Ver contexto
Todos entonces levantaron hacia el cielo sus bendiciones en honor del Señor que se les había manifestado, diciendo: «Bendito el que ha conservado puro su Lugar Santo.»
(II Macabeos 15, 34) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

Times New Roman ;;

Designios de Nicanor (15:1-5).
1 Informado Nicanor de que Judas andaba por los lugares de Samaría, pensó atacarle con entera seguridad en día de sábado. 2 Los judíos que a la fuerza le seguían dijeron: No pretendas aniquilarlos tan salvaje y bárbaramente; respeta el día que preferentemente ha sido declarado santo por el que todo lo ve. 3 A lo que aquel malvado contestó si había soberano en el cielo que hubiera ordenado solemnizar el día del sábado. 4 Y como ellos le respondiesen: Sí, hay un Señor, Dios vivo, soberano del cielo, que ha ordenado celebrar el día séptimo. 5 Pues yo - contestó él - digo que hay un soberano en la tierra que manda tomar las armas y cumplir lo que conviene al rey. Con todo, no pudo llevar a cabo su malvado propósito.

Con la muerte de Racías quedaba Nicanor todavía en deuda con el rey, que le reclamaba enviase cuanto antes al Macabeo (14:27). En el ejército tenía Nicanor elementos judíos, apóstatas unos y ortodoxos otros, aunque de tendencia liberal, que por solidaridad de raza protestaron contra su designio de echarse encima de Judas y sus gentes en día de sábado y aniquilarlos. Ignoraba Nicanor que, a consecuencia de un revés (1Ma_2:32-38), se determinó que podían defenderse los judíos en caso de ser atacados, pero no tomar la iniciativa del combate (1Ma_2:41). La protesta de los judíos enrolados en el ejército de Nicanor demuestra que conservan su fe, al mismo tiempo que declaran que la ley del sábado es universal, que obliga a todos los hombres indistintamente, por haber sido promulgada a raíz de la creación del mundo (Gen_2:4). Nicanor no niega que exista Dios, pero duda de que El haya ordenado el descanso sabático. Sin saber el porqué, sus proyectos no se realizaron.

Jadas catequiza a los suyos (Gen_15:6-11).
6 Mientras Nicanor, en su insensato orgullo, pensaba levantar con Judas y los suyos un monumental trofeo, 7 éste, puesta siempre su confianza en el socorro del Señor, 8 exhortaba a los suyos a no temer el ataque de los paganos; antes bien, recordando los auxilios que en tiempos anteriores les habían venido del cielo, esperasen también ahora del Todopoderoso la victoria, 9 y los alentaba, proponiéndoles testimonios de la Ley y de los profetas y recordándoles los combates que habían sostenido, dándoles con esto mucho ánimo. 10 Después de haber levantado sus espíritus, les puso de manifiesto la falta de fe de los gentiles y la transgresión de sus juramentos; 11 animando a todos, no tanto con la seguridad de sus escudos y lanzas cuanto con la confianza de sus alentadoras palabras. Sobre todo los alegró con la relación de un sueño digno de toda fe.

De nuevo opone el autor dos realidades: la de Nicanor, obcecado por su insensato orgullo, y la de Judas, que condiciona su éxito en la lucha a la ayuda del Dios de las batallas. Nicanor piensa levantar con Judas y los suyos un monumental trofeo, no en el sentido de erigir un monumento apilando sus cadáveres o amontonando las armas que tenían, sino en el de creer que la victoria sobre ellos levantaría extraordinariamente su prestigio ante el rey y la nación.

Un sueño misterioso (Gen_15:12-16).
12 He aquí el sueño que había tenido: Onías, que había sido sumo sacerdote, hombre bueno y bondadoso, de venerable aspecto, de suaves maneras, de elegante lenguaje, que desde su niñez se había ejercitado en toda virtud, tendía sus manos, orando por toda la comunidad de los judíos. 13 Apareciósele también otro varón, que se destacaba por la blancura de sus cabellos y por su gloriosa dignidad, nimbado de admirable y magnífica majestad. 14 Onías dijo: Este es el amador de sus hermanos, que ora mucho por el pueblo y por la ciudad santa: Jeremías, profeta de Dios. 15 Y tenía Jeremías su diestra y entregaba a Judas una espada de oro, diciéndole: 16 Toma esta espada santa, don de Dios, con la cual triunfarás de los enemigos.

