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A los culpables, repréndeles delante de todos, para que los demás cobren temor. (I Timoteo 5, 20) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 5

2. COMO TRATAR CON LAS DIVERSAS EDADES (5/01-02).

1 Con un anciano no seas duro, sino dirígite a él como a un padre; a los jóvenes, como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda pureza.

Con una breve indicación muestra Pablo a su representante cuál es la actitud que debe guiar su trato con cada uno de los grupos y edades de los miembros de la comunidad. Ciertamente, él es el responsable de la comunidad y tiene la autoridad correspondiente. Pablo se coloca tras él con sus escritos para robustecer su posición. Pero la comunidad cristiana no es ni puede ser un campo sobre el que ejerza un dominio despótico. Es una gran familia y debe estar llena de espíritu de amor auténtico. El mismo Jesús había llamado a sus discípulos y discípulas hermanos, hermanas y madre60; había enseñado a los suyos a considerarse como una gran familia6l. El espíritu fraterno de la comunidad primitiva de Jerusalén aparece claramente en las narraciones de los Hechos de los apostoles62; «uno solo era el corazón y una sola el alma» de los creyentes. También Timoteo debe considerar y tratar como a su familia la comunidad a él confiada, como a hombres a los que está unido por el mismo amor y respeto que le une a sus padres y hermanos. A pesar de su juventud no tratará con dureza a un hombre anciano, aunque deba reprenderlo y corregirlo, sino que, con todo respeto, le tratará como a un padre, y a una mujer anciana la tratará como a una madre. A los jóvenes de ambos sexos los tratará como a hermanos y hermanas, y en el trato con las mujeres jóvenes guardará una discreta reserva y un respetuoso recato.

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60Mar_3:31-35.

61.Mc 10,295.

62Act_2:42-47; Act_4:32.

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3. LAS VIUDAS (5/03-16).

Ya en el Antiguo Testamento, las viudas, a causa de la dura pérdida que habían sufrido63, estaban encomendadas por la ley a la protección del pueblo64. También en las primeras comunidades cristianas se preocupaban por ellas con solicitud amorosa65, ya que, no existiendo el seguro social de vida ni una asistencia pública organizada, las mujeres que, habiendo perdido a sus maridos, no tenían parientes y no querían casarse por segunda vez, estaban, en su mayoría, en una situación económica muy difícil y en grandes apuros. Pablo, en sus indicaciones a Timoteo sobre la forma de desempeñar su cargo, se ocupa ahora de este grupo de cristianos. Es un rasgo muy importante y significativo el que se le recomiende especialmente a Timoteo la solicitud por los más pobres, por las viudas y por los esclavos (6,1s). Por las explicaciones que da vemos que usa el nombre de «viuda» en varios sentidos. Unas veces «viudas» son aquellas mujeres que han perdido a sus maridos, pero que tienen aún hijos y nietos, es decir, parientes obligados a preocuparse por ellas (5,4.8). De éstas hay que distinguir aquellas «viudas» que viven, sin ningún pariente, totalmente solas y sin medios, dentro de la comunidad (5,3.5). Un tercer grupo de viudas lo constituyen aquellas mujeres que se dedican al servicio caritativo de la comunidad, para cuya aptitud, como para la del «obispo» y la del diácono (3,1-13), pone Pablo ciertos requisitos (5,9-16).

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63Isa_1:17-23; Isa_10:2; Jer_7:6; Jer_22:3; Bar_6:37.

64Exo_22:21 s; Deu_10:18; Deu_24:17; Sal 68(67)6; 2Ma_8:28-30.

65Act_6:1; Act_9:39; Jam_1:27.

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a) Solicitud por las viudas (Jam_5:3-8).

3 Honra a las viudas, si son viudas de verdad.

Aludiendo conscientemente al sentido literal del cuarto mandamiento66, exige Pablo honrar a las viudas. Esto no significa que Timoteo deba limitarse a recibir con respeto a las viudas, a mostrarles respeto externo como a una madre (5,2), sino que incluye una ayuda material a estas pobres mujeres. Requisito para esto es, naturalmente, que se trate de viudas de verdad, es decir, de mujeres que hayan renunciado a casarse por segunda vez y que vivan solas en la comunidad, en situación apurada, porque no tengan parientes obligados a preocuparse por ellas. El amor cristiano al prójimo debe manifestarse en obras hacia estas mujeres, para aligerar así su pérdida.

Si existe verdadero amor en la comunidad, debe demostrarse ante todo con las viudas, con esas pobres mujeres solas y sin medios que viven en la comunidad.

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66Exo_20:12; Deu_5:16.

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4 Pero si una viuda tiene hijos o nietos, que aprendan primero éstos a cumplir sus deberes filiales en la propia familia y a corresponder por lo que deben a sus progenitores, pues esto es agradable a Dios.

Pablo determina aún más claramente el concepto de «viuda» señalando que a aquellas viudas que tienen descendencia, es decir, hijos y nietos, no debe sostenerlas la comunidad cristiana. La obligación de preocuparse por ellas recae en este caso en sus hijos y nietos, que están unidos a las viudas por los vínculos de la sangre, de la familia y de la piedad, y que de esa forma pueden demostrar el agradecimiento a sus mayores. Se añade a esto que la voluntad de Dios enuncia expresamente esta obligación en el cuarto mandamiento. Si los hijos y los nietos tienen que cumplir con sus mayores las obligaciones prescritas por Dios, no hay ninguna razón para que cuando aquéllos son viudas la solicitud caritativa de la comunidad se vuelque sobre ellas.

5 Pero la viuda de verdad y que ha quedado sola tiene su esperanza puesta en Dios y persevera día y noche en súplicas y oraciones.

Frente a la viuda que tiene parientes obligados a preocuparse de ella coloca el Apóstol a la «viuda de verdad». Sus distintivos son soledad, desamparo y una vida totalmente dedicada a Dios. La viuda sola, probada en el dolor, ha entregado toda su vida a Dios con quien, como la piadosa viuda Ana (Luk_2:36 s), está íntimamente unida en oración continua. Por esta mujer debe preocuparse la comunidad.

6 Por el contrario, la que vive entregada a los placeres está ya muerta, aunque viva todavía.

Pero si una viuda intenta adormecer su dolor disfrutando plenamente de las alegrías del mundo con una vida pecadora, de crápula, está muerta para la comunidad cristiana, porque ya no vive en unión con Cristo y ha perdido la verdadera vida. Tiene nombre de viva, pero está muerta (Rev_3:1). Obrando así, ha perdido el derecho a que la comunidad se preocupe amorosamente de ella. Pablo, como pastor de almas con experiencia, sabe que también dentro de las comunidades cristianas hay cristianos que sólo de nombre están vivos, porque en realidad están muertos, ya que han perdido la unión con Jesucristo, que es la vida (Joh_11:25).

7 Insiste en esto: que sean irreprochables. 8 El que no mira por los suyos y en particular por los de su familia ha renunciado a la fe y es peor que un no creyente.

