Ver contexto
para que sacien soledades desoladas
y brote verdor en el páramo?
(Job  38, 27) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

לְ‎(לְ)

Hebrew|lᵊ|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

הַשְׂבִּ֣יעַ‎(שָׂבַע)

Hebrew|haśbˈîₐʕ|be sated

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: unknown
Person: unknown
State: construct
Verbal tense: infinitive (construct)
Verbal stem: hif‘il


[H7646] [u.ad.aa] [2231]
[שבע] [GES7613] [BDB8385] [HAL8304]

שֹׁ֖אָה‎(שֹׁואָה)

Hebrew|šˌōʔā|trouble

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7722] [v.bm.ac] [2339a]
[שואה] [GES7691] [BDB8469] [HAL8387]

וּ‎(וְ)

Hebrew|û|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

מְשֹׁאָ֑ה‎(מְשֹׁואָה)

Hebrew|mᵊšōʔˈā|desolation

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4875] [v.bm.ad] [2339b]
[משואה] [GES4782] [BDB5351] [HAL5233]

וּ֝‎(וְ)

Hebrew|ˈû|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

לְ‎(לְ)

Hebrew|lᵊ|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

הַצְמִ֗יחַ‎(צָמַח)

Hebrew|haṣmˈîₐḥ|sprout

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: unknown
Person: unknown
State: construct
Verbal tense: infinitive (construct)
Verbal stem: hif‘il


[H6779] [r.cj.aa] [1928]
[צמח] [GES6723] [BDB7408] [HAL7338]

מֹ֣צָא‎(מֹוצָא)

Hebrew|mˈōṣā|issue

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: construct
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H4161] [j.cq.ad] [893c]
[מוצא] [GES4088] [BDB4560] [HAL4490]

דֶֽשֶׁא‎(דֶּשֶׁא)

Hebrew|ḏˈeše|young grass

Part-of-speech: noun
Gender: masculine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1877] [d.cn.ab] [456a]
[דשא] [GES1794] [BDB2010] [HAL2019]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



Los Discursos de Yahvé.
T erminado el ciclo de discursos de Elihú y el de los tres interlocutores amigos de Job, interviene Dios para dar el fallo al gran problema que trataban de dilucidar. Job había pedido insistentemente que Dios diera su fallo público para que se manifestase su irreprochable inocencia. En está teofanía final, Dios pasa revista a las maravillas de la creación para que Job reconozca su ignorancia. y, por tanto, su incompetencia para enjuiciar la Providencia divina. Las descripciones de las maravillas de la creación son bellísimas. Dios habla a Job desde la tempestad como Yahvé a Moisés en el Sinaí. Como Juez supremo, no se considera obligado a dar cuentas a nadie de sus actos.




38. Intervención de Dios.
E n tono inquisitorial y para confundir la arrogancia de Job, Dios pasa revista a los grandes enigmas del universo para que aquél dé razón de ellos: la formación de la tierra, las limitaciones de los mares, la aparición de la luz, la formación de la nieve y el granizo, la ordenación de las constelaciones celestes y el aprovisionamiento de comida para los animales.

La fundación de la tierra y la delimitación de los. mares (1-11).
1 Y respondió Yahvé a Job de en medio del torbellino, diciendo: 2 ¿Quién es este que empaña mi providencia con insensatos discursos? 3Cíñete, pues, como varón tus lomos. Voy a preguntarte para que me instruyas. 4¿Dónde estabas al fundar yo la tierra? Indícamelo, si tanto sabes. 5¿Quién determinó, si lo sabes, sus dimensiones? ¿Quién tendió sobre ella la regla? 6 ¿Sobre qué descansan sus cimientos o quién asentó su piedra angular 7 entre las aclamaciones de los astros matutinos y los aplausos de todos los hijos de Dios? 8¿Quién cerró con puertas el mar cuando, impetuoso, salía del seno, 9dándole yo las nubes por mantillas, y los densos nublados por pañales; 10 dándole yo la ley y poniéndole puertas y cerrojos, 11 diciéndole: Hasta aquí llegarás y no pasarás, ahí se romperá la soberbia de tus olas?

