Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Luto de David por Absalón (19:1-9a).
1
Turbóse entonces el rey, y, subiendo a la estancia que había sobre la puerta, lloraba y decía: ¡ Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío! ¡Hijo mío Absalón! ¡Quién me diera que fuera yo el muerto en vez de ti! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío! 2
Dijeron a Joab: El rey llora a su hijo y se lamenta 3
La victoria se trocó aquel día en luto para todo el pueblo, porque todos supieron que el rey estaba afligido por la muerte de su hijo; 4
y la gente entró en la ciudad calladamente, como entra avergonzado el ejército que huye de la batalla. 5
El rey, cubriendo el rostro, gemía: ¡Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío Absalón! ¡Hijo mío! 6
Entró Joab en casa del rey y le dijo: Hoy has llenado de confusión a todos tus siervos, que han salvado tu vida y la vida de tus hijos y tus hijas, la de tus mujeres y tus concubinas. 7
Amas a los que te aborrecen y aborreces a los que te aman, pues has demostrado hoy que nada te importan tus príncipes y tus siervos, y que, si viviera Absalón, aunque todos nosotros hubiéramos muerto, estarías contento. 8
Levántate, pues, y sal fuera y habla con el corazón a los que te siguen; pues, de lo contrario, por Yahvé juro que, si no sales, ni uno quedará esta noche contigo; y te habrá de pesar de esto más que de cuantos males han venido sobre ti desde tu mocedad hasta ahora. 9
a Levantóse el rey, se sentó a la puerta, y todo el pueblo se enteró de que el rey estaba sentado a la puerta, y todos vinieron ante el rey a la puerta.
A las palabras del cusita turbóse David, que fue a ocultar su debilidad en la estancia superior de la fortaleza Que 3:20-25;
1Re_17:18-23). Un día y otro lloró David al hijo que le buscaba para matarle. Todo el mundo se enteró del estado de ánimo del rey, asociándose al dolor de un padre por la pérdida del hijo. Cancelóse el programa de festejos, marchándose cada uno a su casa, apesarados y contrariados a la vez. ¿Es que habían cometido un crimen venciendo a los insurrectos y matando a su cabecilla? ¿Quiénes son los amigos del rey, su hijo o los guerreros que le han salvado la vida y el trono? Como le hizo saber Joab, ¿no daba David la impresión de que amaba a los que le aborrecían y aborrecía a los que le amaban? La actitud extraña del rey podía acarrearle la defección de los que le habían permanecido fieles. Joab, amparándose en los lazos de la sangre que le unían a David y abusando también de su alto cargo, invitó al rey a que cambiara de proceder;
que hablara al pueblo con el corazón (
Gen_34:3;
Gen_50:21;
Rut_2:13).
Tentativas para regresar a Jerusalén (Rut_19:9b-16).
9
a Los de Israel habían huido cada uno a su casa. 10
Todo el pueblo, en todas las tribus de Israel, se acusaba diciendo: El rey nos ha librado de la mano de nuestros enemigos; nos ha salvado del poder de los filisteos y ahora ha tenido que huir de la tierra por miedo a Absalón; u y Absalón, a quien habíamos ungido nosotros, ha muerto en la batalla. ¿Por qué, pues, no tratáis de hacer volver al rey? 12
El rey David mandó quien dijera a Sadoc y a Abiatar, sacerdotes: Hablad a los ancianos de Judá y decidles: ¿Vais a ser vosotros los últimos en volver al rey a su casa? Pues lo que por todo Israel se decía había llegado a la casa del rey. 13
Vosotros sois mis hermanos, sois hueso mío y carne mía. ¿Por qué, pues, habréis de ser los últimos en volver al rey a su casa? 14
Decid asimismo a Amasa: ¿No eres tú también hueso mío y carne mía? Esto me haga Dios y esto me añada si no te hago jefe de mi ejército para siempre en lugar de Joab. 15
Inclinóse el corazón de todos los de Judá, para que como un solo hombre mandasen a decir al rey: Vuelve con todos tus servidores. 16
Volvióse, pues, el rey, y, llegado al Jordán, vino Judá a Caígala a recibir al rey y acompañarle en el paso del Jordán. La victoria de David había
desconcertado y humillado a los que antes apoyaban la causa de su rival. Los días transcurrían sin que se levantaran voces exigiendo la vuelta de David a su trono. Los que le habían ahuyentado de él no se sentían con valor suficiente para borrar de golpe su pasado con la reposición del rey en su palacio, Los primeros en reaccionar fueron las tribus del Norte, las cuales, poco partidarias de David y débilmente comprometidas en la causa de Absalón, veían con más serenidad
la situación política de la nación. Además, aunque el reinado de David tuvo sus puntos debiles, ¿no le debía también la nación grandes favores? Los de Judá, más fanáticos por la causa de Absalón, fueron más recalcitrantes. Se mantenían al margen, como queriendo desentenderse del rey y de la monarquía. Ante tamaña actitud, tomó el rey la delantera poniendo en juego la autoridad de los dos sumos pontífices, Sadoc y Abiatar. A través de ellos dio a conocer sus disposiciones para con Judá: nada tendrían que temer de un rey que está ligado con ellos con los vínculos del parentesco. Además, para convencerles de su buena disposición, promete nombrar a Amasa, que fue jefe del ejército rebelde (
Rut_17:24-25), generalísimo del ejército de la nación a perpetuidad. De esta manera, al mismo tiempo que se atraía a los adversarios, se deshacía de Joab, general altivo y brutal, que de hecho se arrogaba un poder superior al del rey. Las proposiciones del monarca fueron acogidas con simpatía por Judá. De ahí que, al ponerse la comitiva en marcha hacia Jerusalén, salieron los de Judá a recibir al rey al límite septentrional de su territorio, en Caígala (
1Sa_10:8;
1Sa_11:1455), junto a Jericó, para asistirle en el paso del Jordán y escoltarle hasta Jerusalén.
