Ver contexto
para no ser engañados por Satanás, pues no ignoramos sus propósitos. (II Corintios 2, 11) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 2

f) La comunidad, alegría del apóstol (2/01-02).

1 Porque esto es lo que me propuse: no haceros de nuevo una visita que fuera con tristeza. 2 Porque si yo os proporciono disgusto, ¿quién me va a alegrar a mí, sino el que recibe disgusto de mí?

Precisamente porque el apóstol debe ser servidor de la alegría, no quiso volver Pablo a Corinto. De hacerlo, hubiera tenido que causar tristeza a la comunidad, como ya había ocurrido en otra ocasión. Pablo alude, al parecer, a un viaje a Corinto, desconocido por nosotros, en el que tuvo lugar una discusión, muy dolorosa para el apóstol, entre él y algunos miembros de la comunidad 16.

Tener que causar tristeza a los corintios hubiera sido algo muy triste para el mismo Pablo. Y ésta era, también, una causa que le impedía volver, es decir, la consideración a sí mismo. Tampoco él quiere tristeza, sino alegría. Y si no la recibe de la comunidad, ¿de quién la habría de recibir? Lo mismo que a los corintios, también a las comunidades de Tesalónica (1Th_2:19 s y Phi_4:1) les asegura, con palabras íntimas y cálidas, que ellos son y deben ser su gozo y su alegría.

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16. Es la llamada «visita intermedia» (cf. el comentario a 12,14 y 13,1 y la introducción, 1 ).

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3. UNA CARTA ANTERIOR (2,3-11).

Pablo prosigue su defensa frente a las objeciones de los corintios. Les recuerda cuál había sido la situación: las circunstancias eran tan desfavorables que no quiso ir. En lugar de ello, escribió una carta para zanjar un asunto que había molestado gravemente al apóstol. Ahora, por fin, la comunidad ha condenado y castigado al culpable, quien, además, está arrepentido de su falta. Pablo, por su parte, exhorta a que se dé paso ahora a la bondad y al perdón para con el culpable. El apóstol no describe estos hechos con detalle. Los corintios saben de qué se trata y de quién. Y el apóstol desea echar al olvido lo pasado. A nuestra actual interpretación le resulta difícil entender íntegramente y con exactitud las alusiones, debido a la obscuridad de la explicación.

a) En medio de muchas lágrimas (2/03-04).

3 Y esto precisamente os digo en mi carta: que al llegar ahí no debería yo recibir disgusto de aquellos que me deberían proporcionar alegría, y que confío en todos vosotros en que mi alegría es la de vosotros todos. 4 Por eso, llevado de mucha angustia y ansiedad de corazón, os escribí en medio de muchas lágrimas. Pero no para proporcionaros disgusto, sino para daros a conocer el amor desbordante que siento por vosotros.

Pablo esperaba que una carta, que ya era bastante dolorosa, le ahorraría una visita a Corinto que hubiera sido más dolorosa aún. Entre Pablo y su comunidad no debería haber más que alegría y paz por ambas partes. Tener que prescindir de esta alegría es, para el apóstol, un grave sufrimiento. Aquel trabajador incansable y duro luchador es, también, un hombre lleno de amor y sensibilidad 11.

Pablo no ha tenido jamás la intención o el deseo de dominar las comunidades. Aquella carta recriminatoria la escribió en medio de muchas lágrimas 18 y con mucha angustia de su parte. Si Pablo tuvo que entristecer a los corintios, él mismo experimentaba una grave tristeza. La verdad es que la carta ponía bien de manifiesto el amor constante de Pablo a los corintios. Su amor a la comunidad era lo que hacía tan grande su preocupación por ella.

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17. Los problemas a esta carta han sido ampliamente estudiados por la exégesis. Se trata de una «carta intermedia», escrita entre nuestra primera y nuestra segunda carta a los corintios (cf. Ia introducción, 1). No se encuentra en el Nuevo Testamento. Tampoco está contenida -contra lo que se ha pensado- en nuestra primera o segunda a los Corintios; evidentemente se ha perdido, cf. nota 69. La comunidad corintia no la conservó, acaso porque no contenía enseñanzas de valor permanente del Apóstol, o acaso también porque no era muy elogiosa para la comunidad.

18. Las costumbres antiguas no impedían que un hombre llorase en presencia de otras personas. Los héroes homéricos lloran. El rey Saúl (1Sa_24:17) y el rey David (2Salll 1,12) lloran. Jesús llora ante la tumba de Lázaro (Joh_11:35). Pablo habla muchas veces de lágrimas (Phi_3:18; Act_20:19.31). Todavía hoy perduran en el Misal romano oraciones para pedir el don de lágrimas.

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b) Una falta y un castigo (2/05-06).

5 Y si alguno ha causado un disgusto, no me lo ha causado a mí; sino, hasta cierto punto, por no exagerar, a todos vosotros.

Siguiendo el método de las alusiones, Pablo habla de algo sucedido en Corinto, que perturbó gravemente las relaciones entre el apóstol y la comunidad. Alguien, un miembro de la comunidad, perpetró una grave ofensa (Act_7:12), que afectó y humilló personalmente a Pablo. Acaso la afrenta era algo que le afectaba a él directamente, o acaso directamente a algún colaborador, como por ejemplo Timoteo y, por tanto, indirectamente a Pablo. En todo caso, el apóstol recuerda que no se trataba sólo de su persona. La gloria y honor de Pablo son la gloria y honor de toda la comunidad. Y así, cuando un miembro de la comunidad falta y cae, todos sienten tristeza y congoja. Pero la comunidad no pidió cuentas al ofensor, como hubiera debido hacer, al menos en opinión de Pablo. De haber estado él presente, hubiera tenido que exigir y poder evitar estos extremos desagradables, amonestando y exhortando por carta, aquella misma carta que escribió en medio de muchas lágrimas.

6 Ya es bastante para él el castigo que le ha impuesto la mayoría...

La mayoría de la comunidad impuso al culpable un castigo 19. El castigo no debe llegar hasta el rigor ni la aplicación de la disciplina eclesiástica debe poner al culpable en peligro.

Estas líneas nos permiten echar una ojeada sobre la organización de la comunidad de la Iglesia apostólica. La mayoría ha pedido un castigo. Así pues, se produjo una deliberación sobre el caso en la asamblea de la comunidad y se votó una propuesta. La minoría la rechazó, pero se sometió a ella, tal como correspondía y corresponde al derecho de toda asamblea. No se dice si la minoría pedía un castigo menor o mayor. Ambas cosas son posibles. Así pues, Pablo no imparte órdenes, sin más, a sus comunidades, sino que las deja en libertad para que tomen sus propias decisiones.

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19. No se dice la clase de castigo. Otro caso de disciplina eclesiástica (1Co_5:11) permite suponer que también en 2,7 se exigía la exclusión temporal de las asambleas comunitarias y la pérdida de la comunión.

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c) Pero ahora el perdón (2/07-11).

7 ...de suerte que, por el contrario, más bien tenéis que perdonarlo y animarlo, no sea que ese tal se sienta abrumado por la excesiva tristeza. 8 Por eso os ruego que le ratifiquéis enteramente vuestro amor.

La condenación y el castigo han conseguido su finalidad, que es provocar el arrepentimiento y la conversión del culpable.

Su amor y su preocupación pastoral empujan ahora a Pablo a otras medidas. Exhorta a que se ceda paso al amor y a la reconciliación que estimula y consuela. El pecador no debe caer en una tristeza excesiva. Pablo sabe que un hombre puede sucumbir ante una tristeza abrumadora.

El objetivo de la disciplina de la Iglesia no es la expulsión definitiva de la asamblea, sino el perdón de la culpa y el restablecimiento de la comunión, en la que debe ser nuevamente recibido el culpable.

9 Pues para esto también os escribí: para hacer la prueba de que sois obedientes en todo. 10a A aquel a quien ratifiquéis enteramente vuestro amor.

La carta que Pablo escribió en medio de muchas lágrimas se proponía también, como meta final, servir a la comunión de amor. Aunque en ella se exigía el castigo del culpable, su intención última no era la de castigar, sino la de someter a prueba a los corintios, que debían dejar bien demostrada su entera obediencia al apóstol. Así ocurrió de hecho. Ahora, pues, sólo resta ejercitar el perdón y el amor. Esto vale tanto para Pablo como para la comunidad.

10b Pues lo que yo he perdonado, si algo tuve que perdonar, ha sido en atención a vosotros, en presencia de Cristo...

Al tratar el difícil caso de la falta de un miembro de la comunidad sólo habían aparecido hasta ahora, como partes interesadas, Pablo y los corintios, y sólo se habían mencionado, como motivos, consideraciones de tipo humano. Pero ahora se alza súbitamente el telón y se hace visible la perspectiva de fondo sobre la que se desarrolla todo cuanto acontece en la Iglesia. Todo acontece en presencia de Cristo. él es el Señor y el juez sentado en su trono. Ante él se encuentran el apóstol y la Iglesia, y ante él deben todos poder mantenerse en pie.

