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Dadnos lugar en vuestros corazones. A nadie hemos ofendido; a nadie hemos arruinado; a nadie hemos explotado. (II Corintios 7, 2) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 7

1 Poseyendo, pues, queridos míos, tales promesas, purifiquémonos de todo lo que pueda manchar la carne o el espíritu, completando nuestra santificación en el temor de Dios.

Las afirmaciones de los profetas son aplicables a los cristianos. Pero éstos deben reconocer las obligaciones que de aquí se derivan. En concreto, nuestra carta deduce de Isa_52:11 la obligación citada en 6,17. Dios exige que los cristianos se guarden de todo lo que pueda manchar la carne o el espíritu. Al llamar y escoger a los elegidos, Dios los santificó. El bautismo es la realización visible de esta santificación, operada por Dios en el cristiano, pero que éste debe completar con pureza y santidad moral; para conseguirla, tiene que luchar sin descanso.

La carta exhorta al temor de Dios. Ahora bien, Pablo dice asimismo que los cristianos no han recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que, como hijos, son libres (Rom_8:15). Y 1Jo_4:18 explica: «No hay temor en el amor; sino que el amor perfecto echa fuera el temor.» La palabra «temor» encierra dos posibles significados: veneración ante una santidad excepcional y miedo ante un mal inquietante. Aunque el cristiano puede sentir, naturalmente, miedo y temor, no será dominado por el primero, sino que vivirá en el segundo, según la sentencia: «Trabajad con temor y temblor por vuestra propia salvación. Pues Dios es el que obra en vosotros» (/Flp/02/12-13).

c) En el corazón del apóstol (7/02-04).

2 Concededme más espacio en vuestro corazón. A nadie hemos perjudicado; a nadie hemos arruinado, a nadie hemos explotado.

Las frases 7,2-4 se eslabonan con 6,11-13. Pablo continúa aquí el coloquio cordial con los corintios. Utiliza una vez más la imagen de 6-13, pidiendo a los corintios que le den espacio.

Cuando Pablo se defiende afirmando que no ha perjudicado a nadie, no ha arruinado a nadie y no ha explotado a nadie, puede deducirse que eran éstas precisamente las acusaciones que los adversarios lanzaban contra el apóstoL más o menos abiertamente. Pablo no ha perjudicado a nadie. ¿Se refiere con esto a algunas disposiciones y determinaciones tomadas por él, como cuando expulsó de la comunidad a un incestuoso (1Co_5:1-13) o cuando exigió que se castigara a un culpable (2,5-ll)? No ha arruinado a nadie. Esto podría haber ocurrido en los casos citados, o en otros parecidos, debido a un extremado rigor, o acaso, al contrario, por haber tenido, a veces, demasiada blandura y laxitud. Pero Pablo no tiene conciencia de culpa. Tampoco ha explotado a nadie. Se alude, desde luego, a explotaciones y aprovechamientos de tipo financiero. Se ganaba el sustento con el trabajo de sus manos y se negaba a ser mantenido por la comunidad, para no dar pie a que se sospechara que pretendía enriquecerse con el ministerio apostólico 56.

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56. Cf. el comentario a 11,7-12; 12,14-18

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3 No lo digo en tono de condenación; pues os dije antes que estáis en nuestros corazones, para juntos morir y juntos vivir.

Pablo teme haber sido tan incisivo en su defensa que sus palabras puedan ser tomadas más como acusación que como defensa y sale al paso de esta posible mala interpretación. No quiere ni acusar ni condenar. Y para ello se remite a sus anteriores afirmaciones. Ya antes ha asegurado Pablo a los corintios que están en su corazón (6,11-13), que está ligado a la comunidad en vida y en muerte (1,6b; 4,12). Por lo demás, esta afirmación de estar unidos para vida y para muerte no es una fórmula desusada; la puede emplear cualquiera de las dos partes, sin que se dé mutua dependencia. Así, Itay asegura que está al servicio del rey David: «Donde el rey mi señor esté, muerto o vivo, allí estará su siervo» (2Sa_15:21). El buen pastor muere por las ovejas que se le han confiado (Joh_10:11).

4 Grande es mi franqueza con vosotros; muy orgulloso de vosotros estoy; lleno estoy de consuelo y me desbordo de alegría en toda clase de tribulación nuestra.

Pablo está seguro de que se ha restablecido la unión con la Iglesia de Corinto. Ahora, pues, le está permitido decirlo todo a los corintios, con plena franqueza. Sabe también que desde ahora ellos le comprenderán correctamente. Las relaciones se mantienen en un clima de total franqueza y de plena confianza. La comunidad es para el apóstol ocasión y motivo de orgullo. Aparece de nuevo esta palabra que expresa, con mayor plenitud aún, lo que se indicó al principio (Joh_1:14).

Demasiadas veces se ha visto precisado a decir el apóstol, en las cartas a los corintios, que piensa en aquella comunidad con preocupación, dolor y lágrimas. Pero ahora es totalmente diferente. A pesar de todas sus tribulaciones, rebosa consuelo y alegría. Y va a indicar inmediatamente por qué.

