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Holofernes, una vez que salió de la presencia de su señor, convocó a todos los príncipes, jefes y capitanes del ejército asirio, (Judith 2, 14) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Consejo de oficiales en palacio (2:1-3).
1 El año dieciocho, el veintidós del primer mes, se corrió en el palacio de Nabucodonosor, rey de los asirios, que iba a tomar venganza de toda la tierra, como lo había dicho. 2 Llamó a todos sus oficiales y a todos sus grandes, y confirió con ellos sus se cretos planes, resolviendo poner en ejecución toda la maldad que había proferido su boca contra la tierra. 3 Fueron de parecer que se destruyese a cuantos no se sometieran a los decretos del rey.

Herido en su amor propio, planea Nabucodonosor un ejemplar castigo de las naciones rebeldes a su llamamiento. Corría el año dieciocho de su reinado, el veintidós del mes de Nisán, es decir, a principios de abril, tiempo en que los reyes suelen ponerse en campaña (2Sa_11:1), cuando en el palacio del rey se bosquejó el plan de ataque. Según Jer_32:1; Jer_52:29, el año dieciocho del Nabucodonosor histórico coincide con la fecha en que el mencionado rey se apoderó de Jerusalén (año 587). El autor ha querido asociar la memoria del año más triste para los judíos con el desquite por manos de Judit; el sacrilegio de Nabucodonosor señala el comienzo de su caída.

Holofernes, generalísimo del ejército (Jer_2:4).

4 Terminado el consejo, llamó Nabucodonosor, rey de los asirios, a Holofernes, general de su ejército, que era el segundo después de él.

Un rey de Babilonia que reina sobre los asirios en la ciudad de Nínive tiene a un persa como generalísimo de sus tropas. Que el nombre de Holofernes sea de origen persa, lo prueban tanto su terminación como la analogía con otros nombres de la misma procedencia, como Artafernes, Datafernes. ¿Qué personaje se esconde bajo este nombre que recuerda el mugido de un buey en una caverna? (Claudel). Según Eusebio1, con ocasión de la campaña contra Egipto, Artajerjes III Oco deportó a Hircania, a orillas del mar Caspio, a muchos judíos. En esta misma campaña 2 destruyó y conquistó Jericó, lugar en donde se habían congregado los levantiscos judíos, hecho que tuvo lugar hacia el año 351. Según Diodoro Sículo (31:Jer_19:2-3), un cierto Holofernes, hermano del rey de Capadocia, Ariarates, combatió al lado de Artajerjes contra los egipcios. El mismo Diodoro (16:Jer_47:4) menciona al muy influyente eunuco Bagoas (Jer_12:11; Jer_13:3; Jer_14:14). Aunque el nombre de Bagoas era muy común 3 entre los eunucos y aunque el nombre de Holofernes se halla en otras partes, es, sin embargo, muy casual que se hable de los dos en una misma narración. La mención de éste y del eunuco Bagoas, ¿basta para identificar a Holofernes con Artajerjes III? ¿No es diametralmente opuesto el papel de Holofernes en la obra de Diodoro y el que juega en el libro de Judit? Aquél regresa victorioso a Persia, seguido de una caravana de judíos, camino del destierro; éste cae muerto por la acción de una mujer israelita. Concluyamos diciendo que el hagiógrafo ha escogido el nombre de Holofernes con el fin de asociarlo al de otros enemigos de los judíos.

Holofernes recibe consignas del rey (Jer_2:5-14).
Y le dijo: 5 Esto ordena el rey grande, el señor de toda la tierra: En saliendo de mi presencia, tornarás contigo hombres que confíen en sus fuerzas; de infantes, hasta ciento veinte mil y caballos con sus jinetes, doce mil; 6 e invadirás toda la tierra de occidente por haber desobedecido la orden de mi boca. 7 Les intimarás que me preparen la tierra y el agua, porque en mi furor saldré contra ellos y cubriré toda la haz de la tierra con los pies de mis soldados, y la entregaré al saqueo; 8 y sus heridos llenarán los barrancos y los torrentes, y el río se desbordará lleno de sus muertos; 9 y conduciré sus cautivos hasta los extremos confines de la tierra. 10 Empezarás por ocupar todo su territorio, y si no se te rinden, me los reservas para el día del castigo. 11 Mas para los rebeldes no haya perdón; sean entregados a la muerte y al saqueo toda su tierra. 12 Por mi vida y por la fuerza de mi imperio, que cuanto dije lo ejecutaré por mi mano. 13 No dejes de cumplir ni una palabra de tu señor, antes las ejecutarás exactamente según te lo ordeno y sin dilación.

