Ver contexto
«No profanarás a tu hija, prostituyéndola; así la tierra no se prostituirá ni se llenará de indecencias.
(Levítico 19, 29) © Nueva Biblia de Jerusalén (Desclee, 1998)

BHSEk - Biblia Hebraica Stuttgartensia (Enhanced; KJV versification)

אַל‎(אַל)

Hebrew|ʔal-|not

Part-of-speech: negative particle
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H408] [a.dh.aa] [90]
[אל] [GES401] [BDB423] [HAL439]

תְּחַלֵּ֥ל‎(חָלַל)

Hebrew|tᵊḥallˌēl|defile

Part-of-speech: verb
Gender: masculine
Number: singular
Person: second person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: pi“el


[H2490] [h.ct.aa] [661]
[חלל] [GES2424] [BDB2707] [HAL2703]

אֶֽת‎(אֵת)

Hebrew|ʔˈeṯ-|[object marker]

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H853] [a.gm.aa] [186]
[את] [GES828] [BDB894] [HAL913]

בִּתְּךָ֖‎(בַּת)

Hebrew|bittᵊḵˌā|daughter

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H1323] [b.ca.at] [254b]
[בת] [GES1222] [BDB1403] [HAL1407]

לְ‎(לְ)

Hebrew|lᵊ|to

Part-of-speech: preposition
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[l.aa.ab] [1063]
[ל] [GES3706] [BDB4135] [HAL4089]

הַזְנֹותָ֑הּ‎(זָנָה)

Hebrew|haznôṯˈāh|fornicate

Part-of-speech: verb
Gender: unknown
Number: unknown
Person: unknown
State: absolute
Verbal tense: infinitive (construct)
Verbal stem: hif‘il


[H2181] [g.bu.aa] [563]
[זנה] [GES2120] [BDB2368] [HAL2375]

וְ‎(וְ)

Hebrew|wᵊ|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

לֹא‎(לֹא)

Hebrew|lō-|not

Part-of-speech: negative particle
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H3808] [l.ab.aa] [1064]
[לא] [GES3708] [BDB4137] [HAL4092]

תִזְנֶ֣ה‎(זָנָה)

Hebrew|ṯiznˈeh|fornicate

Part-of-speech: verb
Gender: feminine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: imperfect
Verbal stem: qal


[H2181] [g.bu.aa] [563]
[זנה] [GES2120] [BDB2368] [HAL2375]

הָ‎(הַ)

Hebrew|hā|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

אָ֔רֶץ‎(אֶרֶץ)

Hebrew|ʔˈāreṣ|earth

Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H776] [a.fx.aa] [167]
[ארץ] [GES751] [BDB802] [HAL824]

וּ‎(וְ)

Hebrew|û|and

Part-of-speech: conjunction
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[f.ab.aa] [519]
[ו] [GES1991] [BDB2226] [HAL2241]

מָלְאָ֥ה‎(מָלֵא)

Hebrew|mālᵊʔˌā|be full

Part-of-speech: verb
Gender: feminine
Number: singular
Person: third person
State: not applicable
Verbal tense: perfect
Verbal stem: qal


[H4390] [m.bz.aa] [1195]
[מלא] [GES4311] [BDB4810] [HAL4728]

הָ‎(הַ)

Hebrew|hā|the

Part-of-speech: article
Gender: not applicable
Number: not applicable
Person: not applicable
State: not applicable
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[e.ab.aa] [459]
[ה] [GES1804] [BDB2019] [HAL2031]

אָ֖רֶץ‎(אֶרֶץ)

Hebrew|ʔˌāreṣ|earth

Part-of-speech: noun
Gender: unknown
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H776] [a.fx.aa] [167]
[ארץ] [GES751] [BDB802] [HAL824]

זִמָּֽה‎(זִמָּה)

Hebrew|zimmˈā|loose conduct

Part-of-speech: noun
Gender: feminine
Number: singular
Person: not applicable
State: absolute
Verbal tense: not applicable
Verbal stem: not applicable


[H2154] [g.bo.ac] [556b]
[זמה] [GES2099] [BDB2345] [HAL2356]

Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)



19. Diversas Leyes Religiosas, Ceremoniales y Morales.
E ste capítulo es una verdadera miscelánea, en la cual, a los preceptos del Decálogo, y otros de alto valor moral, se juntan algunos de carácter ritual, cuya razón particular se nos escapa. El estilo es el del código de la alianza y aun del Deuteronomio. El principio que une todos estos preceptos diversos es la famosa invitación: Sed santos, porque yo soy santo. Yo, Yahvé, vuestro Dios. Hay dos grupos (1-18 y 19-37). En todo caso se ve la mano de varios redactores en el conjunto, ya que las repeticiones son frecuentes.

Introducción (1-4).
1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2Habla a toda la asamblea de los hijos de Israel y diles: 3Sed santos, porque yo soy santo, Yahvé, vuestro Dios. 4Terna cada uno a su padre y a su madre y guardad mis sábados. Yo, Yahvé, vuestro Dios.

Empieza el legislador anunciando el principio de la santidad de Yahvé, que impone a Israel estas normas de vida santa. Aquí se trata no sólo de una santidad ritual o legal, sino moral, ya que la mayor parte de las ordenaciones son del ámbito religioso y moral. Después de enunciar el principio de la santidad de Yahvé, repite enfáticamente la frase consagrada, que hemos encontrado en el capítulo anterior: Yo, Yahvé, vuestro Dios, título que invita a la obediencia y acatamiento sin reservas.
Después empieza la enumeración de los preceptos morales, con el fundamental de honrar a los padres y observar el sábado, que hemos visto en el código de la alianza y en el Decálogo1. Sólo estos dos están formulados en forma positiva. Sigue la prohibición de los cultos idolátricos y de figurar a Dios con imágenes sensibles (v.4). A los ídolos se les llama despectivamente elilim (vanidades, nada)2.

Hostias Pacíficas (5-8).
5Cuando ofrezcáis a Yahvé un sacrificio pacífico, ofreced-lo de manera que sea aceptable. 6La víctima será comida el día de su inmolación o al día siguiente; lo que quedare para el día tercero será quemado por el fuego. 7Si alguno comiere de ellos al tercer día, es abominación; el sacrificio no será aceptable. 8El que lo haga contraerá reato, porque profana lo consagrado a Yahvé, y será borrado de en medio de su pueblo.

Sobre los sacrificios pacíficos ya hemos visto las prescripciones concretas3. Aquí se permite, en plan indulgente, el que los oferentes puedan comer parte de la víctima el día siguiente de ser sacrificada, lo que sólo se permitía en los sacrificios voluntarios o hechos por un voto. El que comiere algo de lo que quedare el tercer día, sería excomulgado, ya que debía quemarse si quedaba algo el segundo día.

El Rebusco de los Rastrojos y de las Viñas (9-10).
9Cuando hagáis la recolección de vuestra tierra, no segarás hasta el límite extremo de tu campo, ni recogerás las espigas caídas, 10ni harás el rebusco de tus viñas y olivares, ni recogerás la fruta caída de los frutales; lo dejarás para el pobre y el extranjero. Yo, Yahvé, tu Dios.

El legislador se acuerda aquí de los que nada poseen pobres y extranjeros y por humanitarismo impone al propietario que no sea tan aprovechado que siegue hasta las lindes el campo y recoja las espigas caídas o los frutos caídos del árbol. Esto se repite en otras nuevas leyes. Es la ley llamada de la pea o del ángulo reservado, sobre la que se detalla mucho en la Mishna. En los otros textos en que se alude a esta ley se da como razón que Israel también fue pobre y extranjero en Egipto4. Por el libro de Rut vemos cómo se cumplía esta ley de permitir el rebusco a los extranjeros y pobres. La costumbre subsiste aún entre los árabes5.

