Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
6. Respuesta de Job a Elifaz.
E l infortunado paciente responde a los sabios consejos del amigo: es fácil dar consejos cuando se goza de buena salud; pero ¿qué va a decir el que sufre sin esperanza de rehabilitación, cerrados todos sus caminos en la vida? En lugar de serle un sedante, las palabras del amigo Elifaz no han servido sino para agudizar su terrible dolor. Se considera herido por Dios, y sólo aspira a morir pronto para no ser víctima de tantos sufrimientos físicos e incomprensiones. Esperaba otro tipo de consuelo de sus amigos, pero en realidad no han hecho sino poner ajenjo en su copa de tragedia. Las expresiones de Job son bellísimas y reflejan la amargura y decepción de su alma.
Los terrores del Omnipotente sobre Job (1-4).
1
Entonces replicó, diciendo: 2
¡Oh si mis quejas pudieran pesarse y a un tiempo se pusiera mi desdicha en una balanza! 3
¡Luego ésta pesaría más que las arenas del mar! Por eso han sido destempladas mis palabras, 4
pues se han clavado en mí las saetas del Omnipotente, cuyo veneno bebe mi espíritu. Los terrores de Dios están alineados contra mí,
Ante la exposición fría de la sabiduría tradicional, incapaz de comprender la tragedia del varón de Hus, éste reacciona violentamente, pues ve que son sin fundamento sus hipótesis. En realidad, sus amigos no saben valorar la profundidad de su tragedia: sus quejas y su desdicha son tales, que sobrepujan a las arenas del mar si se pesaran en una balanza. En
Pro_27:3 se dice: pesada es la piedra, pesada es la arena; pero la ira del necio es más pesada que ambas cosas. Los pesares de Job sobrepasan toda medida; y sólo el que los sufre puede medir sus efectos morales y psicológicos; por tanto, tienen explicación sus destempladas palabras.
Se siente preso de las saetas mortíferas del Omnipotente. El salmista emplea el mismo símil para reflejar su situación angustiada: tus flechas se han clavado en mí l. En 16:12-13, Job se compara a un blanco contra el que Dios lanza sus proyectiles. Las calamidades enviadas por Dios son como saetas envenenadas que tiene que absorber el espíritu turbado de Job (v.4) 2. Dios el Omnipotente, designación que destaca la desproporción de El con el pobre paciente es como un arquero que implacablemente lanza los dardos que traen la enfermedad y la aflicción 3. Y Job se ve obligado a beber la cólera del Omnipotente, porque los terrores de Dios están alineados frente a él como un ejército dispuesto a la batalla4. Job se siente en un duelo desigual con el Omnipotente, y su derrota es segura. Se declara vencido de antemano, porque no tiene armas para medirse con El. Por ello no ansia sino que termine este combate desigual, cerrando los ojos a la vida.
La razón de las quejas de Job (5-12).
5
¿Rebuzna el onagro junto a la hierba? ¿Muge el buey ante su pesebre? 6
¿Se come lo insípido sin sal? ¿Sabe bien la clara de huevo? 7
Lo que ni tocar quiere mi alma, eso se ha convertido en mi alimento. 8
¡Quién me diera se cumpliese mi petición y que Dios me otorgara lo que espero, 9
y se dignara Dios aplastarme, soltando su mano para acabar conmigo 10
Ese sería luego mi consuelo; me alegraría en la amargura, por no haber ocultado los secretos del Santo. 11
¿Cuál es mi fortaleza para esperar todavía? ¿Cuál mi fin para aliviar mi alma? 5
. 12
¿Es mi fortaleza la de las piedras, o es de bronce mi carne? Cuando Job se queja, es porque sufre, pues nadie protesta cuando se siente a gusto, como no rebuzna el onagro o asno salvaje cuando tiene hierba, ni muge el buey cuando está ante el pesebre bien abastecido. Las expresiones son proverbiales para significar la situación incómoda e insoportable del desventurado Job. No se halla precisamente en una situación agradable para callar; su comida es insípida como la clara de huevo, y, sin embargo, tiene que tragarla. Su naturaleza se rebela contra esta su comida insípida y repugnante.
No le queda otra esperanza sino que Dios ponga fin a sus lastimosos días. No se atreve a atentar contra su vida; por eso quiere que Dios tome la iniciativa, eliminándolo de una vez. Su única esperanza es dejar de existir. Pero, con todo, no quiere hacer frente a los decretos del Santo, los designios misteriosos de la Providencía divina (v.10). La grandeza de su alma se muestra en estas reacciones que tiene en sus mismos desahogos y lamentaciones descarnados.
