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Pues, ciertamente, fue crucificado en razón de su flaqueza, pero está vivo por la fuerza de Dios. Así también nosotros: somos débiles en él, pero viviremos con él por la fuerza de Dios sobre vosotros. (II Corintios 13, 4) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 13

d) Exhortaciones y esperanzas (13/01-10).

1 Por tercera vez voy a ir a visitaros. «Por la palabra de dos o tres testigos se decidirá todo asunto» (Deu_19:15).

Pablo habla cordial y emotivamente. Sus palabras están cargadas de entrañable intimidad. Anuncia una vez más (véase 12,14) su tercera visita. Esta visita reviste una especial importancia y decidirá sus relaciones con la comunidad de Corinto. El apóstol encarece la importancia de esta tercera visita con una sentencia de la Escritura, lo cual le acredita de auténtico rabino. De acuerdo con la ley del Antiguo Testamento, para dirimir un juicio es decisiva, ante el tribunal, la deposición de tres testigos. Aquí los tres testigos son las tres visitas, que decidirán las relaciones entre Pablo y la Iglesia de Corinto. La tercera visita del apóstol debe amortiguar toda oposición, componer toda desavenencia y restablecer la paz definitiva.

2 Dije antes, y ahora lo repito en mi ausencia como cuando estuve presente la segunda vez, a los que antes pecaron y a todos los demás: que, de venir otra vez, ya no tendré miramientos.

Pablo llevará a cumplimiento en su tercera visita lo que anunció en la segunda. Se comportará sin miramientos contra los culpables. Acaso piensa especialmente en aquellos que provocan divisiones y discusiones (12,20) o en aquellos otros que se hicieron culpables de incontinencia sexual (12,21). Les exigirá cuentas, les obligará a tomar una decisión y expulsará de la comunidad a los que se obstinen en desobedecer.

3 Andáis buscando pruebas de que es Cristo quien habla por mí. él no se muestra débil para con vosotros, sino que en vosotros ejerce su poder.

Pablo da la razón de su amenaza de comportarse sin miramientos: son los mismos corintios quienes lo quieren así, ya que piden pruebas de que es Cristo quien habla con poder en el apóstol. Pablo dará cumplida satisfacci6n a este deseo. Aportará la prueba de que es verdaderamente Cristo quien habla en el apóstol. Pablo está, como todo cristiano, «en Cristo» (13,4). Con esta breve fórmula designa Pablo la unión íntima del cristiano con Cristo. Cristo lo abraza y contiene todo y a todos, pues él es cabeza de la Iglesia (Eph_1:22; Col_1:18), principio y resumen de la nueva humanidad (Rom_5:15), prototipo y forma de la nueva creación (Col_1:16). Así puede decir Pablo: «Vivo, pero no yo; es Cristo quien vive en mí» (Gal_2:20). Y «siento por vosotros dolores de parto hasta que Cristo esté formado en vosotros» (Gal_4:19). Pablo puede decir lo mismo: nosotros en Cristo (Gal_2:12.17 y passim), que: Cristo en nosotros (Gal_13:3.5). Por tanto, así como el apóstol habla en Cristo, también Cristo habla en el apóstol.

Esta verdad se pondrá de manifiesto en la conducta enérgica de Pablo. Ciertamente el apóstol conoce su debilidad natural, a la que se ha referido con harta frecuencia. Pero sabe también que, a pesar de esta debilidad, e incluso a través de ella, habla y actúa Cristo. Por muy débil que pueda ser el hombre Pablo, se mostrará fuerte frente a los corintios. Se manifestará con las señales, prodigios y milagros (12,12) que acompañan y respaldan e] servicio del apóstol.

4 Es cierto que fue crucificado en razón de la debilidad; pero vive por el poder de Dios. Y así también nosotros participamos de su debilidad, pero viviremos con él por el poder de Dios para con vosotros.

El apóstol se configura, en poder y debilidad, de acuerdo con la imagen de su Señor Cristo. También Cristo fue débil, cuando fue crucificado. Pero después el poder de Dios la resucitó y glorificó, y ahora vive y domina con poder como el Señor ascendió al cielo. El Apóstol está en Cristo. Estar en Cristo significa ser débil con él y participar en su pasión y muerte. Pero significa también que, por concesión divina, el apóstol participa en la vida y el poder del Resucitado. Esta vida no es sólo ni primariamente la vida futura de la eternidad. Actúa ya ahora poderosamente en el momento presente del apóstol y actuará, también con poder cuando se presente en Corinto dentro de poco.

En el Nuevo Testamento se citan con frecuencia, una junta a otro, la debilidad y el poder de Cristo, como contrastes que se complementan. Se trata de una antigua fórmula, ya acuñada con anterioridad a Pablo. Es una antigua y breve confesión con la que la fe y la predicación superaban el escándalo de la cruz 103. Nunca podía anunciarse la cruz aislada y sola. Hubiera sido únicamente el anuncio de un final horrible. Por eso debía ir siempre unida al anuncio de la resurrección, por la cual la cruz se revelaba como tránsito a la vida.

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103. Véase 4,10; Mar_16:6; Act_2:23 s; Act_3:15; Rom_8:34.

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5 Examinaos vosotros mismos a ver si estáis en la fe; poneos a prueba. ¿O acaso no os dais cuenta de que Jesucristo está entre vosotros? ¡A no ser que estéis desaprobados!

A lo largo de una serie de ideas coherentes y escalonadas (Rom_13:5-10) exhorta Pablo a la comunidad a que se examine a sí misma, para que su fe y su vida sean auténticas y el apóstol pueda ahorrarse, en su visita, la tarea de tener que montar un tribunal de castigo. En vez de querer comprobar si Cristo actúa en el apóstol (Rom_13:3), sería mejor que los corintios se probaran a sí mismos. La comunidad conoce la realidad de Cristo en la lglesia. Sabe que los cristianos están en Cristo y Cristo en los cristianos (Rom_13:3). Los corintios no pueden olvidar esta realidad, sino que la deben hacer efectiva en su vida de fe. Sólo la fe vivida y realizada es fe verdadera. Si no lo supieran y no actuaran en consecuencia, serían suspendidos y desaprobados. Y en tal caso, Pablo teme que tampoco podrían afrontar el juicio futuro.

6 Pero espero que reconozcáis que nosotros no estamos desaprobados.

En la preocupación de Pablo por la situación de la comunidad se abre paso, una vez más, la defensa que el apóstol debe hacer de su ministerio. Por eso intercala, de pasada, una pequeña observación. Al hablar de la comunidad, aprovecha la ocasión para expresar la confianza de que la comunidad debería conceder al apóstol que él al menos está aprobado y que acaso ella tenga que convencerse, por el contrario, de su propia desaprobación.

7 Y rogamos a Dios que no hagáis nada malo: no para que nosotros aparezcamos buenos, sino para que vosotros practiquéis el bien, aunque nosotros no fuéramos aprobados.