Job ha hablado demasiado audazmente sobre la justicia divina, poniendo en duda sus actos. Ahora Dios, rodeado de majestad, le contesta desde un torbellino o nube tempestuosa, que constituye como su pabellón regio al manifestarse a los hombres l. Las cuestiones planteadas por Dios no tienen nada que ver con el problema concreto de la justificación de los sufrimientos de Job, sino que tienen por finalidad deslumbrarle para que reconozca su ignorancia y falta de capacidad para enjuiciar las obras de Dios. Las afirmaciones de Job empañan los designios de la Providencia divina (v.2), y en este sentido merece una dura reprensión. En realidad, el discurso de Yahvé guarda una unidad literaria propia y no se relaciona con las argumentaciones del discurso de Elihú, que le precede actualmente en el texto del libro.
Puesto que le va a someter a un duro interrogatorio, Dios invita a Job a prepararse ciñéndose los lomos, como el guerrero que se dispone a la lucha o el caminante que se lanza a una larga peregrinación 2. Irónicamente se le invita a contestar para instruir al propio Dios (v.3). En primer lugar, está el enigma de la fundación de la tierra: para conocerlo es preciso haber asistido a la colocación de sus cimientos y a la determinación de sus dimensiones. Sólo así podrá conocerse el designio misterioso que Dios tuvo sobre ella al fundarla. ¿Puede Job gloriarse de haber asistido a tan solemne acto al principio de las cosas? La interrogación es sangrante y humillante para el que pretendía enjuiciar los actos divinos. Dios ha actuado cuidadosamente como un arquitecto al determinar con la regla las medidas del orbe, y sólo son testigos de sus actos los astros matutinos y los hijos de Dios o seres angélicos que forman su escolta de honor. La inauguración de la gran obra de la creación fue solemnizada por el coro angélico, que con sus aplausos y aclamaciones aprobaban el acto fundacional de la tierra (v.7).
La omnipotencia divina se refleja no sólo en el acto de establecer los fundamentos de la tierra, sino en la delimitación de las fuerzas caóticas del mar, que amenazan anegar la tierra (v.9). De nada hubiera servido la formación de la tierra si Dios no la hubiera defendido contra los ímpetus de las olas del mar. El poeta presenta al mar como un recién nacido al que fue preciso envolver en mantillas, que son las nubes, que le recubren y proveen de agua (v.9). Llegado a edad adulta, Dios le impuso una ley y unas puertas para que no traspasara sus legítimos límites, rompiéndose contra los acantilados la soberbia de sus olas (v.11).

La formación de la luz y el reino de las tinieblas (12-21).
12 ¿Acaso has mandado tú en tu vida a la mañana y has enseñado su lugar a la aurora 13 para que ocupe los extremos de la tierra y eche fuera a los malhechores, 14 modelándose entonces la tierra como el barro bajo el sello y apareciendo vestida, 15 privando a los malvados de su luz y rompiendo el * brazo de los soberbios? 16 ¿Has llegado tú hasta las fuentes del mar; I te has paseado por las profundidades del abismo? 17 ¿Se te han abierto las puertas de la muerte? ¿Has visto las puertas de la región tenebrosa? 18 ¿Abarcas la inmensidad de la tierra? Dilo, si sabes todo esto. 19 ¿Cuál es el camino para las moradas de la luz? y de las tinieblas, ¿cuál es su sitio20 para conducirlas a sus dominios y enseñarles los senderos de su casa? 21 ¡Seguro lo sabrás, pues ya habías nacido y era ya grande el número de tus días!