2. MIRADA RETROSPECTIVA SOBRE LA PASADA CONTIENDA (7/05-16).

El pasaje de 7,5, con la narración del viaje del apóstol, sigue a 2,13 57. Pablo relata ahora cómo, después de una larga espera, se reunió en Macedonia con Tito, que le traía buenas noticias de Corinto. Pablo dirige una mirada retrospectiva a los tiempos de ansiedad de la contienda con la Iglesia de Corinto. Explica una vez más su conducta, para hacer constar que su rigor de entonces se ve justificado ahora que los corintios han venido a mejor acuerdo y se han arrepentido. El fin de la tirantez y de la preocupación se manifiesta en el apóstol a través de un lenguaje casi torrencial, que repite una y otra vez las palabras «consuelo» (7,6ab.7ab.13) y «alegría» (7,72Ki_13:16). Por otra parte, Pablo describe el cambio de actitud de la comunidad con numerosas palabras cuyo significado es similar (2Ki_7:7.11)

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57. Por consiguiente, la exégesis admite, en parte, que 2,1-13 estuvo, al principio, directamente unido a 7,5-16 y que entre 2,13 y 7,5 se ha deslizado la apología y la teología del ministerio expuestas en 2,14-7,4. Con todo, entre 2,13 y 2,14, así como entre 7,4 y 7,5 existen, en nuestro texto actual, conexiones inteligibles y es difícil admitir unas supuestas puntadas de sutura posteriores. Por el contrario, entre 2,13 y 7,5 la línea de continuidad no es perfecta. 2,14-7,4 puede entenderse como un paréntesis al que el escritor Pablo se ha dejado arrastrar voluntariamente. Una carta no es un tratado doctrinal perfectamente ensamblado. Los problemas son difíciles y apenas es posible una decisión segura. La exposición puede mantenerse fiel al texto tal como ha sido transmitido.

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a) El viaje y las noticias de Tito (7,5-7).

5 Pues la verdad es que, cuando llegamos a Macedonia, nuestra carne no tuvo reposo; por el contrario, todo fueron tribulaciones: por fuera luchas, por dentro temores. 6 Pero Dios, que consuela a los abatidos, nos trajo el consuelo con la llegada de Tito.

Pablo se trasladó de Tróade (2,12s) a Macedonia por vía marítima. Es probable que se quedara en Filipos, capital de Macedonia, donde había una comunidad que le era muy adicta. Sus fuerzas corporales y su naturaleza humana -esto quiere decir la palabra carne- pedían descanso y distensión. Pero no pudo disfrutar de ello. Luchas y temores le atribulaban. Las luchas indican, sin duda, ataques de otras personas, de las que tuvo que defenderse 58. Los temores agobiaban a Pablo, debido a la preocupación por las numerosas comunidades (11,29), pero en aquellos días, debido seguramente, más en concreto, a la preocupación por la incierta situación de Corinto.

El apóstol fue salvado de su pesada tribulación con un consuelo sobreabundante. El consuelo le viene, en primer lugar, de los hombres (7,7). Pero, en realidad, el origen último de su consuelo es Dios. Así lo testifican los hombres piadosos de todos los tiempos, que experimentan a Dios como consolador. Dios levanta y ensalza, sobre todo, a los oprimidos. «Este es mi consuelo en mi miseria: que tu promesa me hace vivir» (Psa_119:50). «Yahveh ha consolado a su pueblo y de sus pobres se ha compadecido» (Isa_49:13).

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58. La segunda carta a los Corintios fue escrita probablemente en Filipos (cf. introducción, 1) . Así, podría acaso admitirse que Pablo, al redactar la carta, había tenido que sostener, en Filipos, idénticas luchas, que él menciona en la carta a los filipenses, 3,2s. También en aquella ciudad se produjeron duras controversias con los judaizantes (véase la nota 84).

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7 Y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo con que él había sido consolado entre vosotros. El nos ha contado vuestro ardiente afecto, vuestro pesar y vuestro celo por mí, hasta el punto de alegrarme más.

Pablo experimentó el consuelo divino a través de dos hechos. Ya el encuentro con Tito fue, en sí, un consuelo. Pero, además, Tito era portador de consuelo, porque él mismo lo había recibido de los corintios. Podía narrar el ardiente afecto, el pesar y el celo de los corintios. El ardiente afecto, en cuanto deseo de volver a ver a Pablo, indica que los corintios deseaban estar en armonía y paz con el apóstol y querían darle la seguridad de que estaban unidos con él y agradecidos. El pesar que tiene la comunidad es un testimonio de su dolor por lo sucedido. Ha llegado a comprender, con remordimiento, la sinrazón de su anterior comportamiento y quiere dar satisfacción. El celo significa que reconoce desde ahora los deseos y las exigencias del apóstol y respeta sus servicios y sus derechos en la comunidad. Lo que antes se pasó por alto, debe recuperarse ahora.

Pablo no se avergüenza de poner al descubierto su sencilla y auténtica humanidad. Habla de sus depresiones, temores y tribulaciones. La solidaridad, la gratitud y la fidelidad de los hombres le consuela; y necesita estos consuelos. En los dones de los hombres y a través de ellos experimenta y recibe el don de Dios. Ansía pertenecer al grupo de los humillados, a los que Dios levanta. En su tiempo predominaba el ideal del modo de ser estoico, que no es afectado por ningún movimiento del alma y permanece imperturbado en todo momento. La visión paulina del hombre es distinta.

b) La carta anterior de Pablo y la conversión de los corintios (Isa_7:8-16).

8 Porque, aun cuando os entristecí con la carta, no me pesa, y aun cuando me pesaba -veo que aquella carta os entristeció, aunque fuera momentáneamente-...

Pablo retrocede a una carta anterior a los corintios, que les causó tristeza. Se trata de aquella carta de la que dijo que la había escrito con suma angustia de corazón y con muchas lágrimas (Isa_2:4). Pablo da la impresión de que le resulta difícil encontrar las palabras apropiadas. No quiere herir ni dar ocasión a malas interpretaciones nuevas. Cierto que dice al principio que ahora no le pesa haber entristecido a los corintios. Pero tiene que confesar que en algún momento le pesó. No quería, y no quiere ahora, entristecer a la comunidad. Uno de los temores que le asaltaban en Macedonia (Isa_7:5) era la aprehensión de que su carta -mal interpretada- hubiera causado en Corinto un efecto contraproducente. Pero ahora ya no le pesa, porque ve que la tristeza de los corintios fue de corta duración y consiguió que se arrepintieran. Ahora incluye también aquella carta entre los motivos de alegría de que se siente rebosar.

