Los edomitas y amonitas, por su parte, acamparon en el monte, frente a Dotán, y enviaron destacamentos hacia el sur y el este, frente a Egrebel, que está al lado de Jus, sobre el torrente Mojmur. El resto del ejército asirio quedó acampado en la llanura y cubría toda su superficie. Sus tiendas y bagajes formaban un campamento inmenso, porque eran una enorme muchedumbre.
(Judith 7, 18) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)
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2. Yahve Triunfa Sobre Nabucodonosor (c.7-16).
Los asíríos frente a Betulia (7:1-3).
1 Al día siguiente dio órdenes Holofernes a todo su ejército y a las tropas auxiliares de prepararse para atacar a Betulia, ocupando las subidas de los montes y haciendo ya la guerra contra los hijos de Israel. 2 Entonces se dispusieron todos sus hombres de armas y la masa de sus guerreros, en número de ciento setenta mil infantes y doce mil jinetes, fuera de la impedimenta y de la muchedumbre de los hombres que iban con ella, que era muy grande, 3 acamparon en el valle junto a Betulia, cerca de la fuente, y se desplegaron a lo ancho, hasta Dotan, Belmáin, y a lo largo desde Betulia hasta Ciamón, que está frente a Esdrelón.
Holofernes obra rápidamente. Al día siguiente de haber deportado a Aquior a Betulia, manda que su ejército marche en dirección a esta ciudad, que se ocupen las vertientes de las montañas y que se establezca contacto con el enemigo. Hemos hablado ya del emplazamiento de esta heroica y enigmática ciudad (4:4-6), que, a lo más, disponía de unas murallas levantadas precipitadamente al anuncio de la llegada del ejército de Holofernes. Teniendo en cuenta todos los datos desparramados en todo el libro, no se llega a identificar el lugar de Betulia; pues si de una parte figura en la entrada de Esdrelón, al norte de Samaría, de otra se dice que salió una procesión de Betulia en dirección a Jerusalén, lo cual significaría que los participantes en ella recorrieron un centenar de kilómetros (16:18). De ahí que algunos exegetas dudan incluso de la existencia real de una ciudad con este nombre. Obsérvese la pasividad de las otras ciudades frente al ejército invasor. Ninguna le hace frente, ni se ponen obstáculos a las maniobras tácticas del mismo. Holofernes tiene la obsesión de Betulia, en donde cree radica la máxima resistencia por parte de los judíos.
Consternación de los israelitas (7:4-5).
4 Cuando los israelitas vieron tanta muchedumbre, quedaron consternados, y unos a otros se dijeron: Ahora sí que van a devorar éstos toda la haz de la tierra, y ni los altos montes, ni los valles, ni los collados podrán soportar su peso. 5 Y tomando cada uno sus armas, encendieron hogueras sobre las torres y permanecieron guardándolas toda aquella noche.
Desde la ciudad contemplaron los de Betulia la marcha del ejército asirio, que estrechaba el cerco. Al ver tanta muchedumbre, les asalta la idea de que el enemigo devorará toda la haz de la tierra (Num_22:4) y de que el suelo cederá a su paso. Aunque las noches en Palestina sean algo más frescas que el día (Mar_14:54; Lc 22:55), no es probable que tuvieran necesidad de fuego los centinelas de las murallas, dada la estación en que se produjo el asedio (4:5). Más bien encendieron hogueras, o para divisar los movimientos del enemigo en torno a los muros, o para darle la sensación de que los habitantes de la ciudad estaban alerta (1Ma_12:28-29).
Estratagema de Holofernes (1Ma_7:6-7).
6 Al día siguiente hizo desfilar Holofernes toda su caballería a la vista de los israelitas que estaban en Betulia; 7 examinó las subidas de la ciudad y recorrió las fuentes de sus aguas, apoderándose de ellas y estableciendo puesto de guardia, para volverse luego a su gente.
