Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
Prevaricación de Acón (7:1).
1
Los hijos de Israel cometieron una prevaricación en lo del anatema. Acán, hijo de Jarmi, hijo de Zabdi, hijo de Zare, de la tribu de Judá, se apropió objetos de los dados al anatema, y la cólera de Yahvé se encendió contra los hijos de Israel.
En virtud de la ley de la solidaridad, el pecado de Acán recae sobre todo el pueblo. A este episodio y a sus consecuencias aludía implícitamente el texto en 6:18-19. El autor sagrado, en una breve introducción, hace referencia al precepto divino sobre el
herem y anticipa la razón del desastre de Hai. Josué había conminado al pueblo a no tomar nada de lo que debía ser consagrado al exterminio ni de lo que debía reservarse para el tesoro de Yahvé. El pueblo obedeció a su palabra, pero la codicia cegó a Acán. Era Acán hijo de Judá por Zarac (
Gen_38:30;
Gen_46:12).
Desastre en Hai (Gen_7:2-5).
2
Josué mandó desde Jericó hombres hacia Hai, que está al oriente de Betel, y les dijo: Id a explorar la tierra. Llegaron y reconocieron Hai. 3
De vuelta a Josué, le dijeron: No se necesita que el pueblo todo se ponga en marcha contra la ciudad. Dos o tres mil hombres que suban bastarían para tomar Hai, pues sus habitantes son pocos en número; no es preciso que todo el pueblo se fatigue. 4
Pusiéronse, pues, en marcha unos tres mil hombres, que emprendieron la fuga ante los hombres de Hai. 5
Las gentes de Hai les mataron unos treinta y seis hombres y los persiguieron desde la puerta hasta Sebarim, batiéndolos en la bajada. El corazón del pueblo desmayó y perdió todo valor.
Yahvé es un Dios celoso que castiga las infidelidades de su pueblo. Como represalia por el pecado de Acán le abandona a sus propias fuerzas en el ataque a Hai y es derrotado, a pesar del exiguo número de sus defensores. El autor sagrado conoce la ciudad y sus alrededores, pero usa de la aproximación al señalar el número de guerreros que atacaron la ciudad y las bajas que tuvieron. El número de atacantes parece excesivo en relación con las pérdidas sufridas. Hai, que significa
la Ruina, se identifica con el actual
et-Tell, a tres kilómetros al sudeste de Betel (
Gen_12:8;
Gen_13:3). Estaba edificada sobre uno de los promontorios que se adelantan hacia la depresión jordánica, con una posición excepcional desde el punto de vista estratégico. Hai era la llave para penetrar en el macizo central de Palestina.
Consternación de Josué (Gen_7:6-15).
6
Josué rasgó sus vestiduras, y se postró rostro en tierra ante el arca de Yahvé, hasta por la tarde, él y los ancianos de Israel, y echaron polvo sobre sus cabezas. 7
Josué dijo: ¡Oh Señor, Yahvé! ¿por qué has hecho pasar el Jordán a este pueblo, para entregarnos en manos de los amorreos, que nos destruyan? ¿Por qué no hemos sabido quedarnos al otro lado del Jordán? 8
Por favor, Yahvé, ¿qué voy a poder decir yo después de haber vuelto Israel las espaldas ante los enemigos? 9
Lo sabrán los cananeos y todos los habitantes de la tierra, y nos envolverán y harán desaparecer de la tierra nuestro nombre. Y ¿qué harás tú por la gloria de tu nombre? 10
Yahvé dijo a Josué: Levántate; ¿por qué te echas sobre tu rostro? 11
Israel ha pecado y ha llegado a traspasar mi alianza, la que yo le he mandado guardar, hasta tomar cosas de las dadas al anatema, robarlas, mentir y guardarlas entre sus enseres. 12
Por eso los hijos de Israel no han podido resistir ante sus enemigos y les dieron las espaldas, porque han venido a ser anatema. Ya no estaré yo en adelante en medio de ellos, si no quitáis de en medio de vosotros el anatema. 13
Levántate, santifica al pueblo, y diles: Santifícaos para mañana, porque así dice Yahvé, Dios de Israel: Hay en medio de ti, ¡oh Israel! un anatema, y no podrás resistir ante el enemigo mientras no hayas quitado el anatema de en medio de vosotros. 14
Os acercaréis mañana por tribus; y la tribu que Yahvé señale, se acercará por familias; y la familia que señale Yahvé, se acercará por casas; y la casa señalada por Yahvé, se acercará por cabezas. 15
El que fuere cogido en el anatema, será consumido por el fuego, por haber traspasado la alianza de Yahvé y haber cometido en Israel una maldad. El revés sufrido en Hai desconcierta a Josué y a sus íntimos colaboradores por lo que significaba y por las repercusiones que la derrota tendría en el futuro. Yahvé en esta ocasión no había combatido al lado de su pueblo, lo que debía interpretarse
como señal de que estaba resentido por alguna infidelidad cometida contra El. Como muestras externas de dolor, rasga Josué sus vestiduras (
Gen_37:29;
Gen_44:13;
Num_14:6), echa polvo sobre su cabeza (
Job_2:12;
Lam_2:10, etc.), y, postrado en tierra, se queja a Yahvé, casi reprochándole su conducta (
Jer_1:6;
Jer_4:10;
Jer_14:13) haciéndole ver el porvenir de su pueblo y el menoscabo de su gloria ante los otros pueblos de Palestina. La conducta de Yahvé en momentos tan críticos es desconcertante. ¿No cobrarán ánimo los pueblos de toda Palestina al enterarse de que un puñado de hombres de Hai ha infligido una gran derrota a los israelitas, considerados por algunos como invencibles?