9...Ahora me alegro, no porque os entristecisteis, sino porque os entristecisteis para vuestra conversión. Porque os entristecisteis según Dios, de modo que no sufristeis ningún daño por nuestra parte.

Pablo sigue afanándose y preocupándose por evitar malas interpretaciones. Aunque vuelve a insistir (véase ya 7,7) en que ahora se alegra por la carta, añade inmediatamente la aclaración de que la alegría no es por la anterior congoja de los corintios, sino por los efectos de la congoja, ya que produjo su conversión. Desde luego, el apóstol tiene derecho a amonestar y castigar, pero tendría cargo de conciencia si fuera culpable de que algún miembro de la comunidad sufriera daño. El ministerio apostólico exige con harta frecuencia a los que le desempeñan decisiones no fáciles entre varios deberes. Para dar con la decisión acertada, debe esforzarse por conocer cuál es la voluntad de Dios.

10 Pues la tristeza que es según Dios produce una conversión saludable de la cual no hay que tener pesar; mientras que la tristeza del mundo produce la muerte.

Hay una tristeza según Dios y otra según el mundo. La primera tiene su fundamento y su medida en los mandamientos y la voluntad de Dios y saca del pecado una penitencia saludable, que no causa pesar. Pablo acuña, para expresar este hecho peculiar, una frase conscientemente antitética: Nunca hay que arrepentirse de un verdadero arrepentimiento. La auténtica conversión lleva a la salvación y a la vida, es decir, a la liberación en el juicio final. La tristeza según Dios permite al hombre llegar a descubrir que el mundo, en cuanto mundo pecador, es malo y está perdido. Siente, pues, que él mismo se ha perdido en este mundo. Y entonces, mediante la conversión, se vuelve del mundo a Dios. Pero la tristeza propia del mundo alejado de Dios entorpece al hombre o le retiene en el pecado. Esta tristeza del mundo es aquella en virtud de la cual el hombre reconoce como imposibles sus deseos y objetivos terrenos y carnales. Pero sigue entregado a ellos y acaba por experimentar, en la vana transitoriedad del mundo, su propia desgracia mortal 59.

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59. Del mismo modo deben entenderse afirmaciones como Rom_6:16.21; 1Co_6:9 s.

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11 Porque mirad: ¡cuánta solicitud produjo en vosotros ese mismo hecho de entristeceros según Dios! ¡Qué disculpas! ¡Qué indignación! ¡Qué temor! ¡Qué nostalgia! ¡Qué celo! ¡Qué deseo de justicia! En todo momento habéis demostrado ser inocentes en este asunto.

Una enumeración de siete frutos expone los beneficios de la tristeza según Dios y de la reflexión. Al mismo tiempo Pablo demuestra, una vez más, cuán justificada y acertada estuvo aquella carta con la que, al principio, se vio obligado a atribular a los corintios. El apóstol elogia la solicitud y el celo con que la comunidad respondió a sus deseos y atendió su petición de restablecimiento del buen orden. Los corintios reconocieron su culpa y procuraron justificar y explicar su conducta y alcanzar el perdón del apóstol. La indignación de la comunidad se dirigía contra los culpables. El temor que aquella carta provocó, pudo ser el tema a la ira justificada del apóstol y a los castigos que, por lo mismo, eran de esperar, pero también temor por las desdichadas consecuencias del suceso. Y así, los corintios sentían nostalgia y celo por el apóstol. Cuando tuvieron exacto conocimiento de lo sucedido y se formaron un juicio imparcial de las cosas, se despertó en ellos el deseo de aplicar un justo castigo. Por todo ello aparece bien patente que la comunidad no fue culpable de que no se hubiera exigido el castigo correspondiente.

12 Por lo tanto, aun cuando os escribí, no fue por causa del ofensor, ni por causa del ofendido, sino para que vuestro interés por nosotros se manifestara entre vosotros ante la presencia de Dios.

Una vez más insiste Pablo sobre su primera carta, a la que tantas vueltas dio y que tantas preocupaciones le proporcionó después de escrita. Asegura que la carta sólo tenía por objeto poner de manifiesto y comprobar el celo de la comunidad. De ninguna manera intentaba pedir satisfacción de tipo personal. Pablo se limita a insinuar lo que quiere decir y se discute cuál es su verdadero pensamiento. Lo más probable es que tuviera presente alguna injuria que hubo de soportar en su propia persona y de la que ya habló antes (1Co_2:5-11). Parece ser que la comunidad de Corinto no pidió cuentas inmediatas a los culpables, sino sólo después de la carta del apóstol (1Co_2:4; 1Co_7:8).

Pero, en todo caso, lo que el apóstol quiere no es que queden a salvo sus derechos, sino que la comunidad encuentre por sí misma lo que es justo. Cuando es necesario, el rigor del apóstol puede ser un buen servicio a la comunidad. Deben satisfacerse las exigencias de la justicia. Pero debe haber también un auténtico perdón.

Hay que llevar a la comunidad a la reflexión y la conversión. En todo momento debe estar la comunidad ante la presencia de Dios. Esto significa salvación o muerte. Pablo empuja siempre, a través de lo accidental y de lo que aparece en primer plano, a lo que es último y definitivo, a algo que es más que lo meramente justo y moral, a saber, a la presencia justificante y salvífica de Dios en la Iglesia. Esta es la verdadera cura pastoral.

13 Por eso hemos recibido tanto consuelo. Y nuestro consuelo se nos aumentó mucho más con la alegría de Tito, cuyo espíritu quedó tranquilo ante la actitud de todos vosotros.

Una vez más recuerda Pablo, agradecido, la ayuda que le proporcionó Tito para restablecer la paz entre la comunidad y Pablo. Tito llegó a Corinto como delegado del apóstol, portador de preocupaciones y recelos. Pero reconoció la buena voluntad y experimentó la solícita abnegación de los corintios, y esto le dio tranquilidad, alegría y consuelo. Pablo está ya consolado porque se ha restablecido el orden en la situación de Corinto y a esta alegría se añade ahora la alegría personal de Tito. Se evidencia así que, en los lazos humanos y fraternos de Pablo, la alegría y el consuelo de los demás son también su propio consuelo y alegría.

