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Pablo obligado a elogiarse a sí mismo.
¡Ojalá pudierais soportar un poco mi locura! ¡Sí que me la soportáis! (II Corintios 11, 1) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 11

a) Pablo suplica que toleren su vanagloria (11/01-03).

1 ¡Ojalá que toleraseis un poco de insensatez! Sí, tolerádmela.

Pablo expone un deseo a los corintios, sabiendo bien que será atendido. Puede sospecharse que Pablo habla irónicamente, aunque todavía no se ve claro contra quiénes se endereza su ataque y su cólera. El apóstol ruega a los corintios que toleren su «insensatez». Acaso sea éste uno de los tópicos de los discursos de los enemigos de Pablo, una de las acusaciones que le han lanzado (5,13; 11,6s.21.23). Sólo más adelante (11,16) se llega a saber en qué consiste la necedad: en que el papel que Pablo desempeña ahora es el de un majadero.

2 Estoy celoso de vosotros con celo de Dios, porque os desposé con un solo marido para presentarnos, como virgen pura, a Cristo.

Al principio Pablo no habla, en modo alguno, como un insensato, sino muy seriamente. Los corintios soportarán a Pablo, tal como se lo ha pedido, pues saben cuánto afecto les profesa el apóstol. Sólo le mueve la preocupación y el amor por la Iglesia de Corinto. Pablo describe su relación con ellos mediante una imagen. La Iglesia es la esposa de Cristo. Cristo es el esposo. El apóstol es el padre de la prometida, que lleva la novia a casa del esposo. Como padre de la novia, a cuyo cargo corren los compromisos esponsalicios y que los ha llevado a buen fin con alegría, debe vigilar celosamente para proteger a la novia de los peligros y exhortarla a ser fiel. Del mismo modo se ha preocupado Pablo celosamente de la Iglesia de Corinto. él es el padre de la comunidad (6,13).

Su celo es bueno, como el celo que Dios tiene y del cual emana el del apóstol. Dios tiene celos por la santidad y la fidelidad de Israel frente a los baales, que quieren seducir a Israel y apartarle de su Dios. Dios amenaza: «No te postrarás ante las imágenes (de los dioses) ni les darás culto. Porque yo, Yahveh, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo la iniquidad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que odian» (Dt S,9). También Pablo tiene celos de la Iglesia de Corinto, de su pureza, de su sinceridad y su fidelidad. La segunda carta a los Corintios es una expresión palpable de esta amorosa solicitud.

Ahora bien, en todo este asunto, Pablo no tiene celos por sí, sino por Cristo, a quien ha prometido la esposa. Para él debe conservarla intacta, en una entrega íntegra y total. La pureza de la desposada no sería mancillada por una seducción de tipo moral, sino por una doctrina errónea o por falsas afirmaciones de fe (11,4) 74. Para Pablo, la pureza de la doctrina tiene una importancia extrema. Como Pablo, también la Iglesia ha defendido esta pureza celosamente a través de todos los tiempos. La meta de los desposorios es llevar la esposa al esposo. En las costumbres matrimoniales es el acto por el que la novia es conducida por su padre a casa del esposo, presentada al esposo y aceptada por él; a esto sigue, finalmente, la celebración de la boda. En la imagen empleada por Pablo la boda es la nueva venida de Cristo al final de los tiempos. Cuando vuelva en su gloria el esposo, Cristo, debe encontrar a la Iglesia de Corinto fiel. La Iglesia se presentará ante Cristo y será probada por él y, si es juzgada santa, se unirá con el Señor. Reaparece siempre la misma preocupación del apóstol por exhortar a la Iglesia a prepararse para presentarse el día de la venida de Cristo como una comunidad sin mancha (1Co_1:8; Phi_1:10; 1Tes S,23). Para Pablo y para la Iglesia de su tiempo, la nueva venida de Cristo no es un acontecimiento que ocurrirá en un día remoto y futuro; la Iglesia vive orientada hacia este día, que puede acontecer en cualquier momento 75. Por eso su vid a es constantemente como una respuesta ante la proximidad del Señor. «Lo que digo, hermanos, es esto: que el tiempo es corto. Por lo demás, que los que tienen mujer, sean como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que se alegran, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran; los que usan del mundo, como si no disfrutaran de él; porque la apariencia de este mundo pasa» (1Co_7:2931).

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74. También en Rev_14:4 la virginidad de la Iglesia significa la integridad de la fe.

75. Véase el comentario a 1,14 y la nota 8.

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3 Pero temo que, como la serpiente engañó a Eva con su astucia, también vuestros pensamientos se corrompan apartándose de la sencillez que debéis a Cristo.

Así como el padre de la novia vigila para que no caiga en manos de un seductor, así vigila Pablo sobre la Iglesia de Corinto. El apóstol no lo dice con palabras sencillas y directas, sino aludiendo a la narración de la seducción de Eva por la serpiente, tal como se relata en el capítulo 3 del Génesis. Pablo teme que del mismo modo que Eva fue engañada por la serpiente, por haber dado oídos a sus astutas palabras en vez de atenerse a una sencilla obediencia, así también la iglesia de Corinto podría ser engañada por algún seductor, de tal modo que olvidase su entrega sencilla, total y sin divisiones al esposo. Y ocurriría esto si en lugar de permanecer en la pureza del Evangelio, tal como Pablo lo ha traído, se inclinara a las doctrinas de los intrusos.

LA IGLESIA COMO ESPOSA DE CRISTO: En la actualidad nos resulta familiar la imagen de la Iglesia como esposa de Cristo, debido a su frecuente empleo en la enseñanza y en las creencias de nuestros días. En el Nuevo Testamento la imagen se aduce con toda claridad por primera vez en este pasaje. La idea tiene sus raíces en el Antiguo Testamento. En el lenguaje del profeta Oseas, que vivió en el siglo Vlll a.C., se describen las relaciones entre Dios e Israel con la imagen de la comunión de amor del matrimonio. Allí dice el Dios de IsraeI a su pueblo: «Cuando Israel era niño, yo le amé» (Hos_11:1); «Yo te desposaré conmigo para siempre, te desposaré conmigo en justicia y equidad, en amor y compasión, te desposaré conmigo en fidelidad y tú conocerás a Yahveh» (Hos_2:21 s). Es cierto que Israel ha quebrantado muchas veces la fidelidad. Pero el amor de Dios no se extingue. Hasta Israel ha llegado la palabra consoladora del amor de Dios. Por esto mismo en los escritos tardíos del Antiguo Testamento se emplea una y otra vez (Isa_54:4-8) la imagen del desposorio entre Dios e Israel. Se consideraba el tiempo en que el Mesías vendría a su pueblo como una boda solemne entre Israel y Dios. También Jesús se describe a sí mismo como el Mesías esposo de las comunidades de sus discípulos. Cuando se acusaba a sus discípulos de que no ayunaban como los hombres verdaderamente piadosos, Jesús les defendía diciendo: «¿Acaso van a ayunar los invitados a bodas mientras el novio está con ellos? Es natural que no ayunen mientras lo tienen en su compañía» (Mar_2:19). Cristo mismo se describe en este pasaje como el esposo de su comunidad. Mientras permanezca junto a su comunidad, es tiempo de boda.

Pablo ha recogido y utilizado repetidas veces esta comparación. Según Rom_7:3 s, Cristo y la Iglesia están como unidos en desposorio. Según Eph_5:22-32, la unión mística de amor de Cristo y de la Iglesia es como un desposorio; esta unión es precisamente la causa ejemplar de todo matrimonio terreno entre el hombre y la mujer. La imagen se emplea también en los relatos del Apocalipsis, que contemplan, al final de los tiempos, las bodas del Cordero con la Iglesia, gloriosamente engalanada como una desposada (Rev_14:4; Rev_21:2.10; Rev_22:17). La imagen de la Iglesia como esposa de Cristo, que en el Nuevo Testamento se aplica a la Iglesia tomada como un todo, es aplicada aquí por Pablo a una comunidad concreta. En cada comunidad particular aparece la Iglesia entera.

b) Pablo y los «superapóstoles» (11/04-06).

4 Porque si uno viene y proclama otro Jesús distinto del que hemos proclamado, o aceptáis otro Espíritu distinto del que habéis aceptado, u otro Evangelio distinto del que habéis recibido, lo toleráis bien.

Antes de iniciar el insensato discurso anunciado, intercala Pablo un paréntesis (Rev_11:4-5) en el que describe las características de sus enemigos, que amenazan con corromper la Iglesia de Corinto y que le han obligado, por lo mismo, a su insensato discurso. Con palabras aceradas pone en la picota a sus adversarios, a los que acaba calificando de apóstoles de la mentira y servidores de Satán (Rev_11:13.15).

El riesgo de que la comunidad se deje seducir como Eva es grave. Pablo sabe, en efecto, de cuán buena gana aceptan los corintios nuevos maestros y doctrinas nuevas. ¿De quién y de qué habla? Dice que estos extraños traen consigo un triple y peligroso don: otro Jesús, otro Espíritu y otro Evangelio. Los adversarios con los que Pablo contiende en la segunda carta a los Corintios no sólo atacan su persona, sino que intentan introducir doctrinas extrañas. Incluso habían alcanzado ya cierto éxito, al menos en cuanto la comunidad, jugando con fuego, toleraba en su seno aquellos maestros.

No es fácil deducir, por las escasas indicaciones de Pablo, quiénes eran estos falsos maestros. En todo caso lo más probable es lo siguiente: que proclaman otro Jesús. Pablo dice repetidas veces, justamente en la segunda a los Corintios 76, que Cristo entró en la vida a través de la muerte y que también sus discípulos tendrán que pasar por la muerte para llegar a la vida. ¿Es que los maestros de error querían recorrer una senda menos dura, predicando que se podía participar de la vida sin un morir cotidiano? ¿O es que se gloriaban de sus trabajos como de obras propias (10,13.17)? Tienen otro Espíritu. El Apóstol está lleno deI divino Espíritu y de este mismo Espíritu está llena su predicación (1Co_2:4; 1Co_7:40; 1Th_1:5. Aquel que exponga otra predicación, predica también otro Espíritu. Pero no el verdadero. Tienen, finalmente, otro Evangelio. El único Evangelio, junto al cual no existe ningún otro, es para Pablo la predicación de la justificación que Dios da a los fieles sin las obras de la ley 77. Para Pablo la incredulidad de Israel consiste en que quería merecer la justificación con sus propias obras. Los enemigos de Pablo en Corinto se jactaban también de su ascendencia judía (1Th_11:22). Esto significa, indudablemente, que exigían a los cristianos que siguieran cumpliendo los preceptos de la ley veterotestamentaria, si querían aparecer justificados ante Dios 78. Pablo enseña, por el contrario, que Cristo nos ha liberado de la ley (Gal_4:13). Si es necesario seguir cumpliendo la ley, entonces Cristo ha muerto inútilmente (Gal_2:21).

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76. Cf. 4,11; 6,9; 12,9; 13,4.

77. Cf. Rom_3:28; Gal_1:6.

78. La nota 84.

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5 Sin embargo, tengo para mí que nada desmerezco frente a esos superapóstoles.

Pablo llama a sus enemigos superapóstoles. Se comportan como si estuvieran por encima de todos, o así lo piensan efectivamente. Por eso les aplica Pablo este irónico remoquete. Cierto que reclaman y detentan el título de apóstol. Sin embargo, este titulo no es exclusivo, en Pablo, de los doce primeros apóstoles, sino de todos los mensajeros del Evangelio, en general (Gal_8:23). Así pues, estos superapostoles pueden ser maestros, en el más amplio sentido 79.

Continuando su defensa frente a los falsos apóstoles dice Pablo que acaso él sea poco hábil en la palabra, pero no en el conocimiento, en la gnosis (Gal_11:6). Pablo se revuelve en sus cartas -y no con menor energía que contra el falso judaísmo- contra la falsa sabiduría, es decir, contra la falsa gnosis. Esta gnosis era, en el mundo antiguo, un poderoso movimiento de ideología religiosa. Enseñaba que había dos divinidades, una buena y otra mala. La mala es la que ha creado el mundo, que, por lo mismo, es malo, y del que hay que mantenerse lo más lejos posible. La gnosis enseña, además, que hay muchos seres intermedios entre Dios y el mundo, uno de Ios cuales sería Cristo. Pablo advertía bien que una doctrina de este género destruía, por necesidad, el Evangelio, que enseña que el creador del mundo es Dios Padre y que la creación es buena y descansa en la providencia divina. La doctrina gnóstica destruía también el Evangelio de Cristo como Hijo de Dios y Salvador único de los hombres. Los enemigos de Pablo estaban muy influidos y seducidos por esta corriente gnóstica, o cuando menos coqueteaban con ella. El apóstol combate con toda resolución en favor de la doctrina pura.

