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en azotes, cárceles, sediciones; en fatigas, desvelos, ayunos; (II Corintios 6, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 6

1 Siendo, pues, colaboradores suyos, también os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios.

Pablo pone fin a sus palabras sobre la obra salvífica de Dios con una exhortación. Exhorta como apóstol, llamado a colaborar (1,24; 3,9) en la obra de la reconciliación. Dios ofrece la gracia de la reconciliación, el don de la salvación y de la paz. Que nadie la reciba en vanos. Se puede recibir la gracia de Dios y también por supuesto, aceptarla, al menos exteriormente. Pero esto pudiera no servir de nada. El don de Dios puede permanecer estéril. Esta grave afirmación previene contra toda presuntuosa seguridad demasiado precipitada. Se amonesta a los cristianos a examinarse a sí mismos para ver si su talento cristiano es auténtico y su conducta fructífera. Y si alguno tuviera que confesarse a sí mismo que todo había sido en vano, este tal debe aceptar el Evangelio otra vez, desde el principio.

2 Pues dice: «En tiempo favorable te escuché y en día de salvación te presté ayuda» (Isa_49:8). Ahora es el tiempo favorable; ahora es el día de la salvación.

La exhortación se apoya en una sentencia del profeta Isaías. Isaías habla de un tiempo, todavía lejano para el, en el que vendrá el Mesías prometido. En las palabras del profeta percibe Pablo la advertencia de que Dios da a los hombres un tiempo de gracia, que ya no retorna. Ahora es el tiempo de que habla el profeta. Pablo da un paso más. Isaías habla de un tiempo favorable; Pablo dice que es un tiempo sumamente favorable.

7. POBREZA Y RIQUEZA DEL MINISTERIO (6/03-10).

El apóstol continúa su propia defensa. Se ha esforzado siempre por ejercer su servicio sin provocar escándalo. A lo largo de una serie de palabras y frases; que se suceden in crescendo demuestra cuán honda entrega encerraba este servicio. La enumeración abarca las antítesis y tensiones de pobreza y riqueza, de renuncia y gloria contenidas en el ministerio apostólico 47.

3 No damos en nada motivo de tropiezo a nadie, para que no sea censurado este servicio nuestro. 4 Por el contrario, nos acreditamos en toda ocasión como servidores de Dios, con mucha constancia, en tribulaciones, en necesidades, en aprietos...

El apóstol sabe que aquello de que se acusa a la persona del que desempeña el ministerio recae sobre el ministerio mismo, con razón o sin ella. Por tanto, debe procurar que su conducta no sea motivo de tropiezo o escándalo para nadie.

Pablo rechaza, repetidas veces, la acusación de que se recomienda a sí mismo en sus palabras (3,1; 5,12; 10,12). Aquí emprende una recomendación de sí mismo basada en su comportamiento irreprochable ante todo el mundo. Hay lugar para dicha recomendación. En la descripción de luchas, cargas y penalidades que sigue, pueden distinguirse cuatro secciones. Los primeros miembros están caracterizados por el «en» repetido y enumeran situaciones de servicio y sufrimiento (6,4b.5); siguen después los dones carismáticos acreditados en el servicio y las virtudes morales ejercitadas en el mismo, acompañadas de la preposición «con» (6,..7a). Sigue una lista, unida con la expresión «mediante», que enumera las circunstancias y los modos del servicio (6,7b.8a); se concluye con una lista de pequeñas frases, cada una de las cuales comienza con un «como», en las que se describen las actitudes fundamentales del servicio (6,8b-10). Finalmente, el apóstol testifica que ha podido soportar todo esto gracias a la posesión indestructible de la alegría y a la abundancia de los bienes espirituales (6,10).

Los apóstoles son servidores de Dios en dos sentidos: como cristianos y como apóstoles. En las parábolas de Jesús se presenta, con frecuencia, al discípulo como el siervo fiel; así, por ejemplo, en la parábola de los obreros de la viña (Mat_20:1-16) o en la del siervo vigilante (Mt 24-45-51). La actitud del discípulo es, por antonomasia, actitud de servicio, de acuerdo con la sentencia del Señor: «El que quiera ser grande entre vosotros, sea servidor vuestro» (Mar_10:43). Pablo es servidor de Dios, además, por su calidad de apóstol y se llama a sí mismo «servidor» del Evangelio (Col_1:23). Como apóstol está tan consagrado al servicio de Dios que ya no puede disponer de sí mismo. La precedente calificación de servidor de Dios define la renuncia radical y dolorosa del apóstol, que se integra en el todo de un tercero, a cuyo fatigoso servicio está. De aquí se derivan todas y cada una de las cargas y sufrimientos que enumera a continuación.

Se enumeran, en primer lugar, las situaciones dolorosas. Constancia es traducción del término griego hypomone, cuyo significado fundamental es «permanecer debajo». Es resistir y aguantar con firmeza y confianza en la ayuda de Dios y en la salvación final. Es ésta una de las posturas fundamentales del cristiano. Las tribulaciones forman parte de la vida cristiana en el mundo48. Son una participación en la pasión de Cristo, que padece tribulación en sus miembros (2Co_4:10 s). Estas tribulaciones son una característica del tiempo presente en cuanto tiempo final. Los sufrimientos son como los dolores de parto de la salvación ya cercana (Mat_24:1; Rev_1:9).

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47. Listas semejantes sobre las cargas y la gracia del servicio apostólico se encuentran en Rom_8:35-39; 1Co_4:9-13; 2Co_4:8-12; 2Co_6:4-10; 2Co_11:32-33. Deberían leerse todas estas listas como formando un conjunto.

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5 .. en palizas, en cárceles, en tumultos, en fatigas, en desvelos, en ayunos...

Se enumeran ahora los trabajos y sufrimientos concretos que se deben soportar en el servicio apostólico: palizas, como las que acaso el Apóstol hubo de sufrir en los tumultos callejeros, en la sinagoga, en la cárcel o ante los jueces, tanto judíos como paganos (2Co_11:24 s). Las cárceles fueron una experiencia frecuente de los apóstoles, pero sobre todo de Pablo. Los tumultos pueden referirse a las agitaciones y revueltas, en algunas de las cuales el Apóstol fue golpeado y amenazado de muerte 49. Las fatigas son los trabajos inherentes a su vocación en todas las comunidades, acrecentados en las comunidades tibias o desobedientes y multiplicados por la oposición de los enemigos. El Apóstol tuvo que soportar vigilias, acaso en las mismas cárceles (Act_16:25), o también cuando, por el exceso de trabajo, no había ni tiempo para dormir, o porque ejercía el servicio apostólico también durante la noche (como en Act_20:31, en la celebración litúrgica de Tróade), o porque el Apóstol se dedicaba, durante el día, a trabajos manuales, para ganarse el sustento, y dedicaba la noche al ministerio pastoral (cf. el comentario a 11,7; 1Co_4:11; 1Th_2:9). Los ayunos no eran, precisamente, voluntarios, sino carencia forzosa de alimentos y bebida en las cárceles, en los viajes, en el trabajo o, sencillamente, como consecuencia de su pobreza.

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48. Tanto los Evangelios (Mat_10:22; Lc 8-15; Mat_21:19) como las cartas paulinas (Rom_5:3 s; Rom_8:25; Col_1:11; 2Th_1:4) exigen, con frecuencia, esta constancia. Sobre la tribulaci6n, cf. Mat_13:21; Joh_16:33; Act_14:22; 2Co_1:4, Rom_8:35; Rom_12:2; 1Co_7:28.

49. Sobre los encarcelamientos de Pablo, véase Act_16:23; Act_23:35; Act_28:16; Eph_3:1; Phi_1:7; Col_4:18; Phm_1:1; 2Ti_1:8. Sobre los tumultos, véase Act_13:50; Act_14:19; Act_16:19 s; Act_19:28 s.

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6 ...con pureza, con conocimiento, con comprensión, con bondad, con Espíritu Santo, con amor sincero, 7a con palabra de verdad, con poder de Dios...