Justicia Para con el Prójimo (11-14).
11No hurtaréis ni os haréis engaño y mentira unos a otros. 12No jures en falso por mi nombre; es profanar el nombre de Dios. Yo, Yahvé. 13No oprimas a tu prójimo ni le despojes violentamente. No quede en tu mano hasta el siguiente día el salario del jornalero. 14No profieras maldición contra el sordo ni pongas ante el ciego tropiezos para hacerle caer; has de temer a tu Dios. Yo, Yahvé.

El legislador prohíbe el hurto, cortando de raíz sus ocasiones al prohibir todo engaño y falsedad con el prójimo (v.11). La primera parte estaba expresada en el Decálogo6. La prohibición del juramento en falso del Decálogo es aquí razonada, en cuanto que es una profanación del nombre de Dios (v.12)7. Se condena toda opresión violenta del prójimo y el diferir el pago del salario al jornalero (v.13). El mercenario era contratado por algún tiempo, y en su subsistencia dependía de los bienes en especie que cada día se le daban. Estaba en una posición superior a la del esclavo. En nombre de Dios, que protege a los pobres y débiles, el legislador prohíbe maldecir al sordo y poner obstáculos al ciego, porque éstos no pueden contestar a su conducta (v.14).

Rectitud y Caridad para con el Prójimo (15-18).
15No hagas injusticia en tus juicios, ni favoreciendo al pobre ni complaciendo al poderoso; juzga a tu prójimo según justicia 16No vayas sembrando entre el pueblo la difamación; no depongas contra la sangre de tu prójimo. Yo, Yahvé. 17No odies en tu corazón a tu hermano, pero repréndele para no cargarte tú por él con un pecado. 18No te vengues y no guardes rencor contra los hijos de tu pueblo. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo, Yahvé.

Contra toda acepción de personas, se ordena que no se ha de favorecer ni al pobre ni complacer al rico. La justicia es la base del orden social, y por eso se inculca reiteradamente la objetividad en las causas judiciales8. Siguiendo la idea de la administración de la justicia judicial, el legislador añade que no se debe difamar a nadie con vistas al derramamiento de sangre (v.16). Es lo que hemos visto en Exo_23:7 : Te alejarás de toda causa falsa y no harás perecer al justo y al inocente. Y como base del sentido de justicia, se prohiben los deseos adversos internos contra el prójimo (v.17), al que hay que reprender externamente antes de guardar rencor en el corazón, con el peligro de desahogarlo violentamente contra él.
Los odios reconcentrados pueden dar lugar a explosiones violentas que sean un verdadero pecado, que recae sobre el que las ejecuta. Quizá aquí también se recomienda la corrección fraterna como obligación para no cargar con posibles pecados ajenos. En todo caso, aquí hay una invitación a la reconciliación y al espíritu de comprensión, ahogando todo sentimiento de odio violento. Es el gran mandato: Amarás al prójimo como a ti mismo (v.18). Aquí prójimo se refiere al israelita o compatriota, aunque los extranjeros que habitan entre éstos son tratados con cierta consideración9. Sin llegar a la moral evangélica, encontramos aquí un gran principio que, según San Pablo, es la síntesis de todos los mandamientos10. En el comentario rabínico se dice a propósito de este texto: El prójimo no es el samaritano, ni el extranjero, ni el prosélito11. Es la interpretación que daban los judíos en tiempo de Cristo: Habéis oído: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo.12 En el mensaje evangélico, el amor al prójimo es una consecuencia y proyección del amor al Dios-Padre celestial, que hace salir el sol para buenos y malos. Pero en el Antiguo Testamento no encontramos un ideal tan alto, y así son frecuentes las expresiones de odio en personajes que, por otra parte, son fieles.

Mezclas Ilícitas (19).
19Guardad mis mandamientos: No aparearás bestias de diversa especie, ni sembrarás en tu campo simiente de dos especies, ni llevarás vestido tejido de dos especies de lino.

El autor no da ninguna razón para imponer estas prescripciones tan peregrinas: no se puede uncir dos bestias de diversa especie. En Deu_20:9-11 se concreta esto diciendo que no se pueden uncir un buey y un asno. Hoy día en Palestina es corriente ver un camello y un asno. Tampoco se permite sembrar en un campo simientes de diversa especie ni llevar vestido de distinta clase de hilo. Como en casos análogos de distinción entre animales puros o impuros, tenemos que ver en estas prohibiciones reacciones contra determinadas prácticas supersticiosas o simplemente costumbres atávicas que originariamente tuvieron razones supersticiosas. Parece que en los juegos mágicos se utilizaban combinaciones de tejidos de lino y de lana. El legislador, pues, teniendo en cuenta la mentalidad primitiva de su pueblo, procura hacer frente a posibles prácticas supersticiosas con leyes que a nosotros nos parecen irracionales.

Caso Especial de Adulterio (20-22).
20Si alguno yaciera con mujer esclava, desposada de otro, no rescatada ni puesta en libertad, castigúeseles, no con la muerte, pues ella no era libre. 21Ofrecerá por su pecado el hombre ante Yahvé, a la entrada del tabernáculo de la reunión, un carnero en sacrificio de expiación; 22el sacerdote hará por él la expiación ante Yahvé, con el carnero del sacrificio expiatorio por el pecado cometido, y le será perdonado.

El castigo ordinario para el caso de adulterio era la muerte13. En caso de relaciones con la esclava, que es concubina de otro, el infractor debe ofrecer un sacrificio, consistente en un carnero, en expiación por su pecado. No se dice nada de otra pena impuesta por el dueño que había sido ofendido. Pero es de suponer, pues el sacrificio era en desagravio de Dios, pero no era satisfacción para el dueño de la esclava.

Primicias de los Frutos (23-25).
23Cuando hubiereis entrado en la tierra y plantareis árboles frutales de cualquier especie, sus frutos los miraréis como incircuncisos; durante tres años serán para vosotros incircuncisos y no los comeréis. 24Al cuarto año, todos sus frutos serán consagrados a Yahvé. 25Al quinto año comeréis ya sus frutos, y el árbol aumentará vuestras utilidades. Yo, Yahvé, vuestro Dios.

Durante los tres primeros años no debían comerse los frutos de un árbol, pues eran considerados como incircuncisos (v.23), es decir, como un niño incircunciso, que aún no ha entrado en la sociedad israelita. Seguramente era para dejar desarrollarse al árbol plenamente. Al cuarto año debían ser consagrados a Yahvé, y sólo al quinto podían ser utilizados. Estas primicias reservadas a Dios son paralelas a los primogénitos y primicias de la cosecha14.

Contra la Magia y la Superstición (26-31).
26No comeréis carne con sangre ni practicaréis la adivinación ni la magia. 27No raparéis en redondo la cabeza ni raeréis los lados de vuestra barba. 28No os haréis incisiones en vuestra carne por un muerto ni imprimiréis en ella figura alguna. Yo, Yahvé. 29No profanes a tu hija, prostituyéndola, que no se entregue la tierra a la prostitución y se llene de crímenes. 30Observad mis sábados y reverenciad mi santuario. 31No acudáis a los que evocan a los muertos ni a los adivinos, ni los consultéis, para no mancharos con su trato. Yo, Yahvé, vuestro Dios.

