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Tú que a tantos dabas lecciones,
que fortalecías las manos débiles;
(Job  4, 3) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

הִ֭נֵּה‎(הִנֵּה)

Hebrew|ˈhinnē|behold

Part-of-speech: interjection
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2009] [e.bz.ab] [510a]
[הנה] [GES1942] [BDB2166] [HAL2163]

יִסַּ֣רְתָּ‎(יָסַר)

Hebrew|yissˈartā|admonish

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: second person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: pi“el


[H3256] [j.ca.aa] [877]
[יסר] [GES3150] [BDB3513] [HAL3483]

רַבִּ֑ים‎(רַב)

Hebrew|rabbˈîm|much

Part-of-speech: adjective
Gender: masculine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7227] [t.ae.ab] [2099a]
[רב] [GES7193] [BDB7921] [HAL7838]

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

יָדַ֖יִם‎(יָד)

Hebrew|yāḏˌayim|hand

Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: dual
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3027] [j.aq.aa] [844]
[יד] [GES2931] [BDB3271] [HAL3251]

רָפֹ֣ות‎(רָפֶה)

Hebrew|rāfˈôṯ|slack

Part-of-speech: adjective
Gender: feminine
Number: plural
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H7504] [t.dx.ab] [2198a]
[רפה] [GES7450] [BDB8212] [HAL8128]

תְּחַזֵּֽק‎(חָזַק)

Hebrew|tᵊḥazzˈēq|be strong

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: second person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: pi“el


[H2388] [h.bs.aa] [636]
[חזק] [GES2325] [BDB2596] [HAL2592]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



4. Discurso de Elifaz.
D espués de los desahogos rugientes de Job, empiezan los discursos rimados de sus amigos, que tratan de dar luz al infortunado apelando a los principios de la sabiduría tradicional. Entre ellos está Elifaz, que puede ser saludado, por su edad y experiencia sapiencial y por su procedencia de la sabia Teman, como el decano de los tres contertulios de Job. No está conforme con los conceptos expresados por el paciente varón de Hus, y con toda delicadeza le quiere invitar a la reflexión. Respeta su situación, pero, precisamente debido a su estado, no tiene la inteligencia lúcida para hacer juicios sobre los valores de la vida. Su espíritu está preso de angustia y de dolor, y en este sentido no tiene libertad para el discurso.

Sorpresa de Elifaz por las quejas desmesuradas de Job (1-11).
1 Tomó la palabra Elifaz, de Teman, y dijo: 2 ¿Te molestará que te dirijamos la palabra? pero ¿quién es capaz de guardar silencio?2. 3 He aquí que enseñaste a muchos, confortaste muchas manos débiles. 4 Con tu palabra sostuviste a los vacilantes y fortaleciste a rodillas que se doblaban. 5 Pero ahora, que ha venido sobre ti, ¿decaes? Cuando te ha tocado, ¿te turbas? 6 ¿No es ya tu piedad tu confianza? ¿No es la rectitud de los caminos la esperanza tuya? 7 Recuerda bien: ¿Qué inocente pereció? ¿Qué justos fueron exterminados? 8 Por lo que siempre vi, los que aran la iniquidad y siembran la desventura, la cosechan. 9 Bajo el aliento de Dios perecen, desaparecen al soplo de su nariz. 10 Los rugidos del león, los bramidos de la fiera, los dientes de los cachorros de león, son quebrantados. 11 Perece el león falto de presa, y se dispersan los cachorros de la leona.