Timoteo, por encargo de Pablo, debe predicar en la comunidad estos principios fundamentales; ellos son los que deben determinar la actuación de la comunidad y su solicitud por las viudas. Pablo vuelve otra vez a las ideas que expuso antes (Joh_5:4), movido tal vez por alguna experiencia desagradable. Con palabras severas explica que la obligación de procurar por las viudas recae primariamente en los parientes y que la obligación de los parientes para con las viudas es anterior a la obligación de la comunidad. Si los parientes desatienden esta obligación, niegan su fe con las obras. Al obrar así, apostatan prácticamente de la fe, aunque lleven el nombre de cristianos; caen incluso más bajo que los paganos, que aunque no conocen a Cristo e ignoran, por tanto, el deber del amor, se comportan, al menos con sus mayores, con respeto y amor filial, tal como nos lo muestra tan a menudo la antigüedad. Tratar sin amor a los de casa, negarse a sostener y a ayudar caritativamente a los parientes necesitados, es una apostasía práctica del cristianismo. Con toda claridad enuncia aquí el Apóstol una doctrina que nos recuerda un deber que tantos cristianos ya no quieren admitir.

b) El cargo de viuda (5,9-16).

Pablo, sin insistir más, pasa ahora a un tercer grupo de viudas que, como aparece claramente del conjunto, se dedican al servicio caritativo de la comunidad y que, por eso, están incluidas en un grupo especial. Al igual que el «obispo» (3,2-7) y el diácono (3,8-13), estas viudas tienen un cargo en la comunidad y por eso son necesarios ciertos requisitos para la elección de estas mujeres y su inclusión en el grupo67.

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67. En este pasaje nos encontramos con el primer testimonio del cargo primitivo cristiano de viuda. tal como lo conocemos en tiempos posteriores por IGNACIO DE ANTIOQUÍA (Carta a Policarpo 4,1) y POLICARPO DE ESMIRNA (Carta a los Phi_4:3). Probablemente este cargo era idéntico al de diaconisa (Rom_16:1).

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9 Inscríbase como viuda la que no tenga menos de sesenta años, se haya casado una sola vez, 10 y de cuyas buenas obras haya testimonio: que haya educado a los hijos, haya practicado la hospitalidad, haya lavado los pies a los santos, haya asistido a los atribulados y se haya ejercitado en toda clase de buenas obras.

Tres requisitos menciona expresamente el Apóstol para estas viudas que trabajan en el servicio de la comunidad: el primero es la edad, y de él se dan amplias razones en los versículos siguientes. La viuda debe tener más de sesenta años. Así están garantizadas la experiencia y la fidelidad, sobre todo porque, con viudas más jóvenes, se habían dado malas experiencias (Rom_5:11-15). Se exige además que sólo haya estado casada una vez, es decir, que haya renunciado a contraer segundas nupcias y se haya mantenido fiel a su marido aun después de la muerte68. Como tercer requisito menciona Pablo la perseverancia y la fidelidad en la vida cristiana, que se manifiesta en el ejercicio de auténticas obras de amor. La razón es que el cargo que han de desempeñar en la comunidad, que está en relación sobre todo con las obras de caridad, sólo puede ser confiado a una mujer que haya sido probada en su vida anterior por sus buenas obras y que haya adquirido buena fama en la comunidad69.

Como ejemplos de tales obras de caridad nombra el Apóstol la educación de los hijos, propios o ajenos, es decir, los huérfanos, y la hospitalidad, que tenía gran importancia en los primeros tiempos cristianos por el gran número de misioneros cristianos itinerantes y de cristianos perseguidos. Se menciona, además, «lavar los pies a los santos», que no es sólo una fórmula de acogida hospitalaria, sino que significa prontitud para servir70 humildemente y sin egoísmo a todos los «santos», esto es, los cristianos, y, después, haber «asistido a los atribulados» y haberse «ejercitado en toda clase de buenas obras». Un cuarto requisito, aunque no se menciona expresamente, se deduce con certeza de las explicaciones que da a continuación: la viuda debe renunciar a todo matrimonio, pues la inclusión en el grupo de las viudas se consideraba como unos esponsales con Cristo (Rom_5:11 s).

Ya en la comunidad primitiva desempeña la mujer un papel importante en el servicio de la comunidad71. Lo que Pablo exige aquí a las viudas que trabajan en el servicio caritativo de la comunidad es una personalidad madura, probada en la vida cristiana, de cuya fe cristiana brote amor servicial, y que consagre toda su vida a este servicio.

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68. Cf. 3,2.12

69. Un ejemplo hermoso del amor servicial de una mujer de Jope es el de Tabita, del que nos informa Act 9. 36-39.

70. Cf. Joh_13:1-17; Mar_1:7.

71. Cf. Rom 16,1s.3.6.12s.15; 1Co_16:19; Phi_4:2; 2Ti_4:19.21.

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11 A viudas más jóvenes no las admitas, porque, cuando sus impulsos pasionales las apartan de Cristo, quieren casarse, 12 y caen así en juicio condenatorio, por haber roto su primer compromiso. 13 Y además, como no tienen nada que hacer, aprenden a ir de casa en casa; y peor todavía que la ociosidad son su charlatanería y sus ingerencias, llegando a hablar de cosas inconvenientes.

Pablo expone ahora la razón por la que Timoteo debe excluir a las viudas jóvenes de este cargo. En ellas puede brotar de nuevo el amor sensible, que las apartaría de Cristo, porque intentarían casarse de nuevo. A] obrar así traicionarían a Cristo, a quien se habían consagrado al recibir su cargo, probablemente con una promesa o incluso con un voto. Traicionarían su primer compromiso y se atraerían así el castigo divino. Las tareas del cargo de viuda pueden además representar un gran peligro para las viudas jóvenes por otra razón. El deber de visitar las casas puede llevarlas a una ociosidad aparentemente atareada, puede ser ocasión de chismorreo indebido, de impertinencias y de toda clase de pecados de la lengua. Para evitar todos estos peligros, el Apóstol, como pastor de almas con experiencia y buen conocedor de los hombres, ordena a su discípulo que mantenga alejadas de este cargo a las viudas jóvenes. Pablo está con ambos pies en el suelo y conoce los peligros del cristiano en este mundo. De ahí sus sabias precauciones al elegir a las viudas que han de trabajar en el servicio de la comunidad.

14 Quiero, pues, que las jóvenes se casen, tengan hijos, lleven su casa, y no den al enemigo ningún pretexto para malas habladurías; 15 pues algunas ya se han vuelto atrás en pos de Satán.

Las viudas jóvenes es mejor que se casen de nuevo, que cumplan con sus deberes de madre y se encarguen de las faenas de su casa. Si se siguen estas instrucciones del Apóstol, no hay tampoco peligro de que las comunidades cristianas sean difamadas por el «enemigo», el judío o pagano enemigo de los cristianos. Se quita toda ocasión de que hablen mal. Probablemente esta orden del Apóstol se debe a algunas experiencias tenidas en las comunidades. Desde un punto de vista totalmente diverso había aconsejado a las viudas: «Es cosa buena quedarse como yo» (1Co_7:8), es decir, que no se casaran de nuevo. Pablo pone la vida célibe, virginal, por encima del matrimonio72, pero sabe que su consejo no es válido para todos ni en todas las circunstancias.

Tristes experiencias de viudas jóvenes que se han apartado del camino recto y han seguido a Satán han movido al Apóstol a intimar este precepto. Algunas viudas jóvenes, extraviadas por los falsos maestros, han perdido la moralidad y la fe, y se han convertido en presa de Satán.

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72.Cf. 1Co_7:25-35.

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16 Si alguna creyente tiene viudas en la familia, que se encargue de ellas, para no cargar a la Iglesia, de suerte que ésta pueda hacerse cargo de las auténticas viudas.