Una de las cosas más maravillosas es la aparición de la luz pálida de la aurora, que se va difundiendo poco a poco, venciendo a las tinieblas y extendiéndose por los extremos de la tierra (v.1â). La tierra va apareciendo paulatinamente con diversos matices de colores, como si se estuviera modelando de nuevo como el barro bajo la acción del sello impresor (v.14). Primero aparece asiluetada esquemáticamente, para después emerger vestida con todos los adornos y detalles de la exuberante vegetación. Es entonces cuando en plena luz desaparecen los malvados, que hacen sus tropelías amparados por la oscuridad, y tiene que retirar su brazo el soberbio, que aprovecha la noche para maltratar al débil (v.15). La descripción del poeta es maravillosa y refleja una sensibilidad estética muy refinada, similar a la de no pocos salmistas, que cantan las maravillas de la naturaleza.
Lugar inaccesible a la mirada humana lo constituyen las fuentes del mar y las profundidades del abismo, que comunican secretamente con la región tenebrosa el seol de los hebreos, el kigallu de los babilonios , con las puertas de la muerte (v. 16-17), Que dan acceso a la región de las sombras.
También la inmensidad de la tierra se escapa a la limitada percepción del hombre; en sus extremos tiene lugar la limitación misteriosa entre la luz y las tinieblas, presentadas aquí como dos fuerzas o sustancias contrapuestas: una brillante y transparente (la luz) y otra opaca y oscura (las tinieblas), que luchan denodadamente todos los días por el imperio de la tierra. Dios ha señalado las horas de dominio de cada una de ellas, según el relato de la creación3, determinando así el día y la noche. Para nosotros, las tinieblas son la carencia de luz. Para los antiguos hebreos, ambas tenían sus propias moradas o receptáculos, en las que se recluían mientras se alejaban de la tierra (v.19). En realidad, sólo Dios conoce los senderos que llevan a sus respectivas moradas.
Irónicamente se declara a Job que no puede conocer estos secretos por la brevedad de sus días (v.21). Sólo el que es eterno puede escudriñar estos misteriosos caminos de la luz y de las tinieblas y dar la clave de los enigmas del universo.

La formación de la nieve, el granizo, la lluvia y el hielo (22-30).
22 ¿Has ido a los escondrijos de la nieve? ¿Has visto los almacenes de granizo, 23 que guardo yo para los tiempos de la angustia, para el día de la guerra y de la batalla? 24 ¿Cuál es el camino por donde se difunde la niebla 4, por donde se echa sobre la tierra el viento solano? 25 ¿Quién abre el camino a la inundación, y la senda al rayo tonante, 26 para hacer llover sobre tierra inhabitada, sobre desierto en que no hay hombres; 27 para empapar las áridas llanuras y hacer brotar la verde hierba? 28 ¿Tiene padre la lluvia? ¿Quién engendra las gotas de rocío? 29 ¿De qué seno sale el hielo? y la escarcha del cielo, ¿quién la engendra? 30 Se endurecen las aguas como piedra y se congela la superficie del abismo.

Conforme a la mentalidad antigua, el poeta presenta a la nieve y al granizo como reservados de antemano por Dios en especiales receptáculos para enviarlos como castigo en los tiempos de desdicha y en el fragor de la batalla. La idea parece inspirada en los relatos de las plagas de Egipto 5. El hombre es impotente contra los temporales que Dios envía, y no puede saber dónde guarda las reservas. La formación de la niebla es también un misterio para el antiguo oriental, así como la irrupción del viento solano, que ai punto la disipa, secando la tierra (v.24). Las tormentas e inundaciones son también la manifestación de un poder sobrehumano, ya que el hombre no puede hacer llover sobre zonas desérticas e inhóspitas (v.26). La misma estepa se refresca con las aguas tormentosas, dando lugar a la aparición de hierba verde (v.27). La misma formación de la lluvia y del rocío tienen un origen misterioso, pues no parecen tener conexión directa con las fuentes y los ríos (v.28). El fenómeno de la evaporación y del enfriamiento de la atmósfera no era fácilmente perceptible por las mentalidades de la antigüedad. La misma formación del hielo y de la escarcha no era fácilmente explicable para el hagiógrafo, que pone en boca de Dios estas interrogaciones enigmáticas para confundir al arrogante Job (v.29).