Este Señor exige ciertamente justicia y orden. «Todo lo que atéis en la tierra, atado será en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, desatado será en el cielo» (Mat_18:18). Pero su primer mandamiento es el del servicio y el amor en la comunidad de los discípulos. La vida y la doctrina de Cristo establecen en la Iglesia la ley del perdón y la reconciliación. «Soportaos mutuamente y perdonaos, si uno tiene una queja contra otro: como el mismo Señor os perdonó, así también vosotros» (Col_3:13). Este Señor es el mediador para el perdón de Dios: «Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre: a Jesucristo, el justo» (1Jo_2:1). Cristo, en cuya presencia vive la Iglesia, pide que los hombres se perdonen entre sí. Y hace que este perdón tenga validez delante de Dios.

11 ...para no vernos engañados por Satán, pues no ignoramos sus designios.

Sobre el escenario en el que se desarrolla la historia, y la historia de la salvación, actúa también el antagonista de la Iglesia y del Señor, Satán. De sus intenciones y su actividad perturbadora y destructora se halla mucho en el Nuevo Testamento 20. Amenaza no sólo a un pecador culpable, sino al mismo Pablo y a toda la comunidad. Si dejara de haber amor en la Iglesia, esto permitiría a Satán introducirse subrepticiamente. él es enemigo del amor y de la paz, y procura introducir la turbación y el odio. En el tiempo de espera de la Iglesia, él es el enemigo siempre al acecho. «Sed sobrios, velad. Vuestro enemigo, el diablo, como león rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle firmes en la fe» (1Pe_5:8-9). Sólo al final de los tiempos, en la venida del Señor, será aniquilado el enemigo. «Entonces aparecerá el impío, a quien el Señor destruirá con un soplo de su boca y lo aniquilará con la manifestación de su venida» (2Th_2:8).

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20. Cf. por ejemplo,2Th_11:14; 2Th_12:7; Mat_13:39; Luk_22:31; Rom_16:20; Eph_6:16.

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4. VIAJES DE PABLO A TROADE Y MACEDONIA (2/12-13).

A lo largo de las obscuras circunstancias que se acaban de describir, la preocupación por la Iglesia de Corinto acompañaba y acosaba a Pablo en todos sus caminos misioneros. No podía descansar en parte alguna, hasta que finalmente Tito le alcanzó en Macedonia, con buenas noticias de Corinto.

12 Cuando llegué a Tróade para anunciar el evangelio de Cristo, aunque se me abrió una puerta en el Señor...

Pablo no quiso ir personalmente a Corinto para evitar enfrentamientos con los corintios (Eph_1:23). Es probable que la carta «en medio de muchas lágrimas» (Eph_2:4) haya sido escrita desde éfeso (Act_19:1). Tito, el colaborador digno de todo crédito y repetidamente mencionado en las cartas de Pablo, debía llevar la carta a Corinto e informar después a Pablo de los resultados. Pablo había acordado reunirse con él en Tróade, la antigua ciudad de la costa occidental de Asia Menor. Durante el compás de espera Pablo se dedicó a los trabajos misionales. El apóstol describe el éxito obtenido con una imagen gráfica: se le abrió una puerta, cf. 1Co_16:9, «(En éfeso) una puerta grande y eficaz se me ha abierto.» Ante la aldabada del misionero, se le abre en la ciudad extraña una puerta. Encuentra algunos oyentes, encuentra hospitalidad y un sitio donde predicar y celebrar los divinos oficios.

Pero en ese suceso externo se realiza el acontecimiento interno, en el que los oídos y los corazones se abren a la palabra de Dios. No es el apóstol el que abre la puerta; es la puerta la que se abre al apóstol. El misionero sabe que no es su propia capacidad la que consigue el éxito. Es Cristo, el Señor, quien actúa allí donde el Evangelio es escuchado. Todo acontece en el Señor.

13...no tuve sosiego para mi espíritu, por no haber encontrado a Tito, mi hermano, y entonces, despidiéndome de ellos, salí para Macedonia.

Pero Pablo no tenía sosiego alguno para dedicarse a las tareas de la misión de Tróade. Esperaba con demasiada impaciencia la llegada de Tito y las noticias que debía traer de Corinto. Debatiéndose entre el nuevo trabajo de Tróade y la preocupación por la antigua comunidad de Corinto, prevaleció finalmente esta última. Pablo abandonó Tróade, atravesó el Bósforo y llegó a Macedonia, para salir, un espacio de camino, al encuentro de Tito, que venía de Corinto. Pablo aguardaba a su colaborador en una de las comunidades de Macedonia, acaso en Filipos. Así pues, aunque retrasó el viaje a Corinto, la preocupación de Pablo por aquella comunidad era muy grande.

Estas pocas palabras nos permiten conocer la tensión que se producía entre la preocupación pastoral por las comunidades ligadas a un lugar y la misión, que empujaba a seguir más adelante y que, lo mismo que en esta ocasión, se planteaba con frecuencia al temperamento impulsivo y fogoso del apóstol san Pablo.

Era de esperar que, llegado aquí, Pablo relataría su encuentro con Tito en Macedonia y cómo las buenas noticias que le traía de Corinto mudaron su preocupación en alegría. Pero este punto se toca mucho más adelante (1Co_7:5-16). Antes la carta se ocupa extensamente del significado y del cometido del ministerio apostólico.

Parte tercera

EL MINISTERIO APOSTÓLICO 2,14-6,10

Toda la perícopa 2,14-6,10 es una larga intercalación dentro de la discusión de las relaciones con la iglesia de Corinto, y significa, por tanto, un extenso paréntesis dentro del tema central del diálogo de Pablo con los corintios. Pablo prorrumpe en acciones de gracias por su ministerio apostólico (2,14) y, a partir de aquí, se ve empujado de palabra en palabra, de frase en frase, de idea en idea, de tal modo que el resultado final es esta perícopa de la carta, que engloba en sí, a su vez, múltiples y diversas aclaraciones y enseñanzas. Por 2,13, y también por 7,6, donde se continúa el relato y se describe el encuentro anhelado de Pablo y Tito, sabemos cuán honda era la congoja interna de Pablo aquellos días, en Tróade y en Macedonia. La exclamación de gratitud (2,14) puede explicarse suponiendo que Pablo tenía ya antes (2,13) en la mente el feliz suceso del que nos informará en 7,6s. A partir, pues, de esta acción de gracias se desarrolla toda la perícopa 2,14-6,10 (21.

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21. Para otro intento de explicación, según el cual 2,14-7,4 sería una sección añadida posteriormente, cf. la nota 57.

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1. CARÁCTER PUBLICO DEL MINISTERIO (2,14-3,3).

Una primera serie de sentencias puede sintetizarse como afirmación de que el ministerio apostólico es público, visible y eficaz ante todo el mundo. Hay comunidades cristianas en algunas de las grandes ciudades del imperio romano. Cierto que se trata de pequeños grupos, cuya existencia sólo es conocida por unos pocos. Los poderosos y dotados de autoridad de este mundo desconocen la predicación de Cristo. Y cuando oyen hablar de ella, no la toman en serio. Pero el apóstol anuncia una poderosa certeza: el Evangelio triunfa sobre el mundo. Al aceptarle o rechazarle se decide entre la vida y la muerte.

a) El camino triunfal de Cristo en el mundo (2/14).

14 Pero gracias sean dadas a Dios, que, en Cristo, nos lleva siempre en su triunfo y que por medio de nosotros manifiesta la fragancia de su conocimiento por todas partes.

Hasta ahora Pablo ha hablado de cómo, a lo largo de sus viajes misioneros, se ha sentido guiado por Dios y ayudado por él en el desempeño de su servicio. Pero podría hablar también de la angustia y el peso, de Ia preocupación y la tristeza que tuvo que soportar. Con todo, cuando lo recuerda sube del corazón a los labios del Apóstol la alabanza divina: ¡Gracias sean dadas a Dios!

La misión es la marcha triunfal de Cristo en el mundo, y en ella está incluido el apóstol. En la marcha triunfal marchan juntos, en pos del caudillo, tanto los adversarios vencidos como los vencedores. Ambas cosas tienen un sentido posible, referidas a Pablo. Cristo ha vencido a su antiguo adversario y le lleva consigo como siervo elegido para el Evangelio. Así se llama Pablo a sí mismo con frecuencia (por ejemplo, en Rom_1:1). Por esto quiere aquí el apóstol dar gracias a Cristo y alabarle por sus grandes obras.

En este sentido debe interpretarse la afirmación gráfica de que Dios triunfa con Pablo y Pablo con Dios. Los apóstoles, colaboradores de Dios (Rom_1:24), son incluidos en la marcha triunfal como heraldos que proclaman la victoria, o como soldados que, así como tomaron parte en la batalla, participan ahora en la victoria y son ensalzados junto con el vencedor. El vencedor es Dios en Cristo. Cristo alcanzó la victoria por Dios y para Dios. En él se revela Dios al mundo y actúa en el mundo. «Habiendo despojado a los principados y potestades, los exhibió en público espectáculo incorporándolos al cortejo triunfal de Cristo» (Col_50:15).