Los enemigos, al encuentro de David (1Sa_19:17-24).
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Semeí, hijo de Cuera, hijo de Benjamín, que era de Ba-jurim, apresuróse a venir con los hombres de Judá a recibir al rey David, 18
trayendo consigo mil hombres. Asimismo Siba, siervo de la casa de Saúl, con sus quince hijos y sus veinte siervos, que pasaron el Jordán antes que el rey. 19
Se dispusieron a hacer pasar la familia del rey y a hacer lo que bien le pareciera. Semeí, hijo de Güera, se echó a los pies del rey en el momentó en que el rey iba a pasar el Jordán 20
y le dijo: Qué mi señor no me impute la iniquidad y olvide las ofensas de su siervo el día en que mi señor salió de Jerusalén. ¡Oh rey! no atiendas a ellas, 21
pues tu siervo reconoce que ha pecado, y hoy vengo el primero de toda la casa de José delante del rey mi señor. 22
Abisaí, hijo de Sarvia, tomó la palabra y dijo: Pero ¿no va a morir Semeí por haber maldecido al ungido de Yahvé? 23
Mas David respondió: ¿Qué tenéis que ver conmigo, hijos de Sarvia? ¿Por qué habéis de oponeros hoy a mí? ¿Hoy va a morir nadie en Israel? ¿No soy yo hoy rey de Israel? 24
Y dijo a Semeí: No morirás; y se lo juró el rey.
Al llegar David junto al Jordán, encontróse con los enemigos que antes le ultrajaran. Semeí (
1Sa_16:5-13) vino acompañado de unos hombres, benjaminitas todos ellos, para dar a entender a David que eran muchos los que compartían idénticos sentimientos hacia David, o para dar la sensación de fuerza, ganándose de esta manera la voluntad del rey o atemorizándole. También Siba, con sus hijos y siervos, se adelantó a dar la bienvenida al rey, a fin de que, en premio de sus servicios, olvidara la calumnia levantada contra su amo Mefibaal (v.25-31). Con la expresión casa de José (v.21) se incluye la tribu de Benjamín; José y Benjamín eran hermanos, hijos de Jacob y de Raquel. De ahí que a veces se mencionan las tres tribus bajo la misma denominación (
Num_2:18-24;
Num_10:22). La pena merecida por haber injuriado al rey la expiará Semeí en tiempos de Salomón (
1Re_2:8-9;
1Re_2:36-44).
Mefisal (1Re_19:25-31).
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También bajó a recibir al rey Mefibaal, hijo de Saúl; no se había hecho el aseo de sus pies, de sus manos y de su bigote, ni había lavado sus vestidos desde el día en que el rey salió de Jerusalén hasta el día en que volvió en paz. 26
Vino de Jerusalén a recibir al rey, y éste le dijo: Mefibaal, ¿por qué no viniste conmigo? 27
Y él respondió: Mi señor y rey, mi siervo me engañó, porque tu servidor le había dicho: Aparéjame la pollina y montaré en ella para ir con el rey pues que tu siervo está rengo , 28
y él ha calumniado a tu siervo ante mi señor el rey; pero mi señor el rey, que es como un ángel de Dios, hará lo que bien le parezca; 29
pues todos los de la casa de mi padre no podían esperar de mi señor el rey otra cosa que la muerte, y sin embargo, tú has puesto a tu siervo entre los que comen a tu mesa. ¿Qué derecho tengo yo a pedir nada al rey? 30
El rey dijo: ¿Para qué tantas palabras? Ya lo he dicho: Tú y Siba os repartiréis las tierras. 31
Y Mefibaal dijo al rey: Que las toma todas, ya que mi señor el rey ha vuelto a entrar en paz en su casa. Mefibaal quiso también salir al encuentro de David, presentándose delante de él sin haberse lavado los pies ni cortado las uñas (
Deu_21:12), con el bigote descuidado y los vestidos sucios en seña1 de duelo. Al preguntarle el rey por qué no le había acompañado, Aplicó lo sucedido, quedando al descubierto la vil conducta de Siba,
ue Por su calumnia, había obtenido del rey la propiedad de todos los bienes de su amo (
Deu_16:3). Mefibaal asegura a David que dice toda la verdad, porque
sería imposible mentir a un ángel de Dios (
Deu_14:17-20). Se pone incondicionalmente en manos de su dueño y señor, que reacciona de manera inesperada, dictando una sentencia injusta contra Mefibaal, repartiendo sus tierras con Siba. Parece que David no sabe a qué atenerse en estos momentos, e ignora de parte de quién está la verdad. Sin embargo, no vaciló ante las palabras de Siba (
Deu_16:3) y se niega ahora a dar crédito a las de un pobre tullido.