14 Y si ante él me había alabado algo acerca de vosotros, no he tenido de avergonzarme; al contrario, así como en todo os hablamos con verdad, así también resulta ser verdad nuestra alabanza ante Tito.

Antes de enviar su colaborador Tito a la ciudad de Corinto, con la misión de restablecer la paz entre él y la comunidad, Pablo había alabado a la comunidad de allí, a pesar de que se había hecho merecedora de censura. Es una característica de la bondad de Pablo, como hombre y como pastor de almas, que siempre sabe decir algo bueno de las demás personas, Pablo no tuvo que avergonzarse de sus colaboradores. Los corintios justifican las alabanzas que el apóstol hizo de ellos y la palabra de Pablo se muestra verdadera. Se remonta incluso hasta la afirmación de que en todo ha hablado con verdad y que ha acreditado ser digno de confianza. Se le había reprochado su falta de seriedad y este reproche molestaba tanto a Pablo que vuelve una y otra vez sobre el mismo (1,17s; 4,2).

15 Y su afecto entrañable hacia vosotros se ha redoblado, al recordar la sumisión de todos vosotros: de cómo lo recibisteis con temor y temblor. 16 Me alegro de poder contar para todo con vosotros.

Los de Corinto dispensaron a Tito una acogida extraordinariamente buena. Con esta conducta los corintios le dieron tranquilidad y alegría y se ganaron, además, el cordial afecto de Tito, que se renueva y profundiza cada vez que recuerda la acogida de que fue objeto en la ciudad. Ahora bien, aunque Pablo considera y siente la relación entre la comunidad y el apóstol como una unión cordial no olvida su ministerio y su autoridad que son, también, cosas reales. La comunidad debe obediencia al apóstol y es absolutamente normal que le reciba con temor y temblor. Este temor no es el miedo de un hombre ante el excesivo poder de otro hombre. Tito no tenía este poder respecto a los corintios. Sería, además, un temor incompatible con la virtud de la libertad (3,17). Se trata del temor y de la obediencia debida al ministerio apostólico, mediante el cual actúa Dios en la comunidad (5,19s).

Para concluir, asegura Pablo a la comunidad su alegría sin reservas por el restablecimiento de la paz. Sabe que puede confiar en los corintios para todo.



