Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)
6. Nuevas Prescripciones Sacrificiales.
T enemos en los c.6-7 un nuevo apéndice a las prescripciones anteriores sobre los sacrificios. El estilo es diferente del de las secciones anteriores, y el mismo orden de los sacrificios es también diverso.
La Ley del Holocausto (1-6).
1
Yahvé habló a Moisés, diciendo: Manda a Aarón y a sus hijos y diles: 2
Esta es la ley del holocausto; el holocausto arderá sobre el hogar del altar de la noche a la mañana, y el fuego del altar se tendrá siempre encendido. 3
El sacerdote, revestido de la túnica de lino y puestos sobre su carne los calzones de lino, quitará la ceniza que deje el fuego que consumió el holocausto, y la pondrá al lado del altar; 4
luego, quitándose esas vestiduras y poniéndose otras, llevará la ceniza fuera del campamento a un lugar puro, 5
El fuego arderá siempre en el altar, sin apagarse; el sacerdote lo alimentará con leña todas las mañanas, pondrá sobre ella el holocausto y quemará allí el sebo de los sacrificios pacíficos. 6
Es fuego perenne que ha de arder en el altar sin apagarse.
En esta prescripción se insiste en la necesidad de mantener el fuego en el altar de los holocaustos durante la noche, pues como en ese tiempo no se ofrecían nuevos sacrificios, era de temer que se apagara. En
Lev_9:24 se dice que descendió fuego del cielo para quemar el holocausto sobre el altar. En la dedicación del templo de Salomón se renovó el prodigio1, y el fuego se mantuvo hasta la destrucción de Jerusalén por los babilonios en 587 a.C. El autor del II de los Macabeos se hace eco de una tradición según la cual, al entrar los babilonios, los sacerdotes ocultaron el fuego en una caverna. Nehemías reunió allí a los sacerdotes y los asperjó con el agua encontrada en la gruta, y después milagrosamente se encendió el fuego2. Entre los antiguos había gran preocupación por conservar el fuego sagrado, sobre todo entre los persas3. En Roma, las vestales no tenían otra finalidad que conservar el fuego sagrado. Pero, entre los hebreos, el fuego no tenía ninguna relación directa con la divinidad, y, por tanto, no era
sagrado, sino que era un medio de combustión de las víctimas sobre el altar de Yahvé.
La Ley de la Oblación (7-11).
7
Esta es la ley de la oblación: Los hijos de Aarón los presentarás a Yahvé ante el altar. 8 El sacerdote tomará un puñado de flor de harina con su aceite y todo el incienso puesto sobre la ofrenda, y lo quemará en el altar, en olor de suavidad, como memorial a Yahvé. 9
Lo que resta de la ofrenda lo comerán Aarón y sus hijos. Lo comerán sin levadura, en lugar santo, en el atrio del tabernáculo de la reunión. 10
No se cocerá con levadura. Es la parte que yo les destino de mis ofrendas de combustión; cosa santísima, como el sacrificio por el pecado y el sacrificio por el delito,11
Lo comerán los varones hijos de Aarón. Es ley perpetua para vuestros descendientes sobre las ofrendas hechas a Yahvé por el fuego. Quienquiera que la toque se santificará.
Se destaca lo concerniente a los derechos de los sacerdotes. Lo demás es igual a la ley del c.2. Sólo los sacerdotes pueden participar de la oblación sagrada ofrecida a Yahvé. Es un caso análogo a los sacrificios por el
pecado y por el
delito. En los sacrificios pacíficos podían participar de parte de la víctima los oferentes, incluidas las mujeres4. Pero la
oblación es una cosa tan santa en su totalidad, que
quienquiera que la toque se santificará (v.11). Lo santo es contagioso5. El que se
santificare quedaría como
consagrado a Yahvé, con ciertas obligaciones, como los sacerdotes6, y debía liberarse de ellas, si quería, por cierto rescate7.
La Ley de la Oblación el Día de la Unción del Sumo Sacerdote (12-16).
12
Yahvé habló a Moisés, diciendo: 13
He aquí la ofrenda que han de hacer Aarón y sus hijos el día de su unción: un décimo de efah de flor de harina, como oblación perpetua, la mitad por la mañana y la mitad por la tarde. 14
Se freirá en la sartén, amasada con aceite, y la ofrecerá caliente en suave olor a Yahvé. 15
Es la ley perpetua ante Yahvé; toda se quemará. l6
Toda oblación de sacerdote se quemará toda, no se comerá.
Esta
oblación se ha de ofrecer en la
unción de Aarón y sus sucesores. La cantidad es de un décimo de
efah (unos 3 kg.). No se especifica si esta ofrenda ha de ser sólo el día de la unción o todos los días por el sumo sacerdote, pues en el v.13 se habla de oblación
perpetua. Parece que la tradición favorece esta última interpretación8. La ofrenda debe ser quemada
totalmente sobre el altar, pues el sacerdote no había de aprovecharse de su propia oblación. Según Flavio Josefo, el sumo sacerdote en su tiempo hacía a sus expensas dos veces al día una oblación. Era de flor de harina con aceite y ligeramente tostada; una mitad la echaba al fuego por la mañana, y la otra mitad por la tarde9.
El Sacrificio por el Pecado (17-23).
17
Yahvé habló a Moisés, diciendo: 18
Di a Aarón y a sus hijos: Esta es la ley del sacrificio por el pecado. Se inmolará donde se inmola ante Yahvé el holocausto. Es cosa santísima. 19
El sacerdote que la ofrece, la comerá en lugar santo, en el atrio del tabernáculo de la reunión. 20
Quienquiera que tocare la carne, se santificará. Si la sangre mojara alguna vestidura, será lavada en lugar santo. 21
La vasija en que se cueza, si es de barro, se romperá; si es de bronce, se fregará, y lavará en agua. 22
La comerán los varones de los sacerdotes; es cosa santísima. 23
Pero no se comerá nunca víctima expiatoria cuya sangre se haya de llevar al tabernáculo de la reunión para hacer la expiación del santuario; será quemada al fuego.
Se destaca el carácter santo de la víctima ofrecida por el
pecado, pues ha de ser comida en lugar sagrado, y sólo por los sacerdotes, y todo lo que la toque quedará
santificado. Los vestidos que hayan sido salpicados de su sangre deben ser cuidadosamente lavados lo mismo la vasija de bronce en que se haya cocido; pero la de barro por ser porosa, y, por tanto, no fácilmente purificable, debe ser rota. En el sacrificio de la
expiación en que la sangre haya de ser llevada dentro de la tienda de la reunión (es decir, cuando es por el pecado del sumo sacerdote o de la asamblea del pueblo) debe ser consumido totalmente sobre el altar, y los sacerdotes no pueden participar de esa víctima10.
1 Cf. 2 Par 7:1s. 2 Cf. 2 Mc 1:19-22. 3 Cf. Dhorme: RB (1913) p.22. 4 Cf.
Lev_10:14;
Lev_22:12-13. 5 Cf.
Exo_29:37;
Exo_30:29. 6 Cf.
Lev_21:1-18. 7 Cf.
Lev_100:27. 8 Cf.
Eco_45:14 9 Fl. Josefo,
Ant.
Iud. III 10,7. 10 Cf.
Lev_4:12;
Lev_4:21;
Lev_16:27