Hasta aquí se hablaba del testimonio que los trabajos del Apóstol dan en favor de él, ahora se aduce el testimonio de sus dones espirituales y de sus virtudes. La pureza no significa aquí castidad en sentido estricto, sino pureza y santidad de vida, en su sentido total. El portador del Espíritu habla a la Iglesia con conocimiento e inteligencia (1Co_14:6). Extender el conocimiento es la tarea del apóstol (1Co_2:14). El apóstol debe ejercitar una y otra vez la comprensión y la bondad, virtudes emparentadas entre sí, si, a pesar de todas las dificultades, quiere ganar a los hombres para Cristo. Se insiste con frecuencia en que el amor sea sincero 50. La palabra de verdad puede entenderse como una alusión al lenguaje sincero y verdadero que Pablo se atribuye a sí mismo. Pero podría referirse también a la palabra del Evangelio, en cuanto que es mensaje de verdad, que transmite y crea la verdad ( Eph_1:13; Col 1,S; 2Ti_2:15). El poder de Dios es el poder del Evangelio que salva aquí y ahora; pero es también el poder milagroso de Dios, concedido al apóstol (2Co_12:12; Rom_15:19).

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50. Rom_12:9; 1Ti_1:5; 1Pe_1:22.

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7 ...mediante las armas de la justicia, las de la derecha y las de la izquierda...

Se recurre aquí a imágenes de la vida militar. Las armas de la mano derecha del soldado son la espada y la lanza, como armas ofensivas; en la mano izquierda se lleva el escudo, como arma defensiva. Ambas maneja el apóstol. Pero ataca y se defiende no con la injusticia, sino con la justicia. Unas son las armas de la injusticia al servicio del pecado (Rom_6:13) y de la carne (2Co_10:4), y otras las armas de la luz (Rom_13:12) 51. Así, el apóstol aparece ante el mundo como un guerrero de la justicia, armado con todas sus armas.

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51. El armamento del cristiano se describe con todo detalle en 2Co_10:3 s y también en Eph_6:13-17.

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8a...mediante la gloria e ignominia, mediante buena y mala fama...

En 6,8-10 el lenguaje produce un gran efecto debido a que en cada par de expresiones se concentra la tensión entre la apariencia externa y la realidad interna, y se establece entre ellas una relación de contraste y unidad.

Los hombres tienen juicios fluctuantes y divergentes acerca del apóstol. Pero estos juicios no pueden apartarle de su camino ni del cumplimiento de su ministerio. De parte de sus amigos y de los cristianos recibe Pablo honra y buena fama; de parte de sus enemigos soporta la ignominia y mala fama. Los paganos y los judíos le arrastran ante los tribunales, le golpean y le arrojan a la cárcel. También los enemigos que tiene en la Iglesia, los falsos apóstoles (11,5), los falsos hermanos (11,26) le calumnian y procuran estorbar su trabajo. Hay, también, en fin, cristianos que le denigran. La deshonra ante los hombres es una carga abrumadora (1Co_4:9-11).

8 ...como embusteros, aunque sinceros; 9 como desconocidos, aunque somos conocidos de sobra; como si fuéramos moribundos, aunque seguimos viviendo; como castigados, aunque todavía no muertos...

Ante el mundo, los apóstoles pasan muchas veces por embusteros, seductores y engañadores. Los paganos calificaban así a los cristianos, pero fueron sobre todo los judíos quienes lanzaron acusaciones de este género contra los testigos del Mesías Jesús (Mat_27:63 s). Con todo, los apóstoles se saben sinceros ante el tribunal de su propia conciencia. Dios y la Iglesia les confirman en esta convicción personal. Los apóstoles son, sin ninguna duda, los que predican la verdad y los que la manifiestan ante el mundo. Son desconocidos en el mundo. Al igual que los cristianos en general, tampoco ellos forman parte de los «sabios según la carne», «poderosos» y «de cuna noble» (1Co_1:26). El gran mundo, la literatura, la política y la ciencia no saben nada de ellos. No se les busca, como a las celebridades famosas y rectoras de la época. Pero son bien conocidos y comprendidos en la Iglesia y están al descubierto ante Dios (2Co_5:11). En el cielo están inscritos en los libros eternos (Luk_10:20; Phi_4:3). Es cierto que los apóstoles están marcados por la pasión y muerte de Cristo (2Co_4:10 s). Pero del estado aparente de muerte brota no la fuerza vital humana, sino la fuerza de Dios, de la que los apóstoles tienen conciencia cuando experimentan cómo superan todos los sufrimientos y son salvados de los más graves peligros de muerte (2Co_1:8-10). Los castigos que el apóstol soporta se refieren, en general, a las pruebas del sufrimiento. Pero pudiera tratarse también de los castigos impartidos por el antiguo derecho penal, tales como azotes y tormentos (11,24s), que podían incluso acarrear la muerte. Con todo, aunque los apóstoles eran azotados hasta límites mortales, no morían.

Pablo sigue el salmo 118. El fiel que ora en este salmo concibe sus tribulaciones y sufrimientos como castigos: «No, no he de morir, que viviré... me castigó, me castigó Yahveh, pero no me entregó a la muerte» (Psa_118:17-18). Del mismo modo, Pablo entiende sus sufrimientos como castigos de un Dios que, con todo, sigue amando. «Cuando el Señor nos juzga, nos corrige, para que no seamos condenados con el mundo» (1Co_11:32).

10...como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como quienes nada tienen, pero todo lo poseen.

Las necesidades y tribulaciones interiores y exteriores engendran tristeza. Pero los atribulados están siempre llenos de un gozo indestructible, que brota de la esperanza de la salvación futura. En efecto, «el reino de Dios es justicia, paz y alegría en el Espíritu Santo» (Rom_14:17). Desde la dura prisión exhorta Pablo a los cristianos atribulados en el mundo: «Gozaos siempre en el Señor; os lo repito, gozaos» (Phi_4:4).

Los apóstoles son pobres en bienes exteriores, pero tienen una riqueza interior que también ha sido brindada a otros muchos. Esta riqueza consiste en la plenitud de los dones del Espíritu. «Por él fuisteis enriquecidos en todo: en toda clase de palabra y de conocimiento» (1Co_1:5). Forma también parte de su riqueza la recompensa prometida, pues a ellos se les ha ofrecido la vida: «Quien quiera poner a salvo su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí, la encontrará» (Mat_16:25). A ellos se les ha aseverado: «Alegraos en aquel día y saltad de gozo; porque mirad: vuestra recompensa será grande en el cielo» (Luk_6:23). De la Iglesia de Esmirna dice el vidente Juan: «Conozco tu tribulación: la pobreza, sin embargo, eres rico» (Rev_2:9). De su riqueza reparten los apóstoles instrucción y consuelo (Rev_1:4; 1Co_4:13). Transmiten la reconciliación de Dios (2Co_5:18.20), la gracia (2Co_1:5) y la salvación (2Co_1:6).

Parte cuarta

RECONCILIACIÓN CON LOS CORINTIOS 6,11-7,16

El deseo de Pablo de llegar a un acuerdo con la iglesia de Corinto y restablecer de nuevo la paz llega en esta parte de la carta a su objetivo. El Apóstol rechaza una vez más las acusaciones injustificadas y pide, de nuevo, el restablecimiento de la comunión (6,11-13; 7,2-4). Las buenas noticias que Tito ha traído de Corinto dan al Apóstol la certeza de que se ha conseguido, otra vez, un clima de confianza.

I. RESTABLECIMIENT0 DE LA COMUNIÓN (6,11-7,4).

Las dos pequeñas perícopas 6,11-13 y 7,2-4 constituyen, por su forma y contenido, una unidad Con palabras cordiales busca Pablo la comunión con la Iglesia de Corinto. Junto con la petición puede expresar ya la seguridad de que esta comunión está restablecida.

a) Estrechez y amplitud (6/11-13).

11 Os hemos hablado con toda franqueza, oh corintios, y nuestro corazón se ha dilatado.

Después de algunas palabras de reprensión y de unas profundas enseñanzas sobre el ministerio apostólico, Pablo continúa en un tono coloquial lleno de confianza. Hasta llegar aquí no se encuentra, en la carta, la cálida expresión: ¡oh corintios! Pablo emplea en primer lugar la imagen, netamente veterotestamentaria, de que el corazón del hombre, que ama y se preocupa, se ha dilatado, para recibir a todo y a todos. «Has dilatado mi corazón» (Psa_119:32). Así, Pablo se abre totalmente a toda la comunidad. En su corazón se reserva un amplio espacio para los corintios. Su servicio apostólico los abarca a todos sin apreturas ni opresiones. El ancho amor de su corazón se expresa en sus palabras, cordiales y conmovidas. Se citan juntos el corazón y la boca, como en la sentencia del Señor: «DeI rebosar del corazón habla la boca» (Mat_12:34).