Judas contó un sueño-visión digno de fe (axiópistos). La visión fue la siguiente: apareció el sumo sacerdote Onías (Gen_4:33) en actitud de tender las manos y orando por toda la comunidad de los judíos. Su bondad y altruismo le caracterizaron ya en vida (Gen_3:31; Gen_4:2). Pronto otro venerable anciano entró en escena; al hacer Onías su presentación, declaró que era Jeremías, profeta de Dios (Gen_2:1-8). De este texto aparece claramente la fe de nuestro autor en la intercesión de los santos a favor de los mortales.

Preparativos para el combate (Gen_15:17-24).
17 Alentados con estas nobles palabras de Judas, capaces de vigorizar y exaltar hasta el heroísmo las almas de los jóvenes, resolvieron no atrincherarse en el campo, sino arrojarse valientemente sobre el enemigo, y, luchando con todo valor, decidir la cosa, puesto que se hallaban en peligro la ciudad, la religión y el templo; 18 pues la solicitud que por las mujeres, los hijos, los hermanos y parientes tañían era menor que la que sentían por el templo santo, la más grande y primera de todas las cosas. 19 No era pequeña la ansiedad de los que en la ciudad habían quedado, inquietos como se hallaban por la lucha de fuera. 20 Cuando todos esperaban el futuro desenlace, y los enemigos se acercaban dispuestos en orden de batalla, y los elefantes colocados en lugares oportunos, y la caballería en las alas, 21 al ver el Macabeo la muchedumbre que se acercaba, el variado aparato de las armas, la fuerza de los elefantes apostados en lugares convenientes, levantando las manos al cielo, invocó al Señor, hacedor de prodigios. Sabía que no por la fuerza de las armas se alcanza la victoria, sino que Dios la otorga a los que juzga dignos de ella. 22 La invocación fue como sigue: Tú, Señor, que enviaste un ángel bajo Ezequías, rey de Judá, que mató del ejército de Senaquerib a ciento ochenta y cinco mil hombres, 23 envía ahora, Señor de los cielos, delante de nosotros un ángel bueno que infunda a éstos temor y temblor. 24 Con la fuerza de tu brazo sean quebrantados los que llegan blasfemando contra tu pueblo santo. Y con esto terminó.

La noticia de la visión de Onías y de Jeremías electrizó a los soldados, que decidieron lanzarse a la ofensiva, conscientes de que de su valor dependía la suerte de sus tres grandes amores: la ciudad, la religión, el templo. En el lugar paralelo de 1 Mac 7, 43-50 no se habla de los elefantes. Jasón los introdujo en su texto para obtener un cuadro más impresionante de un general que en otros tiempos fue elefantarco. En la oración que precedió al combate alude Judas al ángel exterminador que diezmó el ejército de Senaquerib (2Re_19:35; 1Ma_7:41). Pide que mande Dios a su ángel bueno, como hizo en la expedición de Lisias (1Ma_11:6-8).

