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Al hacer todo esto por tu mano
has procurado la dicha de Israel
y Dios se ha complacido
en todo lo que has hecho.
Bendita seas del Señor Omnipotente
por siglos infinitos.»
Y todo el pueblo respondió: «¡Amén!»
(Judith 15, 10) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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El ejército invasor, desbaratado (15:1-3).

1 Llegada la noticia a los que estaban en las tiendas, quedaron fuera de sí por lo sucedido, 2 apoderándose de ellos el temor y el espanto, tanto, que ya no se vio hombre al lado de su compañero, porque todos a una se dispersaron, huyendo por los caminos del llano y de la montaña. 3 Los que estaban acampados en la montaña en torno de Betuiia se dieron a la fuga; y entonces los hijos de Israel, todos sus guerreros, se lanzaron sobre ellos.

Aunque algo pudieron contribuir a esta desbandada espectacular las noticias de la muerte de Holofernes y el ataque de los de Betuiia, sin embargo, el factor principal debe buscarse, según la mente del autor del libro, en el hecho de que arrojó Yahvé en medio de ellos la turbación ante Israel (Jos_10:10; Gen_35:5; Jue_7:21; 2Sa_5:24; 2Re_7:6; 2Cr_13:15; 2Cr_14:12).

Israel al ataque (2Cr_15:4-7).

4 Envió Ocias mensajeros a Betmastai, a Coba y a todos los confines de Israel que comunicasen lo sucedido, para que todos se lanzasen sobre los enemigos hasta acabar con ellos 5 Cuando esto oyeron los hijos de Israel, todos a una se echaron sobre ellos, y los desbarataron hasta Coba; y asimismo los que habían venido de Jerusalén y de toda la montaña, porque t: bien a ellos había llegado la noticia de lo acontecido en el campo enemigo. Los habitantes de Galaad y de Galilea les infligieron una gran derrota, hasta pasar de Damasco y sus confines. 6 Los restantes moradores de Betuiia cayeron sobre el campamento de los asirios y lo saquearon, enriqueciéndose grandemente. 7 Los hijos de Israel, al volver de la persecución, se adueñaron de lo restante, y las aldeas y las alquerías que había en la montaña y en el llano se apoderaron de mucho botín, porque era éste enormemente grande.

El tímido Ocias se muestra enérgico y dinámico al ver que sus enemigos huían precipitadamente. Aprovechando la coyuntura de que el ejército invasor levantó el sitio, envió mensajeros a todo Israel para que se lanzaran todos contra sus enemigos. El escenario cambia de decoración rápidamente. Un pueblo hambriento y muerto de sed, desmoralizado, apático, más amante de su vida que de los valores sobrenaturales y patrióticos, se reanima de improviso y se encara con un numerosísimo ejército. Como en Gen_14:15, los habitantes de Betuiia y de las ciudades mencionadas persiguen al ejército enemigo hasta Coba, al norte de Damasco. Esta acción fue posible solamente en virtud de las promesas: Mi terror te precederá. y todos tus enemigos volverán ante ti la espalda (Exo_23:27).

Congratulación oficial (Exo_15:8-10).

8 Joaquín, sumo sacerdote, y el senado de los hijos de Israel, que moraba en Jerusalén, vinieron para contemplar los bienes que el Señor había hecho a Israel y para ver a Judit y darle la enhorabuena. 9 En cuanto entraron en su casa, todos a una le aclamaron, diciendo: Tú, orgullo de Jerusalén; tú, gloria de Israel; tú, honra de nuestra nación; 10 por tu mano has hecho todo esto; tú has realizado esta hazaña en favor de Israel. Que se complazca Dios en ella. Bendita seas tú del Señor omnipotente por siempre jamás. Y todo el pueblo respondió: Amén.

Mientras duraba el saqueo del campamento asirio, el sumo sacerdote Joaquín, con el senado (gerousía) de los hijos de Israel, vinieron para ver a Judit e intercambiar con ella palabras de paz (eirene). La proeza de Judit reviste interés nacional, y, por lo mismo, es justo que la suprema autoridad religiosa y política vaya a darle la enhorabuena. Pero el sumo sacerdote y la gerousía reconocen que la victoria se debe a la intervención eficaz de Yahvé, que ha utilizado los servicios de una viuda a título de instrumento. La Iglesia aplica a la Virgen las alabanzas que las autoridades dirigen a Judit.

Aclamación popular (Exo_15:11-13).

11 Por espacio de treinta días estuvieron saqueando el campamento. A Judit le dieron la tienda de Holofernes, con toda la argentería, y los lechos, y los cojines, y todos los muebles. Ella lo tomó y puso sobre la muía, y, unciendo los carros, lo cargó sobre ellos. 12 Todas las mujeres de Israel se reunieron para verla y aclamarla, y organizaron danzas en su honor. Cogió tirsos en sus manos y se los dio a las mujeres que iban con ella, 13 todas coronadas de olivo, y a cuantos las acompañaban. Delante de todo el pueblo, guiando la danza de las mujeres iba Judit, y todos los hombres de Israel la seguían armados] ceñidas las sienes con coronas y cantando himnos.