A esta imagen poderosa y bella añade Pablo otra, sumamente extraña para nosotros. Por medio de los apóstoles se expande la fragancia del conocimiento de Dios 22. El Antiguo Testamento compara las noticias buenas y agradables con un buen perfume. «Escuchadme, hijos míos, y creced, como rosa que brota junto a corrientes de agua. Como incienso derramad buen olor, abríos en flor como el lirio, exhalad perfume, cantad un cantar, bendecid al Señor por todas sus obras» (Sir_39:13 s). Es posible que esta metáfora aproveche la idea de que se considera el perfume como un fluido material, como una fuerza vivificante, algo así como lo es el agua, por ejemplo 23. Cuando la fragancia es saludable, las plantas y los animales pueden vivir de ella; pero mueren cuando es mortalmente venenosa. Así, del conocimiento de Dios en Cristo brota un perfume vivificante. Esta fragancia vivifica primero al Apóstol, y, a través de él, se extiende con sólida eficacia. El Apóstol participa del conocimiento de Dios y lo expande en el mundo mediante el anuncio del Evangelio.

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22. Para nosotros no existe ninguna conexión visible entre ambas imágenes, Pero acaso para la mentalidad antigua resultara más fácil pasar de la una a la otra, porque en los desfiles triunfales se colocaban a lo largo de las calles braserillos de incienso, de tal modo que el cortejo triunfal avanzaba envuelto en una nube aromática. Nuestro uso litúrgico del incienso deriva de esta antigua costumbre.

23. Esta concepción está confirmada por las ciencias de la naturaleza de los antiguos griegos y también, por ejemplo, en Job_14:8-9; «(El árbol) incluso con raíces en tierra envejecida... en cuanto siente el agua reflorece y echa ramaje, como una planta joven».

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b) El aroma de Cristo en el mundo (2/15-16).

15 Porque aroma de Cristo somos para Dios, tanto en los que se salvan como en los que se pierden: 16a en éstos, fragancia que lleva de muerte a muerte; en aquéllos, fragancia que lleva de vida a vida.

Cuando se quema un perfume, el ambiente lo percibe, lo acepta o lo rechaza. Tampoco el Evangelio puede permanecer oculto en el mundo. Cuando el apóstol derrama su mensaje como aroma de Cristo en el mundo, los efectos que produce son enteramente opuestos. Los hombres deciden entre la muerte y la vida y se diferencian entre sí por su postura frente al Evangelio. A aquellos que oyen y aceptan el Evangelio, les redunda en vida. Para aquellos que le rechazan es condenación y muerte. El mundo se diferencia por su postura ante la palabra y la gracia salvífica de Dios. «La palabra de la cruz es una necedad para los que están en vías de perdición; mas para los que están en vías de salvación, para nosotros, es poder de Dios» (1Co_1:18).

Cuando el Apóstol manifiesta la palabra de Dios al mundo -que se ve empujado así a una decisión-, esta decisión se toma de acuerdo con la libre elección de los hombres. Pero en esta decisión tiene ya lugar también una diferenciación causada por Dios. Los unos se salvan, los otros se pierden. «Tiene misericordia de quien quiere y endurece a quien quiere» (Rom_9:18). Pero, en todo caso, es clara la afirmación de Pablo, y del Nuevo Testamento, de que nunca cae la decisión eterna de Dios sobre un hombre sin que este hombre se haya también decidido por su parte 24.

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24. Cf. 5,10; Rom_2:6-10.

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16 Y para esto, ¿quién está capacitado?

La predicación del Evangelio entraña, para el mundo, una decisión entre la vida y la muerte. Frente a esto surge la pregunta: ¿quién tiene capacidad y aptitud para llevar a cabo este servicio, tan extremadamente responsable, de la predicación?

c) La palabra de Dios en el mundo (2/17).

17 Porque nosotros no somos como tantos que adulteran la palabra de Dios; sino que, con toda sinceridad, como enviados de Dios, hablamos ante Dios en Cristo.

A la pregunta «¿quién está capacitado?» responde Pablo hablando, acto seguido, de cómo se ha esforzado por desempeñar el ministerio apostólico. Se compara con todos aquellos que tratan la predicación de la palabra de Dios como quien vende baratijas 25. Pablo se diferencia de los falsos misioneros que son codiciosos propagandistas de su mensaje. En las calles y plazas de las ciudades podían encontrarse en aquel tiempo diversos predicadores ambulantes, griegos y judíos, que se hacían pagar sus discursos y su sabiduría con dinero. Visto de lejos, Pablo podría ser confundido con ellos, aun siendo completamente diferente. Con todo, es indudable que Pablo más que a éstos alude a ciertos predicadores cristianos, de los que quiere diferenciarse. Con mucha frecuencia tiene que contraponerse a ellos en sus cartas. También los adversarios combatidos en los capítulos 10-13 pertenecen a este grupo.

Pablo objeta a estos falsos predicadores dos cosas fundamentales: primero, que venden las palabras de Dios, cuando se procuran ganancias con ellas, o buscan dinero, poder o estimación. Causa vergüenza comprobar que ya en el Nuevo Testamento se haya hecho preciso amonestar a los ancianos (sacerdotes) a que apacienten la grey «no por sórdida ganancia, sino con generosidad» (1Pe_5:2). Para salir al paso de la acusación de que pretendía enriquecerse con el Evangelio, Pablo no quiso ser mantenido por la comunidad, aunque sabía muy bien que como misionero, tenía derecho a ello. Se ganaba el sustento trabajando con sus propias manos en la fabricación de tiendas 26. Así, puede decir: «Nunca procedimos ... con pretexto de codicia» (1Th_2:5).

La segunda acusación que Pablo hace a los falsos misioneros es que «adulteran» el Evangelio, como los comerciantes sin escrúpulos, que engañan con mercancías falsificadas y de baja calidad.

En oposición a este falseamiento, el ministerio apostólico, tal como Pablo y los verdaderos misioneros lo ejercen, está caracterizado por cuatro notas que Pablo enumera con palabras breves y concisas: con sinceridad, como enviado de Dios, ante Dios, en Cristo. Pablo puede afirmar de sí mismo que habla con sinceridad, es decir, sin disimulos, sin fraudulencia, sin egoísmos. Como enviado de Dios, es decir, que ejecuta la palabra de Dios de acuerdo con el encargo divino; ante Dios, con la conciencia y la responsabilidad de estar ante el juicio de Dios, que prueba y confirma; en Cristo, es decir, en comunión con Cristo.

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25. Parece que en esta imagen Pablo utiliza un lenguaje tradicional. Ya Platón (Protágoras, 313 CD El Sofista, 231 D) reprocha a los sofistas que comercian con la sabiduría y la venden por dinero. La expresión fue usada por los griegos y, más tarde, también por el judaísmo del área de influencia helenista. Partiendo de esta tradición, y probablemente sin tener conocimiento de la segunda carta a los Corintios, la Doctrina de los doce apóstoles -que debe situarse hacia el año 100- describe (1Th_12:5) a los falsos misioneros como «traficantes con Cristo». 26. Act_20:34; véase en 11,7.



