Macabeo asintió a todo lo que Lisias proponía, preocupado por el interés público; pues el rey concedió cuanto Macabeo había pedido por escrito a Lisias acerca de los judíos.
(II Macabeos 11, 15) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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Derrota de Lisias (11:1-12).
1 Muy poco tiempo después, Lisias, tutor del rey, pariente suyo y regente del reino, muy apesadumbrado por lo sucedido, 2 juntó alrededor de ochenta mil hombres y toda la caballería, y vino contra los judíos, pensando hacer de la ciudad una población griega, 3 someter el templo a tributo, como los santuarios gentiles, y hacer el sumo sacerdocio vendible y anual, 4 sin tener para nada en cuenta el poder de Dios, y muy pagado de los millares de sus infantes y caballos y de sus ochenta elefantes. 5 Entrando en Judea, se acercó a Betsur, plaza fuerte situada en un desfiladero y distante de Jerusalén unos cinco estadios, y la atacó. 6 Así que los del Macabeo supieron que Lisias estaba atacando la fortaleza, a una con la muchedumbre rogaban al Señor, entre llantos y gemidos, que enviase un buen ángel para salvar a Israel. 7 El mismo Macabeo, tomando sus armas, se adelantaba a los demás para ir en socorro de sus hermanos; 8 y mientras con igual valor todos marchaban llenos de ardimiento, cerca todavía de Jerusalén, se les apareció en cabeza un jinete vestido de blanco, armado de armadura de oro y vibrando la lanza. 9 Todos a una bendijeron a Dios misericordioso y se enardecieron, sintiéndose prontos no sólo a atacar a los hombres y a los elefantes, sino a penetrar por muros de hierro. 10 Marchaban en orden de batalla, fiados en aquel auxiliar celestial, señal de la misericordia del Señor hacia ellos, 11 y como leones se lanzaron sobre los enemigos, dejando fuera de combate once mil infantes y mil seiscientos jinetes. 12 Y haciendo huir a los demás. La mayor parte de los que se salvaron quedaron desnudos y heridos, y el mismo Lisias se puso en salvo, huyendo vergonzosamente.
El episodio es paralelo al que se narra en. 1Ma_4:26-35. Lógicamente, la perícopa debía seguir a 8:29 y 8:35, pero Jasón tuvo sus razones al colocarla en este contexto. Lisias era tutor (epítropos) del rey, amigo suyo de infancia y regente del reino (1Ma_3:32). Con un ejército imponente - veinte mil soldados más de los que se mencionan en 1 Mac 4:28 - Lisias se dirige a Betsur. En el texto se fija la distancia en 925 metros, o sea, cinco estadios. El texto se encuentra en mal estado, siendo muy difícil determinar cuál es la lección primitiva. El códice A lleva la palabra schoinos, medida de longitud. Según Plinio, un schoinos correspondía a treinta estadios 1, con lo que se obtiene la distancia aproximada entre Jerusalén y Betsur. Otros códices hablan de cinco estadios, quinientos y diez mil. Para resolver la dificultad ha propuesto Grimm identificar Betsur con Beit-Sahur, en el Cedrón, o con la aldea de et-Tur, en el monte de los Olivos.
Tuvo noticias Judas del ataque de Lisias contra Betsur y recurrió súbitamente a la oración, con palabras que recuerdan Exo_23:30. Escuchó Dios su voz, y he aquí que se presentó a su vista un jinete vestido de blanco, armado de armadura de oro y vibrando la lanza.
Este ángel bueno (Exo_15:23; Tob_5:22) era enviado por Dios para proteger a su pueblo. Presentóse vestido de blanco (Mat_28:3; Mar_16:5; Jua_20:12; Hec_1:10, etc.), estando todavía Judas en Jerusalén, circunstancia que parece contradecir a 1 Mac (Lc.), en que se dice que Judas acampaba junto a Betsur. Según nuestro texto, el ángel acompañó a Judas desde Jerusalén a Betsur.
Negociaciones de paz (Hec_11:13-38).