Al final de sus explicaciones sobre el cargo de viuda añade el Apóstol una observación sobre el sustento de las viudas, cuyo sentido, por desgracia, nos es imposible entender claramente. Probablemente no se trata, como en el caso antes mencionado (1Co_5:4), de la obligación de una mujer de sostener a las viudas que sean parientes suyas. Quizás Pablo tiene ante sus ojos un caso concreto: el de varias viudas que trabajan en el servicio caritativo de la comunidad y conviven en la casa de una cristiana pudiente. Si esta mujer posee los medios necesarios, debe sostener a las viudas que trabajan en el servicio de la comunidad y viven con ella, para no cargar a la comunidad, que ya tiene bastante con preocuparse de las viudas pobres y desamparadas (1Co_5:3.5). ¡Qué preocupado está Pablo por las viudas pobres y desamparadas de las comunidades! Lo que se nos dice de la comunidad primitiva de Jerusalén (Act_4:32 s), que «uno solo era el corazón y una sola el alma de la multitud de los creyentes, y nadie consideraba propio nada de lo que poseía, sino que todo lo tenían en común», debía valer también para la comunidad de éfeso y demostrarse en la solicitud por las viudas. Debían formar una verdadera hermandad de amor.

4. Los PRESBÍTEROS (5/17-25).

Pablo da ahora instrucciones relativas a otro grupo de la comunidad de éfeso: los presbíteros, los «ancianos». Son ministros que, como colegio, están al frente de la comunidad de éfeso y de otras comunidades de la Iglesia del Asia Menor73. Timoteo, como representante de Pablo está encargado de la alta dirección de todas estas comunidades y recibe instrucciones sobre qué reglas debe seguir para pagar a estos presbíteros y para proceder en cuestiones de disciplina eclesiástica relacionadas con ellos. El Apóstol los ha mencionado ya (Act_4:14) al recordar a Timoteo el día en que él y el colegio de los presbíteros les habían impuesto las manos. Su cargo es muy semejante al cargo de «obispo» (Act_3:1-7). En sus declaraciones muestra Pablo cuánto aprecia él a los presbíteros, cómo protege su honor, somete sus faltas a un juicio imparcial y hace de la elección de un presbítero ocasión de reflexión seria y madura.

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73.En 5,1 hemos traducido esta misma palabra por «anciano», porque allí se refiere a la edad.

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17 Los presbíteros, que desempeñan bien su cargo, sean honrados con doble honor, sobre todo los que trabajan en la predicación y en la enseñanza. 18 Pues dice la Escritura «Al buey que trilla no le pongas el bozal», y: «el obrero merece su salario.»

Pablo pide que los presbíteros que desempeñen fielmente su cargo de responsables de la comunidad sean «honrados con doble honor», sobre todo si se dedican a proclamar la palabra predicando y enseñando. Doble honor significa alta estimación y respeto, pero significa también una compensación correspondiente para su sostenimiento. Estos hombres, de acuerdo con su trabajo y con su responsabilidad, deben recibir una paga mayor. El Apóstol fundamenta con dos razones la obligación de la comunidad de atender al sostenimiento de sus responsables, predicadores y maestros. Hace una aplicación de un pasaje de la Escritura (Deu_25:4), para explicar la obligación de la comunidad de mantenerlos74. Al buey que tira del trillo y que, mientras trabaja, coge al paso espigas con su boca, no se le debe poner bozal para impedírselo, porque está haciendo un trabajo pesado. Igualmente, el que preside la comunidad, el que trabaja con todas sus fuerzas al servicio de la comunidad, tiene derecho a ser mantenido por la comunidad. Cita además unas palabras de Jesús que las comunidades cristianas conocían por la predicación y que los evangelistas Lucas y Mateo recogieron en sus Evangelios (Luk_10:7; Mat_10:10). La autoridad de la Sagrada Escritura del Antiguo Testamento y la palabra de Jesús constituyen el fundamento del derecho a ser sostenidos que tienen los ministros de la Iglesia. Pablo se preocupa también por su bienestar corporal dentro de las comunidades. En otro lugar dice que «el Señor dio instrucciones a los heraldos del Evangelio para vivir del Evangelio» (1Co_9:14).

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74. Ya en 1Co_9:9 s ha fundamentado Pablo, con la misma cita de la Escritura, esta obligación de la comunidad.

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19 Contra un presbítero no admitas querella que no esté avalada por dos o tres testigos. 20 A los que cometen pecados corrígelos públicamente, para que los demás experimenten con ello el debido temor. 21 En la presencia de Dios y Cristo Jesús y de sus ángeles escogidos te encargo solemnemente que observes estas normas sin prejuicio, no haciendo nada con parcialidad.

El Apóstol da aquí indicaciones importantes sobre la forma de tratar las cuestiones de disciplina eclesiástica entre los presbíteros, que son responsables de las comunidades. Con la norma de que una acusación contra un presbítero debe ir avalada por dos o tres testigos, de acuerdo con el tenor de la ley del Antiguo Testarnento75 y con la práctica primitiva cristiana 76, se tiende a impedir toda acusación y sospecha a la ligera. Pero si un presbítero ha faltado realmente, y dos o tres testigos irreprensibles corroboran su culpa (5,9), hay que pedirle cuentas públicamente (¿ante todos los presbíteros o ante toda la asamblea de la Iglesia?) sin miramientos, y amonestarle. Tal disciplina tendrá un efecto educador: hará que los demás presbíteros se espanten del pecado.

Tan importante es para el Apóstol lo que prescribe, que conjura solemnemente a su representante a que se atenga a sus instrucciones. Con palabras serias y solemnes, con la vista vuelta hacia el futuro advenimiento de Cristo y el juicio final ante la corte del cielo compuesta por Dios, Jesucristo y los ángeles escogidos, se exhorta a Timoteo a cumplir estas obligaciones con entera imparcialidad, sin favoritismo ni aversión. Pablo sabe que el mantenimiento de la disciplina eclesiástica es doblemente difícil cuando Timoteo, joven como es (4,12), debe proceder contra un anciano y un responsable de la comunidad. Pero cuando se trata de faltas y pecados, ninguna precaución humana ni ningún temor deben impedir juzgar con justicia y castigar, porque, en caso contrario, se quiebra la disciplina de la comunidad.

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75Deu_17:6; Deu_19:15. 16Mat_18:16; 2Co_13:1.

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22 No te precipites en imponer las manos a nadie, haciéndote así responsable de los pecados ajenos; consérvate puro.

Movido por esta preocupación de que sólo presbíteros dignos dirijan las comunidades cristianas, insta el Apóstol a su representante a que no se precipite en imponer las manos a nadie, dándole un cargo en la Iglesia. Una elección apresurada, no suficientemente probada, y la consiguiente colocación en el cargo de un hombre indigno, harían a Timoteo responsable de todos los pecados que aquél cometiera. La responsabilidad que pesa sobre Timoteo es grande y grave. Toda ligereza en la elección de un presbítero puede hacerle responsable de pecados ajenos. Pero para poder juzgar así a los hombres debe ser puro él. Con su vida irreprochable, limpia, sin mancha, él debe ser ejemplo para todos. Sólo entonces podrá juzgar a otros con justicia.

23 Deja el régimen de agua sola: toma un poco de vino, por el estómago y por tus frecuentes achaques.

Inmediatamente, y sin que venga a cuento, Pablo da a su discípulo un consejo sobre su salud. Dada la debilidad de su salud, no debe mantener su régimen de agua sola; debe beber también algo de vino. La razón de que, hasta entonces, Timoteo bebiera sólo agua, no se dice. No es probable que esta postura ascética estuviera en relación con las concepciones condenadas, tal como se defendían en el círculo de los falsos maestros77. Tanto se preocupa Pablo por su «verdadero hijo en la fe» y por su bienestar, que le da este consejo. ¡Con qué vigor aparece en esta observación la figura del hombre Pablo, de corazón bondadoso, lleno de amor, preocupado!

