Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
47. Oráculo contra los Filisteos.
Los filisteos no son de raza semítica, sino indoeuropea. Se instalaron en la costa de Canaán (denominada después por los griegos
Palestina)
en el siglo XII a.C., después de haber sido rechazados por Ramsés III cuando pretendían establecerse en la desembocadura del delta del Nilo. Formaban parte de los llamados pueblos del mar que aparecen en las inscripciones egipcias. Procedían del Asia Menor, y nunca pudieron asimilarse la mentalidad semítica; sobre todo, jamás aceptaron la circuncisión. Desde el punto de vista material estaban más adelantados que los cananeos y hebreos, que también hacia el siglo XII a.C. llegaron a Canaán, ocupando la parte montañosa, mientras que aquéllos se quedaron en la costa con una organización especial, gobernados por un
seren o príncipe, que correspondía al
tyrannos de los griegos. Sus ciudades principales constituían la famosa Pentarquía o Pentápolis filistea: Gaza,
Ascalón, Ecrón, Gat y Asdod. Fueron los introductores del hierro en Canaán y desde el principio estuvieron en colisión con los hebreos, que se establecían en regiones a ellos contiguas. Generalmente la victoria solía estar del lado de los filisteos, por estar mejor preparados l
; pero en tiempos de David fueron sometidos definitivamente, dejando de ser un peligro serio para Israel. Los israelitas los llamaban despectivamente los incircuncisos. En el siglo VII a. C., los filisteos fueron vasallos de Egipto 2. Antes, en el siglo VIII, formaron liga contra Asiría, pero fueron sometidos por Senaquerib, quien en su estela nos describe al detalle la expugnación de sus ciudades 3.
El profeta parece que alude en su profecía a la invasión de la región filistea por Nabucodonosor en el 605 a.C., pues el enemigo viene del
norte.
Invasión de Filistea desde el septentrión (1-6).
l Palabra que dirigió Yahvé a Jeremías sobre los filisteos antes que el faraón tornara Gaza. 2 Así dice Yahvé: He aquí que las aguas suben del norte, son como torrente desbordado, inundan la tierra en toda su amplitud, la ciudad y sus moradores. Lanzan gritos los hombres, y se lamentan todos los habitantes de la tierra 3 al estrépito de los cascos de sus caballos, al estruendo de los carros, al retumbar de sus ruedas. Los padres no cuidan de sus hijos, se les debilitan los brazos. 4 Es que llega el día, el día de la ruina de los filisteos, de arrancar a Tiro y a Sidón cuantos auxiliares le quedan. Es Yahvé, que va a destruir a los filisteos, a los restos de la isla de Caftor; 5 Gaza ha sido rasurada, Ascalón ha enmudecido; resto de los Anaqim4, ¿hasta cuándo te harás incisiones? 6 ¡Ay espada de Yahvé! ¿Hasta cuándo no tendrás reposo? ¡Vuelve a tu vaina, descansa y reposa! 7¿Cómo va a cesar, si es Yahvé quien la manda? Contra Ascalón y la costa del mar ha sido dirigida. El primer verso resulta embarazoso, por la indicación de la toma de
Gaza por el faraón. Si el enemigo invasor viene
del norte (v.2), ¿cómo va a ser el ejército egipcio el invasor? Algunos suponen que aquí se aludiría a una expugnación de Gaza por el faraón allá por el año 605, al bajar derrotado de Garquemis. Herodoto5 dice que después de la batalla de
Magdalos (Megiddo?) tomó
Kadytis, que se ha querido identificar con
Gaza; pero quizá sea mejor identificarla con
Cades, sobre el Orontes, en la Alta Siria. Pero en Jeremías el enemigo del
norte suele ser siempre el babilónico. Por eso, otros autores creen que la observación cronológica
antes que el faraón tomara Gaza es una adición posterior redaccional.
El profeta describe al invasor del
norte como un torrente desbordado, que lo anega todo a su paso. Es un símil corriente en la literatura profética6. Como consecuencia de ello viene la consternación general de la población filistea 7, la cual será de tales proporciones, que los padres, preocupados de huir en busca de un refugio,
no cuidan de sus hijos (v.3). Se sienten desfallecer al sentir el fragor y el estruendo del ejército que avanza 8.
Es el día de la intervención justiciera de Yahvé (v.4), que dirige los destinos de los pueblos, castigando a los que han abusado de su fuerza conculcando los derechos de los demás. Los filisteos, por sus intereses comerciales marítimos, tenían íntimas relaciones con los dos emporios comerciales del mar,
Tiro y Sidón. Al aniquilar Yahvé la Filistea, quitaba a las dos ciudades fenicias su apoyo o auxiliar. Los
restos de la isla de Caftor (v.4b) son los filisteos provenientes de
Creta 9 o del mar Egeo en general10.
Y cita a las dos principales ciudades filisteas,
Gaza y Ascalón (v.5), que hacen un mudo duelo por la devastación de su país:
Gaza ha sido rasurada. 11. Como los filisteos estaban establecidos sobre el territorio de los antiguos pobladores gigantes llamados
Anaqim 12, el profeta se encara con ellos, y les pide cuentas irónicamente de su duelo desmesurado:
resto de los Anaqim, ¿hasta cuándo te harás incisiones? (v.5b). El hacerse
incisiones era también uno de los ritos de duelo y penitencia 13.
Y el profeta entabla un diálogo imaginario entre él y los filisteos devastados. Estos, en un momento de sinceridad y de desánimo, piden a Dios cuenta de su poder devastador, y no comprenden su actitud:
¡Ay espada de Yahvé! ¿hasta cuándo no tendrás reposo? (v.6). Ya es hora de que descanse en su mortífera devastación:
¡Vuelve a tu vaina, descansa! Y el profeta responde implacablemente:
¿cómo va a cesar, si es Yahvé quien la manda? (v.7).
La espada devastadora es una mera ejecutora de las órdenes de Yahvé, que ha decidido castigar la tierra de los filisteos. Es el
día de la manifestación vengadora de Yahvé, y no hay lugar a tregua.
La justicia divina no puede renunciar a sus exigencias. Filistea ha pecado y tiene que ser inexorablemente castigada.
1 Cf.
1Sa_13:19-22. 2 Cf. Herodoto, II 157. 3 Prisma
Taylor col.2-3. 4 Así según los LXX. El heb. dice resto de los raíles
('imqám). 5 Cf. Herod., II 159. 6 Cf.
Jer_46:7;
Isa_8:7. 7 Cf. Jer 25:34- 8 Cf.
Jer_4:13-29;
Jer_8:16;
Isa_5:28;
Eze_26:10. 9 Así según la opinión general. Cf. Abel,
Géog. de la Pal. I p.261; Macalister,
The Philistines (1914) p.4-28. Parecen ser los
Keftiu de las inscripciones egipcias. Cf.
Amó_9:7;
Deu_2:23;
Sof_2:5;
Eze_25:16. 10 Así Lagrange,
Livre des Juges p.264. 11 Cf.
Jer_16:6;
Jer_41:5. 12 Cf.
Num_13:22;
Num_28:33;
Jos_11:21. 13 Cf.
Jer_16:6.