Ver contexto
Se comprometía además a firmar el pago de otros ciento cincuenta, si se le concedía la facultad de instalar por su propia cuenta un gimnasio y una efebía, así como la de inscribir a los Antioquenos en Jerusalén. (II Macabeos 4, 9) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Rivalidad entre Onías y Simón (4:1-6).
1 El ya mencionado Simón, el delator del tesoro y de la patria, hablaba mal de Onías, afirmando ser él quien había maltratado a Heliodoro y el autor de todo el mal. 2 Al bienhechor de la ciudad, al defensor de sus ciudadanos, al celador de la Ley, se atrevía a llamarle traidor al reino. 3 Tan adelante fue esta enemistad, que hasta llegaron a cometerse homicidios por parte de algunos parciales de Simón; 4 tanto, que Onías, considerando lo peligroso de estas rivalidades y que Apolonio, hijo de Menesteo, general de la Celesiria y la Fenicia, favorecía la maldad de Simón, se fue a ver al rey, 5 no como acusador de sus conciudadanos, sino mirando al interés común, y en particular al de toda la nación, 6 pues veía que sin la intervención del rey era imposible lograr la paz en el gobierno y que Simón no cesaría en su locura.

Fundados eran los temores de Onías de que en Antioquía se le acusara de haber intentado asesinar a Heliodoro (3:32). El calumniador no fue el interesado, sino el malvado Simón. Capitaneaba éste el grupo de los helenizantes, haciéndose cada día más tirante la enemistad entre conservadores e innovadores. Por otra parte, sabía Onías que el general de Celesiria y de Fenicia, Apolonio de Tarso (4:4-23), hijo de Menesteo, apoyaba al partido helenizante. La tensión iba en aumento, sin que en el horizonte se vislumbrara un destello de esperanza para la causa del judaismo ortodoxo. Una decisión suprema se le ocurrió a Onías: entrevistarse con el rey y exponerle la situación. Se engañaba, porque al monarca interesaban agitadores que conmovieran la roca del judaismo tradicional, haciéndola más flexible a las ideas helenistas.

Jasón, sumo sacerdote (4:7-17).
7 Muerto Seleuco y apoderado del reino Antíoco, por sobrenombre Epifanes, Jasón, hermano de Onías, comenzó a ambicionar el sumo sacerdocio; 8 y en una audiencia prometió al rey trescientos sesenta talentos de plata, ochenta talentos más de otras rentas, 9 y sobre éstos, ciento cincuenta más, si se le autorizaba para instalar un gimnasio y una mancebía y se concedía a los de Jerusalén la ciudadanía antioquena. 10 Accedió el rey; y Jasón, obtenido el poder, luego se dio a introducir las costumbres griegas entre sus conciudadanos, 11 Abolió los privilegios otorgados a los judíos por el favor de los reyes, gracias a las gestiones de Juan, padre de Eupolemo, el que desempeñó la embajada para obtener la amistad y alianza de los romanos; contra los derechos ciudadanos introducía costumbres impías. 12 y hasta bajo la misma acrópolis se atrevió a erigir el gimnasio, obligando a educar allí a los jóvenes más nobles y a llevar el petaso. 13 Así cundió en alto grado el helenismo y progresó la introducción de costumbres extranjeras por la desalmada actitud del impío, más que sumo sacerdote, Jasón. 14 Los sacerdotes ya no se preocupaban del servicio del altar; antes mostrando poca estima del templo y descuidando los sacrificios, se apresuraban a tomar parte en los prohibidos ejercicios de la palestra en cuanto eran invitados a lanzar el disco. 15 Desdeñando los honores patrios, estimaban en mucho las distinciones griegas. 16 Por lo cual vino sobre ellos la gran calamidad de que aquellos mismos a quienes envidiaban y a quienes en todo querían imitar se volviesen luego contra ellos y fuesen sus enemigos y opresores. 17 No es cosa de poco ni que se hace impunemente violar las leyes divinas, como lo mostrará el tiempo venidero.