Comentario de Santo Toms de Aquino


Lección 2: 2 Corintios 2,5-11Quiere que usen de misericordia con el afligido fornicador, aun cuando pondera su culpa y su pena.
5.Si alguno me ha causado tristeza, no me la ha causado a mí, sino en parte, para cargároslo a todos vosotros.
6.Bástele al tal esta corrección aplicada por tantos.
7.Más bien debéis, pues, al contrario, perdonarlo y consolarlo, no sea que se consuma en excesiva tristeza éste tal.
8.Por lo cual os exhorto que lo confirméis en la caridad.
9.Pues por esto os escribo, a fin de conocer por vuestra prueba si en todas las cosas sois obedientes.
10.A quien vosotros perdonáis algo, yo también. Porque lo que he perdonado, si algo he perdonado, ha sido por vosotros en persona de Cristo.
11.Para que no nos sorprenda Satanás. Pues no ignoramos sus maquinaciones.
Habiendo indicado el Apóstol la causa de su demora -por no causar tristeza- y hablado de su aflicción, aquí consiguientemente habla de quien lo ha entristecido. Y acerca de esto hace tres cosas. Porque primero pondera la culpa de quien lo ha contristado; segundo, la pena que se le infligió por su culpa: Bástele al tal, etc.; tercero, los exhorta a tener misericordia de aquei infeliz: Más bien debéis, pues, aj contrario. Así es que primero dice: Os escribí por las muchas lágrimas que derramé por la tristeza que sentí y por la pena que se le debía infligir al que pecó. Pero si alguno me ha causado tristeza es aquel fornicario fuera de toda regia, del cual se dice en 1Co 5,1: Es ya del
dominio público que entre vosotros hay fornicación, y fornicación tai, cual ni siquiera entre los gentiles, etc. Y éste, digo, que ha contristado, no me ha contristado a mí sino en parte, o sea, que no me ha contristado a mí solo, sino a vosotros y a nosotros. No a todos sino en parte. Y esto lo digo para no cargároslo a todos vosotros, esto es, para no imponeros a todos vosotros esta carga hablando irrisoriamente, como si dijera: No sois de tal manera buenos ni me amáis que os doláis todos por mi tristeza y por el pecado del hermano. O bien para no cargároslo a todos vosotros, no nada más a los que no se dolieron por el pecado. O de otra manera habrá que decir, y mejor: No me contristo sino en parte, etc.
Porque hay que saber que a veces alguien se contrista totalmente y a veces no totalmente.
Totalmente se contrista alguien cuando de pura pesadumbre es absorbido por el dolor; y esta tristeza es la que produce la muerte, como se dice adelante (2Co 7,10). Lo cual, según dice el Filósofo, no ocurre en el sabio. Y no se entristece alguien totalmente cuando, a pesar de que padece algún mal o lo ve hacer, se entristece, pero por otras causas buenas se regocija, y tal tristeza es según Dios y se da en el sabio. Así es que no porque diga el Apóstol que se ha contristado se crea que ha sido absorbido totalmente por la tristeza, cosa que no es propia del sabio: dice que se ha contristado en parte, no totalmente. Y conforme a esto se lee así: Me ha causado tristeza el fornicario, por su pecado; pero no me he contristado totalmente, porque aun cuando, por lo que a él toca, por su pecado sienta yo tristeza, sin embargo, por lo que a vosotros toca, por los muchos bienes que hacéis, y también en cuanto a él mismo por la penitencia que hizo, siento gozo. Y digo que en parte, para no cargároslo todo a vosotros, esto es, para no imponeros a vosotros la carga de haberme contristado a mí. Pero para que no por la aflicción del Apóstol quieran castigar todavía más a aquel tal, les dice que ha sido suficiente su castigo, diciendo: Bástale al ta! que me contristó pecando tan gravemente la corrección aplicada por muchos, o sea, que fue tan manifiesta y pública que quedó separado de toda comunión, o sea, excomulgado por la 1glesia y entregado a Satanás como se lee en 1Co 5,5. Es pues suficiente esa pena por las causas dichas. O bien se puede decir que es suficiente, no en cuanto al juicio de Dios, sino en cuanto dejaba libre el tiempo y al individuo. Porque es mejor observar un espíritu de suavidad al corregir para que de la penitencia de la corrección se siga el fruto, que si por corregir más duramente se desespere el pecador y se hunda en mayores pecados. Y por eso se dice en el Eclesiástico,21,5: La arrogancia y las injurias reducen a humo la hacienda. Así es que habiendo sido suficiente la pena y cumplido la penitencia, consiguientemente los induce a tener misericordia de él, diciendo: Más bien debéis, pues, al contrario, etc. Y aquí hace tres cosas.
Lo primero, ordenar que al pecador se le perdone; lo segundo, indicar la razón de ello: no sea que, etc.; lo tercero, llevarlos a cumplir esta orden: por lo cual os exhorto, etc. Así es que primero dice: digo que para este tal fue suficiente la pena, al grado que deseo que al contrario más bien debéis perdonarlo. Absolved, y se os absolverá (Luc. 6,37). Perdonaos mutuamente de la misma manera que Dios os ha perdonado a vosotros en Cristo (Ep 4,32). Y no sólo perdonaos sino que, lo que es más, consolaos: y esto presentándose uno los ejemplos de los pecadores que son restituidos al estado de gracia, como se dice de David, de Pedro, de Pablo y de Magdalena, y por las palabras de Dios: No quiero la muerte del pecador, etc. (Ez. 33,1 1). Amonestad a los desordenados, alentad a los pusilánimes (1Th 5,14). Y agrega la razón de tal admonición: no sea que se consuma en excesiva tristeza este tal. Porque algunos por el pecado y por la pena del pecado se hunden a veces de tal manera en la tristeza, que se ahogan mientras no tienen quien los consuele; lo cual es malo, porque de esto no se sigue el fruto de penitencia que conviene, o sea, la corrección; sino que más bien, desesperando, se entregan a todos los pecados, como Caín cuando dijo: Mi maldad es tan grande que no puedo yo esperar perdón (Gen. 4,13); y en Efesios 4,19 leemos: No teniendo ninguna esperanza, se abandonaron a la disolución. Y por esto se dice en 2 Reyes 2,26 que es cosa peligrosa la desesperación. Y por eso decía David (Sal 68,16): Ni me trague el abismo, etc. Y para que tal cosa no ocurra dice: y consolarlo, para que abandone el pecado. Y este será su fruto, que sea borrado su pecado (Is 27,9).
Ante esto el Apóstol, no sólo por simple razón sino también por otras causas los induce a ello diciéndoles: Por lo cual os exhorto, etc. Y los induce de tres maneras. La primera, con ruegos, diciendo: Por lo cual, no sea que se consuma, os exhorto, pudiendo mandaros. Aunque tengo toda libertad en Cristo para mandarte lo que conviene, etc. (Filem. 8). Lo contrario hacen los malos prelados. Las dominabais con aspereza (Ez. 34,4). Para que lo confirmes en la caridad. Lo cual ocurrirá si lo tratáis con caridad y no abomináis de él por el pecado, ni lo despreciáis sino que por vuestra consolación hacéis que odie él su pecado y que ame la justicia. Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos (Lc 22,32). La segunda, ordenando, al decir: Pues por esto os escribo, a fin de conocer por vuestra prueba si en todas las cosas sois obedientes. Y dice en todas las cosas, esto es, tanto en las que os agradan como en las que os desagradan. Porque primero les había mandado que lo excomulgaran, y cumplieron esta orden del Apóstol; pero lo segundo que ahora les ordena es que lo perdonen. Y por eso dice: si en todas las cosas sois obedientes. La tercera, por el recuerdo de los beneficios, diciendo: A quien vosotros perdonáis algo, yo también; como si dijera: Vosotros debéis hacer esto porque yo también hice aquello. Porque habiendo vosotros perdonado a alguno, me lo pedisteis a mí, y yo también perdoné. Y esto lo dice así: A quien vosotros perdonáis algo, yo también se lo perdoné. Y esto es innegable. Porque lo que he perdonado, etc.: donde se tocan cuatro cosas necesarias para tal perdón o remisión.
La primera es la discreción, para que no indistintamente y sin motivo se perdone. Y por eso dice: si algo, esto es, de modo debido. Adelántese tu vista a los pasos que des (Pr 4,25). La segunda es el fin, porque no se debe hacer ni por amor ni por odio sino por alguna utilidad de la 1glesia o de algunos. Y por eso dice: por vosotros. La tercera es la autoridad, porque no debe obrar por propia autoridad, sino por la de Cristo, quien perdona los pecados con autoridad; y otros con el ministerio que se les haya dado, y como miembros de Cristo. Y por eso dice: en persona de Cristo, o sea, no por mi propia autoridad. De modo que lo que se perdona lo perdona Cristo. A quienes perdonareis los pecados les quedan perdonados (Jn 20,23). La cuarta es la necesidad, por lo cual dice: para que no nos sorprenda Satanás. Porque a muchos engaña el diablo, a unos arrastrándolos a la comisión de pecados, a otros a la. excesiva rigidez contra los pecadores, con el fin de que si no puede apoderarse de ellos por la perpetración de urr delito, arruinar al menos a los que ya tiene por la rigidez de los prelados, quienes por no corregirlos con misericordia los inducen a la desesperación, y así de esta manera los arruinan, y también a ellos los incluye1 el lazo del diablo. No quieras ser demasiado justo, etc. (Eccle. 7,1 7). Vuestro adversario el diablo ronda como un feón rugiente, buscando a quien devorar (1Pe 5,8). Y esto nos ocurre si no perdonamos a los pecadores. Y por eso, para que no nos sorprenda Satanás, yo perdoné, si algo he perdonado. Pues no ignoramos sus maquinaciones, o sea, de Satanás. Lo cierto es que en genera!, porque en especial nadie puede conocer sus maquinaciones, sino sólo Dios. ¿Quién rasgó la delantera de su túnica? (Jb 41,4).
Lección 3
Indica otra causa de su demora, la cual fue la predicación del Evangelio en Tróade, donde no admite el seudo evangelio.
12.Llegado a Tróadé para predicar el Evangelio de Cristo, y habiéndoseme abierto una puerta en el Señor,
13.no hallé reposo para mi espíritu, por no haber encontrado a Tito mi hermano, y despidiéndome de ellos partí para Macedonia.
14.Pero gracias a Dios, que siempre nos hace triunfar en Cristo Jesús, y la fragancia de su conocimiento la derrama por medio de nosotros en todo lugar.
15.Porque el buen olor de Cristo somos nosotros para Dios, tanto para los que se salvan como para los que se pierden.
16.Para los unos, olor de muerte para muerte, y para los otros olor de vida para vida. Y para tales cosas ¿quién será a tal grado idóneo?
17.Pero no somos nosotros como muchísimos que adulteran la palabra de Dios, sino que con ánimo sincero, como de parte de Dios, delante de Dios, en Cristo hablamos.
Habiendo indicado la primera causa de su demora, el no ir a verlos con tristeza, aquí señala la segunda causa, que es por el fruto que en otra parte lograba. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero indica el curso de su itinerario; segundo, el efecto de ese mismo proceso: Pero gracias a Dios, etc. Acerca de lo primero hace todavía dos cosas. La primera, mostrar el impedimento que para la obtención del fruto tuvo en Tróade; la segunda, hablar de su paso a Macedonia: y despidiéndome de ellos, etc. Así es que dice: Llegado a Tróade para predicar el Evangelio, esto es, para predicar a Cristo (Os he designado para que vayáis, etc.: Jn 15,16), y habiéndoseme abierto una puerta, o sea, las mentes de los hombres preparadas y dispuestas para recibir las palabras de la predicación y a Cristo. Porque se me ha abierto una puerta grande y eficaz (1Co 16,9). Mira que estoy a la puerta y golpeo (Ap 3,20). Pero no en cualquier cosa sino en el Señor, porque la simple disposición de la mente humana se debe a la virtud divina. Porque aun cuando la disposición con que las mentes se preparan sea la causa de la conversión, sin embargo la causa misma de la disposición y de la preparación es Dios. Conviértenos ¡oh Señor! a Ti, y nos convertiremos (Trenos
