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Y superando nuestras esperanzas, se entregaron a sí mismos, primero al Señor, y luego a nosotros, por voluntad de Dios, (II Corintios 8, 5) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 8

Parte quinta

LA COLECTA EN FAVOR DE LA IGLESIA DE JERUSALéN 8,1-9,15

El tema central de los capítulos 8 y 9 es recomendar y organizar una colecta en Corinto en favor de la Iglesia de Palestina. Ambos capítulos forman una sección perfectamente delimitada dentro de la segunda carta a los Corintios. Con ocasión de una visita a Jerusalén Pablo se había comprometido, ante los apóstoles y las comunidades de aquellos lugares, a hacer esta colecta entre sus propias Iglesias (Gal_2:10). Ya en la primera carta a los Corintios había expuesto este deseo (1Cor 16.1-4). Aproximadamente un año después de la redacción de la segunda carta a los Corintios podrá informar Pablo que la colecta ha llegado a su término (S). Los capítulos 8 y 9 de la segunda a los corintios enlazan bien con el capítulo 7. Una vez restablecida la plena confianza entre el apóstol y la comunidad de Corinto, puede exponer Pablo este deseo. En 8,7 se continúan las ideas, e incluso, en parte, las palabras, de 7,7.11. También desde otro punto de vista se da una conexión entre los capítulos 8 y 9 y los precedentes, en cuanto siguen hablando de las experiencias, planes y actuaciones de Pablo (1,15s; 2,12s; 7,5-7).

1. EL EJEMPLO DE LAS COMUNIDADES DE MACEDONIA (8/01-05).

Antes de exponer a los corintios su ruego de que hagan una colecta en favor de la Iglesia de Jerusalén 60, antepone Pablo la noticia de que dicha colecta ha tenido ya un gran éxito en Macedonia. Cuando escribía esto se encontraba en la misma Macedonia. Hablaba, pues, bajo la impresión de algo recientemente vivido.

Las Cartas de Pablo y los Hechos de los apóstoles permiten conocer suficientemente cuánta animosidad encontró Pablo en los judíos de Jerusalén, incluso en aquellos que se habían convertido al cristianismo. Los judíos le perseguían porque enseñaba que los gentiles habían entrado en la elección, una vez que Israel había rechazado a su Mesías. Y los judeocristianos de mente estrecha le echaban en cara que ya no reconocía como obligatorias en la Iglesia las leyes rituales veterotestamentarias (Act_21:21). Los enemigos seguían a Pablo en las regiones misionadas, y muchas veces tuvo que defender y proteger a las comunidades que, a costa de muchos esfuerzos, fundaba en la libertad del Evangelio, contra los ataques de los enemigos, que procuraban rebajar su persona y exigían a todos los cristianos la observancia adicional de la ley judía del Antiguo Testamento. También los enemigos de que tuvo que defenderse Pablo en Corinto estaban relacionados con la agitación judía. A pesar de todo, ni Pablo ni los que llegan al cristianismo procedentes de la gentilidad pueden olvidar que el Evangelio llegó al mundo partiendo de Jerusalén y que, por tanto, todos los pueblos tienen una grave deuda con la comunidad jerosolimitana. Las comunidades cristianas procedentes del paganismo, concluye Pablo, son deudoras de la Iglesia madre de Jerusalén. De ella han recibido los dones espirituales del Evangelio, y es justo y equitativo que muestren su agradecimiento con dones materiales (Rom_15:27). Esto es válido no sólo para la Iglesia del tiempo de Pablo, sino para la Iglesia y el mundo cristiano de todos los tiempos y debería valer también, en último término, para un mundo totalmente secularizado: «La salvación viene de los judíos» (Joh_4:22).

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60. La colecta en favor de Jerusalén debe poner de manifiesto la gratitud de las comunidades procedentes del paganismo a la comunidad madre de Jerusalén (Rom_15:27). Si, además, había especiales circunstancias que hicieran necesarias las colectas, si, por ejemplo, los cristianos de Jerusalén fueron reducidos a la pobreza por el boicot de los judíos, de lo cual se ha hecho notar que a los cristianos de aquella comunidad se les llama «pobres» (Rom_15:26; Gal_2:10), son problemas que nosotros no podemos ya conocer.

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1 Queremos daros a conocer, hermanos, la gracia de Dios otorgada a las Iglesias de Macedonia...

Pablo menciona la colecta también en la carta a los Romanos: «Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta en beneficio de los pobres que hay entre los santos de Jerusalén» (Rom_15:26). Los Hechos de los apóstoles y las cartas llaman comunidades de Macedonia a las de Tesalónica, Berea y Filipos (Act_16:11-17, 14). La capital de la provincia de Acaya era Corinto. Aquí confluían, pues, las aportaciones de la colecta.

La fuerza del amor de la comunidad, puesta al descubierto en las colectas, no se debe a su esfuerzo y su virtud, sino a la gracia de Dios que se les ha concedido. Que alguien quiera y pueda dar y ayudar es siempre un don de la gracia, pues en virtud del impulso natural el hombre sólo trabaja y se fatiga para sí mismo. Pablo siente una especial predilección por la palabra «gracia de Dios»; también aquí, en los capítulos 8 y 9, la menciona repetidas veces. Las obras de amor de la Iglesia son fruto de la gracia de Dios que opera en ella (8,4.6.7.19). La Iglesia ha hallado esta gracia y benevolencia en Cristo (8,9). Este don de la gracia ha sido dado a todos y supera toda medida (9,8.14).

2 ...que en medio de una gran prueba de tribulación, su alegría desbordante y su extrema pobreza se desbordaron en tesoros de su generosidad.

Esta frase, tan rica de contenido, describe el gesto de amor de la Iglesia de Macedonia. La magnitud de este amor puede reconocerse por un doble contraste: las comunidades se encontraban en una gran tribulación. Y a pesar de ello dieron con profunda alegría que se desbordó en la ofrenda 61. Y se hallaban y se hallan, además, en una gran pobreza de bienes materiales. Si dieron, pues, con tanta abundancia no fue porque fueran ricos. Y aun así, su riqueza interior se manifestó en sus generosos donativos. Por tanto, las comunidades encierran en sí aquellas mismas antítesis de pobreza y riqueza que encerraba el apóstol 62.

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61. En el mismo sentido de esta exposición habla Pablo detalladamente en Phi_1:30; 1Th_1:6; 1Th_2:14; 1Th_3:3 s (cf. Act_16:20 s; Act_17:5 s), acerca de las muchas tribulaciones que las comunidades cristianas de Macedonia tuvieron que soportar de parte del medio ambiente no cristiano. Con todo, en 1Th_1:6 habla también de la «alegría del Espíritu Santo», que no es sofocada por ninguna tribulación. 62. Cf. 4,7-10; 6,4-10; 11,23-27.

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3 Porque según sus recursos, de ello doy fe, y por encima de sus recursos, por propia iniciativa 4 nos pidieron con mucha insistencia la gracia de participar en este servicio a los fieles.

Los cristianos de Macedonia se comportaron así por su propia iniciativa y no obligados. Las comunidades daban no según sus posibilidades, sino por encima de ellas. No había que pedirles, sino que lo consideraban como una suerte y un provecho, y ellos mismos suplicaban que se les permitiera tomar parte en la tarea común de ayuda a los santos (véase en comentario a 1,1). De lo contrario, se hubieran creído excluidos de la comunión con las comunidades.

5 Y no como esperábamos, sino que se dieron primero al Señor y luego a nosotros, por voluntad de Dios.

El éxito de la colecta superó, con mucho, todas las esperanzas. Pero cuando se da lo que se posee ocurre algo más profundo. Los cristianos se han dado a sí mismos. Se han comprometido personalmente, se han sacrificado a sí mismos, para ayudar a los otros. Ciertamente la ofrenda se endereza, en primer término, al necesitado, pero, en definitiva, al Señor y a su apóstol. Los macedonios comprenden que no se trataba tan sólo del alivio de la pobreza de algunas comunidades, sino que se trataba de la esencia misma del Evangelio, del Señor de la Iglesia y del mismo Dios. En el servicio a la Iglesia se busca y se lleva a cabo siempre, en definitiva, el sentido a Cristo y a Dios, y, a la inversa, el servicio a Dios debe convertirse siempre, si es verdadero, en servicio a los hermanos.

