase 2 Tim. 1,8), pero pro(-)bablemente también, dada la formulación plu(-)ral, «momentos oportunos», al conjunto de su actividad. Lo que Cristo hizo da testimonio del cumplimiento de la promesa de Dios (véanse Tit. 1,2-3; 2 Tim. 1,1). 7. digo la verdad, no mien(-)to: El papel esencial de Pablo en el plan de sal(-)vación de Dios (Tit. 1,3; 2 Tim. 1,11) queda re(-)calcado en el texto mediante esta fórmula de aseveración sacada de Rom. 9,1.
32 (b) Cómo han de actuar los varones (2,8). en todo lugar: Expresión formularia uti(-)lizada en la legislación cultual (cf. también Did 14.3) y sacada de Mal. 1,11. elevando... unas manos piadosas: En el primitivo arte cristiano, ésta es la postura normal de una persona en oración: de pie, con las manos extendidas y con las palmas vueltas hacia el cielo, para in(-)dicar receptividad respecto a los dones de Dios, sin ira ni discusiones: cf. Flp. 2,14. Según el autor de las pastorales, los falsos maestros se caracterizan por fomentar los debates y las discusiones (1 Tim. 6,4; 2 Tim. 2,14.23).
33 (c) Cómo han de actuar las mujeres (2,9-15). Como en 1 Cor. 11,5, se supone que tie(-)nen derecho a rezar en voz alta en el culto cris(-)tiano. Pero está claro que al autor le preocupa la conducta de las mujeres, pues algunas de ellas parecen haber ejercitado un papel de do(-)cencia y predicación (véase 1 Tim 5,13). En las Iglesias paulinas, las mujeres ocupaban pues(-)tos de responsabilidad (p.ej. Febe [Rom. 16,1-2], Prisca [Rom. 16,3; 1 Cor. 16,19], Junia. [? Rom. 16,7]) y se dice que predican (1 Cor. 11,5) y en(-)señan (Hch. 18,26; cf. HchPyT). 9-10. La preo(-)cupación por un atavío demasiado rico y artifi(-)cioso es un tópico de la filosofía grecorromana. No obstante, es de suponer que la comunidad de las pastorales contaba con miembros más ri(-)cos que podían permitirse lucir perlas, oro, jo(-)yas, etc. 11-12. 1 Cor. 14,33b-35, probablemen(-)te una antigua adición al texto original de 1 Cor. se acerca a este texto por lo que a su len(-)guaje y sentir respecta. El autor de las pastora(-)les sólo habla explícitamente de la conducta de las mujeres en el culto cristiano, pero tal vez tu(-)viera en mente una aplicación más general, ni que tenga autoridad sobre un hombre: En opi(-)nión del autor, tal cosa iría contra Gn. 3,16. 13-14. Adán: Argumento escriturístico sacado de Gn 2-3 LXX y que utiliza su lenguaje. Se afir(-)man dos cosas: el varón tiene prioridad porque fue creado primero; y, como en Gn 3,13, donde el «engaño» se predica explícitamente de la mu(-)jer, pero no del varón, es más probable que las mujeres sean llevadas por mal camino y por eso no conviene que sean maestras (véase también Eclo 25,24). Pablo como tal prefiere atribuir la culpa a Adán (como homólogo de Cristo, véan(-)se Rom. 5,12-21; 1 Cor 15,45-49; - Romanos, 51:53). 15. se salvará por su maternidad: No es un parecer puramente machista, sino que se debe leer a la luz de 1 Tim. 4,3-5: los falsos ma(-)estros prohíben el matrimonio, pero la fe ver(-)dadera insiste en la bondad de la sexualidad humana como algo creado por Dios. ¡Las mu(-)jeres se van a salvar, dice el autor de las pasto(-)rales, precisamente por eso mismo que los fal(-)sos maestros rechazan!

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



La adoración pública

Pablo manifiesta aquí preocupación porque se sigan los principios correctos en la adoración pública, especialmente en la oración pública. Utiliza una cantidad de palabras para denotar la oración (v. 1), pero no hay gran diferencia entre ellas. Dos consideraciones importantes que se destacan son la inclusión de acciones de gracias y el vasto alcance del tema. Pablo no solamente está ansioso por incluirlos a todos, sino que coloca especial atención en aquellos que ejercen autoridad (v. 2). Lo que es significativo es que Pablo no hace distinción entre los que son justos y los que no lo son. Considera que el deber cristiano es orar por aquellos cuyas acciones afectan a todos los ciudadanos. Pero el propósito de la oración es que los cristianos llevemos una vida tranquila y reposada en toda piedad y dignidad (v. 2). Hay muchos casos, sin embargo, donde el entorno no ha sido de ninguna manera pacífico, pero a pesar de esto se ha desarrollado una sólida vida piadosa.