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79. En la historia de la exégesis se ha discutido, desde la época patrística, frecuentemente con reflexiones contrapuestas, qué significa este calificativo y quiénes son estos superapóstoles. Una interpretación (principalmente protestante) quiere ver en ellos a los doce primeros apóstoles, llamados personalmente por Jesús, o al menos, algunos de ellos, y enviados por orden de la comunidad de Jerusalén. Según esta idea, se daría una profunda oposición entre Pablo y la iglesia procedente del judaísmo, porque Pablo enseñaba que la ley de Moisés ya no era obligatoria. Es cierto que Pablo lo enseñaba así y también es cierto que fue duramente perseguido por esta razón (Act_21:21.28). Pero no por eso existía hostilidad entre Pablo por un lado y los doce y la comunidad de Jerusalén por otro. Al contrario, los primeros apóstoles reconocían el Evangelio de la libertad frente a la ley, predicado por Pablo (Act_15:28; Gal_2:9). Pablo llama, a los superapóstoles, falsos apóstoles, obreros engañosos y servidores de Satán (Gal_11:13.15). Por otra parte, habla de los primeros apóstoles con el máximo respeto, como de testigos de la resurrección (1Co_15:5). Es imposible que al hablar de los superapóstoles Pablo se refiera a los doce primeros.

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6 Y si tengo poca pericia en la palabra, no es así en el conocimiento; pues en toda ocasión dimos pruebas de ello de muchas maneras ante vosotros.

Los adversarios de Pablo afirmaban que les era inferior en muchos aspectos importantes. Así, se ve claro que una de las cosas que le achacaban era su falta de formación en las artes retóricas. El apóstol concede que la acusación tiene base. Confiesa de sí mismo que tiene poca pericia en la palabra. Pablo se había formado en Jerusalén, en la escuela judía (Act_22:3), y sus cartas ofrecen abundantes pruebas de ello en su modo de interpretar el Antiguo Testamento de acuerdo con las reglas de la escuela rabínica. Por tanto, la acusación sólo puede referirse a falta de arte en la lengua griega que, por cierto, en aquel tiempo se exigía a todo hombre culto. También en la primera carta a los Corintios (Act_1:17) se insinúa que esta falta de Pablo se hacía notar mucho en una ciudad como Corinto, que era la capital de la filosofía y del arte griego. Así pues, Pablo concede tener este defecto, pero niega que ello revista una importancia decisiva. Declara que una eventual impericia en el lenguaje queda bien compensada por un profundo conocimiento. Este conocimiento, esta ciencia y sabiduría, no las ha conseguido Pablo en la escuela, sino que es la ciencia del Evangelio, que le ha sido otorgada por el Espíritu de Dios. A él se le ha revelado «el misterio, mantenido en silencio durante siglos eternos» (Rom_16:25). Por eso se llama a sí mismo «administrador de los misterios divinos» (1Co_4:1). Lo esencial no es una hermosa forma, sino el rico contenido de la predicación. Y en este punto Pablo se ha acreditado de muchas maneras y no es inferior en nada a sus enemigos.

c) Ministerio gratuito (11/07-12).

7 ¿Cometí, acaso, un pecado, rebajándome a mí mismo, para que vosotros fuerais enaltecidos, porque os anuncié gratis el Evangelio de Dios?

Los enemigos de Pablo pensaban que su superioridad quedaba demostrada también por el hecho de que Pablo se ganaba el sustento con sus propias manos, mientras que ellos se hacían mantener por la comunidad. En realidad, el hecho de que Pablo se ganara su propio sustento le distinguía radicalmente de los demás misioneros. «Recordad, si no, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas: día y noche trabajando para no ser una carga para nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios» (1Th_2:9). En la primera carta a los Corintios recuerda que tenía derecho a ser sustentado por la comunidad, tal como hacían los otros misioneros. Pero añade que renunció a ello, para no perjudicar el Evangelio (1Co_9:3-18). En la primera a los Corintios no se dice nada acerca de que tal conducta del apóstol hubiera provocado escándalo entre los corintios. Pero por la segunda carta 80 nos enteramos de que su comportamiento provocó alguna crítica desfavorable, promovida también, indudablemente, por sus enemigos. Afirmaban públicamente que este comportamiento de Pablo era el reconocimiento de su inferioridad. Como no es un apóstol auténtico, no se atreve a exigir la manutención. Pablo se justifica preguntando irónicamente si al comportarse así ha cometido algún pecado. Califica su conducta como un rebajamiento. Y esto debe entenderse en su sentido literal, ya que Pablo tuvo que ganarse el sustento con trabajos manuales, fabricando tiendas, como se dice en los Hechos (18,3). En la antigüedad los trabajos manuales eran propios de esclavos y, por tanto, despreciados. La doble carga que Pablo tenía que soportar como misionero y como trabajador entrañaba un duro esfuerzo, al que se añadían las privaciones, la pobreza y, además, el desprecio (1Co_4:1 ls). EI trabajo manual le coloca en el grupo de los necios y de los despreciados: «Andamos errantes; nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos»,(1Co_4:11-12). Este es el rebajamiento que Pablo soporta, para no ser gravoso a la comunidad de Corinto.

Pero esto mismo es motivo de orgullo para los corintios mediante la predicación del apóstol, mediante su servicio apostólico y todas sus fatigas pastorales, de réprobos pasan a salvados, de pecadores a hijos de Dios, de pobres a ricos. Antes se encontraban lejos de Dios y sin esperanza, ahora están cerca de Dios (Eph_2:13). Ya no son unos extraños, carentes de derechos, en el pueblo de Dios, sino que son conciudadanos de los santos y familiares de Dios (Eph_2:19). Es un gran honor pertenecer al pueblo y a la Iglesia de Dios.

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80. Cf. también 1Co_12:14-18.

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8 A otras Iglesias despojé, aceptando de ellas un salario para entregarme a vuestro servicio.

Pablo explica por qué le fue posible trabajar en Corinto, aun sin aceptar subvenciones de la comunidad. Ha despojado a otras comunidades y ha permitido que le pagasen un salario por sus trabajos en Corinto. Pablo sigue utilizando aquí palabras y conceptos de la vida militar, que prosiguen el ritmo de la descripción de líneas anteriores (1Co_10:3-5). Los jefes de los ejércitos exigen a las provincias conquistadas el pago de las costas para proseguir la guerra. Lo mismo hizo Pablo. En las demás comunidades ha aceptado un salario en favor de Corinto. Acaso aluda en este pasaje a Macedonia y Atenas, donde se detuvo Pablo algún tiempo antes de su primer viaje a Corinto, o también a éfeso, donde trabajó antes de su nueva visita.

Estas duras palabras deben hacer ver a los corintios cómo había quienes se sacrificaban por amor a ellos. Ahora bien, tales palabras responden a los hechos y nos permiten, por tanto, echar una ojeada sobre la situación real de la primitiva misión cristiana paulina. La misión avanzaba de etapa en etapa. Pablo trazaba nuevos planes y los discutía con las comunidades ya bien establecidas entre las que se encontraba. Así es como maduró la decisión de fundar una comunidad en Corinto. Pablo deseaba dar el paso y debía partir hacía Corinto, acompañado por algunos auxiliares de sólida garantía 81. Los viajes, el sostenimiento y las necesidades de una nueva comunidad exigen no poco dinero. Y aunque Pablo trabajara para ganarse por sí mismo su propio sustento, sus necesidades personales eran la partida menos importante del presupuesto. Cuando se planeaban nuevas fundaciones, había que recaudar dinero, con crecientes esfuerzos, en las comunidades ya constituidas, de tal modo que Pablo podía hablar muy bien de un salario y hasta de haber despojado.

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81. Cf. Act_18:1-5; 1Co_2:1-3.

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9 Pero una vez presente entre vosotros y falto de recursos no fui carga para nadie; porque los hermanos procedentes de Macedonia remediaron con abundancia mi escasez. Y en todo me guardé y me guardaré de seros gravoso.

Pero así y todo, ocurrió que los medios se agotaron y que Pablo se encontró en necesidad. Pues bien: ni siquiera en este caso fue una carga para nadie en Corinto. Recibió ayuda de las comunidades de Macedonia, es decir, probablemente de las comunidades de Tesalónica y Filipos. Sobre todo con estos últimos Pablo se sabía tan cordialmente unido que aceptó sus subvenciones sin temor a suscitar entre ellos animosidad. En la carta a los Filipenses les da las gracias por su ayuda. Eran los únicos que habían como constituido con Pablo una comunidad de «gastos e ingresos» y «a Tesalónica me enviasteis una y otra vez, lo que me era necesario» (Phi_4:15 s). Pero de los corintios no aceptó ni aceptará nunca nada.

10 ¡Por la verdad de Corinto que hay en mí: no me será arrebatada esta gloria en las regiones de Acaya!

Pablo encarece sus afirmaciones con una aseveración casi bajo juramento. Puede asegurar que Cristo habla en él (Phi_13:3). Y por eso puede asegurar también que la verdad de Cristo habla desde él. No modificará su actitud pasada en lo tocante a ser sustentado por la comunidad. Considera su renuncia como una gloria, que no piensa dejarse arrebatar. Piensa mantener esta actitud al menos en las regiones de Acaya. Pablo concreta su actuación de acuerdo con la verdad. Pablo no recibe en Acaya ninguna subvención por su servicio y, por tanto, en Corinto, capital de la Acaya, no admite nada en pago de su ministerio. Pero en circunstancias especiales aceptó la ayuda de Filipos.

11 ¿Por qué? ¿Porque no os amo? ¡Dios lo sabe!

Al esforzarse tanto Pablo por justificar su conducta, oye la réplica de la Iglesia de Corinto: se comporta así porque no ama a esta comunidad. Pablo contesta con la breve aseveración de que Dios sabe la verdad, es decir, sabe cuánto ama el apóstol a los corintios. Da la impresión de que pone fin a sus palabras con doloroso sentimiento de resignación. ¿Qué otra cosa puede hacer el amante, cuando, a pesar de todas sus protestas y demostraciones, no se cree ni se confía en él?

12 Y lo que hago, lo seguiré haciendo para cortarles la ocasión a los que buscan ocasión de ser tenidos por iguales a nosotros en aquello de que se jactan.

Aunque los corintios lo interpreten mal, Pablo no piensa modificar su anterior conducta. Sabe bien que sus enemigos desearían que se portara de otro modo e hiciera lo mismo que ellos hacen. Se jactan de que son mantenidos por la comunidad, pues de este modo acentúan su dignidad de apóstoles y la comunidad los reconoce como tales. El hecho de que Pablo no pide ningún sustento significaría que él mismo reconoce que no es verdadero apóstol. Desearían que en este punto, del que se jactan, Pablo se comportara como ellos. Desearían que todos vivieran, de un mismo modo, de los subsidios de la comunidad. La verdad es que saben muy bien cuánto les aventaja Pablo por su desprendimiento. Si él se acomodara a la conducta de ellos, ya no sería el gran apóstol, sino que todos serían iguales. Pero no piensa darles este gusto. La diferencia se mantendrá. De este modo, todo el que lo quiera ver podrá comprobar quién es el verdadero apóstol: aquel que no desempeña su servicio en provecho propio, sino para servir a la Iglesia.

d) Los falsos apóstoles (11/13-15).

13 Porque esos tales son falsos apóstoles, obreros engañosos, disfrazados de apóstoles de Cristo.

Los adversarios se han adjudicado a sí mismos el nombre de apóstoles y reclaman la dignidad y los derechos de tales. No pueden incluirse en el número de los doce primeros apóstoles, pero pretenden serlo en un sentido amplio. Pero Pablo declara, con la mayor crudeza, no ya que sean indignos de su ministerio debido a alguna flaqueza, sino que en ellos el nombre y el ministerio de apóstol es una usurpación. Con encono y sin piedad pone Pablo al descubierto su verdadera naturaleza.

Son falsos apóstoles. No tienen el menor derecho al nombre de apóstoles. Son obreros engañosos. Están muy lejos de ser verdaderos misioneros del Evangelio. Cuando se presentan como apóstoles, toman este nombre y esta apariencia, pero no son apóstoles. Todo lo que tienen de apóstoles de Cristo es la máscara.

14 Y nada tiene de extraño, pues el mismo Satán se disfraza de ángel de luz.

Que pueda existir tanta maldad estremece a Pablo, que sólo acierta a explicárselo suponiendo que está en acción el enemigo mortal de Cristo, Satán. Como los falsos apóstoles, también Satán ama el engaño y el disfraz. También él se presenta en forma de un ángel de luz. La esencia de Satán son las tinieblas (6,14s). El es señor del mundo de las tinieblas (Eph_6:12). Los ángeles de Dios, por el contrario, viven en la gloria de Dios y participan de ella. Por lo mismo, los ángeles verdaderos son ángeles de luz. Precisamente por eso es mayor el engaño, cuando Satán se presenta como ángel de luz. Estas palabras recuerdan la sentencia del Señor: «Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces» (Mat_7:15). Los falsos maestros intentan engañar recurriendo a disfraces.

