Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Designios de David (7:1-10).
1
Cuando el rey se hubo establecido en su casa y le hubo dar Yahvé el descanso, librándole de todos sus enemigos en derredor, 2
dijo a Natán, profeta: Ya ves; yo habito en casa de cedro, y el arca de Yahvé está en una tienda. 3
Natán respondió al rey: Anda, haz lo que tienes en tu corazón, pues que Yahvé está contigo. 4
Pero aquella misma noche tuvo Natán palabra de Yahvé: Anda 5
y ve a decir a David, mi siervo: Así habla Yahvé: ¿Vas a edificarme tú una casa para que yo habite en ella? 6
Mira, yo no he habitado en casa desde el día en que saqué de Egipto a los hijos de Israel hasta hoy, sino que he andado en una tienda, en un tabernáculo. 7
Y en todo el tiempo en que anduve con los hijos de Israel, ¿he dicho yo palabra a ninguno de los jefes de Israel, a quienes mandé que apacentaran mi pueblo de Israel, de hacerme una casa de cedro? 8
Di, pues, a David, mi siervo: Así habla Yahvé Sebaot: Yo te tomé de la majada, de detrás de las ovejas, para que fueses príncipe de mi pueblo, de Israel. 9
He estado contigo por dondequiera que has ido; he exterminado delante de ti a todos tus enemigos y te estoy haciendo un nombre grande, como el de los grandes de la tierra, 10
estableciendo a mi pueblo, Israel, y plantándolo en su lugar para que habite en él y no sea perturbado y los hijos de la iniquidad no le aflijan como antes.
Habiendo narrado el autor el episodio del traslado del arca desde Quiriat Jearim a Jerusalén, añade una noticia muy distante, cronológicamente, de la anterior, pero unida por razón del tema. Lo que en esta sección se refiere tuvo lugar hacia los últimos años de David, cuando la paz interior habíase consolidado y en las fronteras del reino imperaba la paz. Israel había dejado de ser un pueblo seminómada. El rey tenía su palacio; sólo el arca ocupaba un edificio provisional y endeble. Este estado precario del arca no podía prolongarse. De sus preocupaciones hizo confidente al
profeta Natán. Es la primera vez que se menciona
este profeta, que tanta influencia ejerció sobre David y que decidió a favor de Salomón su sucesión en el trono (
1Re_1:1ss). Fue consejero de David, de cuya compañía
no se apartó nunca. Pero, aunque amigo del rey,
defendía ante todo los derechos de Dios, no vacilando en reprocharle su adulterio con Betsabé (12; iss). Tan pronto como David manifestó su preocupación a Natán, éste inmediatamente por su cuenta, obrando como hombre privado, los aprobó en conjunto y de manera provisional, difiriendo su confirmación definitiva
hasta saber la voluntad divina.
Aquella misma noche tuvo Natán una revelación profética (
1Sa_15:10), en la que Dios le manifestaba que no sería David quien le levantara una casa, sino él se la edificaría a David. Como a Abraham (
Gen_12:2), le hará famoso en toda la tierra. No rechaza Dios definitivamente el proyecto de la construcción de un templo
pero no será David quien lo edifique, sino su sucesor (
1Re_8:19)·
A las razones apuntadas para no conceder a David este honor, el texto de
1Cr_22:8;
1Cr_28:3 agrega
la de haber derramado David mucha sangre en los combates.
Designios de Dios (1Cr_7:11-16).
