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Cuando vieron a Judit con el rostro transformado y mudada de vestidos, se quedaron maravillados de su extremada hermosura y le dijeron:
(Judith 10, 7) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Preparativos de Judit (10:1-5).
1 Una vez que cesó de clamar al Dios de Israel y acabó todo esto, 2 se levantó de su postración, y, llamando a la esclava, bajó a la casa en que solía morar los sábados y las festividades. 3 Se quitó el saco que llevaba ceñido y se despojó de los vestidos de viudez; bañó en agua su cuerpo, se ungió con ungüentos, aderezó los cabellos de su cabeza, púsose encima la mitra, se vistió el traje de fiesta con que se adornaba cuando vivía su marido, Manases; 4 calzóse las sandalias, se puso los brazaletes, ajorcas, anillos y aretes y todas sus joyas, y se quedó tan ataviada, que seducía los ojos de cuantos hombres la miraban. 5 Entregó a su sierva una bota de vino y un frasco de aceite, llenó una alforja de panes de cebada, de tortas de higos y de panes limpios, envolviéndolo iodo en paquetes, y se lo puso a la esclava a las espaldas.

Confortado su espíritu con la oración (9:2-14), adorna su cuerpo para seducir a Holofernes y prenderle en las redes de sus encantos femeniles. Arranca de su cuerpo cualquier prenda que recuerde el hábito penitente de su viudez, baña su cuerpo, se unge con mirra (Can_5:5; Est_2:12), adereza su cabellera (Can_4:1), que prendió con la mitra (Can_16:10; Isa_3:20) o turbante, y se viste el traje de fiesta que llevaba en vida de su marido. Según lo que se dice en 16, i o, este vestido consistía en una túnica de lino. Sus sandalias arrebataron los ojos de los asirios (Isa_16:11). Según Scholz, las sandalias de las mujeres de alcurnia eran preciosas, con adornos de oro y purpura Sabía Judit que sus planes debían realizarse en el plazo máximo de cinco días (Isa_7:31; Isa_8:30). Si carga su alforja con algunos productos alimenticios, no es tanto por la incertidumbre sobre el tiempo que permanecerá entre los asirios cuanto por no contaminarse con los alimentos extraños e impuros (Isa_12:2; Tob_1:10; Dan_1:8). Preveía ya desde ahora que las alforjas tendrían una finalidad trágica (Dan_13:10). Por panes de cebada debe entenderse la cebada tostada, producto llamado qalí (Jos_4:5; Rut_2:14; 1Sa_25:18), muy apropiado para los viajes. En cuanto al pan limpio, podemos conjeturar que se refiere al pan cocido a la manera judía, bajo la ceniza. Judit se muestra más exigente que la misma Ley (Lev_17:10-14; Num_19:14) en la cual no se habla de panes rituales. A estas provisiones añade la Vulgata el queso o leche para beber (Job_10:10).

En las puertas de la ciudad (Job_10:6-10).
6 Al salir por la puerta de la ciudad de Betulia, encontró al prefecto de la ciudad, Ocias, y a los ancianos Cabris y Carmis, 7 los cuales, al verla y notar su rostro mudado y sus ricos vestidos, quedaron sobremanera maravillados de su belleza, y le dijeron: 8 Dios, el Dios de nuestros padres, te dé gracia y lleve a cabo tus proyectos para gloria de Israel y exaltación de Jerusalén. Y adoraron a Dios. 9 Ella les dijo: Ordenad que se me abran las puertas de la ciudad, y saldré a realizar lo que con vosotros he hablado. Y ordenaron a los jóvenes que le abriesen las puertas, como ella había dicho. 10 Hicierónlo así, y Judit salió, seguida de su esclava. La gente de la ciudad estuvo mirándola hasta que, bajando el monte, atravesó el valle y la perdieron de vista.

Una ciudad amurallada tenía diversas puertas, pero una era la principal. En ésta se hallaban los jefes de Betulia preparados para desear feliz éxito a Judit en la empresa que iba a llevar a cabo. Barruntaron ellos que el arma que debía esgrimir Judit era su belleza, y, por lo mismo, le desean que Dios aumente sus encantos para que pueda llevar a cabo sus proyectos. Los centinelas de los muros seguían atónitos sus pasos y no sabían qué admirar más, o la belleza de la joven viuda o su valentía y arrojo. Dios guiaba sus pasos para que no encontrara tropiezo alguno en su hazaña.

