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No obstante, os envío a los hermanos para que nuestro motivo de gloria respecto de vosotros no se desvanezca en este particular y estéis preparados como os decía. (II Corintios 9, 3) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Comentario al Nuevo Testamento (Serafín de Ausejo, 1975)



CAPÍTULO 9

c) Próxima visita de Pablo (9/01-05).

1 En cuanto a este servicio en favor de los fieles, no hace falta que os escriba más.

Así como 8,23s es la conclusión sintetizante de una sección, 9,1 es un punto de partida para una sección nueva. Con todo, el capitulo 9 repite, en parte, el capítulo 8 y continúa el tema de la colecta 65. Pablo ha dedicado íntegramente el capítulo 8 a la colecta, en el capítulo 9 también continúa haciéndolo. Aunque comienza diciendo que no necesita escribir más sobre el servicio en favor de los fieles (que se va a prestar con la colecta), esto sólo se refiere a los detalles técnicos de organización y realización que, de hecho, ni siquiera han sido abordados en detalle. Según 1Co_16:1-4, Pablo había dispuesto ya todos los pormenores. Ha podido añadir nuevas instrucciones de palabra en una visita, si es que tuvo lugar la llamada visita intermedia, entre la primera y la segunda carta a los Corintios 66. Finalmente, podían confiarse estos extremos a la prudencia de Tito y de sus compañeros, ya que tenían que ir a Corinto precisamente por razón de la colecta.

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65. Se corresponden entre sí las siguientes perícopas:1Co_8:1 =1Co_9:1 s; 1Co_8:16 s.22 =1Co_9:3-5; 1Co_8:12-15 =1Co_9:6 s; 1Co_8:7 =1Co_9:8; 1Co_8:14 =1Co_9:8-11. Ante estos aparentes duplicados la exégesis se plantea el problema de si estos dos capítulos han sido desde el principio dos partes seguidas de la misma carta o si, por el contrario, no habrán sido reunidos posteriormente. El problema no discute el origen paulino de los capítulos en cuestión. El redactor de nuestra carta habría tenido en las manos ambos capítulos en dos hojas distintas y los habría colocado uno junto a otro, en la segunda carta a los corintios, consciente de su homogeneidad objetiva. Con todo, no pocos exegetas opinan que ambos capítulos tienen un mismo origen, forman parte, desde el principio, de una misma carta y fueron colocados, ya inicialmente, en su orden actual. Acaso debería admitirse, con todo, una pausa mayor en el dictado de la carta, entre 8,24 y 9,1. En 9,1 ss resumiría y ampliaría Pablo lo ya dicho, repitiéndolo en parte, para recomendar a los corintios, con nuevas y expresivas razones, aquella colecta que tan en el corazón llevaba y cuya realización en Corintio se iba retrasando. En las líneas siguientes nuestra exégesis parte del supuesto de que ambos capítulos formaban, desde el principio, un conjunto seguido.

66. Véase la introducción, 1.

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2 Conozco vuestra buena voluntad, de la que me glorío, para honra vuestra, ante los macedonios, asegurándoles que Acaya está preparada desde el año pasado, y vuestro celo estimuló a la mayoría.

Pablo juzga innecesario escribir sobre los detalles particulares también por otra causa: porque lo fundamental, a saber, la buena voluntad y solicitud de la comunidad de Corinto son cosas sabidas e indiscutidas. Pablo ha contado a los macedonios, entre los que se encuentra por aquellas fechas, que Acaya -cuya capital es Corinto- estaba preparada desde hacía un año. Estas noticias animaron poderosamente a los macedonios. Al menos así ocurrió con la mayoría. Se ve, pues, que algunos no tomaron parte en la colecta 67.

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67. Ya desde la edad patrística se pregunta la exégesis si no hay casi contradicciones entre estas noticias y las de 8,1-5. En 8,1-5 alaba Pablo a los macedonios ante los corintios como un ejemplo para imitar, con el que pretende estimular el celo de éstos. En 9,2 dice Pablo que ha alabado a los corintios, ante los macedonios, por sus aportaciones y que el celo de los macedonios se inflamó ante el ejemplo corintio. Ya en 1Co_16:1-3 se dice que Pablo había promovido en Corinto una colecta en favor de Jerusalén. En 9,2 afirma que desde el año anterior estaba a punto la provincia de Acaya. Esto sólo puede significar que el éxito de la colecta estaba ya garantizado. Sin embargo, en 9,3 Pablo envía por delante a los hermanos que deben llevar a término la colecta, y sigue temiendo, a pesar de todo, que cuando él llegue personalmente se encuentre con unos resultados que le desilusionen, y aun que le avergüencen. Estas afirmaciones contradictorias pueden explicarse teniendo en cuenta, por una parte, que nosotros no conocemos a fondo las relaciones mutuas -prolongadas a lo largo del tiempo- dentro de las comunidades y de unas comunidades con otras, y, por otra parte, que Pablo, tan impulsivo como optimista y confiado, describe aquí lo que está ocurriendo como ya ocurrido y expresa allí lo ya ocurrido como algo cabal y perfecto.

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3 Envío, sin embargo, a los hermanos, para que el orgullo que de vosotros tenemos no resulte desmentido en este punto; para que, como dije, estéis preparados.

Para la tarea de la colecta Pablo ha deseado la colaboración de compañeros, movido por la intención de apartar toda sospecha de querer obtener ventajas para sí (8,20). Ahora menciona nuevos motivos que le impulsan a enviar por delante a sus colaboradores. Ha pregonado ante las comunidades de Macedonia la solicitud de los corintios. Ahora, los hermanos enviados por delante deben preparar y dirigir la colecta. Pablo recuerda cuán penoso le resultaría que sus palabras de loa aparecieran injustificadas. Aunque añade cortésmente: en este punto. Pues todas las demás cosas que ha dicho en alabanza de los corintios quedarían en pie.

4 No sea que, al venir conmigo los macedonios y encontraros desprevenidos, nos cubriéramos de vergüenza nosotros, por no decir vosotros, por esta seguridad que teníamos.

Pablo siente una especial preocupación cuando piensa en los objetivos de su viaje. Así pues, tiene pensado ir a Corinto con algunos cristianos de Macedonia. No quisiera tener que avergonzarse de los corintios ante ellos. Pero rectifica su afirmación añadiendo que en realidad no sería él quien tendría que avergonzarse, sino los mismos corintios.