15 No es mucho, pues, que también sus servidores se disfracen de servidores de la justicia. Su final será según sus obras.

Los falsos apóstoles son instrumentos de Satán, enviados por Satán y servidores suyos. él es quien provoca y guía su actividad. Por lo demás, el apóstol está bien persuadido de que Satán busca continuamente y por todos los medios estorbar la misión apostólica (Mat_2:11). «Ciertamente, estábamos empeñados en haceros esta visita, al menos yo, Pablo, una y otra vez. Pero se ha interpuesto Satán» (1Th_2:18).

Pablo pone fin a su vehemente confrontación con la amenaza del juicio. Ya no responde con discusiones, sino que derriba a sus enemigos. Con suprema autoridad apostólica amenaza a los corruptores con el juicio de Dios. Tanto el apóstol como toda la Iglesia tienen la convicción de que cada uno recibirá premio o castigo según sus obras (1Th_5:10).

e) Nuevas disculpas de Pablo por su vanagloria (11/16-21).

16 Lo repito: nadie piense que soy un insensato. Y si no, atendedme siquiera como a insensato, para que yo también me jacte un poco.

Pablo insiste (1Th_11:1) sobre su ruego de que soporten su insensatez. Añadiendo algo más a la indicación de aquel pasaje, dice ahora que la insensatez consiste en la glorificación jactanciosa de sí mismo. Al principio ruega, ciertamente, lo contrario: que nadie le tome por insensato. Al apóstol le repugna tanto aparecer como un necio, que desearía que nadie piense de él semejante cosa. Pero si finalmente, obligado por sus enemigos, se ve forzado a gloriarse como un necio, ruega que los corintios puedan soportarle y aceptarle también como tal. Pablo se ve obligado a hablar sobre sí mismo en defensa de su ministerio. Pero ni aun así acaba de decidirse a tomarlo en serio. Lo va a decir con palabras propias de necios y con extrema repugnancia.

17 Lo que estoy hablando, no lo hablo según el Señor, sino como un insensato, en este supuesto de la jactancia.

Sabe bien que este modo de hablar no es según el Señor. La jactancia va en contra del ejemplo de Cristo, de quien ha dicho ya que, siendo rico, se hizo pobre por amor a los hombres (1Th_8:9) y a quien ha puesto ante los ojos como ejemplo de mansedumbre y humildad (1Th_10:1). La única forma de Cristo que Pablo conoce es ésta: tenía forma divina, pero se despojó de ella, tomó figura humana y se humilló haciéndose obediente hasta la muerte (Phi_2:5-9). «Tampoco Cristo trató de complacerse a sí mismo, sino que, conforme está escrito: Los insultos de los que te insultan recayeron sobre mí» (Rom_15:3).

18 Ya que muchos se jactan según la carne, también yo me jactaré.

Una y otra vez vacila Pablo, antes de decidirse a hablar como un insensato, pues, aun viéndose obligado a hacerlo, le resulta molesto y descabellado. Pero muchos lo hacen y lo que muchos hacen, tiene que hacerlo también él. Estos muchos son los hombres, en general, pero son, sobre todo, sus adversarios de Corinto, que se jactan de sus prerrogativas y se ganan así discípulos. Desde luego, esta conducta no es según el Señor, sino según la carne. Aparece aquí el hombre natural e irredento, no iluminado por el Espíritu, un hombre que, en realidad, es pecador, que se instala en sus propios privilegios y quiere conquistarse, con su jactancia, prestigio y autoridad.

19 Con gusto toleráis a los insensatos, siendo sensatos vosotros. 20 Porque toleráis si alguno os tiraniza, si os devora, si os explota, si os trata altivamente, si os abofetea.

El apóstol, irritado, ataca con duras palabras. Llama insensatos a sus adversarios, porque a esto les ha llevado su jactancia. Pero ocurre que, frente a estos insensatos, los corintios manifiestan una gran paciencia y los soportan con gusto. Con aguda ironía llama Pablo a los corintios sensatos, pues se creen tan listos y no se dan cuenta de que están siendo engañados.

Pablo pone al descubierto lo que hay detrás de la prudencia de los corintios. En cinco cortas frases simétricas los fustiga como a latigazos. Lo aceptan y toleran todo, sin darse cuenta de que son engañados. No advierten que son sojuzgados por falsos profetas, que les imponen leyes y preceptos, y les arrebatan la libertad de los redimidos. Los corintios son explotados; más, son devorados, pues los enemigos de Pablo les exigen el sustento. Son atacados y hechos prisioneros, porque permiten que se les obligue a seguir a los falsos apóstoles. Y, con todo, no aciertan a reconocer la soberbia de estos apóstoles, por los que se dejan dominar. Se dejan abofetear por ellos, se dejan injuriar groseramente y soportan todos los ultrajes. Pablo lanza graves acusaciones contra los enemigos para abrir los ojos a los corintios. Estos adversarios no sólo predican un falso evangelio (11,4), sino que se presentan con un porte arrogante y dominador. Derriban toda oposición sin consideración alguna. En todo buscan explotar a las comunidades en su propio provecho.

21 Lo digo a deshonra, como si nos hubiéramos mostrado débiles. Pero en aquello en que alguno se atreve -hablo a la manera insensata-, me atrevo también yo.

La breve afirmación con que Pablo abre su lista de acusaciones está tan concisamente formulada que su interpretación es dudosa 82. Pablo quiere decir, desde luego, que debería conceder, para deshonra propia, que es demasiado débil para imponerse a una comunidad, como hacen sus enemigos. Sigue hablando, pues, irónicamente. Lo que llama su deshonra es sólo su desinterés en el ministerio. Pero los corintios no saben reconocer la auténtica realidad.

Con esto cree Pablo que ya se ha disculpado y justificado lo suficiente como para dar comienzo al necio discurso de su propia glorificación: no hace sino lo que hacen aquellos otros a quienes los corintios se lo consienten todo.

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82. Ya el Padre de la Iglesia, Juan Crisóstomo, observaba en el siglo V: «La frase es obscura». Pablo no explica a deshonra de quién debe ocurrir y debe decirse lo que él piensa. ¿A deshonra suya o a deshonra de los corintios ? Además de la interpretación que se da en el comentario, se ha ideado otra, que concibe las cosas así: Para deshonra vuestra lo digo. Afirmáis de mí que me presento en una apariencia demasiado débil (10,10). ¿Es que os impone la apariencia poderosa de los otros?

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f) Gloria terrena y gloria en el cielo (11,22-12,10).

aa) Trabajos y sufrimientos (11/22-32).

22 ¿Son hebreos? También yo. ¿Son israelitas? También yo. ¿Son del linaje de Abraham? También yo.

Ahora, por fin, comienza Pablo su insensato discurso de glorificación propia. El discurso se divide en dos partes: 11,22-33 trata de cosas humanas y terrenas; 12,1-10, de revelaciones divinas y celestiales. La exposición va encuadrada en series homogéneas, en las que Pablo enumera las fatigas de su ministerio. Es un discurso superior a todos los demás por su riqueza, universalidad y vehemencia. Avanza con poderoso movimiento, bajo la impetuosa corriente de la excitación. Se apoya en la elocuencia natural que brota del sentimiento auténtico, pero se sirve también de las formas y fórmulas que proporciona el arte.

En 11,22s, Pablo comienza por enfrentarse a sus enemigos en algo de lo que ellos se jactan y que el mismo Pablo tiene. En 11,24-33 abandona las comparaciones. Ya no piensa en sus enemigos, sino en su propia vida personal, sobrecargada de fatigas y sufrimientos. Pablo comienza por los privilegios externos de que sus enemigos se pavonean, privilegios de estirpe, de nobleza de nacimiento. Oye las aclamaciones del partido de sus adversarios, que se glorían de tales privilegios. Pablo replica aceradamente que él no va a la zaga en estas cosas y que aventaja incluso a sus enemigos.

Las afirmaciones de un triple privilegio de nacimiento -hebreos, israelitas, linaje de Abraham- no son meras palabras ampulosas, sino que encierran un especial contenido. Hebreo es la designación del pueblo que se distingue de los demás pueblos por su linaje, fe, lengua y costumbres (Gen_11:14). La palabra alude a la pureza de la sangre, que los judíos preservaban con supremo orgullo. Israel (es decir, fuerte contra Dios) es el nombre que Dios mismo dio al patriarca Jacob (Gen_32:28). El nombre contiene en sí las promesas a Israel, sus esperas y sus esperanzas, así como su seguridad de pertenecer al pueblo elegido. Abraham es el padre de Israel y el portador de las grandes promesas mesiánicas (Gen_15:5). Pertenecer al linaje de Abraham es la garantía de participar en la futura plenitud de salvación mesiánica. Al jactarse sus enemigos de todos estos privilegios, se describen como judíos auténticos. Por otra parte, proclaman a Jesús y el Evangelio a su propia manera (Gen_11:4). Los adversarios de Pablo son, pues, cristianos que proceden del judaísmo y que se sienten orgullosos de él 84.

Pablo afirma que en lo tocante a la pureza y nobleza de la sangre judía no cede absolutamente en nada a sus adversarios. Deja entender con suficiente claridad que también él, como auténtico judío, está orgulloso de su linaje. Se gloría de que su árbol genealógico puede remontarse hasta Benjamín, uno de los doce hijos de Jacob y, por tanto, hasta los santos patriarcas de Israel. Así, dice: «Yo soy israelita, del linaje de Abraham, de la tribu de Benjamín» (Rom_11:1). Y también: «Si algún otro cree tener razones para confiar en la carne, yo mucho más. Circuncidado el octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo e hijo de hebreos» (Phi_3:4 s). Pero, en todo caso, se trata sólo de privilegios carnales, que ahora, en la salvación donada por Cristo, carecen de valor y hasta son una pérdida (Phi_3:7 s). Por eso tuvo que enfrentarse Pablo al falso evangelio y a las funestas exigencias de los judaizantes.

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84. En la historia de los tiempos neotestamentarios se distinguía entre judíos, judeocristianos y judaizantes. Por judíos se entendían aquellos israelitas que rechazaron a Jesús como Mesías y se convirtieron inmediatamente en acérrimos adversarios de la Iglesia. Judeocristianos son aquellos israelitas que aceptaron el Evangelio. A éstos se les planteaba el problema de la postura que debían adoptar respecto de los numerosos preceptos del Antiguo Testamento, que habían sido hasta entonces la norma de su vida y de la de todo su pueblo. Con mucha frecuencia adoptaron la decisión de seguir cumpliendo con fidelidad estos mandamientos, aunque comprendían también que los gentiles que entraban en la Iglesia, los griegos y romanos por ejemplo, no estaban obligados a la observancia de los numerosos preceptos judíos. Los judaizantes son los judeocristianos que pretendían que todos los cristianos, también los procedentes de la gentilidad, estaban obligados a observar todos los mandamientos veterotestamentarios, es decir, tanto los diez mandamientos como todos los demás preceptos. Según ellos, los etnicocristianos no sólo debían bautizarse, sino también circuncidarse. Debían someterse también a las numerosas normas del judaísmo veterotestamentario, tales como las prescripciones sobre el descanso sabático, las leyes sobre los alimentos, según las cuales sólo podían comer animales puros y ritualmente sacrificados, las leyes de la pureza, que prescribían que aquel que había tocado algo impuro o muerto tenía que lavarse. Si estas exigencias se hubieran convertido en ley de la vida cristiana, la Iglesia hubiera quedado reducida a una secta judía,; nunca hubiera llegado a ser Iglesia universal. Pablo combatió a los judaizantes con más determinación que ningún otro. Frente a la pretensión de que el hombre piadoso se justifica ante Dios mediante la observancia de los preceptos mencionados, afirma Pablo con toda determinación que ningún hombre puede observar tan gran número de preceptos. Así pues, nadie puede merecer la justificación ante Dios mediante la observancia de la ley. Al contrario, todo hombre es pecador ante Dios, porque se niega a cumplir los preceptos. Pero Cristo ha satisfecho por la ley y el pecado, al hacerse sacrificio expiatorio entre el cielo y la tierra (Gal_3:13 s). Ahora, la justificación es un don de Dios a aquel que se adhiere a Cristo por la fe y, como pecador, se somete a la acción de la gracia (Rom_3:24; Gal_3:2). No se trata, pues, de conseguir, mediante las obras de la ley, algo que la fe no tendría. Pierde totalmente a Cristo aquel que se aparta de él a medias para conseguir otra justificación mejor (Gal_3:5; Gal_5:2).