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77.Cf. a propósito de 4,3.

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24 Hay algunos, cuyos pecados están al descubierto aun antes de ser sometidos a juicio; otros, en cambio, lo son después. 25 Lo mismo pasa con las obras: las buenas están al descubierto; las otras no tardan en descubrirse.

Estas exhortaciones constituyen probablemente la razón de la atención que hay que tener al elegir un ministro de la Iglesia. El deseo del Apóstol es que para dirigir a la comunidad se destinen sólo hombres de vida firmemente enraizada en el suelo de la fe y moralmente pura, que resista un detenido análisis. Por eso señala que, tratándose de hombres cuyas obras son manifiestamente buenas o malas, no es necesaria ninguna investigación sobre su dignidad o indignidad. Pero hay también pecados ocultos, escondidos, que sólo aparecen después de un examen serio y concienzudo, exactamente igual que hay buenas acciones totalmente ocultas. En tales casos, un examen concienzudo y detenido es necesario y seriamente obligatorio. Este examen nos dará luz sobre la capacidad o incapacidad, sobre la dignidad o indignidad de tal hombre.



Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 3: 1 Timoteo 5,15-23Entre muchos preceptos que inculca a los obispos más que nada hay que observar el de no imponer rápidamente las manos a nadie, y hay que socorrer a los que trabajan por difundir el Evangelio.15. Qui bene praesunt presbyteri duplici honore digni habeantur, máxime qui laborant in verbo et doctrina.16. Dicit enim Scriptura: non alligabis os bovi trituranti, et: dignus est operarius mercede sua.17. Adversus presbyterum accusationem noli recipere, nisi sub duobus aut tribus testibus.18. Peccantes coram ómnibus argüe ut et caeteri timorem habeant.19. Testor coram Deo et Christto 1esu, et electis angelis eius, ut haec custodias sine praeiudicio, nihil faciens in alteram partem declinando.20. Manus cito nemini imposueris, ñeque communicaveris peccatis alienis. Teipsum castum custodi.21. Noli adhuc aquam bibere, sed módico vino utere propter stomachum tuum et frequentes tuas infirmitates.22. Quorumdam hominum peccata manifesta sunt, praecedentia ad iudicium, quorumdam autem sequuntur.23. Similiter et jacta bona manifesta sunt, et quae aliter se habent abscondi non possunt.Arriba trató de cómo hay que honrar a las viudas que se mantenían a costa de la 1glesia, aquí trata de la honra que se debe a los presbíteros; instruye a Timoteo en cómo se ha de haber con ellos y cómo han de entenderse ciertos dichos: "de ciertos hombres". También muestra que hay que honrar a los presbíteros y lo confirma por autoridad; finalmente por qué razón se les debe honrar. Dice pues:-"Los presbíteros que cumplen bien con su oficio". Presbítero suena ¡o mismo que anciano; y así como los ancianos con la edad se acostumbraron a tener prudencia (Jb 12), así el que es ascendido para gobernar la 1glesia debe ser prudente (Lc 12). Por eso los prelados eclesiásticos, a saber, los obispos y sacerdotes, se llaman presbíteros. Por eso dice: que están al frente. Mas no sólo eso, sino que lo hagan bien, a saber, para honra de Dios y no para la propia comodidad. "¡Ay de los pastores de 1srael que se apacentaban a sí mismos"! (Ez. 34).También sea prudente para que oportunamente le dé a cada uno. "Lo que se busca en los dispensadores de la palabra de Dios es que sean fieles" (1Co 4). Estos son acreedores a doble honra, una de las cuales consiste en la administración de las cosas necesarias -como se lee de Tobías 1,16, honrado por el rey con gajes y dádivas-; otra en la demostración de la reverencia. "Humilla tu corazón al anciano" (Sir 4,7). Pero mayormente hay que tributar esta honra a los que se la merecen por su trabajo, a saber los que trabajan en predicar la palabra de Dios; "en donde resplandecéis como lumbreras del mundo, conservando la palabra de vida" (Fil 2,15). "La palabra de Cristo tenga en abundancia su morada entre vosotros, con toda sabiduría enseñándoos"(Col 3,16). También en la doctrina, esto es, en la educación. "Os daré pastores según mi corazón, que os apacentarán con ciencia y doctrina" (Jr 3). En Efesios 4 junta a pastores y doctores, porque éste es el oficio del obispo.Luego cuando dice: dice pues, lo prueba por doble autoridad, e introduce una según el sentido místico, otra según el literal: es digno. Dice pues: "porque la Escritura dice: no pondrás bozal al buey que trilla" (Fil 2). En 1Co 9 prueba el Apóstol que esto hay que entenderlo de los doctores, porque a Dios no se le da nada de los bueyes, no porque no estén sujetos al gobierno de la Divina Providencia, sino porque Dios no cuida de cómo han de tratar los hombres a los bueyes, que pueden servirse de ellos a su voluntad. Por tanto esa ley no se refiere a los bueyes, sino se dice por semejanza, como si dijera: al hombre que trabaja en el oficio de la predicación y del gobierno no le estorbes que viva de ese oficio; pues por los bueyes se entienden los que enseñan. "Donde abundan las mieses, allí se ve claramente la fuerza y trabajo del buey" (Pr 14,4). Por las mieses se entienden los fieles (Mateo 9). Luego no hay que impedir a los predicadores y doctores que perciban sus gajes o emolumentos. "Digno es el obrero de su sustento" (Mateo 7). Esta autoridad es más bien del Antiguo Testamento, aunque no esté escrita así; ni acostumbró el Apóstol traer una autoridad del Evangelio sino con la expresión del que la dice; mas se toma del Lev. 19,13: "no retendrás el ¡ornal de tu jornalero hasta la mañana". Mas ¿por ventura estos gajes son jornales? San Agustín en la Glosa dice que sí. No es con todo un artículo de comercio el Evangelio para que por él se cumpla con el oficio de predicar. Que algunas veces se llama ¡ornal lo que le dan al hombre por premio final; y así lejos de nosotros pensar que tales gajes sean el ¡ornal de los predicadores. Otras veces se dice jornal sólo la retribución de que uno se hace digno trabajando. Y así se dice aquí de modo amplio ¡ornal. Por eso dice San Agustín: recíbanlos pues...