Ya hemos visto la prohibición de comer sangre15, pero aquí en el contexto parece que se insinúa que ello implicaba prácticas mágicas y supersticiosas. Por la misma razón se prohíbe cortarse el pelo en redondo y la barba por los lados, pues esto obedecía a ritos mágicos y supersticiosos16. Por lo mismo se prohíben las incisiones, como era usual entre los sacerdotes de Baal17, y los tatuajes, muy usuales entre orientales, los cuales llevaban sus divinidades pintadas en sus carnes18. Se prohíbe la prostitución, sin especificar si es la sagrada de los templos cananeos o la pública profesional. Nueva ordenación de guardar los sábados y reverenciar el santuario de Yahvé, evitando toda impureza (v.30). Por fin, prohibición de usos nigrománticos, o evocación de los muertos, lo que estaba muy en uso en Canaán, Egipto y Mesopotamia, lo mismo que entre griegos y romanos19.

Reglas Humanitarias (32-34).
32álzate ante una cabeza blanca y honra la persona del anciano. Teme a tu Dios. Yo, Yahvé. 33Si viene un extranjero para habitar en vuestra tierra, no le oprimáis; 34tratad al extranjero que habita en medio de vosotros como al indígena de entre vosotros; ámale como a ti mismo, porque extranjeros fuisteis vosotros en la tierra de Egipto. Yo, Yahvé, vuestro Dios.

La ancianidad merece respeto y veneración. En la Biblia, reiteradas veces se recomiendan las deferencias para los ancianos20. A propósito de este precepto se suele citar el proverbio egipcio: No te sientes cuando uno más anciano que tú está de pie21. En el v.18 se dijo que se debe amar al prójimo o compatriota como a sí mismo. Aquí se reitera el trato humano con el extranjero22, y para autorizar esta recomendación, el legislador recuerda que también los israelitas fueron extranjeros en Egipto, y, como tales, saben lo que es morar en tierra extraña. También se ordena tratar bien al indígena del país que han de habitar, pues, aunque no sea israelita, está en su tierra y es digno de toda consideración.

Rectitud en los Juicios y Honradez en el Comercio (35-37).
35No hagáis injusticia, ni en los juicios, ni en las medidas de longitud, ni en los pesos, ni en las medidas de capacidad. 36Tened balanzas justas, pesos justos, un efá justo y un hin justo. Yo, Yahvé, vuestro Dios, que os he sacado de la tierra de Egipto. 37Guardad todas mis leyes y mandamientos y practicadlos. Yo, Yahvé.

De nuevo se concretan ciertas prescripciones relativas a la justicia en el comercio. En la Biblia, reiteradamente los escritores sagrados y profetas claman por que las balanzas no estén falseadas, para no robar al prójimo23. La balanza engañosa es abominación ante Yahvé, dice el autor de los Proverbios24. El efá equivalía a unos 39 litros (para áridos) y el hin a unos seis. Eran las medidas más empleadas, y por ello son aquí especialmente citadas como tipo de las otras medidas de áridos y de líquidos.
Y la miscelánea de mandamientos concretos que hemos visto se termina por una recomendación general a la observancia de ellos (v.37), y detrás la declaración majestuosa y solemne da razón de todas las exigencias: Yo, Yahvé.

