Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
40. Liberación de Jeremías.
Godolías, gobernador del País.
En los c.40-44 encontramos una serie de episodios relativos a la vida de Jeremías después de la caída de Jerusalén.
El c.40 resulta embarazoso en lo tocante a la liberación de Jeremías, supuesto lo que acabamos de ver en el c.39:14, donde con detalle se narra que los jefes caldeos personalmente libertaron al profeta al entrar en Jerusalén, cuando aquél estaba aún preso en el
vestíbulo de la guardia. Aquí, en cambio, se dice que Jeremías estaba en
Rama, al norte de Jerusalén, encadenado con los otros conciudadanos en un campo provisional de concentración. Para resolver esta contradicción, muchos autores consideran los v.1-2 del C.40 como adiciones posteriores redaccionales 1. Otros, en cambio, consideran como espúrea la narración
Deu_39:142. Y, finalmente, no faltan quienes intentan concordar ambas narraciones del modo siguiente: al llegar Nabuzardán a Jerusalén, un mes después de tomada la ciudad, Godolías se había trasladado para vivir en Misfa. En su ausencia, los jefes subalternos caldeos prendieron a Jeremías en una redada general con los otros habitantes de Jerusalén. Llegados éstos al campo de concentración de Rama, se enteró Godolías de ello, e intervino en su favor ante los jefes babilónicos, que le libertaron definitivamente 2*. Pero bien pudiera ser que el redactor posterior recogiera dos
tradiciones diferentes sobre el prendimiento de Jeremías, y en ese caso nos encontraríamos con uno de tantos
duplicados de la Biblia.
Liberación de Jeremías (1-6).
1 Palabra de Yahvé que recibió Jeremías después que Nabuzardán, jefe de la guardia, le dejó ir de Rama, donde le halló cargado de cadenas en medio de los cautivos de Jerusalén y de Judá que iban deportados a Babilonia. 2 El jefe de la guardia real dijo a Jeremías: Yahvé, tu Dios, había amenazado con males este lugar, 3 y los ha traído sobre él, como lo anunció, porque habéis pecado contra Yahvé y no habéis escuchado su voz; por eso os ha sucedido esto. 4Y ahora he aquí que te quito hoy las cadenas de tus manos; si quieres venir conmigo a Babilonia, ven, que yo miraré por ti; pero, si te desagrada venir conmigo a Babilonia, déjalo; tienes la tierra toda a tu disposición. Ve a donde mejor te parezca. 5 Y como aún no se decidiera a volver, vuélvete (le dijo) a Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safan, a quien ha hecho el rey de Babilonia gobernador de las ciudades de Judá, y habita con él en medio del pueblo, o vete a donde tú mejor quieras. Diole también el jefe de la guardia provisiones, le hizo regalos y le despidió. 6 Vino, pues, Jeremías a Godolías, hijo de Ajicam, que residía en Misfa, y habitó con él en medio del pueblo que había quedado en la tierra. Nabuzardán, al volver de Ribla, adonde había ido a recibir órdenes de Nabucodonosor después de la conquista de Jerusalén, se dirige al campo de concentración de prisioneros de
Rama, la actual
er-Ram, a ocho kilómetros al norte de Jerusalén, en la carretera general de la capital a Naplusa 3, y allí encuentra a Jeremías, sobre el que tenía particular interés. Si el relato
Deu_39:14 responde a la verdad de los hechos, podemos suponer que Nabuzardán, después de libertar a Jeremías del
vestíbulo de la guardia, se marchó a Ribla, y, durante su ausencia, algunos jefes subalternos, que no sabían las predilecciones e intenciones del comandante jefe sobre Jeremías, le harían prisionero como medida de seguridad, y en condición de tal le llevaron a
Rama. La frase
palabra de Yahvé que recibió Jeremías. (v.1) parece que debiera ser seguida de un
oráculo del profeta, según costumbre. Por ello, algunos autores creen que se ha perdido el texto de ese nuevo oráculo4. Otros, en cambio, prefieren ver en la frase estereotipada un título general que serviría de introducción al contenido de la sección de los c.40-44, donde se habla de las vicisitudes del profeta después de la ruina de Jerusalén. En ese caso,
palabra de Yahvé. equivaldría a actividad profética de Jeremías por inspiración divina.5 Pero aquí parece que se inaugura una sección biográfica, con la excepción del discurso del c.44, que tiene su propia introducción oracular.
Jeremías estaba
cargado de cadenas, según la costumbre de los babilonios y asirios respecto de los prisioneros varones6. A las mujeres se les permitía llevar consigo algunos hatillos con ropas y enseres domésticos.