Los macedonios dieron también por amor al apóstol, pues sabían cuán en el corazón llevaba Pablo la colecta de Jerusalén. Pablo puede colocarse junto al Señor, como siervo suyo (así 4,5). Este es el orden que ha establecido en la Iglesia el derecho de Dios. Por la gracia de Dios pudo aparecer este amor, capaz de sacrificios.

2. LA COLECTA DE CORINTO (8,6-9,15).

Pablo explica y justifica la organización de una colecta, también en Corinto, con varios argumentos. Menciona el celo de las comunidades de Macedonia (8,8). Desea que, al igual que en todas las demás gracias, la Iglesia de Corinto abunde también en ésta (8,7.10s). Trae el recuerdo de Cristo como ejemplo de entrega generosa (8,9). Menciona, finalmente, una razón de tipo natural y racional, pero reforzada, al mismo tiempo, con una cita de la Escritura: debe haber un equilibrio entre sobreabundancia y escasez (8,14s).

a) Exhortación de Pablo (8,6-15).

6 Por ello hemos rogado a Tito que, tal como antes comenzó, llevare también a feliz término entre vosotros esta gracia.

Animado por el gran éxito de la colecta en Macedonia, ha rogado Pablo a Tito que lleve a término esta misma obra en Corinto, donde ya había sido comenzada. Pablo la llama, una vez más, gracia de Dios. Así pues, en una estancia anterior en Corinto, había comenzado Tito a organizar una colecta o había dado impulso a la que se había iniciado siguiendo instrucciones de Pablo (1Co_16:1). Es posible que haya ocurrido esto durante la visita de Tito mencionada en 7,5-15 y en la que pudo hacerse cargo de la tarea de la colecta, una vez restablecida la paz entre Pablo y los corintios. Ahora, cuando se escribe nuestra segunda carta, Tito se encuentra junto a Pablo y se encargará de regresar con la carta a Corinto, de donde acaba de venir. Durante su nueva estancia en la ciudad llevará a cabo la colecta en favor de JerusaIén.

7 Mas, como abundáis en todo: en fe, palabra, conocimiento, en todo género de solicitud, y en ese amor que de nosotros habéis recibido, abundad también en esta gracia.

La comunidad de Corinto abunda en todas las gracias. Debe abundar también en la gracia de las obras de amor. Está agradecida, en primer lugar, con fe, palabra y conocimiento. La fe no es mérito, sino don. La palabra y el concepto de fe encierra en sí muchas cosas. La fe es, indudablemente, conocimiento y posesión de la doctrina de la fe, pero también, y sobre todo, actitud del creyente, como expresión de confianza y entrega. Por palabra se entiende aquella que ha sido comunicada a la Iglesia, que ha sido aceptada por ella, que ha sido entregada a cada uno, para que la confiese en orden a la instrucción y el testimonio frente a los demás, y que ha sido dada a los corintios de múltiples maneras como una instrucción procedente del Espíritu. El conocimiento es, finalmente, comprensión de la fe y auténtica sabiduría divina, cosas por las que todos deben esforzarse y que a todos han sido concedidas 63.

Los dones de la solicitud y del amor destacan por el hecho de que ocupan el puesto final en la enumeración, por llevar alguna adición y porque se designan de manera concreta. El amor ha sido suscitado por Pablo, fomentado por los corintios y nuevamente retorna a Pablo. El celo y el amor caracterizan de una manera especial las relaciones entre el apóstol y la comunidad de Corinto y deben fructificar ahora en obras de amor.

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63. También en 11,6 y en 1Co_1:5; 1Co_12:8 se mencionan juntas la palabra y el conocimiento; se trata, por tanto, de un ensamblamiento formal de conceptos familiares, que se entienden perfectamente aun someramente enunciados.

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8 No lo digo en plan de mandato, sino comprobando la autenticidad de nuestro amor mediante el interés de los otros.

Pablo quiere evitar todo cuanto pueda ser interpretado como una coacción desagradable. No quiere tender un lazo a la comunidad (1Co_7:35). Particularmente en el asunto de las colectas quiere prescindir de todo mandato. Con todo, también aquí habla y actúa con autoridad apostólica. Al recordar la solicitud de las comunidades macedónicas, quiere comprobar la autenticidad del amor de los corintios y demostrar que el amor es la piedra de toque de la fe y del conocimiento (1Jo_3:17 s). Esta comprobación es algo que compete al apóstol, y sólo a él. Por amor se entiende tanto el de los corintios a las comunidades pobres de Palestina, como el amor a Pablo, que tan cordial interés tiene en la colecta, como, finalmente, la unión de amor con Dios, en el que todos los demás amores se fundamentan. Este contenido universal de la palabra «amor» se pondrá de manifiesto acto seguido.

9 Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo: cómo por nosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros fuerais enriquecidos con su pobreza.

En todas sus reflexiones sobre las relaciones entre las comunidades alude Pablo al ejemplo de Cristo, con lo cual aparece súbitamente al descubierto la profundidad teológica de las realidades de este mundo. Cristo renunció a permanecer junto al Padre, en la plenitud divina del poder, y abandonó la gloria celestial que, por ser Hijo de Dios, le correspondía. Eligió la pobreza de la existencia humana, para trocar en la riqueza eterna de la salvación la pobreza de todos aquellos por cuyo amor se hizo pobre. Similarmente, otra exhortación del Apóstol nos enseña a pensar no en la comodidad y en los bienes propios, sino en los de los demás, y alude al ejemplo de Cristo, que, al hacerse hombre, se despojó de la riqueza divina visible, por amor a los hombres (Rom_15:3.7; Heb_12:2). También se exhorta a la renuncia, aduciendo el ejemplo de Cristo, en el himno a Cristo de la carta a los Filipenses (Phi_2:5-11), que expone detalladamente esta enseñanza desde la naturaleza de Cristo y desde el camino que él ha seguido, desde la eternidad divina, a través del tiempo terreno, para volver de nuevo a la eternidad. Este es el don de gracia de Cristo al mundo. Si su pobreza enriqueció a los corintios y al mundo entero, también ahora aquellos que han sido ampliamente beneficiados deben dar por auténtico amor. La acción de Cristo debe continuarse en la acción de los cristianos.

La gracia debe empujar a los corintios a su gesto de amor de la colecta desde una triple perspectiva: por la gracia otorgada a las comunidades macedónicas (Phi_8:1); porque la gracia debe mostrarse poderosa también en la iglesia de Corinto (Phi_8:6 s), y, finalmente, por eI ejemplo de la gracia, que se ha hecho visible en Cristo (Phi_8:9). En los tres casos emplea Pablo la misma palabra gracia, cuyo sentido es siempre el mismo: capacidad de entrega, que emana del don de Dios.

10 En esto os doy mi consejo. Puesto que esto os conviene a vosotros, que no sólo fuisteis los primeros en actuar, sino también en quererlo desde el año pasado.

Una vez más insiste Pablo en que no quiere mandar, sino sugerir. La obra de amor aportará ventajas también a los corintios. Pablo debe estar pensando en la patente ganancia que toda buena acción aporta al que la hace, en cuanto que fortalece su postura y su fuerza moral. De este modo, el cristiano crece en la fe y el amor. La colecta se venía haciendo en Corinto desde bastante tiempo atrás. Ya hacía un año que la habían comenzado los corintios. La idea y la organización, y la misma realización, habían surgido espontáneamente en ellos. Bastaba ahora con recordárselo, no era preciso un mandato expreso.

11 Ahora, pues, llevad también a término la obra, para que a la prontitud en el querer corresponda la realización según lo que tenéis. 12 Porque, si está por delante la buena voluntad, se acepta con gusto, según lo que uno tiene, no según lo que no tiene.

