Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
24. El Día del Juicio y sus Signos Precursores.
En una descripción dramática, el autor combina las escenas de los últimos días con la situación de depravación moral de sus contemporáneos. Tiene en cuenta una situación histórica presente, pero al mismo tiempo se deja llevar por la impresión del día del juicio sobre las naciones, lo que da un carácter escatológico a sus aseveraciones históricas.
Desolación general (1-3).
1 He aquí que Yahvé devasta la tierra, la asola y trastorna su faz, dispersando a sus habitantes. 2 Y será del pueblo como del sacerdote, del siervo como de su amo, de la criada como de su señora, del que compra como del que vende, del que presta como del que toma prestado, del acreedor como del deudor. 3 La tierra será totalmente devastada y entregada al pillaje, porque Yahvé ha pronunciado esta palabra. La perspectiva del profeta es la tierra en
general, saliendo del marco de la tierra de Israel. Todas las clases sociales serán afectadas por el juicio universal punitivo de Dios (v.2). Todos serán tratados en plan de igualdad, sin que la categoría social o el dinero sirva para librar de la catástrofe:
del siervo como del amo. Una de las características del género literario apocalíptico es la hipérbole para destacar la idea principal que el autor persigue, que aquí es la idea
de castigo y de juicio.
Maldición de Dios sobre la tierra (4-6).
4 La tierra está en duelo, marchita; el orbe languidece y se marchita, la clase alta del pueblo se debilita. 5 La tierra está profanada bajo sus moradores, que traspasaron la ley, falsearon el derecho, rompieron la alianza eterna. 6 Por eso la maldición devora la tierra, y son culpables sus moradores. Por eso arderán los moradores de la tierra y quedarán pocos hombres. Como consecuencia de la devastación general sobre la tierra ordenada por Dios, ésta está como en duelo y marchita (v.4), y
la clase alta del pueblo sufre la primera las consecuencias, por ser la más responsable del desorden moral existente, causa del castigo de Dios. Por su conducta, la tierra está
profanada (v.6)
bajo sus pies y sujeta a la maldición de Dios. Es una concepción muy generalizada en el Antiguo Testamento. Así como la tierra participaba de las bendiciones de Dios si sus habitantes eran fieles a la ley, así, cuando éstos son transgresores de la ley, la tierra sufre las consecuencias de la ira divina desencadenada. Esta asociación cósmica a los hechos humanos está basada en un concepto religioso de la vida muy enraizado en la mente de los semitas 2. En el diluvio perecieron también los
animales por los pecados de los hombres. Los hombres se han corrompido en todos los órdenes, rompiendo
la alianza eterna. Probablemente esta frase está tomada de
Gen_9:16, donde se habla de la alianza de Dios con Noé después del diluvio, especialmente en lo relativo al derramamiento de sangre humana. En todo caso, esta noción de
alianza eterna puede extenderse aquí al conjunto de leyes y preceptos impuesto por Dios a la humanidad. Los transgresores han violado los postulados fundamentales de la moral humana.
Ha cesado la alegría (7-9).
1 Está en duelo el mosto, y la vid languidece, y suspiran todos los alegres de corazón. 8 Ha cesado la alegría de los tambores, se acabó el regocijo de los exultantes, ha cesado el júbilo de la cítara. 9 Ya no beben el vino entre cantares, y las bebidas son amargas al que las bebe. La descripción es sumamente poética. Han desaparecido todas las alegrías con la ruina del campo que daba el vino, lugar de todos los jolgorios populares. Sin él tampoco hay ánimos para pulsar instrumentos músicos alegres, como la cítara y los tambores 3.
Soledad en las ciudades (10-13).