-"Contra presbítero no admitas acusación". Trata de la corrección del presbítero, diciendo que a los presbíteros que cumplen bien con su oficio con doblada honra hay que honrarlos, pero a los malos leerles la cartilla. Acerca de lo cual advertir 3 cosas: a) no se admita de ligero acusación contra ellos; b) a los culpables corregirlos en público; c) no condenar temerariamente. Dice pues: tú, el mayor entre los presbíteros, "no admitas acusación contra presbítero, sin la deposición de 2 o 3 testigos". Con 2 basta si son buenos. Y la razón está en la Glosa: que no hay que acusar de ligero a una persona de tan alta categoría, que hace las veces de Cristo. Pero esto parece no basta, porque la acusación de otros no se admite sino por deposición de 2 o 3 testigos, con cuyo testimonio "perderá la vida el que es digno de muerte" (Deut. 17,6). Donde hay que advertir que una cosa es recibir la acusación, y otra condenar al acusado. Esto segundo no debe hacerlo el juez, sino cuando el reo, convicto por la protestación de los testigos, fuese condenado, y esto entre gente vulgar; mas contra el sacerdote no debe recibir acusación, a no ser evidente.Luego cuando dice: "a los pecadores"... muestra cómo hay que castigarlos si se les prueba su delito; a) que lo corrija en público; b) lo conjura a que "observe esta cosas, sin dejarse prevenir, y sin hacer nada por inclinación ni afición particular". Dice pues: a los pecadores, tanto presbíteros como cualesquiera otros, "has de reprenderlos delante de todos". ¿Y por qué? "Para que los demás teman". Mas de distinta manera se procede en la corrección fraterna y en la judicial, porque el juez hace el papel de persona pública; por tanto debe procurar el bien común, que deja maltrecho el pecado público, porque muchos se escandalizan. Por consiguiente el juez eclesiástico debe castigar en tal forma en público que los otros se edifiquen; "pues sucede que los hijos de los hombres, viendo que no se pronuncia luego contra los malos la sentencia, cometen la maldad sin temor alguno" (Ecles. 8,2). Mas "azotado el hombre impío o escandaloso, el necio será más cuerdo" (Pr 19,25). Advierte que dice: "delante de todos". Pero al contrario Mateo 18: "si pecare contra ti tu hermano, corrígelo entre ti y él solo". Responde San Agustín en la Glosa: distingue los tiempos y el pecado, porque uno es oculto y el otro público. Mas el primero necesita de un oculto remedio, esto es, ocultamente hay que corregirlo, y de éste habla el Señor. Por eso dice: contra ti, a saber, solo, como a ocultas. Mas el Apóstol habla del pecado público, que pena pública ha menester. Y esto se nos da a entender en los muertos que el Señor resucitó; porque a la niña dentro de la casa, por la cual se significa el pecado oculto, de donde echó fuera a la turba; pero al hijo de la viuda de puertas afuera, a vista de todos; con lo cual se demuestra que el pecado público en público ha de castigarse.Luego dice: te conjuro, porque el juez eclesiástico, al desempeñar su oficio, representa más que nadie la persona de Dios, y por eso, para que ¡uzgue con justicia, se le ha de conjurar en nombre de Dios; y de tal modo se haga en público la reprensión que no se menosprecie el juicio de Dios. Donde 1nculca 3 cosas: a) la autoridad divina, porque Dios Padre juzgará con su autoridad; por eso dice: "delante de Dios", b) También Cristo hombre como si se presentase a juicio. "Le ha dado el poder de juzgar, porque es el Hijo del hombre" (Jn 5). Por eso dice: y de Cristo Jesús, c) También los ángeles como ministros. "Cuando viniere el Hijo del hombre en su majestad, y todos sus ángeles con El, entonces se sentará sobre el trono de su majestad". (Mateo 25). Por eso añade: delante de los ángeles.Luego cuando dice: "sin dejarte prevenir", quita de en medio el juicio temerario, diciendo: sin prejuicio, a saber, para que no procedas temerariamente, sino con deliberación, a saber, sin hacer nada por inclinación ni la afición particular. O sin prejuicio, esto es, sin precedente discusión. "No hagas cosa de gravedad sin consejo" (Sir 33,30).-"No pongas de ligero las manos sobre alguno".Trata de la promoción a los sagrados órdenes, y ésta parece ser la razón de lo primero. Porque así como no debe apresurarse a castigar, así ni a promover, esto es, conferir de ligero los sagrados órdenes. "Sean éstos antes probados" (1Tm 3,10). "Reúneme 70 varones de ios ancianos de 1srael, los que tú conoces que son autorizados y maestros del pueblo" (Num 2,16); como si dijera: los que te consta que son idóneos. ¿Y por qué? Para que "no seas cómplice de pecados ajenos"; porque, si promueves sin orden y de esto se les sigue algún pecado a ellos o al pueblo, se te imputará a ti. O se hace cómplice de pecados ajenos, porque no corrige cuando puede. "Dignos son de muerte no sólo los que hacen estas cosas, sino también los que aprueban a los que las hacen" (Rm 1,32).-"Consérvate limpio y puro a ti mismo". Muéstrale cómo se ha de haber consigo mismo, y esto con sobrada razón, porque acontece que alguno así se porta con otros que descuida de sí. De donde primero lo exhorta -a la castidad, y de ahí arranca para reprimir su exagerada abstinencia: "no prosigas en beber agua sola". Dice pues: tú que debes corregir a otros "consérvate limpio y puro". "Castigo mi cuerpo y lo sujeto a servidumbre, no sea que, después de predicar a otros, quede yo descalificado" (1Co 9). Porque este Timoteo era muy dado a la abstinencia y para evitar los pecados de la carne maceraba su cuerpo. Y porque por esta causa se puso enteramente enfermo, por eso dice: "no prosigas, después de haberte enfermado, en beber agua sola". ¿Y por qué? Porque "cualquier sacrificio que ofrezcas ha de esiar sazonado con la sal de la discreción". "Vuestro obsequio sea razonable" (Rm 12). Por eso dice: "usa de un poco de vino", pero poco, no para emborracharte. "Recrea el aima y el corazón el vino bebido moderadamente" (Sir 3 1,36). "Por causa de tu estómago y de tus frecuentes enfermedades" que se te han seguido por la abstinencia; pues hay que procurar, en lo posible, que el comenzado oficio, más que por inconsideración disminuyendo, vaya de grado en grado adelantando. Y hay que advertir que Pablo sanaba enfermos y resucitaba muertos, pero con todo cura a Timoteo con el consejo de la medicina; con lo cual se nos da a entender que no siempre se valía de los milagros, sino cuando era conveniente por causa de la fe.Luego cuando dice: "de ciertos hombres", muestra cómo hay que entender las 2 cosas que dijo, a saber, que nada ha de hacerse sin consejo previo cuando de condenar se trata; lo mismo cuando de imponer las manos. Cuanto a lo primero dice: "los pecados de ciertos hombres son notorios antes de examinarse en juicio; mas los de otros se manifiestan después de él"; como si dijera: arriba dije "sin dejarte prevenir... " con todo debes emplear la consideración, porque ciertos pecados son notorios y no han menester examinarse; otros ocultos, y éstos sí. De donde en éstos bien se entiende lo del prejuicio, y no en los primeros, porque aquéllos anteceden, éstos siguen al juicio, a saber, la manifestación por el escrutinio que por entonces no hay que publicar. "Como en las aguas se representan los semblantes de los que se miran en ellas, así los corazones humanos son manifiestos a los prudentes" (Pr 27,19). Dice lo segundo: "no impongas de ligero las manos", lo que hay que entender de los que no son manifiestamente buenos, porque "así también hay buenas obras manifiestas", de las cuales dice San Mateo 5: "vean vuestras obras y glorifiquen a vuestro Padra celestial". Y "las que no lo son, esto es, las que no son manifiestas, no pueden estar ocultas", porque "nada está encubierto que no se haya de descubrir, ni oculto que no se haya de saber" (Mateo 10,26), porque o en lo futuro o también aquí toda iniquidad se manifiesta. Y en estas cosas no es fácil la imposición.