5,21). Habiéndoseme abierto, digo, una puerta en el Señor, no hallé reposo para mi espíritu, o sea, no pude hacer lo que mi espíritu quería, o sea, mandaba. Porque se dice que el espíritu descansa cuando hace lo que quiere, así como se dice que la carne reposa cuando tiene lo que desea. Alma mía, tienes cuantiosos bienes en reserva, etc. (Luc. 12,19). No dice el Apóstol: No tuve reposo para mi carne o mi cuerpo, sino para mi espíritu, o sea, para mi voluntad espiritual, la cual es como Cristo implantado en el corazón de los hombres. Y me embarazaba el ver los corazones preparados y dispuestos, sin poder predicarles. Y agrega por qué no tuvo descanso su espíritu: por no haber encontrado a Tito mi hermano, o sea, por la ausencia de Tito, y esto por una doble causa.
La una fue que aun cuando el Apóstol supiera todas las lenguas, de modo que decía: Doy gracias a Dios de que hablo todas vuestras lenguas, sin embargo, era más expedito y docto en la lengua hebrea que en la griega; hace dos cosas. Porque primero habla del orden de sus pasos adelante; segundo, excluye de este adelanto a los seudoapóstoles: Y para tales cosas ¿quién será a tal grado idóneo? Acerca de lo primero hace dos cosas. Primero indica el adelanto que obtenía; segundo, explica algo que dijera: el buen olor de Cristo, etc. Acerca de lo primero débese saber que el Apóstol no se atribuía a sí mismo ni a su propia virtud el adelanto y el fruto que lograba, sino a Dios. He trabajado más copiosamente que todos ellos; bien que no yo sino la gracia de Dios conmigo (1Co 15,10). Y por eso dice: Pero gracias a Dios doy. En todo dad gracias (1Th 5,18). Dando gracias siempre (Ep 5,20), Que siempre nos hace triunfar en Cristo Jesús, esto es, que nos hace triunfar en la predicación de Cristo contra los adversarios.
Yaquí se debe saber que dos son las cosas que los predicadores de la verdad deben hacer: exhortar con la sagrada doctrina y vencer por completo al oponente; y esto doblemente: disputando con los herejes y mediante la paciencia con los perseguidores. Por lo cual trata aquí el Apóstol estas dos cosas por orden, y dice: que nos hace triunfar, en cuanto a los contradictores. En todas estas cosas triunfamos (Rm 8,37). El triunfo no depende en los combates de la multitud de las tropas, sino del cielo (I Macab. 3,19). Y la fragancia de su conocimiento la derrama por medio de nosotros en todo lugar, en cuanto a la exhortación de la sagrada doctrina. La fragancia de su conocimiento, según la Glosa, es su Hijo; pero es mejor que esto se diga por la diferencia que hay en el conocimiento de Dios entre el que dan las otras ciencias y el que da la fe. Porque el conocimiento de Dios que se tiene por las demás ciencias ilumina únicamente el entendimiento, mostran- y Tito lo era más en la
griega. Y por eso quería tenerlo consigo para predicar en Tróade. Y por estar Tito ausente, por haberlo detenido los Corintios, dice Pablo: no hallé reposo para mi espíritu; pero como los dones de Dios no son imperfectos, y el de lenguas le fue concedido de manera especial al Apóstol para que predicara por todo el mundo (Su sonido se ha propagado por toda la tierra, etc.: Ps. 18,5), hay por esto otra causa mejor, la cual es que amenazaban en Tróade al Apóstol muchas cosas que hacer. Porque por una parte le esperaba el predicarles a los que estaban preparados para recibir a Cristo por la fe; por otra parte, el resistir a los adversarios que lo impedían; y en consecuencia, no pudiendo hacer él solo todo esto, se angustiaba por la ausencia de Tito, quien continuaría con la predicación y conversión de los buenos, mientras el Apóstol resistiría a los adversarios. Y también esto se lo escribe a ellos de manera especial para mostrar que no sólo la primera causa de su demora fue por ellos sino también la segunda. Porque él mismo por la dureza y la discordia de ellos mantenía alejado tanto tiempo a Tito, y por eso dice: Por no haber encontrado a Tito mi hermano, o bien en Cristo, o bien como coadjutor. El hermano que es ayudado de su hermano es como una plaza fuerte (Pr 18,19). Y por no haber hallado a Tito en Tróade no permanecí allí, sino que despidiéndome de ellos, que eran convertidos, y en quienes estaba abierta una puerta, partí para Macedonia, donde creía encontrarlo. Y la causa de haber ido a Macedonia se lee en Hechos 16,9, donde se dice que un hombre de Macedonia le suplicaba diciendo: Pasa a Macedonia, etc...
Consiguientemente," cuando dice: Pero gracias á Dios, etc. pone el provecho de sus pasos y acerca de esto
do que Dios es la causa primera, que es uno y sabio, etc. Pero el conocimiento de Dios que se tiene por la fe no sólo ilumina el entendimiento sino que también complace el corazón, porque no se concreta a decir que Dios es la primera causa, sino que también enseña que es nuestro Salvador y Redentor y que nos ama, que por nosotros se encarnó, cosas todas que inflaman el afecto. Por lo cual se debe decir que la fragancia de su conocimiento, esto es, el conocimiento de su suavidad, se le manifiesta al creyente por nosotros en todo lugar, porque esa fragancia se difunde a lo lejos y a todo lo ancho. Yo como la vid di pimpollos de suave olor (Sir 24,23). Bien se ve que el olor que sale de mi hijo es como ej olor de un campo florido (Gen. 27,27). Porque algunos podrían decir: ¿Qué cosa es el olor de Dios en todo lugar? porque muchos lugares hay en que no se acepta nuestra predicación; por lo cual el Apóstol se explica, diciendo: Lo importante es que, ora acepten la predicación, ora no, sin embargo el conocimiento de Dios se manifiesta en todas partes por nosotros, porque somos el buen olor de Cristo para Dsos, esto es, en honor de Dios; y se habla a semejanza de la ley, donde se dice que el sacrificio se haga en exquisito olor de suavidad para Dios; como si dijera: Nosotros somos el holocausto que se ofrece a Dios en olor de suavidad. Y tanto para los que se salvan, cosa que le deben a Dios, como para los que se pierden, lo cual se lo deben a sí mismos. De aquí que en Oseas 13,9 se dice: Tu perdición ¡oh 1srael! viene de ti mismo, etc. Pero ¿es del mismo modo el olor para los buenos y para los malos? No, sino que para los unos es olor de muerte para muerte, esto es, de envidia y de malicia que en determinado momento los conduce a la muerte eterna, a los que veían con malos ojos la buena fama del Apóstol y que impugnaban la predicación de Cristo y la conversión de los fieles. Este es puesto para ruina y para resurrección de muchos en 1sraei (Luc. 2,34).
Ypara los otros olor de vida, de amor y buena opinión conduciéndolos para vida eterna, a quienes se aleqran y se convierten por la predicación del Apóstol. La doctrina de la Cruz es, en efecto, locura para los que perecen, pero para nosotros, los que somos salvados, es fuerza de Dios (1Co
1,18). Así es que por el olor del Apóstol los buenos viven y los malos mueren, así como se lee que por la fragancia de las flores de las viñas se mueren las serpientes. Consiguientemente, cuando dice:
Ypara tales cosas ¿quién será a tal grado idóneo?, excluye de esta idoneidad a los seudoapóstoles, diciendo: ¿Quién de los seudoapóstoles es a tal grado idóneo para estas cosas que nosotros los
verdaderos Apóstoles hacemos?; como si dijera: Ninguno. Mas yo veo, Dios mío, que Tú has honrado sobremanera a tus amigos (Sal 138,17).
Objeción. En los Proverbios 27,2; se lee: La boca de otro, no la tuya, sea la que te alabe.
Respuesta. A esto responde Gregorio (sobre Ezequiel) que los santos se alaban a sí mismos por doble causa, y no por su propia gloria o por vanidad.
La primera causa es para no desesperar en la tribulación, como Job, que cuando sus amigos se esforzaban por llevarlo a la desesperación, trajo a su memoria las cosas buenas que había hecho, para confortarse así y no desesperar. Por lo cual decía: Había hecho yo un pacto con mis olos, y no miraba a ninguna doncella (Jb 31,1). Se lee también de cierto santo Padre que cuando era tentado de desesperación traía a la memoria las cosas que había hecho para confortarse; pero cuando lo tentaba la soberbia, recordaba las cosas malas para humillarse. La segunda causa es la utilidad de creer más prontamente en su doctrina por tenerlo en la mejor fama. Y por esta causa se alaba el Apóstol aquí a sí mismo. Porque los corintios preferían a los seudoapóstoles y lo condenaban a él, y por eso no lo obedecían. Así es que para que no lo despreciaran sino que lo obedecieran, se les adelanta y se alaba a sí mismo, y dice: pero ¿quién será a tal grado idóneo como nosotros? No los seudoapóstoles, porque aun cuando también ellos prediquen, sin embargo adulteran la palabra de Dios, cosa que nosotros no hacemos. Por lo cual dice: No somos nosotros como muchísimos, esto es, seudoapóstoles, que adulteran la palabra de Dios, mezclando cosas contrarias, como los herejes, que si bien es cierto que confiesan a Cristo, también ocurre que no dicen que El sea verdadero Dios. Así hacen los seudoapóstoles, que dicen que júnto con el evangelio se deben guardar los preceptos legales.
Además: No adulteramos la palabra de Dios, ni por lucro ni por ansia de aplausos. Porque se les llama adúlteras a las mujeres cuando reciben el semen de otro varón para la propagación de la prole.
Yen la predicación ese semen no es otra cosa que la finalidad o intención tuya, o el anhelo de la propia gloria. Así es que si tu finalidad es el lucro, si tu intención es el aplauso de la propia gloria, adulteras la palabra de Dios. Y esto hacían los seudoapóstoles que por la ganancia predicaban. Ni adulterando la palabra de Dios (2 Cor,4,2). Ahora bien, los Apóstoles no predicaban ni por lucro, ni por su propia gloria, sino en alabanza de Dios y por salvación del prójimo. Y por eso agrega: sino que con ánimo sincero, esto es, con sincera intención, no por el dinero y sin mezcla de corrupción. Dijo arriba: con sinceridad (2Co 1,12). E indica una triple razón de tal sinceridad. La primera está tomada de la dignidad del que envía. Porque el nuncio de la verdad no debe decir sino cosas verdaderas. Y por eso dice: de parte de Dios, o sea, con la sinceridad que es digna para anunciar a Dios. Si alguno habla, sea conforme a las palabras de Dios (1Pe 4,2). La segunda se toma de la.autoridad del que preside, al cual asiste Dios. Por lo cual dice: delante de Dios, delante del cual debemos hablar con sinceridad. Vive el Señor ante cuya mirada sirvo (3 Reyes 17,1). La tercera se toma de la dignidad de la materia de la que se habla. Porque la predicación de los Apóstoles es acerca de Cristo; por lo cual debe ser sincera, tal como lo es el mismo Dios y Cristo. Y por eso dice: En Cristo solo, no en las observancias legales, como hacen los seudoapóstoles. Me propuse no saber entre vosotros otra cosa sino a Jesucristo, y Este crucificado (1Co 2,2).