Derrota y muerte de Nicanor (1Ma_15:25-37).
25 Los de Nicanor avanzaban al son de las cornetas y de los cantos guerreros, 26 en tanto que los de Judas llegaron a chocar con los enemigos en medio de súplicas y oraciones. 2? Y mientras luchaban con las manos, oraban en su corazón a Dios; y así, magníficamente fortalecidos por esta manifestación de Dios, echaron por tierra no menos de treinta y cinco mil hombres. 28 Terminada la lucha y entregados a la alegría, hallaron que, revestido de sus armas, estaba Nicanor entre los muertos. 29 Se produjo un gran clamor y alborozo, bendiciendo al Señor en la lengua patria. 30 Judas, que en cuerpo y alma estaba todo él atento a la defensa de sus conciudadanos y había guardado la generosidad de la juventud para sus connacionales, ordenó cortar a Nicanor la lengua y el brazo hasta el hombro y llevarlos a Jerusalén. 31 Llegado allí, convocó a los conciudadanos y sacerdotes, y, puesto en pie ante el altar, mandó venir a los de la ciudadela, 32 mostró a todos la cabeza del impío Nicanor y la mano que el blasfemo había tendido insolente contra la santa casa del Todopoderoso. 33 Mandó picar en menudos trozos la lengua, echarlos a las aves y suspender enfrente del templo la mano, como recompensa a su insensatez. 34 ã todos, levantando los ojos al cielo, bendecían al Señor, diciendo: Bendito el que ha conservado puro este lugar. 35 La cabeza de Nicanor se colgó de la ciudadela, visible a todos, como señal manifiesta del auxilio divino; 36 y por público decreto se mandó no dejar pasar este día sin solemnizarlo, 37 y que se celebrase el trece del mes duodécimo, que en lengua siríaca se llama Adar, un día antes del día de Mardoqueo.

¡Qué actitud tan dispar toman los dos ejércitos al iniciar el combate! El de los gentiles avanza al son de las trompetas y de cantos guerreros; el de Judas, con las armas en la mano, el amor de Dios en el corazón y la oración a flor de labios. La victoria de Judas fue aplastante; muchos soldados enemigos cayeron al filo de la espada. Nicanor quedó entre los muertos. Mandó Judas que le cortaran el brazo hasta el hombro, la lengua y la cabeza, que, como trofeos, debían llevar a Jerusalén. De la decapitación de cadáveres se habla en la Biblia (Jue_7:25; 1Sa_17:54; 1Sa_31:9) Jdt_12:8; Jdt_14:1). Los de la ciudadela contemplaron con pavor la cabeza de su jefe. Su lengua, fue picada y reducida a trozos diminutos y arrojada para ser pasto de las aves del cielo. El brazo de Nicanor se colocó en un lugar cercano al templo, visible desde su recinto. Probablemente fue puesto sobre un palo levantado ex profeso o adosado a los muros de la ciudadela.
El 13 del mes de Adar fue declarado fiesta nacional (1Ma_7:45-50). En el Talmud (Taanit 2:12) se alude a esta fiesta. Era la víspera de la fiesta de Purim. En atención a esta solemnidad se prohibió que el día 13, como normalmente corresponde a una vigilia de fiesta grande, se ayunara y hubiera manifestaciones de duelo. El día 13 de Adar debía computarse como festivo, día de alegría, por haber desaparecido en él el enemigo de la causa judía. En la historia, este día fue conocido por el Día de Nicanor, que cayó en desuso con el andar de los tiempos. No parece que sobreviviera al siglo VIII.

Epílogo (15:38-40).
38 Tal fue la historia de Nicanor. Y como desde aquellos días la ciudad ha estado en posesión de los hebreos, daré aquí fin a mi narración. 39 Si está bien y como conviene a la narración histórica, es lo que deseaba yo; pero si es imperfecta y mediocre, es todo lo que he sabido hacer. 40 Como el beber vino puro o sola agua no es grato, mientras que el vino mezclado con el agua es agradable y gustoso, así también la disposición del relato siempre uniforme no agrada a los oídos del lector. Y con esto damos fin a la obra.