El gran rey es una expresión que usaban los reyes de Asiría (2Re_18:19; Isa_36:4) y de Persia (Est_13:1; Est_16:1). Yahvé es el único que puede ostentar el título de rey de toda la tierra (Miq_4:13; Zac_4:14; Sal_47:3; Jer_32:27). Los reyes de Asiría se llamaban a sí mismos reyes de las cuatro regiones. El autor sagrado ha puesto en boca del monarca una oratoria más ambiciosa con el fin de poner de relieve su soberbia, que le llevó a arrogarse un título propio de la divinidad. Al paso de Holofernes y de su ejército seguirá la visita real, que acabará por aniquilar a los pueblos que no se rindieron. La frase preparar la tierra y el agua se halla en los documentos persas4 para significar que las naciones, en señal de sumisión, debían poner a disposición del vencedor todo cuanto necesitara para el traslado y mantenimiento de las tropas durante su permanencia en ellas. La orden es formal: que tu ojo no perdone a ninguno (Deu_7:16; Eze_20:17). En confirmación de sus palabras jura Nabucodonosor por su vida y por su imperio (1Re_17:12; 1Re_18:10; 2Re_2:2-4-6; Isa_49:18) que ejecutará cuanto dijo. En opinión de Scholz, sólo Dios emplea esta fórmula de juramento (Num_14:21-28); los hombres juran por Dios vivo (Jue_8:19). De ello se infiere que Nabucodonosor se atribuye un poder sobrehumano.

Movilización general (Jue_2:14-18).
14 Partió Holofernes de la presencia de su señor y tomó consigo a todos los magnates, generales y capitanes del ejército asirio; 15 pasó revista a las tropas escogidas para la guerra, según le había ordenado su señor, hasta ciento veinte mil infantes y doce mil arqueros a caballo, 16 y los ordenó como se ordenan las muchedumbres guerreras. 17 Tomó, además, carnellos, asnos y mulos, para la impedimenta, en cantidad muy grande; ovejas, bueyes y cabras 18 para su aprovisionamiento, y vituallas en cantidad para toda la gente, y asimismo mucho oro y plata del tesoro del rey.

A Holofernes, el segundo después del rey (Jue_2:4), que no asistió al consejo secreto de sus servidores y magnates (Jue_2:2), le fue confiado el reclutamiento y la puesta en marcha de un poderoso ejército. Pasó revista a sus tropas escogidas, infantes y arqueros a caballo (2Cr_14:7; 2Cr_17:17; 1Sa_31:3; 1Re_22:34; Jer_4:29; Jer_6:23) y los organizó militarmente. Aparte de este ejército escogido, reunió gran cantidad de bestias de carga y animales para el servicio de la tropa.

Un ejército en marcha (Jer_2:19-21).
19 Luego se puso en marcha con todo su ejército; y, adelantándose al rey Nabucodonosor, cubrió toda la haz de la tierra, hacia el occidente, con sus carros, jinetes e infantes escogidos; 20 y una abigarrada muchedumbre como la langosta, incontable como el polvo de la tierra, que se les agregó. 21 Partieron de Nínive, caminando durante tres días por la llanura de Bectelet, y asentó su campamento desde Bectelet hasta carca de la montaña, a la derecha de la Cilicia superior.

Se complace el autor sagrado en ponderar la potencia del ejército de Holofernes, tanto por su calidad como por el número. Del texto parece desprenderse que el ejército de Holofernes estaba encargado de marchar en vanguardia con el fin de someter las naciones que Nabucodonosor debía ocupar. Esta muchedumbre se compara, por su gran número, a la invasión de langosta proveniente del desierto o al polvo de la tierra (Jos_11:4; Jue_7:12). El autor sagrado junta nombres del abigarrado mosaico de nacionalidades situadas al norte de Palestina y pasea por ellas el rulo del ejército de Nabucodonosor con el fin de presentar al monarca como señor y dueño de todo el mundo conocido, enfrentándolo con el diminuto pueblo de Betulia.

Luchas en el Asia Menor (Jue_2:22-23).
22 Y tomó todo su ejército, sus infantes, sus jinetes y sus carros; partió de allí en dirección a la montaña. 23 Rompió por Put y Lut, devastó a los hijos de Rarses y a los de Ismael, que habitan los linderos del desierto hacia el mediodía de los Quelos.

El v.23 es una verdadera cruz para los intérpretes. A menudo se mencionan juntos en el Antiguo Testamento los nombres de Put y Lut (Jer_46:9; Eze_27:10; Eze_30:5). ¿En dónde localizar ambos pueblos? Según Stummer, Put es un pueblo de África (Gen 10,6; 1Cr_1:8; Jer_46:9; Eze_27:10; Eze_30:5; Eze_30:38, Eze_30:5; Neh_3:9); Lut puede ser, o bien Lidia (Gen 10,22), o un pueblo norteafricano (Gen_10:13; Gen_10:1 Grón 1:11, etc.). En Isa_66:19, los dos nombres se asocian a Javán, Tarsis y a las islas lejanas, que no han oído hablar nunca de mi nombre (Yahvé), de lo cual se infiere que su localización debe buscarse en el extremo occidental del Asia Menor. Sin embargo, la predilección del autor por la antigüedad hace sospechar que al mencionar Put y Lut tuvo en la mente los textos de Gen_10:6-13-22.