Con toda delicadeza pide permiso para intervenir Elifaz. Hubiera preferido callar, acompañando y llorando en silencio la tragedia del amigo; pero éste se ha permitido hacer juicios desmesurados y fuera de propósito, y se ve obligado a hacer un llamamiento a la cordura. Oriundo de la patria de la sabiduría, Teman, se cree con derecho a iniciar un diálogo que ponga los términos en su debido punto. Con acento pausado y bien convencido de lo que dice, invita, no sin ironía, a que Job mida un poco más sus palabras.
En primer lugar muestra su extrañeza porque su amigo, que antes repartía consejos a todos, procurando confortar a los oprimidos y débiles, se sienta ahora desfallecer ante la adversidad. Con toda delicadeza recuerda a Job su pasado honroso, repartiendo sabiduría a todos con el ánimo de enseñarles los caminos de la vida dentro del temor de Dios. Pero ahora, que le ha tocado la adversidad, no sabe sobrellevarla, pues protesta rabiosamente contra su destino (v.5). Esto prueba que su piedad (temor de Dios) ya no es el móvil de su vida, y, por tanto, ya no mantiene la rectitud de los caminos como en otro tiempo. Su virtud debiera probarse y mostrarse en la actual adversidad para ejemplo de los que antes eran aleccionados por él. Pero está visto que no tenía raíces profundas, ya que vacila y protesta a la hora de dar señales de sus convicciones en el camino de la vida.
Por otra parte, se muestra muy imprudente, desahogándose de modo desmesurado, porque está tocando los misterios de la justicia divina. La experiencia dice que el inocente tiene la protección de Dios, y, por tanto, nunca perece; y los justos terminan por salvarse sin ser exterminados (v.7). Elifaz aquí se hace eco de la tesis tradicional sobre la retribución. Dios es justo, y la justicia divina debe cumplirse en esta vida, premiando al justo con bienes materiales y castigando al impío. Por tanto, el que sufre es porque ha pecado contra Dios. Precisamente contra esta posición sofística tradicional reacciona el autor del drama de Job al presentar a un inocente tocado por la mano colérica del Omnipotente 3. Pero la argumentación de Elifaz es impecable desde el punto de vista de la sabiduría tradicional. Esta está confirmada por su propia experiencia, ya que ha visto que los que aran la iniquidad cosechan la desventura (v.8).
Las manifestaciones coléricas de Dios al soplo de su nariz aplastan al impío y hacen desaparecer al pecador como se agostan las plantas por el turbión del desierto. La miseria y la desgracia son la lógica secuela de sus malas obras. El pecado irrita a Dios, que termina por vengarse y castigar al pecador; por tanto, las manifestaciones de su ira prueban que el desventurado es pecador. Los v.10-ii son considerados por algunos autores como fuera de lugar, pero sus metáforas pueden ser una continuación de la idea anterior: la ira divina lleva por delante a todo el que se oponga, incluso al rey de la selva, el león. Dios puede hacerle morir quebrantándole los dientes o privándole de su sustento. Así, los pecadores desaparecerán indefectiblemente en el momento de la manifestación justiciera del Omnipotente. Por tanto, es necio oponerse a sus decisiones e intervenciones punitivas. Sólo queda acatarlas humildemente, esperando que pase el vendaval de su ira.

Visión nocturna (12-21).
12 Llegóme calladamente un hablar; mis orejas percibieron sólo un murmullo, 13 al tiempo en que agitan el alma las visiones nocturnas, cuando duermen los hombres profundo sueño. 14 Apoderóse de mí el terror y el espanto, temblaron todos mis huesos; 15 un viento azotó mi rostro, erizó el pelo de mi carne. 16 Se paró (ante mí), pero no reconocí su semblante; estaba ante mis ojos un fantasma, y oí una voz que tenuemente murmuraba: 17 ¿Podrá el hombre presentarse como justo ante Dios? ¿Será puro el varón ante su Hacedor? 18 Mira: aun a sus ministros no se confía, aun en sus ángeles halla tacha. 19 ¡Cuánto más los que habitan moradas de barro y del polvo traen su origen! Que son aplastados como polilla, 20 de la mañana a la tarde son pulverizados, desaparecen para siempre por falta de salvador4. 21 ¿No es arrancada la cuerda (de su tienda)? Mueren faltos de sabiduría.