Pablo se corrige inmediatamente. Lo importante no es que él demuestre estar aprobado (Rom_13:6). Lo decisivo es que la comunidad, liberada del mal, se mantenga firme en el bien, es decir, que sea aprobada. Para esto ora el apóstol. Cierto que entonces el apóstol no tendrá ya ninguna posibilidad de demostrar su poder en Corinto y no podrá, por tanto, evidenciar que está aprobado. Pero renunciará con gusto a ello, por amor a los corintios.

8 Pues nada podemos contra la verdad, sino en favor de la verdad.

No importa absolutamente nada lo que Pablo pueda sentir personalmente, con tal de que la verdad salga triunfante. Aquí debe entenderse la palabra «verdad» en su significado bíblico. Para nosotros la verdad es una afirmación exacta, es decir, algo que una persona entienda. En la Biblia la verdad es una cosa, una realidad válida y justa, es decir, algo que existe en sí mismo y por sí mismo, no en la mente de una persona. En este sentido, Dios es la verdad, porque en él se encuentra encerrada la esencia exacta y verdadera de todas las cosas. Al revelarse Dios en el mundo se ha revelado y está presente la verdad en el mundo. Por eso puede decir Jesús en el Evangelio de Juan que él es «el camino, la verdad y la vida» (14,6). En esta perspectiva, la verdad es el recto orden de las cosas. Lo que a Pablo le importa es este recto orden de las cosas, es decir, la recta relación de Dios con el mundo y del mundo con Dios, el recto orden de la Iglesia con Dios y el recto orden dentro de la misma Iglesia: esto es, la fe, la paz, la preservación moral de la Iglesia. Todo su programa, todas sus inquietudes y trabajos se centran en hacer pública y mantener firme esta verdad en su predicación.

9 Nos alegramos cuando nosotros somos débiles y vosotros sois fuertes. Y esto es lo que pedimos: vuestra perfección completa.

Como ama la verdad, Pablo no puede sentir más que alegría cuando la iglesia de Corinto es fuerte, aunque él aparezca como débil. Las cosas deben ser tales como el mismo Pablo ha dicho: «Así la muerte opera en nosotros, y en vosotros la vida» (4,12). Pablo ruega para que así sea. él quiere entregarse como sacrificio por la comunidad (12,15). Todo debe servir para edificación y perfeccionamiento de la Iglesia.

10 Por eso escribo estas cosas estando ausente, para que, cuando me presente, no tenga que usar con rigor de la autoridad que el Señor me dio para edificar, y no para destruir.

Con este fin y para esta meta, la edificación de la Iglesia, ha escrito Pablo la presente carta. Espera que con ella no será ya necesario que en su próxima visita a Corinto tenga que portarse con rigor. Insiste, desde luego, en que, junto con la autoridad apostólica, ha recibido también del Señor la capacidad de mostrarse riguroso, si es necesario. Pero la finalidad última no es nunca la destrucción por el castigo, sino la edificación de la Iglesia.

CONCLUSIÓN DE LA CARTA: SALUDOS Y DESEOS 13/11-13

11 Por lo demás, hermanos, alegraos. Procurad vuestra perfección, daos ánimos, tened mi mismo sentir, vivid en paz. Y el Dios del amor y de la paz estará con vosotros.

El saludo final contiene palabras y fórmulas usuales en la conclusión de la carta. Pero, tanto en los detalles concretos corno en su conjunto, este saludo dice referencia a las especiales circunstancias de la Iglesia de Corinto. ¡Alegraos! Esto podría ser, sin más, un deseo normal al concluir la carta. Pero Pablo da, con frecuencia, a esta palabra un significado más profundo. Al principio (1,24) ha dicho de los apóstoles que «colaboramos con vuestra alegría» (causada por Dios). La alegría es alegría en Cristo (Phi_3:1), dimanante del ser en Cristo. Es, por lo mismo, algo esencial al ser cristiano. Es expresión y efecto de la salvación que le ha sido dada a la Iglesia. Así pues, junto con la alegría, Pablo les desea el don de la salvación.

Entre los saludos finales de costumbre se encuentra el saludo y el deseo de la paz. Pero en esta carta este deseo tiene una intención y un significado especial. El deseo de paz se diversifica en un buen número de vocablos de significado similar; aquí va referido a las luchas y divisiones de partidos de la comunidad corintia. El saludo se ratifica con la promesa de que el Dios de la paz habitará entre los hombres pacíficos.

12 Saludaos unos a otros con ósculo santo. Os saludan todos los fieles.

La armonía de la comunidad debe sellarse con el ósculo santo 104. Esto no era una mera fórmula: los fieles se besaban fraternalmente. En las asambleas de la comunidad fue norma y práctica demostrar, con este beso, la comunión mutua. Acaso la predicación -que formaba parte del primitivo servido litúrgico- concluyera con la exhortación al ósculo santo. Es indudable que cuando se recibía una carta apostólica, se leía ante la comunidad, en lugar de la predicación. Por eso la carta concluye, lo mismo que la predicación, con la exhortación al ósculo. Este beso significa la comunión y la paz tanto de los oyentes entre sí como con el apóstol, que se encuentra lejos. Así como el predicador presente era el que, acabada la exhortación, daba el primer ósculo, que, a partir de él, se iba extendiendo por toda la asamblea, así Pablo, por medio de la carta, da y recibe el ósculo fraterno de la Iglesia. También por este medio se restablece la unión entre el apóstol y la comunidad.

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104. Las cartas del Nuevo Testamento concluyen, frecuentemente, con la exhortación a que los destinatarios se besen mutuamente con el ósculo santo y fraterno: Rom_16:16; 1Co_16:20; 1Th_5:26; 1Pe_5:14.

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13 La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo estén con todos vosotros.

Este deseo de bendición del apóstol, tan rico de contenido, menciona, en íntima unión, y distingue entre sí, a Cristo, a Dios y al Espíritu, atribuyendo a cada uno de ellos, respectivamente, los bienes salvíficos de la gracia, el amor y la comunión. El eco solemne de esta fórmula suscita inmediatamente el recuerdo de las oraciones actuales con las que se venera la Santísima Trinidad.

En otros lugares emplea Pablo fórmulas de un solo miembro (Rom_16:20 : «La gracia de nuestro Señor Jesús esté con vosotros») o de dos (1Co_8:6 : «Un solo Dios, el Padre de quien todo procede... y un solo Señor, Jesucristo, por quien son todas las cosas»). La expresión puede tener también forma trinitaria como ésta de 13,13. Ya en 1,21s y en 3,3 advertimos la serie de nombres: Padre, Hijo y Espíritu. En Rom_15:30 estructura Pablo otra fórmula de tres miembros: «Pero os ruego, hermanos, por Jesucristo nuestro Señor y por amor del Espíritu, que luchéis juntamente conmigo, dirigiendo a Dios oraciones por mí.» El Nuevo Testamento menciona fórmulas trinitarias plenas en Mat_3:16 s; Mat_28:19; 1Co_12:4-6; Eph_4:4-6; 1Pe_1:2.