A Onías ganó la partida su hermano Jasón (forma helenizada de Josúa, Jesús), que litigaba delante del nuevo monarca con argumentos más contundentes y prácticos que los esgrimidos por él. Los reyes seléucidas ambicionaban el dinero y se vendían fácilmente al mejor postor. Pagaba Palestina al monarca sirio trescientos talentos, cantidad que Jasón prometió elevar a trescientos sesenta. Lo que pedía era muy del agrado del rey: instalar un gimnasio en Jerusalén para el perfeccionamiento de los atletas, una mancebía (1Ma_1:14) para jóvenes de diociocho a veinte años y la ciudadanía antioquena para los de Jerusalén. Los ejercicios gimnásticos se realizaban ordinariamente por jóvenes completamente desnudos. La juventud judía helenizante sentía gran complejo ante las señales externas de la circuncisión, que trataron de disimular con una dolorosa operación (1Ma_1:15). La acrópolis, a que se refiere el texto, designa la fortaleza ya existente en tiempos de Nehemías (Neh_2:8; Neh_7:2) al norte del recinto del templo, que llevaba el nombre de Baris o Birah. En su lugar se levantó en tiempos de Herodes la fortaleza Antonia. No debe confundirse con el Acra, de que tanto hablan los libros de los Macabeos. Era el petaso un sombrero de anchas alas utilizado en los ejercicios atléticos a campo libre para resguardar la cabeza del sol o del agua. Era emblema de Mercurio, el efebo perfecto, estilizado por los ejercicios del cuerpo, delgado y con musculatura fuerte, el dios agonfos, apto para las luchas y concursosl. Los jóvenes atletas podían pavonearse por calles y plazas y alardear de progresistas arropados con clámides de variados colores, el petaso sobre la cabeza, calzado cerrado, a la manera como lucen sus atuendos deportivos los atletas de nuestros días. Esta moda no dejaba de impresionar vivamente a todo joven israelita.
Por su proximidad con el templo, el gimnasio era una tentación continua para los sacerdotes jóvenes y progresistas, quienes podían fácilmente trasladarse de un lugar sagrado a otro profano. De todos estos males tenía la culpa el malvado Jasón. Fue él el capitosté que introdujo el helenismo y su culto en el recinto sagrado del templo; el que exaltó la fantasía de los sacerdotes, que entre sacrificio y sacrificio pasaban al gimnasio y competían con la juventud allí reunida en el lanzamiento del disco. De ahí que la disciplina sacerdotal se relajara y que se diera más importancia a las cosas del gimnasio que a su dignidad sacerdotal, que heredaron de sus antepasados. Acontecía en mayor escala lo que sucede hoy en ciertos ambientes sacerdotales jóvenes, en los que reina un entusiasmo desmesurado por el deporte, con detrimento del recogimiento religioso que exige su dignidad.

Los juegos de Tiro (Neh_4:18-20).
18 Al celebrarse en Tiro los juegos quinquenales con asistencia del rey, 19 el malvado Jasón mandó de Jerusalén espectadores, ciudadanos de Antioquía, portadores de trescientas drac-mas para el sacrificio de Hércules. Pero los que las llevaban pidieron que no se empleasen en los sacrificios, porque no convenía sino que se destinasen a otras expensas. 20 Y así aquella cantidad, que iba enviada, según la voluntad del donante, para el sacrificio de Hércules, por deseo de los portadores fue destinada a la construcción de trirremes.

En Tiro se celebraban los juegos quinquenales (penteteris, pen-teateris) a imitación de los juegos olímpicos, de las Panatenas de Atenas y de los juegos píticos de Delfos. A ellos envió Jasón delegados judíos, portadores de una pequeña ofrenda para el dios Hércules, o sea el dios fenicio Melqart. Es probable que en esta fiesta se conmemorara el cumplimiento del voto de Alejandro después de la toma de Tiro. Ario (2:Neh_24:6) representa al rey ofreciendo un sacrificio solemne a Hércules en presencia de las tropas. Si bien era insignificante la cantidad aportada por Jasón, tenía, no obstante, la significación de una communicatio in sacris con los paganos. Así lo entendieron los portadores de las dracmas, que pidieron se invirtieran en mejoras del puerto, o quizá a que con aquel dinero se engalanara una de las naves surtas en el mismo.

Antíoco Epifanes en Jerusalén (Neh_4:21-22).
21 Habiendo sido enviado a Egipto Apolonio, de Menesteo, con motivo de la entronización del rey Tolomeo Filometor, vino a saber Antíoco que aquel soberano era enemigo de su reino, y se propuso prevenirse contra él. Llegado a Jope, subió a Jerusalén, 22 donde Jasón y la ciudad le hicieron un magnífico recibimiento, y entró en medio de antorchas y aclamaciones. Condujo luego de allí sus tropas a Fenicia.