La regulación de las constelaciones celestes (31-35).
31 ¿Has atado tú los lazos de las Pléyades o puedes soltar las ataduras del Orion? 32 ¿Eres tú el que a su tiempo hace salir las constelaciones y quien guía a la Osa con sus hijos? 33 ¿Has enseñado tú a los cielos su ley y determinado su influjo sobre la tierra? 34 ¿Alzas tu voz hasta las nubes para que te cubran de copiosas aguas? 35 ¿Mandas tú a los relámpagos, y van ellos, diciéndote: Henos aquí?

La maravillosa regulación de los astros es inaccesible a la humana inteligencia. Las Pléyades son pequeñas constelaciones, cuyas estrellas parecen atadas unas a otras; y el Orion es como un tahalí formado por tres estrellas sobre una misma línea. Por ello, Orion era el dios de la guerra (Ninib) entre los babilonios 6. Las constelaciones, o corona, como otros traducen, tienen especial luminosidad y se destacan como la Osa Mayor (v.32). Todas estas estrellas arracimadas tienen su ley propia para no separarse entre sí, ni menos chocar en sus movimientos, y tienen influjo sobre la tierra (v.33), sobre la atmósfera y los diversos elementos de la naturaleza. El hagiógrafo no alude aquí a concepciones astrológicas, ya que el destino de los seres humanos está dirigido exclusivamente por Dios, y los astros son lámparas a su servicio7.
El hombre no tiene poder sobre los fenómenos atmosféricos, como los relámpagos y las nubes, que dependen sólo de la voluntad divina (v.34).

Los sabios instintos de los animales (36-41).
36 ¿Quién puso sabiduría en el ibis, y al gallo quién le dio inteligencia? 37 ¿Quién puede contar las nubes con sabiduría, y quién derrama los odres de los cielos 38 cuando se hace una masa el polvo y se pegan unos a otros los terrones? 39 ¿Eres tú quien proporcionas su presa a la leona y sacias el apetito de los leoncillos 8 40 cuando están agazapados en sus cubiles o se ponen en acecho en la espesura? 41 ¿Quién prepara su alimento al cuervo cuando sus polluelos gritan a Dios y andan errantes por falta de comida?

El ibis el pájaro dedicado a Tot-Hermes, dios de la sabiduría en Egipto anunciaba, según la creencia popular, las crecidas del Nilo, lo que le daba reputación de sabiduría; y el gallo, por presentir y anunciar la mañana, también parece dar muestras de inteligencia (v.36). El hagiógrafo, pues, se hace eco de estas concepciones folklóricas y pone en boca de Dios la interrogación sobre la sagacidad de ambos pájaros, que es una de las maravillas de la naturaleza.
La formación de las nubes, que se crecen e hinchan como odres para después derramarse sobre la tierra, humedeciendo el polvo y aglutinándolo en terrones, constituye también un hecho misterioso que no está al alcance del arrogante Job (v.37).
También es un misterio de la Providencia la provisión de alimentos para los animales hambrientos. Los animales tienen un maravilloso instinto para buscar comida para ellos y sus crías (v.39-41). También en esto no tiene parte el ser humano sino que viene directamente del Creador.

1 Cf. Sal_51:3; Eze_1:4; Zac_9:14. 2 Cf. Jer_1:17; Isa_45:1. 3 Cf. Gen_1:5. 4 El TM lee luz en lugar de niebla o vapor de los LXX, que creemos más propio en el contexto. 5 Cf. Exo_9:22-26; Isa_28:17. 6 Cf, Job_9:9. 7 Cf. Gen_1:14. 8 Lit. la vida de los leoncillos.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XXXVIII.