5 Por esto he creído necesario rogar a los hermanos que se anticiparan en ir a vosotros y organizaron de antemano la prometida donación vuestra, de modo que estuviera preparada como una generosidad, y no como una mezquindad.

Asediado por estos impulsos y temores, Pablo estimó necesario pedir a les hermanos que se le adelantaran e hicieran los preparativos para la colecta, a fin de que fuera abundante. El texto original emplea aquí, como equivalente de «donación», la palabra eulogia, «bendición», puesto que la donación brota de la gracia y bendición de Dios, que se derraman sobre los propios donantes (8,1; 9,8). Y, con ella, los donantes desean dar a los que la reciben, felicidad, bendición y salvación. Por tanto, el donativo debe ser generoso y dado con alegría, no debe aparecer como algo que se da por obligación y con mezquindad.

d) La dádiva bendice a los donantes (9/06-15).

6 Tened esto presente: el que siembra con mezquindad, con mezquindad también cosechará, y el que siembra con largueza, con largueza también cosechará.

El tema de la invitación a la colecta por Jerusalén se continúa en esta sección 9,6-15, que en parte contiene y fundamenta unas exhortaciones generales a la beneficencia, y en parte aduce nuevos motivos en favor de la colecta. La perícopa desarrolla concretamente dos ideas fundamentales: la caridad no hace pobres, pues Dios recompensa con bienes y bendiciones al que da de buena voluntad (9,6-10). La gratitud de los favorecidos se traducirá en una profunda acción de gracias a Dios, dador de todo bien. La beneficencia conduce, pues, a la meta final de toda la historia, a la glorificación de Dios en el mundo (9,11-15).

La perícopa está impregnada, sobre todo en su primera parte (9,6-10), de citas y alusiones al Antiguo Testamento. Pablo marcha acorde con la práctica y la segura confianza de la piedad de la alianza antigua. La beneficencia está vigente en Israel como mandato de Dios y es generosamente practicada. Israel, por su parte, sabe bien que la bendición de Dios se derrama sobre el hombre piadoso y bueno 68.

Las posibilidades mencionadas en 9,5 de una dádiva que puede ser generosa o mezquina se describen ahora con mayor detenimiento. Estas posibilidades son como la siembra de un hombre; en la retribución divina, la cosecha responderá a la siembra. Con esta imagen de la cosecha se describe la recompensa en el juicio de Dios. Se emplea en el Antiguo Testamento, donde se dice acerca del juicio sobre los pueblos: «Meted la hoz, porque la mies está madura» (Joe_4:13). También en el Nuevo Testamento se compara el juicio final a una cosecha (Mat_13:39).

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68. Así Deu_15:10; Psa_36:26; Tob_12:9; Pro_11:24 s; Pro_19:17. Como Pablo, también el Nuevo Testamento aceptó estas exhortaciones; así, por ejemplo, Mat_5:7; Mat_6:2-4; 1Ti_6:18 s.

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7 Cada uno dé como haya decidido en su corazón, no a disgusto ni a la fuerza; pues «Dios ama al que da con alegría» (Pro_22:8).

Pablo hace un llamamiento en favor de la espontaneidad de la dádiva. ¡Nada debe hacerse a la fuerza! Citando la sabiduría de Israel, contenida en los Proverbios, dice que Dios ama al que da con alegría. Hay que dar y regalar no a disgusto, sino con alegre disposición. «El que practica la misericordia, que la practique con alegría» (Rom_12:8).

8 Y Dios tiene poder para colmaros con toda clase de gracias, de suerte que, teniendo siempre lo suficiente en todo, tengáis sobrante para contribuir a toda buena obra, 9 según está escrito: «Distribuyó a manos llenas, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre» (Psa_112:9).

El don de la gracia de Dios constituye una generosa recompensa. No devuelve sólo lo que se da o lo que el donador necesita, sino que da con sobreabundancia, para que el donante pueda realizar nuevas obras. Dios recompensa la beneficencia, dando siempre nuevas posibilidades de dar. La experiencia enseña que la limosna no empobrece. La exhortación de Pablo está confirmada en el Salmo 112, que describe el ideal del hombre que se porta rectamente. EL piadoso da en toda ocasión al pobre. Y su justicia permanecerá. En el texto primitivo el salmo quiere afirmar que la memoria de los justos permanecerá por siempre. Es posible que Pablo se refiera a este sentido original; pero también puede referirse a que (según 2Co_9:8) Dios bendice a los justos con tan abundantes bienes que siempre tienen con qué hacer obras de misericordia; o también a que Dios permita la justicia del piadoso con una recompensa eterna.

10 El que proporciona la semilla al sembrador y pan para comer, proveerá y multiplicará vuestra sementera y acrecentará los frutos de vuestra justicia.

Con palabras del profeta Isaías (Isa_55:10) alude Pablo al hecho de que es Dios quien, en su operante bondad, da simiente al sembrador y pan al hombre y el que multiplica la simiente. También ante los corintios se manifestará como donador. Les o£recerá simiente, es decir, aquello con lo que ellos colaboran a la colecta en favor de la comunidad de Jerusalén. Hará, además, que se multiplique con creces el pan, es decir, cuanto necesitan para sí mismos. él puede acrecentar también los frutos de su justicia, como dice Pablo, con el profeta Oseas (Hos_10:12). él hará que puedan acrecentarse cada vez más las obras de amor de los corintios, una de las cuales es la mencionada colecta. Los sentimientos y actitudes del amor serán cada vez más profundos, y los medios puestos a su disposición más abundantes cuantos más donativos hagan.

11 Así seréis enriquecidos en todo para toda clase de liberalidad, la cual, por medio de nosotros, produce acción de gracias a Dios.

La riqueza con que Dios recompensa al bienhechor es (según 9,8.10) la plenitud de los dones terrestres y espirituales, para que quien así es recompensado pueda dar de nuevo. Pero ahora aparece un nuevo pensamiento. Al igual que el donante, también quien recibe la donación sabe que ésta es un regalo de Dios. Por eso, el beneficio recibido provoca en el agradecido una acción de gracias a Dios. El donante es causa de que Dios sea conocido y alabado por sus criaturas.

13 Porque el servicio de esta liturgia [u ofrenda] no sólo viene a colmar las necesidades de los fieles, sino que también se desborda en muchas acciones de gracias a Dios.