Las fórmulas trinitarias más ricas del Nuevo Testamento nacieron poco a poco, a partir de las más sencillas. Este proceso necesitó bastante tiempo para llegar a la actual serie fija de Padre, Hijo y Espíritu; al principio la fórmula variaba de acuerdo con el contexto. Aquí la secuencia Cristo, Dios y Espíritu se explica de esta forma: lo que se le ha dado primero e inmediatamente al cristiano es la gracia de Jesucristo, que es perdón de los pecados y apertura del camino hacia el Padre (Rom_5:1). La comunión del Espíritu, es decir, la comunidad creada por el Espíritu y sustentada por él, lo abarca y lo llena todo (1Co_12:11). Con todo, el orden a que nosotros estamos acostumbrados aparece ya en el mandato bautismal: «...bautizándolos en el nombre del Padre. y del Hijo, y del Espíritu Santo» (Mat_28:19). En estas frases del Nuevo Testamento se funda la posterior y ampliamente evolucionada doctrina de la Iglesia sobre la Santísima Trinidad.

MIRADA RETROSPECTlVA Y PANORÁMICA. La segunda carta a los Corintios es una epístola de lucha y controversia. Pablo lucha por su comunidad. ¿Consiguió la carta su meta y objetivo? ¿Restableció Pablo de nuevo la unidad y la paz con la Iglesia de Corinto?

En 10,15s dice Pablo que quiere llevar adelante la obra misional a partir de Corinto, si esta Iglesia queda fortalecida. En la carta a los Romanos, escrita un año después, desde Corinto, expone Pablo sus proyectos, según los cuales desea ir a Roma y, tras una corta estancia, partir hacia España, para predicar allí el Evangelio. Según una antigua tradición de la Iglesia romana, que se remonta hasta el siglo I, Pablo pudo realizar estos proyectos. Por tanto, debió cumplirse la condición que él mismo se había fijado en 10,15s. Consiguió, pues, reanudar las relaciones de confianza con Corinto, de modo que le fue posible continuar y completar sus planes misionales.

Pablo combate en la segunda a los Corintios con extremada violencia a ciertos misioneros a los que califica de falsos apóstoles y de intrusos en su campo misional. ¿Era necesaria esta batalla? Al comenzar la carta el apóstol desea siempre a sus lectores, en primer término, gracia y paz (1,2). Su más profundo anhelo es que el Dios de la paz prevalezca sobre el espíritu de división en la Iglesia ( Rom_16:20). Uno de los más hermosos pasajes de las cartas paulinas es el himno a la caridad de 1Cor 13. Y justamente en la segunda a los Corintios trabaja Pablo en pro de la comunión y la paz con la comunidad de Corinto. Con todo, el mismo Pablo juzgó necesaria aquella batalla dura y agotadora en torno a la verdad del Evangelio y la pureza y autenticidad de la doctrina y de la fe (Rom_11:4). En los siglos siguientes la Iglesia ha batallado con frecuencia en defensa de la fe recta. Se la ha acusado muchas veces de intransigencia. Pero ella tenía y sigue teniendo la convicción de que debía y debe entablar esta batalla para defensa de la verdad del Evangelio.

Además de esto, existían y siguen existiendo otras tensas realidades, de las que también nos informa el Nuevo Testamento. En todas las cartas de Pablo y en las siete cartas católicas que integran el Nuevo Testamento leemos discusiones y controversias. También los otros escritos neotestamentarios aluden a ellas. Se refieren, con frecuencia, a la pureza de la doctrina y al orden de la vida, pero también se apoyan, muchas veces, en antagonismos personales dentro de las comunidades. Aquellas comunidades apenas tenían unos decenios de vida, y ya está la Iglesia desunida y dividida por corrientes opuestas. ¿Era una realidad, siquiera entonces, la unidad de la Iglesia? ¿O ha sido siempre sólo el ideal supremo por el que suspiraban y suspiran la nostalgia y la fe?



Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Exhortaciones varias en relación con su próxima visita, 13:1-10.
1 Por tercera vez voy a vosotros: Por el testimonio de dos o de tres es firme toda sentencia. 2 Os lo he dicho ya, y ahora de antemano lo repito ausente, como cuando por segunda vez estuve presente, y declaro a los que han pecado y a todos los demás que cuando otra vez vuelva no perdonaré; 3 puesto que buscáis experimentar que en mí habla Cristo, que no es débil para con vosotros, sino fuerte en vosotros. 4 Porque aunque fue crucificado en su debilidad, vive por el poder de Dios. Y así somos nosotros débiles en El, pero vivimos con El para vosotros por el poder de Dios. 5 Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe; probaos a vosotros mismos. ¿No reconocéis que Jesucristo está en vosotros? A no ser que estéis reprobados. 6 Pero confío que conoceréis que nosotros no estamos reprobados. 7 Y rogamos a Dios que no hagáis ningún mal, no para que nosotros aparezcamos aprobados, sino para que vosotros practiquéis el bien y nosotros seamos como reprobados; 8 pues nada podemos contra la verdad, sino por la verdad. 9 Nos gozamos siendo nosotros débiles y vosotros fuertes. Lo que pedimos es vuestra perfección. 10 Por eso os escribo esto ausente, para que presente, no necesite usar de la autoridad que el Señor me confirió para edificar, no para destruir.