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23 ¿Son servidores de Cristo? Lo diré como delirando: ¡Mucho más lo soy yo! Más, en trabajos; más, en cárceles; muchísimo más, en palizas, y, frecuentemente, en peligros de muerte.

Además de los privilegios de nacimiento, los enemigos de Pablo reclaman otro título de gloria, el de ser servidores de Cristo. Y esto no simplemente en el sentido en que puede decirse de cualquier cristiano, sino que afirman ser servidores de Cristo en un sentido especial, en cuanto apóstoles al servicio de la misión y, por tanto, del Señor. El tema se había tocado ya antes (11,15). Allí Pablo no reconoció a sus adversarios este título, y les marcó a fuego como servidores de Satán. Aquí no examina los derechos a semejante pretensión, pero declara que, en todo caso, él merece mucho más que ellos el título de servidor de Cristo. Aquí Pablo no se contenta ya con afirmar y demostrar los títulos de nobleza de nacimiento. Afirma su absoluta superioridad sobre todos sus enemigos. Pero no lo hace sin antes pedir, por última vez, disculpas por su vanagloria: habla como delirando. Incluso frente a los doce primeros apóstoles puede decir Pablo: «Trabajé más que todos ellos» (1Co_15:10). Pero donde puede demostrar plenamente la verdad de esta afirmación es frente a los falsos apóstoles de Corinto, Enumera, en primer lugar, con cuatro frases simétricas, situaciones típicas que se le han presentado repetidas veces y en las que Pablo ha demostrado ser un verdadero siervo de Cristo: fatigas del trabajo misional, cárceles (6,5), procesos judiciales en los que tuvo que sufrir azotes (11,24s) y, finalmente peligros de muerte (1,9s; 4,11). Estas cuatro afirmaciones sumarias son ampliadas a continuación, al narrar Pablo, con numerosos detalles, algunos de sus sufrimientos y peligros de su ministerio.

24 De los judíos recibí cinco veces los cuarenta azotes menos uno.

Pablo hace una larga enumeración de acontecimientos y experiencias concretas de su vida como misionero. Los intérpretes tienen que esforzarse mucho para determinar de qué manera ordena Pablo los hechos. Es evidente que no sigue un orden cronológico, sino que agrupa las cosas según su afinidad de contenido. Así, nombra aquí, en primer lugar, algunos graves contratiempos que pueden contarse con números exactos. Menciona, para comenzar, los azotes que ha sufrido de parte de las autoridades judías, Alude, pues, antes que a nadie, a los judíos. Las autoridades judías se acomodaron, en el castigo de los azotes, a los cuarenta golpes menos uno fijados a base de la Escritura: «Podrá infligirle cuarenta azotes, pero no más» (Deu_25:3). Para no rebasar la prescripción de la ley, se aplicaban sólo treinta y nueve golpes. De acuerdo con las normas judías de la flagelación, el condenado era atado a una columna y azotado con correas de cuero. Este castigo no sólo era muy cruel -podía causar la muerte- sino también sumamente deshonroso. Pablo tuvo que soportar el duro castigo en un cuerpo débil (Deu_12:7). Los judíos imponían estos castigos a los que enseñaban falsas doctrinas. Con seguridad se le impusieron a Pablo a causa de sus afirmaciones de que el Crucificado era el Mesías, que la salvación pertenece a todos, judíos y gentiles, que Israel ha perdido sus prerrogativas y que la ley de la antigua alianza ya no obliga 85.

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85. Cf. Act 2Deu_50:20 s.28. En los Hechos de los apóstoles no se relata ninguno de estos castigos del Apóstol, lo cual permite concluir, como en otros muchos casos, que los Hechos son incompletos. El autor de este libro hizo una pequeña selección de acontecimientos.

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25 Tres veces apaleado; una fui apedreado; tres naufragué: pasé un día y una noche en medio del mar.

Pablo distingue entre los castigos recibidos de las autoridades judías y tres otros castigos con varas. Evidentemente, éstos fueron ordenados por las autoridades romanas, acaso bajo la acusación de que Pablo provocaba disturbios. Los Hechos de los apóstoles nos informan de un caso de castigo del apóstol y de su compañero Silas en Filipos86. La lapidación mencionada debe ser la que se narra en los Hechos (Act_14:19), cuando Pablo fue apedreado en Listra por la muchedumbre del pueblo, a instigación de los judíos. Normalmente la lapidación acarreaba la muerte, como en el caso de la lapidación de Esteban (Act_7:60). También en Listra arrastraron a Pablo fuera de la ciudad, creyendo que estaba muerto. Pero Pablo volvió en sí y pudo tenerse en pie.

Los Hechos de los apóstoles guardan silencio absoluto sobre los tres naufragios (de Malta, de Act_27:9 44, aconteció años después de haber sido escrita la segunda carta a los Corintios). No podemos decir cuándo ocurrieron estos naufragios, si en algunos de los viajes narrados en los Hechos o en otros completamente distintos. Pablo menciona, aquí, un peligro de muerte realmente extremo en el que tuvo que pasar largas horas sobre el abismo del mar.

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86. Los castigos con varas o palos decretados por las autoridades romanas contra Pablo constituían una infracción legal, ya que Pablo era ciudadano romano y, como tal, no podía ser castigado con la vergüenza en público (cf. Act_22:25). Pero el caso de Filipos, donde Pablo fue castigado a los azotes (Act 16 37) sucedió más de una vez en diversos lugares.

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26 En frecuentes viajes: peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los gentiles, peligros en ciudades, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos.

La enumeración sigue mencionando los peligros de los viajes misionales soportados por Pablo. A la frase (como en 11,27) le falta un verbo. Hay que completarla con el pasaje anterior (11,23): he demostrado ser un servidor de Cristo. Los peligros -puestos enfáticamente ante los ojos mediante una óctuple repetición de la palabra- son, en parte, los normales de todos los viajeros de la antigüedad, y, en parte, los peculiares de Pablo como mensajero del Evangelio.

Vadear o atravesar corrientes de agua podía resultar peligroso, sobre todo en época de lluvias. Pablo tuvo que atravesar innumerables veces grandes corrientes de agua, a lo largo de sus viajes, sobre todo en Asia Menor.

Aparte los peligros provenientes de la salvaje naturaleza, amenazaban otros de parte de los hombres. Pablo menciona en primer lugar los bandoleros al acecho y después las asechanzas que se le tendían como misionero del cristianismo. Tuvo que soportarlas de parte de los judíos, de los gentiles y de los cristianos. Ha mencionado ya los peligros de parte de los judíos, tales como flagelaciones y lapidaciones. Sufrió, además, de parte de ellos, asechanzas, acusaciones ante las autoridades romanas, las iras de los tumultos populares, expulsión de ciudad en ciudad 87. También ha mencionado ya los peligros y sufrimientos de parte de los gentiles, cuando ha citado los tres castigos con varas. Hubo, además, cárceles, juicios ante los tribunales y cosas semejantes (finalmente, Pablo fue decapitado por los gentiles en la vía de Roma a Ostia). Pero incluso en sus propias comunidades amenazaban a Pablo peligros de parte de los falsos hermanos. Estos peligros eran mucho más perniciosos porque Pablo vivía, sin sospecharlo, en medio de ellos en la Iglesia y pasaba, acaso, mucho tiempo antes de que pudiera advertirlo. Podemos pensar en los falsos apóstoles, que también eran falsos hermanos, de que nos informa esta misma carta segunda a los Corintios. O en las dificultades que le habían preparado a Pablo los judeocristianos fanáticos de Jerusalén (Act_21:20-22) o en la exacerbada hostilidad de los judeocristianos de Galacia, que exigían que también los cristianos procedentes del paganismo aceptaran la manera de vivir de los judíos ( Gal_2:4; Gal_5:12; Gal_6:3). Pablo sostuvo con estos enemigos una ruda batalla. Así, se vio siempre en la precisión de rechazar los constantes ataques, calumnias y tentaciones que le amenazaban de parte de los falsos hermanos. Es posible que en alguna ocasión llegaran a amenazarle de muerte. En la tercera serie enumera Pablo los peligros que vienen definidos por razón del lugar: en la ciudad 88, en despoblado, en el mar. Son los mismos que se han mencionado antes, pero desde otro punto de vista

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87. Cf. 1Ts 2,l4s; 2Th_3:10 s. 88. Cf. Act_9:23.29; Act_13:50; Act_14:5; Act_23:12; Act_24:27.

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27 En trabajo y agotamiento; sin poder muchas veces dormir; en hambre y sed; con frecuencia, sin poder comer; en frío y desnudez.

También estas privaciones y trabajos soportó Pablo en el ministerio apostólico. Tuvo que pasar noches en vela, parte obligado por el trabajo pastoral que -ocupado durante el día en ganarse su sustento- tenía que desempeñar por la noche, parte porque las preocupaciones opresivas le quitaban el sueño. Hambre, sed y ayuno no eran penitencias elegidas por propia voluntad sino, con frecuencia, pura y lisamente hambre que pasaba el apóstol, privado de recursos. Las persecuciones y encarcelamientos eran nuevas fuentes de privaciones. También tuvo que soportar Pablo calor y frío bajo las azarosas circunstancias de sus viajes. Es seguro que hizo a pie la mayor parte de sus viajes terrestres; no podía ni pensar en viajar en carruaje. Pablo era un hombre pobre, que se veía privado de muchas de las comodidades posibles en aquel tiempo, porque no tenía los medios económicos para procurárselas. Los adversarios de Pablo no sentían, en cambio, vergüenza alguna en explotar a las comunidades (11,20).

28 Además de otras cosas, lo que pesa sobre mí cada día: la preocupación por todas las Iglesias.

Pablo describe, finalmente, las cargas propias del llamamiento al ministerio apostólico. La preocupación que pesaba sobre él cada día, por las personas y por las cosas. ¡Cuántos hombres le buscaban y le necesitaban! Cristianos que precisaban su consejo o su consuelo, su palabra de aliento o de amonestación. Gentiles que buscaban más amplia instrucción. Judíos o cristianos litigantes que se quejaban y desasosegaban al apóstol. También acosaba al apóstol la preocupación por las cosas y por los hechos, las dificultades y apuros inacabables, que le cercaban por todas partes, día tras día, o que le procuraban con toda intención.

A la preocupación pastoral que le proporcionaba, a veces, la comunidad del lugar donde se hablaba, se añadía la agotadora preocupación por las comunidades fundadas por Pablo y cuyo ulterior desenvolvimiento tenía que dirigir. Todas las comunidades le mantenían en tensión y preocupación constante. Quería y tenía que encontrarse al mismo tiempo en todas partes. Pero la mayoría de las veces debía contentarse con prestarles su ayuda a través de mensajeros y cartas. Llevaba sobre sus hombros una carga verdaderamente ecuménica, cada vez mayor. ¿Qué sabían de esto los malévolos adversarios de Pablo en Corinto? ¿Lo sabían, al menos, sus propios amigos?

29 ¿Quién desfallece, sin que yo no desfallezca? ¿Quién sufre un escándalo, sin que yo no me abrase?

Pablo ha hablado hasta aquí de la extensión y amplitud de sus preocupaciones; ahora habla de su profundidad y peso. La preocupación universal por la Iglesia toda es, al mismo tiempo, una coparticipación en la vida y en los sufrimientos de cada uno. A cada uno en particular lleva Pablo en el corazón orando y preocupándose por ellos (Phi_1:7). Sufre dolores de parto hasta que Cristo llora con los que lloran (Rom_12:15). Sufre en sí mismo la tragedia de caída y la perdición de todos los pecadores. Se hizo débil con los débiles (1Co_9:22). Si alguno, escandalizado, acaba por caer, el mismo Pablo se abrasa de angustia, de dolor, de compasión y también, ciertamente, de cólera, aunque siempre con la intención de ayudar y salvar.

30 Si hay que presumir, presumiré de mi debilidad. 31 El Dios y Padre del Señor Jesús -el que es bendito por los siglos- sabe bien que no miento.