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Modo de comportarse con los fieles, 5:1-16.
1 Al anciano no le reprendas con dureza, más bien exhórtale como a padre; a los jóvenes, como a hermanos; 2 a las ancianas, como a madres; a las jóvenes, como a hermanas, con toda castidad. 3 Honra a las viudas que lo son de verdad. 4 Si la viuda tiene hijos o nietos, es necesario ante todo que aprendan a reverenciar a los suyos y a corresponder con sus padres, que esto es grato a los ojos de Dios. 5 La que de verdad es viuda y desamparada, ponga en Dios su confianza e inste en la plegaria y en la oración noche y día. 6 La que lleva vida libre, viviendo, está muerta. 7 Incúlcales esto para que sean irreprensibles. 8 Si alguno no mira por los suyos, sobre todo por los de su casa, ha negado la fe y es peor que un infiel. 9 No sea elegida ninguna viuda de menos de sesenta años, mujer de un solo marido,10 recomendada por sus buenas obras, en la crianza de los hijos, en la hospitalidad con los peregrinos, en lavar los pies a los santos, en socorrer a los atribulados y en la práctica de toda obra buena. 11 Desecha a las viudas jóvenes, pues cuando la sensualidad les pone hastío de Cristo, buscan marido, 12 incurriendo en reproche por haber faltado a la primera fe. 13 Y además, se hacen ociosas, y andan de casa en casa; y no sólo ociosas, sino también parleras y curiosas, hablando lo que no deben. 14 Quiero, pues, que las jóvenes se casen, críen hijos, gobiernen su casa y no den al enemigo ningún pretexto de maledicencia, 15 porque algunas ya se han extraviado en pos de Satanás. 16 Si alguna fiel tiene viudas en su casa, asístalas, y no sea gravada la iglesia, para que ésta pueda asistir a las que son viudas de verdad.

Pablo pasa ahora a dar a Timoteo algunos consejos particulares sobre la conducta que debe seguir con las diversas clases de personas. En la presente narración se refiere primeramente a los fieles en general, luego a las viudas.
Respecto de los fieles en general (v.1-2), pide que a los ancianos, de uno y otro sexo, se les trate con respeto; a los jóvenes, en cambio, como a iguales, dentro de la gran familia de Cristo.
Es la aplicación de un principio general: puesto que la Iglesia de Dios es una familia (cf. 3:15), es la imagen de la familia la que debe servir de modelo a las relaciones entre los cristianos.
Por lo que toca a las viudas (v.3-16), distingue tres clases: las que han perdido el marido, pero la Iglesia no tiene por qué encargarse de ellas, pues tienen parientes que deben asistirlas (v.4.8.ió); las que la Iglesia se encarga de asistir, por ser viudas de verdad, que han quedado desamparadas en el mundo (v.3.5); las que, asistidas o no por la Iglesia, son llamadas por ésta a desempeñar ciertas funciones oficiales, particularmente en la ayuda material a fieles necesitados (v.9-10). A estas últimas podríamos llamar viudas canónicas y, a juzgar por lo que se dice en los v.12 y 15, parece que contraían el compromiso formal de no volver a casarse. Aunque es casi seguro que se trata de una institución distinta de la de las diaconisas (cf.3:11), debían de constituir un grupo análogo, destinado también a obras de misericordia y asistencia social.
Para entrar en este grupo o institución de viudas canónicas, exige San Pablo un mínimo de sesenta años, que era la edad de la vejez para los antiguos, y da dos razones: peligro de que en las jóvenes ese deseo de consagrarse de por vida a Cristo sea un entusiasmo pasajero, y peligro también de que, llenas todavía de vida y actividad, se entrometan peligrosamente en la intimidad de las familias, dando pretexto a los de fuera para atacar la fe cristiana (v. 11-15; cf. 3:7; 6:1; Tit_2:5-8). Su recomendación a que se casen de nuevo (v.14) no se opone a lo dicho en 1Co_7:39-40, pues allí se da a los fieles un principio general, mostrando Pablo sus preferencias del celibato sobre el matrimonio, mientras que aquí se trata de condiciones para entrar en una institución o grupo social concreto dentro de la Iglesia. Por lo demás, también en la carta a los Corintios recomienda Pablo a las viudas casarse de nuevo, si no se sienten con fuerzas para vivir en celibato (cf. 1Co_7:8-9).

Los presbíteros,1Co_5:17-25.
17 Los presbíteros que presiden bien, sean tenidos en doble honor, sobre todo los que se ocupan en la predicación y la enseñanza. 18 Pues dice la Escritura: No pondrás bozal al buey que trilla y Digno es el obrero de su salario. 19 Contra un presbítero no recibas acusación alguna si no fuere apoyada por dos o tres testigos. 20 A los que falten, corrígelos delante de todos para infundir temor a los demás. 21 Delante de Dios, de Cristo Jesús y de los ángeles elegidos, te conjuro que hagas esto sin prejuicios, guardándote de todo espíritu de parcialidad. 22 No seas precipitado en imponer las manos a nadie, no vengas a participar de los pecados ajenos. Guárdate puro. 23 No bebas agua sola, sino mezcla un poco de vino por tu mal de estómago y tus frecuentes enfermedades. 24 Los pecados de algunos hombres, unos son manifiestos aun antes de ser juzgados, otros sólo después de juzgados. 25 Así las obras buenas, unas son manifiestas; las que no lo son no podrán permanecer ocultas.

Ya antes, en la introducción a la carta, explicamos qué haya de entenderse por el nombre presbítero y cómo este término es equivalente al de obispo. Aquí San Pablo manda que sean tenidos en honor (v. 17-18) y encarga a Timoteo que, en el caso de tener que corregirlos, se proceda con ejemplaridad e imparcialidad (v. 19-21), teniendo, además, previamente sumo cuidado en la selección (v.22-25).
No está claro qué signifique la expresión en doble honor (v.17). Desde luego, se incluye la retribución debida a los presbíteros por su ministerio, como claramente se deduce del ? .?? ; pero no es claro si San Pablo trata simplemente de indicar que al respeto que se les debe por su carácter sagrado se añada la ayuda material, o quiere más bien significar que la retribución u honorarios sea abundante (doble = abundante, cf. Isa_40:2 y Jer_17:18). No que se convierta el ministerio sagrado en negocio, cosa que San Pablo reprueba enérgicamente (cf. 6:5), sino sencillamente que se procure un decoroso sustento a los que desempeñan tales ministerios. Los textos de Escritura citados en el v.18 pertenecen a Deu_25:4 (alegado también en 1Co_9:9) y a Luc_10:7. Eso no impide que razones de oportunidad o de caridad aconsejen renunciar libremente a este derecho (cf. 1Co_9:3-18; 1Te_2:7-9).
Como los presbíteros están expuestos a las críticas y aversión de aquellos cuyos vicios habrán de corregir, San Pablo manda a Timoteo (v.19) que esté muy prevenido cuando haya acusaciones contra ellos, poniendo en práctica la prudente norma prescrita en la Ley (Deu_19:15) y sancionada por Cristo (cf. Mat_18:16). Pero si se prueba la culpa, que la corrección se haga en público, a fin de que resulte más ejemplar (v.20). Y esto se lo vuelve a repetir con una especie de conjuro solemne (v.21; cf. 6:13; 2Ti_4:1), dando así a entender lo importante que consideraba el asunto. Todavía va más lejos. Dado que radicalmente el problema está en la selección, San Pablo (v.22) encarga a Timoteo que, en asunto tan importante como es la elección de buenos presbíteros, no imponga las manos de ligero a nadie, para que no entre en participación de pecados ajenos 354.
Luego, en el v.23, viene un encargo de carácter muy particular, que da la impresión de estar aquí fuera de sitio. Sin embargo, el versículo está en todos los manuscritos. Timoteo, por razones ascéticas o por otras que ignoramos, había determinado no beber vino; y Pablo le aconseja, porque así le conviene para su salud, abandonar esa decisión. Esto completa lo dicho antes sobre la gimnasia corporal (cf. 4:8), pues Pablo quiere que se aprovechen todos los medios que capaciten o ayuden al cumplimiento del deber. Para la medicina antigua el uso moderado del vino era considerado como remedio saludable en determinadas enfermedades, particularmente en la acidez de estómago 355.
En los v.24-25 vuelve al tema de la selección de candidatos para presbíteros, haciendo notar la necesidad de cuidadosa información, dado que a veces tanto las deficiencias como las buenas cualidades de una persona son manifiestas, pero otras veces están ocultas y sólo aparecen después de atento examen. No hay, pues, que precipitarse ni en un sentido ni en otro.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