Apolonio fue enviado a Egipto, como legado real, a las fiestas de la entronización de Tolomeo VI Filometor (1Ma_7:16ss). El embajador supo que los tutores del nuevo rey trataban de reivindicar la Celesiria, que les pertenecía, por haber sido entregada en dote a Cleopatra por su padre Antíoco III. Antíoco quiso demostrar que velaba por la integridad del imperio.

Menelao suplanta a Jasón (1Ma_4:23-29).
23 Pasados tres años, envió Jasón a Menelao, hermano del antes mencionado Simón, para llevar dinero al rey y para gestionar ciertos asuntos importantes; 24 pero, ganada la gracia del rey, Menelao le adulaba, dándose aires de hombre influyente, con lo que obtuvo para sí el sumo sacerdocio, ofreciendo trescientos talentos más que Jasón. 25 Y así, con las credenciales del rey, se vino aquel hombre, que no tenía nada que le hiciera digno del sacerdocio, sino instintos de tirano cruel y sentimientos de fiera salvaje. 26 Jasón, que había suplantado a su hermano, fue a su vez suplantado por otro y forzado a huir a la tierra de Amón. 27 Mas como Menelao, una vez posesionado del poder, no cumpliese las promesas hechas al rey, 28 a pesar de las reclamaciones de Sóstrates, alcaide de la acrópolis, a quien pertenecía la exacción de los tributos, ambos fueron llamados por el rey. 29 A Menelao le reemplazó en el cargo de sumo sacerdote su hermano Lisímaco, en tanto que Sóstrates dejó que le sustituyera Grates, jefe de los chipriotas.

De Menelao sabemos que era hermano de Simón (1Ma_3:4). Flavio Josefo dice que era hermano de Onías y Jasón, lo que no parece probable. Menelao no era de familia sacerdotal. En las entrevistas con los dignatarios de la corte debió de criticar la administración de Jasón y echarle en cara la adopción de métodos demasiado blandos para conseguir la rápida helenización de Palestina. A ello se juntó la sugerencia de que Palestina podía y debía tributar a las arcas reales trescientos talentos más de lo que ofrecía Jasón. Con las credenciales del rey y escoltado por un regimiento de chipriotas, Menelao presentóse a Jasón, exigiendo cuanto antes el cumplimiento de las órdenes reales. Jasón huyó a la región de los amonitas, poniéndose bajo la protección del Tobiada Hircano (1Ma_3:11), partidario de los Tolomeos. Menelao no quiso o no pudo cumplir los compromisos contraídos con el rey, por lo que fue destituido juntamente con Sóstrates.

Muerte de Onías (1Ma_4:30-34).
30 Entre tanto, los tarsenses y los maletas se rebelaron por haber sido dados en regalo a Antioquida, concubina del rey. 31 A toda prisa partió éste para aquietarlos, dejando encargado del gobierno a Andrónico, uno de sus dignatarios. 32 Menelao, juzgando la ocasión propicia, arrebató ciertos objetos del templo, que regaló a Andrónico; otros logró venderlos en Tiro y en las ciudades vecinas. 33 Cuando de esto supo con certeza Onías, que se hallaba retirado en un lugar de asilo, junto a Dafne, cerca de Antioquía, le reprendió. 34 Por lo cual, Menelao, llamando aparte a Andrónico, le pidió que matase a Onías; y aquél, yendo a verle, con dolo, dándole la mano y haciendo juramento, persuadió a Onías (aunque a éste no dejaba de serle sospechoso) a que saliese de su asilo, y al instante le mató, sin respeto alguno de la justicia.

Una rebelión de los de Tarso y de los malotas obligó al rey a alejarse de Antioquía en los días en que debían llegar los dos dignatarios depuestos, Menelao y Sóstrates. Providencial fue para Menelao esta coyuntura, que aprovechó para ganar el favor de Andrónico 2. La voz de Onías debió de calar hondo en la conciencia de Andrónico y Menelao, porque también para ellos la enajenación de objetos sagrados era considerada como un acto idolátrico. Para acallar sus remordimientos determinaron quitarlo de en medio. Onías, que sospechó lo que se estaba tramando en torno suyo, refugióse en Dafne. En un paraje hermosísimo, vecino a Antioquía, con árboles y mucha vegetación, existía un templo al dios Apolo, con privilegio de asilo ·*. Con engaño logró Andrónico alejar al venerable sacerdote de aquel lugar, lo que aprovechó para asesinarle.