12 No es en nosotros donde os falta amplio espacio: es en vuestras propias entrañas donde os falta.

Continúa desarrollando la imagen iniciada. Los corintios tienen un amplio espacio en el corazón del apóstol, pero reservan en el suyo poco sitio para Pablo. La estrechez de su corazón no deja entrar al apóstol. Lo que hace estrecho el corazón e incluso lo cierra es la suspicacia, la desconfianza, el prestar oídos a las palabras calumniosas sobre el apóstol.

13 Os pido la misma correspondencia -os hablo como a hijos-: dilataos también vosotros.

Pablo exhorta a su comunidad como un padre y en su calidad de padre. Pide a los corintios que, en correspondencia, tengan un corazón tan abierto y dilatado como el suyo mismo.

El apóstol es un padre respecto de la comunidad: «No para avergonzaros os escribo esto, sino para haceros una advertencia como a hijos míos queridos. Pues, aunque tengáis diez mil pedagogos en Cristo, padres no tenéis muchos; porque yo os engendré en Cristo Jesús por el Evangelio» (1Co_4:14-15). Así pues, a través de la predicación, el apóstol es padre de su comunidad. Por lo demás, la relación del apóstol con la Iglesia puede describirse, asimismo, con la imagen del amor materno: «Hijitos míos, de nuevo siento por vosotros dolores de parto hasta que Cristo sea formado en vosotros» (Gal_4:19).

Ahora bien, la Iglesia ha transmitido también la sentencia del Señor: «A nadie en la tierra llaméis "Padre" vuestro, porque uno sólo es vuestro Padre: el del cielo» (/Mt/23/09). En su contexto general este pasaje amonesta a que no se den en la Iglesia títulos tales como maestro, doctor o padre, a los que enseñan y dirigen. Es posible que ya entonces hubieran intentado algunos introducir estos títulos en la comunidad, implantando tal vez la costumbre judía en virtud de la cual aI maestro hay que hablarle con toda veneración, como a un padre. El título y tratamiento de padre (santo padre, pater) se ha hecho ya común en la Iglesia (lo mismo que el título de maestro, pues a esto equivale el título de doctor). Es casi seguro que Pablo no permitió que se le llamara padre. Existe siempre una cierta tensión entre la citada sentencia del Señor y los pasajes en que Pablo se llama padre de la comunidad. Y lo mismo puede decirse también respecto de nuestra costumbre actual. Nadie va a reprochárselo a Pablo, ni se pretende tampoco reformar nuestros usos lingüísticos. Pero, en todo caso, la sentencia del Señor marca unos límites. Dios tiene, respecto de todo hombre, y del creyente en especial, una intimidad y exclusividad en la que ningún otro ser humano puede entrar ni le es lícito inmiscuirse. En realidad, sólo el Dios viviente y vivificante puede ser Padre de la vida verdadera de un hombre.

b) La separación del mundo (6/14-07/01).

14 No forméis con los infieles una yunta desigual. Pues ¿qué relación cabe entre la justicia y la impiedad? ¿Qué de común la luz con las tinieblas?

El diálogo confidencial con los corintios se rompe, aunque se reanudará en 7,2. La conexión entre 7,2 y 6,11-13 es tanto más evidente cuanto que Pablo emplea en ambos pasajes la misma imagen de la amplitud del corazón. Por tanto, 6,14-7,1 es una perícopa que se ha deslizado en medio. Se trata de una exhortación -cerrada en sí misma en cuanto a contenido y forma- al apartamiento del mundo, a la purificación y santificación. El texto previene contra las uniones con infieles y amonesta a elegir unos compañeros igualados para yunta. Los infieles que aquí se mencionan son, de acuerdo con 6,16, los paganos, no los judíos. Se describe la vida cristiana como un estar y caminar bajo un yugo, al cual pueden aplicarse las palabras del Señor: «Mi yugo es llevadero y mi carga ligera» (Mat_11:30). En 6,14b-16a cinco breves sentencias, expuestas en forma de interrogantes, ponen bien en claro que es imposible caminar a una con los infieles. Con arte estilístico se describe cinco veces, con diferentes palabras, tanto el concepto de comunión como la antítesis de fe e incredulidad 52. Esta oposición entre fe e incredulidad es, en primer término, la correspondiente a la justicia y la impiedad. Esta era, originalmente, la contraposición entre judaísmo y paganismo. El judío intenta conseguir la justificación ante Dios mediante la fatigosa observancia de la ley. El pagano, que no tiene ley (escrita), es impío. Pero ahora, al cristiano se le ha concedido la justificación como un regalo de Dios (/Rm/03/24), aunque siempre con la obligación de hacer realidad este don en su propia vida. Así, la antigua oposición entre justicia e impiedad, que separó en otro tiempo al judaísmo del paganismo, es ahora, en un sentido nuevo, oposición entre Iglesia y paganismo, o entre fe e incredulidad.

Esta oposición es, también, parecida a la que se da entre la luz y las tinieblas. Las palabras y conceptos tomados del mundo natural se trasladan al mundo de lo espiritual y lo moral. La luz es el reino de Dios (Luk_16:8) o el reino de Satán (Luk_22:53). El Evangelio de Juan emplea repetidas veces la antítesis: «Esta luz resplandece en las tinieblas, pero las tinieblas no la recibieron» (Joh_1:5; cf. 3,19; 12,35). De donde se sigue una exhortación para aquellos que han sido llamados a la luz: «En otro tiempo erais tinieblas; mas ahora sois luz en el Señor. Andad, pues, como hijos de la luz» (Eph_5:8; cf. Rom_13:12; 1Jo_2:9).

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52. Sorprende la interrupción de la línea de pensamiento entre 6,13 y 7,2, así como el hecho de que la perícopa 6,14-7,1 aparezca como cerrada en sí misma. La exégesis ha discutido muchas veces el tema de si esta perícopa no habrá sido tomada de algún otro lugar de la segunda carta a los Corintios, o de alguna otra carta paulina, e insertada posteriormente en nuestro pasaje. Además, hay algo aquí que es singular en Pablo. Sólo en este lugar (6,15) de las cartas paulinas se le llama al diablo Beliar. En 7,1 se exhorta a la purificación de la carne y del espíritu. Espíritu significa, pues, aquí el espíritu humano, mientras que Pablo entiende por espíritu, casi exclusivamente, el Espíritu Santo, dado por Dios, que no necesita purificación. A esto se debe que, recientemente, algunos hayan admitido que esta perícopa no procede de Pablo, sino que ha sido insertada por algún otro en la carta. Es difícil conseguir una certeza por algún caso, el texto contiene una exhortación de la Iglesia apostólica.

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15 ¿Qué acuerdo puede haber entre Cristo y Beliar, o qué participación entre un creyente y un infiel?

La oposición entre fe e infidelidad equivale a la que existe entre Cristo y Beliar, es decir, Satán 53. Cristo y Satán aparecen, con frecuencia, enfrentados como dos enemigos. En el episodio de las tentaciones son como dos reyes adversarios que, puestos sobre una gran montaña que domina el mundo, combaten entre sí por él (Mat_4:8-10). Ningún hombre puede servir a la vez a estos dos señores (Mat_6:24; cf. Heb_2:14, 1Jo_3:10).

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53. En todo el Nuevo Testamento sólo en este pasaje se le da este nombre a Beliar, que, con todo, era muy usual en aquella época. La palabra hebrea significa maldad, inanidad.

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16a ¿Qué compatibilidad entre el templo de Dios y los ídolos?

La oposición es también de tipo cúltico, como la que existe entre el templo de Dios y los ídolos. Esta valoración se hace de acuerdo con la fe y la estimación de Israel, según las cuales la oposición entre el templo de Dios y las imágenes de los cielos era la más radical que pudiera pensarse. En el Antiguo Testamento la suprema monstruosidad es colocar imágenes de ídolos en el templo de Dios 54. El templo santo de Dios es ahora la comunidad cristiana, consagrada por el Espíritu Santo. El mismo Cristo había comparado a su Iglesia con una casa construida sobre un cimiento roqueño (Mat_16:18). La imagen es empleada repetidas veces por el apóstol. La Iglesia es «labranza de Dios» y «edificación de Dios» (1Co_3:9); «templo de Dios» (1Co_3:16) o edificio espiritual, construido de piedras vivas, sobre la preciosa piedra angular Cristo (1Pe_2:5).