El gesto de amor que hay en perspectiva tendrá un doble fin y un doble efecto. En primer lugar, debe ayudar a calmar las necesidades de la comunidad de Jerusalén. Pero, además, debe transformarse en una generosa bendición, pues el don recibido provocará una gran abundancia de oraciones de acción de gracias a Dios, como donador gracioso de todo amor. Pablo llega incluso a llamar a la proyectada colecta una liturgia. «Liturgia» significa «servicio público» y puede tener un sentido tanto profano como sagrado. Aquí concuerda mejor el segundo, de modo que la colecta sería una o£renda consagrada en favor de la comunidad de la Iglesia. La acción de gracias y la alabanza a Dios a través de la Iglesia y el reconocimiento, por medio de ella, de Dios en la creación, he aquí la meta final a la que, una vez más, conduce Pablo todos los acontecimientos (1,11; 4,15). El servicio del culto a Dios es una de las tareas fundamentales de la Iglesia. La Iglesia vive porque recibe la riqueza de los dones de Dios; y sus acciones de gracias por estos dones refluyen hacia el mismo Dios. En todo cuanto la Iglesia hace, la gloria de Dios es lo primero y lo último.

13 Mediante la comprobación de este servicio, ellos glorifican a Dios por haberos sometido a profesar el Evangelio de Cristo y por la generosidad de este donativo, dirigido a ellos y a todos.

Pablo habla de cómo será recibida la colecta en Jerusalén y de los efectos que allí provocará. Los judeocristianos verán comprobada en una generosa colecta la realidad cristiana de la comunidad de Corinto, es decir, de los cristianos venidos de la gentilidad. Ante aquel rasgo de amor deberán reconocer que también los gentiles han obedecido el Evangelio de Cristo. Reconocerán que unos mismos sentimientos y una misma comunión de ayuda y de amor abraza a todos. Por todo esto, la Iglesia madre de Jerusalén dará gracias y alabará no sólo a los generosos promotores de la colecta, sino a Dios, por sus magníficas obras en la Iglesia.

14 Y en su oración por vosotros, manifiestan el ardiente afecto que os tienen, por razón de la abundante gracia que Dios derramó sobre vosotros.

A su alabanza a Dios, por haber llamado a los paganos a la fe, la iglesia de Jerusalén añadirá la oración de súplica en favor de la Iglesia de los gentiles. Tendrá siempre el ardiente deseo de proclamar, de múltiples maneras, su comunión con aquellos en los que la gracia de Dios ha producido tan amplia bondad y generosidad. Una vez más (cf. 8,1.6s; 9,8.10) afirma Pablo que las obras de amor de la comunidad no son, de ella, sino un don que Dios le ha hecho.

Por las cartas de Pablo y por los Hechos de los apóstoles sabemos cuánto deseaba Pablo la paz entre él mismo y la IgIesia formada por los gentiles de una parte, y la Iglesia madre de Jerusalén, formada por judeocristianos, de la otra. También para este fin debe servir la colecta. Lo que Pablo sólo insinúa aquí, en la segunda carta a los Corintios, lo expresa con toda claridad en la carta a los Romanos (15,26-32), escrita poco después: las colectas deben causar la paz y la unidad de la Iglesia. Pero ya en aquel mismo pasaje da a entender que siente una gran preocupación pensando si la colecta será bien recibida en Jerusalén y si producirá los benéficos efectos deseados (Rom_15:31). Esta segura esperanza que Pablo expresa en nuestra carta apenas se vio cumplida. El mismo apóstol llevó personalmente la colecta a Jerusalén en Pentecostés del año 58 (Act_21:15-26). Ni siquiera los sentimientos de los judeocristianos de Jerusalén eran favorables a Pablo; pero los judíos no cristianos le persiguieron con odio mortal. Intentaron arrebatarle la vida y sólo la intervención de la guarnición romana de ocupación salvó al apóstol, al encerrarle el jefe de la tropa en una celda protectora (,27).

15 ¡Gracias sean dadas a Dios por su don inefable!

La recaudación de la colecta no ha concluido aún en Corinto y Pablo se siente muy preocupado por ello. Sabe que habrá que emplear todavía muchas fatigas en este asunto. Pero la confianza del apóstol en el poder y en la gracia que hay en la Iglesia es más fuerte que sus dudas y sus preocupaciones. En definitiva prevalece su seguridad de que el montante de la colecta será considerable, de que el amor de la comunidad se derramará con generosidad (Act_9:12) y de que la gracia de Dios será en todo sobreabundante (Act_9:14). Y esto es sólo una parte de los numerosos e inefables dones de la gracia de Dios. Lleno de esta certidumbre de la fe y de la esperanza concluye Pablo con una explosión de gratitud por la obra de la gracia de Dios. Al final, la mirada se dirige al don de Dios. Todos los dones, también los que vienen por medio de los hombres, proceden, en última instancia, de Dios. Pero la gracia de Dios es incomprensible e indescriptible. Tiene una plenitud inagotable y una inconmensurable profundidad. Ninguna palabra humana puede, pues, expresarla.

REFLEXIÓN FINAL: Los dos capítulos 8 y 9 de la carta segunda a los Corintios son una instrucción y una interpretación apostólica de unas estructuras que eran y siguen siendo siempre necesarias en la Iglesia, tales como colectas, contribuciones, organización de las obras de caridad. Pablo habla realmente de las cosas humanas, como el dinero, «ante Dios en Cristo» (2,17; d. 12.19).

Ya el apóstol aprendió, por propia experiencia, cuán fatigoso esfuerzo puede exigir poner en orden todas estas cosas. La colecta proyectada en Corinto, e iniciada desde hacía un año, avanza muy lentamente (8,10; 9,2), de modo que casi le resultaba penoso a Pablo (9,3-5). A pesar de todas las súplicas, algunos se mantenían a un lado (9,2). El apóstol encarga y pide a sus colaboradores que aceleren y lleven a término la colecta (8,6.16-24). Como siempre (7,12; 1Co_5:4), tampoco ahora quiere, ni le es lícito, al apóstol sobre todo en estos asuntos, imponerlo como un mandato (2Co_8:8.10). Nada debe hacerse a la fuerza (2Co_9:7). Pablo debe esforzarse por llevar al convencimiento; lo que debe mover desde lo hondo a la Iglesia y lo que debe derramarse con abundancia en ella es la fuerza de su propio amor (2Co_8:7). Las exigencias no deben ser desconsideradas, sino que debe proponerse como norma lo posible (2Co_8:11 s). Hay que administrar de tal modo que se prevenga toda posible suspicacia (8~21). El dinero allegado es un bien de la comunidad y, por lo mismo, la comunidad tiene derecho a una intervención y corresponsabilidad (2Co_8:16-21). Hay aquí unos sabios y ejemplares principios básicos en orden a una administración cuidadosa y concienzuda de los bienes de la Iglesia.