Ejecución de Andrónico (1Ma_4:35-38).
35 Fue esto motivo de que no sólo los judíos, sino también muchos de las otras naciones se indignaran y llevasen muy a mal la inicua muerte de tal varón. 36 Vuelto de Cilicia el rey, se le presentaron los judíos de Antioquía y muchos de los griegos, que asimismo aborrecían la maldad, para hablarle de la muerte injusta de Onías. 37 Cordialmente se entristeció Antíoco, y, movido de compasión, derramó lágrimas, recordando la discreción y gran modestia de Onías; 38 e indignado, al instante despojó a Andrónico del manto de púrpura e hizo que, desgarrados los vestidos, le pasearan por la ciudad, hasta el sitio mismo en que había impíamente asesinado a Onías. Allí fue ejecutado aquel criminal, dándole el Señor su merecido.

Griegos y judíos lloraron la muerte de un varón que había conquistado su corazón por su religiosidad, discreción y modestia. Los primeros veían en su asesinato la violación del derecho de asilo; los segundos, la muerte ignominiosa de un distinguido personaje de su raza. El se enfureció contra su ministro por haberse arrogado atribuciones que no le pertenecían y porque había quitado de en medio una valiosísima pieza en su juego de ajedrez con relación al cargo de sumo sacerdote. El autor dice que Antíoco derramó lágrimas y lloró la muerte de Onías. Es posible que estas muestras de pesar fueran una ficción y un pretexto para eliminar a un funcionario que le resultaba molesto, en primer lugar por haber violado a su antojo el derecho de asilo y por ser Andrónico un testimonio viviente del asesinato por orden de Antíoco de un hijo de Seleuco 4.

Muerte de Lisímaco (1Ma_4:39-42).
39 Muchos fueron los robos sacrilegos cometidos en Jerusa-lén por Lisímaco, aconsejado por Menelao; tantos, que, difundida la fama, se amotinó el pueblo contra Lisímaco, pero ya cuando muchos objetos de oro habían desaparecido. 40 Excitada la muchedumbre e inflamada en cólera, armó Lisímaco unos tres mil hombres y comenzaron a obrar desaforadamente. Era su jefe un cierto Tirano, no menos avanzado en años que en crueldades. 41 Cuando se dieron cuenta de que Lisímaco los atacaba, cogieron unos piedras, otros estacas y algunos hasta la ceniza que tenían a mano, y confusamente las arrojaban contra los que rodeaban a Lisímaco. 42 Fueron heridos muchos de ellos, algunos derribados y todos ahuyentados; el mismo sacrilego quedó muerto junto al gazofílacio.

Menelao, el instigador de la muerte de Onías, en apariencia quedó impune. Sus compromisos con el rey le obligaron a escribir a Lisímaco, diciéndole que reuniera dinero y objetos preciosos, dondequiera se hallasen, y los enviara a su nombre a Antioquía, Lisímaco fue obediente, pero fue tan despiadada la expoliación y llevada a cabo con tanta desfachatez, que el pueblo se amotinó. Lisímaco encontró la muerte junto al gazofilacio del templo.

Menelao triunfante (1Ma_4:43-50).
43 A propósito de estos hechos se entabló un juicio contra Menelao. 44 Habiendo venido el rey a Tiro, tres varones enviados por el senado propusieron ante él la causa. 45 Menelao, viéndose ya perdido, prometió mucho dinero a Tolomeo, hijo de Dorimenes, si le ganaba al rey. 46 Y, en efecto, Tolomeo, llevándolo aparte, hacia un peristilo, como para tomar el fresco, hizo de mudar de sentencia al rey, 47 que absolvió de todos sus crímenes a Menelao, autor de toda maldad, y condenó a muerte a aquellos desdichados, que, si ante los escitas hubieran tenido que defender su causa, habrían sido dados por inocentes. 48 Sin tardanza fueron al injusto castigo los que habían tomado la defensa de la ciudad, del templo y de los vasos sagrados. 49 Pero hasta los tirios, horrorizados de la maldad, les hicieronmagníficos funerales. 50 Entre tanto, Menelao permanecía en el poder, por la avaricia de los gobernantes, y progresaba en maldad, convertido en feroz perseguidor de sus conciudadanos.