Preceptos Legales sobre el
Prójimo.
Los preceptos del Decálogo tienen un valor universal. La palabra prójimo, que en ellos figura varias veces, abarca a todos los hombres sin distinción. Otro tanto hemos de decir de los mismos preceptos, con sus ampliaciones, que se leen en el código llamado de santidad (Deu_19:11-16). Mas no podemos afirmar lo mismo de los dos versículos siguientes: No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; reprenderás a tu prójimo, pero no impondrás sobre él un pecado. No te vengarás ni guardarás rencor contra los hijos de tu pueblo, sino que amaras a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy Yahvé.25 Los primeros preceptos negativos son particulares, tienen por objeto al hermano, al hijo de Israel. El mandamiento del amor con que termina es también particular, y el prójimo en él no se extiende más de lo que se extiende el hermano o israelita. Todavía quiso la exégesis rabínica restringirlo más. Para los fariseos, el prójimo era sinónimo de pariente, amigo; por esto añadían al precepto del amor: aborrecerás a tu enemigo, no creyendo que a éste se le pudiera dar el nombre de prójimo o de hermano26. De aquí la pregunta del doctor: ¿Y quién es mi prójimo?27 Pero semejante interpretación es, sin duda, contraria a la letra de la Ley. Y Jesucristo la condenó en el pasaje de San Mateo arriba citado.
1. Los Indígenas e Inmigrados. -Después de los hebreos son los indígenas y los inmigrados por los que la Ley muestra más simpatía. La razón estriba en que unos y otros vivían sometidos a Israel y no podían constituir un peligro serio para la nacionalidad y religión israelita. Ni los indígenas, que habían aceptado la dominación hebrea, ni los inmigrados, que en pequeños grupos venían a pedir hospitalidad, tenían fuerza para sobreponerse a los israelitas ni ejercían sobre éstos tal influencia que les impusieran su cultura y su religión. Por eso el legislador viene a considerarlos casi de la misma condición que los hijos de Israel, con los cuales poco a poco se fueron fusionando.
En las diferentes disposiciones acerca de estos dos grupos se debe advertir una pequeña diferencia entre el Deuteronomio y los otros libros de la Ley. En éstos, el indígena tiene el primer lugar en la consideración del legislador y a él se asimila el inmigrado; en cambio, en el Deuteronomio, nunca el indígena se menciona y el inmigrado se cuenta con los pobres, huérfanos y viudas, que tan principal lugar ocupan en la legislación deuteronómica.
Tanto el indígena como el inmigrado están sujetos al mismo derecho penal religioso que el israelita. Si sacrificasen sus hijos a Moloc, serán castigados con la última pena, igual que los hijos de Israel (Lev_20:2ss). Lo mismo si blasfemaran el nombre de Yahvé (Lev_24:16). Esta igualdad ante el derecho penal, en materia religiosa, podría, tal vez, explicarse por la necesidad de imponer respeto a la religión nacional, más bien que por consideración igualitaria de estas clases con los hebreos. Pero es este último el motivo. Lo prueban las restantes disposiciones penales. En el caso de homicidio, igual es la pena para el indígena y el inmigrado que para el hebreo28, y del mismo modo alcanza a todos el asilo en las ciudades de refugio para el caso de homicidio casual o involuntario29. Igual principio rige en la vida religiosa. En efecto, tanto el indígena como el inmigrado son admitidos a la celebración de la Pascua, con tal que antes se circunciden30. Es ésta una gracia muy de notar, a causa de la significación religiosa y nacional de tal solemnidad. Igualmente se les admitía a celebrar la fiesta de los Tabernáculos31, y eran obligados a la observancia del descanso sabático y a celebrar la fiesta de la expiación nacional en el mes séptimo32. Los ritos expiatorios por los pecados individuales son idénticos y una misma la obligación de practicarlos33. La ley de santidad es también igual para los israelitas y para los indígenas e inmigrados34, en particular la ley de no comer carne con sangre, y uno mismo es el rito expiatorio de este pecado35. Unos mismos son, finalmente, los ritos usados en la celebración de los otros sacrificios y el derecho y obligación de ofrecerlos36.
El Deuteronomio desconoce al indígena, sin duda porque le considera ya totalmente incorporado al pueblo israelita. En cuanto al inmigrado, sigue el mismo principio de los otros códigos. Debe concurrir el año séptimo a la fiesta de los Tabernáculos para escuchar la ley de Yahvé36. De la solemne renovación de la alianza, que habría de celebrar Josué en el Garizim, se escribe que con el pueblo entrará el inmigrado que esté en tu campo, desde el que corta la leña hasta el que acarrea el agua, en la alianza que Yahvé, tu Dios, concluye contigo este día, para constituirte un pueblo suyo y ser El tu Dios, según ha prometido y jurado a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.37
Ya se puede colegir por lo dicho cuáles serán las disposiciones de la ley mosaica respecto de los indígenas e inmigrados en el orden social, cuando tan igualitaria se muestra en el orden religioso y penal. No maltratarás al emigrado dice el código de la alianza ni le oprimirás, pues inmigrados fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.38 En este precepto general se comprenden todos los otros preceptos negativos que arriba dejamos anotados respecto del prójimo.
Pero, en este caso, la Ley no se contenta con simples preceptos negativos; exige algo más. Cuando un inmigrante viniese a habitar en medio de vosotros, no le oprimáis; tratad al inmigrante que habita en medio de vosotros como al indígena de en medio de vosotros, y le amarás como a ti mismo, porque también vosotros fuisteis inmigrantes en el país de Egipto. Yo, Yahvé, vuestro Dios.39
He aquí la norma del trato que los hebreos deben dar a aquellos pobres indígenas que vivían sometidos a su dominio y a los que de lejos venían a buscar medios de vida bajo su amparo. El precepto del amor rompe las barreras del nacionalismo y se extiende a los extraños según la sangre, pero unidos por adopción al pueblo de Yahvé. Las obras por que este amor ha de mostrar su eficacia son las mismas que la Ley impone para con los hebreos. Los inmigrados son incluidos en la categoría de los pobres de Israel, que la ley deuteronómica encomienda tanto a la misericordia del pueblo40. También les alcanza el beneficio del descanso sabático41. La Ley prohíbe asimismo darles a usura dinero o vituallas cuando se hallen en necesidad, igual que se prohíbe hacerlo con el hebreo42, y extiende a ellos los privilegios que la Ley concede a los deudores israelitas. Estos no podían ser reducidos a esclavitud perpetua, y tampoco los indígenas e inmigrados, pues la Ley establece formalmente que los siervos han de buscarlos entre los pueblos circunvecinos43.
En una sola cosa estas dos clases de personas no son iguales a los hebreos. Si, habitando en medio de Israel, vinieron a enriquecerse, y un hebreo, obligado por la pobreza, cayere bajo la servidumbre del indígena o inmigrado, tendrá siempre derecho al rescate44. Con esto la Ley no infringe los derechos del acreedor. Provee al honor del pueblo israelita. Digna conclusión de todo este capítulo de la ley mosaica son las palabras del Deuteronomio: Circuncidad vuestros corazones, y no endurezcáis vuestra cerviz, porque Yahvé, vuestro Dios, es el Dios de los dioses, el Señor de los señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no hace acepción de personas ni recibe regalos, que hace justicia al huérfano y a la viuda, que ama al inmigrante y le alimenta y le viste. Amad también vosotros al emigrante, porque inmigrantes fuisteis vosotros en la tierra de Egipto.45
2. Los Advenedizos Y Extranjeros. Los indígenas e inmigrantes eran personas establecidas en Israel e incorporadas, por la circuncisión, al pueblo de Dios. No así los dos grupos que siguen. Estos eran extraños al pueblo, y sobre este principio se basan las normas jurídicas que los alcanzan. Era el advenedizo, tosab, jornalero que de los pueblos circunvecinos, por temporadas, venía a Israel en busca de trabajo, y que no lograba arraigar en el pueblo46. Como jornalero y pobre, la Ley le concede los derechos de los pobres: la parte en los frutos de la tierra en el año sabático47; pero, como extraño, no podrá tener parte en la solemnidad de la Pascua48. Reducido a servidumbre, será siervo perpetuo49 y, con mayor razón que el inmigrante, no podrá adquirir derecho perpetuo sobre los hebreos vendidos por deudas50. Se le concede, sin embargo, derecho de asilo en las ciudades de refugio para los casos señalados por la Ley51.
Los extranjeros, noker y nokeri, aparecen en la Ley como de condición más alta. Se asemejan a los precedentes en ser extraños a Israel, y el legislador se ocupa más de ellos, sin duda por la mayor influencia que podrían tener en la vida del pueblo. No solamente no podían participar del banquete pascual52, pero ni siquiera ofrecer sacrificios en el santuario de Yahvé, porque sus ofrendas están manchadas.53 En cambio, pueden comer carne sin sangrar, y por eso se les puede vender una bestia muerta54. Estas disposiciones demuestran que estos extranjeros no formaban parte de la sociedad israelita. Por esta razón, la Ley intentaba impedir que de modo alguno tuviesen dominio sobre el pueblo de Israel ni aun se mezclaran con él. El texto acerca de la monarquía prohíbe que un extranjero sea constituido rey sobre el pueblo elegido55, y más rigurosamente veda las uniones matrimoniales con los extranjeros56. Asimismo les niega la Ley el derecho de adquirir propiedad sobre siervos hebreos, autorizando el rescate por quienquiera que sea57. En cambio, permite que se les dé a interés58, lo cual no debe maravillar, si se tiene en cuenta que estos extranjeros no eran indigentes, sino negociantes, que fácilmente se convertían en explotadores del pueblo59. La ley del año sabático, que vedaba apremiar a los deudores, no reza tampoco con estos extranjeros, que vivían del tráfico y no de la agricultura60. Finalmente, todos ellos, como sus descendientes, podían ser comprados y retenidos como siervos perpetuos por los hebreos61, en lo cual la Ley se acomoda a las costumbres y leyes generales de la antigüedad.
La suma de cuanto precede se divide en dos capítulos: el primero trata de aquellos pueblos que la Ley considera incorporados a Israel. A éstos aplica el principio del amor del prójimo que el legislador había impuesto al pueblo de Yahvé. Este principio se funda, si no en la comunidad de sangre, en la unidad de religión, lazo poderoso de la vida social.
3. El Mesianismo De Los Profetas. La Ley es preparación y figura del Evangelio. Los profetas, que llevaban muy impresa en el alma la Ley de Dios y sentían vivísimamente que el pueblo no ajustara a ella su vida, se consolaban de esta pena contemplando los días venturosos en que Dios reinaría plenamente sobre Israel. Comenzará el Señor perdonando los pecados de su pueblo y purificándolo de todas sus impurezas62; infundirá en sus corazones un espíritu nuevo y hará que todos le conozcan y le amen.63 De aquí vendrá que la ciudad de Jerusalén será de verdad la ciudad santa64. Por sus calles no pasará jamás el incircunciso y el impuro65; los caminos que a ella conducen serán también santos66. Pero a la manera como los extranjeros venían a Israel, unos para incorporarse a él, otros para sus negocios, sin contar los que venían con intención de avasallarle, de los cuales la Ley no habla, si no es en los capítulos que dedica a las sanciones divinas, así ahora en los días gloriosos del reino de Dios todas las naciones correrán a Jerusalén, trayendo sus tesoros para ofrecerlos a Yahvé y para enriquecer a su pueblo. Dice Isaías: Llamarás a los pueblos que te son desconocidos, y pueblos que no te conocen correrán a ti por Yahvé, tu Dios, por el Santo de Israel, que te glorificará.67 Y con más vivos colores dice el mismo profeta en otra parte: Tus puertas estarán siempre abiertas, no se cerrarán ni de día ni de noche, para traerte los bienes de las gentes con sus reyes por guías al frente, porque las naciones y los vecinos que no te sirvan a ti perecerán y serán exterminados.68 En 2:2ss tenemos otro oráculo, que también leemos en Miqueas: Y correrán a él (al monte de la casa de Yahvé) todas las gentes, y vendrán muchedumbres de pueblos diciendo: Venid, subamos al monte de Yahvé, a la casa del Dios de Jacob, y El nos enseñará sus caminos e iremos por sus sendas, porque de Sión saldrá la Ley y de Jerusalén la palabra de Yahvé.
Concluiremos con el salmo 87, que nos pinta a Jerusalén como la patria de todas las naciones:

Su fundamento está sobre los altos montes;
ama Dios las puertas de Sión
más que todas las tiendas de Jacob.
Muy gloriosas cosas se han dicho de ti,
ciudad de Dios.
Cantaré a Rahab (Egipto)
y a Babilonia entre los que me conocen;
la Filistea y Tiro con los etíopes,
éstos allí nacieron.
De Sión se dirá: Este y el otro allí han nacido,
y el Altísimo mismo es quien la fundó.