Nobleza de Barzilai (Deu_19:32-40).
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Barzilai el galadita bajó de Roguelim para acompañar al rey en el paso del río. 33
Barzilai era muy viejo, tenía ya ochenta años y había proporcionado alimentos al rey durante su estancia en Majanaím, pues era hombre muy rico. 34
El rey le dijo: Vente conmigo y yo te mantendré durante tu vejez en Jerusalén. 35
Pero Barzilai respondió al rey: ¿Cuántos años voy a vivir yo, para ir con el rey a Jerusalén? 36
Tengo ya ochenta años. ¿Puedo ya distinguir entre lo bueno y lo malo? ¿Puede tu siervo saborear lo que come y lo que bebe? ¿Puedo ya oír la voz de cantores y cantoras? ¿Y por qué tu siervo tiene que ser una carga para mi señor el rey? 37
Tu siervo acompañará hasta un poco más allá del Jordán al rey. ¿Y por qué el rey me ha de conceder esta recompensa? 38
Permite, te lo ruego, que tu siervo se vuelva, y muera yo en mi ciudad, cerca del sepulcro de mi padre y de mi madre. 39
Pero ahí tienes a tu siervo Quimam; que vaya él con el rey mi señor, y haz por él lo que quieras. El rey le dijo: Que venga conmigo Quimam, y yo haré por él cuanto tú quieras, y todo cuanto tú me pidas, yo te lo concederé. 40
Cuando todo el pueblo hubo pasado el Jordán, lo pasó también el rey, y el rey abrazó a Barzilai y le bendijo, y Barzilai se volvió a su casa. Quería el rey pagar a Barzilai sus inestimables servicios (
Deu_17:27-29) llevándoselo a palacio y cuidando de él hasta su muerte. Barzilai lo agradece, pero prefiere regresar a su tierra y morir en su ciudad, para descansar junto al sepulcro de sus padres. Confiesa Barzilai que a su edad es como un niño, que no sabe distinguir entre lo bueno y lo malo, no tiene ya gusto para saborear las comidas de palacio ni humor para escuchar a los cantores y cantoras de palacio
2Cr_35:25; Eccl. 2:8;
Isa_5:11-12;
Amo_6:4-6). En su lugar irá su hijo Quimam (
1Re_2:7).
Altercado entre Israel y Judá (1Re_19:41-44).
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Dirigióse luego el rey a Caígala, acompañado de Quimam y de todo el pueblo de Judá y la mitad de Israel, que escoltaban al rey. 42 pero he aquí que todos los hombres de Israel se llegaron al rey y le dijeron: ¿Por qué nuestros hermanos los hombres de Judá te han secuestrado y han pasado por el Jordán al rey y su casa? ¿No son pueblo de David todas sus gentes? 43
Los hombres de Judá respondieron a los de Israel: Es que el rey nos toca a nosotros más de cerca; ¿por qué os ha de enojar eso? ¿Hemos vivido nosotros a costa del rey? ¿Hemos recibido algo de él? 44
Los hombres de Israel respondieron a los de Judá: Nosotros tenemos en el rey diez partes, y aún nos pertenece David más que a vosotros. ¿Por qué nos habéis hecho esta ofensa? ¿No hemos sido nosotros los primeros en proponer el restablecimiento del rey? Y la contestación de los de Judá fue todavía más fuerte que la de los de Israel. Aunque David ciñera la corona de Judá y de Israel, no había, sin embargo, desaparecido el antagonismo entre ambos reinos, que se manifestaba en la más insignificante circunstancia. En nuestro texto vemos cómo los de Israel reclaman los derechos que les atañen por haber sido ellos los primeros en apoyar la vuelta del rey a Jerusalén. Si es así, ¿por qué ahora los de Judá han acaparado al rey, secuestrándolo? ¿Es que hay preferencias por un reino en la monarquía de David? Los de Judá aducían el argumento de ser el rey originario de su tribu, a lo que replicaban los de Israel que el rey les pertenecía más a ellos por ser más numerosos, es decir, por ser diez tribus (literalmente:
diez manos: Gen_47:24;
2Re_11:7) contra dos (
1Re_12:21), y por ser Rubén el primogénito de Jacob. El antagonismo entre los del sur y los del norte concluirá con la escisión completa poco después de la muerte de Salomón.