Pablo pone fin a esta parte de su discurso de alabanza de sí mismo fundamentando y disculpando, una vez más, su insensatez. Puesto que hay que presumir, puesto que otros lo hacen, lo ha hecho Pablo. Pero aquello de que Pablo presume es algo completamente diferente de la soberbia jactancia de los adversarios, que se glorían de sus privilegios y sus obras. Pablo se gloría de su debilidad. Lo que ha narrado es, desde luego, también una manifestación del poder, de la constancia y de la fuerza del apóstol. Pero es, asimismo, una descripción de la debilidad en cuanto que descubre la constante insuficiencia de las fuerzas humanas. Y desde este punto de vista habla Pablo ahora. Frente a todos los obstáculos y dificultades interiores y exteriores, frente a los peligros de la naturaleza y la maldad de los hombres, el hombre se encuentra desamparado y desvalido, y además de su desvalimiento debe tomar sobre sí el de sus hermanos. Por eso es una descripción de su debilidad. Por eso la conducta de Pablo es enteramente opuesta a la de sus enemigos de Corinto, que se gloriaban de sus privilegios y de sus trabajos. Ciertamente también Pablo se gloría de la debilidad y en la debilidad, porque en la debilidad se descubre la fuerza de Dios, que está con el apóstol y le acredita públicamente ante la Iglesia y el mundo, pues, a pesar de toda su debilidad, no ha sucumbido hasta el momento. Esto insinúan aquí las palabras del apóstol, cuando dice que la fuerza se manifiesta en la flaqueza (12,9).

Pablo pone el sello a la descripción de sus trabajos afirmando que su discurso de alabanza de sí mismo es enteramente veraz. Emplea de nuevo (como en 1,23) una fórmula de juramento ante el Dios y Padre de Jesús, a la que añade una alabanza a la divinidad.

32 En Damasco, el gobernador del rey Aretas tenía puestos guardias en la ciudad de Damasco para prenderme, 33 y, por una ventana a través del muro, fui descolgado, metido en una cesta y escapé de sus manos.

Estos dos versículos constituyen, evidentemente, un paréntesis, dentro del discurso de glorificación. Mientras que en el discurso el estilo es conciso, rítmico y movido, la inserción es deslavazada, prosaica, y cita nombres concretos de lugares y personas. También en los Hechos de los apóstoles (Act_9:24) se relata el episodio de la huida de Pablo de Damasco. Aretas IV, rey de los nabateos (9 a.C.-40 d.C.), era, en aquel tiempo, señor de la ciudad de Damasco, regida, en su nombre, por un gobernador. éste, instigado por los judíos, quiso encarcelar a Pablo. El apóstol esquivó el golpe descolgándose por el muro (desde una casa que estaba junto a la muralla) y escapándose. Es posible que al enumerar la larga lista de sus sufrimientos y trabajos se le haya venido a Pablo a la memoria este episodio con especial viveza, como caso típico de los peligros y de las amenazas mortales contra su vida. Y así lo insertó al final de su discurso.



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Excusas Por Tener Que Alabarse, 11:1-15.
1 ¡ Ojalá soportéis un poco mi demencia! Pero soportadla; 2 porque os celo con celo de Dios, pues os he desposado a un solo marido para presentaros a Cristo como casta virgen. 3 Pero temo que como la serpiente engañó a Eva con su astucia, también corrompa vuestros pensamientos, apartándolos de la sinceridad y de la santidad debidas a Cristo. 4 Porque si viniese alguno predicando a otro Jesús que el que os hemos predicado, o dándoos otro Espíritu que el que os ha sido dado, u otro evangelio que el que habéis recibido, lo soportaríais. 5 Pero yo creo que en nada soy inferior a esos preclaros apóstoles, 6 y aunque imperio de palabra, no de ciencia, pues en todo y siempre la hemos manifestado entre vosotros. 7 ¿O es que he cometido un pecado humillándome a mí mismo, para que vosotros fueseis ensalzados, predicándoos gratuitamente el Evangelio de Dios? 8 Despojé a otras iglesias, recibiendo de ellas estipendio para serviros a vosotros; 9 y estando entre vosotros y hallándome necesitado, a nadie fue gravoso, pues a mis necesidades subvinieron los hermanos venidos de Macedonia; y en todo momento me guardé y me guardaré de seros gravoso. ?? ? por la verdad de Cristo que está en mí, que esta gloria no sufrirá mengua en las regiones de Acaya. n ¿Por qué? ¿Porque no os amo? Eso Dios lo sabe. 12 Lo que yo ahora hago también lo haré en lo futuro, para cortar toda ocasión a los que la buscan de hallar en qué gloriarse igual que nosotros. 13 Pues esos falsos apóstoles, obreros engañosos, se disfrazan de apóstoles de Cristo; 14 y no es maravilla, pues el mismo Satanás se disfraza de ángel de luz. 15 No es, pues, mucho que sus ministros se disfracen de ministros de la justicia: Su fin será el que corresponde a sus obras.

Contra lo que él mismo había criticado en sus adversarios (cf. 10:12.18), Pablo se ve obligado a alabarse a sí mismo. Por eso, una y otra vez pide disculpa (v.1; cf. v.16; 12:1.11). No puede, sin embargo, dejar sin contestación las calumnias con que trataban de desprestigiar su persona y su obra, pues sería en perjuicio de sus fieles. Es precisamente el amor apasionado que les tiene, cuando los ve en peligro, lo que le mueve a hacer estas manifestaciones íntimas, que, de lo contrario, a buen seguro nunca hubiera hecho.
Comienza manifestando su intenso amor a los corintios, por cuya fidelidad siente celos, que son los celos de Dios, pues como en otro tiempo la serpiente engañó a Eva (cf. Gen_3:1-6), también ahora hay peligro de que ellos, la iglesia de Corinto, a la que él, haciendo de intermediario, quiere presentar a Jesucristo como casta virgen, se dejen seducir por esos falsos predicadores que tan pacientemente soportan (v.2-4). Se vale aquí San Pablo de una imagen muy frecuente en el Antiguo Testamento para designar las relaciones entre Dios y su pueblo, del que se considera como esposo celoso, que no admite competidores (cf. Exo_20:5; Isa_62:5; Jer_3:6-10; Eze_16:8-29). Esta imagen es usada también en el Nuevo Testamento (cf. Mat_9:15; Efe_5:25-32; Rev_21:9; Rev_22:17). San Pablóle presenta como el intermediario entre el esposo y la esposa, participando de los mismos celos del esposo, vigilando cuidadosamente frente a los competidores rivales para que la esposa, que en este caso es la iglesia de Corinto, no sea seducida. Ese para presentaros (v.2) creemos que alude a la consumación de las bodas en la etapa escatológica (cf. Rev_19:7-9), a cuyo momento el Apóstol quiere que la esposa llegue con la frescura virginal, sin adulteraciones de ninguna clase (cf. 1Co_1:8; Flp_1:1? ; 1Te_5:23).
Hecha esta manifestación de celo, que es lo que dirige su conducta, sigue un ataque a sus adversarios, esos preclaros apóstoles210 que los corintios tan pacientemente soportan (v.5-15). No sin ironía, dice que cree que en nada es inferior a ellos (v.5), pues su predicación, aunque carezca de artificios retóricos, está llena de ciencia de las cosas divinas (v.6). De este tema ya había tratado ampliamente en 1 Cor 1:17-3:4. Y si eso no le hace inferior, ¿será acaso inferior (v.7) por el hecho de que ha predicado el Evangelio gratuitamente en Corinto? Parece que sus adversarios incluso de esto se valían para calumniarle. Quizás haciendo notar que con el trabajo manual se rebajaba; y, además, al no exigir el sustento de sus evangelizados, como hacían los Doce (cf. 1Co_9:4-6), dejaba claramente entrever que no se consideraba con derecho a tal servicio y, consiguientemente, que no tenía verdadera misión de apóstol. San Pablo rechaza la calumnia poniendo las cosas en su punto. Efectivamente, no ha querido exigir de los corintios el sustento que, sin embargo, recibió de los de Macedonia, incluso cuando estaba predicando en Corinto (v.8-9; cf. Flp_4:15-16; 1Te_3:6-8; Hec_18:3-5). Ni sólo eso, sino que a toda costa quiere seguir en el futuro haciendo lo mismo (v.10). Pero añade: bien sabe Dios que eso no es por falta de amor a los corintios; es sencillamente para no dar ocasión a sus enemigos, allí en Corinto tan encarnizados, de que puedan ponerse en el mismo plano que él, pues está seguro de que en ese terreno nunca intentarán competir (v. 11-12). A continuación (v.13-15), los desenmascara abiertamente, lanzando contra ellos frases de terrible dureza: obreros engañosos, ministros de Satanás, que se disfrazan de apóstoles de Cristo, cuyo fin será el que corresponde a sus obras.

Sigue gloriándose de su obra apostólica,Hec_11:16-33.
16 Una vez más os digo, que nadie me tenga por insensato, y en todo caso, toleradme como insensato, permitiéndome que un poco me gloríe.17 Lo que voy a decir, no lo digo según el Señor, sino como en locura, que me da pie para gloriarme. 18 Puesto que muchos se glorían según la carne, también yo me gloriaré. 19 Pues con gusto soportáis a los insensatos, siendo vosotros sensatos. 20 Soportáis que os esclavicen, que os devoren, que os engañen, que se engrían, que os abofeteen. 21 Con sonrojo mío lo digo, es que nosotros nos hemos mostrado débiles. En aquello en que cualquiera ose gloriarse, en locura lo digo, también osaré yo. 22 ¿Son hebreos? También yo. ¿Son israelitas? También yo. ¿Son descendencia de Abraham? También yo. 23 ¿Son ministros de Cristo? Hablando en locura, más yo; en muchos trabajos, en muchas prisiones, en muchos azotes, en, frecuentes peligros de muerte. 24 Cinco veces recibí de los judíos cuarenta azotes menos uno. 25 Tres veces fui azotado con varas, una vez fui apedreado, tres veces padecí naufragio, un día y una noche pasé en los abismos del mar; 26 muchas veces en viaje me vi en peligros de ríos, peligros de ladrones, peligros aje, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en el desierto, peligros en el mar, peligros entre los falsos hermanos, 27 trabajos y miserias, en prolongadas vigilias, en hambre y sed, en ayunos frecuentes, en frío y en desnudez; 28 esto sin hablar de otras cosas, de mis cuidados de cada día, de la preocupación por todas las iglesias.29 ¿Quién desfallece que no desfallezca yo? ¿Quién se escandaliza que yo no me abrase? 30 Si es menester gloriarse, me gloriaré en lo que es mi flaqueza. 31 Dios y Padre del Señor Jesucristo, que es bendito por los siglos, sabe que no miento. 32 En Damasco el etnarca del rey Aretas puso guardia en la ciudad de los damascenos para prenderme, 33 y por una ventana, en una espuerta, fui descolgado por el muro, y escapé a sus manos.

Ya anteriormente Pablo había hecho recuento a los corintios en dos ocasiones de sus trabajos y penalidades (cf. 4:8-12; 6:3-10). Ahora vuelve a lo mismo, y con una lista todavía más impresionante. Trata de comparar, pues las circunstancias le obligan, sus propios servicios a Cristo y al Evangelio con los de los falsos apóstoles, que seguían todavía ejerciendo nefasto influjo sobre algunos fieles de Corinto.
Primeramente pide de nuevo perdón por tener que gloriarse (v.16). Lo va a hacer como en locura, no según el Señor, que nos prohibió alabarnos (cf. Mat_6:1-6; Luc_17:10); pero, puesto que sus enemigos se glorían según la carne y hacen impresión en los corintios (cf. 12:11), se ve también él obligado a combatirlos en el mismo terreno, haciendo resaltar sus cualidades humanas y sus méritos. Claro que, añade con mordaz ironía, a ellos gustosamente los soportáis, pues despiadadamente os explotan y esclavizan, mientras que yo, para vergüenza mía lo digo, soy en eso inferior a ellos, ya que siempre me he mostrado débil con vosotros (v.19-21a).
Luego, dejada toda ironía, afirma abiertamente que no teme la comparación (v.21b); cosa que hace acto continuo, mostrando que, por lo que toca a la ascendencia hebrea, es igual a ellos (v.22), y por lo que toca al apostolado, es muy superior (v.23-33). Las expresiones hebreo, israelita, descendiente de Abraham (v.22), prácticamente vienen a significar lo mismo. Quizás, si es que no pretende simplemente presentar la comparación con más énfasis, los términos aludan respectivamente a origen judío, religión santa de Israel, herederos de las promesas mesiánicas. La lista de sufrimientos por Cristo en el ejercicio de su ministerio apostólico (v.23-33) es impresionante. San Pablo habla primero de sufrimientos físicos (v.23-27), de muchos de los cuales no nos queda más noticia que la que aquí nos da él; luego habla de sufrimientos morales, preocupado por la suerte de tantas comunidades cristianas como había fundado (v.28) y también por la de cada uno de los individuos (v.29).
Resumiendo: después de haber enumerado sus sufrimientos, dice que, si es menester gloriarse, es así, en sus flaquezas, como se gloriará él (v.30; cf. v. 17-18), pues ellas son la mejor prueba de que tiene el apoyo de Cristo (cf. 12:9). En confirmación de que es verdad cuanto dice, pone a Dios por testigo (v.31). Los v.32-33, aludiendo a su huida de Damasco, parecen aquí un añadido fuera de lugar. Quizás Pablo, cerrada la lista de flaquezas, se acordó de improviso de este episodio, uno de los primeros en su vida de apóstol, y, sin más, lo introdujo aquí, como apéndice a la lista de flaquezas. Del episodio en sí ya hablamos al comentar Hec_9:23-25.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