Dios señala a Josué la causa del revés sufrido en Hai (v. 10-12); en 13-15 se señalan los procedimientos para aplacar su ira. Como sujeto de este pecado, seis veces se dice que es una colectividad;
una vez el pecador es Israel (
hata Yisrael, Israel pecó);
cinco veces se dice que ellos, es decir, los israelitas, han pecado. De todo el contexto aparece que el pecador es Acán, quien con su pecado trajo la confusión sobre el campamento de Israel (
Jer_6:18). Para que entre Dios y el pueblo se reanuden las relaciones de amistad, es preciso que
desaparezca la infamia de en medio del pueblo (
Gen_34:14;
Deu_22:21) y de que sea quemado (
Gen_38:24;
Lev_21:9) el que faltó a la alianza. Dios mismo sugiere a Josué el método
que debe seguirse para individualizar al culpable (
1Sa_14:40-42;
1Sa_10:19-21).
Señalamiento del culpable (1Sa_7:16-26).
16
Al día siguiente de mañana, Josué hizo que se acercara Israel por tribus, y fue señalada la tribu de Judá. 17
Hizo acercarse a las familias de Judá, y fue señalada la familia de Zare. Hizo acercarse a la familia de Zare, por casas, y fue señalada la casa de Zabdi. 18 Hizo acercarse a la casa de Zabdi, por cabezas, y fue señalado Acán, hijo de Jazmi, hijo de Labdi, hijo de Zare, de la tribu de Judá. 19
Josué dijo a Acán: Hijo mío, anda, da gloria a Yahvé, Dios de Israel, y ríndele honor. Confiésame lo que has hecho, no me lo ocultes. 20
Acán respondió a Josué, diciendo: Es cierto, soy yo el que ha pecado contra Yahvé, Dios de Israel. He aquí lo que he hecho: 21
Vi entre los despojos un hermoso manto de Senaar, doscientos siclos de plata y una barra de oro de cincuenta siclos de peso, y, codicioso, los tome, y los enterré en medio de mi tienda, poniendo debajo el dinero. 22
Josué mandó entonces comisionados, que fueron corriendo a la tienda y vieron los objetos enterrados en la tienda de Acán, y debajo el dinero. 23
Tomáronlo de en medio de la tienda y se lo llevaron a Josué y a los hijos de Israel, y lo depositaron ante Yahvé. 24
Josué tomo a Acán, hijo de Zare, y le condujeron al valle de Acor. 25
Josué dijo: ¿Por qué nos has puesto en perturbación? Pertúrbete a ti hoy Yahvé. Y todo Israel le lapidó. Después de lapidado, fue quemado en el fuego, 26
y echaron sobre Acán un gran montón de piedras, que todavía hoy subsiste. Yahvé aplacó el ardor de su cólera. Por eso se llamó a aquel lugar valle de Acor, hasta el día de hoy.
Según lo que había mandado Dios, echáronse suertes para descubrir al culpable empleando el sistema de eliminación, empezando por las tribus y terminando por los individuos. Con el
efod en la mano, un sacerdote interpretaba las respuestas dadas por las dos suertes sagradas, el
urim y el
tummim, dos piedras preciosas que, convencionalmente, significaban sí o no. Acán resultó ser el culpable. Reconoció su falta y confesó haber sustraído un hermoso manto de Senaar, es decir, de Babilonia (
Gen_10:10;
Gen_11:2;
Gen_14:1-9), y una cantidad de plata y oro en lingotes, cuya estimación en medidas actuales era de tres kilos y 800 gramos respectivamente. El texto masorético actual extiende el castigo a los familiares y a la hacienda del sacrílego, pero el texto griego reduce la lapidación al culpable, lo que está conforme con
Deu_24:16. Como en otras partes del libro de Josué, se ha amplificado el texto primitivo de este pasaje con glosas redaccionales con el fin de acentuar las penas en que incurren los transgresores de la alianza. Como glosa debe también considerarse la noticia de que Acán fuera quemado en el fuego 21.