No obstante la dificultad de interpretación de algunas expresiones, la idea fundamental de la narración es transparente: Pablo avisa a los corintios de que está dispuesto a ejercer enérgicamente su autoridad de apóstol castigando a los rebeldes, pero quiere y suplica que no le obliguen a ello.
Es la tercera vez que va a ir a Corinto (v.1a; cf. 2:1-11). Valiéndose de una sentencia de la Ley (Deu_19:15), que también había recordado Jesucristo (cf. Mat_18:16; Jua_8:17), les anuncia que piensa juzgar a los culpables con todas las formalidades legales, recogidos testimonios de la culpa y pronunciando luego la sentencia (v.1b). Hay algunos autores que, apoyados en el v.2, relacionan el texto del Deuteronomio, no con los testigos, sino con las tres visitas del propio Pablo, que constituirían otros tantos testimonios para poder proceder contra los culpables. En realidad, la idea apenas cambia; pues lo que quiere decir el Apóstol es que no procederá a la ligera, sino después de la suficiente información y llevando las cosas con todo rigor.
En los v.3-4, conforme a la idea para él tan querida de que el cristiano, y mucho más el apóstol, debe reproducir en sí mismo las vicisitudes de Cristo paciente y glorioso (cf. 1:5-7; Rom_6:3-11; Rom_8:17; Col_2:12), dice que, así como Cristo se mostró débil en su pasión y muerte, pero se mostró potente en su resurrección y gloria, así también él, que ha venido mostrándose débil (cf. 1:23), podrá usar del fuerte poder de Cristo, no sólo para obrar milagros y señales extraordinarias, como ya tiene demostrado (cf, 12:12), sino para castigar duramente a los rebeldes. Esa será la prueba que buscan experimentar (v.3). Parece que con esta expresión alude San Pablo a insinuaciones maliciosas sembradas por sus adversarios, poniendo en duda su autoridad de apóstol y pidiendo una prueba de que Cristo hablaba verdaderamente en él. San Pablo responde que, si se ve obligado, aportará esa prueba, obrando con energía en nombre de Cristo.
En relación con esa prueba han de entenderse los términos examinaos., probaos., reprobados. de los v.5-7. Dice el Apóstol que, en vez de andar pidiéndole a él pruebas, lo mejor sería que ellos mismos se pusiesen a prueba, para ver si Jesucristo está verdaderamente en ellos y son auténticos cristianos; si no lo encuentran, es señal de que están reprobados o, como hoy diríamos, descalificados, pues no han resistido la prueba (v.5). Por lo que a mí toca, añade el Apóstol, confío que con ese examen os daríais cuenta de que no estoy reprobado, es decir, descalificado, sino que soy verdadero apóstol (v.6). Y todavía añade: prefiero que os portéis bien, aunque yo tenga que aparecer reprobado, es decir, sin poder usar la prueba de mi autoridad de apóstol, castigando a los culpables (v.7); pues ciertamente yo no la podría usar, ya que nada podemos contra la verdad, o lo que es lo mismo, no tenernos poder para castigar sin motivo, simplemente para mostrar nuestra autoridad (v.8). En los v.9-10 repite prácticamente la misma idea de los v.7-8, mostrando sus deseos de que no tenga que ejercer su autoridad, pues ello es señal de que los corintios están fuertes en la vida cristiana; y lo que él quiere es que sus hijos sean perfectos, reformando lo defectuoso y caminando siempre hacia Dios. Su persona no cuenta; es el bien de sus hijos lo que le preocupa.




Epilogo, 13:11-13.
11 Por lo demás, hermanos, alegraos, perfeccionaos, anímaos, tened un mismo sentir, vivid en paz, y el Dios de la caridad y de la paz será con vosotros. 12 Saludaos mutuamente en el ósculo santo. Todos los santos os saludan. 13 La gracia del Señor Jesucristo y la caridad de Dios y la comunicación del Espíritu Santo sean con todos vosotros.

A este breve epílogo con que San Pablo termina su carta, bien pudiéramos poner por título el conocido adagio latino: Post nubila phoebusl Sin duda quiso dejar a los corintios un gusto de suavidad, después de tantas cosas fuertes y amargas como les ha dicho: que se muestren siempre alegres 212, que tiendan a la perfección, que tengan un mismo sentir, sin divisiones ni rivalidades, y Dios estará con ellos (v.11). La expresión ósculo santo (v.12), símbolo de la fraternidad cristiana, ya la explicamos al comentar 1Co_16:20. Los santos, de quienes manda saludos, son los cristianos de Macedonia, desde donde escribía la carta (cf. 9:2-4).
En el augurio final (v.13) tenemos un testimonio explícito del dogma de la Trinidad. Probablemente no hay ningún otro pasaje en las cartas paulinas donde, con la concisión y brevedad con que aquí se hace, se exprese tan claramente ese dogma. San Pablo coloca en una misma línea a Jesucristo y al Espíritu Santo con Dios Padre, contribuyendo los tres por igual, cada uno en su esfera de apropiación, a la obra común de nuestra salud. Si pone en primer lugar a Jesucristo, es debido probablemente a que lo primero que acudió a su pensamiento fue la fórmula que le era familiar: Que la gracia de Jesucristo sea con todos vosotros (cf. Rom_16:20; 1Co_16:23; Gal_6:18), pero que aquí desarrolló más, mencionando también al Padre y al Espíritu Santo. No obstante que coloque a los tres en la misma línea, no hay el menor indicio, ni aquí ni en los otros escritos de Pablo, de que esté pensando en tres dioses juntos, al estilo de las religiones paganas. Su concepción es la de un Dios, que crea y redime el mundo por Cristo en el Espíritu.