Escribirá Yahvé en el libro de los pueblos: Este nació allí.
Y cantarán saltando de júbilo:
En ti están mis fuentes todas.

Entonces se cumplirá lo que dice San Pablo: que en Cristo no hay diferencia entre judío y gentil, porque todos son uno en Cristo69.

1 Exo_20:12; Exo_21:15; Exo_21:17; Exo_20:8; Exo_23:12. 2 Cf. Exo_20:3-4; Exo_34:17. 3 Cf. Lev_7:15-18; Lev_22:29-30. 4 Lev_23:22; Deu_24:19-22. 5 cf. A. Jaussen, Coutumes des árabes au pays de Moab p.255. 6 Exo_20:15. 7 Exo_20:7; Exo_20:16. 8 Cf. Exo_23:1-8; Deu_16:19-20. 9 Cf. Lev_19:34; Deu_10:19. 10 Rom_13:9. 11 Mekhilta, citado por A. Clamer, o.c., c.148. 12 Mt 8:43. 13 Lev_20:10. 14 Cf. Exo_22:28-29; Exo_23:16; Lev_23:10. 15 Lev_17:10. 16 Cf. Herodoto, III 8; Jer_9:25; A. Jaussen, o.c., p.94. 17 Cf. 1Re_18:28. 18 Cf. Is 44,s; Rev_13:16. 19 Cf. Isa_19:3; Deu_18:3; 1Sa_18:3. 20 Cf. Pro_16:31; Pro_20:29; Job_12:12; Job_29:8. 21 Cf. A. Clamer, o.c., p.152. 22 Cf. Exo_20:21; Exo_23:9; Deu_10:19. 23 Ose_12:7; Amo_8:5; Isa_40:12. 24 Pro_11:1. 25 Lev_19:173. 26 Mat_5:43. 27 Luc_10:29. 28 Lev_24:22. 29 Num_35:15; Jos_20:9. 30 Exo_12:19-48s; Num_9:4. 31 Lev_20:42. 32 Lev_16:29. 33 Num_15:29; Num_19:40. 34 Lev_18:26. 35 Lev I7:12s. 36 Deu_31:12. 37 Deu_29:103; Jos_8:33. 38 Exo_22:20; Exo_23:9. 39 Lev_19:33s. 40 Deu_14:21. 41 Exo_20:10; Exo_23:12; Deu_5:14. 42 Lev_25:35-37. 43 Lev_25:44s. 44 Lev_25:47s. 45 Deu_10:16s. 46 Lev_25:40. 47 Lev_25:6. 48 Exo_12:45. 49 Lev_25:45. 50 Lev_25:47. 51 Num_35:15. 52 Exo_12:43. 53 Lev_22:25. 54 Deu_14:21. 55 Deu_17:15s. 56 Exo_34:15. 57 Lev_25:47. 58 Deu_23:20. 59 Pro_5:93; Ecl_6:2. 60 Deu_15:3. 61 Lev_25:45. 62 Jer 31:34; 33:8; 50:20. 63 Jer 31:33. 64 Isa_48:2; Isa_52:1. 65 Isa_35:8; Isa_52:1. 66 Isa_35:8. 67 Isa_55:5. 68 Isa_60:11s. 69 Gal_3:28.

Nuevo Comentario Bíblico Siglo XXI (Editorial Mundo Hispano, 2019)



El carácter social de Israel

Este capítulo sobresale entre los distintivos más ricos de la ética del AT, junto con pasajes como Deut. 23-25; Sal. 15; Amós 5; Miq. 6:6-8; Job 31; Eze. 18; Isa. 58. Sería bastante provechoso estudiarlo usando una Biblia con referencias, ya que muchas de sus leyes se explican un poco más en Deut. y se hace eco de ellas en los Sal., Prov. y en los profetas. Incluye y se explaya en todos los Diez Mandamientos en una manera u otra, y también los condensa en lo que Jesús denominó el segundo mandamiento más grande en la ley, y al cual Pablo se refirió en esencia: amarás a tu prójimo como a ti mismo (v. 18; cf. Mat. 22:37-40; Rom. 13:8-10). Con su introducción bien definida (v. 2), su conclusión aplastante (v. 37) y su estilo conciso y notable, probablemente haya funcionado como un catecismo para su fácil enseñanza y aprendizaje en cuanto a las responsabilidades familiares y sociales. Es un capítulo que influyó grandemente sobre las prioridades de la enseñanza de Jesús, y también está detrás de algo de la carta de Stg.

2 El capítulo está encabezado con el lema de esta mitad de Levítico: Sed santos, porque yo, Jehovah vuestro Dios, soy santo. El resto del capítulo disipa cualquier idea de que la santidad en el AT era meramente un asunto de pureza ritual. Tenía que mostrarse en toda área de la vida práctica: Desde la punta de la barba hasta la última esquina de sus tierras. Por lo mismo, la santidad no era algo que uno buscaba alejándose de la vida diaria para refugiarse dentro de un santuario religioso. La santidad significaba transformar la vida diaria con la calidad de conducta que era absolutamente diferente de las costumbres del mundo que los rodeaba.

3, 4 Estos versículos combinan el quinto, cuarto y segundo mandamientos. El lugar central de la familia en la vida social de Israel está indicado en la prioridad que se da al respeto a los padres (incidentalmente nótese que la madre no sólo está incluida sino que se le menciona primero). La misma escala de valores se observa en Deut. 27:15, 16. El hecho de que la ley del sábado se incluya conjuntamente con el deber de los hijos para con los padres (v. 3), y más adelante otra vez en conjunto con las responsabilidades de los padres para con sus hijos (vv. 29, 30), refleja el beneficio que otorgaba la ley del sábado para la vida familiar en general. No era una simple observancia religiosa sino una institución socialmente muy importante y económicamente proteccionista. Desacato o negligencia del principio de un día de descanso y cesación de la actividad económica se vinculaba con la ambición y la explotación a los pobres (Amós 8:4-6; Isa. 58), lo cual era particularmente destructivo para las familias (Miq. 2:1, 2, 9). Dichos males sociales van de la mano con la idolatría (v. 4), ya sea del baalismo cananeo o del consumismo moderno.

5-8 Esto pareciera como si fuera una parte de la ley del sacrificio extraviada de su contexto apropiado en la primera parte del libro. Sin embargo, la razón para su repetición aquí en medio de un capítulo dedicado principalmente a asuntos sociales, quizá sea porque los sacrificios de paz eran los sacrificios más sociales de todos. La carne tenía que ser consumida dentro de dos días y compartirse con la familia, amigos y vecinos. Esto inculcaba un espíritu generoso en la comunidad, lo cual está de acuerdo con las leyes que siguen a continuación.