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



La carta a en lágrimas, 2-1-11.
1 He hecho propósito de no ir otra vez a vosotros en tristeza. 2 Porque si yo os contristo, ¿quién va a ser el que a mí me alegre sino aquel que por mí se entristeció? 3 Y esto mismo os escribí para que cuando vaya no tenga que entristecerme de lo que debiera alegrarme, confiando en todos vosotros, pues mi gozo es también el vuestro. 4 Os escribí en medio de una gran tribulación y ansiedad de corazón con muchas lágrimas, no para que os entristezcáis, sino para que conozcáis el gran amor que os tengo. 5 Si alguno me contristó, no me contristó a mí, sino, en cierto modo para no exagerar, a todos vosotros. 6 Bástele a ése la corrección de los más, 7 pues casi habríamos de perdonarle y consolarle, para que no se vea consumido por excesiva tristeza. 8 Por eso os ruego que públicamente le ratifiquéis vuestra caridad, 9 pues para esto os escribí, a fin de conocer vuestra virtud y vuestra obediencia. 10 Y al que vosotros algo perdonéis, también le perdono yo, pues lo que yo perdono, si algo perdono, por amor vuestro lo perdono en la presencia de Cristo, 11 para no ser víctimas de los ardides de Satanás, ya que no ignoramos sus propósitos.

Pasaje éste lleno de ternura y amor. San Pablo dice a los corintios que, en vez de la visita personal, que hubiera tenido que resultar penosa, les escribió una carta en la que trató de arreglar las cosas desde lejos, pues juzgaba que así sería menos violenta la situación para ambas partes.
Son emocionantes esas expresiones: Si yo os contristo, ¿quién va a ser el que a mí me alegre? (v.2). ¡No podría tener alegría si ve tristes a sus queridos corintios! Por eso no quiso hacerles la visita prometida (v.1), como así se lo dijo ya por escrito en carta anterior (v.3). Esa carta se la escribió en medio de una gran tribulación y con muchas lágrimas, pero no para que se entristecieran, sino llevado únicamente del gran amor que les tiene (v.4). Aquí no dice más el Apóstol; sin embargo, por lo que dice más tarde, junto a frases de afecto, debieron también brotar de su pluma frases bastante duras (cf. 7:8-12).
El motivo de esa situación reflejada en la carta, al menos el inmediato y directo, fueron los graves acontecimientos que habían tenido lugar en su anterior visita a Corinto y que culminaron en una injuria pública a su persona. Es difícil poder interpretar de otra manera los v.5-11. Hay aquí un ofendido, que es Pablo (v.5.10; cf. 7.12), y un ofensor, que es castigado por la comunidad (v.6) y para el que Pablo pide perdón, a fin de que no se sienta oprimido por la excesiva tristeza y sea víctima de los ardides de Satanás (v.7-11). Cierto que esa ofensa es presentada también como ofensa a la comunidad (v.5), pero todo da la impresión de que eso es sólo de manera indirecta y que el lenguaje de Pablo está motivado por un delicado sentimiento de humildad, tratando de dar a entender que no le preocupa tanto su ofensa personal cuanto las repercusiones que esa ofensa tuvo en la comunidad. Es debido también a esa delicadeza el que anteponga al suyo el perdón que debe dar la comunidad (v.7-8), aunque dando luego a entender con bastante claridad que es una ofensa que necesita su perdón personal (v.10). Determinar más cuál fuera la naturaleza de la ofensa y quién el ofensor no es posible. Probablemente el Apóstol se expresó intencionadamente de modo tan genérico, para no suscitar demasiado al vivo, con detalles innecesarios, la imagen vergonzosa de lo ocurrido. Los corintios entendían de sobra sus palabras, aunque para nosotros hoy resulten oscuras.
Tal es, en líneas generales, la interpretación que juzgamos más probable de este pasaje. Suponer que San Pablo esté aludiendo a su carta primera a los Corintios y al caso del incestuoso, conforme fue opinión corriente entre los expositores antiguos y siguen todavía hoy defendiendo algunos, nos parece muy difícil de sostener. Remitimos a lo dicho en la introducción. Añadimos ahora únicamente la explicación de algunas frases particulares. Con la expresión: no me contristó a mí, sino en cierto modo (??? ?????? ), para no exagerar (??? ?? ??????? ), a todos vosotros (v.5), quiere decir el Apóstol que la comunidad deploró la acción, pero no fue toda la comunidad, pues hubo algunos que no compartieron esos sentimientos de repulsa; por eso pone en cierto modo, pues sin esa restricción habría exageración en lo que dice. Es la misma idea que expresa luego, al afirmar que la corrección fue impuesta al culpable por los mas (v.6). Cuando habla de que perdona al culpable en la presencia de Cristo (v.10), trata de dar elevación a su acción personal, dando a entender que Cristo, de quien deriva el poder de perdonar, mira complacido ese rasgo de perdón. Finalmente, con la expresión para no ser víctima de los ardides de Satanás (v.11), alude el Apóstol a las funestas consecuencias que puede tener la falta de perdón al culpable; pues Satanás, que se aprovecha de todo para hacer el mal (cf. 1Pe_5:8), tratará de inducir a éste a sentimientos de desesperación y venganza, dando ocasión a los enemigos de Pablo para atacarle de dureza y sembrar divisiones y discordias entre los fieles.

Inquietud por tener noticias de los corintios,1Pe_2:12-17.
12 Habiendo ido a Tróade para anunciar el evangelio de Cristo, no obstante hallar una puerta abierta en el Señor, 13 no hallé sosiego para mi espíritu por no haber encontrado allí a Tito, mi hermano; y despidiéndome de ellos, partí para Macedonia. 14 Sean dadas gracias a Dios, que en todo tiempo nos hace triunfar en Cristo, y por nosotros manifiesta en todo lugar el aroma de su conocimiento; 15 porque somos para Dios el buen olor de Cristo, en los que se salvan y en los que se pierden; 16 en éstos olor de muerte para muerte, en aquéllos olor de vida para vida. Y para esto, ¿quién es suficiente? 17 Porque no somos como muchos, que trafican con la palabra de Dios, sino que sinceramente, como de Dios, hablamos delante de Dios en Cristo.