El autor sagrado cierra su epítome con una resonante derrota de Nicanor y un triunfo glorioso de su héroe, Judas Macabeo. Este pierde su vida algo más tarde en lucha con Báquides (1Ma_9:1-22), pero no quiere el autor empañar ni empequeñecer la figura de Judas con la narración de hechos que le sean adversos. La ciudad de Jerusalén no recuperó su total independencia; siguió perteneciendo al reino seléucida. Como señal externa de sujeción a Siria estaba el Acra, ciudadela, en el corazón de la capital del judaísmo. Más tarde, en 135, Antíoco Sidetes se apoderó de Jerusalén y destruyó sus murallas. Pero el templo, que en todo el libro absorbe la atención del autor, se mantuvo en manos de los judíos, no repitiéndose el sacrilegio de Epifanes de construir un altar a los dioses paganos. Después de la muerte de Nicanor no se registraron otras destrucciones parecidas a las que se llevaron a cabo en tiempos de Antíoco Epifanes, ni hubo desmantelamiento del monte Sión, como en el reinado de Eupa-tor, ni ulteriores tentativas de helenización. El autor ha logrado el fin que se propuso al escribir su libro, que era el de preconizar dos fiestas relativas al templo: la de la Dedicación, precedida del castigo de Epifanes, y la del Día de Nicanor, en conmemoración de la derrota ignominiosa de éste (Abel).
El epílogo termina con una comparación. No es grato beber vino puro o agua sola; pero es agradable y gustoso el vino mezclado con agua (vinum temperaturu). Aplicando esto último a su libro, aparece que no fue designio del autor exponer fríamente los hechos, encuadrarlos escrupulosamente en su marco cronológico e investigar todo lo referente a ellos hasta en sus mínimos detalles. Este método no hubiera sido del agrado del lector. Pero, si se sacrifica la sobriedad de la historia a un estilo retórico pomposo y patético, se logra una mezcla semejante al vinum temperaturu. Con ello no quiere decir que en su libro existen mezclados el error y la mentira, sino que su relato histórico está encaminado a servir de edificación a los lectores; que está escrito con estilo poético y elegante a fin de que resulte agradable a los oídos de cuantos lo oigan leer (akoas). Grandclaudon termina la exégesis de este epílogo escribiendo: Dejamos, pues, a Jasón el fondo histórico y reconozcamos en el epitomador inspirado la fidelidad a su fuente de información y al arte de presentarla.

1 Una más amplia información sobre la fiesta de la Hanuca: F. M. Abel, La féte de la Hanouca: RB 53 (1946) 538-545; H. hopfl, Das Chanukafest: Â 3 (1922) 165-179; E. So-Lis-Cohen, Hanukkah: The Feast of Lights (Philadelphia 1937); S. Zeitlin, Hanukka, its origin and its sitznificance: Jewis Quarterly Review, 29 (1938) 1-36; J. Morgenstern, The Chanukkahfestival and the Calendar of ancient Israel: Huca, 20 (1947) 1-136; 21 (1948) 365-490. Según este autor, es la Hanuca una fiesta anterior al exilio.
2 Nat. Hist. 5,10.
3 G. Schumacher, Across the Jordán (Londres 1886) 157-166.
4 Véase F. Cumont, Dea Syria: Pauly-Wissowa, t.4 0.2236-2243.
5 Polibio, 5:65:10.
6 IV Sení. d.45 q.2 3.3 ad i.
7 Jenofonte, Anábasis 1:7:10; Polibio, 5:53.10,
8 Verio Máximo, 9:2; ovidio, Ibis 315.
9 Polibio, 31,10,12.
10 Abel: RB 33 (1924) 375
11 Eptst. 204:6-8: PL 33.94.
12 Contra Gaudentium 231:36-40: PL 43:728.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XV.

5 Nicanors blasphemie. 8 Iudas incourageth his men by his dreame. 28 Nicanor is slaine.
1 But Nicanor hearing that Iudas and his company were in the strong places about Samaria, resolued without any danger to set vpon them on ye sabbath day.
2 Neuertheles, the Iewes that were compelled to go with him, said, O destroy not so cruelly and barbarously, but giue honour to that day, which he that seeth all things, hath honoured with holinesse aboue [other dayes.]