Todas estas cosas parecen ser necesidades terrenas de la Iglesia. Pero también en ellas vive su vida como institución de Dios en el mundo. Misericordia y caridad eran ya la ley del pueblo de Dios del Antiguo Testamento (2Co_8:15; 2Co_9:7.9.10). El servicio sacerdotal en la Iglesia se realiza en hechos de amor (2Co_9:1-12 s). La autenticidad de la comunión universal se revela en los cuidados recíprocos de unos por otros (2Co_8:4). La donación de dinero es una ofrenda sagrada (2Co_9:12). Es una prueba de la comunión de amor (2Co_8:8; 2Co_9:13), que empuja por sí sola a tomar parte en la colecta (2Co_8:3). En el amor de los que reciben a los que dan se profundiza cada vez más la comunión entre todos (2Co_9:14). Si los creyentes son pobres de bienes exteriores y ellos mismos tienen necesidad, en su donativo se hace patente la riqueza espiritual de la Iglesia (2Co_8:2), que se compone por igual de fe, palabra, conocimiento y amor (2Co_8:7). Dar más allá de sus posibilidades es una gracia sobreabundante (2Co_8:3). En la entrega de dinero y bienes la fe se da a sí misma al apóstol, como servidor de Dios, y al mismo Señor de la Iglesia (8,5).

El amor de la Iglesia debe ayudar siguiendo el ejemplo y la fuerza del amor de su Señor, que se hizo pobre para ayudar a los pobres (8,9). Por eso todo acto de amor es una prueba de que la Iglesia obedece al Evangelio (9,13). En esta obra de la Iglesia se manifiesta la fuerza que vive en ella como don de Dios y vida de Dios. En la fuerza de su servicio se ponen de manifiesto la gracia (8,1.6s.19; 9,8) y la bendición (9,5; cf. comentario) que la Iglesia ha recibido. Sólo puede ayudar aquel que ha recibido la gracia de Dios. Si alguien puede dar es porque primero Dios le ha enriquecido (8,1.6). Y al donante le dará Dios riqueza y sobreabundancia para las buenas obras (9,8-11). Dios causa y bendice todo acto de amor.

El fin último de toda ayuda de los cristianos a los cristianos, de la comunidad a la comunidad, es que vuelvan a Dios las acciones de gracias por la gracia de Dios, y que la gracia de Dios a la Iglesia sea conocida y alabada por el mundo entero (8,19; 9,11-15). El servicio de amor se convierte en servicio de Dios. «Alumbre así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mat_5:16).