Poco después de haber escrito la carta en lágrimas, San Pablo hubo de salir precipitadamente de Efeso, debido al tumulto promovido contra él por el platero Demetrio (cf. Hec_20:1). El portador de la carta había sido Tito, uno de los más fieles colaboradores del Apóstol (cf. 8:23; Gal_2:1; Tit_1:4), y habían quedado en encontrarse en Tróade, ciudad de Misia (cf. Hec_16:8), por donde San Pablo pensaba pasar, camino de Macedonia y Grecia. Mas, llegado a Tróade, no encontró allí todavía a Tito, y fue tal su ansiedad por tener noticias de los corintios, que salió enseguida para Macedonia (v.12-13), donde podría encontrarse con él más pronto, pues, al parecer, ése era el camino que Tito debía seguir de vuelta de la misión de Corinto. Y Pablo lo sabía.
Efectivamente, en Macedonia encontrará a Tito, que le da noticias bastante consoladoras de los corintios (cf. 7:5-7). Mas el estilo de Pablo es único. Antes de narrar ese encuentro, se entretiene en una serie de consideraciones sobre el ministerio apostólico (2:14-7:4), que, ante las buenas noticias de Tito, surgen espontáneamente de su corazón, como grito de reconocimiento a Dios, que se digna valerse de los Apóstoles para difundir el Evangelio. Es pensando en el caso de los corintios por lo que exclama: doy gracias a Dios, que nos hace triunfar en Cristo (v.14); y eso le sirve de punto de partida para todas las consideraciones que vienen después, antes de narrar concretamente el encuentro con Tito.
Este corte brusco de la narración del viaje, que luego se continúa en 7:5-6, hace que algunos críticos consideren esta sección de 2:14-7:4 como una carta independiente introducida aquí por error. Otros suponen que los v.12-13 de este c.2 no están en su lugar, sino que primitivamente estaban antes Deu_7:5. Creemos que no son necesarias tales hipótesis, y la psicología de Pablo no se opone a estos cambios y cortes.
La expresión nos hace triunfar en Cristo (???????????? ???? ?? ?? ?????? ) no alude, directamente al menos, a los triunfos del Apóstol, sino al triunfo de Dios, a quien San Pablo imagina recorriendo el mundo como triunfador, a imagen de los generales victoriosos a su entrada en Roma, llevando en su cortejo a los apóstoles (cf. Col_2:15), que van difundiendo por todas partes, cual suave aroma que sube de la tierra al cielo, el conocimiento de Cristo; conocimiento que para unos es causa de vida y de salud eterna, y para otros, por su incredulidad, causa de muerte y de condenación (v.16; cf. 1Co_1:18; Luc_2:34). La metáfora del aroma o buen olor de Cristo está basada en el incienso que se quemaba como perfume a lo largo de la vía de los triunfadores, y que sabemos también era normal en las ceremonias religiosas del templo judío.
La pregunta final: Y para esto, ¿quién es suficiente? (v.16), surge en el ánimo del Apóstol como por reacción. El tiene plena conciencia de que ningún hombre se basta a sí mismo para esa misión de evangelizar; así lo dirá luego claramente (cf. 3:5). Pero sabe que hay otros que no piensan así; y su temperamento le lleva a encararse con ellos antes de dar la prueba directa, acusándoles de traficar (???????????? ) con la palabra de Dios, que presentan adulterada y no limpia y genuina, como deben hacer los verdaderos apóstoles y hace él (v.17; cf. 4:2).

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



2,1.
Una vez lejos de Corinto, Pablo se dio cuenta de que regresar herido y enfadado habría hecho más mal que bien. El riesgo de hacer mayor el distanciamiento era demasiado grande. De ahí que continuara su camino desde Macedonia (1,16) hasta Éfeso (v. 12). 2. ¿quién?: El sg. denota a un corintio cualquiera. Si Pablo entristecía a los corintios, éstos no podrían comunicarle alegría. 3-4. En lugar de la visita planeada, Pablo escribió la carta de las lágrimas (en la actualidad perdida) ( 3 supra). confiando en todos vosotros: La profesión de amor de Pablo por la comunidad entera que lo había herido hace pensar que sus miembros no eran los principales responsables de la situación; de ahí la hipótesis de que el culpable era un cristiano que estaba de visita.
11 5-11. La mayoría de los comentaristas antiguos y algunos modernos identifican erróneamente al ofensor con el hombre condenado en 1 Cor 5,1-5. Las diferencias las pone de relieve Furnish, II Corinthians 164-66. 5. Aunque Pablo era la víctima aparente, en su opinión la auténtica víctima era la comunidad en su conjunto (v. 10; 7,12). 6. este castigo: El término gr. epitimia podía abarcar una amplia gama de significados que iban, desde una reprimenda verbal (Barrett), hasta la excomunión (Windisch); pero la indicación de duración (v. 7) insinúa que la comunidad se negaba a relacionarse con ese individuo (1 Cor 5,11). por la mayoría: La comunidad como tal había tomado finalmente medidas, demoradas tal vez por una minoría discrepante, bastante: Desde el punto de vista de la duración (v. 7), no de la severidad. 7-8. El castigo deja de ser terapéutico si se prolonga excesivamente. 9-10. La ausencia de cualquier mención del arrepentimiento del ofensor subraya que la actitud de la comunidad respecto a Pablo es la principal preocupación de éste. 11. La reconciliación de Pablo con los corintios hacía a éstos menos vulnerables a las fuerzas hostiles que realizaban la obra del archienemigo de Dios (véanse los comentarios a 1 Cor 10,20; 2 Cor 11,12-15). Satanás: Véase el comentario a 1 Cor 5,5.
12 12-13. El cambio respecto a lo anterior no es tan brusco como podría parecer. El interés de Pablo por Tito (7,6-7), por quien sacrificó una misión prometedora, es prueba indirecta de su amor por los corintios. Anhelaba saber de ellos. 12. Tróade: Gran ciudad costera (Hch 16,6-10); 20,1-12) a unos 300 km al nornoroeste de Éfeso, que se convirtió en colonia romana en tiempos de Augusto (véanse C. J. Hemer, «Alexandria Troas», TynBul 26 [1975] 79-112; J. M. Cook, The Troad [Oxford 1973]). La partida de Éfeso debieron de imponerla circunstancias extraordinarias (véase el comentario a 1,8). fue abierta una puerta: Al usar la pasiva, Pablo atribuye a Dios el mérito del fructífero campo de misión que él encontró en Tróade (1 Cor 16,9; cf. Col 4,3). 13. Sólo el inminente final de la temporada de navegación, en octubre (Hch 27,9), explica la partida repentina hacia Macedonia (Hch 16,11). De haber abandonado la ciudad demasiado tarde, se habría visto separado de Tito, que regresaba por tierra desde Corinto, durante varios meses. Uto: El portador de la carta de las lágrimas (? 4 supra). Macedonia: Véase el comentario a 1,16. En la mente de Pablo, este término evocaba Iglesias cuyo ser mismo era apostólico (1 Tes 1,6-8; Flp 1,5.27; 2,14-16), de ahí que dé lugar al razonamiento desarrollado en la sección siguiente (véase J. MurphyOConnor, JSNT 25 [1985] 99-103). No hay, pues, necesidad de considerar 2,14 como el comienzo de una nueva carta ( 2 supra).
13 (III) Parte segunda: El auténtico apostolado (2,14-6,10). Las reflexiones de Pablo sobre su ministerio son una respuesta a los ataques lanzados por los intrusos contra su autoridad; éstos lo comparaban desfavorablemente con ellos mismos y ponían de relieve sus flaquezas.
(A) La condición apostólica: teoría y práctica (2,14-3,6). Tras empezar con una visión elevada de la condición apostólica (2,14-16), Pablo se vuelve rápidamente a la realidad de su situación actual (2,17-3,6). 14. que nos hace desfilar en todas partes: Del discutidísimo vb. thriambeuein, que connota un triunfo romano, Pablo se queda sólo con la idea de movimiento en completa dependencia respecto a una autoridad superior, la fragancia que es conocimiento: La imagen está influenciada por Eclo 24,15; cf. 2ApBar 67,6. de él: Dios en cuanto revelado en Cristo (4,6). 15. nosotros somos el aroma de Cristo: Cristo, en cuanto sabiduría de Dios (1 Cor 1,24), no sólo es predicado por sus ministros (5,20), sino también manifestado en ellos (4,10-11). los que se salvan... los que se pierden: Véase el comentario a 1 Cor 1,18.
16. de muerte para muerte: De existencia inauténtica (Col 2,13) para una destrucción definitiva (Rom 7,5). de vida para vida: De existencia auténtica (4,10) para una bienaventuranza eterna (5,4; Rom 2,7). Este uso en múltiples planos del contraste vida-muerte cuenta con abundantes testimonios en Filón (p.ej., De fuga et inv. 55). ¿quién es idóneo?: Reacción resignada (cf. Jl 2,11) ante la imponente responsabilidad impuesta a Pablo (1 Cor 9,16-18).
(Carrez, M., «Odeur de mort, odeur de vie á propos de 2 Cor 2:16», RHPR 64 [1984] 135-42. McDonald, J. I. H., «Paul and the Preaching Ministry», JSNT 17 [1983] 257-70. Marshall, P., «A Metaphor of Social Shame: thriambeuein en 2 Cor 2,14», NovT 25 [1983] 302-17. Thrall, M. E., «A Second Thanksgiving Period in II Corinthians», JSNT 16 [1982] 101-24.)
14 17. que adulteran la palabra de Dios: La connotación de kapéleuein era sumamente despectiva (véase H. Windisch, TDNT 3.603-05). En opinión de Pablo, sus adversarios escogieron el ministerio para su provecho personal y lo valoraban erróneamente; pero él, que había recibido el mandato de Dios, hablaba como Cristo (12,19; 13,3; 15,18).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