Con todo, él no tiene la fortaleza de la piedra o del bronce para soportar indefinidamente tanto dolor (v.12). No le queda paciencia para esperar el fin de sus desolados días6.
Decepción ante la incomprensión de los amigos (13.-21)
13
No hay para mí ayuda alguna; todo socorro me ha sido negado. 14
Rehusar la piedad a su prójimo es rechazar el temor del Omnipotente7
. 15
Mis hermanos me han decepcionado como arroyo (seco), cual lecho de torrentes que pasan. 16
Estaban cubiertos de hielo, sobre ellos se acumulaba la nieve; 17
pero apenas viene el calor, se derriten, a los primeros ardores se extinguen en su lugar. 18
Desvían las caravanas su ruta, avanzan por el desierto y se extravían 8
. 19
Divísanlas las caravanas de Tema, las comitivas de Sabá suspiran por ellos; 20
pero quedan avergonzadas de haber confiado, y confusas al llegar hasta ellos. 21
Así sois ahora vosotros para mí: al verme, os espantáis y sois sobrecogidos de temor. La reacción de los amigos ha decepcionado a Job, pues no saben comprender su trágica situación, permitiéndose valorar fríamente su estado conforme a gastados modos de discurrir. Antes de insinuar juicios peyorativos sobre su conducta, debieran ser más comprensivos con su trágica situación. Se siente solo en el dolor, pues se le ha negado hasta la comprensión de sus más íntimos amigos; sus confidentes de antaño se permiten hacer juicios desfavorables sobre su supuesta conducta de pecado.
El í.14 es generalmente considerado como una glosa marginal de índole sapiencial para enjuiciar severamente
la conducta poco piadosa de los amigos de Job. Los amigos de Job le han traicionado en sus esperanzas como arroyo que inesperadamente aparece seco. Los hombres de la estepa, las caravanas, avanzan ilusionadas esperando encontrar agua en determinado arroyo o torrentera localizada en otros viajes; pero la realidad triste es que al llegar se encuentran con que está seco (v.15). Job esperaba otras palabras más confortadoras que, como arroyo de agua fresca, dieran frescor a sus fauces resecas; pero a la hora de la verdad no hacen sino aumentar su amargura, pues no comprenden su situación desesperada. En la literatura profética, el arroyo que no lleva agua es llamado arroyo falaz 9, porque engaña al caminante que suspira ilusionado por él. Es el caso de los amigos de Job: esperaba palabras de confortamiento, y resulta que le punzan más con insinuaciones malignas.
Los í.16-17 tienen el carácter de frase proverbial para explicar el fenómeno de los arroyos falaces, que decepcionan al caminante: tienen agua mientras se derrite la nieve, pero en los meses ardorosos del verano se secan totalmente.
Siguiendo el símil del í.15, se presenta a las caravanas cambiando sus rutas habituales para dar con el esperado arroyo fresco, y expuestas a extraviarse, siempre con la ilusión de encontrar el agua necesaria para continuar la marcha. Particularmente las caravanas de Tema y Sabá procedentes de terrenos esteparios y resecos, como son los de las zonas que lindan con Medina 10 ansian dar con los torrentes de aguas, y por ello con todo cuidado otean el horizonte para dar con el lugar esperado (v.19); pero, al llegar al lugar del supuesto arroyo fresco, quedan decepcionados y avergonzados, pues de nada les ha servido el penoso rodeo en busca de agua, ya que el lecho del torrente está totalmente seco (v.20).
Ninguna comparación más gráfica e inteligible para las gentes de países esteparios; los amigos de Job le han resultado como el arroyo seco, que niega su agua cuando más se necesitaba. Al verle en estado tan lastimoso, lejos de ayudarle, se espantan y sobrecogen, porque le consideran maldito de Dios (v.21).
Profesión de inocencia y petición de justicia (22-30).