10 Ha sido quebrantada la ciudad de la confusión4, cerradas todas las casas, sin que nadie entre en ellas. 11Gritería por el vino en las calles, se oscureció toda alegría, desterróse de la tierra el júbilo. 12La desolación ha quedado en la ciudad, y la puerta, abatida, en ruinas. 13Porque así será en la tierra, en medio de los pueblos, como cuando se sacude el olivo, como cuando se hace el rebusco una vez concluida la recolección. Sigue la descripción de la desolación del país. La
ciudad de la confusión (v.10), según la traducción nuestra, puede significar sencillamente la ciudad confusa, caótica, desierta. Algunos autores ven aquí una alusión a la idolatría. Es posible. Parece que el profeta piensa en una ciudad determinada aunque no la nombra. Unos creen que es Jerusalén destruida por los babilonios, y otros piensan en Babilonia arruinada. La asolación ha alcanzado también al campo, y a una de las riquezas tradicionales de Palestina, el vino; por eso hay
gritería por el vino, e.d., duelo por la asolación de las viñas.
El profeta se proyecta ahora sobre toda la
tierra, en medio de los pueblos. Lo sucedido a esa ciudad innominada acaecerá a todos los pueblos, y la asolación será tal, que quedarán pocos, como cuando después de la recolección quedan algunas aceitunas en los olivos.
Júbilo prematuro (14-16).
14 Aquéllos alzan sus voces, lanzan gritos de alegría, desde el mar cantan la majestad de Yahvé. 15 Por eso en el oriente glorifican a Yahvé en las costas del mar, el nombre de Yahvé, Dios de Israel. 16 Desde los confines de la tierra oímos cantar: ¡Gloria al justo! Pero yo digo: ¡Desgraciado de mí, desgraciado de mí, ay de mí! 5 Los pérfidos han obrado pérfidamente, los pérfidos han obrado pérfidamente. El profeta describe un contraste gozoso con lo anterior, pero que lo es sólo aparentemente.
Aquéllos, en oposición al o del v.12, son los que adoran a Yahvé en el occidente,
desde el mar; en las costas (v.15), e.d., del Mediterráneo. Los adoradores de Yahvé exultan por el castigo de Dios sobre los impíos, con lo que se ha manifestado su
majestad (v.14). En ello han visto la señal de la liberación próxima. Pero el profeta, que conoce los planes de Dios, no participa de esta alegría prematura de los dispersos de Israel (v.16), no puede exultar al oír el clamor general de
gloria al justo, sino que se siente sobrecogido por la perfidia de los impíos.
Catástrofe cósmica (17-20).
17 Terror, hoya, red sobre ti, habitante de la tierra. 18 Y sucederá que el que huya de la voz de pánico caerá en la hoya, y el que salga del medio de la hoya se enredará en la red, porque ábrense las cataratas en lo alto y tiemblan los fundamentos de la tierra. 19 La tierra se rompe con estrépito, la tierra retiembla, se conmueve. 20 La tierra vacila como un ebrio, es sacudida como una choza. Pesan sobre ella sus pecados, y caerá para no volver a levantarse. Las frases con que se describe la conmoción cósmica son muy parecidas a las de
Amo_5:19 y
Jer_48:4355, quedando como estereotipadas en la literatura apocalíptica. Habrá una ola de terror, en tal forma que el que no caiga en un peligro caerá en otro (
hoya, red.),
y los mismos elementos cósmicos se asociarán a la conturbación general. Sus
cataratas, e.d., las compuertas (
Gen_7:11;
Gen_8:2) de los cielos, que Dios abre a voluntad cuando quiere enviar una inundación con las
aguas de arriba (
Gen_1:4), que estaban sobre el firmamento, concebido como una masa sólida. Y los
fundamentos de la tierra son los pilares en los que se asienta la tierra sobre el abismo. Los hebreos concebían la tierra asentada sobre cuatro columnas que a su vez se sumergían en el abismo de aguas, el
tiamat de la literatura asiro-babilónica. El profeta describe aquí un tremendo terremoto, en virtud del cual
la tierra vacila como un ebrio y es sacudida como una choza (v.20). El símil está tomado de las
chozas en forma de hamaca que se ponían en las viñas para guardarlas, que solían ponerse a veces en la copa de un árbol. Por eso aquí, al temblar la tierra, es hamada por el viento. Y todo esto no tiene otra causa que los
pecados (v.20) que la cubren y pesan sobre ella como un vestido de maldición.
