Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Manases, rey de Judá (21:1-18).
l Doce años tenía Manases cuando comenzó a reinar, y reinó cincuenta y cinco años en Jerusalén. Su madre se llamaba Jafsiba. 2
Hizo el mal a los ojos de Yahvé, según todas las abominaciones de las gentes que Yahvé había arrojado ante los hijos de Israel. 3 Reedificó los altos que Ezequías, su padre, había destruido; alzó altares a Baal, levantó una asera, como había hecho Ajaz, rey de Israel, y se prosternó ante todo el ejército de los cielos y le sirvió. 4
Alzó altares en la casa de Yahvé, de la que Yahvé había dicho: Pondré mi nombre en Jerusalén. 5
Alzó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Yahvé. 6
Hizo pasar a su hijo por el fuego; se dio a la observación de las nubes y de las serpientes, para obtener pronósticos, e instituyó evocadores de los espíritus y adivinadores del porvenir. Hizo enteramente lo que es malo a los ojos de Yahvé, para irritarle. 7
También alzó en la casa de Yahvé la asera, en la casa de que Yahvé había dicho a David y a Salomón, su hijo: En esta casa, en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, yo pondré para siempre mi nombre. 8 No haré errar más el pie de Israel fuera de la tierra que yo he dado a sus padres, siempre que ellos cuiden de poner por obra los mandamientos y las leyes que yo he prescrito a mi siervo Moisés. 9
Pero ellos no obedecieron, y Manases fue causa de que se descarriaran e hicieran el mal, más todavía que las gentes que Yahvé había destruido ante los hijos de Israel. 10
Entonces Yahvé habló por medio de sus siervos los profetas, diciendo: 11
Por haber cometido Manases, rey de Judá, todas esas abominaciones, por haber obrado peor que antes de él obraron los amorreos, por haber hecho pecar a Judá con sus ídolos, 12
he aquí lo que dice Yahvé, Dios de Israel: Voy a echar sobre Jerusalén y sobre Judá males que a quien los oyere le retiñirán los oídos. 13
Yo echaré sobre Jerusalén la cuerda de Samaría y la plomada de la casa de Ajab, y fregaré a Jerusalén como se friega un plato, volviéndolo de un lado y de otro, 14
Abandonaré el resto de mi heredad y se lo entregaré a sus enemigos; y serán la presa y el botín de todos sus enemigos, 15
por haber hecho lo malo a mis ojos y haberme irritado desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta hoy. 16
Derramó también Manases mucha sangre inocente, hasta llenar a Jerusalén de un cabo al otro, sobre los pecados que él cometió y que hizo cometer a Judá, haciendo el mal a los ojos de Yahvé. 17
El resto de los hechos de Manases, cuanto hizo, los pecados a que se entregó, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 18
Manases se durmió con sus padres, y fue sepultado en el jardín de su casa, en el jardín de Uza. Le sucedió Amón, su hijo.
Manases (687-642) sucedió a su padre Ezequías. Mientras el texto bíblico afirma del padre que no hubo otro semejante a él por su piedad y celo religioso (18:5), de Manases podría decir que superó a todos por su maldad (
Jer_15:4), si exceptuamos al impío Ajaz (v.3). En
2Cr_33:11-17 se refieren su conversión y buenas obras después de su cautiverio, de todo lo cual nada dice el libro de los Reyes.
Desconocemos los factores que contribuyeron al desviamiento religioso de Manases. Entregóse al culto pagano (
2Cr_16:3), reparó los altos que había derribado su padre (18,4), levantó altares a Baal y una
ashera, como hizo Ajab (
1Re_16:32-33), adorando a los astros (
1Re_17:16;
Deu_4:10;
Deu_17:3). Adoró al Shamas (sol;
Eze_8:16), a la diosa Sin (luna;
Jer_8:2) y a la reina de los cielos, Ishtar (
Jer_7:18;
Jer_44:17). A estas divinidades construyó altares en el templo de Yahvé; a las divinidades astrales honró con altares en los atrios del templo (
1Re_7:8); favoreció a los adivinos y hechiceros y entregóse a la superstición, leyendo el porvenir en el curso de las nubes (Lev 26;
Deu_18:10-14) o por artes de encantamiento. Sacrificó a Moloc su hijo (
Deu_16:3;
Deu_23:10). Puso en el templo la estatua de la diosa cananea
Ashera, paredra de Baal (
Deu_23:4-7;
1Re_18:19). Quizá la reforma de Ezequías, llevada a rajatabla, había soliviantado al pueblo, ya acostumbrado a un régimen de tolerancia religiosa. La reacción de Manases puede obedecer a este descontento, y más probablemente al influjo de Asiría, cuyo favor quiso ganarse el rey de Judá rindiendo culto a los astros.