Una vez los corintios se han decidido, desde hace ya tiempo, a realizar una colecta, deben llevar a término sus proyectos. Afirmar la prontitud en el querer no es nada, sólo los hechos finales cuentan. Pero los hechos deben medirse de acuerdo con las posibilidades. Pablo quiere evitar una vez más (Phi_8:8), y de manera absoluta, que los corintios consideren la colecta como una imposición. No les empuja a nada involuntario o desmedido. Deben contribuir de acuerdo con sus posibilidades. La buena voluntad y la ofrenda se aceptan con gusto, de acuerdo con las posibilidades de cada uno. No se pide nada imposible, y nadie está obligado a dar lo que no tiene. También una pequeña dádiva puede ser testimonio y auténtica ofrenda de amor. Recuérdese eI relato evangélico de la ofrenda de la viuda (Mar_12:43 s). Esta discreción en las peticiones para la colecta se funda en el hecho de que la mayoría de los miembros de las comunidades, lo mismo en Corinto que, con toda seguridad, en el resto de Acaya (de acuerdo con la indicación de 1Co_1:26), eran pobres.

13 Pues no se trata de que haya holgura para otros y para vosotros escasez, sino que haya cierta igualdad: 14 en la ocasión actual, vuestra abundancia colme su escasez, para que también colme vuestra escasez la abundancia de ellos. Así habrá igualdad...

Las cosas no deben ocurrir de tal modo que el donativo ayude al que lo recibe pero deje tan agotado al donante que tenga que pasar necesidad. En los bienes necesarios para la vida debe llegarse a una cierta igualdad. El apóstol piensa y habla con una extremada sencillez. De las comunidades de Macedonia dijo, ciertamente, que en su gran pobreza han dado no sólo según sus posibilidades, sino por encima de ellas (8,3). De él mismo puede decirse que en su servicio apostólico se desgasta por los demás (12,15). Su muerte es la vida de la comunidad. Pero no se puede ni es lícito empujar ni obligar a nadie a cosas extraordinarias.

La igualdad entre la comunidad necesitada de Jerusalén y las restantes comunidades cristianas debe realizarse en un doble sentido. Al presente, la abundancia de las demás comunidades debe socorrer la escasez de la comunidad necesitada de Jerusalén. Pero la ayuda refluirá desde Jerusalén y entonces la sobreabundancia de ésta servirá a la escasez de las otras comunidades. ¿Cómo y cuándo sucederá esto? ¿Es que piensa Pablo que la comunidad de Jerusalén podrá retribuir con los mismos dones materiales? ¿Considera Pablo como posible que alguna vez aquella comunidad de Palestina gozará de una posición desahogada y las demás comunidades se verán empobrecidas? ¿O piensa acaso en algo distinto? También en la carta a los romanos invita Pablo a una colecta por los pobres de Jerusalén. Y se fundamenta en que las comunidades procedentes de la gentilidad participaron en los bienes espirituales de Jerusalén y están, por tanto, obligadas a ayudar a aquella Iglesia con dones «carnales», es decir, materiales (Rom_15:27). ¿Quiere asegurar, pues, Pablo que Jerusalén enriquecerá también en el futuro y para siempre, en virtud de su sobreabundante posesión de dones de la gracia, a las comunidades procedentes de la gentilidad con dones espirituales? ¿O debe entenderse su afirmación en el sentido de que los socorros dados a la comunidad de Jerusalén se volverán profusamente sobre los donantes en virtud de la acción de gracias que subirá, por ellos, hasta Dios (cf. 2Co_9:12)?

15 ...como está escrito: «El que mucho recogió no tuvo de sobra, y el que poco recogió no tuvo escasez» (Exo_16:18).

Pablo cierra y confirma su exhortación con un ejemplo tomado del Antiguo Testamento. Volverá a ocurrir de nuevo lo que se dice a propósito del milagro del maná. Por más que los israelitas recogieran cantidades distintas de maná, al final todos encontraban la misma cantidad en su recipiente, siempre justamente la que necesitaban. Lo que ocurrió milagrosamente en el desierto, volverá a ocurrir de nuevo en las comunidades cristianas por el intercambio del amor fraterno.

b) Delegados para la colecta (8/16-24).

16 Gracias sean dadas a Dios, que ha puesto en el corazón de Tito la misma solicitud por vosotros; 17 pues, además de acoger bien nuestro ruego, estando llenos de entusiasmo, se dirige a vosotros por propia iniciativa.

Pablo quiere enviar a su colaborador Tito a la ciudad Corinto, con algunos compañeros, para que se hagan cargo de las tareas de aquella comunidad. El apóstol quiere presentarlos nuevamente con unas palabras de recomendación. Tito ha recibido con agrado el encargo, y Pablo está tan contento de su pronta disposición y buena voluntad que tiene que decirlo no con unas sencillas palabras sino acudiendo a un gracias sean dadas a Dios. Esta acción de gracias es debida a que Pablo ve aquí un don de Dios a Tito.

Tito tiene la misma solicitud y preocupación por la Iglesia de Corinto que el mismo Pablo. Más aún, estaba tan lleno de entusiasmo, que voluntariamente se presentó al apóstol para pedir aquel trabajo, de tal modo que, en realidad, no fue a Corinto en virtud de un encargo del apóstol, sino que regresó de nuevo, por su propia voluntad, allí de donde acababa de venir (según 7,6).

18 También enviamos con él el hermano que es elogiado en todas las Iglesias a propósito del Evangelio.

Con Tito envía Pablo dos compañeros (8,18.22), comisionados para que, lo mismo que ayudaron a Pablo en la tarea de las colectas, ayuden ahora a Tito. Ambos son presentados a los corintios, aunque cada uno de una manera distinta. Evidentemente, tienen diferente rango y misión en el servicio de las Iglesias.

Pablo no menciona los nombres de los comisionados. Este silencio llamó ya la atención de los padres de la Iglesia; también la exégesis actual se pregunta quiénes eran en concreto y por qué no se mencionan sus nombres. Acaso hayan sido citados ocasionalmente en el Nuevo Testamento, pero también puede tratarse de cristianos desconocidos. Pablo puede haber prescindido de citar sus nombres en la carta bien porque no fueran conocidos de los corintios, bien porque quisiera dejar a Tito la tarea de mencionarlos, cuando hiciera a los corintios la presentación de sus acompañantes. Del primer comisionado dice Pablo que es objeto de elogios por parte de todas las comunidades por el anuncio del Evangelio. Sería, pues, un predicador o inspector de las comunidades, que gozaba de prestigio y era conocido en todas partes. El «a propósito del Evangelio» puede referirse tanto a la predicación inmediata y directa del Evangelio como, de una manera más genérica, a todos los servicios hechos por la Iglesia.

19 Y no sólo esto, sino que también fue elegido por votación de las Iglesias como compañero nuestro de viaje en esta obra de la gracia, obra administrada por nosotros para gloria del Señor y en testimonio de nuestra buena voluntad.

Las comunidades eligieron a este comisionado como compañero de Pablo para llevar a cabo la tarea de la colecta precisamente en virtud de su buen crédito ante todo el mundo. Esta noticia nos permite echar una mirada al gobierno de la Iglesia cristiana primitiva. Pablo no comisiona sin más, por su decisión personal, a este representante oficial de las comunidades que ahora, además, es su compañero de viaje y su auxiliar, sino que son las comunidades las que tienen el derecho a hacer su propia elección y lo ejercitan mediante una votación general. Pablo llama de nuevo a la obra de la colecta no tanto empresa humana cuanto obra de la gracia de Dios, Pero la gracia de Dios se realiza mediante el esfuerzo de los hombres. La obra de la colecta tiene como finalidad la gloria de Dios, pero también, ciertamente, la demostración de la buena voluntad del apóstol y el servicio de la Iglesia en todo. Además, esta colecta tiene un objeto especial, el de hacer saber a todo el mundo que Pablo reconoce que la comunidad de Jerusalén es la Iglesia originaria, que el apóstol quiere mantenerse en comunión con ella y que exhorta a toda la Iglesia a que no olviden sus deberes respecto de la Iglesia madre de Jerusalén.

20 Así evitamos que nadie nos pueda criticar en esta abundante colecta, administrada por nosotros.

Que a Pablo se le hayan asignado auxiliares y compañeros para la colecta, es una cosa normal que, por otra parte, responde enteramente a los deseos del apóstol. Quiere prevenir toda posible suspicacia. No se trata, por supuesto, de la grosera sospecha de malversación de fondos, pero sí, acaso, la sospecha de que Pablo, en virtud de su autoridad de apóstol, esquilme a las comunidades, para sacar él también, en definitiva, algún provecho, pensando, tal vez, conquistarse, en beneficio propio, y gracias a la colecta, la amistad de los hombres probos. Ya antes tuvo que defenderse Pablo frente a suposiciones de este género (1Th_2:5). Según nuestra carta (1Th_12:16-18), los adversarios de Pablo en Corinto llegaron a sospechar, de todos modos -y a pesar de que él personalmente no admitía ninguna ayuda de la comunidad-, que había explotado a la comunidad por medio de su delegado Tito y de otros mensajeros. Pablo tenía, pues, buenas razones para precaverse contra la envidia.