46 (VII) Parte segunda: Pablo habla como un insensato (11,1-12,13). A despecho de su negativa a gloriarse (10,17) o a aceptar la comparación como un criterio válido (10,12), Pablo decide adoptar el procedimiento de sus adversarios. La situación en Corinto (11,3) le dejaba pocas opciones. Aun cuando sabía que era una insensatez (11,1.16; 12,13), tenía que demostrar que podía ganarles a sus rivales en su propio terreno (4,18; 5,12; 11,18), como ya había hecho con los «espirituales» (véase el comentario a 1 Cor 2,6-16). Lo hace contradiciendo la acusación de 10,10c (cf. 11,6), pues demuestra conocer las convenciones retóricas de su tiempo, en particular la presentación de uno mismo, la comparación, la ironía y la parodia. Su forma de predicar (1 Cor 2,1-5) era fruto de una opción, no de la necesidad.
(Spencer, A. B., «The Wise Fooi (and the Foolish Wise)», NovT 23 [1981] 349-60. Zmijewski, J., Der Stil der paulinischen «Narrenrede» [BBB 52, Colonia 1978].)
47 (A) Su justificación para ser insensato (11, 1-21a). La aprensión de Pablo respecto a los peligros de la táctica que ha escogido se trasluce en la «prolijidad nerviosa» (Furnish) de esta introducción al «discurso del insensato» propiamente dicho (1l, 21b-12,10). De hecho se aparta del tema hasta el punto de que tiene que empezar de nuevo en 11,16. 1. me disculpéis: Pedir indulgencia al principio supone que lo escrito a continuación tal vez no agrade a sus lectores. 2. Pablo justifica su solicitud paternal (12,14; 1 Cor 4,15) por esa comunidad virgen partiendo de las costumbres matrimoniales judías (Gn 29,23; Dt 22,13-21; cf. Ef 5,23-32). 3. la serpiente engañó a Eva: En la tradición judía (v. 14), la serpiente se identifica con el diablo (Sab 2,24; Ap 12,9), cuyo interés por Eva era sexual (2 Hen 31,6). Eva simboliza en este caso la credulidad de la entera comunidad (compárese 1 Tim 2,13-14). apartados de un compromiso total y puro con Cristo: La discrepancia de Pablo respecto a sus adversarios estriba en que éstos andaban predicando un evangelio no auténtico (Rom 16,17-18), que presentaba una falsa visión de Cristo.
48 4. Quizá sea ésta la pista más importante en la búsqueda de la identidad de los adversarios de Pablo, si viene alguno: Sus adversarios procedían de fuera de Corinto (3,1; 10,14-16). predica a un Jesús distinto del que nosotros os predicamos: El cambio repentino de «Cristo» (10,1.5.7.14; 11,2.3) por «Jesús» da a este nombre una significación especial; se hace hincapié en su existencia terrena. Puesto que los intrusos afirmaban «pertenecer a Cristo», debían de compartir la tendencia de los «espirituales» a minusvalorar la importancia de la humanidad de Cristo, que se manifestó en el servicio, el sufrimiento y la muerte (véase el comentario a 1 Cor 2,8; 12,3). La postura moral de este grupo (1 Cor 3,3-4; 6,12-20) se evoca en 12,20-21. un Espíritu diferente... un evangelio diferente: En este punto aflora la polémica latente de 3,1-18. Los judaizantes (3,3) predicaban un evangelio diferente (Gál 1,6-9). Puesto que el evangelio de Pablo era un «ministerio del Espíritu» (3,8) y de libertad (3,17), sus adversarios debían de haber dado su lealtad a un Espíritu diferente, a saber, el de la nueva alianza, que ellos entendían de un modo inaceptable para Pablo (véase el comentario a 3,6). Los judaizantes compartían puntos comunes con los «espirituales» (? 1 Corintios, 49:18) en la medida en que la tradición sapiencial de éstos se enraizaba en la ley. 5. los superapóstoles: Hay división de opiniones sobre si éstos son los intrusos o sus amos de Jerusalén, es decir, los apóstoles «pilares» encabezados por Santiago (Gál 2,9). El contexto recomienda la primera hipótesis, pero el hecho de que Pablo acepte el rango de éstos como igual al suyo propio (12,11) indica una actitud bastante más positiva que la que muestra respecto a los intrusos (11,13-15). 6. Aunque Pablo tal vez no fuera capaz de expresarse muy bien (? 46 supra), sabe de lo que habla, y su perspicacia espiritual ha quedado de manifiesto de diversas maneras.
49 7-11. Pablo ofrece un ejemplo concreto de su perspicacia tomado de sus relaciones con los corintios, y con ello aborda un punto en el que lo atacaban. 7. cometer un pecado: Exageración irónica encaminada a forzar a sus lectores a evaluar la convención social según la cual había sido juzgado Pablo (?41 supra). humillándome yo: El trabajo manual con que Pablo ganaba su sustento (1 Cor 4,12; 1 Tes 2,9) era considerado por muchos servil y degradante (véase R. F. Hock, JBL 97 [1978] 555-64). 8. despojé a otras Iglesias: Podría ser una mera fioritura retórica, pero si Pablo sabía que los corintios estaban ya al tanto de que había estado recibiendo apoyo económico de Macedonia (v. 9), sería una declaración de que no se había convertido en cliente de esas iglesias por aceptar un obsequio. 9. me encontré necesitado: Cualquier artesano de la época tenía dificultades para llegar a final de mes (véase R. F. Hock, The Social Context of Pauls Ministry [Filadelfia 1980] 34). Pablo tenía otros quehaceres que le reclamaban tiempo y energía, aun cuando el oficio era bueno, no fui gravoso: Esta es la opinión de Pablo sobre su postura (12,14), que los corintios interpretaban de muy diferente manera (12,16-18). Al parecer, su principio era aceptar subvenciones sólo de iglesias en las que no estaba físicamente presente (Flp 4,15-16). Esto reducía el lado peligroso de la relación patrono-cliente, seguiré evitando seros gravoso: Dado el estado presente de sus relaciones, él no tocaría el dinero de los corintios ni aunque fueran la última Iglesia del mundo. 10. esta gloria: Sólo puede hacer referencia a su independencia económica, lo cual confirma la segunda interpretación del v. 8. 11. El motivo de Pablo para actuar como lo hizo fue el contrario del que los corintios le imputan (12,15). Véase W. Pratscher, «Der Verzicht des Paulus auf finanziellen Unterhalt durch seine Gemeinden», NTS 25 (1978-79) 284-98.
50 12-15. La actitud que Pablo acaba de explicar se convierte en la base de un ataque contra sus adversarios. 12. la pretensión: A menos que los intrusos adopten la misma actitud respecto al apoyo económico, siempre serán inferiores a Pablo en desinterés. Se concluye claramente que estaban siendo mantenidos por los corintios, lo mismo que los adversarios de 1 Cor 9,1-18. 13. Pablo rechaza la preten(-)sión de los intrusos de ser apostoloi Christou (cf. v. 23) al desecharlos como «falsos apóstoles» y «obreros embaucadores». Pablo se basa en la actividad realizada por éstos tal como se cuenta en el v. 4. 14. Según la tradición judía (cf. v. 3), Satanás se transformó en un ángel resplandeciente para seducir a Eva (ApMo 17,1-2; VidAd 9,1 [latín]; 38,1 [eslavo]). 15. sus ministros: Hacen la obra de Satanás (véanse 1 Cor 10,20; Rom 16,17-20). En opinión de Pablo, se oponían rotundamente al plan de salvación de Dios (Gál 1,8). ministros de justicia: Esto recuerda 3,9 y hace suponer que Pablo está pensando en la misma situación (véase el comentario al v. 4).
(Barrett, C. K., «Pseudapostoloi (2 Cor 11:13)», Mélanges bibliques [Fest. B. Rigaux, ed. A. Descamps et al., Gembloux 1970] 377-96. McClelland, S. E., «Super-Apostles, Servants of Christ, Servants of Satan: A Response», JSNT 14 [1982] 82-87. Thrall, M. E., «Super-Apostles, Servants of Christ, and Servants of Satan», JSNT 6 [1980] 42-57.)
51 16. Al darse cuenta de que se ha desviado del tema, Pablo repite el llamamiento del v. 1. 17. lo que yo hable, no lo hablo según el Señor: Reconoce que tal gloriarse es «mundano» (v. 18); compárese «hablar en Cristo» (2,17; 12,19) . 18. muchos se glorían según la carne: Ponen el acento en apariencias externas (4,18; 5,12) . 19. soportáis con gusto a los necios: Resulta curioso que gente «sabia» haya prestado oídos a los adversarios de Pablo (1 Cor 2,6-16; 4,10; 6,4-5). 20. Los corintios que se habían erigido en jueces entre Pablo y sus rivales (13,3) y quienes tomaban partido por éstos son presentados con violenta ironía como las víctimas obsecuentes de la tiranía y la explotación. Ninguno de los vb. se debe tomar literalmente. 21a. Pero si ésas son las cosas que prefieren los corintios, Pablo lamenta irónicamente ser demasiado «débil» para avasallar.
52 (B) Pablo se gloría de sí mismo (11, 21b-12,10). Hemos de suponer que las declaraciones de Pablo de algún modo se hacen eco de las de sus rivales. Por tanto, éstos debían hacer hincapié en (1) su condición judía, (2) sus logros y, particularmente, (3) sus visiones y revelaciones. Un intenso elemento paródico deja traslucir su negativa a tomar en serio la competición.
(a) Sus sufrimientos (11,2lb-33). 22. Se aborda rápidamente la pretensión de «buena crianza» de sus rivales -un lugar común retórico-. hebreos... israelitas: Ambos términos se yuxtaponen también en Flp 3,5. En este caso, debido a su vinculación con «israelitas», «hebreos» probablemente tiene una connotación lingüística, es decir, de habla hebr. o ar. (Hch 6,1), y apunta a un origen palestinense (véase W. Gutbrod, TDNT 3.388-91). descendencia de Abrahán: Algunos cristianos de origen judío tal vez basaran en la promesa hecha a Abrahán (Gn 12,1-3) una misión observante de la ley destinada a los gentiles. Véase J. L. Martyn, Michigan Quarterly Review 22 (1983) 221-36. 23. ministros de Cristo: Pablo ya ha dicho lo que pensaba sobre su pretensión de ser representantes de Cristo (véase el v. 13), de ahí que desarrolle la idea del servicio, no desde la perspectiva de los honores alcanzados (como hacían sus rivales), sino desde la del dolor soportado.
53 24-27. Catálogos parecidos de penalidades han aparecido ya en 4,8-9 y 6,4-5, y lo harán de nuevo en 12,10 (cf. 1 Cor 4,9-13; Rom 8,35). 24. 40 azotes menos uno: El fundamento legal se da en Dt 25,1-3. Los delitos se desconocen. 25. azotado con varas: Forma de castigo específicamente romana. Se conoce un ejemplo de Filipos (1 Tes 2,2; Hch 16,37). lapidado: En Listra por una turba (Hch 14,19). 26. viajes frecuentes: El viaje de ida y vuelta desde Jerusalén hasta Corinto cubría una distancia de unos 4.800 km. peligros de salteadores: En ocasiones se utilizaban unidades del ejército para acabar con bandas de salteadores, pero en ningún lugar había fuerzas que desempeñaran funciones policiales (véase F. Millar, JRS 71 [1981] 66-69). peligros en la ciudad: Pablo era siempre el forastero vulnerable, peligros por parte de falsos hermanos: En Gál 2,4 pseudadelphoi denota a aquellos que intentan imponer la ley a los cristianos de origen gentil (véase el comentario a 12,7). 27. Los problemas de un viajero en tierra inhóspita que no consigue llegar a una posada antes del anochecer. 28. Sus preocupaciones (v. 29) por las Iglesias que él fundó y que había tenido que dejar eran un sufrimiento interior que acompañaba todos los dolores exteriores. 30. Sólo por si sus lectores no captaban la intención global de su parodia, Pablo declara la perspectiva desde la cual se debe entender todo lo dicho. 32-33. Este incidente está perfectamente en su sitio como ejemplo elocuente de humillación (contra quienes lo consideran una interpolación, p.ej., Windisch, Betz). Es el único episodio mencionado por Pablo que se puede datar (? Pablo, 79:8, donde, sin embargo, resulta cuestionable la especificación del 39 d.C.; pudo ser un año o dos antes; véase R. Jewett, A Chronology oj paul's Life [Filadelfia 1979] 30-33.99).
(Barré, M. L., «Paul as Eschatological Person": A New Look at 2 Cor 11:29», CBQ 37 [1975] 500-26. Casson, L., Travel in the Ancient World [Londres 1974]. Co(-)llins, J. N., «Georgis Envoys" in 2 Cor 11.23», JBL 93 [1974] 88-96. Knauf, E. A., «Zum Ethnarchen des Aretas, 2 Cor 11:32», ZNW 74 [1983] 145-47. MurphyOConnor, J., «On the Road and on the Sea with St. Paul», Bible Review 1 [verano de 1985] 38-47.)