3 Then this most vngracious wretch demanded, if there were a mightie one in heauen that had commanded the Sabbath day to be kept.
4 And when they said, There is in heauen a liuing Lord, and mightie, who commanded the seuenth day to be kept,
5 Then said the other, And I also am mightie vpon earth, & I comand to take armes, and to do the kings busines: yet he obteined not to haue his wicked wil done.
6 So Nicanor in exceeding pride and haughtinesse, determined to set vp a publike moument of his victorie ouer Iudas, and them that were with him.
7 But Maccabeus had euer sure confidence that the Lord would helpe him.
8 Wherfore he exhorted his people not to feare the comming of the heathen against them, but to remember the helpe which in former times they had receiued from heauen, and now to expect the victory, and aid which should come vnto them from the Almightie.
9 And so comforting them out of the law, and the prophets, and withall putting them in mind of the battels that they won afore, he made them more cheerefull.
10 And when he had stirred vp their minds, he gaue them their charge, shewing them therewithall the falshood of the heathen, and the breach of othes.
11 Thus he armed euery one of them not so much with defence of shields and speares, as with comfortable and good words: and besides that, he tolde them a dreame worthy to be beleeued, as if it had bin so indeed, which did not a litle reioyce them.
12 And this was his vision: that Onias, who had bin high Priest, a vertuous, and a good man, reuerend in conuersation, gentle in condition, well spoken also, and exercised from a child in all points of vertue, holding vp his hands, prayed for the whole bodie of the Iewes.
13 This done, in like maner there appeared a man with gray haires, & exceeding glorious, who was of a wonderfull and excellent maiestie.
14 Then Onias answered, saying, This is a louer of the brethren, who prayeth much for the people, and for the holy
citie, (to wit) Ieremias ye prophet of God.
15 Whereupon Ieremias, holding forth his right hand, gaue to Iudas a sword of gold, and in giuing it spake thus:
16 Take this holy sword a gift from God, with the which thou shalt wound the aduersaries.
17 Thus being well comforted by the words of Iudas, which were very good, and able to stirre them vp to valour, and to encourage the hearts of the yong men, they determined not to pitch campe, but couragiously to set vpon them, and manfully to trie the matter by conflict, because the citie, and the Sanctuarie, and the Temple were in danger.
18 For the care that they tooke for their wiues, and their children, their brethren, and kinsfolkes, was in least account with them: but the greatest, and principall feare, was for the holy Temple.
19 Also they that were in the citie, tooke not the least care, being troubled for the conflict abroad.
20 And now when as all looked what should bee ye triall, & the enemies were already come neere, and the armie was set in aray, and the beasts conueniently placed, and the horsemen set in wings:
21 Maccabeus seeing the comming of the multitude, and the diuers preparations of armour, and the fiercenesse of the beasts, stretched out his hands towards heauen, and called vpon the Lord, that worketh wonders, knowing that victorie commeth not by armes, but euen as it seemeth good to him, he giueth it to such as are worthy:
22 Therefore in his prayer he said after this maner: O Lord, thou diddest send thine Angel in the time of Ezekias king of Iudea, and diddest slay in the host of Sennacherib, an hundred, fourescore, and fiue thousand.
23 Wherfore now also O Lord of heauen, send a good Angel before vs, for a feare, and dread vnto them.
24 And through the might of thine arme, let those bee stricken with terror, that come against thy holy people to blaspheme. And he ended thus.
25 Then Nicanor, and they that were with him came forward with trumpets, and songs.
26 But Iudas, and his company encountred the enemies with inuocation, and prayer.
27 So that fighting with their hands, and praying vnto God with their hearts, they slew no lesse then thirty and fiue thousand men: for through the appearance of God, they were greatly cheered.
28 Now when the battell was done, returning againe with ioy, they knew that Nicanor lay dead in his harnesse.
29 Then they made a great shout, and a noise, praising the Almighty in their owne language:
30 And Iudas, who was euer the chiefe defender of the citizens both in body, and minde, and who continued his loue towards his countrymen all his life, commanded to strike off Nicanors head, and his hand, with his shoulder, & bring them to Ierusalem.
31 So when he was there, and had called them of his nation together, and set the priests before the altar, he sent for them that were of the Towre,
32 And shewed them vile Nicanors head, and the hand of that blasphemer, which with proud brags he had stretched out against the holy Temple of the Almightie.
33 And when he had cut out the tongue of that vngodly Nicanor, he commanded that they should giue it by pieces vnto the foules, and hang vp the reward of his madnesse before the Temple.
34 So euery man praised towards the heauen the glorious Lord, saying, Blessed be hee that hath kept his owne place vndefiled.
35 He hanged also Nicanors head vpon the Towre, an euident, and manifest signe vnto all, of the helpe of the Lord.
36 And they ordained all with a common decree, in no case to let that day passe without solemnitie: but to celebrate the thirteenth day of the twelfth moneth, which in the Syrian tongue is called Adar, the day before Mardocheus day.
37 Thus went it with Nicanor, and from that time forth, the Hebrewes had the citie in their power: and heere will I make an end.
38 And if I haue done well, and as is fitting the story, it is that which I desired: but if slenderly, and meanly, it is that which I could attaine vnto.
39 For as it is hurtfull to drinke wine, or water alone; & as wine mingled with water is pleasant, and delighteth the tast: euen so speech finely framed, delighteth the eares of them that read the storie. And heere shall be an end.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