Comentario de Santo Toms de Aquino


Capítulo 7
Lección 1: 2 Corintios 7,1-3Los alaba por los bienes pasados y los exhorta a la limpieza de alma.
1.Teniendo, pues, estas promesas, carísimos, purifiquémonos de toda mancha de la carne y del espíritu, completando la santificación en el temor de Dios,
2.Acogednos. A nadie liemos dañado, a nadie pervertido, a nadie hemos defraudado.
3.No os lo digo con ánimo de condenaros. Pues acabo de deciros que os tengo en mi corazón, para con vosotros morir o para vivir con vosotros.
Les dice el Apóstol a los Corintios de qué manera deben portarse en lo porvenir. Aquí los elogia por los bienes pasados. Pero para lograr cierta continuidad de los bienes pretéritos a los futuros, primero termina su admonición; y luego los elogia: Grande es mi confianza en vosotros (2Co 7,4). Acerca de lo primero hace tres cosas. La primera, enunciar una admonición; la segunda, inducir por el ejemplo de sí mismo a observar Ja admonición: acogednos, etc.; la tercera, expresar la intención del amonestador: No os lo digo con ánimo de condenaros, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. La primera, indicar el motivo de observar la admonición, el cual es la promesa que se les ha hecho. Y por eso dice: Teniendo, pues, estas promesas, carísimos, a saber, la de que Dios inhabite en nosotros y nos reciba, etc. La segunda es expresar la admonición, diciendo: purifiquémonos, etc. Y esto debido a que estas promesas no se dan sino a los limpios, por lo cual dice: purifiquémonos de toda mancha de la carne y del espíritu, o sea, de los vicios tanto carnales como espirituales. Purificaos vosotros los que traéis los vasos del Señor, etc. (Is 52,2). En lo cual hay que saber que todo pecado que se comete para delectación de la carne es carnal y que el que se comete para delectación del espíritu es espiritual. De aquí que si los pecados carnales se consideran en cuanto a su cumplimiento son tan sólo dos: el de gula y el de lujuria, pues los demás pecados son espirituales. Mas si se consideran en cuanto a su origen, de esta manera se puede decir que todos los pecados son carnales, por tener todos su origen de la concepción de la carne, y de esta manera les habla el Apóstol a los Gálatas (5,19): Bien manifiestas son las obras de la carne, etc. La tercera es indicar el modo de cumplir con la admonición: completando, etc.
Pero como alguien podría decir: ¿Acaso no quedamos limpios con el bautismo?, agrega: completando la satisfacción, o sea, perfeccionando la limpieza incoada en el bautismo. Porque santo es lo mismo que limpio. Sed santos, pues que Yo soy santo, etc. (Lv 1 1,44 y 19,2). Digo que completemos, porque los filósofos quisieron perfeccionar y no pudieron, porque no pudieron evitar todos los pecados; porque aun cuando evitaran algunos pecados en cuanto se quiera y ejercieran actos de virtud, sin embargo, todavía quedaba en ellos el pecado de la infidelidad. Por lo cual solamente en el verdadero culto de Dios se completa la limpieza, y esta lo dice así: en el temor, o sea, en el culto, de Dios (El temor de Dios se sobrepone a todas las cosas: Eccli,25,14).
Objeción. En contra se dice en Col 3,14: Pero sobre todo mantened la caridad, la cual es el vínculo de la perfección. Así es que no se perfecciona la santificación con el temor de Dios, sino con la caridad de Dios.
Respuesta. Débese decir que acá se habla del temor filial, el cual es el efecto de la caridad, y no del servil, que es contrario a la caridad. Y dice en el temor, para enseñarnos que nuestro amor a Dios debe ser con cierto temor respetuoso y con solicitud. Porque el amor produce seguridad, que a veces engendra negligencia, y en cambio el que teme siempre está solícito.
En seguida, cuando dice: Acogednos, etc., se presenta como ejemplo, como si dijera: Recibidnos como ejemplo. Sed, pues, imitadores míos (1Co 2,1; 4,16). Porque yo me guardé de la inmundicia mediante la santificación, pues a nadie dañé. Donde débese notar que de manera triple puede alguien dañar al prójimo, y de ninguna de ellas dañó el Apóstol a nadie. Primero en la persona, y en cuanto a esto dice: A nadie hemos dañado, a saber, en su persona, como hacen los malos señores.
Desolláis al pueblo y le quitáis la carne de encima de sus huesos (Miq. 3,2). Lo segundo en cuanto a la fama, induciéndolos o con el ejemplo o con persuasiones al mal, y en cuanto a esto dice: a nadie he pervertido (Las malas conversaciones corrompen las buenas costumbres: 1Co 15,33). Lo tercero en cuanto a la substracción de los bienes, y en cuanto a esto dice: a nadie hemos defraudado;"o sea, que no les hemos quitado sus bienes con engaño. Que nadie engañe a su hermano en ningún asunto (1Th 4,6).
En seguida, cuando dice: No os lo digo con ánimo de condenaros, etc., manifiesta su intención, como si dijera: No digo esto para condenaros, sino para que os enmendéis. Porque los males pasados por dos razones se suelen recordar: a veces para que sean condenados, y esto cuando ya no hay esperanza de corrección; pero a veces para enmienda, para que sean corregidos, y de esta manera habla aquí: No os lo digo con ánimo de condenaros, etc. - Estojo digo para provecho vuestro, etc. (1Co 7,35). Y la razón de esto es que me, alegro de vuestro bien, pues acabo de deciros que os tengo en mi corazón, etc. Vosotros mismos sois nuestra carta escrita en nuestros corazones (2Co 3,2). Tengo impreso en mi corazón que todos vosotros sois compañeros de mi gozo en mis cadenas (Fil 1,7). Os terrgo, digo, en mi corazón, tanto para con vosotros morir como para con vosotros vivir. Lo cual se puede entender tanto de la muerte de culpa como de la muerte natural.De la muerte de culpa para que no seentienda que estoy dispuesto a:-morir cori vosotros, o sea, que cuando vosotros pecáis,-queramos pecar también nosotros, sino que vuestra muerte de culpa la recibimos con . el: mismo ¡ dolor que-si fuera nuestra. ¿Quién enferma que no enferme yo con él? (2Co 1 1,29). No hay día en que yo no muera por la gloria vuestra, etc. (1 Cdr. 15,31). O para vivir con vosotros, porque con vuestra:buena vida en gracia gozo tanto como con la mía.; De muerte natural, de modo que se entienda así: para con vosotros morir, o sea, que estoy preparado para fcnorir por vosotros (Y yo muy gustosamente gastaré, y a mí me gastaré todo entero por vuestras almas: 2 Cor,12,15), y para vivir con vosotros, o sea, para desear teneros por compañeros en la vida eterna (Si morimos con El, también con El viviremos: (2Tm2,2)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Alegría por las buenas noticias que le dio Tito, 7:1-16.
1 Pues que tenemos estas promesas, carísimos, purifiquémonos de toda mancha de nuestra carne y nuestro espíritu, acabando la obra de la santificación en el temor de Dios. 2 Acogednos en vuestros corazones; a nadie hemos agraviado, a nadie hemos perjudicado, a nadie hemos explotado. 3 No lo digo para condenaros, que ya antes os he dicho cuan dentro de nuestro corazón estáis para vida y para muerte. 4 Tengo mucha confianza con vosotros; tengo en vosotros grande motivo de gloria, estoy lleno de consuelo, reboso de gozo en todas nuestras tribulaciones. 5 Pues aun llegados a Macedonia, no tuvo nuestra carne ningún reposo, sino que en todo fuimos atribulados, luchas por fuera, por dentro temores. 6 Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la llegada de Tito: 7 y no sólo con su llegada, sino también con el consuelo que él tuvo por causa vuestra, al anunciarnos vuestra ansia, vuestro llanto y vuestro celo por mí, con lo que creció más mi gozo. 8 Porque si con la epístola os entristecí, no me pesa. Y si estaba pesaroso viendo que aquella carta, aunque por un momento, os había contristado, 9 ahora me alegro, no porque os entristecisteis, sino porque os entristecisteis para penitencia. Os contristasteis según Dios, para que no recibieseis daño alguno de nuestra parte. 10 Pues la tristeza según Dios es causa de penitencia saludable, de que jamás hay por qué arrepentirse; mientras que la tristeza según el mundo lleva a la muerte. 11 Ved cuánta solicitud os ha causado esa misma tristeza según Dios, y qué excusas, qué enojos, qué temores, qué deseos, qué celo y qué vindicaciones. Totalmente limpios os habéis mostrado en este asunto. 12 Pues si yo os escribí, no fue por el que cometió el agravio ni por el que lo recibió, sino para que se manifestase vuestra solicitud por nosotros delante de Dios. 13 Con esto nos hemos consolado. Y a este consuelo nuestro vino a unirse el extremado gozo de Tito, cuyo espíritu habéis todos confortado. 14 Que si en algo me glorié con él de vosotros, no he quedado confundido, sino que así como en todo os habíamos hablado verdad, así resultó también verdadero nuestro gloriarnos con Tito. 15 Y su cariño por vosotros se ha acrecentado viendo vuestra obediencia y el temor y temblor con que le recibisteis.16 Me alegró de poder en todo confiar en vosotros.