Hay una inesperada interposición en los vv. 3-7 en la que Pablo hace una declaración teológica. La conexión entre una oración universal y la declaración acerca del deseo de Dios de que todos los hombres sean salvos no es clara al principio, pero el enlace parece estar en la relación de todos en el v. 1 y todos los hombres en el v. 4. ¿Acaso esta declaración apoya el universalismo? Podría pensarse que lo que Dios quiere seguramente llegará a suceder. Pero es importante recordar que tanto el AT como el NT hablan del deseo de Dios o su vo luntad en muy variadas formas, determinadas por el contexto. A veces la voluntad de Dios no puede ser distinguida de su determinación: lo que él propone que pase, pasa. En otras ocasiones la voluntad de Dios es su mandamiento (p. ej. 1 Tes. 4:3). En otras, se refiere a su posición establecida. El Dios que declara: yo no quiero la muerte del que muere ... ¡Arrepentíos y vivid! (Ez. 18:32) es también el que anhela que todas las personas sean salvas y vengan al conocimiento de la verdad.

Por supuesto, es posible colocar estas declaraciones en algún tipo de modelo contradictorio. En realidad, constituyen partes de un cuadro bíblico consistente en el cual Dios es presentado a la vez como absolutamente soberano y distintivamente personal. Poner su soberanía en contraposición a su interacción personal con nosotros que llevamos su imagen sería destruir la perspectiva bíblica de Dios. En el contexto de 1 Tim. 2 Pablo está interesado en subrayar la compasión divina hacia todas las personas sin distinción de razas, nivel social o condición. Es probable que está combatiendo una tendencia hacia el elitismo que trata de limitar la compasión de Dios en forma impropia. Lo que sea que Pablo y otros escritores del NT digan acerca de la elección, ciertamente es parte integral de la predicación de los primeros cristianos de que Dios desea que todos vengan a un conocimiento de la verdad.

Una segunda declaración de naturaleza teológica continúa inmediatamente (vv. 5, 6). La primera parte enfatiza la unidad de Dios de una manera que ganaría el apoyo tanto de judíos como de cristianos. Pero la segunda declaración es específicamente cristiana en colocar como único mediador a Jesucristo. La idea de mediador no es prominente en Pablo, pero se resalta en la carta a los Hebreos. Aquí está entrelazada con la idea de Jesús dándose a sí mismo como un rescate (v. 6), una reminiscencia de las palabras de Jesús en Mar. 10:45. La metáfora del rescate está tomada del mercado de esclavos, donde un esclavo podría obtener su libertad si alguien pagaba el precio del rescate. Presumiblemente, su debido tiempo al cual se refiere aquí es la plenitud del tiempo mencionada en Gál. 4:4. Cuando Jesús vino a traer salvación a la huma nidad, fue el punto clave de la historia del mundo.

La referencia de Pablo a su elección por Dios como un predicador (v. 7) indica su constante conciencia de la comisión especial que él había recibido. La referencia adicional a su posición como un maestro de los gentiles señala una fuerte convicción personal de su lugar especial en los planes de Dios.