Combates en Mesopotamia (Gen_2:24-26).
24 Pasó el Eufrates y, atravesando la Mesopotamia, tomó por asalto todas las ciudades fuertes del torrente Abrona hasta el mar. 25 Se apoderó de todo el territorio de Cilicia, derrotando a cuantos se le opusieron, llegó hasta los confines de Jafet por la parte del mediodía, enfrente de la Arabia. 26 Cercó a todos los hijos de Madián, dio al fuego sus tiendas y saqueó sus apriscos.

Con el fin de solucionar la dificultad del regreso del ejército a su punto de partida, cambian algunos comentaristas el orden actual por el siguiente: v.21-26. Con ello se obtiene un desplazamiento de Holofernes más en consonancia con los datos geográficos de que disponemos hoy. Del v.23 se desprende que, una vez dominadas las naciones del Asia Menor y ya en territorio de Siria, pronto para descender a Palestina, torció Holofernes hacia el este con el fin de someter las tribus nómadas acampadas entre Palmira y el Eufrates. En el v.24, el ejército de Holofernes cruza de nuevo el río y presenta batalla a los pueblos situados entre los ríos Eufrates y Tigris. En la primera campaña, Holofernes siguió la ribera del Eufrates; en esta segunda ataca Cilicia y lleva sus tropas hacia los confines del norte (Eze_38:6). Según Gen_10:1-2, los hijos de Jafet se establecieron en la orilla meridional del mar Negro, en los alrededores de los lagos Van y Urmia y junto a las riberas del Caspio. No se ha explicado todavía satisfactoriamente la presencia en el texto de la palabra Arabia; la mayoría de los autores la consideran como glosa.

Por tierras de Siria y Fenicia (Gen_2:27-28).
27 Descendió luego a la planicie de Damasco en los días de la recolección del trigo, incendió todos los campos, destruyó sus rebaños y vacadas, saqueó sus ciudades, asoló sus campiñas e hirió toda su juventud al filo de la espada. 28 Temor y temblor se apoderó de toda la costa, de los moradores de Sidón y de Tiro y de los habitantes del Sur, de Ocina, de Jamnia. Los habitantes de Azoto y Ascalón se llenaron asimismo de miedo.

Holofernes desciende de los confines del norte a la llanura en los días de la siega del trigo, a fines de abril y principios de mayo (Gen_30:14). Como en el v.1 se dice que el consejo se tuvo hacia primeros de abril, asombra la rapidez de las campañas del ejército de Holofernes. La ciudad de Damasco se halla situada en la fructífera y bien regada llanura de Guta (2Re_5:12; Jer_49:25), en un lugar por donde pasa la gran ruta caravanera que une Egipto con Mesopotamía. Existía la bárbara costumbre de incendiar las mieses (Jue_15:4-8) para sumergir a los pueblos en la indigencia. Llama la atención este comportamiento de Holofernes en relación con la noticia de la Vulgata, según la cual contaba él con el trigo de Siria para su ejército (Jue_2:9 : frumentum ex omni Syria in transitu suo paran constituit). Es muy probable que el autor haya imputado a Holofernes la conducta que solían seguir otros conquistadores. En el v.20 se habla de una incontable muchedumbre que se agregó a las fuerzas de choque, engrosando continuamente el ejército con el alistamiento de guerreros de los pueblos conquistados. A medida que las tropas se acercan a Palestina se intensifican los actos conducentes a sembrar el pánico y el terror entre los pueblos. Ante ello, los pueblos prefieren pactar antes que lanzarse a un combate en el que llevarían las de perder.

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter II.