Parece un tanto extraño el discurso de tipo profético judaico puesto en boca del caldeo Nabuzardán. Por ello, no pocos autores creen que se trata de una inserción redaccional extraña al original. No obstante, no debemos perder de vista la mentalidad de los conquistadores orientales politeístas, que reconocían el carácter divino de los dioses de otros pueblos. El legado de Senaquerib en tiempo de Isaías habla en términos análogos: ¿Acaso sin contar con Yahvé he invadido yo esta tierra para devastarla? Yahvé me ha dicho: Invade la tierra y devástala7. Ciro se expresa en términos parecidos 8. Se consideran, pues, como cumplidores de la voluntad del dios del pueblo vencido, que quería castigar a su pueblo. Con ello lograban captar la benevolencia de los vencidos, ya que se les respetaba lo que les era más caro, la religión. Así, pues, Nabuzardán conocía la predicación profética de Jeremías, centrada en torno a la reiterada idea de que Jerusalén sería entregada a los babilonios por haber pecado contra Yahvé. Ahora, pues, hablando con Jeremías, le expresa su punto de vista, coincidente con sus doctrinas. Es un modo de querer ganarle, presentándose como instrumento de la justicia del mismo Yahvé. Así le dice para halagarle:
Yahvé, tu Dios, había amenazado con males este lugar., porque habéis pecado (v.2-3). Sin duda que en estas palabras hay un trasfondo de sagacidad diplomática. Le interesaba mucho al comandante babilonio tener a su lado a Jeremías, y así acepta sus puntos de vista religiosos en lo concerniente a la marcha de la Providencia divina sobre su pueblo.
Después le deja escoger, para su futuro, entre ir a Babilonia, donde será tratado con deferencia particular, o quedar en Judá con Godolías, hombre ponderado y amigo personal del profeta 9. Nabucodonosor le había establecido como
gobernador en Judá, descartando todo sujeto de la línea dinástica davídica, que se había mostrado reiteradamente insurgente. Godolías, por su prudencia y moderación, era una garantía de sensatez, y, por otra parte, estaba capacitado para organizar esta parte de Palestina, de tanta importancia para el imperio babilónico por colindar con el imperio egipcio. Era conveniente que allí no existiese un estado caótico, sino organizado, y por eso el rey caldeo quiere crear un nuevo estado vasallo, resucitado de las ruinas anteriores (v.5).
Jeremías prefiere quedarse con los pobres del pueblo en Judá, para compartir sus penalidades y ayudarles a levantar las esperanzas de resurrección nacional. Ezequiel, en el exilio babilónico, estaba cumpliendo esta misión con los desterrados a orillas del Eufrates. Era preciso que en Palestina quedara un
hombre de Dios que fuera como el director espiritual de su pueblo, que vegetaba en la mayor miseria y postración. Por eso, Jeremías
habitó en medio del pueblo (v.6) en
Misfa, donde Godolías había fijado su residencia oficial10. Jerusalén estaba en ruinas, y era preferible esta localidad provinciana en los confines del reino de Judá.
Reunión de los jefes judíos dispersos con Godolías. (7-16)
7 Guando todos los jefes de tropas que se habían dispersado por la campiña supieron, ellos y sus hombres, que el rey de Babilonia había hecho gobernador de la tierra a Godolías, hijo de Ajicam, encomendándole los hombres, las mujeres y niños y los pobres de la tierra que no habían sido deportados a Babilonia, 8 vinieron a Godolías, en Misfa, Ismael, hijo de Natanías; Yojanán y Jonatán, hijos de Carcaj; Serayas, hijo de Tanjumet; los hijos de Efay, de Netofa, y Jezonías, hijo del Mahakatí, ellos y sus hombres, 9 y los conjuró Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safan, a ellos y a sus compañeros: No temáis servir a los caldeos; habitad en la tierra, servid al rey de Babilonia, y os reportará bien. 10 Yo me quedo en Misfa para representar al país ante los caldeos que vengan a nosotros, pero vosotros haced la vendimia, recoged las mieses y el aceite y guardadlos en vuestros recipientes, y quedaos en las ciudades que habitáis, 11 También todos los judíos que estaban en Moab, entre los hijos de Amón, en Idumea y en todas las otras regiones, al oír que el rey de Babilonia había dejado un resto de Judá y que les había dado por gobernador a Godolías, hijo de Ajicam, hijo de Safan, 12 volvieron de todas las regiones en que se habían dispersado, y vinieron a la tierra de Judá, a Godolías, en Misfa, y recogieron vino y mieses en gran abundancia. 13 Pero vinieron a Godolías, en Misfa, Yojanán, hijo de Careaj, y todos los jefes del ejército que se habían dispersado por la campiña, 14 y le dijeron: ¿Sabes que Baalís, rey de los hijos de Arrimón, ha mandado a Ismael, hijo de Natanías, para darte muerte? No lo creyó Godolías, hijo de Ajicam. 15 y Yojanán, hijo de Careaj, llevó aparte a Godolías y le dijo: Yo iré y mataré a Ismael, hijo de Natanías, sin que nadie lo sepa; no te mate él a ti y se dispersen todos los judíos que se han reunido en torno tuyo y perezcan los restos de Judá. 16 Y le contestó Godolías, hijo de Ajicam: No hagas eso, pues lo que dices de Ismael es falso. Después de conquistada Jerusalén por los caldeos, quedaron pequeños grupos de guerrilleros dispersos por la campiña desértica, tropas que habían quedado fuera de los muros de la ciudad y otras de las que habían huido con Sedecías 11. Al saber que se había organizado de nuevo el Estado judío bajo las órdenes de Godolías, impuesto como gobernador por los babilonios (v.7), decidieron unírsele para trabajar en la reconstrucción de la nación. Naturalmente, como militares que habían luchado con Sedecías, temían por su suerte. El historiador da algunos nombres de ellos, conocidos por otros textos bíblicos 12. Godolías les invita a deponer el miedo, pues él tiene amplios poderes de amnistía, y sabía que los caldeos tenían interés una vez vencida la resistencia fundamental en reorganizar el nuevo Estado vasallo, y, por consiguiente, no se habían de meter con ellos (v.8).