38 (C) El dirigente y los diversos gru(-)pos de edad (5,1-2). 1. anciano: La palabra gr. presbyteros, en este caso contrapuesta a neóterous, se refiere a la «persona mayor», no al anciano en cuanto «miembro del consejo» o «presbítero».
(D) Las viudas (5,3-16). La comunidad de las pastorales estaba familiarizada con la insti(-)tución de las «viudas inscritas»; en los w. 9-10 el autor probablemente cita reglamentaciones anteriores relativas a su inscripción. Está cla(-)ro que, en opinión del autor, esta institución ha crecido demasiado; de ahí que indique tres maneras (w. 3-8.915.16) de limitar el número de sus miembros a «las que son verdadera(-)mente viudas» (vv. 3.5). Su preocupación pro(-)cede, no sólo de las exigencias económicas (v. 16), sino también de la actividad de algunas de las «viudas» en cuestión en la difusión del error (w. 13.15; véase J. Bassler, JBL 103 [1984] 23-41). 4. que aprendan éstos primero: Es decir, los hijos o nietos. Las viudas con pa(-)rientes vivos debían ser atendidas por ellos. 5. la que de verdad es viuda: Se define como una persona verdaderamente sola en el mundo. Aunque lo más probable es que tales mujeres tuvieran deberes concretos de oración, etc., dentro de la comunidad, y por tanto formaran una especie de «orden religiosa», el lenguaje del v. 5b tal vez pretenda recalcar simplemen(-)te que dependen absoluta y únicamente de Dios. 6. Tales viudas no deben establecer rela(-)ciones sexuales irregulares. 7-8. Palabras diri(-)gidas a los parientes vivos de viudas. 9-10. El hecho de que la forma de estas reglamentacio(-)nes recuerde Tit. 1,6-9 y 1 Tim. 3,2-7.8-12 re(-)fuerza la impresión de que las «viudas inscri(-)tas» constituían un cargo concreto dentro de la comunidad, esposa de un solo marido: No se trata de la prohibición de un segundo matri(-)monio (véase el v. 14). Sobre su significado, véase Tit. 1,6. haber educado bien a los hijos... toda clase de buenas obras: Como en otros lu(-)gares de las pastorales, se hace hincapié en la solicitud por la familia, la hospitalidad y las obras corporales de misericordia. 11-12. El autor quiere que las viudas más jóvenes (o sea, las menores de 60 años) se casen de nuevo y vuelvan a la vida organizada de la casa (véase v. 14). quieren casarse de nuevo: Según parece, a las viudas inscritas se les exigía el celibato. Resulta fácil entender por qué los maestros que «prohibían el matrimonio» (1 Tim 4,3) po(-)dían desear ampliar el número de tales viudas. 13. hablando de lo que no deben: En Tit 1,11 ca(-)si las mismas palabras se aplican a los falsos maestros, ir de casa en casa: Casi con seguri(-)dad (cf. Tit 1,11) esto entrañaba, no un simple chismorreo, sino la difusión de enseñanzas que al autor de las pastorales le resultaban re(-)pugnantes (cf. v. 15). 14. La disciplinada es(-)tructura de la casa grecorromana se ve como un antídoto eficaz de tales actividades (cf. tam(-)bién 1 Tim 2,9-15). 16. si alguna creyente tiene viudas en su casa: Pisté se refiere a una cristia(-)na que se ha comprometido a mantener a una o más viudas que no son parientas suyas.
39 (E) Los ancianos (5,17-25). 17. ancia(-)nos que presiden: Algunos «ancianos» (presbyteroi; véase v. 1) «presiden» y son por tanto di(-)rigentes eclesiales en sentido formal. Quienes desempeñan «bien» su ministerio merecen «doble remuneración» de la comunidad. Esto se aplica especialmente en el caso de aquellos ancianos que presiden y que son especialmen(-)te responsables de la «predicación» y la «ense(-)ñanza»». (Véase J. Meier, CBQ 35 [1973] 325- 37). 18. El autor sigue a Pablo (1 Cor. 9,9) al utilizar Dt. 25,4 para instar a que se dé apoyo económico a los ministros de la Iglesia, el obrero... su salario: En Lc. 10,7, esto es un di(-)cho de Jesús. Aquí, esa frase se trata como un texto de la Escritura (cf. 1 Cor. 2,9). 19. testi(-)gos: La ley bíblica (Dt. 19,15; cf. 2 Cor. 13,1; Mt. 18,16) rige la admisión de acusaciones contra ancianos. 20. Los culpables deben ser repren(-)didos, para que los demás ancianos se absten(-)gan de obrar mal. 21. El trato de los ancianos no debe estar regido por el favoritismo. 22. no te precipites en imponer a nadie las manos: Co(-)mo en 1 Tim. 4,14 y 2 Tim. 1,6, referencia a la ordenación, consérvate puro: Probablemente los falsos maestros reclamaban la «pureza» como una virtud especial; la digresión del v. 23 insiste, por tanto, en que la verdadera «pure(-)za» no consiste en un ascetismo que niega el mundo (véase 1 Tim. 4,3-5). 24. pecados: Las obras buenas y malas de algunos candidatos presbiterales son evidentes, mientras que las de otros sólo salen a la luz tras una investiga(-)ción concienzuda.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter V.

1 Rules to be obserued in reproouing. 3 Of widowes. 17 Of Elders. 23 A precept for Timothies health. 24 Some mens sinnes goe before vnto iudgement, and some mens doe follow after.

[Of widowes.]

1 Rebuke not an Elder, but intreate him as a father, and the yonger men as brethren:
2 The elder women as mothers, the yonger as sisters with all puritie.
3 Honour widowes that are widowes indeed.
4 But if any widow haue children or nephewes, let them learne first to shew [ Or, kindenesse.] pietie at home, and to requite their parents: for that is good and acceptable before God.
5 Now she that is a widow in deed, and desolate, trusteth in God, and continueth in supplications and prayers night and day.
6 But she that liueth [ Or, delicately.] in pleasure, is dead while she liueth.
7 And these things giue in charge, that they may be blamelesse.
8 But if any prouide not for his owne, & specially for those of his owne [ Or, kindred.] house, hee hath denied the faith, and is worse then an infidel.
9 Let not a widow bee [ Or, chosen.] taken into the number, vnder threescore yeeres old, hauing bene the wife of one man,
10 Well reported of for good works, if shee haue brought vp children, if shee haue lodged strangers, if she haue washed the Saints feet, if shee haue releeued the afflicted, if shee haue diligently followed euery good worke.
11 But the yonger widowes refuse: for when they haue begunne to waxe wanton against Christ, they will marry,
12 Hauing damnation, because they haue cast off their first faith.
13 And withall they learne to bee idle, wandering about from house to house; and not onely idle, but tatlers also, and busibodies, speaking things which they ought not.
14 I will therefore that the yonger women marry, beare children, guid the house, giue none occasion to the aduersary [ Greek: for their railing.] to speake reprochfully.
15 For some are already turned aside after Satan.
16 If any man or woman that beleeueth haue widowes, let them relieue them, and let not the Church be charged,