9, 10 Las leyes de la siega (cf. 23:22; Deut. 24:19-22) eran parte del sistema israelita de bienestar social para proveer a los pobres (es decir, aquellos que no contaban con la seguridad normal de una familia; por ejemplo, las viudas y los huérfanos) y quienes no tenían terrenos y tenían que vivir de vender su mano de obra o habilidades (extranjeros, levitas, obreros). Al igual que esta ayuda anual, también contaban con los beneficios del diezmo trienal sobre los productos, lo cual se guardaba como alimentos para distribuirlo entre los necesitados (Deut. 14:28, 29), y el uso libre de los productos de la tierra cada siete años (año sabático; Ex. 23:10, 11).

Por lo tanto, el aliviamiento de la pobreza en Israel estaba insertado dentro de las estructuras económicas y legales; no se dejaba como un asunto de caridad privada. Esta ley, típica del AT, toca el asunto pero no desde una perspectiva de derechos sino de responsabilidades. Es decir, la ley presupone el derecho a espigar, pero también ordena a los terratenientes que se aseguren de que haya algo que espigar. Boaz es un modelo de esto en la práctica (Rut 2).

Aquellos que poseían terrenos (y otros recursos productivos) quizá no eran responsables por la condición crítica de los pobres (aunque los profetas sutilmente señalaron que su ambición y explotación podía haber contribuido a ello), pero sí eran responsables ante Dios para tratar de aliviarla. De este modo, esta ley coloca la posesión de recursos dentro de un marco del deber para con Dios y otros, y rechaza la idea que la propiedad privada es un derecho absoluto, dándole a uno el derecho de obtener hasta el último centavo como ingreso o ganancia en base a las propiedades personales. Sería algo cómico pensar que en la economía agrícola moderna esta ley prohibiera la eficiencia de la cosecha combinada. El punto es que, cualquiera sea el sistema económico, debe haber provisión adecuada para los pobres. La propiedad confiere responsabilidades, no sólo privilegios. Y este es el significado práctico de la santidad.

11-18 La responsabilidad ante Dios con respecto al prójimo también es el tema de estos versículos. Cubren una amplia gama de asuntos sociales, pero están unidos por la repetición de Yo, Jehovah (vv. 12, 14, 16, 18). Esto muestra claramente que el segundo gran mandamiento: de amar al prójimo (v. 18), inevitablemente refleja el primero: amar y temer a Dios. En 1 Jn. 4:20, 21 se capta bastante bien el énfasis de estos versículos.

Jesús no fue el único que mostró la profunda pertinencia de la ley. El octavo, noveno y tercer mandamientos están resumidos dentro de los vv. 11 y 12, y manifiestan su pertinencia en relación con cualquier forma de engaño o decepción en general; y en las relaciones de empleo en particular. En 6:2-7 ya se había señalado todo ese tipo de conducta como infidelidad contra Jehovah. En Israel, los juramentos que involucraban el nombre de Dios se usaban para cerrar contratos y otros compromisos. Por lo mismo, el no cumplir dichos arreglos deshonraba a Dios al mismo tiempo que defraudaba a la otra parte. Aprovecharse de la labor de una persona para después no pagarle adecuada o prontamente era equivalente a robar (v. 13; cf. Jer. 22:13).

En muchas partes del mundo la clase obrera aún es el sector más vulnerable y explotado económicamente hablando. La aplicación de una legislación aunque sea mínima como el v. 13b, la cual por lo menos permite que el obrero compre su comida de la tarde y no se vaya a la cama con hambre, transformaría la vida de millones. Deut. 24:14, 15 también insiste en que la ley debe aplicarse a los emigrantes o trabajadores-forasteros, uno de los grupos más explotados, tanto en el mundo antiguo como en el moderno. Jesús usó la condición crítica de dicha gente para ilustrar un grado de generosidad mucho más alto, aun más allá de las demandas legales (Mat. 20:1-16). De nuevo, el AT por lo general preserva la dignidad de los derechos (en este caso los derechos de los trabajadores) en forma de responsabilidades. De igual manera, los derechos humanos de los minusválidos se expresan en el mandamiento de no burlarse o aprovecharse de ellos (cf. Deut. 27:18; Prov. 17:5). Esto también es santidad.

La santidad demanda justicia en la comunidad local (vv. 15-18). En el Israel de antaño, la administración de la justicia estaba en las manos de los ancianos de cada vecindario. Por eso era vital que su integridad no fuera maleada por el favoritismo (v. 15), las malas intenciones o el falso testimonio entre el público en general (v. 16). La traducción: No atentarás contra la vida de tu prójimo es un buen consejo, pero no transmite lo que el heb. significa. La frase realmente se refiere a la acción del tribunal que amenazaba a alguien con un castigo capital. Así que la armonía de una comunidad dependía no sólo de los profesionales, sino de la conducta apropiada de todos al evitar la calumnia, el odio, la venganza y hasta el rencor. (El v. 17a debiera disipar cualquier malentendido en cuanto a que la ley del AT sólo se preocupaba con asuntos externos, y que Cristo fue el primero en condenar el pecado del corazón.) En la sociedad actual es muy común culpar a los tribunales, la policía y a los trabajadores sociales de todos los males existentes, mientras que al mismo tiempo se trata de ignorar la verdadera raíz del malestar de cualquier sociedad. Por lo tanto, el contexto del segundo gran mandamiento nos muestra que amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos no es sólo un asunto de sentimientos privados o generosidad interpersonal, sino de ética social práctica en la arena pública, incluyendo el proceso legal. Esto también es santidad.

19 La santidad que tomó una forma distintiva en el área social también debía reflejarse simbólicamente. En las leyes sobre los animales limpios e inmundos pudo observarse que era una prioridad sacerdotal el evitar todo tipo de mezclas desnaturalizadas de las diversas clases. Las tres normas en este versículo surgen del mismo interés. La separación religiosa de Israel se reflejaba por observar algunas separaciones prácticas en la vida ordinaria. La validez de dichas normas caducó para los cristianos al mismo tiempo que las leyes sobre la comida; es decir, cuando la distinción entre judíos y gentiles fue abolida en Cristo (ver discusión sobre el cap. 11).

20-22 Técnicamente, en Israel el adulterio consistía de relaciones sexuales entre un hombre y una mujer casada o una mujer prometida para casamiento (Deut. 22:22-24). Si la mujer que estaba por casarse era una esclava que aún no había sido redimida (es decir, libre), técnicamente todavía era propiedad de su amo; aún no era considerada completamente una esposa o novia que fuera libre. Así que, según la ley, la ofensa no era considerada como adulterio. Sin embargo, el mal moral del acto se señalaba por los requerimientos de una ofrenda por la culpa, la que por definición también demandaba restitución a las partes perjudicadas. De esta manera se reconoce tanto la dimensión vertical como la horizontal de la ofensa.

23-25 La santidad requería consagrar completamente a Dios toda la vida, las posesiones, los recursos y acciones. En las cosas materiales esto incluía el diezmo de los productos, la ofrenda de las primicias a Dios (Exo. 23:19; Deut. 26:1-15) y la consagración de los primogénitos de los animales (Exo. 34:19, 20; Deut. 15:19-23). Esta ley ampliaba el principio hasta incluir los árboles frutales, los cuales tomaban unos cuantos años antes de alcanzar su potencialidad de dar fruto que valiera la pena. El fruto del cuarto año debía ser considerado como los primeros frutos.

26-31 El enfoque principal de la mayor parte de esta sección es el excluir ritos y prácticas que estuvieran asociados con la religión pagana de los cananeos, particularmente aquellos que deformaban física y moralmente. El abuso del cuerpo en nombre de la religión es una aberración humana bastante extendida. El AT, con su alta perspectiva en cuanto a lo bueno del cuerpo como creación de Dios, no lo permitía. El NT refuerza el principio con la afirmación de que el cuerpo del cristiano es templo del Espíritu Santo (1 Cor. 6:19, 20).