Comentario de Santo Toms de Aquino

Capítulo 9
Lección 1: 2 Corintios 9,1-7Exhorta a los Corintios a dar sus limosnas con liberalidad y abundancia, pero sobre todo alegremente.
1.En cuanto a este servicio en favor de los santos, me es superfluo escribiros.
2.Conozco, en efecto, vuestra prontitud de ánimo, de la que me glorío ante los macedonios, puesto que Acaya está preparada desde el año pasado. Y vuestro celo ha estimulado a muchísimos.
3.No obstante, os envío a los hermanos para que nuestro orgullo respecto de vosotros no se desvanezca en este particular y como os decía estéis preparados.
4.No sea que cuando vinieren los de Macedonia conmigo os encontraren sin prepararos, y nos avergonzáramos (por no decir vosotros) por esta causa.
5.Por tanto he creído necesario rogar a los hermanos que vayan antes a veros, y den orden para que esa como bendición de antemano prometida esté a punto como don generoso, no como por tacañería.
6.Os digo esto: el que siembra escasamente, escasamente cosecha; y el que siembra bendiciones, bendiciones también cosecha.
7.Cada cual dé según el dictamen de su corazón, no con tristeza ni forzado. Pues Dios ama al que da con alegría.
Habiendo inducido el Apóstol a los Corintios a dar limosnas para los santos que están en Jerusalén, aquí los aconseja en cuanto al modo de dar, para que den abundantemente y con alegría. De aquí que para que dieran como era debido les envió a tan importantes nuncios. Y acerca de esto hace dos cosas. Primero excluye una sospechosa causa de haberles enviado a los nuncios; luego, indica la verdadera causa: No obstante, os envío a los hermanos para que, etc. Acerca de lo primero hace tres cosas. La primera, excluir la sospecha; la segunda, indicar la verdadera causa: conozco, en efecto, vuestra prontitud; la tercera, probar esa causa: de la que me glorío ante los Macedonios, etc. En cuanto a lo primero, como alguien podría decirle al Apóstol: Tú nos amonestas para que recibamos bien a los nuncios que nos envías; pero ¿por qué no me¡or nos amonestas a que demos espléndidas limosnas? Por lo cual, excluyendo esto, dice: No es necesario que esto lo amoneste, porque en cuanto a este servicio en favor de los santos me es superfluo escribiros, siendo la causa que conozco vuestra prontitud de ánimo para ayudarles. Dispuesto está mi corazón, oh Dios (Ps. 107,2). Y que vuestro ánimo esté pronto lo pruebo doblemente. Primero por mi orgullo por vosotros. Porque si no supiera que tenéis pronto el ánimo para esto, no me gloriaría de vosotros ante los demás. Y por eso dice: de ía que, de la prontitud de vuestro ánimo. Toda nuestra gloria consiste en el testimonio que nos da la conciencia, etc. (2Co 1,12). Grande es la confianza que de vosotros tengo (2Co 7,4). - Me glorío ante los Macedonios de que la Acaya, cuya capital es Corinto, preparada está desde el año pasado para ayudar generosamente. Lo segundo es por el efecto, porque por vuestro ejemplo estimulasteis a muchos a lo mismo. Y por eso dice: y vuestro celo, esto es, el deseo y el propósito de imitaros ha estimulado a muchísimos; porque habiendo oído que vosotros, bien enmendados, adelantabais, muchos se sintieron estimulados a progresar. El hierro con hierro se agudiza (Pr 27,17). Sed, pues, celosos amantes del bien, etc. (Galat. 4,18). Entre esos dones aspirad a los mejores (1Co 12,31).
En seguida, cuando dice: No obstante, os envío a los hermanos, etc., indica la verdadera causa de haber enviado a tan importantes nuncios. Y primero la señala en general; y luego en especial: y como os decía, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, indicar la verdadera causa,
diciendo: la causa de haber enviado a éstos es no el creer que no queráis vosotros socorrer a los pobres, sino para que nuestro orgullo respecto de vosotros, o sea, la gloria que por vosotros tenemos, no se desvanezca, si fallaseis. Tengo por mejor el morir, etc. (1Co 9,15). No se desvanezca, digo, en este particular, porque bien me consta que en otras virtudes y bienes no desvanecéis mi gloria. La segunda, diciendo: Y tal corno, etc., se les ha exhortado al debido modo de dar. Y primero los exhorta a que den con prontitud; luego, a que den con abundancia: por io tanto he creído necesario, etc.; tercero, a que den alegremente: cada cual dé según el dictamen de su corazón, etc. Acerca de lo primero hace dos cosas. La primera, indicar el modo de dar; la segunda dar la razón de ello: no sea que cuando vinieren Jos de Macedonia conmigo, etc. El modo de dar es con prontitud. Y por eso dice: os envié unos ministros para que estéis preparados para dar, corno os dije, para ejemplo de los Macedonios. Y las que estaban preparadas entraron con él a las bodas (Mt 25,10). No digas a tu amigo: anda y vuelve: mañana te daré, etc. (Pr 3,28). La razón de ello es que no sea que cuando vinieren conmigo a veros los Macedonios os encontraren sin prepararos, y nos avergonzáramos; como si dijera: Para vosotros será la vergüenza si prometisteis y no cumplís. Pero si esto lo soportáis y no os preocupa vuestra vergüenza, al menos preocupaos de la nuestra, por lo que os decimos que estéis preparados. En seguida, cuando dice: Por lo tanto, he creído necesario, etc., los exhorta a que den con abundancia. Y acerca de esto hace dos cosas. La primera, exhortarlos; la segunda, dar la razón de la exhortación: Os digo esto, etc. Así es que dice: No sea que nuestro orguilo se desvanezca y para que vosotros no os avergoncéis, he creído necesario rogar a los hermanos, a saber, a Lucas, Tito y Apolo, que vayan antes a veros, y den orden para que esté a punto esa bendición de antemano prometida, a saber, la limosna, llamada bendición porque es la causa de la eterna bendición. Porque por el hecho de dar, el hombre es bendecido por Dios (Este es el que obtendrá la bendición del Señor: Ps. 23,5) y por los hombres. Quien es compasivo será bendito (Pr 22,9). Y dice que la dicha limosna esté a punto como una bendición, o sea, abundantemente, y no como por tacañería, o sea, muy corta. Y la razón de que deben dar abundantemente es porque digo que el que escasamente siembra, o sea, quien da poco en este mundo, también escasamente cosecha, o sea, que recibirá muy poco en el otro siglo. Y habla de sembrar porque siembras nuestras son lo que de buenoA hagamos. Y también porque si se siembra poco no se cosecha mucho. Lo que un hombre sembrare eso cosechará (Galat. 7,8), pero multiplicado. - Y el que siembra bendiciones, esto es, abundantemente, bendiciones también cosecha, o sea, una amplia retribución de Dios. Pero ¿acaso no cosechan todos abundantemente?
Así débese decir en cuanto a la cuantidad del premio, porque todos rebosan, y nadie cosecha allí poco. Pero se dice que abundantemente en cuanto a la proporción de lo que buenamente se sembró. Hay diferencia en la claridad entre estrella y estrella (1Co 15,41). Abundantemente todos en cuanto al premio substancial, pero escasamente en cuanto al premio accidental, en el cual está la diferencia de los santos. El que recogía mucho no se hallaba con más, ni con menos que el que recogía poco (2Co 8,15). Porque a veces alguien da poco, y con gran caridad y abundantemente cosecha.
En seguida, cuando dice: Cada cual, etc., los exhorta para que den alegre y gozosamente. Y acerca de esto hace dos cosas. Porque los mueve primero a dar gozosamente; y luego da la razón de ello: Pues Dios ama al que da con alegría. Así es que dice: Digo que tengáis preparado lo que queráis dar como bendición, o sea, abundantemente, y digno de bendición, y no como por tacañería, o sea, no escasamente. Y esto lo dice porque lo que espontáneamente se hace no se puede hacer avaramente. Por lo cual agrega: Cada cual, etc., no como avaramente, porque cada cual de vosotros dé limosna según el dictamen, esto es, según lo haya pensado, en su corazón, confiriéndolo consigo mismo; no con tristeza; como si dijera: Cada cual dé voluntariamente, no a la fuerza. Pues indica dos cosas opuestas a lo voluntario: la tristeza y lo forzado. Porque lo voluntario desaparece por algo violento.
Ylo violento es doble: o simple o mixto. Simple cuando absolutamente alguien obliga a otro a obrar contra su voluntad. Para hacer a un lado tal clase de violencia dice: ni forzado, lo que ocurriría si dieren forzados por el mandato del Apóstol; como si dijera: No os fuerce a dar nuestro mandato, sino que a esto mismo se mueva vuestra pronta voluntad. Cada uno espontáneamente y de buen
corazón quiera ofrecer al Señor (Ex. 35,5). Lo violento mixto se da cuando alguien no de manera, absoluta es forzado a hacer algo contra su voluntad, sino relativamente, o sea, cuando si no lo hace sufre un daño mayor, como cuando por no arrojar las mercancías al mar se hunde la nave. Y así de cierto modo obra voluntariamente y de cierto modo forzadamente, en cuanto es forzado por el temor de un daño mayor. Y para que esto no ocurra dice: no con tristeza, o sea, no de tal manera que haya una violencia mixta, como si dijera: No por el temor a la vergüenza, para que no os avergoncéis, sino por el gozo que experimentáis por el amor que les tenéis a los santos. Yo te ofreceré un sacrificio voluntario, etc. (Ps. 53,8).
En seguida, cuando dice: Pues al que da con alegría Dios lo ama, indica la razón, y es ésta: Todo remunerador remunera las cosas que son dignas de remuneración, y éstas son solamente los actos de las virtudes. Ahora bien, en los actos de virtud hay dos cosas, a saber, la especie del acto, y el modo de obrar, el cual es por parte del agente. Por lo cual si en el acto de virtud no concurren estas dos cosas, no se dice que ese acto sea absolutamente virtuoso, así como no se dice que sea perfectamente justo conforme a la virtud quien efectúa una obra de justicia si no es con delectación y gozo. Y aun cuando entre los hombres, que no ven sino lo patente, basta que alguien obre el acto de virtud conforme a la propia especie del acto, por ejemplo, un acto de justicia; sin embargo, ante Dios, que mira el interior de los corazones, no basta que se obre el acto de virtud conforme a su especie, si no se efectúa según el modo debido, o sea, gozosamente y alegremente. Por lo cual, no simplemente al que da, sino que al que da con alegría lo ama Dios, o sea, lo aprueba y remunera, y no al triste y medio forzado. Servid al Señor con alegría (Ps. 99,2). Todo lo que das dalo con semblante alegre (Sir 35,1 i). El que reparte limosna, déla con sencillez (Rm 12,8).