13 Como no carecía de discreción, echando sobre sí mismo la culpa de la sufrida derrota y entendiendo que los hebreos eran invencibles, por tener de su parte al Dios todopoderoso, les envió un mensajero, 14 proponiéndoles la reconciliación en condiciones justas y prometiendo persuadir al rey de la necesidad de hacérselos amigos. 15 Aceptó el Macabeo las proposiciones de Lisias, mirando el interés público; y, en efecto, todo cuanto el Macabeo propuso por escrito a Lisias acerca de las peticiones de los judíos, fue otorgado por el rey. 16 La carta de Lisias a los judíos era del tenor siguiente: Lisias, al pueblo judío, salud. 17Juan y Abesalón, vuestros mensajeros, me han entregado una comunicación suplicando respuesta a los puntos en ella contenidos. 18 Cuanto era preciso proponer al rey se lo hice saber, y él ha otorgado cuanto le pareció aceptable. 19 Por tanto, si tenéis vosotros la misma buena voluntad hacia el reino, yo en adelante procuraré favorecer vuestra causa. 20 En cuanto a los detalles, he dado encargo a vuestros mensajeros y a los míos de que os los comuniquen de palabra. 21 Pasadlo bien. Año ciento cuarenta y ocho, a veinticuatro del mes de Dioscorintio. 22 La carta del rey decía así: El rey Antíoco, a su hermano Lisias, salud. 23 Trasladado a los dioses nuestro padre y queriendo que los subditos de nuestro reino vivan sin perturbaciones, atentos a sus propios intereses, 24 hemos sabido que los judíos se niegan a adoptar las costumbres helénicas, como quería nuestro padre, y prefieren conservar sus propias instituciones, y por esto piden les sea otorgado vivir según sus leyes. 25 Queriendo, pues, que esta nación viva tranquila, hemos resuelto que su templo les sea restituido y vivan según las costumbres de sus mayores. 26 Harás, pues, bien en comunicarles esto y concertar con ellos la paz, para que, sabiendo nuestra voluntad, vivan contentos y alegremente atiendan a sus propios negocios. 27 La carta del rey a los judíos es como sigue: El rey Antíoco, al senado de los judíos y a los demás judíos, salud. 28 Si gozáis de salud, me alegraré de ello; nosotros estamos bien. 29 Menelao nos comunica que deseáis volver a juntaros con los vuestros, 30 y a los que lo hagan hasta el treinta del mes de Xántico les concedemos la paz y seguridad; 31 y concedemos que los judíos puedan usar de sus comidas y de sus leyes como antes, y nadie sea en modo alguno molestado por los errores anteriores. 32 He mandado a Menelao que os confirme en estas seguridades. 33 Pasadlo bien. El año ciento cuarenta y ocho, el día quince del mes de Xántico. 34 También los romanos le enviaron una carta, que decía así: Quinto Mem-mio y Tito Manlio, legados de los romanos, al pueblo de los judíos, salud.35 Lo que Lisias, pariente del rey, os ha otorgado, nosotros lo aprobamos. 36 Cuanto a lo que él ha creído deber someter al rey, enviad luego alguno con instrucciones precisas, a fin de que nosotros le apoyemos según vuestra conveniencia. Nosotros nos dirigimos a Antioquía. 37 Por tanto, daos prisa y enviad algunos que nos informen de vuestros deseos. 3§ Pasadlo bien. El quince del mes de Xántico del año ciento cuarenta y ocho.
Según 1Ma_4:35, Lisias regresó a Antioquía avergonzado, reclutando mercenarios para acrecentar su ejército y volver contra Judas Macabeo. Esto no impide que, viendo las cosas con más claridad o por haber variado las circunstancias políticas, cambiara de opinión y tratara de negociar con el enemigo. Hace notar el autor que Lisias no carecía de discreción (v.13). Dióse cuenta de que nadie podía enfrentarse con el Dios todopoderoso de los judíos. Las propuestas hechas por Lisias fueron aceptadas por Judas, por considerarlas de interés público. Cuatro cartas contienen negociaciones de paz. El orden que ocupan en el texto no es el que exigen la lógica y la cronología.
Lisias escribe al pueblo judío anunciando que Juan y Abesalón (1Ma_2:2; 1Ma_11:70; 1Ma_13:11) le entregaron una comunicación en la que pedían una respuesta sobre puntos concretos. La carta lleva la fecha del año 148 de la era seléucida (164 a.C.). El nombre del mes Júpiter corintio es desconocido en la literatura griega. La Vulgata lee Dióscoros, sexto mes del calendario cretense (febrero-marzo). Las leyes de la crítica textual no autorizan tal cambio, pero parece exigirlo la correspondencia cronológica.
Antíoco escribe a Lisias diciéndole que está dispuesto a entrar en tratos de paz con los judíos. En el v.23 supone el rey que su padre Epifanes fue trasladado de este mundo al Olimpo, para regocijarse en la compañía de los otros dioses. Los autores (Abel, Bévenot, Bickermann, Grandclaudon) juzgan que a esta carta le corresponde ocupar el último lugar.
A los judíos dirige Antíoco una carta en respuesta a una petición de Menelao. Por la misma concede un salvoconducto a los judíos que, en el intervalo de quince días, a contar del 15 del mes Xántico hasta el 30 del mismo, deseen marchar a Palestina. Menelao es el sumo sacerdote, varias veces nombrado con anterioridad (1Ma_4:27-34. 50). Los destinatarios de la carta son las autoridades de los judíos (gerousía). La carta está fechada el 15 de abril del año 164 antes de Cristo, 148 de los seléucidas, y sigue en orden a las de Lisias y de los romanos. Firma la misma Antíoco Epifanes, o es expedida en su nombre.
También escriben los romanos al pueblo de los judíos. A esta carta corresponde ocupar el segundo lugar en la serie de las cuatro, por confirmar concesiones que Lisias había hecho a los judíos. Firman la carta Quinto Memmio, la única vez que asoma al escenario de la historia, y Tito Manlio (o Manilio, Manió), que Niese identifica con Manió Sergio, enviado a Oriente por el Senado en 165-164. Los romanos no pueden decidir en las cuestiones que se han sometido al examen del rey antes que no dé éste su parecer. Dicen que van a Antioquía, pero no especifican si proceden de Egipto o iban a Roma, vía Antioquía, Grecia, o inversamente. La carta está fechada el 15 del mes Xántico del año 148. La dificultad proveniente de adoptar los romanos el calendario seléucida queda resuelta al suponer que Jasón unificó la cronología de los documentos.