196 Algunos autores opinan que la ofensa fue dirigida a Pablo, pero más bien en la persona de alguno de sus representantes. El P. Benoit, por ejemplo, es de opinión que la ofensa tuyo lugar cuando San Pablo estaba ya de vuelta en Efeso, siendo ello ocasión de que suprimiera su anunciada próxima visita (2Co_2:1), sustituyéndola por la carta en lágrimas. Todas estas variantes no afectan a la sustancia de la tesis. Juzgamos, sin embargo, más probable que la ofensa fue hecha directamente a la persona de Pablo, como pide el sentido obvio de los textos. 197 Cf. L. Cerfaux, L'dntinomie paulinienne de la vie apostoliqué: Recueil L. Cerfaux, II (Gembloux 1954) p.455-467. 198 Cf. L. Cerfaux, £1 cristiano en San Pablo (Madrid 1965) ?·? 54· 199 Cf. J. Héring, La seconde építre de S. Paul aux Corinthiens (Neuchátel 1958) ? .45· En el mismo sentido se expresa L. Cerfaux: Las expresiones hombre interior y hombre exterior, inusitadas en la lengua paulina, son platónicas. Pablo las llevaba en sí, y la emoción las hace emerger (Itinerario espiritual de San Pablo, Barcelona 1968, p.115)· 200 En realidad, hombre interior viene a equivaler corrientemente para Pablo a hombre nuevo (= regenerado por la gracia de Cristo), de que habla en otras ocasiones (cf. Efe_2:15; Efe_4:24; Col_3:10); sin embargo, conceptualmente son nociones distintas. La idea de hombre nuevo, en contraposición a hombre viejo (cf. Efe_4:22; Col_3:9; Rom_6:6), es noción específicamente cristiana, que tiene su base y punto de arranque exclusivamente en el campo de la redención llevado a cabo por Cristo; mientras que la idea de hombre interior es más amplia y neutral, aplicable al hombre según una realidad que se da incluso en el pecador, como parece ser el caso de Rom_7:21-25. Podríamos decir que hombre nuevo es el hombre interior renovado por la acción del Espíritu. 201 Ha sido opinión bastante corriente entre los teólogos la de interpretar la suficiencia de que se habla en el v.5 como alusiva a toda la vida cristiana. El Apóstol establecería aquí un principio general: sin la ayuda de la gracia no podemos hacer ni pensar cosa alguna (ni acciones ni pensamientos) saludable en el orden sobrenatural. Es en este sentido que cita el texto paulino el concilio Arausicano II (Denz. 180). Luego, en el v.6, se haría una aplicación al caso concreto del apostolado, afirmando que es Dios quien hace a los apóstoles ministros idóneos del Evangelio, enriqueciéndolos con los dones necesarios para el desempeño de su misión. Sin embargo, dado el contexto, más bien creemos, con la mayoría de los exegetas actuales, que San Pablo se refiere a la suficiencia para el apostolado ya desde el v.s. Eso no es obstáculo para que podamos decir también lo mismo de toda la vida cristiana, como ha definido la Iglesia contra pelagianos y semipelagianos. Añadamos que donde nosotros hemos traducido poner en cuenta, muchos traducen pensar alguna cosa, como hace también la Vulgata latina (cogitare aliquid)· La traducción es posible, aunque en este contexto la juzgamos menos probable. De suyo, eso no afecta a la cuestión de si en este lugar se trata de suficiencia para el apostolado o para toda obra buena en general. 202 Cf. J. Dupont, Le chrétien miroir de la gloire divine d'aprés I1Co_3:18 : Rev. Bibl. (1949) 392-411. 203 Cf. F. Prat, La Théologie de S. Paul II (París 1937) p.522-529; C. Lattey, Dominus autem Spiritus est: Verbum Domini 20 (1940) 187-189; B. Schneider, Dominus autem spiri' tus est (Roma 1951); L. Cerfaux, Jesucristo en San Pablo (Bilbao 1963) p.246-248. 204 Cf. A. Feuillet, La demeure celeste et la destinée des Chrétiens: Rech. Se. Relig. (1956) 161-192 y 360-402. 205 Gf. L. Cerfaux, Itinerario espiritual de San Pablo (Barcelona 1968) p.iiS- 206 Cf. B. Rey, Crees dans le Christ Jesús. La creation nouvelle selon S. Pauí (París 1966). 207 Evidentemente, bajo el término Belial se designa aquí al demonio. Muchos códices tienen Beliar en vez de Belial, lección que consideran críticamente preferible bastantes autores. Desde luego, en la literatura judía extrabíblica (Testamento de los doce patriarcas, Libro de los jubileos, etc.) es corriente el nombre de Beliar para designar al jefe de los espíritus malignos. Probablemente se trata de la palabra hebrea beliyaal, usada frecuentemente en el Antiguo Testamento como nombre común en sentido de inútil o perverso (cf. Deu_13:14; 1Sa_1:16), y que luego el judaismo tardío, con la grafía Beliar, convirtió en nombre propio para designar a Satanás. 208 Ya en 1Co_3:16-17 la comunidad de Corinto es llamada templo de Dios. Tenemos una espiritualización de la idea de templo, que también encontramos en Qumrán. 209 NO es claro qué signifique la expresión ser de Cristo en boca de los adversarios de Pablo (? .?), de quienes parece que él la recoge. En realidad, todos los cristianos, en cuanto tales, somos de Cristo (cf. 1Co_3:23; Gal_3:29); pero parece que ellos le daban un sentido particular, de manera que fuese algo distintivo suyo, no nota común a todos los cristianos. Es por eso por lo que algunos autores relacionan estos agitadores judaizantes, con quienes ahora se enfrenta Pablo, con los del partido de Cristo de que habla en 1Co_1:12. Sin embargo, la cosa es dudosa. Bien puede ser que no quisieran significar sino que eran apóstoles o ministros de Cristo (cf. 11:13.23). 210 Como es opinión corriente entre los autores modernos, interpretamos la expresión preclaros apóstoles (.??? ???????? ????????? ) como alusiva irónicamente a los falsos apóstoles contra los que San Pablo viene hablando. Creemos que es ésta la interpretación más en consonancia con todo el contexto (cf. 10:12; 11:13.23)· Debemos notar, sin embargo, que en la antigüedad, empezando por San Juan Crisóstomo, se vio ahí una alusión a los Doce, afirmando Pablo que en nada era inferior a ellos. La ironía que parece llevar consigo el término preclaros, recaería, no sobre los mismos apóstoles, contra cuya conducta Pablo o tenía nada que objetar, sino contra sus adversarios de Corinto, que abusaban del nombre y autoridad de los Doce para rebajarle a él. Sería el mismo caso que en , cuando les llama los que eran algo (oi ????????? ). 211 Que San Pablo aluda a una enfermedad, fue ya opinión de algunos Padres, corno San Basilio y San Agustín. Otros, en cambio, como Teodoreto y el Crisóstomo, interpretaron las expresiones del Apóstol cual si estuviera aludiendo a las persecuciones continuas que hubo de sufrir, particularmente de parte de los judíos, sus hermanos seg''m la carne. Esta opinión la defienden todavía hoy algunos modernos (Bonnard, Andriesen, Gutiérrez). Creemos, sin embargo, que no es fácil aplicar a las persecuciones la imagen de espina en la carne, ni que sean las persecuciones lo más apto para no engreírse, sobre todo si vienen también triunfos, como acaeció a San Pablo. En la Edad Media, a partir ya de San Gregorio Magno y Casiano, prevaleció otra interpretación. Fue corriente, particularmente entre los autores espirituales, ver en las expresiones de San Pablo una alusión a la concupiscencia o tentaciones de lujuria. Creemos que esta opinión tiene todavía menos apoyo en el texto que la anterior. Parece incomprensible que San Pablo, descubriendo cosas de su intimidad, hiciese el juego a sus adversarios, que fácilmente tomarían de ahí ocasión para calumniarle; además, puesto que la espina en la carne la incluye entre sus debilidades, no es fácil que el Apóstol dijera que gustosamente se gloriaba en las tentaciones (v.g). 212 Es significativa la abundancia en los primeros siglos de nombres que indican alegría: Gaudentius, Hiíarius, lucundus, Laetus, Vt'ctorinus, etc.