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Nueva llamada a la generosidad, 9:1-5.
1 Pues cuanto al socorro en favor de los santos, no es necesario que yo os escriba; 2 conozco vuestra pronta voluntad, que es para mí motivo de gloria en vosotros ante los macedonios, pues Acaya está apercibida desde el año pasado, y vuestro celo ha estimulado a muchos. 3 A pesar de esto, envié a los hermanos, para que nuestra gloria en vosotros no resulte vana en este asunto, y que según he dicho estéis dispuestos, 4 no sea que al llegar los macedonios conmigo os encuentren desprevenidos, y quedemos confundidos nosotros, por no decir vosotros, en este negocio 5 Por eso he creído necesario rogar a los hermanos que anticiparan el viaje y preparasen de antemano vuestra prometida bendición, y con esta preparación resulte obra de liberalidad, y no de mezquindad.

En este c.9 se repiten en gran parte ideas expuestas ya en el c.8. Esta es la razón por la que bastantes autores modernos suponen que este capítulo no es continuación del anterior, sino que proviene de otro escrito de San Pablo y fue introducido aquí posteriormente. Tanto más que en 9:1 parece hablarse de la colecta como de tema aún no tocado. Creemos, sin embargo, que ambos capítulos guardan entre sí relación y nada impide que puedan ser considerados como pertenecientes a una misma carta, tal como nos los presentan ya desde el principio todos los códices y versiones.
En efecto, San Pablo conocía bien a los corintios, y, no obstante las repetidas alabanzas que de ellos hace, vemos que busca y rebusca motivos para urgirles a que sean diligentes en hacer la colecta. ¡Se ve que no las tenía todas consigo! Nada tiene, pues, de extraño que insista una y otra vez en el tema, completando y urgiendo más lo ya dicho anteriormente. Ni es cierto que 9:1 suponga una entrada en materia, y no sea más bien un modo hábil de continuar insistiendo en el tema. Ese pues (yáp) del v.1 parece claro que está enlazando ambos capítulos. Su exhortación a que fueran generosos y demostraran así lo fundado de las alabanzas que él/hacía de ellos (8:24) quiso remacharla con una nueva alabanza: es superfluo que yo me detenga a haceros recomendaciones sobre esto a vosotros, que ya desde el año pasado andáis Con la colecta, y tanto, que vuestro celo ha estimulado a los de Macedonia (v.1-2); sin embargo, os envío los delegados para que todo esté pronto a mi llegada, no sea que ahora que van a ir conmigo algunos cristianos de Macedonia os encuentren desprevenidos, con vergüenza para mí, que tanto os he alabado delante de ellos, y para vosotros (v.3-5). ¡Es admirable cómo sabe aprovechar todos los recursos San Pablo! Antes (cf. 8:1-5) elogió a los macedonios, ahora (9:2) elogia a los corintios; pero el fin es el mismo: que los corintios, a quienes dirige la carta, se muestren generosos.

La limosna, fuente de bendiciones, 9:6-15.
6 Pues os digo: El que escaso siembra, escaso cosecha; el que siembra con largura, con largura cosechará. 7 Cada uno haga según se ha propuesto en su corazón, no de mala gana ni obligado, que Dios ama al que da con alegría. 8 Y poderoso es Dios para acrecentar en vosotros todo género de gracias, para que, teniendo siempre y en todo lo bastante, abundéis en toda obra buena, 9 según que está escrito: Con largueza repartió, dio a los pobres; su justicia permanecerá para siempre. 10 El que da la simiente al que siembra, también le dará el pan para su alimento, y multiplicará vuestra sementera, y acrecentará los frutos de vuestra justicia. 11 ? en todo seréis enriquecidos para toda liberalidad, que por nuestra mediación produzca acción de gracias a Dios. 12 Pues el ministerio de este servicio no sólo remedia la escasez de los santos, sino que hace rebosar en ellos copiosa acción de gracias a Dios; 13 por cuanto, experimentando este vuestro servicio, glorifican a Dios por vuestra obediencia al Evangelio de Cristo y por la largueza de vuestra comunión con ellos y con todos; 14 y con su oración por vosotros manifiestan el afecto que os tienen, a causa de la sobreabundante gracia que Dios ha derramado en vosotros. 15 Gracias sean dadas a Dios por su inefable don.

Hermosa conclusión del sermón de caridad. San Pablo, valiéndose de la imagen de la siembra y la cosecha, hace resaltar la maravillosa fecundidad de la limosna. Prácticamente no es sino un comentario, con aplicación al caso concreto de la limosna, de aquellas palabras de Jesucristo: dad y se os dará (Luc_6:38).
El Apóstol expone dos ideas fundamentales: que la limosna, hecha de buen ánimo y con alegría, no sólo no disminuye, sino que , acrecienta los bienes (v.6-10), y que, además, es ocasión de acción de gracias a Dios y estrechamiento de vínculos entre los cristianos (v.11-15). Respecto de la primera idea, no parece caber duda que el Apóstol apunta directamente a los bienes materiales, de menor importancia, sin duda, que los espirituales, pero que Dios concederá abundantemente a los que den limosna, de modo que teniendo siempre lo bastante para sí, puedan repartir también con los demás (v.8:10). En apoyo de que las obras de caridad serán siempre bendecidas por Dios, aquí y en el más allá, cita el Apóstol (v.9) una frase del Sal_112:9.
Respecto de la segunda idea, el Apóstol comienza diciendo que la limosna, llevada a Jerusalén por mediación suya, no sólo remediará necesidades materiales, sino que producirá copiosa acción de gracias a Dios (v. 11-12). Esa acción de gracias a Dios por parte de los fieles de Jerusalén tendrá como motivo, no sólo el verse ayudados materialmente por los corintios, sino su obediencia al Evangelio de Cristo, es decir, el que también los corintios hayan abrazado la fe y entrado en el camino de la salud (v.15). Es este el fruto de la colecta que San Pablo ansia más: que los fieles de la iglesia-madre de Jerusalén se alegren y den gracias a Dios porque también los gentiles hayan abrazado la fe. En efecto, no era fácil acabar con la aversión de los judíos hacia los gentiles, incluso después de su conversión al cristianismo (cf. Gal_2:12; Hec_11:3). La colecta podía contribuir a romper ese muro. ¡Qué alegría si, a causa de la colecta, los fieles de Jerusalén ruegan por los de Corinto y se alegran de la sobreabundante gracia que Dios les ha concedido (v.14), llamándoles a la fe! Sería para San Pablo la consecución de su gran objetivo (cf. 1Co_12:23; Gal_3:28; Col_3:11). Como si ya fuese un hecho, exclama gozoso: Gracias sean dadas a Dios por su inefable don (v.15), es decir, por esa plena unificación de todos los cristianos, sea cualquiera su procedencia. Ello significa que el Espíritu está ejerciendo su poderoso influjo en Corinto y en Jerusalén.