Entre este nuevo y verdadero templo de Dios y los Ídolos paganos no puede haber ningún contacto común. Desde luego, las religiones paganas podían reconocer a los otros dioses; así, Roma aceptó dioses extranjeros en el «templo consagrado a todos los dioses» (panteón). Pero la fe cristiana exige una separación absoluta. El concilio apostólico exigió que los cristianos se mantuvieran apartados de las ofrendas a los ídolos (Act_15:29). Pablo recuerda a los cristianos que aquellos que han participado en la mesa del Señor Cristo, no pueden tomar parte en la mesa de Satán, que no pueden beber en la copa del Señor y en la copa del demonio (1Co_10:19-22).

En oposición a los dioses paganos, el Dios de los cristianos es el Dios viviente. Los dioses paganos están muertos. En el Antiguo Testamento se llama a los ídolos «dioses de mentira» y «nada». Los judíos se burlaban de los ídolos paganos, porque eran un trozo de madera o una piedra insensible. De un mismo tronco de árbol una parte va al fuego y de la otra se hace un ídolo 55. A este propósito Pablo recuerda a los tesalonicenses que se han apartado de los ídolos para volverse hacia el Dios viviente y verdadero (1Th_1:9).

Pablo toca pocas veces en sus cartas el tema del monoteísmo de los cristianos, opuesto a los muchos dioses del paganismo, debido a que todas sus cartas van dirigidas a comunidades sólidamente asentadas, en las que se da por supuesto que la conversión de los ídolos al único Dios es ya un hecho del pasado. Pero afirmaciones como la de 6,14-16, en conexión con otras como Mat_6:7 s; Mat_10:14-22 ofrecen un testimonio de cuán difícil fue, en realidad, la lucha con el paganismo. Tanto en los antiguos cultos a los dioses como en el refinamiento y la orientación del pensamiento artístico y filosófico, el paganismo seguía siendo la fuerza inquebrantada lo mismo en las manifestaciones públicas del Estado y de la sociedad que en la vida de los individuos. Ahora bien, al cristiano se le exige una negación radical a todo ello.

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54. Véase 2Ki_21:7; 2Ki_23:6; Dan_9:27, Dan_9:55. Cf. Amo_2:4; Jer_2:5.11; Jer_5:7; Isa_44:9-20; Sb 13 y 14.

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16b Porque nosotros somos templo del Dios viviente, como lo dijo Dios: «Habitaré y caminaré en medio de ellos, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo» (Lev_26:11 s; Eze_37:27).

El apóstol confirma y corrobora sus afirmaciones personales con sentencias del Antiguo Testamento, que sabe relacionar entre sí gracias a su familiaridad con la Biblia. La Iglesia es templo de Dios. Ya del pueblo de la salvación de la antigua alianza dice Dios: «Habitaré y caminaré en medio de vosotros y seré vuestro Dios, y vosotros seréis mi pueblo.» También, y con mayor razón que del Israel del Antiguo Testamento, puede decirse del puebIo de Dios de la alianza nueva que es como el templo en el que Dios habita.

17 Por eso añade: «Salid de entre ellos y vivid aparte, dice el Señor. Y no toquéis nada impuro, y yo os acogeré» (Isa_52:11).

Como pueblo santo de Dios, los cristianos no pueden contaminarse con las abominaciones paganas. Deben apartarse del mundo de los infieles, aunque tengan que permanecer en medio de ellos. Deben despedirse y separarse de Ios pecados y vicios de los gentiles. La carta expone esta exigencia, una vez más, con una sentencia de los profetas del Antiguo Testamento. En Isaías se trata de una instrucción a Israel para que salga de la ciudad pagana y, por tanto, impura de Babilonia. En el sentido de nuestra carta producen impureza la lujuria, la codicia y el culto a los ídolos (Eph_5:3.5; Col_3:5). Esta impureza se opone a la santidad de la Iglesia (1Th_4:7). Los que han abandonado el mundo encuentran en Dios refugio y acogida. «Nadie que haya dejado por mí y por el Evangelio, casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos, o campos, dejará de recibir cien veces más ahora, en este mundo... y en el mundo venidero, vida eterna» (Mar_10:29-30).

18 «Y seré para vosotros padre, y vosotros seréis para mí hijos e hijas, dice el Señor todopoderoso» (2Sa_7:14).

En su pasaje original esta sentencia es una promesa de bendición del profeta Natán al rey David y a su hijo. En ella garantiza Dios que será siempre, para el hijo de David y futuro rey de Israel, un padre y que el rey puede saberse siempre hijo de Dios. La carta atribuye a todos los cristianos en general esta promesa divina. Dios es su Padre amado y todos ellos son hijos e hijas de Dios. éste es justamente el Evangelio de Jesús: que Dios es el Padre de sus hijos. La predicación y la catequesis transmiten esta sentencia de Jesús como la más preciosa posesión de la Iglesia. Así, Pablo dice que el cristiano puede clamar con espíritu filial: ¡Padre!, y que esto es lo que constituye el ser cristiano (Rom_8:17; Gal_4:7).