El pueblo de Judá, desorientado por Manases, practicó un sincretismo religioso que tendrá graves repercusiones en el porvenir. Los profetas, en general, sin especificar su nombre, son los voceros de Yahvé encargados de anunciar a Judá su castigo. Ni los amorreos, considerados como los primeros habitantes de Palestina (
1Re_21:26), se portaron tan mal como Manases. Por lo mismo, como a Samaría, también a Judá le espera el exilio. Este anuncio es duro y hace reteñir los oídos (
1Sa_3:11;
Jer_19:3), pero es justo. La cuerda y la plomada juegan su papel en la construcción de una casa (
Isa_34:11;
Amo_7:7); el mismo cuidado que se pone en levantar un edificio se tendrá para que la demolición de Jerusalén sea total. Judá es el resto de la heredad de Yahvé, que, al igual que el reino del Norte, será arrojado fuera de su presencia.
Fue, además, Manases un rey cruel, que derramó mucha sangre inocente. Quizá sus víctimas procedían preferentemente de los círculos sacerdotales y profetices, por haberse opuesto ellos a la idolatría y profanación del templo. Según una tradición judía (
Talmud, Sanhedrian,
Amo_103:2), Isaías murió asesinado por orden de Manases, quien mandó que el cuerpo del profeta fuera aserrado en trozos (
Heb_11:37). Al morir fue sepultado en el jardín de Uza, o de Ocias. Después de Ezequías, ningún otro rey fue sepultado en la necrópolis real, acaso por estar el cementerio completo. En
2Cr_33:11ss se refiere que los jefes del ejército asirio apresaron a Manases, que, cargado de grillos y cadenas, fue llevado a Babilonia. Las fuentes asirías no recuerdan este hecho, que pudo producirse en tiempos de la rebelión del rey de Babilonia Shamas-sumukin (c.648), que capitaneaba una liga antiasiria que abarcaba desde Elam hasta Etiopía. Quizá en su tiempo se produjo la ruptura definitiva entre Asiría y Egipto.
La muerte de Senaquerib, acompañada de la noticia de la guerra civil en Asiría, hizo concebir grandes esperanzas a los pueblos oprimidos. Pero Asaradón (
Asarhaddon; 681-669) cortó pronto la oposición, empleando métodos brutales. En su viaje hacia occidente destruyó la ciudad de Sidón, construyendo otro pueblo con cananeos deportados 1.
El año 671, Asaradón atravesó Siria, puso sitio a Tiro y, por la costa mediterránea, se dirigió hacia Egipto al encuentro del ejército de Taraca (
2Cr_19:9), al que venció. Impuso a Egipto un tributo anual. De regreso llevóse cautivos a la mujer del faraón, sus hijos e hijas, que hizo trasladar a Ni ni ve junto con un botín considerable. La caña quebrada de Egipto (
Isa_36:6) había capitulado ante el monarca asirio. De vuelta de Egipto atravesó Palestina y Siria, dejando esculpido su retrato en las márgenes de Nahr el-Kelb, y dos estelas, una en Zengirli y otra en Tell Ahmar. Pudo Manases caer prisionero de Asaradón durante su viaje de regreso, uniéndosele a la caravana de cautivos egipcios.
Amon, en el trono (Isa_21:19-26).
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Veintidós años tenía Amón cuando comenzó a reinar, y reinó dos años en Jerusalén. Su madre se llamaba Mesulemet, hija de Jarus, de Yotbá. 20
Hizo el rnal a los ojos de Yahvé, como lo había hecho Manases, su padre, 21
y siguió en todo el camino que había seguido su padre. Sirvió a los ídolos a que había servido su padre y se prosternó ante ellos, 22
apartándose de Yahvé, Dios de sus padres, y no siguiendo sus caminos. 23
Los servidores de Amón conspiraron contra él y mataron al rey en su casa; 24
pero el pueblo castigó a todos los que habían conspirado contra el rey Amón, y puso por rey a Josías, su hijo, en lugar suyo. 25
El resto de los hechos de Amón, lo que hizo, ¿no está escrito en el libro de las crónicas de los reyes de Judá ? 26
Fue sepultado en su sepulcro en el jardín de Uza, y le sucedió Josías, su hijo. A diferencia de su padre, pocos años reinó Amón sobre Judá (642-640). En el aspecto religioso siguió el proceder de su padre. Sus mismos servidores conspiraron contra él, matándole. El partido yahvista, constituido en su mayor parte por gente de provincias, castigó a los asesinos, colocando en el trono a Josías, hijo de Amón. Como su padre, fue sepultado en el mausoleo que estaba en el jardín de Uza.