Exploró Holofernes personalmente los accesos de la ciudad, reconoció los manantiales que surtían de agua a Betulia y los ocupó. Antes (v.3) se dijo que el ejército acampó en el valle, junto a Betulia, cerca de la fuente. Desde este momento Betulia se encuentra cercada por todas partes, no quedándole más dilema que entregarse o resistir. No cabe esperar ayuda de las otras ciudades, ni de la misma ciudad de Jerusalén, que contemplan la heroica resistencia de Betulia, apoyando su causa con ayunos y oraciones, pero sin enviar soldado alguno.
Otro consejo dado a Holofernes (1Ma_7:8-15).
8 Entonces se acercaron a él los príncipes de Esaú, los jefes de Moab y los capitanes de la costa, diciéndole: 9 Escuche nuestro señor una palabra, si quieres que no sufra quebranto tu ejército. 10 Este pueblo de los israelitas no confía en sus lanzas, sino en las alturas de los montes en que habitan; y, en efecto, no es fácil dominar la cima de sus montes. 11 Ahora bien, señor, no luches contra ellos como se lucha en batalla campal, y evitarás que caiga un solo guerrero. 12 Quédate tú en el campamento y ten en guardia todo tu ejército; pero haz que tus siervos se apoderen de las fuentes de agua que brotan a raíz del monte, 13 porque de ella se abastecen todos los moradores de Betulia. La sed los matará, y acabarán por entregarte la ciudad, mientras que nosotros y nuestro pueblo subimos a las cimas de los montes próximos y acampamos en ellas para guardarlas e impedir que salga de la ciudad hombre alguno. 14 Así el hambre los consumirá a ellos, a sus mujeres y a sus hijos, y antes que los alcance la espada quedarán tendidos en las calles de su propia ciudad, 15 dándoles tú el merecido por su malvada conducta de no haber salido a tu encuentro en son de paz.
El designio de Holofernes era atacar la ciudad y acabar con ella, confiado en su superioridad. Considerando las cosas humanamente, era ésta la mejor solución. Pero mercenarios de los pueblos vecinos de Israel, tales como los príncipes de Esaú, o sea los idumeos, los jefes de Moab y los capitanes de las ciudades filisteasde la costa mediterránea, aconsejan al generalísimo de Nabucodonosor que estreche el cerco y espere a que los habitantes de Betulia se entreguen, acosados por el hambre y la sed. Estos consejeros conocen bien la geografía de Betulia.
Asedio de Betulia (1Ma_7:16-22).
16 Fueron bien recibidas por Holofernes y todos sus siervos estas palabras, y al punto ordenó ejecutar cuanto se había dicho. 17 Los hijos de Amón levantaron el campo, y con ellos cinco mil asirios, que acamparon en el valle y ocuparon las aguas y los manantiales de agua de los israelitas. 18 Subieron los hijos de Esaú y los de Amón, y acamparon en la montaña, frente a Dotáin. Pusieron luego una división hacia el mediodía, hacia el este, contra Ecrebel, que cae cerca de Husi, sobre el torrente de Mocmur, y el resto del ejército asirio acampó en el llano, cubriendo toda la haz de la tierra. Las tiendas y la impedimenta se extendían en inmensa muchedumbre, con todas sus gentes, que eran en extremo numerosas.19 Los hijos de Israel clamaron al Señor, su Dios, pues perdieron el ánimo al verse cercados por sus enemigos, sin posible escape. 20 El campo de los asirios, su infantería, sus carros y su caballería, los tuvieron cercados por espacio de treinta y cuatro días; de manera que a los habitantes de Betulia se les agotaron todas las aguas, 21 quedaron vacías las cisternas, sin que tuviesen para beber a saciedad un día, y el agua se les distribuía con medida. 22 Desmayaban las mujeres y los niños; los jóvenes desfallecían de sed y caían sin fuerza en las calles de la ciudad y en los pasos de las puertas.