Nuevo Comentario Bíblico San Jerónimo. Nuevo Testamento (Verbo Divino, 2004)



37 9,1. acerca de: Peri de seguido por un gen. es corriente en 1 Cor como introducción de un tema nuevo (1 Cor7,l; 8,1.4; 12,1; 16,1). Pero en este caso Pablo no está respondiendo a una pregunta, y, a diferencia de la fórmula estereotipada de 1 Cor, la expresión contiene gar y trien. La primera mira hacia atrás, a 8,24, y se debe traducir «ciertamente», «en efecto» (BAGD 152). Pablo no tiene que recomendar la colecta porque los corintios están entusiasmados con la idea (v. 2; cf. 8,10-11). El men mira hacia delante, al de del v. 3. 2. Acaya está preparada desde el año pasado: Pablo cita esta frase que ha estado usando para estimular la generosidad macedonia, pero que ahora sabe que no es verdad (8,10-12;9,5) . Había tomado la voluntad por los hechos. El uso de «Acaya» (véase 1 Cor 16,15) fue inducido por la mención de Macedonia. 3-5. Lejos de contradecir el pasaje de 8,16-24, estos versículos lo presuponen. El artículo determinado delante de «hermanos» supone que éstos han sido reconocidos. 4. Si los corintios no estaban preparados, dejarían por mentiroso a Pablo y se mostrarían faltos de amor (8,8.24). 5. no como una exacción: Una tercera razón para enviar a los delegados por delante. Si Pablo tenía que pedir dinero en pre(-)sencia de miembros de otras Iglesias (v. 4), podría parecer una extorsión. La respuesta se debería a la presión, y no sería, por tanto, un don (v. 7).
38 (C) Las recompensas de la generosi(-)dad (9,6-15). A los humanísimos argumentos basados en el orgullo (8,8-10) y el interés por su reputación (9,3-5), el apóstol añade ahora la promesa de una recompensa. 6. siembra... cosecha: Un lugar común de la sabiduría popular (Gál 6,7-9) responde a la pregunta de cuánto dar. 7. Pasando a la actitud del donante, Pablo insiste en una decisión personal tomada con completa libertad (8,8; Flm 8,14; Rom 12,8). Un don ofrecido simplemente porque está mandado no agradaría a Dios. Dios ama al que da con alegría: Es casi una cita de Prov 22,8a LXX, no se encuentra en el TM (cf. Eclo 35,9; Dt 15,10). 8. tener bastante de todo: El término autarkeia expresa el ideal gr. de la «autosuficiencia», la libertad y la satisfacción derivados de no deberle nada a nadie. Pablo introduce dos modificaciones. La riqueza es un don de Dios (Dt 8,17-18), y su finalidad es hacer el bien a los demás (Rom 14,7). 9. La cita es de Sal 112,9. Quienes ayudan al pobre participan de la justicia de Dios (véase 5,21).
10. simiente al que siembra y pan para que se alimente: La cita implícita de Is 55,10 hace referencia a la lluvia, que se utiliza para ilustrar la eficacia de la palabra divina, y así señala que el sujeto es Dios. Las imágenes se hacen eco del v. 6. la cosecha de vuestra justicia: Alusión a Os 10,12.
39 11-15. El pensamiento de Pablo pasa, de la idea de recompensa, a un horizonte más amplio y más teológico. La generosidad glorifica a Dios. 11-12. Puesto que la gracia es su causa (8,1), la reacción ante la generosidad corintia será la acción de gracias dirigida a Dios (cf. 1,11; 4,15). 13. mediante la prueba proporcionada por este ministerio: La colecta es una demostración de la realidad del amor auténtico (8,8).
glorificando a Dios: El ptc. se podría aplicar, o a los corintios, o a los receptores de su don. Los w. 11-12 aconsejan la segunda opción. Dar gracias a Dios es reconocer su poder y de ese modo darle gloria, la obediencia de vuestra confesión de la gloria de Cristo: El significado se explica en la frase siguiente. La generosidad para con los demás a imitación de Cristo (5,15; 9,9) es la proclamación existencial de la obe(-)diencia de la fe (Rom 1,5). Pablo esperaba que la colecta demostrara a los creyentes de Jerusalén que los gentiles eran tan cristianos como ellos. Tal optimismo había menguado algo para cuando escribió Rom 15,31 en Corinto. 14. Pablo esperaba que la respuesta de los pobres de Jerusalén sería una oración de intercesión por ellos y el reconocimiento de que los gentiles habían sido agraciados por Dios. 15. su don indescriptible: La gracia de Dios (8,1), que potencia la generosidad del amor.
(Berger, K., «Almosen für Israel: Zum historischen Kontext der paulinischen Kollekte», NTS 23 [1976-77] 180-204. Betz, H. D., Second Corin(-)thians 8 and 9 [Filadelfia 1985]. Buchanan, G., «Jesús and the Upper Class», NovT 7 [1964] 195-209. Georgi, D., Die Geschichte der Kollekte des Paulus für Jerusalem [TF 38, Hamburgo 1965]. Morgan-Wynne, J. E., «2 Cor 8:18f. and the Question of a Traditionsgrundlage for Acts», JTS 30 [1979] 172-73. Nickle, K. F,, The Collection [SBT 48, Londres 1966].)

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter IX.