4 Olofernes is appointed generall, 11 and charged to spare none, that will not yeeld. 15 His armie and prouision, 23 the places which he wonne and wasted, as he went.
1 And in the eighteenth yeere, the two and twentieth day of the first month, there was talke in the house of Nabuchodonosor king of the Assyrians, that he should as he said auenge himselfe on all the earth.
2 So he called vnto him all his officers, and all his nobles, and communicated with them his secret counsell, [ 1Sa_20:7; 1Sa_25:17.] and concluded the afflicting of the whole earth out of his owne mouth.
3 Then they decreed to destroy all flesh that did not obey the commaundement of his mouth.
4 And when he had ended his counsell, Nabuchodonosor king of the Assyrians called Olofernes the chiefe captaine of his army, which was [ Greek: second man.] next vnto him, and said vnto him,
5 Thus saith the great king, the Lord of the whole earth: behold, thou shalt goe forth from my presence, and take with thee men that trust in their owne strength, of footemen an hundred and twenty thousand, and the number of horses with their riders twelue thousand.
6 And thou shalt goe against all the West countrey, because they disobeyed my commandement.
7 And thou shalt declare vnto them that they prepare for me [ Or, after the maner of the kings of Persia, to whom earth and water was wont to be giuen to acknowledge that they were Lords of land and sea. Herodotus.] earth and water: for I will goe forth in my wrath against them, and will couer the whole face of the earth with the feete of mine armie, and I will giue them for a spoile vnto them.
8 So that their slaine shall fill their vallies, and brookes, and the riuer shall be filled with their dead, til it ouerflow.
9 And I will lead them captiues to the vtmost parts of all the earth.
10 Thou therefore shalt goe foorth, and take before hand for me all their coasts, and if they will yeeld themselues vnto thee, thou shalt reserue them for me till the day of their punishment.
11 But concerning them that rebell, let not thine eye spare them: but put them to the slaughter, and spoile them wheresoeuer thou goest.
12 For as I liue, and by the power of my kingdome, whatsoeuer I haue spoken, that will I doe by mine hand.
13 And take thou heede that thou transgresse none of the Commaundements of thy Lord, but accomplish them fully, as I haue commaunded thee, and deferre not to doe them.
14 Then Olofernes went foorth from the presence of his Lord, and called all the gouernours and Captaines, and the officers of the army of Assur.
15 And he mustered the chosen men for the battell, as his Lord had commaunded him, vnto an hundred and twenty thousand, & twelue thousand archers on Horsebacke.
16 And he ranged them as a great army is ordered for the warre.
17 And he tooke Camels, and Asses for their cariages a very great number, and sheepe, and Oxen, & Goates without number, for their prouision,
18 And plenty of vittaile for euery man of the army, and very much gold, and siluer, out of the Kings house.
19 Then he went foorth and all his power to go before King Nabuchodonosor in the voyage, and to couer al the face of the earth Westward with their charets, and horsemen, and their chosen footmen.
20 A great multitude also of sundry countries came with them, like locusts, and like the sand of the earth: for the multitude was without number.
21 And they went foorth of Nineue, three dayes iourney toward the plaine of Bectileth, and pitched from Bectileth neere the mountaine, which is at the left hand of the vpper Cilicia.
22 Then he tooke all his armie, his footmen, and horsemen and chariots, and went from thence into the hill countrey,
23 And destroyed Phud, and Lud: and spoiled all the children of Rasses, and the children of Ismael, which were toward the wildernesse at the South of the land of the Chellians.
24 Then he went ouer Euphrates, and went through Mesopotamia, and destroyed all the high cities that were vpon the riuer Arbonai, till you come to the sea.
25 And hee tooke the borders of Cilicia, and killed all that resisted him, and came to the borders of Iapheth, which were toward the South, ouer against Arabia.
26 He compassed also all the children of Madian, and burnt vp their tabernacles, and spoiled their sheepcoats.
27 Then hee went downe into the plaine of Damascus in the time of wheat haruest, and burnt vp all their fieldes, and destroyed their flockes, and heards, also he spoiled their cities, and vtterly wasted their countreys, and smote all their yong men with the edge of the sword.
28 Therefore the feare and dread of him, fell vpon all the inhabitants of the sea coastes, which were in Sidon and Tyrus, and them that dwelt in Sur, and Ocina, and all that dwelt in Ienmaan, and they that dwelt in Azotus, and Aschalon feared him greatly.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

El general Holofernes. Las órdenes de Nabucodonosor, como palabras divinas, son cumplidas de inmediato por su general. En pocas líneas se describe una campaña que tardaría meses en realizarse, el avance del exagerado ejército es sencillamente avasallador. En 3,1-4 encontramos tres expresiones de la más absoluta y absurda sumisión: sumisión de las personas, entrega de los bienes de sustento y entrega de ciudades y territorios. Con todo, al imperio no le basta sólo el sometimiento político y económico, también es necesario el sometimiento religioso, el cual hace valer Holofernes: destruye todo santuario, todo árbol sagrado, toda divinidad para entronizar a Nabucodonosor a fin de que «todas las naciones adoraran sólo a Nabucodonosor y todas las tribus lo invocasen como dios, cada una en su lengua» (3,8). En este punto, no sólo geográfico -el ejército se halla en la misma frontera judía- sino también ideológico, se van a desarrollar las escenas siguientes. Israel no se resignará tan fácilmente -al menos un sector- a dejarse contar entre los que pacíficamente se han sometido a las pretensiones del emperador.