Con el fin de poner de relieve la magnitud de la victoria alcanzada, habla el texto de un saqueo del campo asirio por espacio de treinta días. A Judit se le reserva la tienda de Holofernes, toda la argentería (Exo_12:1), los lechos, la vajilla y todo el mobiliario. Judit cargó todo ello sobre una muía y sobre unos carros, que, por el contexto siguiente, debían tomar el camino que les conduciría a Jerusalén.
A medida que el cortejo iba avanzando hacia Jerusalén, salíanle al encuentro las mujeres de Israel, que organizaban danzas en su honor (Exo_15:20; Jue_11:34; Jue_21:21-23; 1Sa_18:6; Jer_31:4-13). Judit, por su parte, proveía de tirsos (tyrso1) a las mujeres que la acompañaban. Se empleaban los tirsos en el culto de Dionisios. Todas las mujeres de la comitiva ostentaban sobre sus cabezas coronas de laurel o de olivo, según la costumbre griega. Judit iba delante dirigiendo la danza de las mujeres, mientras los hombres caminaban armados, ceñidas las sienes con coronas y cantando himnos. La procesión se organiza e inicia en Betulia o en un lugar cercano donde estaba el campamento de los asirios. Allí empezó Judit su canto, que terminó al llegar la comitiva a Jerusalén. También los hombres armados cantaban himnos durante la procesión. Todo este contexto supone que Betulia se encontraba cerca de Jerusalén.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XV.

1 The Assyrians are chased and slaine. 8 The high Priest commeth to see Iudeth. 11 The stuffe of Olofernes is giuen to Iudeth. 13 The women crowne her with a garland.
1 And when they that were in the tents heard, they were astonished at the thing that was done.
2 And feare and trembling fell vpon them, so that there was no man that durst abide in the sight of his neighbour, but rushing out altogether, they fled into euery way of the plaine, and of the hill countrey.
3 They also that had camped in the mountaines, round about Bethulia, fled away. Then the children of Israel euery one that was a warriour among them, rushed out vpon them.
4 Then sent Ozias to Bethomasthem, and to Bebai, and Chobai, and Cola, and to all the coasts of Israel, such as should tell the things that wereone, and that all should rush forth vpon their enemies to destroy them.
5 Now when the children of Israel heard it, they all fell vpon them with one consent, and slewe them vnto Choba: likewise also they that came from Ierusalem, and from all the hill country, for men had told them what things were done in the campe of their enemies, and they that were in Galaad and in Galile [ Or, ouercame.] chased them with a great slaughter, vntill they were past Damascus, and the borders thereof.
6 And the residue that dwelt at Bethulia, fell vpon the campe of Assur, and spoiled them, & were greatly enriched.
7 And the children of Israel that returned from the slaughter, had that which remained, and the villages, and the cities that were in the mountaines, and in the plaine, gate many spoiles: for the multitude was very great.
8 Then Ioacim the high Priest, and the Ancients of the children of Israel that dwelt in Ierusalem, came to behold the good things that God had shewed to Israel, and to see Iudeth, and to salute her.
9 And when they came vnto her, they blessed her with one accord, and said vnto her, Thou art the exaltation of Ierusalem: thou art the great glory of Israel: thou art the great reioycing of our nation.
10 Thou hast done all these things by thine hand: thou hast done much good to Israel, and God is pleased therewith: blessed bee thou of the Almightie Lord for euermore: and all the people said, So be it.
11 And the people spoiled the campe, the space of thirty dayes, and they gaue vnto Iudeth Olofernes his tent, and all his plate, and beds, and vessels, and all his stuffe: and she tooke it, and laide it on her mule, and made ready her carts, and laid them thereon.
12 Then all the women of Israel ran together to see her, and blessed her, and made a dance among them for her: and shee tooke branches in her hand, & gaue also to the women that were with her.
13 And they put a garland of oliue vpon her, and her maid that was with her, and shee went before the people in the dance, leading all the women: and all the men of Israel followed in their armor with garlands, and with songs in their mouthes.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*8-16 Judit, que es viuda, representa la inesperada e imprevisible acción de Dios cuando, según lo narrado en Jdt 1:1-16; Jdt 2:1-28; Jdt 3:1-10; Jdt 4:1-15; Jdt 5:1-24; Jdt 6:1-21; Jdt 7:1-32, no queda ninguna esperanza. La viuda es prototipo de la debilidad y símbolo del Israel sufriente. Como en el resto de la Sagrada Escritura, la debilidad del instrumento realza la intervención de Dios.

Nueva Biblia de Jerusalén (1998) - referencias, notas e introducciones a los libros


NOTAS

15:10 En lugar de Jdt_15:10, la Vulg. (v. 11) dice: «Porque has obrado varonilmente. Tu corazón se ha fortalecido porque has amado la castidad, y después de tu marido no has querido conocer a ningún otro. Por eso la mano de Dios te ha dado fuerza. Por lo que serás eternamente bendita.»

Nueva Biblia de Jerusalén (Desclée, 1998)


NOTAS

15:10 En lugar de Jdt_15:10, la Vulg. (v. 11) dice: «Porque has obrado varonilmente. Tu corazón se ha fortalecido porque has amado la castidad, y después de tu marido no has querido conocer a ningún otro. Por eso la mano de Dios te ha dado fuerza. Por lo que serás eternamente bendita.»

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Acción de gracias. Estas palabras de alabanza a Dios, coronando la narración de los hechos, imitan los dos casos más notables de liberación en al Antiguo Testamento: el canto de Miriam por el paso del mar Rojo (Éx 15) y el canto de Débora (Jue 5).