11
Desde el día en que constituí jueces sobre mi pueblo, Israel, y dándote descanso de todos tus enemigos. Hácete, pues, saber Yahvé que él te edificará casa a ti; 12
y que cuando se cumplieren tus días y te duermas con tus padres, suscitaré a tu linaje después de ti, el que saldrá de tus entrañas, y afirmaré su reino. 13
El edificará casa a mi nombre y yo estableceré su trono por siempre. 14
Yo le seré a él padre y él me será a mí hijo. Si obrare el mal, yo le castigaré con varas de hombres y con azotes de hijos de hombres; 15
pero no apartaré de él mi misericordia, como la aparté de Saúl, arrojándole de delante de ti. 16
Permanente será tu casa para siempre ante mi rostro, y tu trono estable por la eternidad. A la generosidad del rey
responde Dios con una generosidad divina eficaz, con promesas trascendentales para David. Yahvé hará que su pueblo no lleve en adelante vida seminómada, sino que lo afincará definitivamente
en Palestina, donde echará raíces y vivirá en paz y prosperidad, no molestándole, como hicieron antes, los hijos de la iniquidad.
Dios promete a David
la continuidad del reino entre sus descendientes. Porque acontecerá que, al cumplirse los años de su peregrinación (
1Cr_17:11) sobre la tierra y baje al sepulcro para descansar allí junto a sus padres (
Gen_28:8;
Gen_47:30;
1Re_2:10), suscitará Dios de él su posteridad (
zera: simiente), que saldrá de sus entrañas (
Gen_15:4) y afirmará su reino. El edificará la casa a mi nombre y yo, añade Dios, estableceré por siempre el trono de su reino. Convienen algunos autores en que el texto del v.13 desentona del contexto (De Vaux), dudando que sea original (Üesno-Yers), o considerándolo como una adición redaccional (Wellhau-Sen) o un paréntesis (Üriver). La antítesis que se observa en el discurso de Natán (No serás tú quien me construirás un templo; seré yo quien te edificaré una casa), es decir, una posteridad, se interrumpe por la intercalación del mencionado verso (Dhorme). Si el verso se omite, la profecía expresa una aprobación de las costumbres antiguas del desierto (v.6-7) y desafecto hacia el templo, idea que se encuentra en la adición de
1Re_8:27, en los profetas (
Isa_66:1-2) y en el discurso de San Esteban (De Vaux).
A la posteridad de David
profesará Dios el afecto que un padre siente para con su hijo. Pero así como un padre castiga a su hijo, de la misma manera castigará Dios a la simiente de David en caso de obrar el mal, a la manera como suelen castigar los hombres (
Sal_89:31-34). Es decir, como interpretan algunos (Rehm),
no dejará Dios impunes los pecados de los descendientes de David; pero, al castigarlos, no hará uso de todo su poder, sino que aplicará un castigo llevadero, análogo a los que emplean los hombres. Sin embargo, cree Ubach que Yahvé anuncia un castigo más ejemplar más severo, contra los descendientes de David que falten a sus deberes. Dios, en este caso, se reserva el derecho de tratarles como a hijos rebeldes, azotándoles no con varas de hombres y con azotes de los hijos de los hombres,
sino con el hierro de la escisión, destituyéndolos de su dignidad real y destruyendo para siempre el trono material de la dinastía davídica (
1Re_2:4;
Sal_132:11). La promesa de la perpetuidad de su trono está condicionada, pues, a que sus sucesores sigan los senderos de Yahvé y cumplan el pacto de la alianza. Pero esta explicación rigorista no se armoniza bien con el v.15. Veremos que en los libros de los Reyes Dios
castiga moderadamente a los reyes pecadores de Judá a causa de David, su padre. En el ? . 16 promete Dios a David que su casa y su trono durarán para siempre ante su rostro; pero no especifica cómo se realizará esta promesa. Muchos exegetas no creen que el texto de
2Sa_7:13-15 se refiera al hijo determinado y concreto de David, Salomón,
sino a toda su posteridad; en contra opina Desnoyers (
Histoire II 200-201). Esencialmente, la promesa se refiere a la continuidad de la dinastía davídica en el trono de Israel (v. 12-16), como lo entiende el mismo David v.19; 25; 27; 29). En este sentido lo interpretan los
Sal_89:30-38;
Sal_132:11-12. La perspectiva profética, pues, rebasa la persona concreta de Salomón. Entre líneas cabe vislumbrar en el texto un descendiente de David en el que se realizarán todos los matices y pormenores contenidos en el oráculo. De ahí que gran número de exegetas admitan el carácter mesiánico de la profecía, discrepando en señalar la manera
como se refiere a la persona del Mesías. Unos explican el texto en sentido exclusivamente mesiánico; otros, en sentido literal, lo refieren a Salomón, y en sentido típico a Cristo. En primer lugar cabe afirmar que el término
zera=simiente, designa una colectividad y un individuo particular (v.13). No cabe duda que el oráculo constituye el primer anillo de la cadena de profecías que anuncian un Mesías hijo de David. A este texto alude Isaías (
Sal_9:6) al hablar del nacimiento de un niño para dilatar el imperio y para asegurar una paz ilimitada sobre el trono de David y sobre su reino, para afirmarlo y consolidarlo en el derecho y la justicia desde ahora para siempre jamás. Un eco del oráculo lo hallamos en las palabras del ángel a María (
Luc_1:32), y una referencia explícita en
Hec_2:30. El Mesías será hijo de David y su reino será eterno: he aquí el sentido pleno que late bajo el sentido obvio de las palabras 1.