32 El honor al anciano es característico de la preocupación que muestran las leyes del AT por los grupos de personas que pudieran ser vulnerables a un pobre trato por la sociedad; otros ejemplos serían los hijos (cf. v. 29), los emigrantes o extranjeros (vv. 32, 33), los minusválidos (v. 14) y los que no tenían casa (viudas y huérfanos). La sociedad que pierde respeto por Dios (v. 32b) rápidamente pierde ese respeto profundo y sagrado por la vida humana que protege a aquellos de quienes de otra manera se pudiera prescindir (tales como los que aún no han nacido, los niños y los ancianos). Parte de la tragedia irónica de Job fue que habiendo sido muy cuidadoso en su defensa de dichos grupos, él mismo llegó a ser víctima de exclusión y burla a causa de su enfermedad (cf. Job 29:7-17 con 30:1, 9, 10).

33, 34 El mismo principio se aplica a esta trascendente ley. El AT a menudo es criticado por proyectar una actitud exclusivista y negativa para con las naciones extranjeras adyacentes a Israel y por su insistencia en la separación de Israel, tanto que fácilmente se pasa por alto el sorprendente énfasis en la ley israelita sobre el trato justo y compasivo para los extranjeros que vivían entre el pueblo de Israel. Esta es una de muchas leyes (Exo. 12:48 ss.; 22:21; 23:9; Deut. 10:18 ss.; 14:29; 24:14, 17; 27:19; cf. Sal. 146:9; Job 29:16). Esta igualdad ante la ley era un principio que abarcaba tanto el ser incluidos en los beneficios del sistema de sacrificios (Núm. 15:15 ss.; 26) y de las fiestas anuales (Deut. 16:11, 14), como también la responsabilidad por sus actos (24:16, 22; Núm. 15:27-31).

Es asombroso descubrir esta explícita igualdad legal para los extranjeros en la ley del antiguo Israel en vista de su ausencia, hasta relativamente hace poco, en la legislación de los países modernos. Y aun donde existen leyes para la igualdad racial, la práctica real en la sociedad y de los funcionarios públicos deja mucho que desear. Esta ley tiene una poderosa pertinencia moral en relación con los asuntos apremiantes de los derechos y el trato de las minorías étnicas, refugiados, obreros emigrantes, los que buscan asilo, etc. De hecho, su fuerza moral está al mismo nivel del segundo gran mandamiento en la ley, ya que el mandato de lo amarás como a ti mismo (hablando del extranjero, v. 34) está parafraseado casi idénticamente al v. 18. También tiene la misma sanción (Yo, Jehovah, vuestro Dios) y la motivación adicional de la propia experiencia de Israel en cuanto a opresión y liberación. Y esto también es santidad.

35, 36 Por último, la santidad debe gobernar el mundo de los negocios y del mercado. La preocupación de Dios por la justicia económica y la honestidad comercial iguala su interés por la integridad e imparcialidad en el sistema legal. Por supuesto, ambas preocupaciones van de la mano ya que en Israel (como todavía en muchas partes del mundo) quienes monopolizaban el comercio también podían corromper los tribunales. Los que mayor éxito tenían en defraudar en los negocios eran aquellos que podían confabularse con las autoridades, ya sea con los policías corruptos de la localidad, los respetados comerciantes o grupos legales. Todo tipo de deshonestidad, desde un puesto en el mercado hasta el intercambio internacional, es abominación a los ojos de Dios (ver Deut. 25:13-15); es el mismo término que se aplica a las perversiones sexuales y al abuso de niños (ver también Amós 8:5; Miq. 6:10; Jer. 5:1; Prov. 20:10, 23). Es con esta perspectiva que los cristianos deben preocuparse de la injusta desproporción de la economía mundial y la deuda de los países del Tercer Mundo.

Este capítulo sobresale por su amplio y profundo discernimiento moral. Alude a los pensamientos del corazón y a las acciones del cuerpo, la conducta privada y pública, y casi toca todas las áreas principales de la vida social en una comunidad. La aplicación de algunas de sus leyes transformaría la vida de millones en el mundo actual. Y cuanto más reflexiona uno sobre el asunto, más se da cuenta de que aparentemente muchos cristianos ni siquiera se acercan a las normas propuestas siglos antes de Cristo (sin mencionar lo que Cristo expresara sobre el asunto en el Sermón del monte).

King James Version (KJVO) (1611)



Chapter XIX.

1 A repetition of sundry Lawes.
1 And the Lord spake vnto Moses, saying,
2 Speake vnto all the Congregation of the children of Israel, and say vnto them, [ Lev_11:44; Lev_20:7; 1Pe_1:16.] Ye shalbe holy: for I the Lord your God am holy.
3 Yee shall feare euery man his mother, and his father, and keepe my Sabbaths: I am the Lord your God.
4 Turne ye not vnto idoles, nor make to your selues molten gods: I am the Lord your God.
5 And if ye offer a sacrifice of peace offerings vnto the Lord, ye shall offer it, at your owne will.
6 It shall be eaten the same day ye offer it, and on the morrow: and if ought remaine vntill the third day, it shalbe burnt in the fire.
7 And if it be eaten at all on the third day, it is abominable; it shall not be accepted.
8 Therefore euery one that eateth it, shal beare his iniquitie, because he hath prophaned the halowed thing of the Lord; and that soule shalbe cut off from among his people.
9 And [ Lev_23:22.] when ye reape the haruest of your land, thou shalt not wholly reape the corners of thy field, neither shalt thou gather the gleanings of thy haruest.
10 And thou shalt not gleane thy vineyard, neither shalt thou gather euery grape of thy vineyard; thou shalt leaue them for the poore and stranger: I am the Lord your God.
11 Ye shall not steale, neither deale falsly, neither lie one to another.
12 And ye shall not [ Exo_20:7; Deu_5:11; Mat_5:34; Jam_5:12.] sweare by my Name falsly, neither shalt thou prophane the Name of thy God: I am the Lord.
13 [ Ecc_10:7; Deu_24:14; Tobi. 4.15.] Thou shalt not defraud thy neighbour, neither rob him: the wages of him that is hired, shal not abide with thee all night, vntill the morning.

[Diuers lawes, and ordinances.]

14 Thou shalt not curse the deafe, [ Deu_27:18 .] nor put a stumbling blocke before the blind, but shalt feare thy God: I am the Lord.
15 Ye shall doe no vnrighteousnes in iudgement; thou shalt not [ Exo_23:3 ; Deu_1:17 ; Deu_16:16 ; Pro_24:23 ; Jam_2:9 .] respect the person of the poore, nor honour the person of the mightie: but in righteousnesse shalt thou iudge thy neighbour.
16 Thou shalt not goe vp and downe as a tale-bearer among thy people: neither shalt thou stand against the blood of thy neighbour: I am the Lord.
17 [ 1Jo_2:11 ; Mat_8:5 ; Sir_19:13 .] Thou shalt not hate thy brother in thine heart: thou shalt in any wise rebuke thy neighbour, [ Or, that thou beare not sinne for him .] and not suffer sinne vpon him.
18 Thou shalt not auenge nor beare any grudge against the children of thy people, [ Mat_5:43 ; Mat_22:39 ; Rom_13:9 ; Gal_5:14 ; Jam_2:8 .] but thou shalt loue thy neighbor as thy selfe: I am the Lord.
19 Yee shall keepe my Statutes: Thou shalt not let thy cattell gender with a diuerse kinde: Thou shalt not sowe thy field with mingled seed: Neither shall a garment mingled of linnen and woollen come vpon thee.
20 And whosoeuer lieth carnally with a woman that is a bondmaid, [ Or, abused by any. Hebrew: reproched by[or for.]man.] betrothed to an husband, and not at all redeemed, nor freedome giuen her, [ Or, they. Hebrew: there shall bee a scourging .] she shall be scourged: they shall not be put to death, because she was not free:
21 And he shall bring his trespasse offering vnto the Lord, vnto the doore of the Tabernacle of the Congregation, euen a ramme for a trespasse offering.
22 And the Priest shall make an atonement for him with the ramme of the trespasse offering before the Lord for his sinne which hee hath done: and the sinne which he hath done shall bee forgiuen him.
23 And when yee shall come in to the land, and shall haue planted all maner of trees for food, then ye shall count the fruit therof as vncircumcised: three yeeres shall it be as vncircumcised vnto you: it shall not be eaten of.
24 But in the fourth yeere all the fruit thereof shall be [ Holines of praises to the LORD.] holy to praise the Lord withall.
25 And in the fift yeere shall ye eate of the fruit thereof, that it may yeelde vnto you the increase thereof: I am the Lord your God.
26 Ye shall not eate any thing with