La elocuencia al narrar la grandiosa batalla entre Judas y Nicanor nos indica que estamos cerca del final del libro. Nicanor no sólo se enfrenta a Judas, también decide enfrentarse a la ley del sábado (1-4) y al mismo Dios (5). Nicanor es un hombre con complejo de Dios que confía plenamente en su victoria; Judas en cambio, sigue poniendo toda su confianza en Dios (7s), en la oración que recuerda las intervenciones de Dios en la historia, en las Escrituras: la Ley y los Profetas (9) y en los justos, que aunque muertos, oran e interceden por los vivos (22-24).
Mientras Nicanor avanza al son de trompetas y cantos de guerra (25), Judas avanza al son de oraciones y cantos de alabanza (26). El terrible final del cuerpo de Nicanor sólo es comprensible en el contexto de la ley del Talión (33). Fueron cortados, la cabeza que se erguía orgullosa (6), el brazo que se levantaba contra el Templo (32), y la lengua que profería blasfemias (5.32). Cortar la cabeza era una acción con tradición en Israel, así lo hizo Judit con Holofernes (Jdt_13:15; Jdt_14:1), David con Goliat (1Sa_17:51.54), Gedeón con Oreb y Zeb (Jue_7:25). Muy sutilmente el autor deja ver el contraste entre Nicanor que esperaba levantar un monumento con las cosas que le iba a quitar a las tropas judías (6), y Judas que termina exponiendo como trofeo los pedazos del cuerpo de Nicanor (35).
No podía faltar en el último capítulo una alusión al amado Templo, donde se deja constancia que nuevamente ha sido salvado, que Dios lo guarda sin mancha (34), que es más importante que la propia familia (18) y que ha sido liberado gracias a Judas Macabeo.
Si el libro comenzó invitando a la celebración de la fiesta de la Purificación y Dedicación del Templo, termina invitando a celebrar y consagrar una fiesta en honor a la victoria de judas.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*14:1-15:36 Se mantiene aquí el protagonismo de Judas y el tratamiento histórico-religioso del enfrentamiento, con una manifestación celestial en forma de sueño (2Ma 15:11-16). Novedades: estamos en el reinado de Demetrio I, que restaura la línea dinástica de Seleuco I (2Ma 14:1 s); las intrigas de Alcimo motivan la desconfianza de Demetrio I hacia Judas (2Ma 14:3-11); Nicanor, de la amistad con Judas pasa a la enemistad (2Ma 14:26-36); el heroico suicidio del judío Razías (2Ma 14:37-46) evoca a los mártires del comienzo de la resistencia y su testimonio de la futura resurrección (2Ma 6:18 - 2Ma 7:39).

Torres Amat (1825)



[12] La visión de Onías III y Jeremías representando las instituciones religiosas y el profetismo es una forma de mostrar el apoyo de Dios a Judas y la victoria que se anuncia en la entrega de la espada de oro. La visión ilustra la fe del autor en la intercesión de los santos.

[37] Est 9, 21.

[39] Estas expresiones de modestia y humildad pertenecen al estilo del escritor, que ha procurado agradar a sus lectores.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



1-36. Ver 1Ma_7:39-49.

36. Ver Est_9:20-32.