1 God chalengeth Iob to answer. 4 God by his mighty workes, conuinceth Iob of Ignorance, 31 and of imbecillity.
1 Then the Lord answered Iob out of the whirlewind, and sayd,
2 Who is this that darkneth counsell by words without knowledge?
3 Gird vp nowe thy loines like a man; for I will demaund of thee, and [ Hebrew: make me know.] answere thou me.
4 [ Psa_104:5; Pro_30:4.] Where wast thou when I layd the foundations of the earth? declare, [ Hebrew: if thou knowest vnderstanding.] if thou hast vnderstanding.
5 Who hath layd the measures thereof, if thou knowest? or who hath stretched the line vpon it?
6 Wherepuon are the [ Hebrew: sockets.] foundations

[Mans weakenes.]

thereof [ Hebrew: made to sinke.] fastened? or who layd the corner stone thereof?
7 When the morning starres sang together, and all the sonnes of God shouted for ioy.
8 [ Psa_104:9 .] Or who shut vp the sea with doores, when it brake foorth as if it had issued out of the wombe?
9 When I made the cloud the garment thereof, and thicke darknesse a swadling band for it,
10 And [ Or, established my decree vpon it.] brake vp for it my decreed place, and set barres and doores,
11 And said, Hitherto shalt thou come, but no further: and heere shall [ Hebrew: the pride of thy waues.] thy proud waues be stayed.
12 Hast thou commaunded the morning since thy daies? and caused the day-spring to know his place,
13 That it might take hold of the [ Hebrew: wings.] endes of the earth, that the wicked might be shaken out of it?
14 It is turned as clay to the seale, and they stand as a garment.
15 And from the wicked their light is withholden, and the high arme shalbe broken.
16 Hast thou entred into the springs of the sea? or hast thou walked in the search of the depth?
17 Haue the gates of death bene opened vnto thee? or hast thou seene the doores of the shadow of death?
18 Hast thou perceiued the breadth of the earth? Declare if thou knowest it all.
19 Where is the way where light dwelleth? and as for darknesse, where is the place thereof?
20 That thou shouldest take it [ Or, at.] to the bound thereof, and that thou shouldest know the pathes to the house thereof.
21 Knowest thou it, because thou wast then borne? or because the number of thy daies is great?
22 Hast thou entred into the treasures of the snowe? or hast thou seene the treasures of the haile,
23 Which I haue reserued against the time of trouble, against the day of battaile and warre?
24 By what way is the light parted? which scattereth the East wind vpon the earth.
25 Who hath diuided a water-course for the ouerflowing of waters? or a way for the lightning of thunder,
26 To cause it to raine on the earth, where no man is: on the wildernesse wherein there is no man?

[Gods secret workes.]

27 To satisfie the desolate and waste ground, and to cause the bud of the tender herbe to spring forth.
28 Hath the raine a father? or who hath begotten the drops of dew?
29 Out of whose wombe came the yce? and the hoary frost of heauen, who hath gendred it?
30 The waters are hid as with a stone, and the face of the deepe [ Hebrew: is taken.] is frozen.
31 Canst thou bind the sweete influences of [ Or, the seuen-starres. Hebrew: Cimah.] Pleiades? or loose the bands of [ Hebrew: Cesil.] Orion?
32 Canst thou bring forth [ Or, the twelue signes.] Mazzaroth in his season, or canst thou [ Hebrew: guide them.] guide Arcturus with his sonnes?
33 Knowest thou the ordinances of heauen? canst thou set the dominion thereof in the earth?
34 Canst thou lift vp thy voice to the cloudes, that abundance of waters may couer thee?
35 Canst thou send lightnings, that they may goe, and say vnto thee, [ Hebrew: behold vs.] Here we are?
36 [ Job_32:8 ; Ecc_2:26 .] Who hath put wisedome in the inward parts? or who hath giuen vnderstanding to the heart?
37 Who can number the cloudes in wisedome? or [ Hebrew: who can cause to lie downe.] who can stay the bottles of heauen,
38 [ Or, when the dust is turned into myre.] When the dust [ Hebrew: is powred.] groweeh into hardnesse, and the clods cleaue fast together?
39 [ Psa_104:21 .] Wilt thou hunt the pray for the lyon? or fill the [ Hebrew: the life.] appetite of the young lyons,
40 When they couch in their dennes, and abide in the couert to lie in waite?
41 [ Psa_147:9 ; Math.6.26.] Who prouideth for the rauen his foode? when his young ones cry vnto God, they wander for lacke of meate.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