En la oración de conclusión (v. 8) Pablo regresa al tema de la oración pública, llamando la atención a tres importantes asuntos. Primero, el levantar manos piadosas sugiere un acercamiento de los cre yentes, verdadera santidad alcanzable sólo a través de la justicia de Cristo. Segundo, la verdadera oración no puede coexistir con la ira. Tercero, la oración y las contiendas no pueden ir juntas. Nues tra actitud hacia otros ciertamente afecta nuestro acercamiento a Dios.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Sobre el comportamiento de los hombres y las mujeres. Lo que el autor de la carta dice ahora a propósito de las mujeres, se limita en primer lugar a las asambleas de oración; después se extiende a consideraciones más generales. El grado notable de igualdad entre hombres y mujeres que se dio en las asambleas litúrgicas de las Iglesias fundadas por Pablo, no duró mucho, por desgracia. Años más tarde, nos encontramos con la penosa realidad que nos describen las cartas pastorales: la mujer fue reducida al silencio. Un silencio que iba a durar por siglos, casi hasta nuestros días. En las Iglesias paulinas había mujeres que dirigían las asambleas de oración, mujeres profetas (cfr. 1Co_11:3-5), diaconisas (cfr. Rom_16:1), líderes femeninos capaces de explicar «con mayor exactitud el camino de Dios» (Hch_18:26), como hizo Prisca con un predicador de la talla de Apolo (cfr. 1Co_18:24-28). La doctrina y la praxis del mensaje evangélico de igualdad entre «griego y judío... hombre y mujer» (Gál_3:28), comenzaron a ir juntas.
En las generaciones posteriores a Pablo se produjo el cambio. Aunque el principio evangélico de igualdad seguía siendo afirmado, sin embargo la cultura patriarcal del tiempo y los prejuicios ancestrales contra las mujeres volvieron a hacerse patentes en la praxis diaria de las comunidades cristianas, como lo muestra la advertencia tan tajante e inadmisible de: «no acepto que la mujer dé lecciones y órdenes al varón. Quiero que permanezca callada» (12). Más inaceptable aún es que quiera reforzar su afirmación con un argumento de las Escrituras: «Adán no fue engañado, la mujer fue seducida y cometió la trasgresión» (14). ¿Qué decir de todo esto? Simplemente que el autor, en este caso, nos está transmitiendo sus prejuicios culturales y no la Palabra de Dios, gracias a la cual gran parte de ese bagaje cultural ha sido ya superado, aunque todavía quede mucho camino por recorrer para que la praxis de igualdad entre el hombre y la mujer en la Iglesia, se corresponda con la enseñanza y la praxis de Jesús de Nazaret.
De todas formas, la intención primera del autor no es definir el lugar que debían ocupar las mujeres en la comunidad, asunto, al parecer, ya zanjado y aceptado por todos, sino corregir posibles brotes de inestabilidad o llamar la atención sobre peligros que amenazaban la unidad y armonía del pequeño grupo cristiano. Es probable que las falsas doctrinas ya mencionadas, influyeran más fácilmente a las mujeres que a los hombres, quizás por la misma situación de vulnerabilidad a que estaban reducidas en aquellas sociedades de corte patriarcal.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

1 That it is meete to pray and giue thanks for all men, and the reason why. 9 How women should be attired. 12 They are not permitted to teach. 15 They shalbe saued, notwithstanding the testimonies of Gods wrath, in childbirth, if they continue in faith.

[Prayers for all men.]

1 [ Or, desire.] I exhort therefore, that first of all, supplications, prayers, intercessions, and giuing of thanks be made for all men:
2 For Kings, and for all that are in [ Or, eminent place.] authoritie, that we may leade a quiet and peaceable life in all godlinesse and honestie.
3 For this is good and acceptable in the sight of God our Sauiour,
4 Who will haue all men to bee saued, and to come vnto the knowledge of the trueth.
5 For there is one God, and one Mediatour betweene God and men, the man Christ Iesus,
6 Who gaue himselfe a ransome for all, [ Or, a testimony.] to be testified in due time.
7 Whereunto I am ordained a preacher, and an Apostle (I speake the trueth in Christ, and lie not) a teacher of the Gentiles in faith and veritie.
8 I will therefore that men pray euery where, lifting vp holy handes without wrath, and doubting.
9 In like maner also, that women adorne themselues in modest apparell, with shamefastnesse and sobrietie, not with [ Or, plaited.] broided haire, or gold, or pearles, or costly aray,
10 But (which becommeth women professing godlines) with good works.
11 Let the woman learne in silence with all subiection:
12 But I suffer not a woman to teach, nor to vsurpe authoritie ouer the man, but to be in silence.
13 For Adam was first formed, then Eue:
14 And Adam was not deceiued, but the woman being deceiued was in the transgression:
15 Notwithstanding she shall be saued in child-bearing, if they continue in faith and charitie, and holinesse, with sobrietie.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1-2. Ver Rom_13:1-7; Tit_3:1; 1Pe_2:13-17.

11-15. Ver nota 1Co_14:34.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

La igualdad esencial entre el hombre y la mujer -que San Pablo proclama (cfr Ga 3,28)- no implica identidad de funciones dentro de la Iglesia. El Apóstol evoca el plan divino de la creación y la narración bíblica del pecado original, acomodándose al modo de pensar del mundo judío de su tiempo.


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 2.4 Cf. Jon 4.11; Jn 3.17; 2 P 3.9.

[2] 2.6 Rescate: Véase Ro 3.24 nota m.

[3] 2.11-12 1 Co 11.2-16; 14.34-35.

[4] 2.13 Gn 2.7,21-22; 1 Co 11.8-12.

[5] 2.14 Gn 3.1-6; cf. 2 Co 11.3.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

διαλογισμοῦ Treg NA28 RP ] διαλογισμῶν WH

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— eleven una oración: Lit. oren elevando las manos. Este gesto orante, propio de los judíos, ha sido adoptado también por los cristianos.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Stg 4:8

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

cuestionamiento... Es decir, sin cuestionar la voluntad de Dios.