Comentario de Santo Toms de Aquino


Capítulo 13
Lección 1: 1 Corintios 13,1-4
increpa a los seducidos, asegura la severidad de la sentencia, muestra su poder judicial y manifiesta la inminencia y la forma del juicio.
1.Por tercera vez voy a vosotros. Por el testimonio de dos testigos, o de tres, se decidirá toda cuestión.
2.Porque ya lo dije y lo digo dé antemano, como presente entre vosotros y ahora ausente, a los que antes pecaron y a todos los demás, que si voy otra vez no perdonaré.
3.¿O buscáis la prueba de aquel que en mí habla, Cristo, que entre vosotros no flaquea sino que es fuerte entre vosotros?
4.Porque si bien fue crucificado por flaqueza, no obstante vive por el poder de Dios. Así también nosotros somos débiles en El, pero viviremos con El por el poder de Dios en orden a vosotros.
En todo lo precedente dice muchas cosas el Apóstol en detestación de los falsos; consiguientemente aquí habla contra aquellos que por los falsos han sido seducidos. Y acerca de esto hace dos cosas.
La primera, increpar a los seducidos; la segunda, consolar a los firmes: Por lo demás, hermanos, estad alegres, etc. (2Co 13,2). Acerca de lo primero, desde luego anuncia la severidad de la sentencia; luego muestra su poder judicial: ¿O buscáis la prueba, etc.; en seguida amonesta la corrección: Examinaos a vosotros mismos, etc. (2Co 13,5). Acerca de lo primero, primero promete su visita; luego indica cuál será la forma de su juicio: Por el testimonio de dos testigos o de tres; finalmente, anuncia la severa sentencia: Porque ya lo dije y lo digo de antemano, etc. Así es que primero promete su visita, diciendo: ya voy, estad ciertos de que voy a veros. Y por lo tanto tened cuidado de que no os encuentre impreparados; y dice por tercera vez, no porque fuera a ser la tercera vez que los visitara, sino porque por tercera vez se preparaba a ir, aunque no había ido sino una sola vez, impedido en la segunda preparación. Bien pronto pasaré a veros (1Co 4,19). Digo que iré y juzgaré a los malos, ordenadamente sin embargo, de modo que por el testimonio de dos o de tres testigos que acusen o testifiquen contra alguien se decidirá toda cuestión de acusaciones, conforme at Deuteronomio 17,6: No se le hará morir por declaración de un solo testigo; y también: Un solo testigo no es suficiente, etc. (Deut. 19,15). O de otra manera: Por el testimonio de dos testigos, etc. Como si dijera: Lo que digo de mi ida a veros es tan cierto como el testimonio de dos o tres. Así es que de esta manera se ordenará el juicio. Pero la severidad de la sentencia la anuncia diciendo: Porque ya lo dije, etc. En lo que primero indica el orden que se ha de observar en ios juicios, por el cual se exige que precedan tres admoniciones. Y en cuanto a esto dice: Porque ya lo dije como presente, dos veces, a saber, cuando estuve entre vosotros y ahora ausente lo digo de antemano, para que sea así por tercera vez su admonición: digo de antemano a los que antes pecaron y a todos los demás; como si dijera: amonesto a todos. Segundo, puesta la admonición, se conmina la sentencia. Por lo cual dice: que si voy no perdonaré otra vez; como si dijera: A los que pecaron los perdoné la primera vez, pero si pecaren por segunda vez, o si no han hecho penitencia, no los perdonaré de nuevo. Y obra así justamente, porque aquel a quien una vez se le perdona, y de nuevo peca, si otra vez se le perdona crecería en maldad y se volvería insolente. Por lo cual dice el Sabio en el Libro de los Proverbios (13,24): Quien escasea el castigo quiere mal a su hijo; mas quien le ama le corrige continuamente. Así es que en la 1glesia está ordenado que precedan tres admoniciones antes de que se fulmine sentencia de excomunión; porque ocurre que algunos, aun cuando estén en pecado y causan daño, sin embargo con una sola palabra de admonición se corrigen y satisfacen. Y además siempre hay que empezar por los más leves; y para que no sea que si no se
hace la corrección, aumente más la insolencia, débese aplicar la severidad de la sentencia. Los hijos de los hombres, viendo que no se pronuncia luego la sentencia contra los malos, cometen la maldad sin temor alguno (Eccle. 8,2).
En seguida, para que no puedan criticar con razón al Apóstol, muestra Pablo su poder judicial, diciendo: ¿O buscáis la prueba, etc. En lo cual hace tres cosas. Primero muestra tener de Cristo la legación y el poder de juzgar; segundo, muestra el poder de Cristo: que entre vosotros no flaquea, etc:; tercero, muestra que el poder de Cristo también se deriva a otros: Así también nosotros somos débiles en El. Así es que dice: si voy otra vez, no perdonaré, y aun severísimamente juzgaré, cosa que muy bien puedo hacer, porque tengo la autoridad de Cristo para castigar y para perdonar. Lo que vosotros le concediereis por indulgencia, yo se lo concedo también, etc. (2Co 2,10). Somos, pues, embajadores en lugar de Cristo (2Co 5,20). Por lo cual dice: ¿O buscáis la prueba, etc.; como si dijera: No hay que dudar de mi poder, porque sea lo que sea lo que yo diga, o bien pronunciando sentencia, o bien perdonando, o bien predicando, hablo por Cristo. Anda, pues, que Yo estaré en tu boca (Ex. 4,12). Pues Yo pondré las palabras en Vuestra boca y una sabiduría a o¡ue no podrán resistir, etc. (Luc. 21,15). Así es que las cosas que el hombre hace impulsado por el Espíritu Santo se dice que el Espíritu Santo las hace; por lo cual, como el Apóstol decía todo esto impulsado por Cristo, a Cristo lo atribuye como a la causa principal, diciendo: que en mí habla Cristo, etc. Pero para que no se dude del poder y de la virtud de Cristo, muestra en seguida el Apóstol la virtud de Cristo, diciendo: que entre vosotros no flaquea, etc. En lo cual primero muestra la virtud de Cristo en cuanto a las cosas que en ellos se ven; segundo, en cuanto a las cosas que en Cristo son: porque si bien fue crucificado, etc. Así es que dice: Tengo poder judicial de Cristo, quien en mí habla, quien es de grande poder entre vosotros dando los dones de las gracias, diferencias de espíritu y otras muchas cosas de las que tenéis experiencia, y no sólo no flaquea, sino que es fuerte entre vosotros, porque poderosamente os libró del pecado, poderosamente os convirtió al bien. El Señor fuerte y poderoso, etc. (Ps. 23,8). Dice el Libro de la Sabiduría (12,18): Con sólo quererlo lo puedes todo. Y poco antes (12,17): Ostentas tu fuerza con los que no creen en tu soberano poder. Y no sólo en vosotros aparece el poder de Cristo, sino también en El mismo, en cuanto que de la muerte de cruz, que sufrió por debilidad humana, la cual asumió debilitada en pobreza, resucitó, y vive por el poder de Dios, poder que es el mismo Dios. Porque de tal manera fue aquella compenetración que Dios se hizo hombre, y el hombre se hizo Dios. La debilidad de Dios es más fuerte que los hombres (1Co 1,25). O bien, por el poder de Dios, a saber, del Padre, que es también el poder de Cristo, porque la misma es la virtud del Padre y la del Hijo. Fui muerto, y he aquí que vivo, etc. (Ap 1, i8). Este poder de Cristo se deriva también a nosotros. Así también nosotros somos débiles, etc.; como si dijera: También a nosotros nos pertenece ese poder, porque nosotros también somos débiles en El, esto es, por su intención, en cuanto por El mismo padecemos muchas cosas, y nos mortificamos nosotros mismos, y nos humillamos. Nosotros somos flacos por Cristo, etc. (1Co 4,10). El aspecto de la persona es ruin (2Co 10,10). Traemos siempre en nuestro cuerpo por todas partes la mortificación de Jesús (2Co 4,10). Y por eso viviremos, esto es, seremos vivificados por el poder de Dios juzgándoos. Quien resucitó a Jesucristo, etc. (Sal 1,1). Y el sentido es éste: Por el poder por el que Cristo vive resucitaremos nosotros; y por ese poder tenemos también el poder de juzgaros, o bien viviremos en bienaventuranza semejante con El; y esto por el poder de Dios, poder de Dios que está en vosotros, esto es, en vuestras conciencias.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