[Of Elders.]

that it may relieue them that are widowes indeed.
17 Let the Elders that rule well, be counted worthy of double honour, especially they who labour in the word and doctrine.
18 For the Scripture saith, [ Deu_25:4 .] Thou shalt not mousell the oxe that treadeth out the corne: and, [ Mat_10:10 .] The labourer is worthy of his reward.
19 Against an Elder receiue not an accusation, but [ Or, vnder.] before two or three witnesses.
20 Them that sinne rebuke before all, that others also may feare.
21 I charge thee before God, and the Lord Iesus Christ, and the elect Angels, that thou obserue these things [ Or, without preiudice.] without preferring one before another, doing nothing by partialitie.
22 Lay hands suddenly on no man, neither bee partaker of other mens sinnes. Keepe thy selfe pure.
23 Drinke no longer water, but vse a little wine for thy stomackes sake, and thine often infirmities.
24 Some mens sinnes are open before hand, going before to iudgement: and some men they follow after.
25 Likewise also the good works of some are manifest before hand, and they that are otherwise, cannot be hid.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Ancianos o presbíteros. Los «ancianos», no necesariamente personas de edad avanzada, tenían una función de responsabilidad en la comunidad, como sucedía en el Antiguo Testamento y en otras culturas donde formaban el Consejo en los pueblos y el Senado en la nación -«senatus» viene de «senex» que quiere decir «anciano»-. Forman grupo y su responsabilidad es colegial. Aparecen en Éfeso como encargados de la comunidad cristiana local bajo la autoridad de Pablo (cfr. Hch_20:17). Da la impresión de que también Timoteo estaba por encima del colegio de ancianos -como el obispo de hoy sobre sus presbíteros-. De ahí las recomendaciones que le dirige el autor de la carta.
Los ancianos en funciones reciben salario. Su responsabilidad era la de predicar, enseñar y, sobre todo, la de ser consejeros del responsable principal de la comunidad, en este caso Timoteo. A éste le corresponde, pues, presidir el grupo de «ancianos», transmitirles el don de su ministerio después de haber hecho una cuidadosa selección de los candidatos, corregirlos cuando sea necesario y protegerlos contra acusaciones infundadas. De este grupo de ancianos de la Iglesia primitiva -«presbíteros» en latín-, han tomado nombre y función de consejeros los presbíteros o sacerdotes de la Iglesia de hoy. En otras palabras, el obispo no puede gobernar su diócesis como monarca absoluto, sino que lo debe hacer siempre, por obligación, contando con el consejo y la opinión de sus sacerdotes.
Es curioso que, entre esta serie de graves exhortaciones a Timoteo, se le escape al autor el consejo «casero»: «toma algo de vino para la digestión y por tus frecuentes dolencias» (23). Quede ahí como anécdota familiar, aunque quizás también tenga otra intención, a saber, que el vino tomado con moderación es una de esas buenas criaturas de Dios, y no un mal contra el que probablemente tronaban los falsos doctores.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



3. La honra debida a las "viudas" no implicaba solamente respeto y estima, sino también la ayuda material que les era necesaria.

9. Las "viudas" inscritas en el catálogo oficial de la Iglesia formaban un grupo especial dentro de la comunidad cristiana, y estaban consagradas al servicio de los demás, particularmente, de los pobres y los enfermos.

10. La costumbre de "lavar los pies" a los huéspedes era un signo de "hospitalidad", pero ese gesto designa aquí el hecho de haber acogido generosamente a "los hermanos" que estaban de paso.

17. "Presbíteros": ver notas Hec_11:30; Hec_14:23. En este "doble reconocimiento" parecen estar incluidos dos aspectos: por una parte, el respeto que merecen los "presbíteros" en razón de su ministerio, y por otra, la retribución que les es debida, para que puedan vivir dignamente.

18. Deu_25:4. Ver Luc_10:7; 1Co_9:9.

19. Deu_19:15.

22. Algunos interpretan que en este caso el gesto de "imponer las manos" es un rito de absolución de los pecados, pero es más probable que se refiera a la transmisión de los poderes apostólicos. Ver nota 4. 14.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Ancianos

Esta es la primera mención de los ancianos en esta carta pero, basándose en el contexto, es claro que son oficiales de la iglesia y no simplemente hombres de edad avanzada. El término es suficientemente amplio como para incluir tanto a los obispos como a los diáconos. El doble honor (v. 17) es un tanto sorprendente. Parecería que alguna clase de remuneración está en mente, y el doble podía en tenderse como una provisión generosa. Por otro lado, el uso de la palabra honor puede sugerir que más que una remuneración está en mente, y que está incluido el res peto tanto como el salario. Las citas (v. 18; una de Deut. 25:4 y el otro paralelo en Luc. 10:7) tienen el propósito de sostener la idea de re compensa por el trabajo realizado, un principio que no siempre se ha seguido en la historia de la iglesia cristiana. Este enlace de una cita del AT con un dicho de Jesús es significativo, ya que refleja la alta consideración que gozaba la enseñanza de Jesús.

Sin embargo, Pablo reconoce que se necesitaba más que un sostén financiero. Debe mantenerse una adecuada norma moral. Se debe tener sumo cuidado al tratar cualquier acusación (19, 20). Los dos o tres testigos son para asegurar alguna clase de protección de acusaciones falsas de alguien. Este consejo sigue la práctica judía usual. Donde surge la evidencia por una mala acción, se debe presentar públicamente, eso es, delante de toda la iglesia. Pablo nuevamente muestra su interés por la reputación de la iglesia. La disciplina no es tan sólo para el beneficio del individuo, sino para proveer una advertencia a otros.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Estas palabras ponen de relieve la gravedad que implicaría imponer las manos precipitadamente. La Iglesia siempre ha procurado recibir en los ministerios sagrados sólo a los que sean dignos y estén preparados. «Dios nunca abandona de tal manera a su Iglesia que no se hallen ministros idóneos en número suficiente para las necesidades de los fieles, si se promueve a los que son dignos y se rechaza a los indignos» (S. Tomás de Aquino, S. th., sup. 36,4,1).

En el v. 18 se cita primero un texto de Dt 25,4 y luego unas palabras del Señor transmitidas en Lc 10,7. Es posible que aquí ya se esté considerando «Escritura» al Evangelio de San Lucas. Pero también la frase puede provenir de algún otro texto anterior al evangelio actual.


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 5.9 Que no haya tenido sino un solo esposo: Véase 3.2 n.

[2] 5.10 Cf. Jn 13.1-17.

[3] 5.14 1 Co 7.8-9.

[4] 5.18 Dt 25.4.

[5] 5.18 Lc 10.7.

[6] 5.22 Imponer las manos: probablemente en la consagración para el ministerio cristiano (véase 1 Ti 4.14 n.; cf. 2 Ti 1.6). Algunos lo refieren a la reconciliación, con la comunidad, de un creyente que después de haber sido sancionado por la iglesia ha cambiado de actitud.

Torres Amat (1825)



[3] Que no tienen apoyo alguno, socorriéndolas con lo necesario.

[12] La palabra de fidelidad o el voto con que se habían ofrecido al Señor.

[15] Abandonando a Jesucristo, a quien se habían consagrado para toda la vida.

[18] Deut 25, 4; Mat 10, 10.

[22] Para que de este modo, puedas corregir con más libertad.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Gál 2:14; 2Ti 4:2

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

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