[Diuers lawes, and ordinances.]

the blood, neither shall ye vse inchantment, nor obserue times.
27 [ Lev_21:5 .] Ye shall not round the corners of your heads, neither shalt thou marre the corners of thy beard.
28 Ye shall not [ Deu_14:1 .] make any cuttings in your flesh for the dead, nor print any markes vpon you: I am the Lord.
29 Doe not [ Hebrew: prophane.] prostitute thy daughter, to cause her to be a whore, lest the land fall to whoredome, and the land become full of wickednesse.
30 Ye shall keepe my Sabbaths, and reuerence my Sanctuary: I am the Lord.
31 Regard not them that haue familiar spirits, neither seeke after Wizards, to be defiled by them: I am the Lord your God.
32 Thou shalt rise vp before the hoary head, and honour the face of the old man, and feare thy God: I am the Lord.
33 And [ Exo_22:21 .] if a stranger soiourne with thee in your land, yee shall not [ Or, oppresse.] vexe him.
34 [ Exo_22:21 .] But the stranger that dwelleth with you, shalbe as one borne amongst you, and thou shalt loue him as thy selfe, for ye were strangers in the land of Egypt: I am the Lord your God.
35 Ye shall doe no vnrighteousnes in iudgment, in meteyard, in weight, or in measure.
36 [ Pro_11:1 ; Pro_16:11 ; Pro_20:10 .] Iust ballances, iust [ Hebrew: stones.] weights, a iust Ephah, and a iust Hin shall ye haue: I am the Lord your God, which brought you out of the land of Egypt.
37 Therefore shall ye obserue all my Statutes, and all my Iudgements, and doe them: I am the Lord.

La Biblia de Nuestro Pueblo (Liturgical Press, 2006),

Preceptos diversos. Nos encontramos con una larga lista de preceptos que a simple vista carecen de unidad, pues hay una mezcla de preocupaciones morales, éticas y religiosas, incluso agrarias, que hoy podríamos llamar ecológicas. Pese a la variedad de todos estos preceptos, la unidad entre ellos está dada por una sola preocupación: «Sean santos porque yo, el Señor, su Dios, soy santo» (2). En torno a ella, cada aspecto de la vida humana, sea religioso, social, moral o ético, se orienta a santificar el Nombre de Dios, con lo cual se adquiere también la santidad personal.
Lo novedoso de este capítulo es que entre las preocupaciones de índole religiosa (1-8) y las de índole más general, como el cuidado por mantener la armonía en aspectos agropecuarios (19.23-25) y de presentación personal (27s), se encuentra un conjunto de normas que tienen que ver con las relaciones justas respecto al prójimo (9-18) que alcanzan su máxima expresión en el versículo 18: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», texto citado por el mismo Jesús como el culmen y centro de la Ley y los Profetas, junto con el amor a Dios (Mat_22:39).
Otra novedad es el llamado a ser justo con el extranjero, con el emigrante, y a amarlo también como a uno mismo (33s), porque «fueron emigrantes en Egipto» (34b). En muchos otros pasajes, incluso del mismo Levítico, el prójimo parece referirse sólo a los miembros del mismo pueblo, pero no aquí. Amar a Dios, santificar su Nombre y hacer su voluntad no pueden desligarse del amor al prójimo, al paisano y al extranjero, y del amor y respeto por la creación.

Torres Amat (1825)



[2] 1 Pe 1, 16; Lev 11, 44.

[9] Los rabinos dicen que se debe dejar para los pobres al menos una sexagésima parte de las espigas y lo mismo en las viñas y olivares. Esta parece que fue la costumbre entre los israelitas.

[17] Corrígele clara y fraternalmente, dile en qué te ha agraviado y no mantengas el odio en tu corazón.

[18] Ni en privado ni en juicio debes desear la venganza para desfogar tu odio y rencor. Amarás a tu amigo se entiende como el prójimo, por consiguiente, todos los hombres.

[23] En los tres primeros años.

[26] Los gentiles trataban de averiguar el futuro por el canto de las aves, el vuelo y la manera de comer, entre otros.

[27] Los ammonitas, idumeos y moabitas se cortaban el cabello en la parte inferior de la cabeza, dejándolo en la parte superior, donde formaba una corona. Esto y la manera de cortarse la barba eran una superstición, en obsequio de sus ídolos. Jer 9, 26; 25, 23.

[28] Los gentiles creían aplacar a los dioses infernales en el duelo de las personas que amaban con la sangre de estas incisiones. Jer 16, 6; 40, 5; Ez 5, 1.

Libro del Pueblo de Dios (San Pablo, 1990)



9-10. Esta costumbre se remonta sin duda a una concepción antigua según la cual había que dejar algo a los espíritus del campo, para no poner en peligro la próxima cosecha. La ley israelita transformó esta costumbre en una prescripción de carácter social.

18. Ver Mat_22:39.

19. Estas tres prohibiciones condenan ciertas prácticas a las que se atribuía un significado mágico.

23-25. Esta prescripción es semejante a la prohibición de comer los frutos de la nueva cosecha antes de ofrecer las primicias (23. 14): el hombre no puede comer los productos del campo o del rebaño sin haber devuelto antes lo que pertenece a Dios, de quien procede la fecundidad.

26-28. La adivinación, la hechicería y los ritos condenados en los vs. 27-28, eran frecuentes entre los cananeos.

Sagrada Biblia (Conferencia Episcopal Española, 2011)

*19 Es como el Decálogo de la Ley de Santidad. Combinando y completando varias series antiguas, se proveyó a esta ley de un código completo de obligaciones del israelita para con Dios y para con el prójimo, exceptuando las ya tratadas en Lev 17:1-16; Lev 18:1-30.

Reina Valera (Sociedades Bíblicas Unidas, 1960)

No contaminarás a tu hija haciéndola fornicar,r para que no se prostituya la tierra y se llene de maldad.

r Deu 23:17.

Dios Habla Hoy (Sociedades Bíblicas Unidas, 1996)



Dios Habla Hoy 1996 Notes:



[1] 19.2 Ex 19.6; Lv 11.44-45; Mt 5.48; 1 P 1.16.

[2] 19.18 Mt 22.39; Mc 12.31,33; Lc 10.27; Ro 13.9; Gl 5.14; Stg 2.8.

[3] 19.23 No deberán cortar: lit., será para ustedes incircunciso.

Biblia Textual IV (Sociedad Bíblica Iberoamericana, 1999)

prostituya...Deu 23:17.

Biblia Latinoamericana (San Pablo, 1995)



[=] *Dt 23:18