21 Pues procuramos hacer lo que es bueno, no sólo ante el Señor, sino también ante los hombres (Pro_3:4).

Pablo confirma su afirmación fundamental con una cita de los Proverbios de Salomón (como en Rom_12:17). Procura conservar su buen nombre ante los hombres. Sabe, desde luego, que pertenece al grupo de los despreciados de este mundo (1Co_4:10) y que debe ejercer su ministerio lo mismo en gloria que en ignominia, en buena y en mala fama (1Co_6:8). Estas afirmaciones, aparentemente contradictorias, deben entenderse en el sentido de que Pablo evita todo escándalo innecesario e injustificado que alguien pudiera recibir del apóstol, pues sabe que ya la persona y la predicación del apóstol provocan suficiente escándalo, y él tiene que soportarlo. El apóstol debe exponer la verdad y ante todos los hombres de buena voluntad debe quedar bien en claro la sinceridad con que se presenta delante de Dios.

22 Y os enviamos juntamente con ellos a nuestro hermano, de quien hemos comprobado que fue solícito muchas veces en muchas ocasiones, y ahora mucho más solícito todavía, por la confianza que tiene en vosotros.

Las palabras de introducción de segundo compañero que Pablo envía con Tito se diferencian de las del primero. Es hermano, es decir, un compañero cristiano, o acaso también colega de Pablo y Tito en el ministerio. Fuera de esto, nada más se dice de sus anteriores servicios en la Iglesia. Así pues, no ha servido aún a las comunidades de una manera independiente y pública, pero, con todo, Pablo ha experimentado personalmente, en muchos casos, que es un auxiliar solícito y ha aprendido a estimarle como tal. Su solicitud por viajar a Corinto y servir allí a la comunidad supera todos sus servicios anteriores.

23 En cuanto a Tito, es mi compañero y colaborador entre vosotros. Respecto a nuestros hermanos, son apóstoles de las Iglesias, son gloria de Cristo.

Unas frases breves, sintetizantes y sugerentes cierran las presentaciones. Pablo caracteriza, una vez más, a los tres auxiliares que irán a Corinto para la colecta. Honra a Tito con el testimonio de que siempre, y en todas partes, es el compañero de confianza, pero, de una manera especial, su colaborador en todo lo referente al servicio de la Iglesia de Corinto. La dignidad de los compañeros de Tito se mide por su relación a Cristo y a la Iglesia. Son apóstoles de las Iglesias. Pablo emplea el título glorioso de apóstol, lo mismo aquí que en otros muchos lugares 64, no sólo para los doce apóstoles llamados personalmente por Cristo, sino para un círculo más amplio de portadores del ministerio en la Iglesia. «Apóstol» significa mensajero, mensajero del Evangelio o también mensajero de la correspondencia entre las comunidades. De ellos dice que anuncian en el mundo la gloria de Cristo. Así como Pablo dice del ministerio de la Iglesia (3,8-11) que es la manifestación de la gloria de Dios, así también puede decir de cada uno de los portadores del ministerio que manifiestan la fuerza salvífica y la gracia de Cristo ante los hombres.

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64. Cf. Rom_16:7; FIp 2,25; Act_14:14.

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24 Dadles, pues, ante las Iglesias, pruebas de vuestro amor y del legítimo orgullo que tenemos por vosotros.

Los cristianos de Corinto deben demostrar que su amor a los hermanos es auténtico, que el orgullo de Pablo y las alabanzas que ha dicho de ellos ante los comisionados, son verdaderas y justificadas. Y pueden demostrarlo tanto acogiendo a los enviados con buena voluntad y proveyendo con largueza sus necesidades como, sobre todo, con generosas aportaciones. La comunidad de Corinto no puede olvidar, a este respecto, que todo ocurre en público, ante las miradas de toda la Iglesia.