Esta vez es el sanedrín que se reúne y envía a tres varones a Tiro para que planteen al rey el caso de Menelao. No culpa el pueblo a Lisímaco, al cual consideran como simple mandatario, sino a Menelao, el inductor del crimen. Parecía que la causa de éste estaba irremisiblemente perdida, pero le salvó su sagacidad y astucia. Especulando otra vez con el dinero, se lo prometió abundante a To-lomeo (1Ma_3:38; 2Ma_8:8) en caso de interceder por él ante el rey. Los escitas tenían la fama de ser el pueblo más bárbaro 5. Todo corazón, por gentil y pagano que sea, se conmueve ante la opresión de un inocente.


King James Version (KJVO) (1611)



Chapter IIII.

1 Simon slandereth Onias. 7 Iason by corrupting the king, obteineth the office of the hie Priest. 24 Menelaus getteth the same from Iason by the like corruption. 34 Andronicus traiterously murdereth Onias. 36 The King being informed thereof, causeth Andronicus to be put to death. 39 The wickednes of Lysimachus, by the instigation of Menelaus.
1 This Simon now (of who wee spake afore) hauing bin a bewrayer of the money, and of his countrey, slandered Onias, as if he had terrified Heliodorus, and bene the worker of these euils.
2 Thus was hee bold to call him a traitour, that had deserued well of the citie, and tendred his owne nation, and was so zealous of the lawes.
3 But when their hatred went so farre, that by one of Simons faction murthers were committed,
4 Onias seeing the danger of this contention, and that Appollonius, as being the gouernour of Coelosyria and Phenice, did rage, and increase Simons malice,
5 He went to the king, not to be an accuser of his countrey men, but seeking the good of all, both publike, & priuate.
6 For he saw that it was impossible, that the state should continue quiet, and Simon leaue his folly, vnlesse the king did looke thereunto.
7 But after the death of Seleucus, when Antiochus called Epiphanes, tooke the kingdom, Iason the brother of Onias, laboured vnder hand to bee hie Priest,
8 Promising vnto the king by intercession, three hundred and threescore talents of siluer, and of another reuenew, eightie talents:
9 Besides this, he promised to assigne an hundred and fiftie more, if he might haue licence to set him vp a place for exercise, and for the training vp of youth in the fashions of the heathen, and to write them of Ierusalem [by the name of.] Antiochians.
10 Which when the king had granted, and hee had gotten into his hand the rule, he foorthwith brought his owne nation to the Greekish fashion.
11 And the royal priuiledges granted of speciall fauour to the Iewes, by the meanes of Iohn the father of Eupolemus, who went Embassador to Rome, for amitie and aid, he tooke away, and putting down the gouernments which were according to the law, he brought vp new customes against the law.
12 For he built gladly a place of exercise vnder the towre it selfe, and brought the chiefe yong men vnder his subiection, and made them weare a hat.
13 Now such was the height of Greek fashions, and increase of heathenish maners, through the exceeding profanenes of Iason that vngodly wretch, and no high priest:
14 That the priests had no courage to serue any more at the altar, but despising the Temple, and neglecting the sacrifices, hastened to be partakers of the vnlawfull allowance in the place of exercise, after the game of [ Or, the Discus which was a stone with an hole in the midst.] Discus called them forth.
15 Not setting by the honours of their fathers, but liking the glory of the Grecians best of all.
16 By reason whereof sore calamity came vpon them: for they had them to be their enemies and auengers, whose custome they followed so earnestly, and vnto whom they desired to be like in all things.
17 For it is not a light thing to doe wickedly against the lawes of God, but the time following shall declare these things.
18 Now when the game that was vsed euery fift yere was kept at Tyrus, the king being present,
19 This vngracious Iason sent [ Greek: who were religious embassadours.] speciall messengers from Ierusalem, who were Antiochians, to carie three hundred drachmes of siluer to the sacrifice of Hercules, which euen the bearers therof thought fit not to bestow vpon the sacrifice, because it was not conuenient, but to be reserued for other charges.
20 This money then in regard of the sender, was appointed to Hercules sacrifice, but because of the bearers thereof, it was imployed to the making of gallies.
21 Now when Apollonius the sonne of Manastheus was sent vnto Egypt, for the [ Or, inthronizing.] coronation of king Ptolomeus Philometor, Antiochus vnderstanding him not to bee well affected to his affaires, prouided for his owne safetie: whereupon he came to Ioppe, & from thence to Ierusalem.
22 Where he was honourably receiued
of Iason, and of the citie, and was brought in with torchlight, and with great shoutings: and so afterward went with his hoste vnto Phenice.
23 Three yeere afterward, Iason sent Menelaus the foresaid Simons brother, to beare the money vnto the king, and to put him in minde of certaine necessary matters.
24 But he being brought to the presence of the king, when he had magnified him, for the glorious appearance of his power, got the priesthood to himselfe, offering more then Iason by three hundred talents of siluer.
25 So he came with the kings Mandate, bringing nothing worthy the high priesthood, but hauing the fury of a cruell Tyrant, and the rage of a sauage beast.
26 Then Iason, who had vndermined his owne brother, being vndermined by another, was copelled to flee into the countrey of the Ammonites.
27 So Menelaus got the principalitie: but as for the money that he had promised vnto the king, hee tooke no good order for it, albeit Sostratus the ruler of the castle required it.
28 For vnto him appertained the gathering of the customes. Wherefore they were both called before the king.