38:1-42:6 Discursos del Señor. El Señor ha estado oyendo y tomando nota (35,13), ahora habla. Los amigos pensaban que no había necesidad de que Dios hablara. Job, por el contrario, sí; le ha pedido o bien una lista de cargos o bien un veredicto. Todos quedan sorprendidos. El Señor entra como uno más en el debate, y responde con dos discursos (38,1-40,2; 40,6-41,26), a los que Job, a su vez, contestará brevemente con otros dos (40,3-5; 42,1-6). El Señor no responde a ninguna de las cuestiones planteadas; en realidad, sus palabras ofrecen solamente una serie de contra-cuestiones encaminadas a sacar a Job de su pequeño mundo y abrirle a un horizonte más amplio.

38:1-40:2 Primer discurso del Señor. Dios habla desde la tempestad. Ahora le ha llegado el turno a Dios de preguntar y a Job de responder. Job es invitado a entrar en el misterio primordial del cosmos. En primer lugar, la fundación de la tierra viene descrita como una casa que se construye de acuerdo con un plan de detallada arquitectura (38,4-7). Después, a una orden del Hacedor, nace el mar y es vestido y confinado a sus límites cósmicos. Y, ¿qué decir de la mañana (38,12-15) cuando el alba tiñe todo de color y saca a la luz las acciones de los malvados? ¿Es Job capaz de comprender las aguas primordiales o las fuentes de la luz? (38,16-20). En el versículo 38,21 podemos percibir un toque de divina ironía.
Después de hablar de la estructura básica del cosmos, el Señor vuelve a los misterios que encierra el universo, especialmente los fenómenos atmosféricos (38,22-30). Los intereses de Dios van mucho más allá del pequeño mundo de las humanas preocupaciones de Job. Su poder creativo manifiesta asimismo su providencia -en la antigüedad muchos creían que el destino humano estaba escrito en la estrellas-. Ahora son citadas las constelaciones celestes (38,31-33). ¿Puede Job producir la lluvia, envolviéndose a sí mismo con la nube de la tormenta como con un manto? (38,34s). Verdaderamente el Señor ha creado todo con sabiduría (38,33-38; cfr. Pro_3:18-20; Pro_18:22-30; Sal_104:24).
El resto del discurso es dedicado al mundo animal (Sal_38:39-39, 30). Se mencionan cinco pares de animales salvajes: el león y el cuervo (Sal_38:39-41); la cabra montaraz y la cierva (Sal_39:1-4); el asno y buey salvajes (Sal_39:5-12); el avestruz y el caballo de guerra (Sal_39:13-25); el halcón y el águila (Sal_39:26-30). En la cultura del Medio Oriente, todos esos animales eran asociados con imágenes negativas (demonios, caos, desierto). El Señor está sugiriendo que no sólo conoce a esos animales, sino que también están bajo su control, y esto es una bendición para la humanidad.
Así terminan las dos partes del primer discurso, con el que el Señor responde a la acusación de Job de que no existe un plan ni providencia en el mundo.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Fenómenos de la tierra y del cielo. 4-7 Aquí el mundo es retratado como un edificio con cimientos y una piedra angular, construido según un plano extendiendo sobre ella un cordel al acompañamiento de la música de las estrellas del alba y los ángeles.

