Dio a los suyos como consigna «Victoria de Dios» y atacó de noche con lo más escogido de los jóvenes la tienda del rey. Mató en el campamento a unos dos mil hombres y los suyos hirieron al mayor de los elefantes junto con su conductor; (II Macabeos 13, 15) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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Muerte de Menelao (13:1-8).
1El año ciento cuarenta y nueve supieron los de Judas que Antíoco Eupator venía contra Judea con gran muchedumbre de tropas, 2 y con él Lisias, su tutor y regente del reino, con un ejército griego de ciento diez mil infantes, cinco mil trescientos jinetes, veintidós elefantes y trescientos carros armados de hoces. 3 A ellos se había juntado Menelao, que con grande astucia exhortaba a Antíoco, no llevado de la solicitud por la patria, sino esperando ser restituido en el poder. 4 Pero el Rey de reyes excitó la cólera de Antíoco contra aquel criminal; pues como Lisias hiciera ver al rey que aquél había sido la causa de todos los disturbios, ordenó fuese conducido a Berea y muerto allí, al estilo del lugar. 5 Había allí una torre como de cincuenta codos de alto, rodeada por todas partes de cenizas ardientes y coronada por una máquina giratoria, 6 con la cual arrojaban a las cenizas al ladrón, sacrilego o al autor de algún otro crimen horrendo. 7 De tal muerte había de acabar el impío Menelao, sin lograr el honor de la sepultura. 8 Muy justo era que quien tantos pecados cometiera contra el altar, cuyo fuego y cenizas son santos, en cenizas recibiera la muerte.
La campaña de Lisias tuvo lugar el año 149-150 de la era seléu-cida, correspondiente al año 163-162 antes de Cristo (1Ma_6:20). De los cargos honoríficos de Lisias ha hablado el autor en otro lugar (1Ma_11:1). Por temor a que Filipo tratara de hacer prevalecer sus derechos de tutor y se amparase del rey (1Ma_9:29), llevó consigo Lisias al joven monarca Antíoco Eupator. El texto receptus dice que cada uno mandaba un ejército griego de ciento diez mil hombres, cifra totalmente inaceptable, que contradice a la de 1Ma_6:30, y que se opone a la misma mentalidad de Jasón, tan amante de hinchar los números. Ni griegos ni romanos usaron carros armados de hoces. Se trata de una costumbre oriental que se extendió por Persia y Egipto l. Poca utilidad tenían tales ingenios bélicos en un terreno tan quebrado como Palestina. Desde que Judas reconstruyó el templo de Jerusalén, Menelao residía en Antioquía, aunque nominalmente continuara en su oficio de sumo sacerdote y jefe de la nación judaica. También para este malvado sonó la hora que el Rey de reyes fijó en sus inescrutables designios para castigarle. Lisias acusóle al rey, quien mandó fuera ajusticiado en Berea, al estilo del lugar. A un malvado de esta calaña correspondía también una muerte dolorosa. En Berea se estilaba un género de suplicio digno de él. Se obligaba al condenado a muerte a subir a una torre de veinticinco metros, llena de cenizas ardientes y coronada por una máquina giratoria, sobre la cual montaba el reo. A un movimiento de la misma caía éste fatalmente sobre las brasas, hundiéndose su cuerpo a medida que se agitaba y retorcía por el dolor, hasta que sobrevenía la muerte. Los persas aplicaban el suplicio de la ceniza 2. El cuerpo de Menelao fue reducido a ceniza, negándosele los honores de la sepultura. La ceniza que le ahogó trae a la memoria la ceniza del altar y el fuego sagrado que él había profanado, aplicándosele la ley del talión (1Ma_4:26; 1Ma_5:8-10; 1Ma_9:6-28).
Batalla de Modín (1Ma_13:9-17).