Los v.1-4, aunque los hemos puesto aquí para no entremezclar capítulos, pertenecen más bien a la perícopa precedente, a la que van ligados por la partícula pues (oüv). San Pablo dice a los corintíos (v.1) que no hagan inútiles las anteriores promesas divinas (cf. 6:16-18) con su adaptación al modo de vivir pagano, sino que vivan puros de cuerpo y alma, llevando hasta el final la obra de santificación comenzada en el bautismo (cf. Rom_6:12-13; 1Co_7:34; 1Te_5:23). Luego, continuando en la idea Deu_6:11-13, de nuevo pióle que correspondan a su amor (v.2-4). Probablemente al insistir hasta tres veces de que a nadie ha hecho daño (v.2), está aludiendo a las calumnias de sus adversarios de Corinto, que distingue muy bien del común de los fieles, a los que lleva muy dentro del corazón y en los que tiene plena confianza (v.3-4).
A partir del v.5 comienza San Pablo a describir la alegría que le produjo el encuentro con Tito en Macedonia por las buenas noticias que le traía de los corintios. Se reanuda, pues, la narración interrumpida en 2:13. Alude primeramente a su estado de angustia e intranquilidad antes de encontrar a Tito (v.5). Aunque no indica concretamente los motivos de esa angustia, pensemos que había tenido que salir precipitadamente de Efeso ante el motín promovido contra él por los plateros (cf. Hec_20:1); que de Jerusalén y de Galacia le llegaban noticias de hostilidad contra su obra (cf. Rom_15:31; Gal_1:7); que a Corinto había tenido que escribir una carta en lágrimas, dada la situación de aquella iglesia (cf. 2:4). Eran motivos más que suficientes, aparte de los generales inherentes siempre a toda labor apostólica. Las noticias que acerca de los corintios le dio Tito, le consolaron sobre manera (v.6-16).
La epístola a que alude el Apóstol (v.8) evidentemente es la carta en lágrimas, de que ya hablamos al comentar 2:1-11. Esa carta produjo un magnífico efecto en los corintios, según lo que aquí se nos indica. Se contristaron según Dios (v.10), es decir, con una tristeza saludable, motivada por el reconocimiento de no haber obrado como debían. Es lo contrario de la tristeza según el mundo (v. 10), nacida de motivos humanos y ambiciones personales contrariadas; ésta, más que al arrepentimiento, lleva al desánimo y a la desesperación. San Pablo recuerda a los corintios (v.12) que si les escribió en esa forma, no fue para vengarse del ofensor o para reparar el honor personal del ofendido, sino para que tuviesen ocasión de mostrar su obediencia y afecto hacia él en presencia de Dios, que mira complacido que haya buena inteligencia entre apóstol y fieles. Es una manera delicada de indicarles que tenía confianza en ellos y como tratando de quitar importancia al pecado ya pasado. Y aun les añade (v.13-16) que también con Tito había hablado favorablemente de ellos, alegrándose ahora de haber quedado en bien, pues los hechos le han dado la razón. La alabanza es general. Esto no excluye, claro está, que aún le quedaran enemigos en Corinto (cf. 10:2; 11:5; 12:11).

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



7,1. El imperativo conclusivo, cálidamente pastoral, se enraíza en el indicativo del v. 16b. 2a. Pablo vuelve sobre 6,13. 2b. Se rechazan las acusaciones de sus adversarios. 3. no para condenaros: Pablo parece distinguir entre la comunidad y sus oponentes (véase 3,1). he dicho antes: Probablemente algo como 2,4c. juntos morir y juntos vivir: Fórmula de amistad perdurable, cuyo orden tal vez fuera invertido por Pablo para darle un significado más profundo (Rom 6,8). 4. consuelo/tribulaciones: Véase el comentario a 1,3-7.
(Ker, R. E., «Fear or Love? A Textual Note», ExpTim 72 [1960-61] 195-96. Lambrecht, J., «Om sa(-)men te sterven en samen te leven uitleg von 2 Cor 7:3», Bijdr 37 [1976] 234-51. Olivier, F., «Synapothneské: D'un article de lexique á saint Paul, 2 Cor 7:3», RTP 17 [1929] 103-33. Stáhlin, G,, «"Um mitzusterben und mitzuleben», Neues Testament und christliche Existenz [Fest. H. Braun, ed. H. D. Betz et al., Tubinga 1973] 503-21.)
30 (B) Los resultados de la misión de Tito (7,5-16). La mención del consuelo divino (v. 4) trae a la mente de Pablo el extraordina(-)rio y reciente ejemplo de benevolencia de Dios, las buenas noticias traídas por Tito en relación con los efectos de la carta de las lágrimas (2,4). No hay justificación alguna para considerar 7,5 la continuación de 2,13 (? 1 supra). Esa conexión resulta gramaticalmente poco elegante (el cambio del sg. al pl.) y psicológicamente inverosímil. El aspecto de la situación tratado aquí (el arrepentimiento de los corintios) es lógicamente anterior al aspecto tratado en 2,5-11 (las medidas tomadas con respecto al culpable).
31 5. por fuera/por dentro: Podría hacer referencia a Pablo como tal o a las comunidades con las que trabajaba. 6. Tito: Véase el comentario a 2,13. 7. Si Pablo estaba encantado de ver a salvo a Tito, desbordaba de alegría por la reacción de los corintios ante la delicada misión de éste. 8. la carta: El artículo determinado la identifica con la de 2,4. La turbación y preocupación de Pablo se pueden entrever a través de la complicada sintaxis con que intenta expresar tanto pesar como alegría. 10. tristeza según Dios/según el mundo: La primera produce arrepentimiento (metanoia), que da vida (v. 11), mientras que la segunda pro(-)duce resentimiento destructivo. 11. El repetido alia, «pero», da a la oración una tremenda fuerza retórica (BDF 448.6). qué disculpas: Se defendían (apología) poniendo de manifiesto que ellos ni habían secundado al culpable ni habían aprobado su ofensa, qué temor: Miedo y nerviosismo a propósito del resultado de todo aquel lamentable asunto (v. 15). qué escarmiento: Las medidas tomadas en 2,6. habéis mostrado que erais inocentes: Su arrepentimiento (vv. 9-10) no era por «un agravio que hubieran cometido ellos, sino por un agravio cometido por otro» (Barrett). 12. el agraviado: Ciertamente Pablo mismo. Timoteo tal vez sufriera también, pero fue su informe el que provocó la visita intermedia durante la cual tuvo lugar el incidente. A la sazón Timoteo estaba en Macedonia (Hch 19,22) sustituyendo a Pablo (1 Cor 16,5). el que hizo el agravio: La culpa recaía sobre una persona en concreto (2,5-8). La respuesta favorable de Pablo a la comunidad como un todo (v. 14) indica que el culpable no era un miembro permanente, pero esto es objeto de debate (Furnish).
32 13. el gozo de Tito: Los caps. 10-13 demuestran que uno de los dos, Pablo o Tito, pecaba de optimista. Había indicios de que Pablo seguía siendo blanco de algunas críticas (1,15-22). 14. me he gloriado de vosotros ante él: Esto supone que la misión de Tito fue su primer contacto con Corinto; en modo alguno indica que dicha misión (8,6) careciera totalmente de relación con el episodio de la carta de las lágrimas. En esta segunda hipótesis resulta inexplicable la preocupación de Pablo (2,13). 15. temor y temblor: El hecho de que Pablo no volviera según había planeado (1,16.23) provocó miedo y nerviosismo respecto a sus intenciones (¿los había abandonado para siempre?); ambos sentimientos quedaron mitigados con la llegada de su emisario. 16. confiar totalmente en vosotros: Resumen oportuno del presente estado de ánimo de Pablo, que prepara el camino para el llamamiento que sigue.
(Barrett, C. K., «Titus», Neotestamentica et Semí(-)tica [Fest. M. Black, ed. E. E. Ellis et al., Edimburgo 1969] 1-14; «Ho Adikésas (2 Cor 7:12)», Verborum Veritas [Fest. G. Stáhlin, ed. O. Bócher el al., Wuppertal 1970] 149-57.)