Les invita a permanecer en Judá (v.8). Parece que los jefes dispersos estaban dispuestos a marcharse lejos, hacia Egipto, lejos de la dominación babilónica. Godolías, por su parte, se considera como el responsable de la situación y representante de los intereses del pueblo de Judá ante los babilonios (v.10).
Eran horas en que se exigía mucha cordura y paciencia para no soliviantar a los vencedores. Por eso les invita a reintegrarse a su vida normal cívica, trabajando los campos, ya que no podían aspirar a continuar en organizaciones militares:
haced la vendimia. y quedaos en las ciudades (v.10). Con la deportación, la ciudad y parte de la campiña había quedado casi despoblada, y era preciso trabajar para que se llenasen las necesidades materiales de la nación. A estos jefes militares vencidos se juntaron en Misfa muchos prófugos judíos, al ver que la nación se volvía a organizar después de la marcha de las tropas de ocupación babilónica. Por otra parte, se daba la circunstancia de que aquel año había
vino y mieses en gran abundancia (v.12). Después de las estrecheces del asedio, esto resultaba una bendición. Los caldeos, pues, no habían devastado el campo, destrozando sus cosechas y sus frutos.
Pero en estos días de incertidumbre no faltaron profundas inquietudes políticas para el nuevo gobernador Godolías. Tenía muchos enemigos entre los fanáticos nacionalistas que aún andaban en bandadas por el desierto, los cuales no aceptaban esta colaboración con los vencedores caldeos. Entre estos nacionalistas acérrimos estaba Ismael, de sangre real, que no podía soportar que Godolías, sin ser príncipe, fuera el jefe del nuevo Estado judío; de ahí la sospecha de un complot suyo en combinación con el rey de Amón, Baalís, el cual quizá soñara con hacer una liga antibabilónica, y por ello no le agradaba que en Judá estuviera gobernando un hombre sumiso a los caldeos (v.14.). No obstante, Godolías, de espíritu equilibrado y magnánimo, no quiso dar oídos a esto, y menos permitió que se asesinara por ello a Ismael (v. 15-16).
1 Así Nótscher. 2 Opinión de Volz. 2* Así Peake. 3 Cf.
Jer_31:15. 4 Así opina Nótscher. 5 Es la opinión de Condamin y Ricciotti. 6 Véase Gressmann,
Alt. Orient. Text. una Bild. fig.128.133.141. 7 Cf.
Isa_36:10. 8
Esd_1:2. 9 Cf.
2Re_22:8;
Jer_21:3;
Jer_26:24;
Jer_29:3;
Jer_36:10. 10
Misfa suele identificarse generalmente con
Tell en-Nasbe, a 13 kilómetros al norte de Jerusalén. Fue fortificada por el rey Asa (
1Re_15:22). En las excavaciones del 1932 se encontró un sello con el nombre de Ya'azaniyahu siervo del rey, que se ha querido identificar con el
Jezonías, jefe militar del v.8. Cf. abel,
Géog. II p.398. Algunos autores, con menos probabilidad, han querido identificar
Misfa con la altura de
Nebu Samwil, al sur de Gabaón. 11 Cf.
Jer_52:8. 12 El nombre de
Jonatán falta en algunos manuscritos hebreos y en el texto griego. Debe de ser una ditografía del nombre anterior
Yojanan. Netofa se ha querido identificar con
Khirbet Bedd Faluh, a unos cinco kilómetros al sur de Belén, camino de Tecoa.
Jezonías, cf.
2Re_25:23.
Mahacatí o macateo, e.d., de Mahaca, junto al Hermón
(2 Sam 10,6;
1Cr_19:6-7)· Quizá sea un nombre gentilicio del clan maacateo, descendiente de Caleb (
1Cr_2:48;
1Cr_4:19), que habitaba al sur de Judá.