Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
62. Inminencia de la Salvación.
Este capítulo está estrechamente unido, por su contenido, al anterior, pues en ambos se trata de la salvación que se avecina sobre Jerusalén, la cual entrará en relaciones especialísimas con Yahvé como esposa amada, de modo que no se verá de nuevo entregada a los enemigos.
Ansias y aspiraciones del profeta (1-3).
1 Por amor de Sión yo no callaré, y por Jerusalén no pararé hasta que resplandezca su justicia como luz esplendente, y su salvación como antorcha encendida; 2y verán las naciones tu justicia, y todos los reyes tu gloria, y se te dará un nombre nuevo que la boca de Yahvé determinará; 3 serás en la mano de Yahvé corona de gloria, real diadema en la palma de tu Dios. En el capítulo anterior se anunciaba como inminente la salvación. El profeta está inquieto y ansioso por ver el nuevo horizonte ya hecho realidad. Hay un fuego interior que le abrasa, los destinos de Jerusalén: Por
amor de Sión no callaré (v.1). Sabe que hay ciertas promesas sobre su justicia o
salvación (v.1b), la cual ha de manifestarse al fin como
antorcha encendida irradiando sobre los otros pueblos (v.2a). Su situación será tan singular que se le dará
un nombre nuevo (v.2b) que refleje dignidad. Será el mismo Yahvé quien
determine este nombre, pues sólo El es capaz de medir la nueva dignidad de Sión entre las naciones. El profeta no sabe inventar un
nombre que refleje plenamente la transformación de Jerusalén en la nueva era, y por eso lo deja a la iniciativa divina. En el v.4 se esforzará en buscar nombres aplicables a Jerusalén que reflejen de algún modo su nueva situación; pero el verdadero
nombre nuevo lo
determinará la boca de Yahvé. Jerusalén será como
una corona de gloria en la mano de Yahvé (v. 3), como objeto de su predilección, y resplandeciente como
una diadema real ante los otros pueblos. 1
Sión, esposa de Yahvé (4-5).
4 No te llamarán más ya la Desamparada, ni se llamará más tu tierra Desolada, sino que te llamarán a ti Mi complacencia en ella, y a tu tierra Desposada, porque en ti se complacerá Yahvé, y tu tierra tendrá esposo. 5Como mancebo que se desposa con una doncella, así el que te edificará se desposará contigo. Y como la esposa hace las delicias del esposo, así harás tú las delicias de tu Dios. Algunos autores consideran este fragmento como una profecía distinta, sobre todo por razones métricas. No obstante, la ilación de pensamiento parece perfecta con lo que precede. Jerusalén ha sido considerada como una diadema real en la palma de Yahvé; ahora va a ser considerada como una
esposa, como máxima expresión de amor. El profeta ensaya nombres descriptivos para dar a entender la nueva situación de Sión, en espera de que Dios mismo revele un día el nombre que en realidad le corresponde en justicia. Antes Jerusalén fue considerada como
Desamparada y Desolada al ser invadida y destruida; pero ahora, al entrar bajo una protección especial de Dios, se la llamará Mi
complacencia en ella y Desposada (v.4b). Yahvé mismo será su esposo. Esta imagen del desposorio es común en la literatura profética a partir de Oseas. 2 Israel en el desierto fue desposada con Yahvé por la alianza mosaica. Por sus infidelidades, Yahvé se separó de ella y la castigó. Pero Yahvé hará una
nueva alianza y volverá a ser su
Esposo (v.5). Las nuevas relaciones, pues, no pueden ser más estrechas.
Invitación a los centinelas de Sión a estar vigilantes (6-9).