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VII.

1 Hee proceedeth in exhorting them to puritie of life, 2 and to beare him like affection as hee doeth to them. 3 Whereof, lest hee might seeme to doubt, hee declareth what comfort he tooke in his afflictions, by the report which Titus gaue of their godly sorrow, which his former Epistle had wrought in them, 13 and of their louing kindnes and obedience towards Titus, answerable to his former boastings of them.
1 Hauing therefore these promises (dearely beloued) let vs cleanse our selues from all filthines of the flesh and spirit, perfecting holinesse in the feare of God.
2 Receiue vs, we haue wronged no man, wee haue corrupted no man, wee haue defrauded no man.
3 I speake not this to condemne you: for I haue said before, that you are in our hearts to die and liue with you.
4 Great is my boldnesse of speach toward you, great is my glorying of you, I am filled with comfort, I am exceeding ioyfull in all our tribulation.
5 For when wee were come into Macedonia, our flesh had no rest, but we were troubled on euery side; without were fightings, within were feares.
6 Neuerthelesse, God that comforteth those that are cast downe, comforted vs by the comming of Titus.
7 And not by his comming onely, but by the consolation wherewith hee was comforted in you, when he told vs your earnest desire, your mourning, your feruent minde toward me, so that I reioyced the more.
8 For though I made you sory with a letter, I doe not repent, though I did repent: For I perceiue that the same Epistle hath made you sory, thogh it were but for a season.
9 Now I reioyce, not that ye were made sorie, but that ye sorrowed to repentance: for ye were made sorie [ Or, according to God.] after a

[Of godly, and worldly sorow.]

godly maner, that ye might receiue damage by vs in nothing.
10 For godly sorrow worketh repentance to saluation not to be repented of, but the sorrow of the world worketh death.
11 For behold this selfe same thing that yee sorrowed after a godly sort, what carefulnesse it wrought in you, yea, what clearing of your selues, yea, what indignation, yea what feare, yea what vehement desire, yea what zeale, yea what reuenge; In all things yee haue approued your selues to be cleare in this matter.
12 Wherefore though I wrote vnto you, I did it not for his cause that had done the wrong, nor for his cause that suffered wrong, but that our care for you in the sight of God might appeare vnto you.
13 Therefore we were comforted in your comfort, yea and exceedingly the more ioyed wee for the ioy of Titus, because his spirit was refreshed by you all.
14 For if I haue boasted any thing to him of you, I am not ashamed; but as we spake all things to you in trueth, euen so our boasting which I made before Titus, is found a trueth.
15 And his [ Greek: bowels.] inward affection is more aboundant toward you, whilest he remembreth the obedience of you all, how with feare and trembling you receiued him.
16 I reioyce therefore that I haue confidence in you in all things.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



A la luz de estas promesas Pablo insta a sus lectores a dejar atrás todo lo que los contamina, y concentrarse en per feccionar la santidad en el temor de Dios (7:1). Este pasaje presenta problemas para el lector porque no es clara su conexión con lo que lo precede y le sigue, y es difícil de entender por qué Pablo lo insertó en este momento en la carta. Quizá sea que Pablo, profundamente preocupado por restablecer la comunión con los corintios, les estuviera recordando que esto podía lograrse únicamente si cesaban toda participación en los cultos paganos. O, podría ser que estuviera advirtiendo a sus lectores que si se unían a la oposición a él y su evangelio, eso sería lo mismo que ponerse del lado de Satanás o Belial. Por supuesto, es posible que Pablo haya saltado de un tema a otro, y que no haya conexión lógica. La mayoría de las personas, al escribir cartas, lo hace ocasionalmente, y deberíamos dar mar gen a la posibilidad de que Pablo lo haya hecho aquí.

