Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
24. Visión de los higos simbólicos.
De un modo plástico, el profeta describe las dos clases de judíos: la de los deportados con el rey Joaquín en el 598 y la que permaneció en Palestina con Sedecías hasta el 586. La suerte de los primeros será mejor, ya que podrán volver a su patria, mientras que la de los segundos será irremediable, ya que están condenados al total exterminio. La visión es parecida, en cuanto a la materia de la misma, a la de
Amo_8:1-2. Este carácter visionario no es raro en Jeremías, pues ya en la inauguración de su ministerio profetice nos explica su futura misión bajo el símil del almendro florido y de la olla humeante 1.
La fecha de composición de este fragmento visionario hay que colocarla poco después de la deportación del rey Joaquín (598). El profeta Ezequiel se colocará en la misma línea de la perspectiva del profeta de Anatot: los de la primera deportación, purificados por la prueba del destierro, serán el núcleo de donde surgirá la nueva teocracia, mientras que los que permanecen en Palestina están destinados al naufragio total 2.
Los higos simbólicos (1-3).
1 Mostróme Yahvé dos cestos de higos delante del templo de Yahvé. Fue después de haber llevado cautivos Nabucodonosor, rey de Babilonia, a Jeconías, hijo de Joaquín, rey de Judá; a los príncipes de Judá y a los herreros y carpinteros de Jerusalén, a Babilonia. 2 Uno de los cestos tenía higos muy buenos, como brevas, pero el otro tenía higos muy malos, tan malos que de malos no podían comerse. 3Me dijo Yahvé: ¿Qué es lo que ves, Jeremías? Yo le respondí: Higos. Los buenos son muy buenos; pero los malos, tan malos que de malos no pueden comerse. La visión es imaginaria, como la del almendro y de la olla humeante. El profeta ve dos cestos
de higos delante del templo (v.1). Este detalle,
delante del templo, es una alusión al sentido religioso de la visión; los
higos son buenos o malos aquí en relación a su vinculación a Yahvé. Por otra parte, la finalidad de la visión es dar un juicio discriminativo por parte de Yahvé, que tiene su sede judicial en el
templo 3. A continuación nos da la ocasión histórica de la visión: después de la deportación de Jeconías, rey de Judá, por Nabucodonosor. La deportación había tenido efecto sobre todo en las fuerzas vivas y operantes de la nación:
los príncipes de Judá (dignatarios en general) y
los herreros y carpinteros de Jerusalén (v.1), es decir, los artesanos en general, capaces de crear de nuevo con su industria una nueva resistencia militar.
El profeta ve en las
dos cestas higos buenos y malos. Aquéllos son tan apetecibles como las
brevas, que aparecen en junio, las cuales, por ser las primeras frutas, son recibidas con particular alborozo por la población, hecha a las privaciones de Palestina4. En cambio, al lado de ellos estaba la otra cesta con higos pésimos, que resultaban repugnantes y desabridos:
de malos, no pueden comerse.
Explicación de la visión (4-10).
4 Y me fue dirigida palabra de Yahvé: 5 Así dice Yahvé, Dios de Israel: Como a esos higos buenos, así miraré a los cautivos de Judá, que para su bien he arrojado de este lugar a la tierra de los caldeos. 6 Pondré sobre ellos mis ojos para bien, y los haré volver a esta tierra, los edificaré y no los destruiré, los plantaré y no los arrancaré, 7y les daré un corazón para que reconozcan que yo soy Yahvé, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues se convertirán a mí de todo corazón. 8 Y de los higos malos, que de malos no pueden comerse, de éstos dice Yahvé: Así haré yo de Sedecías, rey de Judá, y de sus grandes y del resto de Jerusalén que quedaron en esta tierra, y de los que habitan en el país de Egipto. 9Los haré objeto de terror y desventura para todos los reinos de la tierra, el oprobio, el proverbio, la irrisión y la maldición en todos los lugares adonde los arrojaré, 10 y mandaré contra ellos la espada, el hambre y la peste, hasta que desaparezcan de la tierra que les di a ellos y a sus padres. Los exilados en Babilonia son los higos
buenos (v.5), objeto de las complacencias divinas. Yahvé ve en ellos el núcleo de bendición del que ha de salir la resurrección futura del pueblo:
los edificaré y. los plantaré, y les daré un corazón para que reconozcan que yo soy Yahvé, y ellos serán mi pueblo (v.6-7)5. En los nuevos tiempos habrá un profundo conocimiento de Yahvé, con sus exigencias religiosas y éticas. De este modo Israel será realmente el
pueblo de Dios6, considerado por El como la pupila de sus ojos; pero todo esto como consecuencia de una fiel
conversión. De nuevo aquí nos encontramos con la doble perspectiva en la mente del profeta. Su pensamiento se proyecta inmediatamente sobre la escena del retorno de los exilados a su patria para reconstruir la nación sobre una base religiosa más sincera y sólida; y de hecho sabemos que después del destierro los repatriados no volvieron a caer en la idolatría y apostasía general; pero el
pleno cumplimiento de la profecía de Jeremías sólo se dará en los tiempos mesiánicos en el
Israel de Dios, la Iglesia, fundada por Cristo, en la que sus fieles seguidores centrarán sus corazones en torno a El.
Los
higos malos son los israelitas que se salvaron de la primera deportación del 598 y están aún con su rey Sedecías en Judá. Como no querían reconocer la mano justiciera de Yahvé después de la primera deportación, se creían a salvo de todo peligro, siguiendo su perversa conducta. Por eso el castigo que les espera será devastador:
los haré objeto de terror y desventura., la irrisión y la maldición en todos los lugares (v.8). Esta suerte alcanzará también a los israelitas
que habitan en Egipto, es decir, los judíos que huyeron a Egipto para escapar a la deportación organizada por los babilonios, o quizá los que hubieran sido llevados a Egipto con Joacaz (609), depuesto por Necao II7. Estos se creían allí seguros, pero la mano de Yahvé los alcanzará 8. No es probable que se refiera a los judíos que, después de la toma de Jerusalén por Nabucodonosor, mataron a Godolías, gobernador judío colaboracionista, impuesto por los babilonios, y se llevaron al profeta Jeremías a Egipto por la fuerza para huir de la venganza de los invasores. En este caso, el fragmento profético tenía que estar datado después del desastre del 586.
El v.9, en parte, es la simple repetición
Deu_15:4 y falta en los LXX. Parece, pues, una adición redaccional posterior. La humillación a que se verán sometidos Sedecías y los israelitas que aún siguen en Palestina provocará la
irrisión y serán citados como
proverbio, como si dijeran: Desventurado y maldito como un israelita 9. Con ello se cumplirán las predicciones conminatorias anunciadas en la Ley contra los contraventores de la misma 10.
1 Cf. Jerc.1. 2 Cf.
Eze_11:3.13. 3 Algunos autores creen que se alude aquí a la presentación de ofrendas o primicias de frutos en el templo. Cf.
Lev_16:10;
Deu_26:1. 4 Cf.
Isa_28:4;
Miq_7:1;
Ose_9:10. 5 Cf.
Eze_11:19;
Jer_2:8;
Jer_4:22;
Jer_5:23;
Jer_9:2.5;
Eze_36:26. 6 Cf.
Jer_7:23. 7 Cf.
2Re_23:34. 8 Cf.
Jer_44:11ss. 9 Cf.
Jer_29:22. 10 Cf.Dt 28:37; 30:1;
Jer_9:15;
Jer_14:12. 11 Cf.
Jer_26:2;
Jer_25:3-13.