22
¿Os he dicho yo: Dadme, y de vuestra hacienda haced soborno en mi favor u, 23
y libradme de la mano del opresor, y rescatadme de las manos del tirano? 24
Enseñadme vosotros, y yo me callaré; y si he errado, hacédmelo ver. 25
¡Cuan persuasivas son las palabras de rectitud!12
Mas ¿qué prueba vuestra alegación? 26
¿Pretendéis censurar mis palabras, siendo puro viento los dichos del desesperado? 13
27
Hasta sobre un huérfano echáis suertes y traficáis sobre vuestro amigo. 28
¡Y ahora dignaos volveros hacia mí, pues no puedo mentiros a vuestra cara! 29
¡Volveos, y no seáis injustos; volveos, pues la justicia está conmigo! 30
¿Hay en mi lengua iniquidad? ¿Es que mi paladar no sabe discernir el infortunio? El infortunado varón de Hus exige ponderación en los juicios y espíritu de justicia en las valoraciones de su vida. No pide nada de lo que no tenga derecho; no apela al soborno para comprar defensores, ni les pide favores a ellos para que le proporcionen valedores. Sólo exige visión serena de la realidad y reflexión sobre su actual situación y su vida honrada pasada. En su vida anterior nunca les pidió favores, sino que les fue un amigo desinteresado.
Con todo, está dispuesto a una discusión serena de su problema, y de buena gana aceptará sus juicios si son reales y ponderativos. Está pronto a reconocer su error si se lo demuestran (v.24). Pero es preciso llegar al fondo del problema, pues las reflexiones anteriores de Elifaz no han tenido en cuenta las circunstancias que han creado su injusta situación actual. En realidad, las palabras y afirmaciones, cuando están basadas en la rectitud, resultan persuasivas y agradables, y esto espera de sus amigos (v.25). Pero la alegación de Elifaz no prueba nada, pues ha querido reprochar a Job sus palabras desmesuradas, que en realidad son expresiones de un desesperado, las cuales, como tales, las lleva el viento (v.26). Elifaz debiera haberse fijado, no en la crudeza de las frases de Job reprobables por su formulación externa , sino en el fondo que traslucían, la desesperación de un hombre al que se le han cerrado todos los caminos en la vida.
En realidad, han hecho juicios ligeros, decidiendo la suerte de un huérfano indefenso, especulando y traficando frivolamente sobre la situación de un amigo (v.2y). Si hubieran sido verdaderamente sus amigos, no se habrían atrevido a expresiones tan superficiales, como si se tratase de una mercancía sin valor la vida y fama de Job (v.27). Por eso les invita a volver a reconsiderar sus juicios sobre su persona y situación, estudiando más a fondo el problema de sus sufrimientos. Está seguro de que le acompaña la justicia, ya que no tiene conciencia de pecado. Los sufrimientos que pesan sobre él tienen que tener otra fuente que la de su supuesta culpabilidad. Un examen más atento de su situación les dará luz para buscar otras explicaciones más razonables y más equitativas. Quizá se ha excedido en sus palabras por la amargura de su espíritu, pero en el fondo de su alma sigue fiel a su Dios.
Job sabe distinguir bien entre el bien y el mal, como su paladar sabe distinguir lo que le conviene y lo que le es nocivo, y está dispuesto a entablar una discusión sobre el problema del sufrimiento, pero en términos más razonables que los hasta ahora empleados.
1 Sal 3.8.3. 2 Las flechas envenenadas eran conocidas de la antigüedad. Cf. virgilio, Eneida IX 773; Ovidio, Panucas I 2.173. 3 Los fenicios hablan del dios de las tormentas como el Reshef de la flecha. Cf. M. J. La-Grange, études sur les religions sémitiques p 456 n.2; Apolo lanzaba sus flechas para promover la peste en el ejército helénico (cf. Ilíada I 435). 4 No hay motivos para ver aquí una alusión a los monstruos auxiliares de Tiamat del Poema de la creación babilónico (I tab., v.H4s). 5 Lit. el TM: ensancharé mi alma. 6 Sobre el símil de la fortaleza de la piedra o del bronce véase
Job_41:16;
Job_20:24;
Job_28:2;
Job_40:18;
Jer_1:19;
Jer_15:20. 7 Verso oscuro, muy diversamente traducido. Nuestra traducción se acomoda a la de la Bib. de Jér. 8 Así, según Dhorme y Bib. de Jér. 9 Cf.
Jer_15:18;
Miq_1:14. 10 Véase com. a 1:15. 11 Así según Dhorme y Bib, de Jér. 12 La palabra heb. del TM nimratsü es diversamente interpretada: son fuertes, duras, eficaces. Comparando con
Sal_119:103 (y leyendo nimlatsu), tenemos la versión propuesta. La Bib. de Jér.: ¿Se soportan sin pena discursos equitativos? 13 La Bib. de Jér.: propósitos del desesperado que lleva el viento.