1 Hauing shewed the reason why he came not to them, 6 Hee requireth them to forgiue and to comfort that excommunicated person, 10 Euen as himselfe also vpon his true repentance had forgiuen him, 12 declaring withall why hee departed from Troas to Macedonia, 14 and the happy successe which God gaue to his preaching in all places.
1 But I determined this with my selfe, that I would not come againe to you in heauinesse.
2 For if I make you sorie, who is hee then that maketh mee glad, but the same which is made sorie by me.
3 And I wrote this same vnto you, least when I came, I should haue sorrow from them of whome I ought to reioyce, hauing confidence in you all, that my ioy is the ioy of you all.
4 For out of much affliction and anguish of heart, I wrote vnto you with many teares, not that you should bee grieued, but that yee might knowe the loue which I haue more abundantly vnto you.
5 But if any haue caused griefe, hee hath not grieued mee, but in part: that I may not ouercharge you all.
6 Sufficient to such a man is this [ Or, censure.] punishment, which was inflicted of many.
7 So that contrarywise, yee ought rather to forgiue him, and comfort him, lest perhaps, such a one should be swallowed vp with ouermuch sorrow.

[A sweet sauour.]

8 Wherefore I beseech you, that you would confirme your loue towards him.
9 For to this end also did I write, that I might know the proofe of you, whether ye be obedient in all things.
10 To whom yee forgiue any thing, I forgiue also: for if I forgaue any thing, to whom I forgaue it, for your sakes forgaue I it, in [ Or, in the sight.] the person of Christ,
11 Lest Satan should get an aduantage of vs: for wee are not ignorant of his deuices.
12 Furthermore when I came to Troas, to preach Christs Gospel, and a doore was opened vnto mee of the Lord,
13 I had no rest in my spirit, because I found not Titus my brother, but taking my leaue of them, I went from thence into Macedonia.
14 Now thankes bee vnto God, which alwayes causeth vs to triumph in Christ, and maketh manifest the sauour of his knowledge by vs in euery place.
15 For wee are vnto God, a sweet sauour of Christ, in them that are saued, and in them that perish.
16 To the one wee are the sauour of death vnto death; and to the other, the sauour of life vnto life: and who is sufficient for these things?
17 For wee are not as many which [ Or, deale deceitfully with.] corrupt the word of God: but as of sinceritie, but as of God, in the sight of God speake we in Christ.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Perdón para el ofensor. Aunque parezca uno solo el ofendido, ofensa, castigo saludable y perdón tienen alcance comunitario. «Alguien» influyente en Corinto había agitado a otros contra Pablo, y todos deberían haberse dados por ofendidos. En asamblea comunitaria y movidos por la carta severa del Apóstol, la «mayoría» ha impuesto un castigo al culpable, quizás la exclusión temporal de la comunidad. La persona en cuestión se ha arrepentido y sufre profundamente; es hora de levantar el castigo para que no acabe con él; es hora de reconciliarlo con cariño.
Pablo, que con su carta quiso poner a prueba a los corintios, ahora parece satisfecho; es más, se siente como si no le hubieran ofendido (cfr. Col_3:13). Pide, pues, que se reúna de nuevo la asamblea para formalizar el perdón, contando con su voto positivo que va con la carta, y que Cristo inspire la decisión. De lo contrario, Satanás se aprovechará para atizar las discordias y socavar a la comunidad.
El portador de dicha carta fue Tito. Dado su amor por los corintios, es normal que Pablo no se diese descanso hasta ver de regreso a su querido compañero y conocer así la reacción de la comunidad. Más adelante, en 7,6, nos contará su encuentro con Tito y la inmensa alegría que le proporcionaron las buenas noticias de Corinto que le traía su compañero y colaborador. Mientras Tito estaba de viaje, Pablo tuvo también que salir de Éfeso -¿expulsado?-. Aunque aquí no se mencione, parece que en esos días tuvo lugar la fundación de una comunidad cristiana en Tróade. En Hch_20:6-12 se narra una eucaristía de despedida de Pablo en esta ciudad de la costa asiática del Egeo.
A continuación, el relato del viaje del Apóstol, apenas iniciado -continuará en 7,5-, se interrumpe para dar paso a una sección de la carta dedicada a ministerio apostólico.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Perdón para el ofensor

5 Antes de pedir a los corintios que restauren a la persona que se había opuesto a él, Pablo les recuerda que la ofensa no sólo lo había entristecido a él, sino a toda la iglesia de Corinto. 6 No obstante, basta ya para dicha persona la reprensión de la mayoría. Aquí nos enteramos de que finalmente la iglesia llevó a cabo las instrucciones de Pablo y disciplinó al ofensor (cf. 7:11, 12). 7, 8 Pablo estaba preocupado por el ofensor mismo, para que no sea consumido por demasiada tristeza. Por ello instó a los corintios a reafirmar su amor para con el ofensor arrepentido. 9, 10 Pablo destaca que escribió no sólo para demandar una acción disciplinaria sino para probar la obediencia de ellos. Habían demostrado ser obedientes a sus instrucciones, y ahora él los insta a perdonar al ofensor, asegurándoles que él también lo perdona. 11 El perdón y restauración del ofensor es esencial para que no seamos engañados por Satanás, es decir, para que éste no saque ventaja de la iglesia privándola en forma permanente de uno de sus miembros, y ex plotando el fracaso moral para hacer que la persona culpable se aparte. La actitud general de Pablo para con el ofensor es un recordatorio para nosotros de que no se debe ignorar ni condonar el pecado mani fiesto y notorio en los miembros de la iglesia. Por el bien de la iglesia misma, y por el honor del nombre de Dios, deben tomarse medidas disciplinarias. La actitud de Pablo al respecto también nos recuerda que el propósito de tales medidas disciplinarias es la restauración final de la persona culpable. Aquellos que predican la reconciliación también deben practicarla. No deben contentarse con disciplinar a los que pecan, sino estar dispuestos a reafirmar su amor para con ellos una vez que se hayan arrepentido.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1. Alusión a una visita de Pablo a Corinto, realizada en circunstancias muy penosas, durante el tiempo que transcurrió entre el envío de la primera Carta y la que ahora les escribe.

5-6. Pablo pudo haber sido ofendido personalmente, pero es más probable que lo haya sido en la persona de uno de sus representantes. El incidente comprometió gravemente las relaciones del Apóstol con la comunidad de Corinto.

13. "Tito" era un cristiano de origen pagano (ver nota Gal_2:3), excelente colaborador de Pablo, a quien este confió la tarea de resolver sobre el terreno el incidente de Corinto. Su misión obtuvo el éxito deseado. Ver 7. 5-7.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Con frecuencia se han aplicado estas palabras al incestuoso que el Apóstol había condenado en 1 Co 5,1-5. Pero parece más probable que se refieran a alguien que ofendió grave y personalmente a San Pablo o a alguno de sus colaboradores en su visita a Corinto. El ofensor pudo haber sido un judaizante, con el apoyo de una minoría de los fieles. Esta injuria quizá fue la causa fundamental de la «carta de lágrimas» (2,4) y del envío de Tito a Corinto (cfr 2,13; 7,6-16).


Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Mat 4:1-11; Luc 22:31; Rom 16:17-20.

Biblia Peshitta en Español (Holman, 2015)

a Luc 22:31; Efe 6:11; 1Pe 5:8

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 2.3-4 Cf. 2 Co 7.8-12. Se trata de una carta intermedia entre 1 Co y 2 Co, escrita después de la segunda visita. (Algunos piensan que parte de ella se conserva en 2 Co 10--13; véase 2 Co 10.1--13.10 n.)

[2] 2.12-13 Hch 20.1. La narración se suspende aquí, para continuar nuevamente en 2 Co 7.5 con la llegada de Pablo a Macedonia.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Efe_4:27

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] Efe_4:27

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

seamos engañados... Es decir, para que Satanás no saque provecho de nuestras discordias.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Ef 4:27