Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Apéndices.
Las ciudades de refugio (20:1-9).
1
Yahvé habló a Josué, diciendo: 2
Habla a los hijos de Israel y diles: Designad, como os lo mandó Moisés, las ciudades de asilo, 3
donde pueda refugiarse el homicida que haya matado a alguno sin querer y le sirvan de refugio contra el vengador de la sangre. 4
El homicida huirá a una de estas ciudades, se detendrá a la puerta de la ciudad y expondrá su caso a los ancianos de ella; éstos le recibirán entre ellos en la ciudad y le darán habitación donde more con ellos. 5
Si el vengador de la sangre le persigue, no le entregarán en sus manos, porque sin querer mató a su prójimo, a quien de antes no odiaba. 6
El homicida quedará en la ciudad hasta que comparezca ante la asamblea para ser juzgado y hasta la muerte del sumo sacerdote que entonces lo sea. Luego se volverá y entrará en su ciudad y en su casa, en la ciudad de donde huyó. 7
Señalaron, pues, a Cades en Galilea, en la montaña de Neftalí; a Siquem, en la montaña de Efraím, y a Quiriat-Arbé, que es Hebrón, en la montaña de Judá. 8
Del otro lado del Jordán, a oriente de Jericó, designaron Bosor, en el desierto, en la llanura, ciudad de la tribu de Rubén; Ramot, en Galaad, de la tribu de Gad, y Golán, en Basan, de la tribu de Manases. 9
Estas fueron las ciudades señaladas a todos los hijos de Israel y a los extranjeros que habitan en medio de ellos para que cualquiera que matase a alguno impensadamente pudiera refugiarse en ellas y no muriera a manos del vengador de la sangre antes de comparecer ante la asamblea.
En la organización social primitiva hebraica existía entre los individuos de la comunidad entera solidaridad. Toda ofensa hecha a un individuo se consideraba como una afrenta hecha a toda la comunidad. La sangre se vengaba con sangre. El pariente más próximo de la víctima debía ser el
goel, el vengador de la sangre. A esta ley de la venganza, común a todo el antiguo Oriente, se refiere el autor en esta perícopa. En los v.4-6, que faltan en el texto griego, se compendia la legislación sobre la venganza, expuesta largamente en el libro de los Números (35:9-34) y Deuteronomio (19:1-15). El altar de Yahvé aseguraba el derecho de asilo cuando el homicidio era involuntario; de lo contrario, de mi altar mismo le arrancarás (al homicida) para darle muerte (
Exo_21:14). Adonías se amparo en este derecho y salvó su vida (
1Re_1:50-53); en cambio, Joab, que se refugió en el tabernáculo de Yahvé, encontró allí su muerte (
1Re_2:31). Para los homicidas involuntarios había creado Moisés tres ciudades de refugio en TransJordania (Bosor, Ramot y Golán), una para cada tribu allí estacionada (
Deu_4:43), y había ordenado que, una vez exterminadas las naciones de Palestina, se señalaran otras tres ciudades para las tribus cisjordánicas (
Deu_19:1-2). Según Abel (
Géographie 2:264), Bosor estaba quizá emplazada en el actual
Umm el-amad, a catorce kilómetros al nordeste de Madaba; Ramot, en el actual
tell Ramit, en la región de Galaad, a diez kilómetros al sudoeste de Derah; Basan hallábase en Golán, a unos veinticinco kilómetros al noroeste de Derah. Las tres ciudades escogidas Para las tribus de Cisjordania son: Cades de Neftalí (12:22; 19:37), a dieciocho kilómetros al norte de Safed; Siquem, en el centro del País y ciudad santa (
Gen_12:6;
Gen_33:18-20), y Hebrón, llamada también Quiriat Arbé (
Gen_14:15;
Gen_15:13-54). Los v.4-6 se consideran como una glosa muy antigua. Con el advenimiento de un nuevo sumo sacerdote se concedía cierta amnistía a los homicidas acogidos a las C1udades de refugio 1
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