Comentario de Santo Toms de Aquino


Capítulo 8Lección 1: 2 Corintios 8,1-8Se apoya en el ejemplo de ios Macedonios para impulsar a los Corintios a socorrer con limosnas a los santos que estaban en Jerusalén.
1.Oí hacemos también saber, hermanos, la gracia que Dios ha dado a las 1glesias de Macedonia.
2.Porque en la grande prueba de la tribulación, fue rebosante su gozo y su extremada pobreza ha sobreabundado en riquezas de su buen corazón.
3.Porque según sus fuerzas -doyles testimonia- y aun sobre sus fuerzas, de propia iniciativa
4.con mucha instancia nos pidieron la gracia de participar en el servicio que se hace en bien de los santos.
5.Y no como habíamos esperado, sino que se entregaron ellos mismos, primeramente al Señor, y luego a nosotros pon voluntad de Dios:
6.De manera que hemos rogado a Tito que tal como comenzó, llevara a cabo entre vosotros también esta buena obra.
7.Y así como abundáis en todo en fe, en palabra, en conocimiento, y en toda solicitud, y además én vuestro amor por nosotros, que también en esta gracia abundéis.
8.No lo digo como quien manda, sino deseando el bien de otros, y para reconocer el buen ingenio de vuestra caridad.
Habiéndolos exhortado ya al bien en general, aquí los exhorta a cierto bien particular, a la generosidad en las colectas por los santos que se hallaban en Jerusalén. Porque, como se dice en los Hechos, y el Apóstol lo menciona en Gálatas 2,10, los Apóstoles les recomendaron a Pablo y Bernabé que les predicaran a los gentiles la palabra de salvación exhortándoles a socorrer a los santos que quedaban en Jerusalén, quienes habiéndolo vendido todo y puesto a los pies de los Apóstoles, se encontraban en la máxima pobreza; y a esto es a lo que ahora los induce. En lo cual hace dos cosas. La primera, inducirlos a dar; la segunda, enseñarles el modo de dar, a saber, pronto y con generosidad, y esto lo dice en el capítulo 9: En orden al socorro, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera tratar de las colectas que se deben hacer; la segunda, de los ministros que las deban hacer: Pero gradas a Dios que ha inspirado en el corazón de Tito «ste mismo celo, etc. (2Co 8,16). Acerca de lo primero hace todavía dos cosas, a saber, inducirlos a dar y hacer a un lado toda excusa: Porque si la voluntad es activa, etc. (2Co 8,12). Y de tres maneras los induce a dar. Primero, con el ejemplo de otros que ya dieron; segundo, con el ejemplo de Cristo: Porque bien sabéis cuál haya sido la liberalidad de nuestro Señor Jesucristo, etc.; tercero, por el bien de ellos mismos; porque esto os importa. Acerca de lo primero hace tres cosas. La primera, poner el ejemplo; la segunda, mostrarse conmovido por ese ejemplo: De manera que .hemos rogado a Tito, etc.; la tercera, exhortarlos a que ellos mismos sigan ese ejemplo: Y así como abundáis en todo, etc.
Acerca de lo primero débese saber que para que Jos Corintios contribuyan liberalmente, el Apóstol les propone a los Macedonios como ejemplo. Y los pondera en cuanto a dos cosas: en cuanto a la paciencia en las adversidades y en cuanto a la liberalidad de sus donativos: y su extremada pobreza, etc. Acerca de lo primero débese saber que el Apóstol los induce a dar limosna para que aumenten sus méritos; y por eso en aquella ocasión esto hizo, cuando podían ellos merecer, en el tiempo de la gracia, porque es entonces cuando son meritorias las limosnas. Y esto lo dice así: Os hacemos también saber la gracia, esto es, el gratuito don de Dios, es claro que la largueza en las limosnas; y
dice que esto es una gracia, porque cualquier cosa buena que hagamos es por la gracia de Dios, la cual no es dada a éstos sino a mí, en cuanto que por mi cuidado y solicitud y exhortación, a esto fueron movidos los Macedonios. A mí, e¡ mínimo de todos los santos, etc. (Ep 3,8). Digo que a mí se me dio en las iglesias de Macedonia, o sea, para con los fieles de Macedonia; la cual gracia es en cuanto a dos cosas, a saber, en cuanto a la paciencia, porque en la grande prueba de la tribulación, etc. En lo cual pone las condiciones de la paciencia perfecta.
La una es que el hombre sea constante; de modo que ni por el temor de la tribulación desfallezca, pero tampoco en el mismo momento de la tribulación. Y por eso dice que en la grande prueba de la tribulación fueron constantes. La otra es que en la misma tribulación se goce uno, como se lee de San Lorenzo; y en cuanto a esto dice: fue rebosante su gozo, a saber, de los Macedonios. - Tened por Objeto de sumo gozo el caer en varias tribulaciones (Sant. 1,2). Pacientes en la tribulación (Rm 12,12). O bien en la grande prueba de la tribulación, no cual ellos mismos la padecieron sino la que vieron que se padeció en Macedonia, con grande gozo de ellos mismos.
Además, lo segundo en la gracia es en cuanto a la liberalidad de las limosnas. Y en cuanto a esto dice: Y su extremada pobreza, etc. En lo cual hace dos cosas. Primero indica la liberalidad de ellos; luego, explica lo que dijera: porque según sus fuerzas, etc. Así es que primero dice: No sólo fueron pacientes en la tribulación los Macedonios, sino que también fueron liberales, porque extremada, o sea, máxima, era su pobreza, o bien generosísima. Según la Glosa la elevación del espíritu sobre las cosas temporales y su desprecio produce una extremada pobreza. Y así la pobreza de ellos era extremada porque no tenían riquezas y las despreciaban. ¿No es verdad que Dios eligió a los pobres en este mundo, etc.? (Sant. 2,5). Digo que esta pobreza ha sobreabundado, esto es, que aumentó en riquezas dando copiosamente. Pero esta explicación de la Glosa no parece ser conforme a la intención del Apóstol; por lo cual se debe entender de otra manera el extremada pobreza, etc. Donde débese saber que per dos causas tiene el hombre el ánimo dispuesto a dar generosamente, a saber, por la abundancia de sus riquezas, siendo rico, o bien por el desprecio de las riquezas; y así edesprecio produce en el pobre lo mismo que en el rico la abundancia; y por eso dice: su extremada pobreza ha sobreabundado, o sea, que hizo el efecto de la abundancia, en riquezas de su buen corazón, porque su corazón lo tenían sólo en Dios, y de esto provino el desprecio de las riquezas. La sencillez de los justos les servirá de guía (Pr 2,3).
En seguida, cuando dice: Porque según sus fuerzas, etc., explica lo que dijera encomiando la liberalidad de ellos mismos en cuanto a tres cosas: en cuanto a la cantidad del donativo, en cuanto a la voluntad de dar y en cuanto al orden de la donación. En cuanto a la cantidad del donativo, porque dieron por encima de sus fuerzas, por lo cual dice: Verdaderamente sobreabundó en riquezas, porque soy testigo de que voluntariamente dieron según la capacidad de sus bienes; y aun sobre sus fuerzas, porque fue tanto lo que dieron que después tuvieron necesidad. O bien hay que decir mejor que hay una fuerza interior del ánimo, y una capacidad exterior, a saber la de las cosas temporales. La fuerza interior es la prontitud del alma para dar, y por eso dice: doyles testimonio de que voluntariamente dieron según la interior fuerza del alma y por encima de la capacidad exterior, o sea, de las riquezas. Si tuvieres mucho, da con abundancia (Tb 4,9).
Objeción. Quien da sobre sus fuerzas, inmoderadamente da; luego no es digno de alabanza por esto.
Respuesta. Débese decir que la virtud en dar se puede considerar de dos maneras: simpliciter o sea de manera absoluta y en comparación con los demás. Así es que cuando uno da más que otros de su condición, no peca; pero si de manera absoluta da por encima de sus fuerzas, entonces sí inmoderadamente da. Así es que encomia la liberalidad de ellos en cuanto a la cantidad del donativo.
Yla pondera en cuanto a la voluntad de dar, diciendo: de propia iniciativa (De todos los que las ofre* cieron de buena voluntad: Ex. 25,2). Y obraron de propia iniciativa porque con mucha instancia nos pidieron, o sea nos rogaron, la gracia de participar en el servicio; como si dijera: No sólo nos rogaron, sino que con razones nos convencieron para concederles la gracia y la participación del servicio, etc., esto es, para permitirles dar de lo suyo a los santos pobres que están en Jerusalén, sin pensar que nos hacían así un favor, sino que el favor es para ellos. No echéis en olvido la beneficencia y el repartir con otros vuestros bienes, etc. (Heb 13,16). Les encomia también su liberalidad en cuanto al orden en su generosidad, porque no simplemente dieron sus cosas, sino primeramente a ellos mismos, porque el orden en dar debe ser de tal manera que primero sea acepto el hombre a Dios, porque si no es grato el hombre a Dios, no se le aceptan tampoco sus dones. Miró el Señor a Abel, a él primeramente, y sus ofrendas en seguida (Gen. 4,4). Apiádate de tu alma procurando agradar a Dios (Sir 30,24). Y por eso dice: Y no como habíamos esperado, como si dijera: En verdad obraron de propia iniciativa, porque no como ío habíamos esperado, o sea, no con la intención que habíamos supuesto, o sea, que darían en remisión de sus culpas, sino que primeramente se dieron ellos mismos a Dios, enmendando su vida, y en seguida a nosotros, obedeciendo en todo la voluntad de Dios, según la cual los hombres se deben sujetar a sus vicarios. Obedeced a vuestros prelados (Heb 13,17). La Glosa dice que a ellos no se les recibiría nada si primero no se dieran a Dios. Por lo cual parece que no se deben aceptar las limosnas de los pecadores. Pero débese decir que no se les debe recibir cuando las dan con la intención de que se les ayude en sus pecados. Así es que puesto el ejemplo de los Macedonios, muestra haberse conmovido inmediatamente por él, diciendo: De manera que hemos rogado a Tito; como si dijera: Tanto nos conmovimos con el ejemplo de la liberalidad de los Macedonios, que le rogamos a Tito que también vosotros seáis partícipes de la misma gracia, de manera que tal como comenzó a amonestaros a hacer el bien, habiéndoos visto corregidos, y a induciros a la participación, así llevara a cabo entre vosotros también espiritualmente esta buena obra de generosidad de las limosnas, para que no os deje a vosotros. Quien ha empezado en vosotros la buena obra la llevará a cabo (Fil 1,6).
En seguida los amonesta para que por este ejemplo se muevan, diciendo: Y así como abundáis en todo, etc. En lo cual dice dos cosas. Primero los amonesta para que con el ejemplo de los Macedonios estén dispuestos a dar limosnas; segundo, hace a un lado cierta conjetura: No lo digo como quien manda, etc. Pues dice: Y así como abundáis en todo, etc.; como si dijera: Así como superáis a los Macedonios en todas las demás gracias, así debéis superarlos también en ésta, en la de dar limosnas. Y esto lo dice así: Y así como abundáis en todo. Y primero en lo tocante al entendimiento, y en cuanto a esto dice: en fe, con la cual se cree; en palabra, con la cual confesamos (Con el corazón se cree para justificarse en cuanto a la fe; con la boca se confiesa para salvarse, en cuanto a la palabra: Rm 10,10) y en conocimiento de las Escrituras. Con toda suerte de bienes habéis sido enriquecidos (1Co 1,5). Segundo, en lo tocante a las obras, y en cuanto a esto dice: y en toda solicitud de obrar bien. No seáis flojos en cumplir vuestro deber (Rm 12,2). Tercero, en lo que toca al efecto, y en cuanto a esto dice: En vuestro amor espiritual que hay en nosotros sobreabundantemente. Sobre todo, mantened la candad (Colos. 3,14). Digo que como en todas estas cosas abundáis, le he rogado a Tito que en esta gracia, la de las limosnas, abundéis. Y como podría pensarse que imperiosamente mando que den limosnas, contra lo que dice Ezequiel (34,4): Dominabais sobre ellas con aspereza, eso lo hace a un lado diciendo: No lo digo como quien manda lo que le rogué a Tito, o lo que yo mismo os digo a vosotros: no lo dije imperativamente. Ni como que queréis tener señorío sobre el clero (1Pe 5,3). Sino que digo esto para reconocer, esto es, queriendo comprobar, por la solicitud de otros, de los Macedonios, el ingenio de vuestra caridad. En io cual débese saber que el buen ingenio se comprueba no sólo por la aptitud para aprender con facilidad, sino también con el bien obrar. La razón de ello es que para obrar uno bien necesita de la ciencia dirigente. Y por eso así como al aprender se dice que tiene buen ingenio el que rápidamente capta las palabras del maestro; así también se dice que es de buen ingenio en el obrar el que con el ejemplo de los demás se mueve inmediatamente a obrar bien; por lo cual dice el Apóstol: para
reconocer, esto es, queriendo reconocer vuestro buen ingenio, o sea cuan pronta esté vuestra voluntad para dar, movidos por el ejemplo de los Macedonios. No os escribo estas cosas porque quiera haceros sonrojar (1Co 4,14).