60 13,1. por el testimonio de dos o tres testigos se zanjará todo asunto: El contexto hace improbable una alusión a las acusaciones contra Pablo (12,16). Dt 19,15 se llegaba a entender en el sentido de que los malhechores debían ser advertidos de la posibilidad de castigo (véase H. van Vliet, No Single Testimony [Studia theologica rhenotraiectina 4, Utrecht 1958] 43-62), y esto encaja perfectamente con el versículo siguiente. 2. Dos marcos temporales complican la frase. «Dije antes» va con «estando presente la segunda vez» y hace referencia a un tiempo anterior al presente. «Digo de antemano» va con «estando ahora ausente» y se refiere al presente comparado con el futuro. La idea principal es que a los corintios se les han hecho las advertencias requeridas, y en consecuencia Pablo será libre de castigarles si no han cambiado para cuando él llegue. Hoti, «que», introduce lo que Pablo dijo durante su segunda visita. 3. deseáis una prueba de que Cristo habla en mí: La pretensión de Pablo (2,17; 5,20); 12,19) quedará confirmada por el ejercicio de su autoridad para castigar. 4. Lo mismo que Cristo es a la vez débil y fuerte, según la perspectiva desde la cual se le contempla, así es también Pablo. Si los corintios están convencidos acerca de aquél (10,10b), no debieran tener dudas acerca de éste.
(Jackson, B. S., «Testes Singulares in Early Jewish Law and the New Testament», Essays in Jewish and Comparative Legal History [SJLA 10, Leiden 1975] 172-201.)
61 5. examinaos a vosotros mismos: A quienes lo examinaban, Pablo les advierte que sería más adecuado que se examinaran a sí mismos. ¿Han entendido correctamente a Cristo? Sólo cuando hayan llegado a una correcta comprensión de Cristo (véase el comentario a 1 Cor 2,8) entenderán el modo en que Pablo lleva a cabo su ministerio. 6. Pablo se aplica el mismo criterio. 7. rogamos: Lo que le interesa, no obstante, es el éxito de ellos, no el suyo propio. El enfado de Pablo ha perdido casi completamente su ímpetu. 8. la verdad: Dentro del contexto, esta máxima general (cf. 1 Esd 4,35.38) debe modificar la posibilidad del fracaso de Pablo según se indicaba en el v.7. 9. A Pablo no le importa que ellos lo consideren débil (compárese 1 Cor 4,10), siempre y cuando sean fuertes en la fe (v. 5). 10. Este resumen de la idea central de los caps. 10-13 resulta absolutamente incompatible con el contenido de los caps. 1-9, y confirma así la división de 2 Cor en dos cartas. La formulación se hace eco de 10,8.
62 (IX) Conclusión: Palabras y saludo finales (13,11-13). 11. alegraos, sed perfectos, atended a mi llamamiento, tened un mismo sentir, vivid en paz: Los impvs. dejan entrever, tanto el interés de Pablo por los corintios, como su reconocimiento del problema existente en su relación. 12a. con un beso santo: Véase el comentario a Rom 16,16. 12b. todos los santos: La mayoría de las traducciones protestantes (p.ej., RSV, NEB, NIV) numeran esta frase como v. 13. santos: Los cristianos (véase el comentario a 1 Cor 1,2) de Macedonia occidental o lliria (? 4 supra). 13. Sólo Ef 5,23 es comparable a esta bendición triádica, que no es una fórmula trinitaria en sentido dogmático, la gracia de nuestro Señor Jesucristo: Véase 1 Cor 16,23; Flp 4,23; 1 Tes 5,28; Rom 16,23. el amor de Dios: El amor que fluye de Dios se manifiesta en la gracia llena de fuerza (12,9) dada por Cristo, que crea «la común unión del Espíritu Santo». El valor del gen. es objeto de discusión, pero la comunión dada por el Espíritu debe traducirse en koinónia con el Espíritu (cf. Flp 2,1).
(Panilulam, G., Koinonia in the NT [AnBib 85, Roma 1979], Riesenfeld, H., «Was Bedeutet Gemeinschaft des heiligen Geistes? Zu 2 Kor 13:13; Phil 2:1 und Rom 8:18-30», Communio Sanctorum [Fest. J.-J. Almen, ed. A. de Pury, Ginebra 1982] 106-13. Schneider, B., «He koinónia tou hagiou pneumatos (2 Cor 13:13)», Studies Honoring /. G. Brady [ed. R. S. Almagno et al., Franciscan Inst. Pub. Theol. Series 6, Nueva York 1976] 421-47.)
[Traducido por José Pedro Tosaus Abadía]

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Pablo amenaza con tomar severas medidas

1 Pablo advierte a los corintios que si, cuando vuelva a la ciudad en su tercera visita, intentan acusarlo de alguna mala conducta, entonces por la boca de dos o tres testigos se decidirá todo asunto. El requisito de que las acusaciones fueran confirmadas por dos o tres testigos se encuentra en Deut. 19:15 y fue incorporado por Jesús en sus instrucciones a los discípulos, con respecto a la disciplina en la iglesia (Mat. 18:16; ver también Juan 8:17; 1 Tim. 5:19; Heb. 10:28; 1 Jn. 5:8).

2-4 Pablo también les advierte que, dado que están exigiendo pruebas de que Cristo habla a través de él, cuando él llegue las tendrán. No será la clase de prueba que ellos esperan (visiones y revelaciones, señales y prodigios, etc.); en cambio, será el ejercicio del poder de Cristo para disciplinar a los ofensores. Les recuerda que Cristo fue crucificado en debilidad, pero vive por el poder de Dios, y de la misma manera él mismo, aun siendo débil, obrará con ellos con el poder de Dios.

5, 6 Quizá los corintios tengan en mente lanzar acusaciones contra él y someter a comprobación sus afirmaciones de que es un apóstol genuino, pero aquí Pablo les dice que se examinen a sí mismos, para asegurarse de que están en la fe. Les recuerda que Cristo Jesús mora en ellos (con todas las implicaciones morales de este hecho: cf. 1 Cor. 3:16; 6:19, 20), ¡a menos que no aprueben el examen! Luego, Pablo dice: Pero espero que reconozcáis que nosotros no estamos reprobados (es decir, que hemos aprobado el examen). Esta afirmación es un tanto sorprendente, ya que el contexto nos lleva a pensar que la expectativa de Pablo era que los corintios serían los que debían pasar la prueba. La explicación es que al examinarse a sí mismos, y llegar a la conclusión de que sí están firmes en la fe, los corintios reconozcan, al mismo tiempo, que Pablo no reprobó el examen. Si ellos están firmes y Cristo mora en ellos, es por lo que han recibido del ministerio de Pablo, y esto, a su vez, comprueba que él es un verdadero apóstol, uno que ha aprobado el examen.

