Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
3. Jonas en Nínive.
Predicación de Jonas (1-4).
1 Llegó por segunda vez la palabra a Jonas, diciendo: 2 Levántate y ve a Nínive, la ciudad grande, y pregona en ella lo que yo te diré. 3 Levantóse Jonas y fuese a Nínive, según la orden de Yahvé. Era Nínive una ciudad grande sobremanera, de tres días de andadura. 4 Comenzó Jonas a penetrar en la ciudad camino de un día, y pregonaba diciendo: De aquí a cuarenta días, Nínive será destruida. En este capítulo se mostrará de nuevo cómo Yahvé impone su voluntad para extender su voluntad salvífica sobre la nación pagana. Jonas, mero instrumento suyo, anuncia la proximidad del castigo a los ninivitas, aunque Yahvé permanece libre respecto a su cumplimiento, ya que dicho anuncio es condicional, es decir, en el supuesto de que no hagan penitencia.
Es sorprendente la facilidad con que ahora Jonas se traslada a Nínive, como si fuera una ciudad no lejana de Palestina. El hagiógrafo recalca las dimensiones grandes de la ciudad
(Era Nínive una ciudad grande sobremanera, lo que parece indicar que el redactor es posterior a la desaparición de la ciudad famosa). La frase
tres días de andadura es interpretada por San Jerónimo en el sentido de la circunferencia de la ciudad, lo que se ajusta a las medidas dadas por Diodoro de Sicilia para su perímetro (480 estadios) 6. Según Herodoto7, un día de camino eran 150 estadios8. Diodoro de Sicilia afirma que el diámetro de Nínive era de 150 estadios, justamente el
camino de un día (v.4), que anduvo el profeta, según el hagiógrafo, para predicar por toda la ciudad. El autor sagrado quiere ante todo resaltar la extensión de la ciudad, para después valorar la magnitud del efecto conseguido por la predicación de Joñas. Para ello exagera quizá las proporciones.
La predicación conminatoria es taxativa:
dentro de cuarenta días Nínive será destruida 9. El profeta obra por inspiración de Dios, sin conocer plenamente los designios divinos. El hagiógrafo se complace en presentar a Jonas implacable con la ciudad pagana de Nínive, para contrastar su mezquino punto de vista judío con la magnanimidad divina, que admite a la penitencia y a la misericordia aun a los gentiles. Es la tesis del libro, que, como hemos indicado en la introducción, tiene todos los visos de una composición imaginaria didáctica al estilo del libro de Job.
Penitencia y perdón de los ninivitas (5-10).
5 Las gentes de Nínive creyeron a Dios, y pregonaron ayuno y se vistieron de saco desde el más grande al más pequeño. 6 Llegó la noticia al rey de Nínive, y, levantándose de su trono, se desnudó de sus vestiduras, se vistió de saco y se sentó sobre el polvo, 7 e hizo pregonar en Nínive una orden del rey y de sus príncipes, diciendo: Hombres y animales, bueyes y ovejas, no probarán bocado, no comerán nada ni beberán agua. 8 Cúbranse de saco hombres y animales y clamen a Dios fuertemente, y conviértase cada uno de su mal camino y de la violencia de sus manos. 9 ¡Quién sabe si se apiadará Dios y se volverá del furor de su ira y no pereceremos! 10 Vio Dios lo que hicieron, convirtiéndose de su mal camino, y arrepintiéndose del mal que les dijo había de hacerles, no lo hizo. El éxito de la predicación de Joñas no pudo ser más rotundo. Toda la población,
desde el más grande al más pequeño, dio muestras de penitencia, vistiéndose de
saco. El mismo rey dio ejemplo a sus subditos con su conducta, mandando asociar hasta los mismos animales a las manifestaciones externas de penitencia de los ninivitas. El hecho es totalmente insólito en la historia de todos los pueblos. Aquí la inverosimilitud desborda todo lo imaginable, pues Nínive, la gran metrópoli asiría, aparece convertida en masa a la sola predicación de un profeta judío. De hecho, en la historia de Asiría no encontramos la más mínima alusión a lo narrado aquí. En el libro de Daniel encontramos relatos parecidos en los que se habla de la conversión de Nabucodonosor ante las maravillas obradas por Dios en beneficio de su siervo Daniel. El estilo convencional de todos estos relatos salta a la vista, y de ahí que muchos autores acudan al género literario bíblico
midráshico (enseñanza religiosa en la que se recarga el elemento milagroso para fomentar la piedad) para explicar todos estos portentos del libro de Jonas. La enseñanza fundamental que se quiere hacer resaltar en este libro es la posibilidad que tienen los pueblos paganos de reconciliarse con el Dios verdadero de Israel, único Señor de todos los pueblos. Como veremos a continuación, el hagiógrafo contrapone la mezquina mentalidad judía de Jonas, que se molesta por la conversión de los ninivitas, y la magnanimidad de Dios, que los admite a la penitencia 10.