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



II. La Colecta en Favor de los Fieles de Jerusalén, 8:1-9:15.

Llamada a la generosidad de los corintios, 8:1-15.
1 También quiero, hermanos, haceros conocer la gracia que Dios ha hecho a las iglesias de Macedonia, 2 que la gran tribulación con que han sido probados abundó en gozo y su extremada pobreza se convirtió en riqueza de su liberalidad. 3 Doy testimonio de que, según sus facultades y aun por encima de sus facultades, de iniciativa propia, 4 rápidamente nos rogaban que les hiciésemos la gracia de participar en el socorro a favor de los santos: 5 y no como esperábamos, sino que a sí mismos se entregaron, primeramente al Señor, y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. 6 Así que encargamos a Tito que, según había comenzado, así también hiciese entre vosotros esta obra de caridad. 7 Y así como abundáis en todo, en fe, en palabra, en ciencia, en toda obra de celo y en amor hacia nosotros, así abundéis también en esta obra de caridad. 8 No os lo digo como imponiendo un precepto, sino en vista de la solicitud de otros y para que probéis lo sincero de vuestra caridad. 9 Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por amor nuestro, para que vosotros fueseis ricos por su pobreza; 10 y os aconsejo esto, pues es lo que os conviene a vosotros, que, desde el año pasado, habéis sido los primeros no sólo en proponeros esta obra, sino en realizarla. 11 Procurad, pues, ahora llevarla a buen término, a fin de que, según la prontitud de la voluntad, así sea la ejecución de aquélla, conforme a vuestras facultades. 12 Cuando está pronta la voluntad, es acepta en la medida de lo que se tiene, no de lo que no se tiene, 13 porque no se trata de que, viviendo otros con desahogo, viváis vosotros en estrechez, sino que haya igualdad, y ahora 14 vuestra abundancia alivie la escasez de aquéllos, para que asimismo su abundancia alivie vuestra penuria, de manera que haya equidad, 15 según está escrito: Ni el que recogió mucho abundaba, ni el que recogió poco estaba escaso.

Comienza San Pablo a tocar un tema nuevo, el de la colecta a favor de los fieles de Jerusalén, que recomienda vivamente a los corintios. Le dedica dos íntegros capítulos (8-9), lo que es señal de la gran importancia que le concedía. Esta colecta no la organizó sólo en Corinto, sino también en las otras iglesias por él fundadas (cf. Rom_15:25-26; 1Co_16:1; Gal_2:10). Trataba con ello, sin duda, de acudir en ayuda de auténticas necesidades materiales; pero, tanto y más que eso, pretendía presentar una prueba visible de que las iglesias fundadas por él no eran algo aparte, disgregadas de la Iglesia madre, como propalaban sus adversarios judaizantes. Había, y quería que siguiera habiendo, perfecta unión fraterna entre todas. Por eso teme, ante las calumnias lanzadas contra él, que en Jerusalén no le quieran recibir la colecta (cf. Rom_15:30-31).
Por lo que respecta a la iglesia de Corinto, la idea de la colecta no era cosa que les propusiese ahora Pablo por primera vez. Ya les había hablado de ese asunto en su carta anterior (cf. 1Co_16:1-4). Más aún; antes incluso de esa carta, como entonces comentamos, los corintios pensaban ya en la colecta. Aquí San Pablo concretará (v.10; cf. 9:2): desde el año pasado (??? ?????? ). Sin embargo, debido sin duda a la crisis interna que había padecido la comunidad, las cosas se debían de haber enfriado bastante. Ahora, resuelta esa crisis y restablecida la mutua confianza, San Pablo insiste de nuevo en lo de la colecta; y no de pasada, como en la primera carta, sino largamente, aduciendo hermosas consideraciones de carácter doctrinal sobre la caridad cristiana. Un verdadero sermón de caridad. Es de notar la extraordinaria delicadeza con que toca el tema, sin pronunciar la palabra dinero, y ni siquiera la de colecta o limosna, sustituidas por bendición, obra de caridad, servicio en favor de los santos, gracia de Dios.
La primera razón aducida por San Pablo para mover a los corintios a ser generosos es la del ejemplo de los cristianos de Macedonia (v.1-8). Sabe sacar provecho, elevando las cosas al plano sobrenatural, del espíritu de emulación entre las dos provincias: los de Macedonia, a pesar de las graves tribulaciones con que han sido probados y de su extremada pobreza, han dado por encima de sus posibilidades, ¿qué cabe, pues, esperar de vosotros, los de Acaya, que en todo sobresalís? No concreta el Apóstol cuáles fueron esas tribulaciones especiales de los cristianos de Macedonia ni si la extremada pobreza (v.2) tenía algo que ver con su conversión al cristianismo. Es probable que sí y que su conversión fuera causa de persecuciones e incluso a veces de pérdida de bienes (cf. Act 175-9; 1Te_1:6-7; 1Te_2:14). Lo de entregarse a sí mismos (v.5) parece aludir a que no sólo se desprendían de sus bienes, sino que ponían sus mismas personas al servicio de Cristo, ayudando a Pablo en el negocio de la colecta. Tanto entusiasmo y generosidad, concluye el Apóstol (v.6), le movió a enviar a Tito a Corinto (cf. v.16-17), en la seguridad de que allí mostrarían aún más entusiasmo; y enviaba precisamente a Tito, que era el que había comenzado ya a trabajar entre ellos en una misión anterior (cf. 7:6-7). La fe, palabra y ciencia, en que el Apóstol dice que abundaban los corintios, son esos dones carismáticos a que ha aludido ya en otras ocasiones (cf. 1Co_1:5; 1Co_12:8-9).
Otro motivo que debe mover a los corintios a ser generosos es el ejemplo de Cristo, que, siendo rico, se hizo pobre, a fin de enriquecernos a nosotros (v.9; cf. Flp_2:6-8). Si, pues, El se privó de tantas cosas en beneficio nuestro, ¿no es justo que también nosotros nos privemos de alguna en beneficio de nuestros hermanos? Y San Pablo remacha el razonamiento haciendo hincapié en la buena voluntad de los corintios, quienes espontáneamente habían comenzado ya la colecta el año anterior (v.10-15). Les advierte que no importa la cantidad, sino la buena voluntad, de modo que dé cada uno según sus posibilidades (v.12; cf. Mar_12:41-44). La frase para que asimismo su abundancia alivie vuestra penuria (v.14), se presta a dos interpretaciones: que pueden volverse las tornas y ser los corintios los que necesiten de los de Jerusalén, o que la abundancia espiritual de los fieles de Jerusalén alivie la penuria, también espiritual, de los de Corinto. La interpretación tradicional es esta última, que es la que creemos más fundada; se trata, dice hermosamente Ricciotti, de una osmosis entre materia y espíritu en el gran cuadro de la comunión de los santos. Como remate, San Pablo cita (v.15) el texto de Exo_16:18, tratando de darnos a entender que la misma igualdad que el milagro producía en el maná, recogiesen mucho o recogiesen poco, debe producir en los cristianos la candad.