Comentario de Santo Toms de Aquino

Capítulo 6
Lección 1: 2 Corintios 6,1-5Exhorta a los ministros de Cristo tanto a las virtudes interiores como a las exteriores, no sea que el ministerio del apostolado se dé a los gentiles para ludibrio, sino que para cada uno sean un modelo de todas las virtudes, como conviene a los dispensadores de los ministerios de Dios.
1.Y así nosotros, como cooperadores, os exhortamos a no recibir en vano la gracia de Dios.
2.Pues El mismo dice: En el tiempo oportuno te oí, y en el día de la salvación te di auxilio. He aquí ahora el tiempo favorable, he aquí ahora el tiempo de la salvación.
3.A nadie le damos ningún escándalo, para que no sea vituperado nuestro ministerio.
4.Antes bien en todas las cosas presentémonos a nosotros mismos como ministros de Dios, con mucha paciencia, en las tribulaciones, en las necesidades, en las angustias,
5.En azotes, en cárceles, en sediciones, en fatigas, en desvelos, en ayunos.
Habiendo exaltado arriba el Apóstol el ministerio del Apostolado, aquí consiguientemente ese mismo ministerio a él encomendado lo sujeta al provecho de los subditos. Y acerca de esto hace dos cosas. La primera, exhortarlos en general a todas aquellas cosas que comúnmente son necesarias para llevar una vida buena; la segunda, exhortarlos a un especial auxilio que se les debe dar a los santos de Jerusalén, y esto lo hace en el capítulo VIII,1: Ahora os hago saber, hermanos, etc. Y acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, exhortarlos a obrar bien en el tiempo presente; la segunda, hacerles valer los bienes hechos en el pasado, y esto en el capítulo Vil,1: Teniendo, pues, carísimos, tales promesas, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. La primera, exhortarlos en general a que las gracias de Dios no se usen en vano; la segunda, mostrarles que se les ha dado a ellos la gracia de Dios: Pues El mismo dice: en el tiempo oportuno, etc.; la tercera, enseñarles en especial la manera de usar de la dicha gracia: A nadie le demos ningún escándalo, etc. Así es que primero dice: Por haber en nosotros la facultad de obrar para el bien, y en esto consiste la gracia de Dios, nosotros para esto fungimos en el lugar de Cristo; por eso, como cooperadores, nosotros, en las predicaciones, con ejemplos y exhortaciones. El hermano que es ayudado del hermano es como una plaza fuerte (Pr 18,19). O bien, como cooperadores, es claro que de Dios. Coadjutores de Dios somos (1Co 3,9).
Objeción. En contra dice Is 40,13: ¿Quién ayudó al espíritu del Señor?, etc. Así es que no esta bien decir cooperadores de Dios.
Respuesta. Por ayudar a Dios se puede entender o bien darle fuerzas para hacer algo, y de esta manera nadie le ayuda a Dios ni puede ayudarle; o bien mantener y explicar sus preceptos, y de esta manera se" dice que los hombres santos le ayudan a Dios explicando sus mandatos. Nosotros, digo, como cooperadores, os exhortamos (El que ha recibido el don de exhortar, exhorte: Rm 12,8). Y os exhortamos precisamente a no recibir en vano la gracia de Dios; como si dijera: Que la recepción de la gracia no sea en vosotros inútil y vana. Lo cual ocurre cuando habiendo recibido la gracia no se sigue ningún fruto. Porque el fruto es doble, a saber, la remisión de los pecados. Y ese será todo su fruto, que sea borrado su pecado (Is 27,9). Y que por vivir justamente alcance el hombre la gloria celestial. Cogéis por fruto vuestro la santificación, y por fin la vida eterna (Rm 6,22). Así es que quien habiendo recibido la gracia no la aproveche para evitar los pecados y para conseguir la vida eterna, en vano ha recibido la gracia de Dios. No he corrido en balde, etc. (Fil 2,16). Y para que nadie dudara de la recepción de esta gracia por Dios, en seguida prueba el Apóstol que ya la recibieron ellos o bien que tienen la preparación para recibirla, diciendo: Pues El mismo dice: En el tiempo, etc. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero presenta la autoridad del profeta; luego, la aplica a su propósito: he aquí ahora el tiempo, etc. Así es que primero dice: Digo que os preparéis a recibir fructuosamente la gracia que os es dada o preparada. Porque dice el Señor por Is : En el tiempo de mi beneplácito, etc. (49,8).
Acerca de lo cual débese saber que el Señor dice que nos hace la gracia o bien de oírnos en nuestras peticiones, o bien de ayudarnos en nuestras acciones; pero de todas maneras nos oye para que recibamos lo que pedimos. Mas si a alguno de vosotros le falta sabiduría, pídasela a Dios, etc. (Sant.
1,5). Ayuda para que hagamos bien lo que hacemos. Dice el Salmo 93,17: Si el Señor no me hubiese socorrido, etc. Y esta es una doble gracia, preveniente y cooperante, o bien subsecuente, la que debemos desear para serle aceptos a Dios. En vista de esto orará a Ti todo hombre santo (Ps. 31,6).
Yen cuanto a esto dice el Apóstol: en el tiempo oportuno, esto es, de recibirla y de hacerse grato; porque fue oportuno este tiempo que fue gratuito. Bienaventurado el hombre a quien Dios imputa la justicia independientemente de las obras (Rm 4,6). - Te oí, esto es, te acepté. O bien, en el tiempo oportuno, esto es, en el tiempo de la gracia. Y de esta manera se llama gracia preveniente aquella por la cual somos liberados de los pecados. Y gracia subsecuente se llama aquella por la que se nos confieren las virtudes por la perseverancia en el bien. Nos es necesaria también la gracia
cooperante; y ésta la pedía el Salmista (22,6): Y me seguirá su misericordia todos los días de mi vida. Y en cuanto a esto dice: en el día de la salvación te di auxilio. Porque el tiempo anterior a Cristo no fue día sino noche. La noche está ya muy avanzada y va a llegar el día (Rm 13, i2). En cambio, al tiempo de Cristo se le llama día, y no sólo día sino día de salud. Porque antes no había salvación, porque nadie alcanzaba el fin de la salud, o sea, la visión de Dios, sino que ahora, habiendo ya nacido la salud en el mundo, alcanzan los hombres la salvación. Le pondrás por nombre Jesús. Pues El es el que ha de salvar a su pueblo (Mt 1,21). Y esto se hace con el auxilio de la gracia cooperante, con la cual por nuestras obras alcanzamos la vida eterna. Pues Dios es el que obra en vosotros por su buena voluntad no sólo el querer sino el ejecutar (Fil 2,13).
En seguida aplica a su propósito la autoridad invocada, diciendo: He aquí ahora, etc.; como si dijera: Lo que dijo el Señor acerca del tiempo de la gracia por medio del profeta se realiza ahora, porque he aquí ahora el tiempo favorable, o sea, de la benevolencia, por la cual somos escuchados por Dios, porque ya llegó la plenitud de los tiempos, o sea, el de la encarnación de Cristo (Galat. 4,4). Y esto en cuanto a la primera parte de la autoridad del Salmo 68,14. Tiempo de serle grato a Dios. - He aquí ahora el tiempo de la salvación, en el cual auxiliados por la gracia cooperante podemos obrar para obtener la salvación eterna. Conviene que Yo haga las obras de Aquel que me ha enviado, etc. (Jn 9,4). Mientras tenemos tiempo, etc. (Galat. 6,10).
En seguida, cuando dice: A nadie le demos ningún escándalo, enseña el modo de usar la gracia a ellos concedida. Y primero en general de qué manera no se recibe en vano; luego, en especial: con mucha paciencia, etc. Así es que dice: La gracia se debe usar de manera que a nadie le demos ningún escándalo. Porque la gracia se da para dos cosas, a saber, para evitar el mal y para obrar el bien. Y por lo mismo son dos cosas las que enseña el Apóstol para que evitemos los males, y en cuanto a esto dice: A nadie le demos, etc. Lo cual se puede explicar de dos maneras. De una primera, refiriéndose a los Apóstoles, como si dijera: Nosotros, que somos cooperadores, os exhortamos. Nosotros, digo, que a nadie le damos ningún escándalo, porque si por vivir mal escandalizáramos a algunos, nuestro ministerio sería vituperado y se despreciaría nuestra predicación. Por vuestra culpa es blasfemado el nombre de Dios (Rm 2,24). Dice Gregorio: Aquel cuya vida es despreciada asegura el desprecio de su predicación. De aquí que el público y notorio pecador debe evitar el predicar mientras peque. Pero al pecador le dijo Dios: ¿Cómo tú fe metes a hablar de mis mandamientos y tomas en tu boca mi alianza? (Ps. 49,16). Y del otro modo, refiriéndose a los subditos, como si dijera: Os exhortamos a no recibir en vano, etc. Os digo que a nadie le demos ningún escándalo, o sea, que no se haga nada por lo que los demás se escandalicen. No deis escándalo, o sea, que no se haga nada por lo que los demás se escandalicen. No deis escándalo ni a judíos ni a griegos (1Co 10,32). No se debe poner tropiezo o escándalo al hermano (Rm 14,13). Y la razón de ello es que no sea vituperado, o sea, que tan irreprensiblemente os portéis que nuestro ministerio, nuestro Apostolado, no sea vituperado. Porque cuando los subditos se portan mal el vituperio es para los prelados. Llevando una vida ajustada entre los gentiles, etc. (1Pe 2,12).
O bien,, para que no sea vituperado en general el ministerio, por el que tanto vosotros como nosotros somos ministros de Dios. Nosotros, digo, somos ministros de Dios para cumplir su voluntad en nosotros y en los demás. Y vosotros lo sois tan sólo para cumplir su voluntad en vosotros mismos. Vosotros seréis llamados sacerdotes del Señor (Is 61,6).
En seguida, cuando dice: Antes bien, en todas las cosas presentémonos, etc., les enseña el modo de usar de la gracia obtenida en cuanto al bien que se debe obrar. Así es que dice: A nadie le demos ningún escándalo, sino que presentémonos nosotros y vosotros en todas las cosas que en obras y en palabras pertenecen a las virtudes, tales como deben ser los ministros de Dios, para que nos conformemos a Dios haciendo su voluntad. Cual es el juez del pueblo tales soa sus ministros (Eccl.
10,2). A nosotros nos ha de considerar el hombre como ministros de Cristo (1Co 4,1).
En seguida, cuando dice: con mucha paciencia, etc., muestra en especial de qué modo debemos presentarnos como ministros de Dios en el uso de la gracia recibida. Y esto en cuanto a tres cosas.
La primera en cuanto a la obra externa; la segunda en cuanto a la mayor consagración: Mi boca se abre, etc. (2Co 6,1 1); la tercera en cuanto a evitar a los infieles: No queráis llevar el yugo con los infieles (2Co 6,14). Acerca de lo primero hace tres cosas, según las tres en que consiste la obra externa. Porque primero consiste en el paciente sufrimiento de los males, y en cuanto a esto dice: con mucha paciencia, etc. Segundo, en obrar el bien; y en cuanto a esto dice: con pureza, etc. Tercero, en la mutua cooperación de los buenos frente a los males, y en cuanto a esto dice: con las armas de la Justicia, etc. Es, pues, necesaria la virtud de la paciencia para soportar los males. Por lo cual dice: con mucha paciencia, etc. En lo cual hace tres cosas. Primero aconseja la paciencia. Y esto porque en el Salmo 91,15-16 se lee: Y cabal paciencia tendrán para que prediquen. Y en cuanto a esto dice: con mucha paciencia. - La doctrina del hombre se conoce por la paciencia (Pr 19,2). Mediante vuestra paciencia salvaréis vuestras almas (Lc 21,19). Dice que con mucha, por las muchas tribulaciones que se presentan. Lo segundo que muestra es la materia de la paciencia en general, y esto doblemente: en el sorpresivo asalto de los males, por lo cual dice: en las tribulaciones (Sed pacientes en la tribulación: Rm 12,12; Es preciso pasar por medio de muchas tribulaciones: Hechos 14,21); y en la carencia de las cosas necesarias, por lo cual dice: en las necesidades, es claro que de las cosas necesarias para la vida. Las tribulaciones de mi corazón se han multiplicado (Ps. 24,17). Lo tercero que enseña es ia materia de la paciencia en especial. Y primero en aquellas cosas que corresponden a las tribulaciones que son voluntarias, y esto en cuanto a las tribulaciones que tocan al alma, y así dice: en las angustias, se entiende que del corazón, cuando de tal manera se es asaltado por las adversidades que no se vea por dónde evadirse. Desamparados, angustiados, maltrata" dos, etc. (Heb 1 1,37). También en cuanto a las tribulaciones que se sufren en el cuerpo, y así dice: en azotes recibidos de otros, y en cárceles. Y después de haberles dado muchos azotes los metieron en la cárcel (Hch 16,23). En muchísimos más trabajos, más en las cárceles, en azotes sin medida, etc. (2Co 1 1,23). - En sediciones, es claro que de todo el pueblo exaltado. Estamos a riesgo de que se nos acuse de sediciosos por lo de este día, etc. (Hch 19,40). Lo segundo en las cosas que pertenecen a las necesidades. Ahora bien, la necesidad a veces es voluntaria. Y así dice: en fatigas, trabajando con sus propias manos entre los Corintios, que eran avaros, para no gravarlos con los gastos; y entre los Tesalonicenses, porque eran ociosos, para darles ejemplo de laboriosidad. Cuanto ha. sido menester para mí, y para mis compañeros, todo me lo han suministrado estas manos (Hch 20,34). - En desvelos, por las predicaciones. En muchas vigilias (2Co 1 1,27).- En ayunos a veces voluntarios, y a veces involuntarios por pobreza. Castigo mi cuerpo y lo esclavizo, no sea que habiendo predicado a los otros, venga yo a ser reprobado (1Co
9,27).
Objeción. En contrario esta lo que se dice en Mateo 1 1,30: Mi yugo es suave. Y en cambio aquí se dice: en muchas tribulaciones, etc. Luego no es suave sino pesadísimo.
Respuesta. En sí mismas son amargas, pero se hacen dulces por el amor y por el fervor interior del espíritu. Por lo cual dice Agustín: todo lo difícil y desmesurado, fácil y casi nada lo torna el amor.