8-11 El mar es retratado como naciendo del vientre de su madre (8) y vestido de nubes por Dios (9). Pero es también una potencia amenazante que debe ser mantenida en su lugar, encerrada con cerrojos y puertas (10).

12-15 Aun la llegada de la aurora escapa al entendimiento de Job (12).

16-18 Debajo de la tierra existe una parte entera de la creación desconocida para los humanos: las fuentes del mar, las fuentes de las grandes profundidades (Gén. 7:11) que alimentan a las aguas del mar, y la morada de los muertos, retratada como una ciudad con puertas (17), el país de las Sombras según la BJ, el mundo subterráneo (en lugar de la tierra) con su amplitud (18).

19-21 Luz y tinieblas son consideradas aquí como seres que tienen sus propias moradas a las cuales vuelven en los horarios que les corresponden. Job no sabe cómo escoltar a cada una camino a su casa (20).

22, 23 También fuera del conocimiento de Job están los depósitos de nieve y granizo (22), reservados para el día de batalla (23; cf. Exo. 9:22-26; Jos. 10:11; Isa. 30:30).

24-27 El cauce al aluvión del depósito celestial (25) trae a la mente las ventanas de los cielos que se abrieron en ocasión del diluvio (Gén. 7:11). Un nuevo concepto, que será desarrollado más amplia mente en el cap. 39, se presenta en los vv. 26 y 27: mucho de lo que sucede en el orden creado no sucede para beneficio del hombre sino de otras partes de la creación de Dios, o sencillamente porque Dios así lo dispone. Aquí se trata de la lluvia que cae en tierras deshabitadas (26).

28-30 La lluvia, el rocío y el hielo deben tener un origen, pero Job no lo conoce.

31-33 ¿Cómo ha sucedido que las siete estrellas de las Pléyades se han juntado? ¿Por qué las estrellas de Orión, un cazador con su cinto (cuerdas) y espada, permanecen juntas? (31). Sea cual fuere la in fluencia de las estrellas, Job no tiene ninguna influencia sobre ellas, ni siquiera comprende ninguna de las leyes de la naturaleza que determinan sus movimientos (33).

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 38.1 La respuesta de Dios a Job está articulada en dos discursos: el primero (38.1--40.2) habla de la grandeza de Dios creador y gobernador del mundo natural; acerca del segundo, véase Job 40.6 n.

[2] 38.6 Los antiguos hebreos concebían la tierra como una plataforma asentada sobre bases sólidas (cf. Sal 24.2; 104.5; Pr 8.29; Zac 12.1).

[3] 38.36 Ibis: ave de Egipto que aparecía durante las inundaciones del Nilo.

[4] 38.36 Gallo: Según los antiguos, el gallo anunciaba la lluvia.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



17. "Las Puertas de la Sombra" son las que abren la entrada a la morada de los muertos. Ver nota. Sal_6:6.

36. "Ibis" y "gallo": a estos dos animales se les atribuía cierta facultad preventiva. El ibis anunciaba las crecidas del Nilo y el gallo la llegada del día.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

38:27 «en el páramo» corr.; «lugar de origen» hebr. - Los vv. Job_38:26-27 subrayan la gratuidad de las obras divinas, o bien la solicitud de Dios por seres distintos al hombre.

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

38:27 «en el páramo» corr.; «lugar de origen» hebr. - Los vv. Job_38:26-27 subrayan la gratuidad de las obras divinas, o bien la solicitud de Dios por seres distintos al hombre.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*38:1-42:6 Job consigue al fin que Dios haga acto de presencia. Pero este no va a abordar directamente sus quejas; se limitará a exponer la sabiduría de la creación.

Torres Amat (1825)



[11] Jer 5, 22.

[31] Estrella del Norte.