Recomendación de Tito y sus dos compañeros,Exo_8:16-24.
16 y gracias sean dadas a Dios, que puso en el corazón de Tito esta solicitud por vosotros, 17 pues no sólo acogió nuestro ruego, sino que, solícito, por propia iniciativa, partió a vosotros. 18 Y con él enviamos a otro hermano, cuyo elogio en la predicación del Evangelio está difundido por todas las iglesias: 19 y no sólo esto, sino que también fue elegido por las iglesias para compañero nuestro de viaje en esta obra de caridad que hacemos para gloria del mismo Señor y para cumplimiento de nuestra pronta voluntad, 20 mirando a que nadie nos vitupere con motivo de esta importante suma que administramos. 21 Pues procuramos hacer el bien, no sólo ante Dios, sino también ante los hombres. 22 Enviamos con ellos a nuestro hermano, cuya solicitud tenemos bien probada con frecuencia en muchos negocios, y ahora se ha mostrado muy solícito por la gran confianza que tiene en vosotros. 23 Por lo que hace a Tito, es mi compañero y cooperador entre vosotros; cuanto a nuestros hermanos, enviados son de las iglesias, gloria de Cristo. 24 Mostrad, pues, para con ellos vuestra caridad a la faz de las iglesias y la verdad de los encomios que he hecho de vosotros.

Para llevar a cabo la obra de la colecta en Corinto, San Pablo, que determina permanecer todavía algún tiempo en Macedonia, les envía por delante a Tito con otros dos compañeros. Es casi seguro que fue Tito mismo quien llevó a Corinto la presente carta. El partió (??????? ) a vosotros del v.17, aunque está en tiempo pasado, parece que es un aoristo epistolar, con referencia no al momento en que se escribe la carta, sino al momento en que la recibe el destinatario (cf. Gal_6:11; Flm_1:19).
El Apóstol hace primeramente el elogio de Tito, cuyo celo y buenos deseos hacia los corintios hace resaltar (v. 16-17). Luego hace el elogio de otro hermano que va con él, del que dice que se ha distinguido en la predicación del Evangelio y que ha sido elegido por las iglesias para compañero suyo en la recogida de la colecta (v. 18-19). No da su nombre, aunque a buen seguro que es alguno de los indicados en Hec_20:4-6, sus acompañantes en el viaje a Jerusalén. Es posible que se trate de Lucas, que entonces estaría en Filipos (cf. Hec_16:12.40; Hec_20:5), desde donde se escribía la carta. Con esa ocasión, advierte de su cuidado en prevenir cualquier sospecha en cuestión de dinero (v.20), pues, aunque su conciencia está tranquila delante de Dios, se preocupa también de su reputación ante los hombres (v.21; cf. Mat_5:16).
Hace, por fin, el elogio del tercer enviado, del que tampoco da el nombre (v.22). Quizás se trate de Apolo (cf. 1Co_6:12), o de Aristarco (cf. Hec_19:29; Hec_20:4). Pero son meras conjeturas. Termina haciendo conjuntamente el elogio de los tres enviados (v.23) y rogando a los corintios que sean generosos en la colecta, con lo que le dejarán a él en bien, que siempre ha hablado favorablemente de los corintios (v.24).

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



33 Parte cuarta: La colecta para Jerusalén (8,1-9,15). Los caps. 8-9 son un elemento clave en el debate acerca de la integridad de 2 Cor (? 1 supra). Aunque no se han invocado argumentos serios para separar el cap. 8 de los caps. 1-7, los que niegan la unidad de los caps. 8-9 (Georgi, Kollekte 56-57) requieren una consideración cuidadosa. (1) 9,1 no es la continuación de 8,24 y anuncia un tema nuevo. (2) La relación entre macedonios y corintios en 8,1-5 se invierte en 9,2. (3) La intención de mandar los delegados difiere en 8,20 y 9,3-5. (4) Acaya, mencionada en 9,2, no aparece en ningún lugar del cap. 8. Aunque estas observaciones ponen de relieve acentos diferentes, el comentario mostrará que ninguna de ellas supone el tipo de contradicción que exigiría considerar el cap. 9 una carta aparte. Para la índole de la colecta y la reacción inicial corintia ante ella, véase el comentario a 1 Cor 16,1-4.
34 (A) Una petición estimulante (8,1-15) . Empleando el ejemplo de la generosidad macedonia, Pablo invita delicadamente a los corintios a pasar, de una entusiasta aceptación de la idea de la colecta, a una donación real. Tito debió de informarle de que el mecanismo establecido en 1 Cor 16,2 no era operativo (véase el v. 12), y Pablo podía comparar esto con el desprendimiento de los tesalonicenses y los filipenses, entre los cuales había vivido seis meses (? 4 supra). 1. la gracia de Dios: Dada la situación esbozada en los w. 2-3, sólo el poder divino podía explicar la respuesta de los macedonios. 2. su extrema pobreza: Posiblemente como resultado de la persecución, o en comparación con la opulencia de Corinto. 3. por encima de sus posibilidades: Existe un contraste deliberado con lo que él había exigido de los corintios (v. 12; cf. 1 Cor 16,2). Rom 15,26 parece dar a entender que la aportación de Macedonia excedía a la de Acaya. 5. no simplemente como habíamos esperado: El punto de referencia son las expectativas de Pablo, primero: Esto supone que de hecho se habían realizado donativos, se entregaron en persona: En términos teológicos, su don tenía valor como expresión de amor (v. 8). 6. Tito debió de sacar el tema de la colecta cuando vio la respuesta de los corintios (7,15). Habría sido un momento oportuno para sugerirles que dieran pasos en un asunto que a Pablo le interesaba mucho.
35 7. fe, palabra, ciencia: Mencionar dones espirituales (1 Cor 12,8-9) es en realidad censurar con una vaga alabanza (véase el comentario a 1 Cor 1,5), pero los corintios no lo verían de ese modo, el amor que os tenemos: Esta lectura (P46, B) ciertamente es más difícil que la comúnmente testimoniada «vuestro amor por nosotros» y refleja la valoración realista que Pablo hace de la situación (6,11-13).
8. no como una orden: Pablo no quiere dar la impresión de que les está tiranizando (1,12; 1 Cor 7,6), pero la razón teológica se da en 9,7 (cf. Flm 8.14). la realidad de vuestro amor: Pablo tiene sus dudas. El amor es celo en acción.
9. Pablo escoge una imagen adecuada a la situación para enunciar el principio teológico de 5,21, cuyo significado práctico se da en 5,15. No se da a entender la preexistencia de Cristo (véase J. D. G. Dunn, Christology in the Making [Londres 1980] 121-23). 10. es conveniente: Para mantener el honor de la comunidad. Pablo evita criticar directamente el fallo de los corintios, no sólo el hacer, sino también el querer: Cabía esperar el orden inverso (Flp 2,13) . El aor. topoiésai parece hacer referencia a un acto concreto, a saber, el comienzo de una colecta que se interrumpió por alguna razón (v. 12), mientras que el presente to thelein evoca un deseo continuado de actuar. Lo segundo era más importante para Pablo, desde el año pasado: No es probable que Pablo tuviera en mente un calendario específico. «Ya el año pasado» es el mejor modo de expresar su intención (9,2). 11. El deseo ha de traducirse en acción. 12. según lo que uno tiene: La afirmación de Pablo de que cualquier cosa que se puedan permitir dar es aceptable parece suponer que los corintios habían pospuesto la colecta hasta que pudieran ofrecer una gran suma. 13-14. Los corintios no tienen que arruinarse, sino compartir la riqueza que les sobra, por pequeña que ésta pueda ser. En ese momento son los de Jerusalén quienes pasan necesidad, otro día podrían ser ellos. 15. Se cita Éx 16,18, donde el contexto obliga a sobreentender el vb. «recogía».
36 (B) La recomendación de los representantes (8,16-9,5). Como paso práctico hacia la realización del v. 11, Tito y dos hermanos son enviados a Corinto para ayudar en la organización de la colecta (w. 16,24), y Pablo explica por qué se tiene que hacer ahora (9,1-5) . 17. La razón principal para el regreso de Tito a Corinto no es la petición de Pablo, sino el amor que aquél tiene a la comunidad. 19. elegido por todas las Iglesias: Es de suponer que las Iglesias en cuestión fueran las de Macedonia, pero no es probable que ese individuo fuese nativo de esa región (9,4). Tal vez fuera un corintio que se había establecido allí como misionero (v. 18) y que podía ser reconocido en Corinto. para gloria del Señor y por iniciativa nuestra: La colecta da gloria a Dios y manifiesta la buena disposición de Pablo a ayudar a Jerusalén. 20-21. Este individuo probablemente fue elegido a instancias de Pablo (1 Cor 16,3) como una garantía que hiciera impensable una incorrección. Desde el comienzo, Pablo tomó precauciones para que no se le pudiera tachar de interesado (1 Tes 2,1-12; 1 Cor 9,1-18). 21. Hay una alusión a Prov 3,4. 22. hermano nuestro: El segundo delegado también era miembro de una de las Iglesias macedonias (v. 23) y tal vez asistiera a Pablo durante su estancia allí, la gran confianza que tiene en vosotros: Tal conocimiento de la comunidad de Corinto hace suponer que quizá fuera conocido en ésta. 23. mi compañero y colaborador: «Mi» pone a Tito aparte de los otros dos. Como Timoteo, era miembro permanente del séquito de Pablo (1 Cor 16,10; Flp 2,19-22; cf. 1 Tes 3,2). enviados de las Iglesias: Este uso de apostoloi es paralelo del de Flp 2,25 y Rom 16,7. la gloria de Dios: Honran a Dios con su integridad. 24. Se reitera el llamamiento de los vv. 7.11. La respuesta de los corintios al amor de Pablo confirmará lo que éste había dicho acerca de ellos (9,2).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter VIII.