El sagaz Elifaz quiere dar nuevos argumentos para callar las demasías de Job, pero con toda delicadeza atribuye sus reflexiones a un fantasma nocturno que se le apareció, y, calladamente, como en susurro, le dio una nueva clave sobre los misterios de la Providencia divina. Aunque Job se sienta inocente, sin embargo, Dios es tan puro y santo, que ningún ser humano puede considerarse justo y puro, ya que hasta en sus mismos ángeles halla tacha.
La descripción de la aparición nocturna no puede ser más bella e insinuante. Los intérpretes antiguos veían aquí una revelación, pero es mejor considerarla como ficción literaria del hagiógrafo, que hace hablar a los interlocutores conforme a las exigencias del diálogo. Elifaz, obsesionado por la tragedia de Job, se ha dormido, y de noche se le ha revelado una clave del misterio del sufrimiento humano: todos los hombres son pecadores en mayor o menor grado, y, por tanto, las desgracias les vienen muchas veces inesperadamente y sin justificación aparente. ¿No será éste el caso de Job? La nueva argumentación trata de atenuar la suposición expuesta anteriormente de que el que sufre es necesariamente por sus pecados. Esto resulta muy duro para Job, que no tiene conciencia de transgresión grave ante su Dios; por ello hay que buscar otra solución al misterio del dolor: la pureza, santidad y trascendencia de Dios se sienten afectadas por la imperfección de sus criaturas, y, por eso, los sufrimientos enviados por la Providencia responden a imperfecciones y pecados ocultos de los que apenas se tiene conciencia.
Esta visión vaporosa, este murmullo tenue, este susurro insinuante del fantasma, apenas reconocido en sus contornos, es la mejor metáfora para describir psicológicamente la penetración lenta y sugerente de un pensamiento que progresivamente se va apoderando de una mente inquieta que busca la solución a un enigma angustioso. Es el caso del sabio Elifaz, que ha meditado mucho en estos días de silencio junto a Job, sumido en la mayor tragedia.
La nueva revelación tiene su importancia, pues da a entender que ningún hombre tiene derecho a protestar por los sufrimientos que le sobrevengan, ya que de algún modo los ha merecido por su imperfección. Hasta los ángeles resultan indignos de su santidad. La frase aun a sus ministros (angeles) no se confía se ha de entender como expresión hiperbólica de un poeta que quiere destacar la trascendencia y pureza de Dios, del que son indignas sus más excelsas criaturas. Por tanto, no se plantea aquí el problema del pecado de los ángeles, del que no se hace mención en los libros del A.T. Están, pues, fuera de propósito las disquisiciones de los teólogos y antiguos exegetas, que se preguntaban si aquí el no confiarse se refiere a los ángeles antes o después de pecar. En todo el libro de Job no se alude para nada a estos problemas de angelólogía, y, por tanto, no hay razón para introducirlos en este pasaje.
Si en los espíritus angélicos Dios halla tacha, cuánto más en los hombres, formados del polvo y moradores de una casa de barro (v.19), es decir, el cuerpo humano! 5 Por ello, la vida del hombre es efímera y desaparece, sin que nadie le libre cuando llega la hora del destino. Contra las decisiones de Dios no hay salvador (v.21). El que se oponga a sus designios será aplastado como la polilla, desapareciendo para siempre. La vida del hombre es, en definitiva, como una tienda cuyas cuerdas son arrancadas para apenas dejar huella sobre el solar en que estaba. El tiempo terminará por borrar su recuerdo. Pero, sobre todo, lo más trágico es morir falto de sabiduría, es decir, sin comprender ni acatar los misteriosos designios del Omnipotente, que decide la suerte de cada uno conforme a módulos que se escapan a la humana inteligencia. Oponerse a Dios es de necios, mientras que el sabio sabe sorprender el lenguaje de la Providencia en los acontecimientos de la vida de cada uno. Job, pues, debe callar y acatar humildemente su destino, pues desconoce los designios del que todo lo sabe.

1 Dhorme traduce: ¿Te dirigiremos la palabra? ¡Estás deprimido! Bib. de Jér.: Si se te dirige la palabra, ¿lo soportarás? 2 Dhorme: ¿Quién podría contener sus palabras? Bib. de Jér.: ¿cómo guardar silencio? 3 Contra esta opinión de que las enfermedades tienen su origen en los pecados de los pacientes o de sus antepasados reacciona Jesús a propósito del ciego de nacimiento (cf. Jn 9:15). Los malteses, al ver a Pablo mordido por una víbora, creen que lleva la maldición de los dioses (cf. Hec_28:4). 4 Así, siguiendo a Dhorme. Bib, de Jér.: Desaparecen para siempre, sin que nadie se acuerde de ellos. 5 Cf. Job_10:9; Job_33:6; Isa_64:7; Gen_2:7; Gen_3:19.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter IIII.