Comentario de Santo Toms de Aquino


Capítulo 11
Lección 1: 1 Corintios 11,1-3
Ruega se soporte su indiscreción en recomendarse a sí mismo, porque el gloriarse proviene en él únicamente de su celo por ellos.
1.¡Ojalá soportaseis por un poco mi indiscreción! Mas, sí, soportadme.
2.Celoso estoy de vosotros con emulación de Dios. Porque os tengo desposados con un solo esposo, para cual casta virgen presentaros a Cristo.
3.Pero temo que así como la serpiente engañó a Eva con su astucia, así se perviertan vuestras mentes y decaigan de la simplicidad propia de Cristo Jesús.
Habiéndose justificado el Apóstol de las cosas que falsamente se le imputaban por los seudoapóstoles, aquí, consiguientemente, para refutarlos, a los falsos, y hacer honorable su autoridad, se recomienda con los Corintios. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero da la razón de su recomendación; segundo, enuncia su recomendación: en cualquiera cosa de que alguno presumiere, etc. (2Co 2,21). Acerca de lo primero hace tres cosas. La primera, pedir que se le soporte su indiscreción; la segunda, agregar la necesidad de su recomendación, para que no se le tenga por necio:
Celoso estoy de vosotros, etc.; la tercera, indicar que en el supuesto de que sea indiscreto, deben soportarlo: Vuelvo a repetir: no me tenga alguno por imprudente,
etc. (2Co 2,16). Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, adelantar su deseo, para que más fácilmente sea escuchada su petición; la segunda, indicar su petición: Mas, sí, soportadme. Ahora bien, el deseo det Apóstol es que los Corintios soporten que el Apóstol se recomiende a sí mismo. Y por eso empieza por un adverbio de aceptación, diciendo: ¡Ojalá soportaseis... !
Acerca de lo cual débese saber que los preceptos morales son sobre las cosas que se han de hacer, las cuales, como son particulares y variables, no se pueden determinar con una razón común y una regla indefinida, sino que a veces hay que hacer algo fuera de la regla común en algún caso extraordinario. Y cuando de esta manera se hace algo fuera de la regla común, los prudentes que tal causa consideran no se perturban ni juzgan haberse obrado neciamente. Los faltos de discreción y los menos prudentes, no considerando la causa por la que se obró así, se perturban y consideran haberse obrado torpemente, por lo que se ve, porque el precepto moral es: No matarás. Y sin embargo a veces es necesario matar a los malos. Y cuando esto se hace los prudentes lo encomian o no consideran haberse obrado mal. En cambio los necios y los herejes lo desaprueban diciendo que esa es una mala acción. Así es que siendo común la ley moral de que el hombre no se recomiende a sí mismo, según lo que dice el libro de los Proverbios (27,2): La boca de otro, no la tuya, sea la que te alabe, puede suceder en algún caso fuera de esta regla común que el hombre se recomiende a sí mismo, y que laudablemente lo haga, y que sin embargo los necios lo tomen a insania. De aquí que como se presentara el caso en que el Apóstol debía alabarse, los exhorta a no considerarlo como necedad, diciendo: ¡Ojalá soportaseis pacientemente por un poco mi indiscreción, disculpándome. Y dice que un poco, porque si se alabare sin causa, su necedad sería la máxima. Y si se alabara por una causa totalmente necesaria, entonces nada habría allí de necedad. Pero como se alaba, aun cuando por una causa no del todo apremiante, pudiendo refutar de otra manera a los falsos, y por ser mucho lo que se alaba, parece haber allí algo de indiscreción, por lo cual dice: un poco mi indiscreción. Adelante dice: Estoy hecho un necio, etc. (2Co 12,1 1). Y aun cuando sea yo así un necio, sin embargo soportadme. Y así deben hacer porque los subditos deben soportar a los prelados, y a la inversa. Llevad las cargas los unos de los otros, etc. (Gal. 6,2). Soportándoos unos a
otros con caridad (Ep 4,2). Y muestra la necesidad de la recomendación diciendo: Celoso estoy, etc.
Yacerca de esto hace tres cosas. La primera, mostrar que tal alabanza proviene de celo, y así queda excluida toda necedad; la segunda, decir que ese celo no es desordenado, y así evita la necedad:
Pero temo, etc.; la tercera, excluir toda justificación de ellos: Mas si el que vaya a predicaros os anunciase otro Cristo, etc. (2Co 2,4).
Acerca de lo primero hace dos cosas. Primero señala que el celo que tiene por ellos es santo, por ser de Dios; segundo, muestra la causa de tal celo, porque le incumbía por su ministerio: Porque os tengo desposados, etc. Así es que su celo es santo porque está celoso de ellos, esto es, porque los ama fervientemente con emulación de Dios, o sea, para la honra de Dios, no de Pablo. Acerca de lo cual observemos que la emulación, en cuanto es lo mismo que el celo, no es otra cosa que cierto movimiento del alma bueno o malo, que se preocupa por la situación del prójimo, y que entraña fervor de amor. Por lo cual se suele definirlo así: Celo es un amor intenso que no sufre ninguna compañía en el amado. Y si no se tolera la compañía éni algún bien, por ejemplo de vicio o de alguna imperfección, sino que quiere estar él solo, entonces el celo es bueno y buena la emulación, de la cual se dice: Mas vosotros entre esos carismas aspirad a los mejores (1Co 12,31). Sed, pues, celosos amantes del bien con un fin recto (Gal. 4,18). El celo de tu casa me devoró (Ps. 68,10). Y si no se tolera la compañía en alguna excelencia o en alguna prosperidad del mundo, por quererla uno para sí solo, entonces el celo es malo y mala la emulación. Ahora bien, a veces con buert celo o emulación alguien rivaliza por sí mismo con otros, como el esposo celoso de su esposa, porque la quiere conservar para sí solo. Y a veces alguien es celado por otro, como el eunuco cela a la esposa de su señor, para guardársela. Y así el Apóstol celaba a su pueblo, al que veía al borde del precipicio, y que con Cristo su esposo quería prostituirse con el diablo, no pudiendo tolerar Cristo, el verdadero esposo, ningún consorcio con el diablo en ellos. Por lo cual dice: con celos de Dios; como si dijera: No por mí, sino por Cristo, que es el esposo. El esposo es aquel que tiene la esposa (Jn 3,29). ¡Me abraso de celo por Ti, oh Señor Dios de los ejércitosi (3 Reyes 19,10). Que al Apóstol le incumbía tal celo lo muestra diciendo: Porque os tengo desposados, etc.; como si dijera: Con razón os celo con celo de Dios, porque yo soy el paraninfo de este matrimonio que hay entre vosotros y Cristo porque yo os desposé, esto es, hice los esponsales, que se efectúan por la fe y la caridad. Y te desposaré conmigo para siempre, etc. (Os. 2,19). Por lo cual me corresponde a mí el cuidaros. Así es que quien convierta al pueblo a la fe y a la justicia lo desposa con Cristo. Lo desposa, digo, no con muchos porque la mujer que se júnta con muchos se mancha. Tú has pecado con muchos amantes, etc. (Jerem. 3,1). Sino con Cristo uno, a saber, con el varón perfecto con la plenitud de la virtud. He aquí el varón cuyo nombre es Oriente (Zac. 6,12). El Señor ha hecho una cosa nueva sobre la tierra (Jerem. 3 1,22). Y se dice que Cristo es el varón uno porque es único! en cuanto al modo de la concepción, y en cuanto al modo de nacer, y en cuanto a la plenitud de la gracia. Toma a uno entre mü para consejero tuyo (Sir 6,6). Digo que con este varón os tengo desposados para presentaros virgen.
Observa que del plural bajó al singular, diciendo: os tengo desposados, en plural, y presentar virgen, en singular, queriendo mostrar que de todos los fieles hace un solo cuerpo y la iglesia una, la cual debe ser virgen en todos sus miembros. Por lo cual dice: casta virgen. Porque en todos por virginidad se entiende la integridad del cuerpo, y por castidad la integridad de la mente. Así la 1glesia se presenta virgen a Cristo perseverando en la fe, y bajo los sacramentos sin corrupción de la menor idolatría o infidelidad. En toda encrucijada de camino pusiste tú la señal (Ezeq. 16,25). Se presenta virgen cuando existiendo bajo los sacramentos y en la fe de Cristo presenta pureza de cuerpo y de obra. A fin de hacerla comparecer sin mácula ni arruga, etc. (Ep 5,27).
Pero como los Corintios podrían decir: No es necesario que nos cuides, y tu celo no es racional, porque nosotros bien que nos cuidamos a nosotros mismos; consiguientemente muestra la causa de su celo, diciendo: Pero temo, etc. En lo cual hay que saber que en el paraíso se verificó el
matrimonio de Adán y Eva; mas Eva fue manchada por la serpiente no violentamente sino por astucia, por cuanto le prometió una cosa falsa y la persuadió de algo inicuo. Lo falso, pues le dijo: Seréis como dioses y de ninguna manera moriréis, siendo que por esto mismo incurrirían en la necesidad de la muerte; y lo inicuo para que transgredieran y despreciaran el mandato de Dios. Y hablando el Apóstol conforme a esta semejanza, dice que la 1glesia es como Eva, a la que el diablo a veces persigue abiertamente mediante los tiranos y las potestades, y entonces es como león rugiente alrededor de vosotros, en busca de presa que devorar, como se dice en 1 Pedro 5,8. Y a veces molesta a la 1glesia ocultamente mediante los herejes que afectan profesar la verdad y simulan ser buenos, y entonces como la serpiente seduce con su astucia ofreciendo cosas falsas. Por lo cual dice: Temo que así como la serpiente engañó a Eva, para arrojarla del paraíso, con su astucia, prometiendo cosas falsas (Adán no fue el engañado sino la mujer: 1Tm 2,14); así, esto es, por engaños semejantes de los herejes se perviertan vuestras mentes. Y dice vuestras mentes, porque así como en el matrimonio carnal cuida el esposo de que no se corrompa su cónyuge carnalmente, así también el Apóstol en este matrimonio espiritual teme que se corrompan espiritualmente los sentimientos del corazón (Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres: 1Co 15,33); o bien las facultades espirituales, de las que se dice en el libro de la Sabiduría (I,1): Sentid bien del Señor y buscadle con sencillez de corazón; y en 1Co 14,20 leemos: No seáis como niños en el uso de la razón. - Y decaigan de la sencillez propia de Cristo Jesús. Porque es simple lo que no tiene composición. Y los seudoapóstoles formaban una secta de Judaismo y Evangelio, ordenando, júntamente con el Evangelio, la guarda de las observancias legales. Así es que se apartan de la simplicidad de Cristo los que seducidos por los falsos guardan las observancias legales, y esto temía el Apóstol que les ocurriera a los Corintios. ¡Ay del pecador que anda sobre la tierra por dos senderosi (Sir 2,14). Y por el contrario: La sencillez servirá como de guía a los justos (Pr 11,3).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XI.

1 Out of his ielousie ouer the Corinthians, who seemed to make more account of the false apostles, then of him, he entreth into a forced commendation of himselfe, 5 of his equalitie with the chiefe Apostles, 7 of his preaching the Gospel to them freely, and without any their charge, 13 shewing that hee was not inferiour to those deceitfull workers, in any legall prerogatiue, 13 and in the seruice of Christ, and in all kind of sufferings for his ministery, farre superiour.
1 Would to God you could beare with mee a little in my folly, & in deede [ Or, you do beare with me.] beare with me.
2 For I am iealous ouer you with godly iealousie, for I haue espoused you to one husband, that I may present you as a chaste virgin to Christ.
3 But I feare lest by any meanes, as the Serpent beguiled Eue through his subtilty, so your mindes should bee corrupted from the simplicitie that is in Christ.
4 For if he that commeth preacheth another Iesus whome wee haue not preached, or if yee receiue another spirit, which ye haue not receiued, or another Gospel, which ye haue not accepted, yee might well beare with him.
5 For, I suppose, I was not a whit behinde the very chiefest Apostles.
6 But though I be rude in speach, yet not in knowledge; but we haue bene throughly made manifest among you in all things.
7 Haue I committed an offence in abasing my selfe, that you might be exalted, because I haue preached to you the Gospel of God freely?
8 I robbed other Churches, taking wages of them to doe you seruice.
9 And when I was present with you, and wanted, I was chargeable to no man: For that which was lacking to mee, the brethren which came from Macedonia supplied, and in all things

[Angel of light.]