6 Sobre tus murallas, ¡oh Jerusalén! he puesto centinelas, que no callarán ni de día ni de noche. Vosotros, los que hacéis que se acuerde Yahvé, no os calléis, 7y no le deis treguahasta que restablezca y ponga a Jerusalén por alabanza en la tierra, 8 Juró Yahvé por su diestra y por su brazo poderoso: No daré más tu trigo para comida de tus enemigos, ni los extraños beberán tu mosto, por el que te afanaste. 9 Porque los que hagan la recolección la comerán y alabarán a Yahvé,y los que hagan la vendimia beberán en los atrios de mi santuario. El profeta nombra
centinelas sobre las
murallas de Jerusalén (v.6a) para que recuerden con su presencia constantemente a Yahvé las promesas de su reedificación de la ciudad. Algunos autores creen que estos
centinelas son una especie de ángeles custodios encargados de los intereses comunitarios de Jerusalén 3. Lo más fácil es suponer simplemente que es el profeta quien habla, como ^al principio del capítulo. No deben callar en su ruego
de día y de noche, importunando a Yahvé para que ponga a
Jerusalén por alabanza en la tierra (v.7), e.d., objeto de admiración entre los pueblos. 4
Dios hace un juramento solemne de que Jerusalén no será de nuevo invadida, de forma que sus cosechas no sean usufructuadas por los extranjeros:
los extraños y
enemigos (v.8a). Parece que el profeta piensa en los tiempos que siguieron a la repatriación, cuando Palestina se hallaba bajo la dominación persa y expuesta al pillaje de los samaritanos. 5 Yahvé jura
por su diestra, por su brazo, símbolo de su omnipotencia, como garantía de su cumplimiento indefectible.
En los tiempos venideros serán los propios israelitas los que participarán del fruto de sus afanes, con lo que
alabarán a Yahvé (v.8), y, sobre todo,
beberán en los atrios del santuario, alusión a los convites sagrados con motivo de los sacrificios, acompañados de cánticos de acción de gracias por los beneficios.6 Quizá aluda a las fiestas alegres de la vendimia de los tabernáculos, cuyo jolgorio era proverbial en Israel 7.
Inminencia de la salvación (10-12).
10 Franquead, franquead las puertas, allanad el camino del pueblo, terraplenad, terraplenad la calzada, alzad bandera sobre los pueblos. 11He aquí que Yahvé proclama a todos los confines de la tierra: Decid a la hija de Sión: He aquí que llega tu salvación, viene con su recompensa y le precede su retribución. 12Les llamarán pueblo santo, los rescatados de Yahvé, y a ti te llamarán la Deseada, la ciudad no desamparada. No pocos autores consideran esta sección como un poema aparte en el que hay reminiscencias de otros pasajes anteriores. No obstante, los argumentos para aislarle del contexto anterior no tienen mucho fundamento. Tenemos que contar siempre con la especial psicología del poeta oriental, que hace recapitulaciones y asociaciones de ideas, algunas veces para nosotros desconcertantes. Parece que aquí el profeta hace una invitación indeterminada a salir al encuentro de una caravana de repatriados, e invita a abrir las puertas de la ciudad de par en par:
franquead las puertas (v.10), al mismo tiempo que ordena quitar los obstáculos para que la marcha discurra sin dificultades:
terraplenad la calzada (v. 10). Era lo que se hacía con ocasión de un cortejo real. Pero con estas palabras quizá el profeta hable en sentido metafórico, es decir, invite a sus conciudadanos a que echen fuera de sí todos los obstáculos
morales que se oponen a la venida o manifestación de Dios en su pueblo, trayendo la salvación. En ese caso no se trataría de una caravana de repatriados que llega, sino de un cortejo simbólico ideal que representaría la inauguración solemne de la época de la salud por Yahvé. De este modo tiene perfecta relación con el contexto anterior, en que se suspiraba por la hora de la salvación. Ha llegado el momento solemne, y por ello invita a que se alce una
bandera sobre los pueblos (v.10b), como signo de que llega la salvación para todos, y los pueblos se percaten de ello y acudan hacia la Ciudad Santa. Yahvé va a hacer, por su parte, una proclamación solemne:
Decid a la hija de Sión: He aquí que llega tu salvación (v.11a). Esta
salvación es personificada en una reina que lleva como cortejo la
recompensa precedida de la
retribución (v. 1-1b), es la compensación por tantos sufrimientos.
La nueva situación de Jerusalén será tal que sus habitantes serán reconocidos como
pueblo santo (v.12a). En 61:6 se decía que los israelitas serían
como sacerdotes entre los otros pueblos por su carácter de elegidos e intermedios entre Yahvé y el resto del mundo. Aquí se destaca su carácter de
santidad o trascendencia. Serán algo aparte, como vinculados a la esfera de Dios, que vive en una atmósfera de
santidad. Serán también los
rescatados de Yahvé, porque han sido sacados por El de la gran tribulación, y Sión será la ciudad
Deseada, centro de los anhelos de todos los pueblos, por estar bajo una especial protección de Dios; de ahí su nombre de
ciudad no desamparada, símbolo de su glorioso futuro, en que estará vinculada a Dios como
esposa en virtud de una nueva
alianza. 8