9 Iba el rey animado de sentimientos feroces, dispuesto a mostrarse más duro con los judíos que lo había sido su padre. 10 Informado de ello Judas, mandó a su gente invocar día y noche al Señor, para que, como siempre, ahora les ayudase, cuando el pueblo, que apenas había comenzado a respirar, 11 estaba a punto de quedar sin ley, sin patria y sin templo, y sometido a la tiranía de naciones blasfemas. 12 Cuando todos a una hubieron rogado al Señor misericordioso con lágrimas y ayunos y postraciones durante tres días continuos, Judas los animó y ordenó que se preparasen; 13 y después de consultar a los ancianos, resolvió emprender la marcha antes que el ejército del rey entrase en Judea y se hiciesen dueños de la ciudad; poniendo la cosa en manos del Señor, 14 encomendando al Creador del universo el resultado de la batalla y exhortando a los suyos a luchar animosamente hasta morir por las leyes, por el templo, por la ciudad, por la patria y sus instituciones. Ordenó su ejército en batalla junto a Modín. 15 Dio a los suyos el santo y seña: De Dios es la victoria; y con la flor de sus soldados acometió de noche el campamento del rey, matando hasta dos mil hombres y el mayor de los elefantes con los que llevaba encima. 16 Luego se retiraron victoriosos, dejando el campo lleno de pánico y de perturbación. 17 Al ser de día, todo estaba acabado, gracias a la ayuda del Señor, que le había socorrido.
A más peligro, más fervor y oraciones más largas y continuadas. Judas no esperó al enemigo en Jerusalén; prefirió salirle al encuentro en las cercanías de Modín. Ofrecía este lugar dos grandes ventajas: la primera se refería a la naturaleza del terreno, montañoso y quebrado, propio para inutilizar los carros y elefantes del enemigo.
En segundo lugar, por haberse producido en Modín el primer chispazo de la guerra de independencia. El lugar influiría favorablemente sobre los ánimos de los combatientes.
Sitio de Betsur (1Ma_13:18-22).
18 El rey, vista la audacia de los judíos, intentaba adueñarse por astucia de las plazas. 19 Llevó su ejército contra Betsur, plaza fuerte de los judíos, pero se veía rechazado y derrotado y cada vez menos fuerte. 20Judas proveía de vituallas a los de dentro. 21Un cierto Rodoco, del ejército judío, descubrió al enemigo los secretos de la defensa. Fue buscado, cogido y encarcelado. 22Por segunda vez el rey entró en tratos con los de Betsur, y, hechas las paces, se retiró.
Ve el epitomador que su libro se alarga y trata, por consiguiente, de recortar el estilo ampuloso que empleó en capítulos anteriores. Los hechos que narra corresponden a los que refiere 1Ma_6:48-63. De Modín fue Lisias hacia el territorio de sus aliados los idumeos, sitiando a Betsur, con ánimo de avanzar hacia Jerusalén una vez conquistada aquella fortaleza. Rodoco, aunque el texto no lo diga expresamente, fue muerto en castigo de su traición (1Ma_10:22).
Tratado de paz (1Ma_13:23-26).
23 Atacó a Judas, mas fue vencido. Pero, informado de que Filipo, quien había quedado por regente del rey, se había sublevado en Antioquía, quedó consternado. Luego pidió la paz a los judíos, jurándoles atender sus justas peticiones; y, reconciliado con ellos, ofreció sacrificios, honró el templo y ofreció dones. 24 Al Macabeo le acogió muy bien, y nombró a Egemónidas general desde Tolemaida hasta la región de los guerrenios. 25 Pero, al llegar a Tolemaida, sus habitantes llevaron muy a mal los conciertos, e indignados querían romper lo estipulado. 26 Subió entonces Lisias a la tribuna, se esforzó por defender la causa, logrando aplacarlos, y se volvió a Antioquía. Tal fue el suceso de la venida y retirada del rey.
Mientras Eupator y el regente Lisias estrechaban el cerco de Betsur, se enteraron de la sublevación ^ de Filipo en Antioquía (1Ma_19:29). Lisias, que veía en peligro su posición privilegiada, marchó precipitadamente a Antioquía, lo que le indujo a pactar con los judíos (1Ma_6:55-63). Nuestro autor añade que el rey ofreció sacrificios, honró el templo y entregó dones; pero pasa por alto la noticia de la destrucción de los muros del monte Sión (1Ma_6:62). El general Egemónidas nos es desconocido.