Oración de David (Hec_7:17-29).
17
Conforme a todas estas palabras y a toda esta visión habló Natán a David; 18
y entrándose el rey David, puesto delante de Yahvé, dijo: Mi Señor, Yahvé, ¿quién soy yo y qué es mi casa para que hasta tal punto me hayas traído? 19
Y aun esto ha sido poco a tus ojos, mi Señor, Yahvé, y has hablado acerca de la casa de tu siervo para lo por venir, aventajándome sobre los otros hombres, ¡mi Señor, Yahvé! 20
¿Qué más podrá decirte David? Tú, ¡oh mi Señor, Yahvé! conoces a tu siervo. 21
Todas estas grandezas las haces según tu palabra y según tu corazón, y se las has dado a conocer a tu siervo. 22
¡Qué grande eres, mi Señor, Yahvé! No hay nadie que se te asemeje ni hay Dios fuera de ti, como lo hemos oído con nuestros oídos.23
¿Y hay sobre la tierra un pueblo como tu pueblo, Israel, que haya rescatado Dios para hacerle el pueblo suyo, dándole su nombre y haciendo por él tan terribles y portentosas maravillas como en favor de tu pueblo hiciste, redimiéndole de Egipto y expulsando las gentes? 24
Has confirmado a tu pueblo, Israel, por pueblo tuyo, para que sea tu pueblo para siempre jamás y seas tú su Dios. 25
Manten, pues, siempre, mi Señor, Yahvé, la palabra que has dicho de tu siervo y de su casa, y obra según tu palabra 26
y sea glorificado por siempre tu nombre; y dígase: Yahvé Sebaot es el Dios de Israel. Sea firme ante ti la casa de tu siervo David, 27
pues que tú mismo, Yahvé Sebaot, Dios de Israel, te has revelado a tu siervo, diciendo: Yo te edificaré a ti casa. 28
Por esto se atreve tu siervo a dirigirte esta plegaria: ¡Oh mi Señor, Yahvé! Tú eres Dios, y tus palabras son verdaderas y has prometido a tu siervo hacerle esta gracia. 29
Tenlo, pues, a bien y bendice la casa de tu siervo para que subsista siempre delante de ti; porque tú, mi Señor, Yahvé, has hablado, y con tu bendición será por siempre bendita la casa de tu siervo. Al escuchar David las palabras de Natán, se dirigió al lugar
donde estaba el arca y, sentado, recitó una ferviente oración de acción de gracias y de alabanza. Los antiguos oraban de pie, de rodillas y también sentados. Escoge David esta última postura acaso por su avanzada edad. Muéstrase confuso por haberle Dios elevado a tan grande dignidad, siendo él, a su presencia, como un perro (
ukalbeka, 9:8;
1Re_8:13, De Vaux).