1 He stirreth them vp to a liberall contribution for the poore Saints at Ierusalem, by the example of the Macedonians, 7 by commendation of their former forwardnesse, 9 by the example of Christ, 14 and by the spirituall profit that shall redound to themselues thereby: 16 Commending to them the integritie and willingnesse of Titus, and those other brethren, who vpon his request, exhortation and commendation, were purposely come to them for this businesse.
1 Moreouer, brethren, wee do you to wit of the grace of God bestowed on the Churches of Macedonia,
2 How that in a great trial of affliction, the abundance of their ioy, and their deepe pouertie, abounded vnto the riches of their liberalitie.
3 For to their power (I beare record)

[Christs pouertie.]

yea, and beyond their power they were willing of themselues:
4 Praying vs with much entreatie, that we would receiue the gift, and take vpon vs the fellowship of the ministring to the Saints.
5 And this they did, not as we hoped, but first gaue their owne selues to the Lord, and vnto vs, by the will of God.
6 In so much that wee desired Titus, that as he had begun, so hee would also finish in you, the same grace also.
7 Therefore (as ye abound in euery thing, in faith, and vtterance, & knowledge, and in all diligence, and in your loue to vs) see that yee abound in this grace also.
8 I speake not by commandement, but by occasion of the forwardnesse of others, and to prooue the sinceritie of your loue.
9 For yee know the grace of our Lord Iesus Christ, that though he was rich, yet for your sakes he became poore, that yee through his pouertie might be rich.
10 And herein I giue my aduice, for this is expedient for you, who haue begun before, not onely to doe, but also to be [ Greek: willing.] forward a yeere agoe.
11 Now therefore performe the doing of it, that as there was a readinesse to will, so there may be a performance also out of that which you haue.
12 For if there bee first a willing minde, it is accepted according to that a man hath, and not according to that he hath not.
13 For I meane not that other men bee eased, and you burthened:
14 But by an equalitie: that now at this time your abundance may be a supply for their want, that their abundance also may be a supply for your want, that there may be equalitie,
15 As it is written, [ Exo_16:18 .] Hee that had gathered much, had nothing ouer, and hee that had gathered little, had no lacke.
16 But thankes bee to God which put the same earnest care into the heart of Titus for you.
17 For indeed he accepted the exhortation, but being more forward, of his owne accord he went vnto you.
18 And wee haue sent with him the brother, whose praise is in the Gospel, throughout all the Churches.
19 And not that onely, but who was also chosen of the Churches to trauaile

[Bountie towards the Saints.]

with vs with this [ Or, gift.] grace which is administred by vs to the glorie of the same Lord, and declaration of your readie minde.
20 Auoyding this, that no man should blame vs in this aboundance which is administred by vs.
21 Prouiding for honest things, not onely in the sight of the Lord, but in the sight of men.
22 And we haue sent with them our brother, whom wee haue often times proued diligent in many things, but now much more diligent, vpon the great confidence which [ Or, hee hath.] I haue in you.
23 Whether any doe enquire of Titus; he is my partner and fellow helper concerning you: or our brethren bee enquired of, they are the messengers of the Churches, and the glorie of Christ.
24 Wherefore shew ye to them, and before the Churches, the proofe of your loue, & of our boasting on your behalfe.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

La colecta para Jerusalén. «Colecta», en nuestro lenguaje de hoy, no va más allá de una limosna puntual y esporádica que no implica necesariamente la solidaridad radical con los pobres, tan estrechamente ligada al Evangelio de Cristo. Por eso, la palabra «colecta» no traduce en toda su dimensión este servicio a los pobres del que va a hablar Pablo, y que forma parte del mensaje de la carta. El Apóstol comienza llamando «gracia» a este servicio a los pobres. Poder dar y dar generosamente es «gracia de Dios». Dios es el gran «dador», que da a los hombres y mujeres el ejemplo de dar y de qué dar (cfr. Sal_136:25; Sal_145:16).
Macedonia fue la primera zona europea misionada por Pablo; allí se encontraban los primeros enclaves cristianos a los que Pablo presenta como ejemplo. Aunque algunas ciudades de Macedonia eran ricas, no así los cristianos y cristianas. Eran pobres de medios, pero ricos en generosidad (cfr. Luc_21:1-4). Es además una generosidad que toma la iniciativa, pide, insiste, considera un favor poder contribuir (cfr. Hch_11:29). También con sus personas, que es el tipo más valioso de prestación. El servicio al pobre necesitado coincide con el servicio a Dios. Después de esta especie de introducción sobre la solidaridad, Pablo entra en el asunto de la colecta de los corintios, que seguramente fue interrumpida por las desavenencias entre la comunidad y el Apóstol. ¿Quién mejor, pues, que Tito, para hacer nuevamente de intermediario? Con tacto y diplomacia, el Apóstol presenta su mandato como la oferta de un beneficio. A las cualidades ya reconocidas y demostradas de la comunidad -fe, elocuencia, conocimiento, fervor-, ¿por qué no hacer patente y efectiva la cualidad más importante, que seguramente también tienen: la abundancia de su generosidad?

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El ejemplo de los macedonios

1, 2 Pablo utiliza el ejemplo de la notablemente generosa respuesta de los macedonios al pedido de la ofrenda para motivar a los corintios a completar lo que ya se habían mostrado dispuestos a hacer (cf. 9:1, 2). Los macedonios, a pesar del hecho de que ellos mismos estaban pasando por una grande prueba de tribulación, y experimentando una extrema pobreza, expresaron su gozo con gran generosidad. 3-5 No sólo dieron de acuerdo con sus fuerzas, sino aun más allá de sus fuerzas, y no solamente por la urgencia del pedido, sino porque se dieron primeramente ellos mismos al Señor. 6 A la luz de la respuesta de los macedonios, Pablo envió a Tito para reavivar entre los corintios el tema de la ofrenda.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*8-9 El tema de la colecta en favor de los cristianos de Jerusalén (los santos) entretiene a Pablo en una nueva sección que se desarrolla en dos momentos: 2Co 8:1-24 y 2Co 9:1-15.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



15. Exo_16:18.

18. El "hermano" elogiado por todas las Iglesias, tal vez sea el evangelista Lucas.

21. Pro_3:4 (texto griego).

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_16:1+; Hch_9:13+

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Co_16:1+; Hch_9:13+

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Los cristianos de Macedonia resultan un ejemplo maravilloso de magnanimidad, de grandeza de alma: podían haberse sentido disculpados de ayudar a sus hermanos, pensando en su propia pobreza; sin embargo, se muestran espléndidos en su limosna.


Torres Amat (1825)



[14] Y socorriendo vosotros ahora a los de Judea, igualmente os socorrerán ellos, cuando venga algún año de necesidades entre vosotros.

[18] Lucas oMarcos.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 8.15 Ex 16.18.

Jünemann (1992)


5 d. Dieron.
e. Después.