Señala la Vulgata el detalle de que se pusieron cien centinelas en cada fuente. Los edomitas y parte de los amonitas ocuparon las cumbres de los montes vecinos, frente a Dotáin. Un tercer destacamento fue enviado hacia el mediodía, hacia el este, contra Ecrebel, que cae cerca de Cus, sobre el torrente de Mocmur. Los comentaristas de Judit identifican generalmente a Ecrebel con Aqrabeh, a catorce kilómetros al sudoeste de Naplusa, que bajo la dominación romana fue capital de la toparquía Acrabatene. A ocho kilómetros al noroeste de Acrabe se encuentra Quzah, la antigua Cus. El torrente Mocmur debe identificarse con algún wadi al mediodía de la capital samaritana. Si estas identificaciones corresponden a la realidad, resulta que Holofernes cortó toda comunicación, ocupando un inmenso territorio al mediodía, este y norte de Betulia.
En todo este despliegue de fuerzas no encuentra Holofernes ninguna oposición de parte de los israelitas. Los habitantes de Betulia comprendieron que estaban completamente cercados. Al cabo de treinta y cuatro días se agotaron las provisiones de agua. Cortado el acceso a las fuentes, sus habitantes viéronse obligados a utilizar exclusivamente el agua recogida en las cisternas durante el tiempo de lluvia. También estas reservas se agotaron, sin que hubiera posibilidad de ser rellenadas en breve plazo por razón de hallarse en los meses de junio y julio (1Ma_2:47; 1Ma_4:5), en cuyo tiempo no llueve en Palestina.
Motín en la ciudad (1Ma_7:23-29).
23 Se amotinó todo el pueblo contra Ocias y contra los jefes de la ciudad: jóvenes, mujeres y niños, y clamaron a grandes voces contra los ancianos, diciendo: 24 Sea Dios juez entre nosotros y vosotros por habernos sometido a tamaña injusticia, no proponiendo tratos de paz a los asirios. 25 Ahora ya no hay para nosotros auxilio, y Dios nos ha entregado en sus manos para que ante ellos caigamos de sed y suframos completa ruina. 26 Ahora, pues, llamadlos y entregad la ciudad al saqueo de las gentes de Holofernes y de todo su ejército. 27 Más ventajoso nos será entregarnos a ellos, porque siquiera, siendo siervos suyos, viviremos y no veremos con nuestros ojos la muerte de nuestros niños y consumidas nuestras mujeres y nuestros hijos. 28 Os conjuramos por el cielo y la tierra, por nuestro Dios y Señor de nuestros padres, que nos castiga según nuestros pecados y según las transgresiones de nuestros padres, que desistáis. 29 Se produjo un gran llanto en medio de la asamblea, y todos a una clamaron a grandes voces al Señor Dios.
Betulia no estaba preparada para sostener un largo asedio. Además de la falta de provisiones, no estaban dispuestos sus habitantes a morir por la defensa de su Dios y de su ciudad. La orden de resistir emanaba del sumo sacerdote Joaquín (1Ma_4:6), pero no iba acompañada con la promesa de una ayuda bélica eficaz.
Respuesta de Ocias (1Ma_7:30-32).
30 Díjoles Ocias: Tened ánimo, hermanos; esperemos cinco días, en los cuales volverá sobre nosotros su misericordia el Señor, nuestro Dios, que no nos abandonará hasta el fin. 31 Si pasados estos días no nos viniera ningún auxilio, yo haré lo que pedís. 32 Despidió al pueblo, y se fue cada uno a su puesto, a los muros y a las torres de la ciudad, y a las mujeres y a los niños los mandó a sus casas. Grande era el abatimiento que dominaba en la ciudad.
Desde el punto de vista puramente humano, la guerra de Holofernes contra Betulia puede compararse a la lucha de un elefante con una hormiga. Ya hemos visto que Betulia no cuenta con ninguna ayuda militar exterior de parte de sus hermanos de raza, a pesar de ser un pueblo numeroso (1Ma_5:10). Los guerreros de la villa son casi inexistentes. No se señala su número, no se dice que disparen una sola flecha ni que intenten una salida desesperada. Su población se compone de mujeres quejumbrosas, de niños y hombres débiles, cuya aspiración es rendirse al ejército invasor antes que morir por su fe. Las mismas autoridades de Betulia se muestran incapaces, débiles, oportunistas y de poca fe. De una parte temen los alborotos del pueblo, y de otra, la justicia de los sitiadores.