2-4 Luego de la digresión de 6:14-7:1, Pablo renueva su llamado a una plena reconciliación entre él mismo y los corintios, instándolos a recibirlo: ¡Hágannos un lugar en su corazón! (DHH), Dadnos lugar en vuestros corazones (BJ). Al hacerlo subraya que nada en su propio comportamiento para con ellos constituye un obstáculo para tal reconciliación: A nadie hemos agraviado; a na die hemos corrompido; a nadie hemos explotado. Además, para apoyar su pedido de una plena reconciliación, les asegura que él tiene un gran lugar para ellos en su corazón, que tiene gran confianza y orgullo de ellos (3, 4a) y que habiendo escuchado las buenas noticias de Tito en relación con la respuesta a su carta severa, sobreabundó de gozo. Aquí vemos a Pablo practicando, en su relación con los corintios, la reconciliación que les predicaba a los demás. Nuestra credibilidad como mensajeros de reconciliación depende en parte de si somos personas reconciliadoras en nuestras relaciones con los demás.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Reacción de los corintios y de Pablo. Los versículos 2-4 retoman el hilo de 6,13 y parecen ser como el final de su defensa. Pablo, en una última exhortación llena de ternura y emoción, manifiesta a los corintios el lugar que ellos ocupan en su corazón y pide que le den cabida a él también en el de ellos. ¿Cómo pueden, pues, prestarse a las acusaciones que lo pintan perjudicando y arruinando a la comunidad? Por si acaso su defensa ha sido demasiado fuerte e incisiva, el Apóstol les asegura que su intención no es acusar o condenar. Tiene la confianza de que su defensa surtirá efecto y así lo expresa anticipando la alegría y el gozo de una reconciliación que desea y está seguro que se producirá.
Los versículos 5-16 parecen empalmar directamente con el hilo interrumpido en 2,13 en que iba contando familiarmente a los corintios sus tribulaciones; una de ellas es el sufrimiento por Tito, pues lo envió a Corinto para una misión difícil y tarda en regresar. De ahí que el versículo 5 comience por los «temores» que le producían tal situación. El ansiado encuentro tuvo lugar, por fin, en Macedonia, probablemente en Filipos. Fue un momento gozoso para el Apóstol no sólo por volver a ver a Tito sino, sobre todo, por las buenas noticias que éste le traía. Con su buena mano, ha hecho entrar en razón a los corintios y los ha recuperado para Pablo. El «afecto» por el Apóstol es la nueva actitud de la comunidad. El «dolor» es por las desavenencias pasadas. Pablo no se avergüenza de poner su corazón al descubierto y manifestar cuánto necesitaba en medio de sus tribulaciones del afecto recuperado de su comunidad. Sus palabras finales aluden a la alegría por la confianza mutua reestablecida.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*6:11-7:4 Pese a las dudas expresadas por algunos estudiosos sobre la pertenencia de 2Co 6:14-18; 2Co 7:1 a la carta de la consolación, razones de carácter retórico permiten descubrir que esta unidad constituye el elemento central de una peroración que comprendería 2Co 6:11-18; 2Co 7:1-4, y cuyas unidades inicial (2Co 6:11-13) y final (2Co 7:2-4) muestran una clara relación.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Pablo quiere recuperar plenamente la confianza y el cariño de los corintios. Enlaza con lo que había comenzado a decirles en el cap. 2 y que había interrumpido por su larga defensa ante algunas acusaciones vertidas sobre él. Aclara el fin que había pretendido con su carta: moverles al arrepentimiento, que quedaría patente ante Dios, al manifestar su cariño hacia él. Es éste un ejemplo de cómo, al corregir, debe buscarse siempre el bien de la persona corregida. «Debemos corregir por amor; no con deseo de hacer daño, sino con la cariñosa intención de lograr su enmienda. Si así lo hacemos, cumpliremos muy bien el precepto: si tu hermano peca contra ti, ve y corrígele a solas tú con él (Mt 18,15)» (S. Agustín, Serm. 82,4).

La carta anterior de la que se habla (v. 8), y a la que se ha referido ya antes (cfr 2,3), no es 1 Co, sino una carta escrita después de aquélla y antes que ésta. Hay quienes piensan que a esa carta intermedia pueden pertenecer los caps. 10-13 de 2 Co.


Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *He 20:33

[.] Hágannos un lugar. Aquí se revela el lado afectivo de Pablo. Ese infatigable misionero, nunca vencido ni descorazonado, era sin embargo muy sensible. Pablo recuerda el incidente del cual hablamos en la Introducción. Después de la carta de Pablo, que debió haber sido muy dura, los corintios se habían arrepentido, habían seguido a Pablo y habían puesto en su lugar a los que lo habían ofendido.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— en sus corazones: Se reanuda en este versículo el tema de 2Co 6:13 (ver nota a 2Co 6:14).

Torres Amat (1825)



[1] Los pecados de la carne y del espíritu son los que afectan la totalidad del hombre. Carne no está tomado en sentido peyorativo, sino como expresión del componente material del hombre.

[16] Y de que sin temor de ofenderos, puedo corregiros y amonestaros en cuanto sea necesario.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 7.5-7 El autor continúa su narración interrumpida (véase 2 Co 2.12-13 n.).

[2] 7.8-9 La carta que les escribí: Véase 2.3-4 n.

[3] 8.1--9.15 Cf. Ro 15.25-28; 1 Co 16.1-4.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

7:2 La letra del texto griego sólo dice: «dadnos lugar». Otra trad. posible: «comprendednos».

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

7:2 La letra del texto griego sólo dice: «dadnos lugar». Otra trad. posible: «comprendednos».

Jünemann (1992)


2 a. Intelectual y moralmente, enseñando el error.


Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



12. Ver nota 2. 5-6.