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Azares apostólicos de Pablo, 6:1-10.
1 Cooperando, pues, con El, os exhortamos a que no recibáis en vano la gracia de Dios, 2 porque dice: En el tiempo propicio te escuché y en el día de la salud te ayudé. Este es el tiempo propicio, éste el día de la salud* 3 Por nuestra parte, en nada damos motivo alguno de escándalo, para que no sea vituperado nuestro ministerio, 4 sino que en todo nos mostramos como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, 5 en azotes, en prisiones, en tumultos, en fatigas, en desvelos, en ayunos, 6 en santidad, en ciencia, en longanimidad, en bondad, en Espíritu Santo, en caridad sincera, 7 en palabras de veracidad, en el poder de Dios, en armas de justicia ofensivas y defensivas, 8 en honra y deshonra, en mala o buena fama; cual seductores, siendo veraces; 9 cual desconocidos, siendo bien conocidos; cual moribundos, bien que vivamos; cual castigados, mas no muertos; 10 como tristes, pero siempre alegres; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como quienes nada tienen, poseyéndolo todo.

Aletea aquí el espíritu del sermón de la montaña, tomando carne en San Pablo. Junto a un impresionante recuento de tribulaciones y debilidades, otro no menos impresionante de alegrías y actos de fortaleza. Es la conocida paradoja del cristianismo. Desde el punto de vista literario, es un pasaje de subido tono lírico y uno de los más hermosos que salieron de la pluma del Apóstol. Nada hay, sin embargo, que huela a rebuscado o artificial; todo fluye espontáneo.
La perícopa está estrechamente ligada a los últimos versículos del capítulo anterior, donde el Apóstol se refirió a la obra de reconciliación de Dios con los hombres, para cuya difusión en el mundo fueron ellos, los apóstoles, nombrados embajadores. Por eso, en su condición de tal, debe cooperar con Dios en la obra de salud, exhortando a los hombres a que no reciban en vano la gracia de Dios (v.1; cf. 1Co_3:9). Parece que el Apóstol se refiere sobre todo a la gracia de la conversión a la fe, a la que los corintios deben cooperar, a fin de que produzca en ellos los frutos de renovación y santificación que está destinada a producir. Para más urgir su exhortación, les dice que no hay tiempo que perder, pues estamos en el tiempo propicio, en el día de la salud (v.2). La cita es de Isa_49:8, y el profeta alude a los tiempos mesiánicos. Para San Pablo, ese tiempo propicio y día de salud es el tiempo intermedio entre la primera venida de Cristo (cf. Rom_3:21-26; Gal_4:4-5) y la segunda (cf. 1Co_1:8; Flp_1:10), tiempo destinado al arrepentimiento y conversión (cf. Rom_13:11-14; Hec_3:18-21). Que ese tiempo sea corto o largo, San Pablo lo ignora (cf. 5:3; 1Te_5:1-3; Mat_24:36), aunque en ocasiones manifiesta sus deseos de que sea corto (cf. 5:2; 1Co_16:22).
Hecha esa exhortación general (v.1-2), pasa a hablar de su conducta personal en el ejercicio del ministerio, que es el modo como ha tratado de llevar a la práctica la cooperación con Dios que le exige su condición de apóstol (v.3-10). Ante todo, su empeño en no dar motivo alguno de escándalo, a fin de no desacreditar la labor apostólica con perjuicio de las almas (v.3). Y, en verdad, ¡cuánto daño se puede hacer si la conducta no responde a la doctrina que se predica! Luego mostrarse siempre cual corresponde a los ministros de Dios, sin rehuir las penalidades (v.4-5), aprovechando los dones de Dios (v.6-7), sin perder el dominio de la voluntad por el juicio erróneo de los demás (v.8-10). ¡Magnífico ideal para todo hombre apostólico! Entre las penalidades (v.4-5), muchas provienen de sucesos fortuitos o de la malicia humana, pero otras (ayunos) se las impone voluntariamente el Apóstol. Al hablar de las virtudes y dones de Dios, San Pablo pone, como si fuera uno más, en Espíritu Santo (v.6). Parece que es una alusión a los carismas, cuyo dador es el Espíritu (cf. 1Co_12:11), y que San Pablo ciertamente poseía. Las armas de justicia (v.7) son las virtudes propias de la lucha cristiana, en orden a promover (ofensivas) y defender (defensivas) la justicia, que San Pablo gusta de comparar a la armadura de un guerrero (cf. 10:4; Efe_6:11-17; 1Te_5:8). Por lo que respecta a los v.8-10, constituyen una serie de antítesis, con las que el tono lírico del pasaje llega a su punto culminante. Nada ha logrado quebrar el ánimo del Apóstol. Ha seguido impertérrito su camino, sin dejarse afectar por los mueras o por los hosannas, sabiendo que no seremos más ni menos de lo que nuestras obras digan.

Vibrante llamada a la reconciliación y a la enmienda,1Te_6:11-18.
11 Os abrimos, oh corintios!, nuestra boca, ensanchamos nuestro corazón; 12 no estáis al estrecho en nosotros, lo estáis en vuestras entrañas; 13 pues para corresponder de igual modo, como a hijos os hablo, ensanchaos también vosotros. 14 No os unáis en yunta desigual con los infieles ¿Qué consorcio hay entre la justicia y la iniquidad? ¿Qué comunidad entre la luz y las tinieblas? 15 ¿Qué concordia entre Cristo y Belial? ¿Qué parte del creyente con el infiel? 16 ¿Qué concierto entre el templo de Dios y los ídolos? Pues vosotros sois templo de Dios vivo, según Dios dijo: Yo habitaré y andaré en medio de ellos y seré su Dios y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo cual, salid de en medio de ellos y apartaos, dice el Señor; y no toquéis cosa inmunda, y yo os acogeré 18 y seré vuestro padre, y vosotros seréis mis hijos y mis hijas, dice el Señor todopoderoso.