29 Now Menelaus left his brother Lysimachus in his stead in the priesthood, and Sostratus left Crates, who was gouernour of the Cyprians.
30 While those things were in doing, they of Tharsus and Mallos made insurrection, because they were giuen to the kings concubine called Antiochis.
31 Then came the king in all haste to appease matters, leauing Andronicus a man in authority, for his deputy.
32 Now Menelaus supposing that he had gotten a conuenient time, stole certaine vessels of gold, out of the temple, and gaue some of them to Andronicus, and some he sold into Tyrus, and the cities round about.
33 Which when Onias knew of a surety, he reprooued him, and withdrew himselfe into a Sanctuarie at Daphne, that lieth by Antiochia.
34 Wherefore Menelaus, taking Andronicus apart, prayed him to get Onias into his hands, who being perswaded thereunto, and comming to Onias in deceit, gaue him his right hand with othes, and though hee were suspected (by him) yet perswaded he him to come forth of the Sanctuarie: whom forthwith he shut vp without regard of Iustice.
35 For the which cause not onely the Iewes, but many also of other nations tooke great indignation, and were much grieued for the vniust murder of the man.
36 And when the king was come againe from the places about Cilicia, the Iewes that were in the citie, and certaine of the Greekes, that abhorred the fact also, complained because Onias was slaine without cause.
37 Therefore Antiochus was heartily sorry, and mooued to pity, and wept, because of the sober and modest behauiour of him that was dead.
38 And being kindled with anger, forthwith he tooke away Andronicus his purple, and rent off his clothes, and leading him through the whole city vnto that very place, where he had committed impietie against Onias, there slew he the cursed murtherer. Thus the Lord rewarded him his punishment, as he had deserued.
39 Now when many sacriledges had beene committed in the citie by Lysimachus, with the consent of Menelaus, and the bruit therof was spread abroad, the multitude gathered themselues together against Lysimachus, many vessels of gold being already caried away.
40 Whereupon the common people rising, and being filled with rage, Lysimachus armed about three thousand men, and beganne first to offer violence on [ Or, Tyranuus.] Auranus, being the leader, a man farre gone in yeeres, & no lesse in folly.
41 They then seeing the attempt of Lysimachus, some of them caught stones, some clubs, others taking handfuls of dust, that was next at hand, cast them all together vpon Lysimachus, and those that set vpon them.
42 Thus many of them they wounded, & some they stroke to the ground, and all [of them.] they forced to flee: but as for the Churchrobber himselfe, him they killed besides the treasury.
43 Of these matters therefore there was an accusation laide against Menelaus.
44 Now when the king came to Tyrus, three men that were sent from the Senate, pleaded the cause before him:
45 But Menelaus being now conuicted, promised Ptolomee the sonne of Dorymenes, to giue him much money, if hee would pacifie the King towards him.
46 Whereupon Ptolomee taking the king aside into a certaine gallerie, as it were to take the aire, brought him to be of another minde;
47 Insomuch that hee discharged Menelaus from the accusations, who notwithstanding was cause of all the mischiefe: and those poore men, who if they had told their cause, yea, before the Scythians, should haue bene iudged innocent, them he condemned to death.
48 Thus they that followed the matter for the citie, and for the people, and for the holy vessels, did soone suffer vniust punishment.
49 Wherefore euen they of Tyrus mooued with hatred of that wicked deed, caused them to bee honourably buried.
50 And so through the couetousnesse of them that were in power, Menelaus remained still in authority, increasing in malice, and being a great traitour to the citizens.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Persecución de Antíoco Epífanes. Esta sección corresponde en líneas generales a ,61. Estamos ante una magistral página que describe una de las mayores plagas que afecta a los gobernantes de ayer y de hoy. Simón, Jasón, Menelao, el rey, representan a los dirigentes políticos o religiosos, corruptos, ambiciosos y prepotentes, que por obtener el poder traicionan a sus hermanos, a sus aliados, imponen modelos culturales extranjeros -helenismo-, convierten la religión en un negocio, y buscan la muerte de sus opositores. Onías representa la otra cara de la moneda: él es el dirigente honesto, conciliador, dialogante, que por encima de sus intereses personales están siempre los intereses de Dios y del pueblo.
Además del tema recurrente del Templo (1Ma_4:14.32), el autor introduce otro tema clave: la imposición de la cultura helenista con la complicidad de un grupo de judíos prohelenistas o «renegados» (1Ma_1:11).
En los ateneos juveniles (1Ma_4:9) se hacían ejercicios para la belleza corporal, se aprendía el manejo de las armas y se cultivaba la literatura.
El autor va preparando a sus lectores para enamorarse y aplaudir la lucha de Judas Macabeo.
El capítulo termina reconociendo que el mal triunfa y progresa (4,50) mientras el bien, simbolizado en la muerte de Onías, es temporalmente derrotado.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*4 La progresiva corrupción moral de los sumos sacerdotes judíos se asocia a las actuaciones helenizadoras del nuevo rey Antíoco IV. Desde Onías III, que recurre al rey Seleuco (2Ma 4:6), hasta Menelao, instigador del asesinato de Onías (2Ma 4:34) y principal adversario de sus conciudadanos (2Ma 4:50). Y, en medio de ellos, Jasón, que había helenizado su nombre de Josué, obtiene el pontificado mediante soborno, promueve la educación helenizadora (2Ma 4:9-15), y llega a querer contribuir a un sacrificio pagano (2Ma 4:18-20).