Entre los asirlos (Job_10:11-13).
11 Siguiendo la dirección del valle, caminaron hasta que les salió al paso una avanzada de los asirios, 12 que la cogieron y le preguntaron: ¿Quién eres tú y de dónde vienes y adonde vas? A lo que ella contestó: Soy una hija de los hebreos, que voy huyendo de su presencia, porque están a punto de seros dados en presa. 13 Voy a presentarme a Holofernes, general en jefe de vuestro ejército, para comunicarle noticias verdaderas; quiero indicarle el camino por donde puede subir y dominar toda la montaña, sin que perezca ni uno solo de sus hombres.

Señala la Vulgata que ambas mujeres descendían de la montaña hacia las primeras horas de la madrugada (circa ortum diei). Las avanzadas de los asirios estaban bastante lejos de Betulia, de manera que los centinelas de la ciudad no pudieron divisar el momento del encuentro de Judit con los soldados de Holofernes. A las preguntas de éstos respondió Judit que era una mujer judía que huía de Betulia antes de que la ciudad fuese entregada a ellos, y que deseaba entrevistarse con Holofernes. Las palabras de Judit, que no corresponden a la verdad escueta, no se diferencian de las estratagemas que se consideraban lícitas por aquel entonces. El autor sagrado alaba y recomienda lo que hay de virtud (patriotismo, piedad y fortaleza) en las obras de Judit, y suspende su juicio al referir los medios que utilizó para salvar a su pueblo.

Hacia la tienda de Holofernes (Job_10:14-23).
14 Cuando oyeron tales palabras y contemplaron su rostro, que les pareció maravilloso por su extraordinaria belleza, le dijeron: 15 Has salvado tu vida apresurándote a bajar a nuestro señor; ve, pues, a su tienda, que de los nuestros te acompañarán hasta entregarte a él. 16 Cuando estés en su presencia, no temas, comunícale esas noticias y serás bien recibida. 17 Escogieron de ellos cien hombres, que la acompañaron a ella y a su sierva, conduciéndolas a la tienda de Holofernes. 18 Corrió por las tiendas la voz de su venida, y se juntó un gran concurso en el campamento, que la rodeó mientras estuvo fuera de la tienda de Holofernes, esperando ser presentada. 19 Todos se maravillaban de su belleza, y por ésta, de los hijos de Israel, diciéndose unos a otros: ¿Quién se atreverá a despreciar a este pueblo que tales mujeres tiene? No se debe dejar ni una sola de éstas, porque las que quedaren serían capaces de seducir a toda la tierra. 20 Salieron los que hacían la guardia cerca de Holofernes y todos sus siervos, y la introdujeron en la tienda. 21 Hallábase Holofernes descansando en su lecho, bajo un dosel tejido de púrpura y oro y cuajado de esmeraldas y otras piedras preciosas. 22 En cuanto se la anunciaron, salió a la antecámara, precedido de lámparas de plata. 23 Llegada Judit a presencia de Holofernes y de sus servidores, todos se quedaron maravillados de la belleza de su rostro. Postróse ante él, pero los servidores la levantaron.

La belleza de Judit pone en movimiento a todo el campamento asirio. A su paso hacia la tienda de Holofernes despertaba Judit oleadas de entusiasmo, y los soldados se alineaban delante de sus tiendas, fijando sus ojos sensuales sobre el desconcertante rostro de la viuda de Betulia. Obligada a esperar ante las habitaciones privadas de Holofernes, pronto un grupo de oficiales y soldados rodeó la comitiva. La guardia de Holofernes y sus ayudantes de campo interrogaron a Judit en la tienda del general. Se componía el edificio de diversos departamentos (Isa_54:2), ocupando el lecho del generalísimo el lugar más aislado del mundo exterior. El uso de lámparas demuestra que los hechos sucedían de noche (Isa_11:3) o a primeras horas de la madrugada, antes de la aurora. Ahora bien, si Judit llegó de noche a la tienda de Holofernes, ¿cómo pudieron los soldados admirar su rostro a su paso hacia la tienda de Holofernes? Dice el texto que a los soldados el rostro de Judit les pareció maravilloso por su extraordinaria belleza. Al autor sagrado pasó inadvertido este detalle en su afán de pasear a su heroína por entre los soldados del campamento y rodear los acontecimientos con detalles dramáticos, que únicamente tenían en su mente el valor de medios para un fin.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter X.