I haue kept my selfe from being burthensome to you, and so will I keepe my selfe.
10 As the trueth of Christ is in mee, no man shall [ Greek: this boasting shal not be stopped in me.] stop mee of this boasting in the regions of Achaia.
11 Wherefore? because I loue you not? God knoweth.
12 But what I doe, that I wil doe, that I may cut off occasion from them which desire occasion, that wherein they glory, they may bee found euen as we.
13 For such are false Apostles, deceitfull workers, transforming themselues into the Apostles of Christ.
14 And no marueile, for Sathan himselfe is transformed into an Angel of light.
15 Therefore it is no great thing if his ministers also bee transformed as the ministers of righteousnesse, whose end shall be according to their workes.
16 I say againe, Let no man thinke mee a foole; if otherwise, yet as a foole [ Or, suffer.] receiue me, that I may boast my selfe a little.
17 That which I speake, I speake it not after the Lord, but as it were foolishly in this confidence of boasting.
18 Seeing that many glory after the flesh, I will glory also.
19 For ye suffer fooles gladly, seeing ye your selues are wise.
20 For ye suffer if a man bring you into bondage, if a man deuoure you, if a man take of you, if a man exalt himselfe, if a man smite you on the face.
21 I speake as concerning reproch, as though we had bene weake: howbeit, wherein soeuer any is bold, I speake foolishly, I am bold also.
22 Are they Hebrewes? so am I: are they Israelites? so am I: are they the seed of Abraham? so am I:
23 Are they ministers of Christ? I speake as a foole, I am more: in labors more abundant: in stripes aboue measure: in prisons more frequent: in deaths oft.
24 Of the Iewes fiue times receiued I [ Deu_25:3 .] forty stripes saue one.
25 Thrice was I beaten with rods, once was I stoned: thrice I suffered shipwracke: a night and a day I haue bene in the deepe.
26 In iourneying often, in perils of waters, in perils of robbers, in perils by my owne countreymen, in perils by

[Pauls afflictions.]

the heathen, in perils in the citie, in perils in the wildernesse, in perils in the sea, in perils among false brethren,
27 In wearinesse and painfulnesse, in watchings often, in hunger & thirst, in fastings often, in cold and nakednes.
28 Besides those things that are without, that which commeth vpon me dayly, the care of all the Churches.
29 Who is weake, and I am not weake? who is offended, and I burne not?
30 If I must needes glory, I will glory of the things which concerne mine infirmities.
31 The God and Father of our Lord Iesus Christ, which is blessed for euermore, knoweth that I lie not.
32 In Damascus the gouernour vnder Aretas the King, kept the citie with a garison, desirous to apprehend mee.
33 And through a window in a basket was I let downe, by the wall, and escaped his hands.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Finge ser necio polemizando. Lo que va a decir a continuación puede sonar a desatino propio de un necio. Al asumirlo y declararlo necedad, Pablo lo exorciza, lo purifica y lo convierte en un arma polémica contra sus contrincantes. No en vano se ha llamado a esta parte de la carta: «discurso de locura». A todo está dispuesto el Apóstol para defender el Evangelio que predica, incluso a hacerse pasar por un «necio» gloriándose a sí mismo.
Tenemos aquí a un Pablo consumido por los celos. Los compara con los «celos» de Dios (cfr. Éxo_20:5; Éxo_34:14) de los que se hicieron portavoces los profetas de la Biblia para defender la alianza de bodas entre Dios y su pueblo (cfr. Isa_54:5; Ez 16). Dios quiere ser el amor único de sus elegidos (cfr. Zac_1:14; Zac_8:2) y no tolera amoríos con otros dioses. Se compara después con un padre que da su hija a un novio y se compromete a que permanezca virgen hasta el día de la boda. Encargado de protegerla, vive solícito y vigilante y carga, por así decirlo, con los celos del futuro marido (cfr. Efe_5:26). La desposada es la Iglesia de Corinto. Cristo es el esposo. Pablo el guardián.
El peligro de seducción existe, por eso al Apóstol le viene a la mente la imagen del paraíso (cfr. Gén_3:4; Apo_14:4). La serpiente quiere que Eva, la esposa, sea infiel. Los corintios están en peligro se ser seducidos por agentes de la serpiente que presentan un Jesús, un Espíritu y un Evangelio extraños, que no son los que el Apóstol les anunció. Se vuelve después -¿todavía en clave de necio?- a retorcer argumentos y pretensiones de los rivales que predican «un evangelio distinto», alegando ser superiores a Pablo. Los marca primero con una expresión irónica: «esos superapóstoles» (5); los desenmascara con frases durísimas: «obreros fingidos, disfrazados de apóstoles» (13), para amenazarles con que «su final responderá a sus obras» (15).
Un apóstol que se estime -parecen decir sus rivales- se hace pagar dignamente sus servicios, como hacían los sacerdotes y algunos profetas del Antiguo Testamento (cfr. 1Sa_9:7s). Pablo, en cambio, es un pobretón que no estima a sus oyentes ni a su ministerio. El Apóstol se gloría precisamente de lo contrario, de su desinterés, de su predicación gratuita que no es desprecio sino amor, el cual a la larga acreditará la autenticidad de su misión.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Credulidad de los corintios

1, 2a Prefigurando lo que será su discurso en 11:16-12:13, Pablo dice: ¡Ojalá me toleraseis un poco de locura!, explicando que es celo de Dios que siente por sus lectores lo que lo motiva a hacerlo.2b, 3 Utilizando la imagen del compromiso y el matrimonio Pablo se ve como el agente de Dios por medio del cual sus hijos espirituales se comprometieron con Cristo, y se siente bajo la obligación de asegurarse de que sean presentados como una virgen pura ante él, es decir, asegurarse de que permanezcan verdaderamente fieles a Cristo hasta que él vuelva. Pero Pablo teme que como la serpiente con su astucia engañó a Eva, de alguna manera vuestros pensamientos se hayan extraviado de la sencillez y la pureza que debéis a Cristo. La serpiente no sedujo a Eva para que cayera en el pecado sexual, como sugerían algunos textos rabínicos, sino que engañó su mente para que negara la verdad de lo que Dios había dicho. La historia de Eva refleja muy bien el tipo de peligro que corrían los corintios, o sea, el de que sus pensa mientos fueran desviados. 4 Pablo presenta claramente la naturaleza exacta de la seducción que tanto teme: que los corintios acepten fácilmente a otro Jesús, otro evangelio, y otro espíritu que los que habían recibido a través de su predicación. Pablo no nos dice de qué manera eran diferentes. Sin embargo, sabemos que los opositores de Pablo aprecia ban mucho las evidencias de poder y de autoridad, por lo cual puede ser que hubieran inducido a los corintios a aceptar a un Jesús, un espíritu y un evangelio en el que no hubiera lugar para la debilidad, la humillación, el sufrimiento y la muerte. Pablo predicaba a Cristo crucificado, como Señor, y tal evangelio era muy diferente de éste. 5, 6 Pablo pasa de la preocupación por los corintios a la defensa de sí mismo, argumentando que no es inferior a esos apóstoles eminentes (una referencia irónica a sus opositores). Aunque él, a diferencia de ellos, no sea un orador profesional, sí tiene conocimiento (del misterio del evangelio que sus oposi tores no han comprendido correctamente) y esto lo he demostrado, dice a sus lectores (probablemente refiriéndose a su ministerio de enseñanza entre ellos durante su primera visita a Corinto, así como la instrucción provista por medio de las cartas).

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[.] En los capítulos 11 y 12 Pablo se va a comparar con los que han sabido congraciarse con los corintios y en los que se apoyan los oponentes. En ningún caso aceptaría tratarlos de igual a igual, pues es consciente de lo que es y puede juzgarlos. ¡Posición muy peligrosa, incluso para quien se cree muy inspirado por Dios! Y sin embargo, véase 1 Cor 2,14-15. Por lo pronto, Pablo está seguro de haber sido llamado directamente por Cristo; ese contacto con el resucitado ha iniciado en él la presencia transformadora de Cristo. Sabe que sus criterios, sus decisiones, sus intuiciones proféticas no están al alcance de sus adversarios. Y precisamente, debido a que ha alcanzado un nivel superior de la vida en el espíritu, se siente libre con respecto a las obligaciones religiosas, que siempre han ocupado un lugar, y a veces el principal, entre sus adversarios. Compárese el párrafo 11,4-6 con Gal 2,6-10 y 5,7-12; véase también Fil 3,2-11. El apego de esa gente a las observancias de la Ley judía no viene de que tendrían muy legitimamente un punto de vista diferente al de Pablo, sino de que no han encontrado en sus propias vidas lo mejor de la experiencia cristiana. Ya Jesús lo había dado a entender en el caso de los Fariseos (Mc 7,6). El que tiene la experiencia de la vida en el Espíritu escandaliza, sin quererlo, a muchas personas , y ese era el caso de Pablo. En 11,22-30 Pablo habla de sus trabajos, de los peligros que afrontó, de las persecuciones que conoció. No lo hace para que los corintios se lo agradezcan; más bien quiere mostrarles y recordarse a sí mismo que es portador de una gracia especial. Todos están llamados a seguir a Jesús y a llevar su cruz, todos están llamados a evangelizar. Pero ¿por qué, en la práctica, son tan pocos los que hacen el verdadero trabajo de la evangelización entre los , como hizo Jesús? Porque eso es una gracia, y el que no la ha recibido pasa al lado de los llamados y de las ocasiones. Pablo seguirá siendo inimitable, no por vanagloria, sino por fidelidad al camino en que Cristo lo ha puesto.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. Ver nota Apo_19:7.

9. Ver nota 1Co_9:12-15.

22. Obligado por las calumnias de sus adversarios, Pablo recuerda a los corintios su condición de verdadero judío. Ver Flp_3:4-6.

24-27. Ver Hec_23:12-22; Hec_27:27-44. No se conocen las circunstancias concretas de muchos de estos sufrimientos.

32-33. Ver Hec_9:23-25.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*10:1-13:10 El evidente cambio de tono y de temática que se produce en 2Co 10:1 marca el comienzo de una nueva sección, que lleva el sello de la autodefensa frente a las críticas de antiguos y nuevos adversarios, recogidas de varios modos aquí y allá a lo largo de un discurso que alcanza hasta 2Co 13:10.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

11:1 O quizá: «¡Sí! soportádmela». Sobre esta locura de Pablo, ver 2Co_5:13+; 2Co_11:17; 2Co_12:11.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

11:1 O quizá: «¡Sí! soportádmela». Sobre esta locura de Pablo, ver 2Co_5:13+; 2Co_11:17; 2Co_12:11.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

El Apóstol hace las veces del «amigo del esposo» (cfr Jn 3,29), que debe velar por la virginidad de la futura esposa (la Iglesia) y ve el peligro a que la someten las asechanzas de los oponentes. Con la expresión «superapóstoles», (v. 5), [traducción literal] se refiere de manera irónica a sus adversarios, que quizá pretendían presentarse con autoridad apostólica.


Torres Amat (1825)



[2] Y así no puedo mirar con indiferencia que os apeguéis a otro diferente a Dios.

[24] Deut 25, 3. Los judíos para no exponerse a pasar de los cuarenta, daban uno menos.

[30] Mis penas y sufrimientos me hacen más semejante a Jesucristo.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

τι WH Treg NA28 ] – RP
  • ἀφροσύνης WH Treg NA28 ] τῇ ἀφροσύνῃ RP

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— me disculparán ustedes: O también, si se entiende el texto griego de forma imperativa: Discúlpenme, por favor, si digo algún que otro desatino. Estoy seguro de que lo harán.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



Alabarse a sí mismo suele ser indicio dé poco seso. Pablo, forzado a alabarse por la frialdad de los corintios en defenderle, dice irónicamente que se ve precisado a mostrar poco seso.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 11.3 Gn 3.1-13.

[2] 11.22 Flp 3.4-6.

[3] 11.32-33 Hch 9.23-25.

Nueva Versión Internacional (SBI, 1999)

[a] ¡Sí, aguántenmelas! Alt. En realidad, ya me las están aguantando.

Jünemann (1992)


1 a. Pues toda gloriación, por justa y necesaria que sea, parece necedad, por lo menos al vulgo.


Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

soportarais... Lit. soportabais;
un poco... Lit. un pequeño.