Pablo no sabe ya qué otra cosa añadir para ganarse de nuevo la confianza de los corintios. Les ha contado con absoluta franqueza cuál ha sido su proceder para con ellos, siempre limpio y desinteresado, sin reparar en dificultades ni fatigas. Les sigue amando extraordinariamente. ¿Qué más puede hacer?
Los v.11-13 responden a esa situación psicológica. Pide el Apóstol reciprocidad: amistad por amistad. Los corintios no están al estrecho y mal tolerados en su corazón ensanchado; pues que ellos hagan lo mismo con él, ensanchando también su corazón y dándole allí cabida a él. La expresión ensanchar el corazón viene a equivaler prácticamente a amar con intensidad, conforme a la manera de hablar corriente de que el amor intenso dilata el corazón.
No es fácil explicar la ilación que tengan con todo esto los v. 14-18, que siguen, en los que el Apóstol exhorta a los corintios a que estén en guardia contra las infiltraciones del paganismo. Como ya hicimos notar en la introducción a esta carta, no faltan autores que creen que estos versículos no están aquí en su lugar y que la continuación de la carta habría que buscarla en 7:2. Se aduce en confirmación el hecho de que en estos seis versículos hay varios hapax legome-na en relación con el resto de las cartas paulinas, y el hecho no menos sorprendente de que Pablo mande evitar el contacto con los gentiles, siendo así que en la primera carta les había dicho lo contrario (cf. 1Co_5:9-10; 1Co_10:27). Sin embargo, dado que se hallan en todos los códices y versiones, creemos que no hay motivo para sacarlos de aquí. Cierto que parecen romper el contexto, pero tengamos en cuenta que estos saltos de pensamiento no son infrecuentes en San Pablo, quien a veces interrumpe el hilo regular para exponer conceptos complementarios que acuden a su mente, reanudando luego el hilo cuando ha expresado esos conceptos. Por lo demás, es posible que el Apóstol, pensando en las causas profundas del porqué de la estrechez de corazón de los corintios hacia él, las encontrase en la excesiva familiaridad de trato con los infieles. En los v. 14-18 iría, pues, al fondo del problema. Tampoco las otras razones alegadas son decisivas, búsquese una u otra explicación. Desde luego, este pasaje muestra una gran afinidad con la literatura de Qumrán, recalcando la lucha entre la luz y la oscuridad; pero eso no es obstáculo para que sea de Pablo.
Lo que en estos versículos dice a los corintios es que huyan de contactos peligrosos con los paganos. Ya en otras partes había aludido a este tema, que constituyó un problema delicado en el cristianismo primitivo, pues ciertos contactos eran inevitables (cf. 1Co_5:9-13; 1Co_10:27). Lo difícil era saber mantenerse en el punto justo. La expresión yunta desigual (v.14) está sugerida probablemente por el precepto de la Ley mosaica, prohibiendo uncir bajo el mismo yugo animales de diversa especie (cf. Deu_22:10; Lev_19:19). Con cinco certeras preguntas, recalcando las diferencias fundamentales entre cristianismo y paganismo, San Pablo pone en guardia a los corintios contra esa yunta desigual entre fieles e infieles. El yugo ata a dos para una obra común, y ¿qué puede haber de común entre justicia e iniquidad, luz y tinieblas, Cristo y Belial 207, creyentes e incrédulos, templos de Dios 208 e ídolos? La cita de Escritura de los v.16-18 está formada bastante libremente a base de diversos textos del Antiguo Testamento, principalmente Lev_26:11-12 e Isa_52:11. La finalidad de San Pablo es mostrar que la unión de los fieles con Dios implica apartarse de las religiones falsas.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



27 6,1. trabajamos junto con él: Pablo, Timoteo y Apolo son colaboradores de Dios (1 Cor 3,9; 1 Tes 3,2). no recibáis en vano la gracia de Dios: La cooperación humana es esencial para que la fuerza del evangelio (Rom 1,16) actúe eficazmente (1 Cor 15,10). Para kenos, véase el comentario a 1 Cor 15,14. La advertencia implícita se desarrolla en 1 Cor 10,1-13. 2. La cita reproduce exactamente Is 49,8 LXX. El carácter parentético de este versículo queda subrayado por la serie de ptcs. de los w. 3-10 que depende del «os suplicamos» del v. 1. 3. tropiezo: Los ministros pueden anular la fuerza del evangelio (véase 1 Cor 1,17). 4a. La recomendación que Pablo hace de sí mismo (3,1; 4,2) es la antítesis de la de sus adversarios (5,12): en ella se subrayan el sufrimiento (véase 4,10-11) y las actitudes interiores, y no los elementos exteriores que acompañan al poder espiritual (? 5 supra). 4b-10. Otro catálogo de penalidades apostólicas (véase 4,8-9) dividido en cuatro estrofas (w. 4b-5.6-7a.7b-8a.8b-10). En la última estrofa resulta particularmente clara una nota apologética. 8b. impostores: Véase el comentario a 1,15-2,2. 9. desconocidos: Véase 3,1; cf. 1 Cor 4,13. moribundos, pero vivos: Esto compendia 4,7-5,10. 10. tristes: Véase el comentario a 2,1-4. pobres: La negativa de Pablo a aceptar apoyo económico de los corintios había sido utilizada por sus adversarios para probar que no era un apóstol (véase el comentario a 1 Cor 9,1-18; 2 Cor 11,7-11; 12,14-18; cf. W. Schrage, «Leid, Kreuz und Eschaton», EvT 34 [1974] 141-75).

28 (IV) Parte tercera: Relaciones con Corinto (6,11-7,16). Pablo vuelve sobre el tema de 1,1-2,13. Dado que han sido reconciliados con Dios, los corintios debieran estar reconciliados con quienes les trajeron el evangelio.
(A) Un llamamiento a la franqueza (6,11-7,4) . El razonamiento se complica con el entrelazamiento de dos temas. El llamamiento salvífico de 6,1-2 se prolonga en 6,11 y 6,14-7,1, donde la atención se centra en la relación de los corintios con Dios, quien tan misericordiosamente ha actuado en favor de ellos. En los vv. 12-13, Pablo llega por asociación de ideas a decir que se siente agraviado; este tema se retoma en 7,2-4. La índole de 6,14-7,1 es objeto de controversia (Furnish, II Corinthians 375-383), pero estudios recientes (Fee, Lambrecht, Murphy-OConnor, Thrall) concluyen que no es antipaulino (Betz) ni no paulino (Fitzmyer) pero citado por el apóstol (Furnish); tampoco es parte de la carta mencionada en 1 Cor 5,9 (Hurd). Pablo lo escribió para este lugar de 2 Cor.
(Betz, H. D., «2 Cor 6:14-7:1: An Anti-Pauline Fragment?», JBL 92 [1973] 88-108. Derrett, J. D. M., «2 Cor 6:14ff: A Midrash on Dt 22:10», Bib 59 [1978] 231-50. Fee, G. D., «2 Cor 6:14-7:1 and Food Offered to Idols», NTS 23 [1976-77] 140-61. Fitzmyer, J. A., «Qumran and the Interpolated Fragment in 2 Cor 6:14-7:1», ESBNT 205-17. Hurd, J. C,, The Origin of I Cor [Nueva York 1965] 235-39. Lambrecht, J., «The Fragment 2 Cor 6:14-7,1: A Plea for Its Authenticity», Miscellanea Neotestamentica [ed. T. Baarda et al., NovTSup 48, Leiden 1978] 2. 143-61. MurphyO'Connor, J., «Relating 2 Cor 6:14-7,1 to Its Context», NTS 33 [1987] 272-75. Thrall, M. E., «The Problem of 2 Cor 6:14-7:1 in Some Recent Discussion», NTS 24 [1977-78] 132-48.)

29 11. Pablo habla francamente (3,12) y con un corazón generoso (Dt 11,16 LXX). corintios: cf. Gál 3,1; Flp 4,15. 12. Cualquier estrechez en la relación procede de los sentimientos de ellos respecto a él. 13. como a hijos pequeños: Esto podría ser una crítica (1 Cor 3,1; 14,20) o una expresión de afecto (12,14-15; 1 Cor 4,14). 14-16a. La respuesta a Dios debe ser exclusiva. También aquí puede haber una crítica implícita del modo en que los corintios usan criterios mundanos para juzgar a los ministros (? 5 supra). 14. con incrédulos: Los «espirituales» (? 5 supra) manifestaban incredulidad práctica al entrar en relación con la iniquidad, los ídolos y los demonios (1 Cor 5,1; 8,10; 10,20). Filón utiliza las mismas antítesis (De spec. leg. 1.279; 2.204) y aplica Lv 19,19 en De spec. leg. 4.204. 15. Beliar: Un espíritu maligno (TestXIILev 19,1). creyente/incrédulo: Véase Filón, Her. 93-94; De Abr. 269. 16a. templo de Dios: Véase 1 Cor 3,16; 6,19 (cf. 1QS 2,11; 8,5-9). 16b-18. La afirmación del v. 16b se respalda con una recopilación de textos del AT (Lv 26,12 o Ez 37,17; Is 52,11; Jr 51,45; Ez 20,34; 2 Sm 7,14.27; Romanos, 51:35).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VI.