7-9 La oración de Pablo por los corintios es que no hagáis nada malo. Su preocupación es el bienestar de los corintios, no su propia reputación. Su afirmación de que no podemos nada contra la verdad, sino a favor de la verdad, puede entenderse mejor como significando que Pablo jamás podría actuar en forma contraria al evangelio o sus implicaciones morales.

10 Pablo resume el propósito de su carta: Os escribo esto estando ausente, para que estando presente no use de dureza conforme a la autoridad ... En los caps. 10-13 Pablo amenazó varias veces con hacer uso severo de la autoridad (10:5, 6, 11; 12:20; 13:1-4); sin embargo, lo que dice aquí pone en claro que todo ese tiempo estaba esperando no tener que llegar a eso (cf. 10:2; 12:19-21). Por ello podemos decir que el propósito de los caps. 10-13 es el de recordar a los corintios su debida fidelidad a Pablo y a su evangelio, y así evitar que él deba hacer uso severo de su autoridad sobre ellos.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XIII.

1 He threatneth seueritie, and the power of his Apostleship against obstinate sinners. 5 And aduising them to a triall of their faith, 7 and to a reformation of their sinnes before his comming, 11 He concludeth his Epistle with a generall exhortation and a prayer.
1 This is the third time I am comming to you: in the mouth of two or three witnesses shal euery word be established.
2 I told you before, and foretell you as if I were present the second time, and being absent, now I write to them which heretofore haue sinned, and to all other, that if I come againe I will not spare:
3 Since ye seeke a proofe of Christ, speaking in me, which to you-ward is not weake, but is mightie in you.
4 For though hee was crucified through weaknesse, yet he liueth by the power of God: for wee also are weake [ Or, with him.] in him, but wee shall liue with him by the power of God toward you.
5 Examine your selues, whether ye be in the faith: proue your owne selues. Know yee not your owne selues, how that Iesus Christ is in you, except ye be reprobates?
6 But I trust that yee shall knowe that we are not reprobates.
7 Now I pray to God, that ye doe no euill, not that we should appeare approued, but that ye should doe yt which is honest, though we be as reprobates.
8 For wee can doe nothing against the trueth, but for the trueth.
9 For wee are glad when wee are weake, and ye are strong: and this also we wish, euen your perfection.
10 Therefore I write these things being absent, lest being present I should

[Inconstancie.]

vse sharpnesse, according to the power which the Lord hath giuen me to edification, and not to destruction.
11 Finally, brethren, farewell: Bee perfect, bee of good comfort, bee of one minde, liue in peace, and the God of loue and peace shalbe with you.
12 Greet one another with an holy kisse.
13 All the Saints salute you.
14 The grace of the Lord Iesus Christ, and the loue of God, and the communion of the holy Ghost, be with you all. Amen.
The second Epistle to the Corinthians, was written from Philippos a citie of Macedonia, by Titus and Lucas.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Últimas exhortaciones. Los corintios reconocen el poder de Cristo, probablemente en los signos y prodigios realizados en su nombre. En Pablo sólo ven la debilidad: o porque desean un jefe dominador o porque se burlan de su ineficacia.
El Apóstol se verá forzado a hacer una demostración del poder de gobierno recibido que actúa en y por su aparente debilidad. Irá dispuesto a entablar un juicio. Antes, sin embargo, les ofrece la posibilidad de evitarlo haciendo un examen de conciencia y manifestando su conversión. De ese modo serán sus propios jueces. El criterio de este auto-examen deberá ser la presencia activa, experimentada, de Cristo en sus vidas (cfr. Rom_2:15-16).
Pablo aprovecha la ocasión para retomar una constante de su teología y espiritualidad: el misterio pascual de muerte y resurrección, consumado por Cristo y participado por el Apóstol. Cristo pudo sufrir en cuanto «hombre débil» (cfr. Flp,Rom_2:5-8), pero resucitó por el poder de Dios (cfr. Rom_1:4; 1Co_6:14). Si en la segunda visita el Apóstol apareció como «débil», ahora está decidido a mostrarse como «fuerte», si fuera necesario. Quiere evitarlo invitando a los corintios a examinarse sinceramente para comprobar si Jesucristo vive en ellos. Si experimentan en ellos el poder y señorío de Cristo, tendrán que reconocer su palabra eficaz en la de Pablo. Concluye reafirmando el cometido que se le ha asignado: edificar y no destruir (cfr. 10,8).

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

El Apóstol muestra cómo él actúa conforme a Cristo (vv. 1-4). El Señor, durante su vida terrena quiso mostrarse débil -especialmente al permitir su pasión y muerte-; sin embargo, en su resurrección gloriosa manifestó su poder divino, antes oculto. De manera semejante, Pablo, que ha venido mostrándose débil -soportando con paciencia a los rebeldes-, piensa utilizar ahora su autoridad apostólica, recibida de Dios. A continuación (vv. 5-10), les exhorta a corresponder a la gracia. «Para evitar los pecados son necesarias dos cosas: el libre albedrío y la gracia de Dios. (...) Por eso, mostrando que ambas cosas son necesarias, el Apóstol ruega a Dios para conseguir la gracia, y amonesta que mediante el libre albedrío se alejen del mal y hagan el bien» (S. Tomás de Aquino, Sup. epist. ad 2 Cor. in loc.).


Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— nosotros, que compartimos: Reaparece la redacción en primera persona plural que se mantendrá ya hasta el final del pasaje; podría traducirse en primera persona del singular (ver notas a 2Co 1:4 y 2Co 10:2).

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_1:4+

[2] Rom_8:11+

NOTAS

13:4 Om.: «sobre vosotros».

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Rom_1:4+

[2] Rom_8:11+

NOTAS

13:4 Om.: «sobre vosotros».

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. Deu_19:15. Ver 2. 1.

12. Ver nota Rom_16:16.

Sagrada Biblia (Bover-Cantera, 1957)



Como ministro de Cristo, Pablo se compara al mismo Cristo; porque así como Cristo fue crucificado por la flaqueza humana, pero, una vez resucitado, vive por la fuerza de Dios, así también su ministro en medio de sus flaquezas posee la fuerza de Cristo.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*13:1-10 Las afirmaciones sobre el anuncio de la tercera visita, difíciles de determinar concretamente en algunos casos, vuelven a mostrar la fuerte conciencia de reciprocidad que tiene Pablo respecto de sus cristianos.

Greek Bible (Septuagint Alt. Versions + SBLGNT Apparatus)

γὰρ WH Treg NA28 ] + εἰ RP
  • ζήσομεν WH Treg NA28 ] ζησόμεθα RP

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 13.2 Mi segunda visita: Véase 2.1 n.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

en debilidad... Esto es, en la condición de su naturaleza humana.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Rom 6:8

Torres Amat (1825)



[1] Deut 19, 15; Mat 18, 16.