3 Iudeth doth set forth herselfe. 10 She and her maide goe forth into the campe. 17 The watch take and conduct her to Olofernes.
1 Now after that she had ceased to cry vnto the God of Israel, and had made an end of all these words,
2 She rose where she had fallen downe, and called her maide, and went downe into the house, in the which she abode in the Sabbath dayes and in her feast dayes,
3 And pulled off the sackcloth which she had on, and put off the garments of her widowhood, and washed her body all ouer with water, and annointed herselfe with precious ointment, and braided the haire of her head, and put on [ Greek: miter.] a tire vpon it, and put on her garments of gladnesse, wherewith she was clad during the life of Manasses her husband.
4 And she tooke sandals vpon her
feete, and put about her, her bracelets and her chaines, and her rings, and her earerings, and all her ornaments, and decked her selfe brauely to allure the eyes of all men that should see her.
5 Then she gaue her mayd a bottle of wine, and a cruse of oyle, and filled a bagge with parched corne, and lumpes of figs, and with fine bread, so she [ Wrapped, or packed.] folded all these things together, and layd them vpon her.
6 Thus they went forth to the gate of the citie of Bethulia, and found standiug there Ozias, and the ancients of the city Chabris, and Charmis.
7 And when they saw her, that her countenance was altered, and her apparel was changed, they wondered at her beautie very greatly, and said vnto her,
8 The God, the God of our fathers giue thee fauour, and accomplish thine enterprises to the glory of the children of Israel, and to the exaltation of Ierusalem: then they worshipped God.
9 And she said vnto them, Command the gates of the city to be opened vnto me, that I may goe forth to accomplish the things, whereof you haue spoken with me; so they commanded the yong men to open vnto her, as shee had spoken.
10 And when they had done so, Iudeth went out, she and her mayd with her, and the men of the citie looked after her, vntill shee was gone downe the mountaine, and till she had passed the valley, and could see her no more.
11 Thus they went straight foorth in the valley: and the first watch of the Assyrians met her;
12 And tooke her, and asked her, Of what people art thou? and whence comest thou? and whither goest thou? And she said, I am a woman of the Hebrewes, and am fled from them: for they shalbe giuen you to be consumed:
13 And I am comming before Olofernes the chiefe captaine of your army, to declare words of trueth, and I will shew him a way, whereby he shall goe, and winne all the hil countrey, without loosing the body or life of any one of his men.
14 Now when the men heard her wordes, and beheld her countenance, they wondered greatly at her beautie, and said vnto her;
15 Thou hast saued thy life, in that thou hast hasted to come downe to the presence of our lord: now therfore come to his tent, and some of vs shall conduct thee, vntill they haue deliuered thee to his hands.
16 And when thou standest before him, bee not afraid in thine heart: but shew vnto him according to thy word, and he will intreat thee well.
17 Then they chose out of them an hundred men, to [ Or, and they prepared a chariot for her.] accompany her and her mayd, and they brought her to the tent of Olofernes.
18 Then was there a concourse throughout all the campe: for her comming was noised among the tents, and they came about her, as she stood without the tent of Olofernes, till they told him of her.
19 And they wondered at her beautie, and admired the children of Israel because of her, and euery one said to his neighbour; Who would despise this people, that haue among them such women, surely it is not good that one man of them be left, who being let goe, might deceiue the whole earth.
20 And they that lay neere Olofernes, went out, and all his seruants, and they brought her into the tent.
21 Now Olofernes rested vpon his bed vnder a canopie which was wouen with purple, and gold, and emeraudes, and precious stones.
22 So they shewed him of her, and he came out before his tent, with siluer lampes going before him.
23 And when Iudeth was come before him and his seruants, they all marueiled at the beautie of her countenance; and she fel downe vpon her face, and did reuerence vnto him; and his seruants tooke her vp.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*8-16 Judit, que es viuda, representa la inesperada e imprevisible acción de Dios cuando, según lo narrado en Jdt 1:1-16; Jdt 2:1-28; Jdt 3:1-10; Jdt 4:1-15; Jdt 5:1-24; Jdt 6:1-21; Jdt 7:1-32, no queda ninguna esperanza. La viuda es prototipo de la debilidad y símbolo del Israel sufriente. Como en el resto de la Sagrada Escritura, la debilidad del instrumento realza la intervención de Dios.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Judit ante Holofernes. El autor se detiene a describir los arreglos personales con que se adorna Judit para penetrar el campamento enemigo. Así como le había descrito como una asceta vestida de sayal y untada de ceniza, ahora Judit luce todas las galas posibles para realzar su belleza. «Vestida de sayal» daría a entender que buscaba la compasión del prepotente asirio, y eso no es lo que ella busca. «Vestida y adornada de fiesta» es presentarse convencida de una victoria cuya celebración anticipan sus galas y sus adornos. Su avance a través del campamento asirio es el cumplimiento de las palabras de su súplica (9,13). El enemigo, en efecto, cegado ante semejante beldad, ni se le ocurre siquiera poner en tela de juicio ni sus palabras ni su propia presencia.

Biblia Hispano Americana (Sociedad Bíblica Española, 2014)

Jdt 8:33; Jdt 10:19-23.

Torres Amat (1825)



[12] La simulación como estrategia ha sido un recurso diplomático y militar. Sería ingenuo tachar de inmoral esta conducta.