That hee hath approued himselfe a faithfull minister of Christ, both by his exhortations, 3 and by integritie of life, 4 and by patient enduring all kinds of affliction and disgraces for the Gospel. 10 Of which hee speaketh the more boldly amongst them, because his heart is open to them, 13 And he expecteth the like affection from them againe, 14 Exhorting to flee the societie and pollutions of Idolaters, as being themselues Temples of the liuing God.

[True Ministers.]

1 Wee then, as workers together with him, beseech you also, that ye receiue not the grace of God in vaine.
2 (For he saith, [ Isa_49:8 .] I haue heard thee in a time accepted, and in the day of saluation haue I succoured thee: beholde, now is the accepted time, behold, now is the day of saluation)
3 Giuing no offence in any thing, that the ministery be not blamed:
4 But in all things [ Greek: commending.] approuing our selues, as the Ministers of God, in much patience, in afflictions, in necessities, in distresses,
5 In stripes, in imprisonments, in [ Or, in tossings to and fro.] tumults, in labours, in watchings, in fastings,
6 By purenesse, by knowledge, by long suffering, by kindnesse, by the holy Ghost, by loue vnfained,
7 By the worde of trueth, by the power of God, by the armour of righteousnesse, on the right hand, and on the left,
8 By honour and dishonour, by euil report and good report, as deceiuers and yet true:
9 As vnknowen, & yet wel knowen: as dying, and behold, we liue: as chastened, and not killed:
10 As sorrowfull, yet alway reioycing: as poore, yet making many rich: as hauing nothing, and yet possessing all things.
11 O yee Corinthians, our mouth is open vnto you, our heart is enlarged.
12 Yee are not straitened in vs, but yee are straitned in your owne bowels.
13 Nowe for a recompense in the same, (I speake as vnto my children) be ye also inlarged.
14 Be ye not vnequally yoked together with vnbeleeuers: for what fellowship hath righteousnesse with vnrighteousnesse? and what communion hath light with darknesse?
15 And what concord hath Christ with Belial? or what part hath he that beleeueth, with an infidel?
16 And what agreement hath the Temple of God with idoles? for ye are the Temple of the liuing God, as God

[Of godly, and worldly sorow.]

hath saide, [ Lev_26:12 .] I will dwell in them, and walke in them, and I will be their God, and they shall be my people.
17 [ Isa_52:11 .] Wherefore come out from among them, and bee yee separate, saieth the Lord, and touch not the vncleane thing, and I will receiue you,
18 [ Jer_31:1 .] And will bee a Father vnto you, and ye shall bee my sonnes and daughters, saith the Lord Almightie.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

El ministerio apostólico. Pablo vuelve a interpelar a su querida comunidad a que se convierta, y lo hace como colaborador de Dios en este ministerio de reconciliación. No habla en abstracto, el contexto de su nueva exhortación es siempre el mismo: si los corintios le rechazan como apóstol, están rechazando no sólo su persona sino también el Evangelio que él anuncia. De ahí la insistencia machacona del Apóstol en defender su conducta misionera.
Es impresionante la importancia que da Pablo a que el «mensajero» se identifique con el «mensaje». No hace sino imitar a su Señor, «el testigo fiel» (Apo_1:5), cuya persona misma era «el Evangelio». Así pues, más que autodefensa de su ministerio, Pablo nos va a dar en estos versículos el retrato de lo que debe ser un servidor del Evangelio, o mejor aún, nos va a mostrar el Evangelio en acción. Tan importante es esta llamada del Apóstol a la conversión y reconciliación de los corintios que no duda en aprovechar el texto bíblico de Isa_49:8 para decirles que el tiempo favorable de salvación anunciado por el profeta ha llegado para ellos justamente ahora, al tener esta carta en sus manos.
Si el evangelio de Pablo es Cristo y Cristo crucificado, el mensajero y ministro del Evangelio no puede ser sino un «crucificado» también. Así es como Dios capacita y acredita a su ministro. Esto es lo que los corintios no acababan de comprender, y esto es lo que quiere hacerles entender con la larga alusión a sus tribulaciones, tristezas, penurias, cárceles, pobreza, etc. Paradójicamente, este camino de cruz es la marcha triunfal de una persona que también está participando ya del poder de la resurrección. Por eso está viva y alegre, enriquece a todos con su pobreza, lo posee todo en su necesidad, tiene un corazón ancho y dilatado donde caben todos y todas.
Pablo termina dirigiéndose a sus queridos corintios con una conmovedora petición: que hagan un hueco en su corazón para él, Pablo, y para el Evangelio que les anuncia.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



2. Isa_49:8. "El momento favorable" y "el día de la salvación" es el tiempo que transcurre entre la Resurrección de Jesús y su Venida gloriosa al fin de los tiempos.

7. Ver Rom_13:12; Efe_6:11.

15. "Belial" es el nombre que los judíos daban al espíritu del mal.

16. Lev_26:11-12; Eze_37:27.

17. Isa_52:11.

18. Jer_31:9.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Pablo exhorta a sus lectores a no recibir la gracia de Dios ... en vano, es decir, a no dejar que su respuesta al evangelio sea arruinada por permitir críticas al evangelio o a aquel que se lo trajo. Para subrayar la gravedad de su ruego, Pablo les recuerda que éste es el tiempo favorable de Dios e implica que no deberían recibir este favor de Dios en vano.

3-10 Pablo insiste en que la forma en que ha conducido su propio ministerio no constituye una piedra de tropiezo que pueda ser obstáculo para que los corintios reciban la gracia de Dios en la forma adecuada. En cambio, él ha intentado de todas las maneras posibles reconocerse como un siervo de Dios, soportando privaciones (4b, 5) y actuando con integridad (6, 7), sin importar si sus propias experiencias en el ministerio eran agradables o dolorosas (8-10). En todos los altibajos de la vida y del ministerio como cristianos debemos actuar con integridad. Si no lo hacemos, nuestras vidas pueden convertirse en piedras de tropiezo para aquellos con quienes queremos compartir el evangelio.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*6:1-10 Tras expresarse en términos generales (2Co 6:1-3), Pablo describe su actividad como ministro de Dios en tres movimientos sucesivos: primero habla de las dificultades (2Co 6:4 b-2Co 6:5), luego, de algunas actitudes positivas (2Co 6:6 s) y finalmente, en una serie de expresiones antitéticas, enumera las circunstancias de su trabajo apostólico (2Co 6:8-10).

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Pablo concluye la larga defensa de su ministerio apostólico apelando, como ministro de Dios, al sentido de responsabilidad de los corintios con una cita de Is 49,8 que recuerda la predicación del Señor en la sinagoga de Nazaret (cfr Lc 4,16-21). El «tiempo favorable» (v. 2) durará hasta la venida gloriosa de Cristo al final de los tiempos -en la vida personal de cada uno, hasta el momento de la muerte-; hasta entonces, cada uno de los días es «día de salvación», ocasión de servir a Dios. Mientras tanto, ninguna adversidad debe apartarnos de ese fin. «Nada te turbe, / Nada te espante, / Todo se pasa, / Dios no se muda, / La paciencia / Todo lo alcanza; / Quien a Dios tiene / Nada le falta: / Sólo Dios basta» (S. Teresa de Jesús, Poes. 30).


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 6.2 Is 49.8.

[2] 6.14--7.1 Esta sección interrumpe el argumento, que continúa en 2 Co 7.2. Véase Introducción.

[3] 6.15 Belial (o Beliar ): nombre derivado de un vocablo hebreo que significa inútil, ruin, y que en aquel tiempo se aplicaba al diablo.

[4] 6.16 Lv 26.12; Jer 32.38; Ez 37.27.

[5] 6.17 Is 52.11.

[6] 6.18 Alusión a 2 S 7.14; Is 43.6.

Reina Valera (Sociedades Bíblicas Unidas, 1960)

en azotes, en cárceles,b en tumultos, en trabajos, en desvelos, en ayunos;

b Hch 16:23.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

azotes... cárceles...Hch 16:23.

Torres Amat (1825)



[2] Is 49, 8.

[10] Pues poseemos a Dios, dueño de todo.

[16] Lev 26, 12; 1 Cor 3, 16; 6, 19.