1 Eliphaz reprooueth Iob for want of religion. 7 He teacheth Gods iudgements to bee not for the righteous, but for the wicked. 12 His fearefull vision, to humble the excellencie of Creatures before God.
1 Then Eliphaz the Temanite answered, and said,
2 If we assay [ Hebrew: a word.] to commune with thee, wilt thou be grieued? But [ Hebrew: who can refraine from words?] who can withhold himselfe from speaking?
3 Beholde, Thou hast instructed many, and thou hast strengthened the weake hands.
4 Thy words haue vpholden him that was falling, and thou hast strengthened [ Hebrew: the bowing knees.] the feeble knees.
5 But now it is come vpon thee, and thou faintest, it toucheth thee, and thou art troubled.
6 Is not this thy feare, thy confidence; the vprightnesse of thy wayes and thy hope?
7 Remember, I pray thee, who euer perished, being innocent? or where were the righteous cut off?
8 [ Pro_22:8; Hos_10:13.] Euen as I haue seene, they that plow iniquity, and sow wickednsse, reape the same.
9 By the blast of God they perish, and by the breath of his [ That is, by his anger, as Isa_30:33.] nostrils are they consumed.
10 The roaring of the Lyon, and the voice of the fierce Lyon, and the teeth of the yong Lyons are broken.
11 The old Lyon perisheth for lacke of pray, and the stout Lyons whelpes are scattered abroad.
12 Nowe a thing was [ Hebrew: by stealth.] secretly brought to me, and mine eare receiued a litle thereof.
13 In thoughts from the visions of the night, when deepe sleepe falleth on men:
14 Feare [ Hebrew: met mee.] came vpon me, and trembling, which made [ Hebrew: the multitude of my bones.] all my bones to shake.
15 Then a spirit passed before my face: the haire of my flesh stood vp.
16 It stood still, but I could not discerne the forme thereof: an image was before mine eyes, [ Or, I heard a still voyce.] there was silence, and I heard a voyce, saying,

[The diuers ends of godly and wicked.]

17 Shall mortall man be more iust then God? shall a man bee more pure then his maker?
18 Behold, hee [ Job_15:15 ; 2Pe_2:4 .] put no trust in his seruants; [ Or, nor in his Angels, in whom he put light .] and his Angels hee charged with folly:
19 Howe much lesse on them that dwell in [ 2Co_5:1 .] houses of clay, whose foundation is in the dust, which are crushed before the moth.
20 They are [ Hebrew: beaten in pieces.] destroyed from morning to euening: they perish for euer, without any regarding it.
21 Doeth not their excellencie which is in them, goe away? they die, euen without wisedome.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Primera sesión de discursos (Cap- 1-14). Horrorizados por los lamentos de Job y sus repetidos «¿Por qué?», los tres amigos abandonan su sabio silencio y se creen en el deber de responder. Los discursos que siguen a continuación se desarrollan en tres sesiones: 4,1-14,22; 15,1-21,34; 22,1-27,23. En las dos primeras hablan cada uno de los amigos y Job responde largo y tendido. La tercera sesión aparece un poco desordenada, debido quizás a la confusión del texto.

4:1-21 Primer discurso de Elifaz. Elifaz comienza en tono cortés. En típico estilo sapiencial, apela a su experiencia y reflexiona a partir de ella (4,7-8; 5,27), pero, extrañamente, recurre también a una revelación especial que ha recibido de noche (4,13-21).
En el desarrollo de su discurso subraya cuatro puntos básicos: 1. ¿Quién es el inocente que perece?, es el malvado el que sufre (4,7). 2. ¿Qué ser humano puede presentarse sin mancha ante el Creador? (4,17-21; cfr. 11, 11; 15,14-16; 25,4). 3. Los seres humanos engendran ellos mismos la desgracia (5,7). 4. El sufrimiento puede ser el correctivo que Dios impone como corresponde a un buen padre (5,17); la fidelidad a Dios trae abundancia de vida (5,23-26).
Elifaz concluye su discurso con una insistente llamada a la experiencia (5,27). Desgraciadamente, Job no lo sabe.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



Eres un hombre piadoso. La auténtica preocupación de Elifaz por Job se nota en sus primeras palabras; es respetuoso, casi pidiendo disculpas (2a). No es despreciativo cuando recuerda a Job cuánto ha reconfortado a otros en circunstancias similares (3, 4); es el más suave de los reproches cuando le dice: Pero ahora te sucede a ti y te impacientas (5). El aliento que Job daba a otros, como un acto de verdadera piedad, es una buena razón de por qué puede esperar que Dios pronto lo restaurará.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



18. Estos "servidores" son los "ángeles" llamados también "santos" por su proximidad con Dios (5.1; 15.15).

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



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Torres Amat (1825)



[13] Y ocasionarles una confusión de ideas.