Juicio sobre los poderes del mal (21-23).
21 Y será en aquel día que visitará Yahvé la milicia de los cielos en la altura, y abajo a los reyes de la tierra, 22 Y serán encerrados presos en la mazmorra, encarcelados en la prisión, y después de muchos días serán visitados. 23 Y la luna se sonrojará, y avergonzaráse el sol, porque Yahvé de los ejércitos reinará en el monte de Sión y en Jerusalén y (resplandecerá) su gloria ante sus ancianos. Dios castigará (
visitar tiene este sentido punitivo en el lenguaje bíblico) a
la milicia de los cielos (lit.
la milicia de lo alto), e.d., o bien los astros, considerados por los paganos como divinidades, o bien los
espíritus que, según las creencias de la época, presidían las diversas regiones celestes con sus esferas. Los castigará juntamente con
los reyes de la tierra como instigadores del mal 7. Y Dios los encerrará en
la mazmorra o abismo por algún tiempo, hasta que los
visite de nuevo para darles el castigo definitivo. En la Epístola de San Judas (v.6) encontramos una concepción parecida: Los ángeles que no guardaron su dignidad y abandonaron su propio domicilio, los tiene
reservados en perpetua prisión, en las tinieblas, para el
juicio del gran día. Y en
2Pe_2:4 : Porque Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que, precipitados en el tártaro, los entregó a las prisiones tenebrosas,
reservándolos para el juicio. Estos dos textos del Nuevo Testamento parecen depender del libro apócrifo de Henoc8. Nos hallamos, pues, ante concepciones escatológicas en las que la imaginación y el ambiente folklórico tienen gran importancia. Y el profeta cierra el cuadro con un horizonte esperanzador, pleno de luz: En Sión será Yahvé entronizado, y ante su gloria sentirán sonrojo y vergüenza el sol y la luna. Yahvé será como una luz que brilla manifestando su
gloria ante los ancianos. Indudablemente que el profeta alude a la teofanía del Sinaí, presenciada por los setenta
ancianos (
Exo_24:9.10). Es notable este cortejo de
ancianos formando la escolta de Yahvé
en la nueva teocracia redimida, sin decir nada de los reyes, como lo hace en 32:1, o de los sacerdotes, como lo hace Ezequiel en la visión del templo. Los profetas juegan en sus imágenes con diferentes planos históricos, sin ligarse demasiado a uno de ellos. La escena de la teofanía del Sinaí era muy apropiada para ilustrar
la futura gloria de Yahvé. El autor del Apocalipsis también hablará de veinticuatro ancianos que forman la corte de Dios y del Cordero (
Rev_4:4).
En la nueva Jerusalén, Yahvé será la luz de la ciudad (Isa_60:19).
1 Cf. L. Dennefeld,
Les granas prophétes 95. 1 Literalmente el texto hebreo dice: la altura del pueblo. Otros prefieren leer cambiando la vocalización: el cielo con la tierra, lo que sería una asociación cósmica a lo anterior. Así, Gondamin, O.C., 165. 2 Cf.
Jer_3:9;
Num_35:33;
Deu_21:1-9. 3 Cf.
Isa_5:11-12. 4 El texto griego dice toda ciudad en vez de ciudad de confusión. 5 El texto griego dice ¡ay de los impíos! en vez de ¡desgraciado de mí! del texto hebreo. 7 Cf.
Jer_33:22;
1Re_22:19;
Neh_9:6;
Dan_10:13;
Dan_10:20-21;
Dan_12:1;
Eco_17:17.