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ma_1:11-15

NOTAS

4:9 La efebía era un cuerpo de jóvenes de dieciocho a veinte años que aprendían el manejo de las armas y se dedicaban a los ejercicios corporales y a un ciego cultivo de la literatura. -La fórmula «Antioquenos de Jerusalén» (ver igualmente los «Antioquenos de Tolemaida» mencionados en algunas monedas) demuestra cierta transformación de la ciudad santa en ciudad griega, cuyos ciudadanos estaban empadronados.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


REFERENCIAS CRUZADAS

[1] 1Ma_1:11-15

NOTAS

4:9 La efebía era un cuerpo de jóvenes de dieciocho a veinte años que aprendían el manejo de las armas y se dedicaban a los ejercicios corporales y a un ciego cultivo de la literatura. -La fórmula «Antioquenos de Jerusalén» (ver igualmente los «Antioquenos de Tolemaida» mencionados en algunas monedas) demuestra cierta transformación de la ciudad santa en ciudad griega, cuyos ciudadanos estaban empadronados.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



7-17. Ver 1Ma_1:10-15.

9. "Ateneo juvenil": institución típicamente griega, destinada a la educación física e intelectual de los jóvenes.

20. Las "trirremes" eran naves de guerra, provistas de tres hileras de remos, puestas una arriba de la otra.

23. "Tres años más tarde", es decir, a fines del 172 o comienzos del 171 a. C.

Torres Amat (1825)



[9] Para adultos. 1 Mac 1, 25.

[12] Los ejercicios gimnásticos se hacían vistiendo sólo el gorro de ala ancha de Hermes, el dios del atletismo.

[19] Dios tutelar de los tirios.

[21] 1 Mac 1, 17.

[23] Su verdadero nombre era Onías, tal vez tomó el de Menelao para parecer griego y no judío.

[30] Ciudades de Cilicia.

[30] Los reyes del Asia asignaban a sus mujeres varias ciudades para que contribuyeran a sus gastos.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

— centro cultural para jóvenes: Lit. efebía: institución educativa de origen ateniense en la que los jóvenes recibían formación al modelo griego.

Jünemann (1992)


9 b. Lugar donde luchaban desnudos los jóvenes.
c. Establecimiento donde se les formaba. Ambos sitios eran más bien prostíbulos.