1 Hee yeeldeth the reason why, though hee knewe their forwardnesse, yet hee sent Titus and his brethren before hand. 6 And hee proceedeth in stirring them vp to a bountifull almes, as being but a kind of sowing of seed, 10 which shall returne a great increase to them, 13 and occasion a great sacrifice of thanksgiuings vnto God.
1 For as touching the ministring to the Saints, it is superfluous for mee to write to you.
2 For I know the forwardnesse of your mind, for which I boast of you to them of Macedonia, that Achaia was ready a yeere agoe, and your zeale hath prouoked very many.
3 Yet haue I sent the brethren, least our boasting of you should bee in vaine in this behalfe, that as I saide, yee may be readie.
4 Lest happily if they of Macedonia come with mee, & find you vnprepared, wee (that wee say not, you) should bee ashamed in this same confident boasting.
5 Therefore I thought it necessary to exhort the brethren, that they would go before vnto you, and make vp before hand your [ Greek: blessing.] bountie, [ Or, which hath bene so much spoken of before.] whereof yee had notice before, that the same might bee readie, as a matter of bountie, not of couetousnesse.

[Bountie towards the Saints.]

6 But this I say, Hee which soweth sparingly, shall reape sparingly: and he which soweth bountifully, shall reape bountifully.
7 Euerie man according as he purposeth in his heart, so let him giue; not grudgingly, or of necessitie: for [ Pro_11:25 Rom_12:8 ; Sir_35:9 .] God loueth a cheerefull giuer.
8 And God is able to make all grace abound towards you, that ye alwayes hauing all sufficiencie in all things, may abound to euery good worke,
9 (As it is written: [ Psa_112:9 .] Hee hath dispersed abroad: Hee hath giuen to the poore: his righteousnesse remaineth for euer.
10 Now he that [ Isa_55:10 .] ministreth seede to the sower, both minister bread for your foode, and multiply your seede sowen, and encrease the fruites of your righteousnesse)
11 Being enriched in euery thing to al bountifulnes, which causeth through vs thankesgiuing to God.
12 For the administration of this seruice, not onely supplieth the want of the Saints, but is abundant also by many thanksgiuings vnto God,
13 Whiles by the experiment of this ministration, they glorifie God for your professed subiection vnto the Gospel of Christ, and for your liberall distribution vnto them, and vnto all men:
14 And by their prayer for you, which long after you for the exceeding grace of God in you.
15 Thanks be vnto God for his vnspeakeable gift.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Insistencia en la colecta. Lo que sigue, si no es el fragmento de otra carta sobre el mismo asunto, recogida aquí por tratar del mismo tema, equivale a una insistencia templada por la discreción. Pablo quiere impulsar sin forzar; acumula argumentos y los repite. Aunque la mayoría de los corintios, provenientes del paganismo, no captaran las alusiones bíblicas, lo cierto es que las resonancias de la Biblia estructuran todas las reflexiones del Apóstol. Aquí tenemos un buen ejemplo de ello.
A través de citas del Antiguo Testamento nos expone algo así como la gran «lección del dar». Dios es el «dador» por excelencia; da el buen deseo (cfr. Éxo_35:29; Éxo_36:3-7) y los medios con qué dar. La tierra es el don primario de Dios. El que posee, da al necesitado (cfr. Deu_15:1-11; Sal 112; Sir_14:3-6). Unos y otros dan gracias a Dios.
Aunque aparentemente es un asunto económico, el compartir los bienes tiene para el Apóstol una dimensión religiosa fundamental; por eso utiliza los vocablos favoritos que suele usar para describir la auténtica comunidad cristiana. Habla de servicio, «diakonía»; de solidaridad/comunión, «koinonía»; de gracia o don, «jaris». En el pensamiento de Pablo, esta «comunión» se va a realizar de un modo concreto entre sus Iglesias de la diáspora -entre ellas la de Corinto- las que prestarán este servicio de solidaridad y la Iglesia Madre de Jerusalén que dará gloria a Dios por los servicios recibidos. Ambas actitudes, don y gloria a Dios constituyen, para el Apóstol, confesión humilde del Evangelio (13). Así se construye la comunidad cristiana.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Estar preparados y evitar la humillación

1, 2 Pablo reconoce que en cierto sentido es superfluo que les escriba a los corintios sobre participar en la ofrenda, ya que ellos mismos le habían planteado el tema a él en un principio (se refería a su consulta sobre el tema en 1 Cor. 16:1-4). Más aun, se había jactado de su disposición ante los macedonios, a fin de motivarlos a éstos también para que participasen. 3-5 Pero ahora, la crisis precipitada por el ofensor se había metido de por medio y Pablo se preocupa de que cuando llegue con la delegación macedonia a recibir la contribución de los corintios, quizá ellos no la tengan lista. Por esta ra zón les escribe: Pero he enviado a estos hermanos para que el orgullo que tenemos de vosotros no sea vano en este respecto, agregando que no sería solamente él quien se sentiría avergonzado si esto sucediera; los corintios también sentirían vergüenza. Por eso envía a los hermanos para que preparen primero vuestra generosidad, para que su contribución esté lista como muestra de generosidad y no como de exigencia, como parecería ser si fuera re cogida apuradamente cuando Pablo llegara.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



7. Pro_22:8 (texto griego).

9. Sal_112:9.

10. Isa_55:10.

11-15. Ver nota Rom_12:1.

Comentario al Nuevo Testamento (EUNSA, 2008)

Como ya había hecho antes (cfr 8,1-5), Pablo se sirve de la emulación entre las dos provincias griegas para alentar su generosidad. Ante los macedonios se ha gloriado del celo y de la prontitud de los fieles de Corinto, por haber sido los primeros en organizar esta colecta. Ahora pide que no tenga que avergonzarse porque los hechos no correspondan a estos elogios.


Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 9.7 Cf. Pr 22.8a (gr.)Cf. Eclo 35.9..

[2] 9.9 Sal 112.9.

[3] 10.1-13.10 Esta sección se diferencia de las anteriores por su tono polémico y mucho más severo. Algunos piensan que puede pertenecer a una carta diferente. Véanse Introducción y 2 Co 2.3-4 n.

Torres Amat (1825)



[2] Cuya capital es Corinto.

[4] Se gana hablando con agrado a los débiles para convencerlos a obrar bien. Lo más razonable es hacer servir las razones humanas para la obra de Dios.

[7] Eclo 35, 11; Mar 12, 43; Rom 12, 8.

[9] Sal 112 (111), 9.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*9:1-15 Pablo reitera la invitación a participar en la colecta, calificándola ahora de servicio y apoyándola con nuevos argumentos, especialmente con la referencia a Dios.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

2Co 7:4.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *2Cor 8:24